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🪐

SeungMin sabía que adaptaría este oneshot y por ello lanzó 'Stars and Raindrops' 😭🤌🏼

—Saturno es muy lindo, ¿No te parece? —aquella voz a su espalda lo hizo saltar, con el corazón acelerado a mil por hora—. ¿Sabías que allí llueven diamantes? Lástima que es un gigante gaseoso que el hombre nunca podrá visitar, porque debería ser muy bonito e interesante tener un anillo con los diamantes de Saturno, ¿No crees? —continuó, mientras miraba aquella maqueta colgante de Saturno, con sus anillos y unas cuantas lunas a su alrededor, era tan grande que ocupaba una gran parte del techo y se podía recorrer por toda la habitación.

—Maldito nerd, este lugar está cerrado —dijo SeungMin en tono brusco, llevaba limpiando allí poco más de una hora de las doscientas que tenía que cumplir, y desde hacía cuarenta minutos las luces se prendían y apagaban, escuchaba pasos y ruidos extraños que le hicieron rezar todas las oraciones que creía haber olvidado de pequeño, todo para resultar en aquel sabelotodo con corte de niño que se notaba que no tenía nada mejor que hacer un viernes a las diez de la noche que pasearse por un aburrido planetario—. ¿Cómo mierda entraste? Llamaré a seguridad.

Oh, ¿Quieres el número de Christopher? —ofreció aquel niño bonito con ojitos de ciervo.

—¿Quién?

—El hombre de seguridad, es mi amigo, se llama Christopher Bang, ¿Eres nuevo? —preguntó, ladrando su cabeza—. Soy Lee-...

—Me importa un bledo, tienes que irte de aquí, está cerrado, tu amigo no debería dejarte pasar en primer lugar. —lo interrumpió.

—¿Cómo te llamas? —el otro parecía ignorar completamente su tono de voz amenazante.

—Kete.

—¿Kete?

—Qué te importa.

El chico nerd soltó una carcajada sincera, SeungMin lo miraba con el ceño fruncido.

—Eres gracioso. —dijo, con una sonrisa que era muy hermosa, un oyuelos se marcaba en sus pecosas mejillas.

—Kim SeungMin. —se presentó finalmente, en voz baja.

Oh, qué lindo nombre, yo soy Felix —hizo una reverencia—, soy uno de los guías del planetario.

—¡¿Trabajas aquí?! ¿Por qué no me dijiste eso desde un principio? —ahora sentía vergüenza de echarlo—. El lugar está cerrado igual, ¿Porqué estabas dando vueltas? ¿Para asustarme o qué?

Oh, no quería asustarte, lo siento —Felix le puso ojitos de perrito, a Seung le molestaba que tuviera ojos tan bonitos—. Es que a la noche me gusta recorrer el planetario, así me aprendo mejor todo el lugar para el día siguiente. A demás está muestra de Saturno es nueva, entonces tengo que conocerla a la perfección para hacer la guía perfectamente.

SeungMin frunció el ceño.

—¿Haces eso todas las noches? —preguntó.

—Bueno, no todas, a veces mamá me invita a cenar a un lugar especial y no me puedo quedar aquí hasta tan tarde, y los domingos el Planetario no abre, pero diría que unas cinco veces a la semana, sí.

SeungMin frunció aún más el ceño e hizo una mueca, aquel chico era bastante raro para su gusto, y decidió ir a limpiar a otra sala, escuchó aquel joven despedirse con emoción, pero él ni siquiera se molestó en contestar.

Los días seguían pasando y pasando, él iba a limpiar casi todas las noches, hacia mínimo tres o cuatro horas de servicio, así en alrededor de dos meses estaría libre de sus cargos.

Le parecía estúpido tanto tiempo solo por hacer unos graffitis, más estúpido era el hecho de que solo él había sido atrapado, mientras que sus demás amigos y compañeros de crímenes, JeongIn y JiSung, alias, Los Perdidos, no habían tenido cargos.

A veces creía que lo hacían a propósito, pero eran sus mejores amigos, estaba más que seguro que él había corrido un poco más lento, o quizás no había cubierto bien su rostro de las cámaras cercanas.

De todas formas, igual no importa ya, porque él ya estaba teniendo su castigo.

Felix estaba en el Planetario todos los días, si llegaba lo suficientemente temprano, cerca de las ocho de la noche, cuando el último turno de guías ocurría, podía encontrarlo hablando de forma emocionada con un par de turistas curiosos.

Felix hablaba de cada planeta del sistema solar, dando datos de su densidad, su distancia al sol, cuántas veces da vueltas al sol para completar un año, y cualquier dato que él considerará interesante. Luego seguía su charla hablando de nuestra galaxia, de la Vía Láctea.

—¿Sabían que tiene su nombre gracias a los Griegos? Ellos veían la estela de la Vía Láctea con tanta claridad que los envidio muchísimo, dicen que es tan blanca y brillante que ellos pensaban que los Dioses habían derramando leche, luego de una temporada muy próspera, de allí su nombre —decía, siempre con las mismas palabras y la misma sonrisa encantadora—. Ellos no sabían que estábamos en esta galaxia, que es bastante pequeña para los estándares del universo, miren esta foto es comparada a Andrómeda, nuestra galaxia vecina —mostraba las imágenes con la facilidad de un presentador de noticias, las fotos de las galaxias eran muy hermosas y coloridas—. Andrómeda es una galaxia más grande que la nuestra, ¿No se ponen a pensar en la cantidad de planetas tan especiales que podría haber allí? Es muy interesante —aquellos tres turistas asintieron, encantados con la emoción de Felix para explicar—. Andrómeda es una galaxia muy linda también, y se acerca a nuestra galaxia cada vez más, ya que sus masas de gravedad son muy fuertes y se atraen entre ellas, hasta que bueno, colisionen en algún momento y la vida sea destruida por un sobre calentamiento de la galaxia entera y todos mueran.

Los turistas borraron su sonrisa casi al instante, y pusieron una expresión de confusión.

Oh, no se preocupen, el calentamiento global nos matará primero —dijo, con aquella sonrisa imborrable, SeungMin rió a la distancia—. En fin, ¿Sabían que la Vía Láctea es una galaxia espiral barrada porque la conforma un centro en forma de barra y dos brazos que giran a su alrededor? Eso es porque es una galaxia grande, pero no tanto, Andrómeda es más grande y por ello es una Galaxia espiral, que tiene forma a cuando sacas el tapón de la bañera. —giró su dedo en círculos, los turistas estaban sin palabras.

Para SeungMin, Felix hablaba mucho, demasiado, y eso le disgustaba, pero su voz era muy bonita, era suave, pero algo rasposa, y contaba todo con tanta emoción que era imposible no escucharlo.

—Hola, SeungMin —Felix lo saludaba todos los días, ese día no era la excepción—, están por abrir una sala especial para Plutón, ¿Quieres verla conmigo?

—Hola Felix... No, gracias, no me interesa esas cosas. —dijo, mientras recojia el montón de polvo en su pala y lo metía dentro de la bolsa de basura que arrastraba.

—¿Cómo no te gustan las cosas del universo? —Felix sonaba indignado—. ¿No te detienes a ver las estrellas? ¿Es que no puedes mirar al cielo de noche y pensar qué es todo eso y qué hay?

—No —respondió simplemente, mirándolo a los ojos—. Son solo puntitos brillantes, ¿Qué más dá?

Felix estaba boquiabierto, parpadeó y tartamudeo, intentando entenderlo, sin lograrlo.

—Pero-... ¿En serio?

—En serio, Felix.

Lo vió hacer un puchero y fruncir el ceño, finalmente suspiró, rendido ante la ternura que crecía en su pecho.

—A ver, muéstrame la sala de Plutón. —dijo, haciendo que el rubio sonriera enormemente, el mayor tomó su mano sin vergüenza y lo llevó casi corriendo hacia la sala de Plutón, atravesando otras cuantas salas de otros planetas, las miles de exhibiciones de estrellas, galaxias, planetas, asteroides y toda cosa que estuviera en el espacio pasaron frente a sus ojos.

Si era algo impresionante.

Entraron a una sala que estaba a oscuras, Felix cerró la puerta detrás de ellos pero podía guiarse perfectamente, encendiendo unos reflectores escondidos detrás de un telón, dejando ver al planeta colgante sobre sus cabezas, acompañado de una luna.

—Plutón ya no se considera un planeta, le dicen un planeta enano, en realidad su nombre ahora es un número, es el número 134340, pero suena muy feo, ¿Nunca pensaste en como se sentiría Plutón al respecto? Él está solito junto con su única Luna, tan lejos del sol que no tiene nada de calor, y su órbita lo aleja de los demás planetas, es tan pequeño —vió sus grandes ojitos de ciervo mirar la maqueta gigante del pequeño planeta—. Debe sentirse sólo, tan lejos y diferente a los demás —su tono de voz era más decaído de lo normal—. Pero mira, tiene un corazón aún —sonrió, señalando un punto de la maqueta, SeungMin lo rodeó levemente para ver a qué se refería, pintado sobre la superficie se notaba la forma de un corazón—. Es muy bonito igual, ¿No?

—¿Plutón tiene un corazón? ¿De verdad?

—¡Si es de verdad! Es muy lindo —Felix fue casi corriendo a su lado para verlo, con una sonrisa amplia—. Mira, su Luna se llama Caronte, viene de Grecia porque era el barquero que llevaba las almas al Inframundo, y está hecha de hielo.

Oh.

—Pero en realidad Plutón es pequeño, pero tiene cinco satélites que lo orbitan, incluyendo a Caronte, en realidad es impresionante que para su tamaño tenga tantos, la Tierra solo tiene uno, que es la Luna, ¿Sabes que la Tierra ha tenido muchos satélites temporales? Pero son atraídos por el cinturón de asteroides y también por la gravedad de Júpiter, así que no duran mucho tiempo.

—¿Ah?

—Pero desde el 2016 hay un semi-satélite que ha sido él más estable hasta ahora, pero está muy lejos y es pequeño, así que no se vé, quizás se acercó en algún futuro, ¿No crees que sería lindo un cielo con dos lunas?

Eh... Sí.

SeungMin no había entendido ni la mitad de las cosas que había dicho Felix, a demás de que el pecoso hablaba muy rápido, era demasiada información para su cerebro, que lo único que sabía era como dar unos buenos golpes y como pintar un grafitti en tres minutos.

—Eres raro, Felix. —dijo SeungMin, sin intención de ofender, el Australiano parecía que estaba acostumbrado a aquellas palabras, porque su sonrisa flaqueó un momento.

—Bueno... Para mí soy normal —dijo—. Tú si eres raro.

—¿Yo?

—Sí, ¿Quien viene a limpiar este lugar todas las noches? Eso sí es de raros.

SeungMin soltó una carcajada, porque a él le parecía raro que Felix se quedara hasta tarde para ver lo mismo una y otra vez.

—Estoy cumpliendo mi servicio comunitario, Felix, tengo que limpiar este lugar por doscientas horas. —dijo.

Wow, pero eso te lastaimaria mucho tus manos... Y las horas de sueño, eso es mucho.

—No son doscientas horas seguidas, Felix.

Oh —dijo con simpleza—. ¿Por qué?

—Porque la policía me atrapó haciendo graffitis en una zona que no se podía —se encogió de hombros—. Algo estúpido.

—¿Me enseñas? —preguntó, en sus ojitos había un brillo emocionado.

—¿A hacer grafitti? —preguntó Seung, a lo que él rubio asintió—. Lo haría pero... Me metería en problemas de nuevo, y la policía no puede encontrarme otra vez, porque seguro me meten en la cárcel por unos meses.

—Claro... Eres un chico malo. —dijo Felix, y SeungMin rió con fuerza por aquella expresión.

—No, hacer graffiti no es malo, no hace daño a nadie —se encogió de hombros—. Pero qué más dá, te enseño, cuando quieras.

—Bien, yo te enseño a qué te guste el universo, y tú me enseñas a hacer graffiti. —Felix extendió su mano hacia él.

—Pero a mí no me interesa aprender del universo, Felix, no tienes que-...

—¿Ves? Eso vas a aprender, necesitas aprender del universo para quererlo, va a gustarte, te lo prometo.

SeungMin sonrió con sus labios juntos, vió la mano del Australiano extendida hacia él, y la tomó en la suya, estrechandola, cerrando el trato de una vez, pasaron las semanas hasta que finalmente, luego de esperar a las once de la noche para salir y que las calles estuvieran vacías, Felix tendría su primera experiencia con el vandalismo inofensivo.

—Esto se sacude un poco, así —agitó el bote de pintura en aerosol—. Después aprietas aquí y pinta, no mucho más, si te acercas a la pared la línea es más fina y sólida y si te alejas se difumina más... Yo pinto con el bote de costado, entonces queda una línea sólida de un lado y se abre más del otro, pero hace que la letra tenga distintos grosores —explicó, mientras escribía ‹‹SKZ›› sobre aquella pared de una casa abandonada.

SeungMin tenía su cabello azabache con mechitas rosadas cubierto con su capucha, en cambio Felix estaba igual que siempre, con pantalones negros y camisa, mismo atuendo que usaba en el Planetario, SeungMin le había dicho que no estaba vestido para la ocasión y le había dado su campera, que era enorme, y que también tenía capucha, tapando su rostro en parte.

—¿Qué significa eso? —preguntó, señalando las tres letras que había escrito.

—Son las iniciales de mi... Grupo —dijo, ya que no sabía si Felix entendería la relación que tenía con su grupo de amigos, eran como hermanos, solo que se dedicaban más a hacer cosas malas que buenas, pero se apoyaban en todo, era una de las pandillas de las tantas en las ciudad—. Puedes hacer cualquier cosa, pero si tiene un valor significativo... Es más lindo, porque le da un sentido al graffiti.

Oh, creí que solo escribían palabras raras en letras que no se entienden. —dijo, tomando el bote de pintura color violeta, haciendo reír a SeungMin.

Felix se lo pensó un momento, hasta que finalmente su rostro de iluminó, cuando Seung vió que podía controlar bien la pintura en spray se alejó un poco para contestar unos mensajes.

Eran de JeongIn, uno de sus mejores amigos, y parte de su pandilla.

HAN
Dónde estás Kim? Hace semanas que no te vemos, sigues vivo?


Estaba ocupado con el servicio, algunos tienen que obedecer a la ley aquí, HanJi

HAN
No puedes estar enojado por ello todavía, Seung


No lo estoy, mira

Sacó una foto de Felix, que estaba muy concentrado en su graffiti.


Cuando vuelva se los presentaré, le estoy enseñando las cosas del equipo.

—¡Mira SeungMin, terminé! —Felix le colocó la tapa a la lata de pintura en spray, para admirar su obra con una sonrisa.

SeungMin soltó una sonora carcajada, Felix había dibujado un planeta con unos aros a su alrededor.

—¿Enserio?

—¡Es Saturno! Mi planeta favorito, dijiste que tenía que ser significativo, ¿Qué más significativo que el único planeta de nuestro sistema con aros visibles para nuestra simple vista?

SeungMin intentaba contener su risa, qué podia esperar de Felix.

—Está lindo-...

Unas luces azules a lo lejos lo distrajeron, viendo el coche de policía aún a unas cuadras.

—¡Corre! —tomó su mano para comenzar a correr lejos, a las pocas cuadras y con las sirenas sonando a sus espaldas, las risas los abordaron a los dos, mientras escapaban de la patrulla a todo lo que sus piernas daban—. ¡Por aquí! —solo de golpe sobre un callejón, escondió a Felix primeros detrás de un contenedor de basura, y él se apretujo a su lado para que las luces no lo alcanzaran, quedándose tan quietos de golpe, mientras cubrían sus bocas por sus respiraciones agitadas.

Las luces azules pasaron detrás de ellos, la patrulla seguía su camino y la sirena debía de despertar a los vecinos a su paso, pero pasó, sin verlos.

—Dejaste la pintura. —dijo Felix.

—Déjala, se puede comprar más, eran latas viejas —dijo Seung, suspirando para retomar el aire—. Si volvemos, quizás nos atrapen, no hay que encariñarse con esas cosas...

Se levantó con esfuerzo, una vez que la calle estuvo libre, extendió su mano hacia Felix, quien la tomó para levantarse.

—Hay que irnos de aquí —dijo el Coreano—. En este barrio hay unos cuantos imbéciles.

Oh, ¿Otros chicos malos?

—Si, Felix —Seung asintió—. Si me ven me golpearía, mínimo.

—¿Por qué harían eso? Eso es muy malo. —dijo Felix, con un puchero en sus labios.

—Bueno... Hemos tenidos disputas tontas pero, estos chicos son muy celosos y violentos, solo quieren molestar porque son muchos en su grupo, tantos que ni siquiera se llevan bien entre ellos —intentó explicarse SeungMin—. Y Los Perdidos no somos de andar por el mundo dando golpizas, pero hemos tenido que defendernos, así que tenemos algo así como una rivalidad.

Oh, entiendo —dijo el rubio—. A veces los otros guías me pelean también porque siempre me llevo a los visitantes antes que ellos.

SeungMin volvió a reír, podía reír de tanto con Felix, tenía una forma tan inocente y particular de ser que le daba ternura, y ganas de reír por esa rareza interesante e inofensiva que cargaba.

Cómo SeungMin le había enseñado a hacer graffiti, al otro día Felix estaba dispuesto a enseñarle a amar el universo.

Lo llevó hasta la parte exterior del Planetario, en el jardín habían instalado un domo, como una carpa gigante con forma de semicírculo, que tenía dos puertas para entrar y estaba completamente oscuro dentro.

—Espera, espera aquí. —dijo Felix, dejándolo en medio de aquel lugar frío y oscuro, al pasar los minutos tuvo algo de miedo.

—¿Felix? ¿Estás por ahí?

De pronto la luz del lugar se iluminó de un color violeta y azul muy fuerte, parpadeó varias veces hasta que sus ojos se acostumbraron, cuando finalmente pudo ver, se quedó sin palabras.

Parecía que estaba en medio del espacio, rodeado de estrellas que alumbraban en pequeños puntitos, que todos juntos daban una imagen que le quitaba el aliento, incluso aquel brazo de la Vía Láctea, dónde las estrellas brillaban más por el conjunto de estás, o eso le había dicho Felix, parecos que flotaba entre las constelaciones, o que estaba en el centro de la galaxia.

—Es muy bonito, ¿No? —escuchó la suave voz del mayor a su espalda, Felix estaba admirando todo lo que lo rodeaba también—. Es un Planetario móvil, pero es impresionante, te rodea trescientos sesenta grados... Es-..,

—Muy hermoso. —completó SeungMin.

Felix se giró hacia él con una sonrisa amplia, soltó una carcajada pura y fue hacia él para abrazarlo con emoción.

—¡Lo sabía, lo sabía! —giró en sus brazos y SeungMin acompañó el movimiento—. ¡Sabía que te gustaría! Te lo dije, SeungMin —Felix se alejó de él para verlo a los ojos, SeungMin quedó boquiabierto, y el Australiano lo señaló con sus dedo—. Eres un hombre difícil, Kim SeungMin, pero te lo dije, no hay forma que no te guste el universo, y mira mientras más sabes del universo más te gusta, mira, mira, aquí te muestran las constelaciones... Esa es la de Virgo, yo soy de Virgo, no creo en el horóscopo, pero las constelaciones si son reales... Bueno, son figuras idealizada e imaginadas por los Griegos, ellos miraban muchos el cielo, no tenían internet, y las estrellas en realidad están tan lejos una de la otra que es absurdo que formen dibujos si están a miles de años luz de cada una, ¿Sabes? Pero buenos son bonitas igual.

>> Hablando de constelaciones, mira, esta es la Osa Mayor, y allí está la Osa Menor, pero tienen forma de sartén, no de Osos, pero la Osa Menor sirve como guía ya que siempre apunta al Norte, y del otro lado está la Cruz del Sur, que sí sacas la diagonal de estás estrellas con esta de acá y lo unes en el centro apunta exactamente hacia él Sur, ¿No es impresionante?

Felix lo seguía mirando con aquella sonrisa alegre, hermosa, y encantadora, su corazón latía adolorido de tanta belleza.

—¿Estás viendo las constelaciones, SeungMin?

—Tú las tienes. —murmuró.

—¿El qué? —Felix no entendió.

—Tienes todas las constelaciones en tus ojos.

El Australiano no entendió, ladeó su cabeza y sus brillantes ojitos se relucieron aún más de ese brillo violeta de las luces, las miles de estrellas rebotaban en su iris y brillaban tanto o más que aquellas en el domo.

—Todas las estrellas están en tus ojos, Felix.

SeungMin estaba embobado de verlos, sus manos fueron hacia las mejillas del mayor, eran suaves y cálidas al tacto, Felix no estaba ni un poco gordo, pero sus cachetitos eran perfectos para apretar, tuvo que resistir el impulso de hacerlo, y sonrió como un tono al verlo tan de cerca.

—Eres bellísimo, Felix.

—G-gracias —murmuró, estaba muy ruborizado —. Tú también eres muy... Atractivo, Seung.

SeungMin sonrió apenas, ante el pánico del mayor, de inclinó hacia él para dejar un beso sobre su mejilla con suavidad, Felix estaba casi petrificado de la sorpresa, pero se veía tan lindo aún así.

—Me agradas —dijo Seung, Felix no tenía palabras—. ¿Qué más dices de las estrellas?

Oh, sí, mira, esta es la Constelación de Orión, fue la primera que aprendí y es muy clara, mira esa es su cabeza, le siguen los hombros y después...

Felix pasó mucho tiempo hablando de las constelaciones, el sistema del domo apagaba la luz cada una hora, y cuando quedaron a oscuras de nuevo, estaban abrazados, con el pecoso de espaldas, y SeungMin rodeando su cintura con sus brazos, cálidos en aquel pequeño espacio del universo.

—Terminó —murmuró SeungMin—. Creo que debería volver a casa. —dijo, era casi media noche.

—Sí... Yo también, mamá está esperando. —dijo el mayor, y en silencio se separaron del abrazo y salieron del lugar, sin decir nada, SeungMin fue a tomar sus cosas al interior del Planetario, Felix lo acompañó, estaba muy callado luego de todo.

—Bueno, nos vemos —saludó con su mano, en la entrada del lugar, Felix asintió, sus mejillas estaban rojas, y sus ojitos miraban al suelo, se despidió con su mano tímidamente—. Hyung.

El mayor alzó la vista ante aquel honorífico que nunca había escuchado, un pequeño grito fue ahogado en los labios del menor sobre los suyos, SeungMin tomaba delicadamente su mentón con la punta de sus dedos, mientras besaba los dulces labios del Australiano, después de tanto tiempo de dudarlo, en el beso encontró más seguridad de la que creía.

Felix cerró sus ojos y se dejó llevar por el beso, su mano fue a sostener la de SeungMin, y sus dedos se entrelazaron apenas un poco, mientras en su estómago sentía el vértigo de la expansión del universo, y el girar de las constelaciones, de pronto el campo magnético de la Tierra le daba cosquillas.

Con un leve sonido de beso de separó del Australiano, que suspiró de forma enamorada, sus ojos llenos de todas las constelaciones lo vieron una vez más, haciéndolos sonreír de forma honesta.

—Nos vemos mañana, Felixie Hyung. —murmuró, antes de finalmente marcharse.

Al día siguiente, Felix lo recibió en el Planetario con emoción, él siempre estaba feliz, pero ese día estaba aún más.

—Le conté a mamá y ella quiere conocerte, me dijo que te dijera que vengas a casa este domingo a cenar.

—¿En serio? —a SeungMin le parecía divertido que había empezado allí por infringir la ley, y ahora estaba siendo invitado por la mamá del chico que llamó ‹‹maldito nerd›› el primer día.

—También le dije a Christopher, dice que te va a estar viendo por las cámaras.

—¿No es lo que siempre hace? —preguntó, porque Christian era el encargado de la seguridad del lugar y se la pasaba en la sala de camaras, había otros dos chicos más que solían rondar el lugar cuando estaba abierto, pero su turno terminaba en cuanto cerraba el Planetario.

—No, lo que siempre hace es dormir allí, pero ahora iba a estar más atento por si haces algo malo.

—¿Cuando hice yo algo malo, Hyung? —SeungMin se llevó una mano al pecho de forma dramática.

—Eres un delincuente, Seung.

—Y tú también, hacer graffiti es ilegal y tú también lo hiciste. —replicó con una sonrisa divertida.

—Pero, ¿Quién está haciendo servicio comunitario?

—Te estás pasando, Felix.

Oh, lo siento. —el rubio bajó la vista, avergonzado.

—No, no, mentira, no me molesta —SeungMin fue hacia él para tomar su rostro y dejar caricias sobre su cabello—. No podrías molestarme nunca, Felixie.

Pasan las horas hablando mientras SeungMin limpiaba las salas del Planetario, tomaban descansos para ver los vídeos y que Felix le explicara sobre el universo, hablando hasta por los codos, como siempre, pero su gran charla era solo parte de su encanto.

Cuando el domingo llegó, se presentó en la casa de Felix con helado de postre para compartir.

La madre de Felix era igual a él pero con cabello largo, y eso le parecía bonito, la mujer era muy dulce, no hablaba tanto como su hijo, pero tuvieron una cómoda conversación toda la noche.

—¿Y te dedicas a algo o estudias, SeungMin?

—SeungMin hace graffiti, mamá, te dije, es un vándalo.

SeungMin rió, aún más cuando la madre de Felix lo regañó por hablar con esas palabras, ya que no tenía que juzgar a las personas.

—Estaba estudiando para ser profesor de música —dijo, quizás era la primera vez que lo mencionaba en años—. Me especializaba en violín y guitarra, pero mi familia empezó a tener problemas económicos y bueno... Mamá murió y fue difícil, cuando me di cuenta había faltado a la universidad todo un mes, y mis notas decayeron mucho, así que lo dejé —notó como la amena cena se había convertido en algo muy serio de golpe, intentó sonreír para hacer todo más relajado aunque no funcionó—. Y ahora estoy ocupado con el... Servicio comunitario, pero solía trabajar medio tiempo en una gasolinera, con un amigo, en el turno noche, pero me están cubriendo hasta el mes que viene.

La mamá de Felix asintió levemente, sonriendo apenas, el rubio estaba con la mirada baja en su plato.

—Papá no murió, pero es casi lo mismo, nos dejó y se fué. —murmuró, de inmediato la mujer alzó la vista preocupada, ser madre soltera no estaba bien visto, y era entendible su reacción, pero SeungMin no podría decir nada malo de ninguno de los dos.

—Felix —lo cayó en un grito susurro, el pecoso alzó sus cejas como si no entendiera el regaño, la mujer suspiró—. Ve a buscar las cosas para el poste, amor.— dijo, mientras recojia los platos que había usado en una pila, y con ayuda de SeungMin, los llevaba hasta la cocina para lavarlos.

Allí hablaron de Felix, de su gran interés por el universo, su madre confesó que desde muy pequeño leía libros enteros de astronomía, que su cuarto parecía un mini Planetario de la cantidad de posters que tenía, y que su sueño era trabajar en la NASA, hasta que consiguió un buen trabajo como guía del espacio y que se había enamorado de aquello.

—Felix es especial, y en el Planetario lo tratan muy bien, estoy muy orgullosa de él.

—A Felix lo quieren mucho, es especial, sí, se hace querer. Me parecía raro al principio pero es un raro bueno, es diferente y... Divertido. —SeungMin sonrió con ternura, Felix hacía que cualquier ambiente se sientiera más bonito.

—Su padre nos dejó cuando vió que era diferente —murmuró la señora por lo bajo—. Pero me alegro mucho que la gente lo quiera por cómo es.

—Felix se hace querer, mucho.

—¡SeungMin! ¿Quieres helado de chocolate o de crema? —se escuchó la voz del rubio desde el comedor.

—¡Ambos!

—¡Okay~!

Comieron helado mientras Felix seguía hablando con emoción de cualquier cosa que se le ocurriera, como la lluvia de estrellas que vendría dentro de unas semanas, que iba a coincidir con una noche especial donde Saturno se podría ver a simple vista.

—Eso es muy lindo, Felix, podías ir a verlo con SeungMin. —dijo la madre del pecoso, con una sonrisa demasiado pícara, la mujer le hizo una seña para que le preguntara él mismo.

—¡Felixie Hyung! —el mayor alzó la vista de golpe por el grito de su nombre—. ¿Quieres tener una cita de estrellas conmigo?

—¿Una cita? —el mayor se ruborizó con esa palabra, sus ojitos llenos de estrellas miraron a su mamá con confusión, la mujer asintió—. S-sí, quiero.

SeungMin sonrió con ternura, Felix ablandaba su corazón con solo existir.

Hasta le había hablado de él a sus amigos, JeongIn y JiSung, que lo molestaron con que ahora era un tonto enamorado, pero que de todas formas tendría que presentarselos un día, lo dijeron más como una obligación.

—No sé si Felix querrá venir a esta cueva asquerosa —dijo, estaban en aquel estacionamiento abandonado, dónde habían juntado unos viejos sillones, perfectos para pasar el rato, y solo para ellos, era la cueva de Los Perdidos, y practicaban grafittis en las paredes del lugar, se juntaban a beber y fumar de forma casual—. Felix es un tipo muy correcto, usa la camisa adentro de sus pantalones.

—Nunca creí que tú podrías estar con alguien así —dijo JeongIn, frunciendo el ceño con disgusto hacia él—. Digo, eres el tipo que tiene agujeros en sus calzones.

—Ya tiré esos calzones hace años, In —aclaró SeungMin—. Y Felix es especial, habla muchísimo y los primeros días me preguntaba cuándo mierda se iba a callar... Pero ahora, me encanta escucharlo, habla de cosas tan interesantes, que te atrapa, lo habla con tanta emoción, que no puedes ignorarlo... Y tiene un sentido del humor también agradable, y es adorable, ¿Sabes que tiene los ojos tan brillantes que todas las estrellas se iluminan en estos? Es muy lindo y, ah, me enseñó tantas cosas del universo... De todo, ¿Sabías que hay un campo magnético alrededor de la Tierra que hace que los rayos que vienen del espacio no puedan penetrar en esta?

—¿Esa no es la atmósfera? —preguntó JiSung.

—No, no esto es otra cosa, tiene que ver con los imanes y los polos norte y sur, y el núcleo de la tierra que está en movimiento, entonces genera una carga magnética que da vueltas a la Tierra —hizo gestos con sus manos intentando explicarse —. Y otros planetas no lo tienen, como Marte, es más, Marte tenía uno hace millones de años que podía haber hecho que tenga vida, pero lo perdió porque su núcleo de endureció de más.

—¿Estás seguro de eso? —preguntó JeongIn—. ¿Cómo puede saberlo si nunca fué a Marte?

—Hay tipos que investigan estás cosas, y Felix sigue a todos esos.

JeongIn y JiSung se miraron un momento para después voltear de nuevo hacía SeungMin, quién no entendía las miradas raras de sus amigos.

—Si que estás enamorado. —dijo JiSung.

—Eres tan cursi como una canción romántica que escuchan las mujeres cincuentonas. —dijo JeongIn.

Oh, váyanse a la mierda. —le arrojó latas viejas de cervezas vacías, solo para ocasionar risas por su sonrrojo, y aquellos dos siguieron tirando comentarios tontos sobre él y su amorcito.

Felix lo acompañaba durante su trabajo, SeungMin le habló de sus mejores amigos, y el Australiano siempre decía que quería conocerlos.

—Pero son muy molestos, Felix.

—Yo también soy molesto, pero igual estás conmigo.

—¿Quien te dijo eso? —preguntó SeungMin, el rubio se encogió de hombros—. Felixie, tú no eres molesto, eres genial, y me encanta estar contigo.

Se acercó a él para sonreírle de cerca, le gustaba cuando Felix miraba sus ojos y luego sus labios repetidas veces, hasta ponerse muy rojo, aunque Seung no se resistía mucho a besarlo.

Lo besaba con suavidad y cuidado, era la única persona que podría besar así.

SeungMin no era la persona más suave del mundo, muchas veces era torpe y bruto, en especial con palabras, pero eso había cambiado, al menos, había cambiado cuando estaba con Felix.

Felix había suavizado todas sus esquinas, lo había convertido en amor.

Es que no podía evitar caer rendido con aquellos ojos, con esos labios suaves, con esas pequitas espolvoreadas por su rostro, su sonrisa humilde, y sus miles y miles de datos del espacio, podía escucharlo hablar durante horas, solo para interrumpirlo con un beso, nunca creía que iba a dar los besos que más había sentido en su corazón frente a una maqueta gigante de un planeta Marte, pero allí estaba, abrazado al chico más lindo del mundo.

Christopher los interrumpía a veces, hablando desde los parlantes del Planetario.

—¿Quieren que les ponga música de fondo? —decía, antes de poner una balada romántica, y SeungMin le levantaba el dedo del medio hacia la camara, haciendo reír a Felix.

—Quieto, está canción me gusta —el rubio lo rodeó en un abrazo por los hombros, mientras lo obligaba a bailar con él, SeungMin rodeó su cintura mientras ambos giraban en pasos de bailes con sus cuerpos pegados en un abrazo relajado—. Me gustas, SeungMin. —murmuró el mayor.

—Tú también me gustas, Felixie.

—Nunca me había gustado nadie así, es raro.

—¿Cómo así?

—Pues... Pienso en tí mucho, más que en el universo, y me quedo hasta tarde para hacerte compañía, en vez de recorrer las instalaciones todas las noches, hasta olvide la masa de Júpiter porque use ese espacio para guardar la información de cuál era tu helado favorito.

—¿El McFlurry de oreo?

—Sí —concordó el Australiano—. Nunca me había gustado alguien así, tanto como tú.

SeungMin sonrió, con el corazón latiendo acelerado.

—Digo lo mismo, Felixie... Nunca me había gustado alguien tanto como tú—lo escuchó reír como un niño pequeño, y eso lo derritió por dentro—. Tengo un regalo para tí, Felixie, está afuera.

—¿Un regalo? ¿Para qué?

—Ya verás, mira, mira. —Seung tomó su mano y lo llevó corriendo hacia afuera, dónde el auto de JiSung, era algo viejo pero servía, y solía prestarselo de vez en cuando, en especial para cuando necesitaba llevar algo a algún lugar, como aquel día.

Fue hacia él maletero, abrió y sacó una caja bastante pesada y alargada, era al menos de un metro de largo, y Felix lo reconoció casi enseguida, saltando de emoción.

—¡Un telescopio! ¡SeungMin! —su sonrisa era enorme, el Coreano se sentía tan completo de solo verlo, lo dejó apoyado en el suelo para entregaselo, el rubio fue a abrazarlo con fuerza y dejó un sonoro beso en su mejilla—. Pero SeungMin, no debías, es muy grande, debió ser muy caro, no tenías que hacer esto... —Felix  estaba sin palabras.

—No te preocupes, lo robé —dijo el menor, el mayor alzó sus ojitos hacia él con sorpresa—. Mentira, Felixie, lo compre de forma legal en una subasta, lo prometo. —añadió, para luego reír.

—Igual me encanta, qué importa si es robado o no —Felix abrazó la caja —. Va a servir para la lluvia de estrellas.

La lluvia de estrellas, su cita, estaban tan cerca, que cuando llegó SeungMin no se sentía del todo listo, pero quería hacerlo una ocasión especial.

Le pediría a Felix que fueran novios, estaba seguro para dar aquel paso.

SeungMin había tenido otras ‹‹parejas›› antes, pero no había sido nada formal, porque él estaba dignado a qué si alguien iba a ser su novio o novia, sería la persona definitiva, creía firmemente que sí uno establecía una relación era para casarse, sino, era una perdida de tiempo y de energías, y en ese momento estaba seguro que Felix era el indicado.

Le había prometido a su abuela, de pequeño, que él se casaría con su primer amor, y Felix era el único dueño de ese título.

Nunca nadie lo había hecho caer tan enamorado.

Cuando llegó la noche lo pasó a buscar con el auto de JiSung por la casa de su madre, llevaban el telescopio en el maletero, unas cuantas bolsas de snacks, y unas botellas de gaseosa.

SeungMin condujo hasta el límite de la ciudad, dónde no había tantas casas, y grandes espacios verdes y abiertos estaban libres para su uso, él se encargó de acomodar una manta en el pasto y dejar la comida allí, mientras Felix posicionaba el telescopio.

—¡Mira, mira! ¡Están callendo! —gritó Felix, asustandolo, al ver al cielo unos cuantos segundos pudo notar la primera extrella fugaz, con su estela detrás surcando el cielo, haciendo a ambos sonreír.

—Es muy bonito, Hyung. —dijo SeungMin, recostandose sobre la manta que habían traído para mirar el cielo.

—Estoy intentando encontrar a Saturno, pero la rotación de la tierra va muy rápido, ¿Sabías que la Tierra gira a una velocidad de 1.670 kilómetros por hora?

Wow.

—Y eso hace que todo sea muy difícil para ubicar los planetas porque están cambiando continuamente... Y ahh.... Dios y todos los astros.

—Tranquilo, Felixie, tú puedes, nadie sabe más que tú —lo alentó, el mayor se estaba frustando—. ¿No quieres pedir unos deseos a las estrellas?

—Dedo encontrar a Saturno, mi planeta favorito, con el mejor telescopio del mundo, y no lo puedo verlo. —Felix hizo un puchero, SeungMin soltó una carcajada.

Finalmente sintió que era el momento. Cerró sus ojos con fuerza, y tomó valor.

Oh, estrella fugaz... Deseo que Felix sea mi novio.

Ante el silencio, entre abrió sus ojos para ver al Australiano, el rubio estaba con los ojos muy abiertos, el cielo se reflejaba en ellos, siempre tan grandes y bonitos que hasta tenía estrellas fugaces en estos.

—¿Por qué se lo pides a la estrella? ¿Por qué no me lo pides a mí? —preguntó, sus pecosas mejillas estaban evidentemente muy rojas, SeungMin rió.

—Felix Hyung, ¿Quieres ser mi novio?

—Sí, sí quiero. —respondió, en una voz tímida y pequeña que le dió ternura al Coreano, tanto que tuvo que levantarse para ir hacia sus labios, las manos del menor fueron hacia las mejillas del mayor, acunando su rostro mientras se dejaba llevar por el beso, quería que lo besara para siempre, que no se vaya nunca.

Bajo la lluvia de estrellas, abrazó la cintura del Australiano pegando sus cuerpos, ladeó su cabeza y Felix le permitió la entrada a su lengua, soltando un ruidito de sorpresa cuando SeungMin intensificó el beso, dominando sobre su boca y haciendo que un escalofrío recorríera su columna.

Los chasquidos entre sus labios iban creciendo mientras las respiraciones se hacían pesadas, y las estrellas corrían el cielo, las manos del mayor seguían sosteniendo su rostro para que no se alejara.

—D-dios... —SeungMin cortó el beso para tener aire, Felix respiraba agitado, apoyó la frente sobre la del Australiano—. Te quiero tanto, Felix.

Felix sonrió con honestidad, sentía las mariposas en su estómago de la que su madre le había hablado tantas veces.

—Te amo, Seung. —dijo Felix, tan directo como siempre, lo miró con esos ojitos con estrellas fugaces y SeungMin estaba sin palabras de tanta belleza.

SeungMin iba a corresponder, pero su celular sonó, lo tomó de su bolsillo y vió el nombre de JiSung en la pantalla, rodó los ojos y suspiró sin ganas, antes de atender.

—HanJi, más vale que sea importante porque estoy en medio de-...

Necesito que vengas, ya, y trae el auto, te mando mi dirección, pero ven ahora mismo.

—Ya, ¿Qué te pasa? —SeungMin se separó para hacerle señas a Felix, tomando las llaves del auto subieron al coche.

Unos idiotas vinieron a golpearnos, In esta lastimado, y nos están siguiendo, sacamos de aquí.

—La puta madre, Han —entró rápidamente, Felix lo siguió, sentándose en el lugar del acompañante, hizo marcha atrás sin cuidado, dejaron el telescopio y todas las cosas de su cita allí mismo—. ¿Están bien?

Creo que me rompieron la nariz, no respiro —escuchó la voz de JeongIn—. Ugh... Le voy a romper el hueso del pito.

Estamos bien, pero ven rápido. —SeungMin aceleró, JiSung le pasó su ubicación exacta y en menos de cinco minutos estaban allí, los dos estaban escondidos en una casa abandonada, vió a JeongIn caminar con dificultad, su nariz sangraba y manchada su ropa, tenía un ojos muy amoratado, JiSung tenía el labio partido, igual que la ceja, pero estaba más entero.

Era entendible que JiSung se había defendido mejor, ya que su pasatiempo era hacer boxeo, en cambio JeongIn, había ido a un par de clases de karate de niño y no tenía mucha fuerza a comparación de Han.

—Chicos, la puta madre... ¿Qué mierda hicieron?

—Nada, absolutamente nada. —dijo JeongIn, mientras se subía al asiento trasero.

—Dijeron que estábamos marcando su zona —dijo JiSung—. Pero llevamos haciendo graffitis en aquel lugar desde que JeongIn estaba en pañales, y eran un montón de niños.

SeungMin arrancó el auto, manejando en dirección al hospital más cercano.

—Era el hermano de YeonJun y sus amigos —dijo JeongIn—. Cree que como su hermanito es malo, él está en todo su derecho a molestar también, tiene catorce años, que vaya a descubrir lo que es masturbarse y dejé de tocarme las pelotas.

SeungMin miró por el espejo hacia el menor del grupo, de forma seria, para que controlara sus palabras.

Oh, tú debes ser Felix, es un placer —JeongIn extendió una mano hacia él, el rubio la tomó sin darle importancia a qué estuviera manchada con pintura en spray y quizás algo de sangre—. Este enano es JiSung, soy JeongIn.

—Soy Felix —se presentó con voz dulce y amable—. Tu nariz está sangrado.

—Está rota, bonito.

—JeongIn. —advirtió SeungMin.

—Toma, tengo un pañuelo limpio —le dió un pañuelo que casi nunca usaba, pero estaba acostumbrado a llevarlo, tenía su nombre bordado—, podría infectarse y eso es feo, porque una invasión de agentes patógenos puede ponerse muy grave, claro que sí te has vacunado con la antitetánica estás bien protegido, pero debe renovarse cada diez años, ¿Cuando fue la última vez que te vacunaste?

—Probablemente cuando nací —JeongIn se encogió de hombros—. ¿Y tú?

—El invierno pasado, contra gripe, esa vacuna es anual, así que me la doy siempre para evitar enfermarme en la temporada fría.

—Tiene sentido —dijo JeongIn, asintiendo, mientras el pañuelo de tela de Felix se iba llenando de sangre de su nariz—. Seung, ese auto nos está siguiendo desde hace tres cuadras.

—Ya veremos —dijo SeungMin, girando en la próxima esquina, el auto giró con ellos, volvió a hacer lo mismo a la siguiente, y a la siguiente, dando toda una vuelta a la manzana—. La puta madre —el auto seguía detrás de ellos, el conductor subió las luces y apretó el acelerador, tocando la parte trasera del auto en el que iban, haciéndolos saltar, Felix soltó un gritito—. Hijo de puta, agarrense. —pisó el acelerador y avanzaron de golpe, pegandose a los asientos.

—Es el hijo de puta de YeonJun —dijo JiSung, reconocería aquel cabello de color rojo rosa incluso con las luces altas cegandolo—. Seguro fue porque le pegaste a su hermanito, In.

—Un mocoso de catorce no va a romperme la nariz y salirse con la suya.

—Chicos, la puta madre, les recuerdo que todavía estoy cumpliendo mi servicio comunitario y ustedes me tienen manejando a ochenta en una calle de los suburbios. —se quejó SeungMin, quieriendo golpear a alguien.

—¿Llamo a la policía? —preguntó Felix.

—¡No, no, no! —dijeron los tres al mismo tiempo.

—¿Entonces qué haremos? ¿Conducir hasta que se acabe el combustible? —preguntó, recibieron otro golpe en la parte trasera del auto, que hizo el coche tambalear.

—Hijo de puta, el paragolpes está como nuevo. —murmuró JiSung.

—Los perderemos —dijo Taehyung, apretando el volante—, Felix, ponte el cinturón— el Australiano obedeció, apresurandose a engancharlo en el seguro de este.

SeungMin giró en la siguiente esquina, era tanta la velocidad a la que iban que la cola del auto tardó en girar, y casi termina sobre Felix por la inercia, sin importar nada pisó el acelerador y continuó el camino, pero el auto de atrás no lo dejaba en paz.

Hizo lo mismo varias veces, girando en un intento de perderlo, maldijo a JiSung y al auto viejo por no tener la potencia que estaban necesitando en ese momento.

YeonJun seguía golpeando la parte trasera del auto repetidas veces, haciendo que perdiera el control en algunos momentos.

—¡Va hacia el costado, SeungMin! —gritó JiSung, viendo el frente del coche adelantarse.

—Quiere empujarnos el maldito. —dijo JeongIn, el auto chocó contra ellos, las ruedas se desviaron del centro y el coche se ladeó, escuchó los insultos de los demás, pisó el acelerador con fuerza y cambió a la última velocidad que el coche tenía, aunque no creía que hiciera diferencia, de milagro el coche avanzó lo suficiente para alejarse, una calle importante, más concurrida e iluminada estaba a pocos metros, YeonJun no iría hasta allí porque podría estar la policía y haber cámaras, pero era la única salida que podrían tener.

—Iremos a esa calle.

—SeungMin, nos van a arrestar.

—No con seguridad, pero vamos a perderlo.

Aceleró de nuevo, viendo como el auto se quedaba atrás, sonrió ampliamente y entró en aquella avenida con confianza, demasiada.

No vió ni escuchó nada, de pronto un golpe por la derecha del auto los aturdió, ni siquiera llegó a clavar los frenos, pero no hubieran servido de nada, el auto giró sobre sus ruedas, hasta marearlos, cerró sus ojos con fuerza, hasta que el auto se detuvo al golpear contra uno de los árboles de la vereda.

Su cabeza daba vueltas y le costaba ver a su alrededor, sentía el humo cosquilleando sobre su nariz.

—Seung... ¡SEUNGMIN! ¡Hay que salir del auto! —escuchó golpes en su puerta, y está se abrió, al ver que era JiSung se levantó y cayó en sus brazos, mientras el mayor lo arrastraba afuera, estaba mareado para mantenerse en pie, pero se obligó a reaccionar—. ¡Vete! —sus oídos estaban aturdidos, escuchaba un pitido, y no entendía nada—. ¡Puede explotar, Seung, vete!

Con esas palabras reaccionó, vió el fuego en la parte del motor, y el gran golpe a un lado del auto, a unos cuantos metros de dónde estaban otro coche tenía el frente arrugado como un acordeón.

—Felix...

—Seung, no, no, vete —JiSung lo apartó, pero SeungMin lo empujó lejos, entrando de nuevo al auto, su alma cayó a sus pies.

El golpe había sido del lado donde Felix estaba sentado, la ventana había estallado y el metal del carro estaba hacia adentro, el cuerpo de Felix estaba allí apoyado contra todo aquel desastre, cubierto de sangre, aún con el cinturón puesto, su cabeza estaba hacia atrás sobre el asiento, en un ángulo horrible.

—SeungMin, yo lo saco, vamos-... —sus ojos se llenaron de lágrimas, dejó de escuchar a su amigo.

—Felix, ¡Felix! —con manos temblorosas fue hacia él, desabrochando el cinturón con dificultad, mientras todo se llenaba de humo, lo tomó en brazos y lo arrastró con él, mientras el llanto llenaba su pecho—. Felix... Felixie reacciona...

Al salir JiSung lo ayudó a cargar al Australiano, estaba muy herido, lo llevaron lo más lejos del auto que pudieron, JeongIn estaba allí, esperando herido sobre la calle, quería ayudar, pero su hombro dolía demasiado, estaba seguro que estaba quebrado en algún lugar.

—Seung, déjalo en el suelo, ¡Déjalo! —le gritó, dejando al Australiano boca arriba sobre el cemento de la calle—. No lo toques, lo puedes lastimar más.

—JiSung... No respira, no está respirando. —el miedo crecía sobre su pecho, quería gritar, comenzó a temblar y a llorar cada vez más fuerte, JeongIn tuvo que ir hacia él para sostenerlo con su brazo sano.

—SeungMin , está respirando, te prometo que sí lo está —dijo JiSung, tenía un golpe en su cabeza y la sangre caía sobre su costado hasta su hombro, pero parecía que estaba bien—. Estará bien, SeungMin, déjalo.

Esuchanan las sirenas a lo lejos, solo debía calmar a SeungMin hasta que la ayuda llegara.

—No, no... No ¡Felix! ¡Reacciona! —se escapó del agarre de JeongIn, que no era muy fuerte en ese momento, porque también estaba muy lastimado, fue hacia el rubio para tomarlo de sus hombros, de su rostro, buscando una señal de vida, algo—. Felix, despierta, por favor...

Las lágrimas apenas lo dejaban ver, pero notó el aleteo de sus párpados y cuando sus ojitos llenos de estrellas, que ahora estaban medios apagados, se entre abrieron.

—M-mira... Se vé Saturno.

Sonrió y un sollozo interrumpió lo que debía ser una sonrisa.

—Sí, amor, se ve Saturno, hablame de Saturno, por favor, háblame...

—Saturno tiene... Anillos, son miles de asteroides acumulados y forman... Hasta seis c-capas... D-de anillos, y-y se dividen por sus den-densidades... Ay, duele... —hablaba con dolor, y sus ojitos estaban perdidos en aquel punto brillante en el cielo sobre sus cabezas.

—¿Qué más tiene Saturno, amor? —preguntó, vió a sus párpados empezar a caer—. No, no, no... Hyung, dime más de Saturno, ¿Que tienen las capas de anillos? ¡Felix!

Un estruendo lo hizo alzar la vista, era del coche, ahora envuelto en llamas, el calor llegaba hasta donde estaban, la explosión lo distrajo un momento, mientras sus lágrimas seguían mojando sus mejillas.

—Fel... —vió al mayor, debajo de él, sus ojos estaban abiertos pero no tenía estrellas en ellos, sus labios estaban entreabiertos, como si estuviera a mitad de una palabra—. Felix... —llevó sus manos hacia su pecho, no sentía nada, no había latidos, no había el sube y baja de la respiración—. ¡Felix!

Fue tomado de los brazos por detrás, separandolo del mayor, escuchó las esposas cerrándose sobre sus muñecas.

—¡No! ¡No yo no hice nada! ¡Felix! —intentó liberarse, pero a los dos policías que lo retenían se le sumaron otros más, fue levantado del suelo y vió al cuerpo del Australiano tendido sobre la calle, cada vez más lejos de él—. ¡Ayúdenlo! ¡No respira! ¡Necesita ayuda!

No escuchó respuesta, no escuchó nada, y de nuevo, fue metido dentro de una patrulla y la puerta se cerró con fuerza frente a él, solo para ver a Felix allí, sólo, en medio de la calle, antes de desmayarse.

La imagen de Felix en su mente lo persiguió cada segundo luego de aquello, en el hospital, la comisaría, donde sea que iba, cerraba los ojos y sólo podía verlo a él.

Días después, cuando le dieron el alta del hospital, fue el día en que Felix despertó.

Fue hacia la sala del mayor, allí estaba él y su madre, no había nadie más.

SeungMin no tenía más que unos puntos sobre su cabeza, un par de vendas en algunas partes, pero estaba vivo, y se curaría en pocas semanas.

Felix lo miró al entrar a la habitación, una venda cubría su cabeza, tenía un yeso sobre su brazo, la manta de la cama del hospital cubría del torso para abajo, pero sabía que allí solo estaba peor.

—Hola, Felix. —dijo, con una sonrisa que le dolía, mientras se acercaba a su cama.

—Hola. —respondió el mayor, sus ojitos brillantes seguían allí, su rostro estaba arañado por los cristales, pero ya estaban cicatrizando.

—¿Cómo estás?

—Estoy bien, pero mi mano derecha está en este yeso, así que no puedo escribir, ni dibujar, no sé qué haré para no morir de aburrimiento —dijo —. Tendré que aprender a usar mi mano izquierda y seré ambidiestro.

SeungMin rió un poco, Felix seguía siendo Felix, y eso lo hacía sentir aliviado.

—Y tendré que usar eso —señaló una silla de ruedas, que estaba en una esquina—. Hasta que mis piernas se recuperen, pero debe ser divertido.

SeungMin no supo qué decir, miró a la madre del Felix, que tenía una expresión triste, pero que aún así lo miraba con cariño. SeungMin no entendía...¿Cómo podía mirarlo así? ¿Cómo después de que había sido él quien lastimó a su hijo así?

Él era el que iba manejando, él era el responsable de todo esto, él había matado a Felix por dos enteros minutos que tardaron en traerlo de nuevo, él había dañado a sus amigos también, más de lo que ya estaban, él había ocasionado un choque horrible.

Se sentía tan culpable de todo, que no podía tolerar que lo miraran de aquella forma, amable; él no merecía esa amabilidad.

No podía perdonarse, y no se perdonaría nunca.

—Felix tiene una contusión cerebral según los médicos, no es tan grave, pero... No ha sentido sus piernas desde que despertó. —dijo la mujer, y el corazón de SeungMin cayó a sus pies.

—Pero siguen ahí mamá, ya van a despertar también, solo están dormidas. —respondió el rubio.

La mujer cubrió su rostro para llorar en silencio, fueron apenas un par de minutos, para luego secarse sus lágrimas y volver a mirar a su hijo.

—Tienes razón, Felix... —la mujer tomó su mano para apretarla, con una sonrisa, al final, lo que importaba era que su hijo estaba vivo.

—Mamá.

—¿Sí, Felix?

—¿Quién es él? —señaló a Felix, sus ojitos brillantes lo miraron con curiosidad.

Eso había sido más que suficiente para terminar de romperlo, su sonrisa se fué, y su alma se estrujó en su pecho.

Quizás era el karma, quizás era el universo que había puesto todo en equilibrio, todo el dolor que había causado ahora tenía su consecuencia, y le quemaba el alma.

Felix, su primer y único amor, no lo recordaba.

Parpadeó para borrar sus lágrimas, hasta que se dió cuenta que quizás... Eso era lo mejor.

Lo mejor era que no supiera quién era, y así se alejara de él, le había dado muchos problemas.

¿Cómo podría creer que un amor con alguien como él y alguien como Felix pudiera funcionar? 1

—Él se llama-...

—Saturno —completó SeungMin—. Me llamo Saturno.

Oh, es mi planta favorito, ¿Sabías que tiene anillos acomodados en seis capas según su nivel de densidad?

SeungMin comenzó a llorar en silencio, la madre de Felix también, pero ambos se encargaron de ignorarlo, la mujer no entendía qué era lo que él joven quería hacer, pero lo dejó seguir.

—No, no sabía —dijo, en voz baja—. Fue un gusto conocerte, Felix. —finalizó, antes de salir de la habitación, sin llegar a escuchar la respuesta del mayor.

Corrió fuera del hospital, JiSung lo estaba esperando afuera, y fue directamente a abrazarlo, escondiendo el rostro sobre su hombro.

—N-no me recuerda... —murmuró, quebradose en los brazos de su amigo.

Oh, Seung.. Lo siento mucho —JiSung lo abrazó con firmeza—. Él ya te va a recordar, Seung, no te preocupes, dale un tiempo y-...

—No... No... —dijo —. Está mejor sin mí.

—Pero, lo amas, él te ama.

—Él ya no sabe quién soy, y yo... Le hice mucho daño —murmuró—. Él puede vivir sin mí.

JiSung no tuvo palabras unos cuantos segundos.

—¿Y tú sin él?

SeungMin no respondió, justo la puerta del hospital se abrió y salió JeongIn, con un pañuelo sosteniendo el brazo que se había fracturado, y una venda sobre su nariz.

—¿Están teniendo un abrazo grupal sin mí? Malditos desgraciados, les robaré la billetera y me compraré mejores amigos con su dinero. —dijo, mientras se abalanzaba sobre ellos para abrazarlo con el único brazo bueno, haciéndolos reír débilmente.

Finalmente ellos tres, tomaron un taxi hasta el McDonald's, para comer algo juntos, e intentar animarse, y por más que SeungMin sonrió, rió y en serio disfrutó estar con sus amigos, porque los amaba, un vacío en su pecho lo hizo sentirse triste y solo, por más que sonriera, no era sincero, y aquel sólo fue el primer día de su sufrimiento.

Desde entonces SeungMin mira a Saturno, aquel planeta favorito, como un sueño, dónde allí vive el amor que no pudo ser, los besos que imagina cada noche, los abrazos que faltaron, el amor que tuvo, y desperdició y la vida junto a su único y definitivo amor que nunca pudo ser.

En Saturno vive todo lo que nunca tuvo.

Mucho tiempo después, se encontró con Felix de nuevo, SeungMin visitaba el Planetario casi todos los días, pero se quedaba afuera, mirando, hasta que un día apareció, aquella cabellera rubia que reconocería a kilómetros de distancia.

Felix estaba en silla de ruedas, un recordatorio de lo que él le había hecho, una prueba más de por qué no debía nunca haber entrado en su vida.

En cuanto Felix volvió pasaba aún más tiempo, mirando desde el exterior del lugar, a bastante distancia para que él no lo viera.

Lo vió llegar en silla de ruedas muchos meses, luego en muletas, luego con un bastón, y luego de la mano de alguien más.

Se notaba en el brillo de sus ojos, en sus manos unidas, en aquel abrazo de despedida, en aquellos besos en las puertas del lugar.

Felix había encontrado otro amor.

De lejos secó sus lágrimas sólo, aún lo amaba, no podría olvidarlo nunca y no era su intención, habían pasado cosas tan felices juntos que se olvidaba que todo había sido triste.

Felix había amado por primera vez con él, SeungMin lo amaría para toda su vida.

Pero estaba listo para dejarlo ir, así que luego de verlo con aquella mujer, fue cuando se dijo a si mismo que lo tenía que dejar ir, al menos de la forma que pudiera, porque nunca podía sacarlo de su corazón, por ello, no volvió al Planetario nunca más.

Saturno | Original de © Junchi95

Solo dire que este oneshot tiene un final alternativo, así q no me linchen que yo también ando sensible. 😀

¡Gracias por leer!

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