Capítulo OO1.
Sacrificios para la humanidad
⚝
11 de Noviembre, 2058
Todo el mundo esperaba por el momento que se viviría en breve. Las banderas de cientos de países estaban elevadas, las personas pegadas a la televisión para enterarse de las nuevas noticias, y los verdaderos protagonistas de la aventura odiándose entre ellos en la sala de prácticas.
Tenía explicación.
Ellos nunca se habían llevado bien. No desde que se conocieron días atrás en la presentación oficial del cohete del mayor de ellos, Jungkook. Éste se había ofrecido a llevar consigo al otro por puro egocentrismo, por mostrarle lo que él tenía y el chico no... o tal vez por ayudar a la astronomía. Cosa que, dejando claro, no iba a ser.
Misteriosamente, aceptaron. Ambos. Y ahora se encontraban terminando las últimas prácticas en dúo en caso de emergencia. O eso se pensaba, pues peleaban más entre ellos que lo que pretendían llevar a cabo.
— Young, Park, fuera. —Habló el señor Feith.
Su voz dura, tono utilizado y expresión en su rostro, había dejado en claro que estaba más que cansado de la actitud de ambos adultos. Éstos, en cambio, se rehusaron a seguir en la misma línea y pararon las máquinas desde el aparato en sus muñecas para tomar postura y acercarse al agente.
— La última advertencia. —Habló de nuevo—. Se comportan como niños de cinco años cuando tienen dos décadas más. —Gruñó—. En tres semanas deben estar atravesando la atmósfera terrestre y, si permanecen de este modo tan infantil, me temo que el que lo haga seré yo, aunque muera en el intento.
— Pero, Numn. —Comenzó Jimin. El hombre le silenció y continuó hablando.
— Deben estar lo suficientemente preparados como para salir de nuestro planeta y no morirse en el camino. Y si llegan vivos, se matarán el uno al otro. Es irracional la actitud de ambos.
— Yo ya dije sobre una misión individual y no la aceptaron.
Añadió el rubio—. No es nuestra culpa si no queremos esto y no nos llevamos bien.
El señor Feith levantó un dedo hacia el astronauta.
— Punto uno; claro que es tu culpa, tú mismo te ofreciste a llevar a Jimin contigo en tu nave y ahora no hay vuelta atrás. Punto dos; si no se llevan bien por las buenas, lo harán por las malas, aunque les haga convivir las malditas veinticuatro horas del día juntos. —Su voz era dura, no había dejado de serlo—. Sacrificios para la humanidad.
— La humanidad me importa bien poco. —Se encogió de hombros Jungkook—. Yo sólo quiero llegar sano y salvo y repartirme con este intento de ser humano los millones que ganaremos.
La sonrisa arrogante que llevaba en sus labios mostraba una vez más lo tedioso que podía llegar a ser el rubio, haciendo rodar los ojos a Jimin.
— Pues si no se llevan bien y, por consiguiente, no completan la misión, no ganarás nada porque morirás en el intento. —Jungkook bufó.
— No lo haré.
— Ya veremos eso. —Se metió Jimin.
— ¡Muérete tú!
Un suspiro por parte del agente llenó la sala, volviendo la mirada de ambos chicos hacia su persona.
— Tres semanas para que sepan convivir como seres humanos entre ustedes, no más o le cederé la misión a Kenny.
Ahora, ambos resoplaron a la vez, Jungkook mirándole con una ceja alzada por haberle copiado. Aunque fuese el mayor, su actitud era más parecida a la de un adolescente rebelde que a un adulto de su edad.
Jimin tan sólo asintió a sus palabras y se acercó a tomar uno de los cascos cedidos, comenzando a caminar con él hasta la siguiente sala de prácticas.
— Estaré en la sala 043. —Avisó, el rubio le miró mal.
— Me lo cuentas como si me importara.
— Te lo cuenta para que vayas a ensayar con él, maldita sea.
Numn empujó su cuerpo para hacerle caminar dirección tras Park, a la vez tomando otro casco—. No quiero que salgan de ahí hasta que mínimo se lleven un 20% bien.
— Lo que diga, capitán.
Luego de un saludo militar, Jungkook desapareció ante los ojos del agente y se adentró a la sala de prácticas.
— Está bien, finjamos llevarnos bien y hacer las prácticas como si nos gustara, como si realmente fuésemos amigos. —Rió sin gracia.
— No te estoy obligando a nada. —Se encogió de hombros.
Jimin tomó algunas vendas y se acercó al rubio luego de colocarse las propias, tomando sus manos y preparándolas con cuidado de no hacerle daño y escuchar cualquier palabra malsonante de su boca.
— Listo. —Avisó cuando sus manos ya estuvieron listas—. Ya sabes, dos arriba, firme, tres abajo. Encenderé el ventilador.
Jungkook asintió, colocándose en el medio de la pista y esperando que el menor encendiera la máquina.
En cuanto eso comenzó, su cuerpo se sintió demasiado ligero y, en cuestión de segundos, estaba volando gracias al aire que salía por el gran ventilador.
El de ojos claros se unió poco tiempo después, manteniendo mil ojos en donde pisar y cómo hacerlo para no salir volando violentamente. Al principio todo parecía ir sobre ruedas.
— Lo estás haciendo bien. —Alagó.
— Ya lo sé, no necesito que un niñato me lo recuerde.
— ¿Así? Veremos quién es un niñato tras esto. —Y ahí iban de nuevo.
Jimin se acercó para aumentar la intensidad del vuelo y eso hizo a Jungkook perder un poco de equilibrio, recuperándose en pocos segundos.
— Eres un gran hijo de puta. —Murmuró.
— No hables que te entra aire en la boca y te llega al cerebro, dejándote más tonto aún.
Oh, el menor no había dicho eso.
Ahora fue el turno de Jungkook en aumentar la intensidad y el de Jimin de agarrarse a las paredes verticales para no volcar y caer.
— ¡Para o saldremos volando, imbécil!
— ¡Tú empezaste primero!
— ¡No, tú lo hiciste!
Poco a poco, ambos se fueron acercando, Jungkook tomando del cuello a Jimin con aires de superioridad y éste pataleando para no chocar con él o las paredes.
— ¡Suéltame!
— ¡Suéltame tú!
Jungkook, en ese entonces, soltó a Jimin. Tan rápido y fuerte que éste no lo esperó y salió volando hasta chocar con una de las paredes y caer definitivamente al suelo en un golpe sordo. Su cuerpo entero se quedó inmóvil y el miedo recorrió con profundidad la mirada del rubio antes de acercarse a los controles y pararlo todo, bajando despacio para atender a su compañero.
— Park. —Habló desesperado—. Park, vamos despierta, no me hagas este tipo de bromas.
Pero Jimim parecía estar inconsciente, así que se limitó a quitarle el casco y tomar su rostro para abofetearlo de manera suave.
— ¡Mierda, Jimin, quiero golpearte, pero cuando estés consciente y puedas devolverme los golpes! —Exclamó abrumado—. ¡Despierta, maldita sea!
Entonces, el cuerpo del de pelo negro se agitó y abrió sus ojos despacio, algo mareado y confundido. Suspiró al ver la figura de Jungkook frente a él y tocó su adolorido cuello, quedando sentado en el suelo.
— Casi me matas de un golpe, salvaje. —Murmuró con voz ahogada—. Te dije que bajaras la intensidad.
— Tú me has dado un enorme susto, empate. —Se atrevió a añadir rápidamente—. Pensaba que iba a hacer solo la expedición.
— Te juro que cuando estemos sobrevolando la atmósfera te sacaré a la puerta y te patearé el trasero hasta que caigas de la nave. —Habló con fastidio, tocando su espalda ahora y levantándose con cuidado—. Demasiada práctica por hoy. Mi cuerpo y mente van a colapsar, siento que voy a desmayarme en cualquier momento.
Jungkook entrecerró sus ojos y me miró con algo de recelo, sin embargo, asintió.
— Está bien, ve a descansar, yo recogeré los trajes y cascos.
El de ojos claros quedó más que impresionado por la actitud del mayor pero no se hizo de rogar, se encogió de hombros y siguió su camino.
«No soy ese tipo de personas que entienden sobre el tiempo pero él realmente merecía cinco minutos más...»
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