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epílogo 🪐

las horas más felices de mi amor fueron contigo, por eso es que mi alma siempre extraña el dulce alivio

Seungmin suspiró con nerviosismo cuando bajó del avión. Ver a Hyunjin después de semanas separados siempre había sido lo más emocionante de sus viajes, aunque en las últimas ocasiones era mayor la agonía de la espera para volver a verlo que la gratificación de conocer un nuevo lugar.

Sabía que Hyunjin y Seunghan estarían esperándolo como lo habían hecho desde hace siete años cuando empezó a tener ese estilo de vida nómada, sin embargo podía sentir la ansiedad de Hyunjin de manera tenue a través del lazo por lo que sus sentidos estuvieron alerta durante todo el proceso de registro. Cuando finalmente terminaron de revisar su pasaporte y comprobaron que era un ciudadano, el oficial le dio la bienvenida de regreso a Corea con una sonrisa y Seungmin arrastró su maleta hacia afuera.

Caminó un poco y empezó a buscar a sus chicos, la ansiedad de Hyunjin volviéndose propia de pensar que algo pudo haberles pasado en el camino que no los permitió llegar y Hyunjin, siendo el alfa tan protector que era, estaría más preocupado por él que por sí mismo. Pero esa nube de pensamientos se esfumó cuando vio a un bonito niño sosteniendo un ramo de flores con la decoración de un pequeño perrito, y a su lado a un apuesto hombre en traje y bien peinado con un globo de Pochacco en la mano. Seungmin no pudo contener la carcajada cuando la felicidad lo apretujó.

—¡Tío!—Gritó Seunghan corriendo hacia él y empujando levemente a una señora que estorbaba su camino. Hyunjin detrás se disculpó por su hijo y lo siguió hasta donde ya estaba el niño abrazando a Seungmin con cuidado de no arruinar las bellas flores que le había conseguido.

—Tío, te extrañé mucho.—Dijo el niño abrazándolo fuertemente. Antes de que Seungmin pudiera hablar, escuchó un sollozo fuerte proveniente del cachorro y el omega rápidamente lo abrazó con mucha más fuerza consternado de sus sentimientos delicados.—Te quiero mucho.

—Ohh, mi Seunghan. Sabes que yo también te quiero. Te amo tanto mi pequeño niño. Tan sensible ¿Huh?—Lo consoló Seungmin pasando sus manos con mucho cariño sobre el pelo del niño aferrado a su cintura. Cuando el agarre se intensificó, volteó a buscar la mirada de Hyunjin con un interrogatorio en sus ojos.

Hyunjin sonreía enternecido, pero rápidamente su semblante cambió a uno de preocupación. Seungmin reconoció eso y supo que se vendría una charla importante, esa era la cara de Hyunjin cuando tenían que hablar.

—Seunghan ¿No crees que yo también debería saludar a tu tío?—Dijo Hyunjin al niño, quien se separó con pesar y con las mejillas sonrojadas y húmedas. Antes de hacer cualquier otra cosa, Seungmin las secó con la manga de su suéter.

El omega caminó hacia Hyunjin y se inclinó para abrazarlo pero cuando el alfa posó sus manos en su cintura y lo jaló hacia adelante en un movimiento inesperado, apenas pudo reaccionar antes de tener a los labios del hombre estampados contra los suyos. Seungmin abrió los ojos demasiado asustado y puso las manos sobre los hombros de Hyunjin para empujarlo. Su mirada completamente aterrada volteando a ver a Seunghan y deseando que se le ocurriera alguna forma creíble de fingir que eso no había pasado.

Iba a matar a Hyunjin por eso.

Pero cuando Seunghan los miró sorprendido y feliz, como si hubiera estado esperando eso, la mente de Seungmin solo terminó de confundirse. El niño no parecía impactado ni molesto de ninguna manera y cuando Hyunjin volvió a poner sus manos en su cintura con una sonrisa gigantesca solo le dio un beso en sus mejilla antes de decir:

—Creo que le debemos una plática a Seunghan.

🪐

Por los siguientes tres años después de terminado el juicio contra su hermana, Seungmin se esforzó demasiado en recuperar la vida y la libertad que tenía antes de haberse mudado a Estados Unidos con la ayuda de una terapeuta a la que visitaba por largos periodos antes de recaer, dejar que todos sus demonios internos ganaran, dejar de asistir y luego regresar cuando el problema volvía a salirse de sus manos.

Hyunjin estuvo con él en cada parte del proceso tal como le prometió y tuvo una paciencia infinita para comprender que los nuevos traumas que antes no habían estado ahí entre ellos eran una adición desafortunada que Seungmin no podía controlar. Además de ello, también había que lidiar con los fantasmas y los problemas propios de su relación. Pero ello nunca desanimó al alfa.

Aún con Seunghan creciendo y graduándose del jardín de niños, Hyunjin todavía ayudó a Seungmin cada que necesitaba el confort de sus brazos o cada que necesitaba un espacio para sí mismo alejado de todo mundo. Supo esperar, supo estar, supo cuando no estar y también supo cómo dejarlo ir. Eso fue para Seungmin la prueba más grande de amor que alguna vez Hyunjin pudo darle.

Cuando Seunghan estaba próximo a terminar su primer año de la primaria, Hyunjin le propuso una idea en el camino hacia su casa mientras el cachorro dormía en la parte de atrás del auto abrazado al pequeño peluche de perrito que Seungmin le había regalado años atrás.

Recientemente había sido dado de alta oficialmente de la terapia, y aunque el progreso era notable por el brillo que lentamente había vuelto únicamente a sus ojos, el brillo completo de Seungmin todavía estaba escondido.

—¿Has pensado en viajar este verano?—Le preguntó Hyunjin.

El plan del alfa hasta hace una semana había sido proponer un viaje familiar para los tres a Disneyland en Francia pero después pensó en lo difícil que sería viajar con un niño de todavía seis años que se cansaba rápido y dormía o lloraba si estaba muy estimulado. Para alguien como Seungmin a quien siempre le gustó viajar por su cuenta, sin ninguna atadura, sería difícil estar atado a un alfa y a un niño como nunca antes lo había estado. También vencía un poco el propósito inicial que era volverlo a reconciliar con el hobbie que más libertad le había dado al omega antes de conocer al alfa que arruinó su vida.

Hyunjin no quería dejar ir solo a Seungmin pero tampoco quería ser un impedimento para que volviera a hacer lo que amaba. Tenía miedo de que si su plan funcionaba, el omega volvería a enamorarse de su independencia hasta el punto en el que no lo necesitara nunca más de la misma manera en que él lo necesitaba, y entonces tendría que lidiar con tener a Seungmin viajando dos o hasta tres veces al año y regresando por cortas temporadas mientras él esperaba cada noche por volver a verlo.

—Lo pensé.—Afirmó.—Pero no estoy muy seguro de eso. Tal vez a Seunghan no le agrade tanto viajar a los países que tengo en mente porque es un niño todavía.

—Seunghan no estará viajando contigo.—Le dijo Hyunjin con el ceño fruncido.

Seungmin lo miró.

—¿Y qué planeas hacer con él entonces?—Preguntó un poco divertido.

—Cuidarlo.—Respondió Hyunjin dando vueltas alrededor de la respuesta. Cuando Seungmin mantuvo su mirada confundida, tomó un suspiro.—Si hay un país que quieres visitar, hazlo. No deberías estar pensando en si a Seunghan le agradará o no porque creo que disfrutarías más del viaje si lo haces a tu manera.

Seungmin abrió y cerró la boca un poco atónito.

—No es que no quiera viajar con ustedes.—Aseguró.—Simplemente creí que podríamos esperar más a que creciera para poder empezar–

—No debes hacerlo.—Insistió Hyunjin.—Me dolería mucho que esperaras por eso y que después te des cuenta de que desperdiciaste tiempo valioso en donde pudiste estar sin mí o sin Seunghan haciendo lo que más te gusta.

—Me gusta estar con ustedes.—Afirmó Seungmin.

—Créeme, a nosotros también.—Le dijo Hyunjin.—Pero a veces creo que ansias algo que no puedo darte.—Especuló.—Antes no me hubiera importado ir al otro lado del mundo contigo si eso te hubiese hecho feliz, pero ahora no estoy seguro de poder seguirte en cada paso del camino si decides tomar uno separado. Tengo a un niño pequeño que incluso en parques de diversión termina dormido después de llorar y tú no firmaste para esto cuando decidiste darme otra oportunidad, así que no puedo hacerte responsable de eso también y atarte. Atarte es lo que menos querría hacer.

—Pero a mí no me molesta. Obviamente sé que Seunghan es tan solo un cachorro y que tú eres su padre, no espero que hagan cosas por mí si no se puede.

—Ese es el problema. Si quieres viajar, hazlo sin pensar en nadie más. Ni siquiera en mí. Estoy seguro de que todos te extrañaremos pero sobreviviremos. Hace mucho tiempo que has estado aquí.

Seungmin bajó la mirada y jugó con sus manos en su regazo.

—No voy a decir que no lo extraño.—Concedió.—Pero creo que incluso si quiero hacerlo, me cuesta porque estoy acostumbrado a estar contigo y con Seunghan y los tres tenemos una rutina que siento que si la rompo voy a extrañarlos y regresaré corriendo. No le veo el caso.

—Pero puede no ser así.—Dijo Hyunjin.—Puede que nos extrañes y aún así estes feliz de hacer las cosas que te gustan, cómo te gustan y cuándo quieras así como antes.

—Antes era fácil porque no tenía un hogar a dónde volver. Ahora no es así.

—Seungmin, incluso si tú te vas toda la vida, cuando regreses seguirás teniendo un hogar a dónde volver conmigo y con mi hijo.—Prometió Hyunjin entrelazando su mano con la de Seungmin y plantando un beso sobre ella.

Hyunjin lo estaba dejando ir nuevamente.

🪐

Seungmin cargó a Seunghan sobre su regazo todo el tiempo mientras Hyunjin relataba la vez en que tuvo la primera charla con su hijo acerca de su relación. Había estado sorprendido cuando se enteró de que el casi adolescente en frente suyo ya sabía y se les había adelantado que nunca pensó que estaría luchando por encontrar palabras qué decir.

Hasta hace un tiempo, él solo era su tío y no el omega de su padre ni la persona que debía darle una explicación acerca de por qué su madre no estaba con ellos. Aún así, seguía siendo muy pequeño para comprender y necesitaba primero entender todo el contexto y la naturaleza de su relación para saber lo que su madre había hecho. Seungmin de ninguna manera quería ensuciar cualquiera que fuera la imagen que el menor tenía de su mamá, al menos no hasta que tuviera la edad para comprenderlo y poder tomarlo con calma si le preguntaba.

Así que el omega se limitó a continuar acariciando el pelo de Seunghan mientras el niño lloraba aferrado a su cuello. Seungmin no podía dejar de pensar en lo mucho que consolar a este cachorro que tenía la cara de su alfa hizo por su omega.

Hyunjin ordenó comida rápida para celebrar que finalmente había regresado y que al fin los tres estaban en la misma página. Seunghan los hizo ver una película sobre superhéroes con los que estaba obsesionado y cuando el filme terminó, salió corriendo a su habitación mientras ellos recogían los trastes que habían quedado.

Charlaron en la cocina mientras Hyunjin limpiaba y Seungmin empezaba a platicarle acerca de su viaje con demasiada emoción.

Escucharon el timbre sonar y antes de que alguno de los dos pudiera siquiera dirigirse a la puerta, Seunghan ya estaba abriéndola para saludar a su mejor amigo. Sohee estaba del otro lado tomado de la mano con su madre quien había llamado a la puerta, ambos sonrieron felices cuando fueron recibidos por Seunghan.

—¿Señora Lee?—Preguntó Hyunjin cuando la vio, se acercó hasta la entrada. Seungmin la reconoció también.

—Hola Hyunjin ¿Cómo te va?—Preguntó ella con amabilidad.—Sohee, saluda al señor Hwang.—Le indicó a su hijo. El niño le ofreció una reverencia y lo saludó alegre.—Vinimos a recoger a Seunghan para la pijamada.—Le informó cuando lo vio todavía despistado.

El recuerdo le pegó a Hyunjin y abrió su boca recordando que era el día del mes en que su hijo y su mejor amigo tenían una pijamada un fin de semana cada mes, alternaban la casa en donde se realizaría.

—Por Dios, lo olvidé por completo.—Mencionó el alfa con arrepentimiento.

—Lo entiendo, Hyunjin. Seunghan nos dijo que estarían ocupados hoy.—Afirmó la omega echando un vistazo hacia dentro de la casa donde Seungmin estaba. Éste la saludó con un sonrojo furioso en las mejillas.

Seunghan estaba en la puerta también cargando una mochila que él mismo había ido a preparar para pasar la noche, viéndolo con una mirada expectante. Hyunjin sonrió enternecido.

—Creo que este mes era nuestro turno para ser anfitriones, Seunghan.—Lo reprendió de broma. El niño lo miró a él y a Seungmin con una sonrisa traviesa.

—No. Sohee y yo cambiamos las reglas, ahora son dos pijamadas seguidas en casa de cada quien ¿Verdad?—Le preguntó al otro niño.

—¡Sí!—Asintió cómplice.

Los adultos se rieron y finalmente Hyunjin aceptó que Seunghan se marchara con la madre de Sohee volviéndose a disculpar por haber olvidado el compromiso. Si Hyunjin sabía que Seunghan había mentido, el alfa nunca se lo diría a su hijo.

Más tarde en la noche, Seungmin descansaba exhausto al lado del alfa y recargaba la cabeza en su pecho para trazar pequeñas figuras imaginarias en su hombro y repasar con sus dedos el tatuaje de Hyunjin que se había hecho por él hacia tanto tiempo.

—No entiendo cómo el jetlag no te ha afectado.—Comentó Hyunjin acariciando el suave pelo de su omega. Seungmin se rió.

—Oh, sí lo tenía pero la charla que tuvimos definitivamente lo asustó.—Respondió.—No pensé que lo descubriría tan rápido, pero creo que yo también lo subestimé. Me sorprende lo inteligente que es Seunghan.—Admitió Seungmin complacido.

—Fueron Jaehee y Chae las que le dijeron, después de eso él terminó de reunir los puntos.—Le explicó Hyunjin. Disocio un  poco y luego soltó una pequeña risa.—Él dijo que tú me hacías feliz, y que quería que yo fuera feliz.—Relató con añoranza.

—Ese niño te ama más que a nada.—Reconoció Seungmin todavía acariciando la caliente piel del alfa.—Yo también.

Hyunjin le sonrió devuelta y besó su coronilla.

—Me alegro que estés devuelta.—Dijo Hyunjin.—Te extrañé demasiado esta vez. Esperar tus llamadas es lo que me motiva siempre hacia el final del día. Las fotos que mandaste se veían hermosas.

—Yo también te extrañé mucho.—Le confesó Seungmin.—El último mes conté los días para regresar y poder verte. Me alegra que ahora no tenemos que ocultarnos más de nadie en nuestra familia oficialmente.

—También me alegra, estoy feliz que no tengas que pretender estar tan cansado como para regresar a tu casa. Ahora estás aquí.—Dijo como si no pudiera creerlo.

Seungmin le besó la mejilla. Cuando retomó su lugar en el hombro de Hyunjin para descansar, se quedó pensando un poco.

—Hyunjin.—Lo llamó.

—¿Hmm?

—¿Tú eres feliz?—Preguntó Seungmin.

—Ahora que has vuelto, sí.—Respondió con sinceridad. Seungmin apretó sus labios.

—Pero en general.—Corrigió.—¿Dirías que eres feliz?

Hyunjin frunció el ceño.

—¿Por qué preguntas eso?—Lo cuestionó y Seungmin hundió los brazos. Éste se había incorporado sobre su pecho para poder verle la cara.

—Yo soy muy feliz.—Admitió.—Estoy feliz de verte, también. No te imaginas cuánto lo deseé. Pero estar y ser son dos cosas muy diferentes, siempre que te pregunto, dices que estás feliz. Pero nunca me has dicho si eres feliz. Yo soy feliz y estoy feliz cuando estoy con ustedes. Pero cuando estoy lejos y miles de kilómetros nos separan, yo sigo siendo feliz porque te tengo en mi vida. Sé que llegando al hotel podré marcarte y contestarás sin importar qué hora sea. Me da la impresión que para ti no es igual.—Expresó consternado.

—Nunca había pensado eso.—Admitió Hyunjin después de unos segundos de silencio.—Por lo general no expreso estas cosas, no tengo con quien hacerlo más que contigo o con Seunghan... Así que cuando lo digo, es porque en ese momento me siento feliz. Tú... siempre has sido más libre, siempre fuiste más independiente de mí de lo que yo fui de ti. Me costó mucho poder volver a ver tu brillo de nuevo, y eso también me hace feliz.

—Pero yo soy feliz porque hago lo que quiero y estoy con las personas que quiero. ¿Y tú?

—Yo estoy con las personas que quiero, y eso para mí es más que suficiente. Es más de lo que solía pensar que alguna vez tendría cuando no estábamos juntos.

Seungmin suspiró con tristeza. Sabía que el difunto padre de Hyunjin lo había obligado a convertirse en el director de su empresa a pesar de que eso nunca fue el sueño de Hyunjin. Pero ser maestro de arte nunca fue una profesión digna de un alfa como él.

Seungmin no iba a decir que su felicidad no dependía en gran parte de tener a su alfa y a Seunghan, pero también reconocía que había muchos más factores que contribuían a ella. En cambio Hyunjin siempre había sido del tipo que ponía su felicidad entera sobre de personas y dependía de ellas, esa era simplemente su forma de amar y Seungmin lo sabía perfectamente. También sabía que la vida ideal de Hyunjin siempre se vio muy distinta que la suya, llena de domesticidad y con sus seres amados a su lado todo el tiempo, viviendo con él en una casa donde proveyera y en donde pudiera cuidarlos. Tal vez era su forma de amar o su instinto de alfa, pero seguía siendo una forma válida de felicidad.

Seungmin nunca hubiera podido romper esa felicidad por sí mismo si Hyunjin no lo hubuera convencido de volver a viajar y a trabajar en lo que quería, incluso si el sacrificio era el estilo de vida que hacía feliz al alfa. Él ya estaba acostumbrado a esa domesticidad de todos modos antes de que se fuera, y no le molestaba en absoluto. Tal vez no podría hacer mucho por ayudar al alfa a hacer lo que realmente le gustaba y darle a probar de la felicidad que él tenía, pero sí podía ayudarlo a alcanzar la suya. Sus formas de felicidad no tenían por qué ser incompatibles.

Si Hyunjin lo había dejado ir, era momento de regresar. Seungmin estaba listo.

—¿Serías feliz si me quedo?—Volvió a preguntar. Los ojos de Hyunjin se iluminaron de anhelo, pero el alfa todavía lo negó.

—De ninguna manera podría ser feliz si tú no lo eres.

—Nunca dije que yo no sería feliz.—Dijo Seungmin.—No creo que toda la vida uno de nosotros necesite sacrificarse para hacer feliz al otro.—Expresó tomando la mano de Hyunjin.—Ya no.

—P-pero tú... ¿Quedarte? ¿Conmigo?

—¿Con quién más?—Preguntó divertido.—Quedarme contigo, vivir con ustedes. Estoy cansado de viajar, este estilo de vida no es para siempre y he tenido suficiente.

Hyunjin tragó grueso.

—Eso es lo que yo más querría... pero solo si tú lo quieres.

—Lo hago.—Aseguró Seungmin.

—¿Lo haces? ¿O solo sientes lástima por mí?

—Tal vez sea lo segundo.—Bromeó Seungmin dándole un beso en la boca. Sonrió pícaro y se subió sobre el regazo del alfa, pasó sus manos por todo su pecho. Nunca podía dejar de tocarlo cuando se reencontraban, era como si tuviera que volver a llenar sus manos de la sensación tan placentera que era acariciar a Hyunjin.—¿No te gustaría? Regresar a casa y tener la cena lista y la tarea de Seunghan terminada.—Propuso Seungmin meciéndose sobre su miembro en un vaivén lento.

Hyunjin gimió. Su parte baja interesada y poco a poco despierta.

—No hables de eso mientras te meces encima de mí.—Se quejó Hyunjin. Seungmin se rió fuertemente.

—Lo siento.—Dijo con una disculpa.—Pero apuesto a que te haría feliz tenerme para ti, así, todas las noches.—Insistió acelerando sus movimientos.

—Soy un alfa viejo ahora.—Objetó Hyunjin con una súplica.—Hacerlo todas las noches sería una locura.

—Pero despertaríamos los fines de semana juntos en la misma cama. Me tendrías en en tus brazos siempre. Podrías marcarme con tu olor antes de ir al trabajo y cuando regreses tendría un nido listo para los dos.—Seungmin comenzó a brincotear sobre su miembro, la sensación de sus pieles desnudas enloqueciéndolos a ambos.

—Podría correrme de solo imaginarlo.—Gimió Hyunjin jalando de la nuca del omega hacia abajo para plantarle un gran beso lleno de hambre. Seungmin continuó frotándose contra él.

Desesperado, se levantó de su regazo apoyado en sus rodillas y tomó el erecto miembro del alfa debajo suyo y con cuidado lo acomodó para poder introducirlo. Hyunjin tembló agresivamente cuando vio a Seungmin encima de él sentarse sobre su miembro, su entrada anteriormente abierta volviéndolo a apretar y sintiendo la pasión infinita gorgoteando dentro suyo como siempre que tenía al omega para él mismo.

—Te amo.—Gimió Seungmin cuando comenzó a montarlo con vehemencia. El alfa dirigió sus manos hacia la delgada cintura del omega y lo ayudó a controlar sus movimientos, ayudándolo ocasionalmente con empujes hacia arriba apoyado de la planta de sus pies.

Los choques de sus pieles se hicieron mucho más constantes cuando se acercaron al orgasmo, Seungmin brincaba encima de él con la cabeza tirada hacia atrás y sostenido de las manos con el alfa que gemía roncamente sintiendo a su liberación aproximarse. Cuando Seungmin finalmente pudo encontrar su propio punto, chilló cada vez que tal zona fue besada en su interior, apretó su interior y ambos gruñeron cuando lo sintieron. El nudo de Hyunjin se formó después de correrse mientras Seungmin abría la boca y dejaba escapar un grito placentero. Cayó rendido encima de su pecho, muy gustoso de estar unidos finalmente. El dolor inicial del nudo disipado con la mente borracha de placer que intoxicó al omega.

te puedo yo jurar ante un altar mi amor sincero, a todo el mundo le puedes contar que sí te quiero


Cuando Hyunjin le propuso matrimonio, Seungmin había estado apenas viviendo con ellos por ocho meses. Incluso cuando tomaron la decisión de vivir juntos, las reacciones fueron divididas.

Changbin, Jisung y sus hijas celebraron felices y les desearon la mejor de las suertes. Gayoon estuvo atónita por un minuto, pero cuando vio a sus dos hijos abrazarse con orgullo, no pudo evitar querer unirse a la celebración. Soojun había dado su opinión incluso cuando no fue requerida, pero después de escuchar el gruñido de advertencia que salió de Hyunjin supo que no tenía caso intentar persuadirlos y se limitó a desearles salud y abundancia. Minho y Jeongin amenazaron a Hyunjin con cuidar bien de Seungmin antes de abrazarlos con fuerza. Incluso Felix y Bang Chan a quienes les llamó para contarles se alegraron por él y prometieron que pronto visitarían Corea para visitar su nuevo hogar.

Hyunjin compró una casa tan grande que Seungmin pensó que sería una tristeza cuando Seunghan creciera y se fuera de la casa, porque entonces aquel gran espacio quedaría vacío. Pero aquella preocupación se despejó cuando vio al alfa tan emocionado por contratar jardineros, decoradores de interiores, e incluso arquitectos para terminar de darle los toques necesarios al que sería su hogar por el resto de sus vidas. La casa tenía grandes ventanales que daban al jardín inmenso que rodeaba la casa, la cocina remodelada que Hyunjin dejó a cargo de Seungmin era un completo sueño para el omega. Era una cocina integral con una isla muy grande en la que Seungmin podría pasar horas practicando e inventando las recetas que él quisiera.

Seunghan estaba muy emocionado con su nuevo cuarto decorado de su súper héroe favorito, Spiderman, y no podía dejar de saltar cuando Hyunjin lo ayudó a montar una repisa para que colocara su colección de Funko Pops. La habitación de Hyunjin y Seungmin era la más grande de la casa, tenía un vestidor y baño propio que lo hizo tan feliz cuando finalmente lo vio lleno con sus pertenencias, la parte de Hyunjin repleta de trajes y camisas caras y finas contrastada con las sudaderas y los suéteres a los que Seungmin estaba acostumbrado. Poco a poco el hogar se fue sintiendo propio, por primera vez ambos eran capaces de experimentar lo que era vivir juntos. Los dos cepillos de dientes a juego estaban colocados sobre una taza mal pintada que Seunghan les había regalado en el día del padre que contenía dibujos de unos perritos y unos hurones sobre pasto lleno de flores y un sol sonriente. Hyunjin pidió específicamente que su baño tuviera dos lavabos para poder cepillarse los dientes juntos por la noche.

La convivencia diaria no fue un problema, y aunque a veces tenían pequeñas discusiones, Seungmin siempre terminaba consiguiendo que Hyunjin le pidiera perdón incluso si era él el de la culpa. El alfa no toleraba no poder dormir abrazados, y por las noches Seungmin permitía ser la cuchara pequeña solo para que el alfa pudiera descansar profundamente. La sensación de despertar y estar rodeado de los brazos de su alfa era algo a lo que Seungmin nunca más renunciaría.

Hyunjin se puso de rodillas frente a él un sábado en la mañana mientras tomaban el desayuno en el jardín. Se habían acostumbrado a celebrar de esa manera el día en que se mudaron juntos cada mes, pero cuando Seungmin salió y vio la bonita decoración del jardín, supo por las pequeñas risitas de Seunghan que el niño y su padre habían tramado algo.

—Pensaba pedirte esto cuando cumpliéramos el aniversario de haber empezado a vivir juntos, pero ya no podía esperar más.—Confesó Hyunjin cuando le enseñó la pequeña caja.—También practiqué un discurso con Seunghan, pero honestamente lo olvidé. Lo único que puedo decir ahora mismo es que siempre he soñado con esto, con pedirte matrimonio y poner un anillo en tu dedo. Lo he querido desde que éramos unos niños y creo que estoy cerca de cumplir ese sueño. Seungmin ¿Quieres casarte conmigo?

El omega no pudo evitar llorar cuando escuchó las palabras sinceras de Hyunjin. Casarse con este alfa era todo lo que el Seungmin de diecisiete años hubiera anhelado y no podía negar que el Seungmin actual mantenía vivo ese sueño. Su padre enloquecería, Hyunjin y él tendrían que dar declaraciones en nombre propio y de la empresa para explicar su relación, la prensa definitivamente tendría algo de qué hablar, pero nada de eso importaba. Todas esas cadenas finalmente estaban rotas.

—¡Claro que sí!

🪐

Seunghan suspiró con pesadez cuando vio el restaurante en frente suyo y el auto de su padre se estacionó. Habían llegado.

—Sabes que no tienes que hacer esto si no quieres. Puedes negarte.—Le recordó Hyunjin volteando de su asiento hacia la parte trasera del vehículo. Seungmin, a su lado, hizo lo mismo. Ambos lo vieron con compasión y amor en sus ojos, el auto todavía encendido.

—Está bien.—Les aseguró con una sonrisa nerviosa y se secó las manos del sudor. Abrió la puerta para bajar del carro.—Es algo que tengo que hacer.—Dijo.

—Sabes que puedes marcarnos en cuanto quieras que vengamos por ti estaremos por la zona la primera media hora por si nos llamas.—Le recordó su padre.

—Aún así, llámanos cuando quieras que vengamos a recogerte.—Pidió Seungmin.

Seunghan asintió y finalmente salió para caminar hacia el local, no sin antes voltear a despedirse de sus padres. Entró y escuchó el tintineo de la campana, inspeccionó por todo el lugar hasta que finalmente encontró a quien estaba buscando. La mujer tenía el pelo rubio y vestía el color que habían acordado, ella lo esperaba con una sonrisa saludando desde su mesa.

El alfa se acercó lentamente hacia allá y tomó asiento en frente de ella, su boca estaba seca y su corazón palpitaba rápido.

—Hijo.—Dijo la mujer removiéndose en su asiento, su sonrisa era un poco perturbadora. Una sensación rara lo envolvió cuando escuchó aquellas palabras.

—Hola.—Saludó tímidamente.

—Seunghan, estás tan grande.—Reconoció Somi. Sus ojos rápidamente se llenaron de lágrimas.—Mírate, te convertiste en un apuesto alfa. Veo que creciste bien.—Dijo ella todavía observándolo.

Seunghan asintió sin saber qué decir.

Cuando cumplió los dieciséis años, sus padres le contaron aquello que no le habían querido contar cuando tenía trece. Su corazón tembló con tristeza y pena cuando escuchó a Seungmin contarle entre sollozos su historia con la mujer que estaba en frente.

Ella era bonita, incluso con esos pómulos fuertes y con la piel maltratada todavía había un vestigio de belleza. Su cabello estaba teñido y peinado en una coleta, sus manos eran frías cuando acariciaron sus brazos. Esa mujer era su progenitora, algo en su ADN le pertenecía a ella.

No podía concebir en su mente todo el daño que le había causado a sus padres.

La mujer le preguntó por la universidad y después continuó preguntándole cosas de su vida que estaba deseosa de saber. El reencuentro era raro, y aunque sabía que a petición de su padre estaban siendo vigilados por un abogado del juzgado familiar, todavía había algo que lo mantuvo alerta. Aún así platicó con ella y la escuchó, incluso intentó consolarla en todas las veces en que lloró.

Intentó deshacerse de sus prejuicios como le había prometido a Seungmin cuando él le dijo que sus problemas no debían afectar la relación que él quisiera mantener con ella, pero mientras más hablaba, menos lo entendía. ¿Cómo alguien sería capaz de hacer algo así?

—¿Puedo preguntarte algo?

Somi ladeó su cabeza y asintió.

—Claro.—Accedió, la voz que utilizaba cuando le contestaba preguntas era más aguda que su voz normal.

—¿Por qué le hiciste eso?—Preguntó con todo el valor reunido.

Ella deshizo su sonrisa.

—¿Él te mandó a-?

—Él no hizo nada.—La interrumpió. La mirada de la mujer se había vuelto sombría y resentida.—Solo quiero comprenderte, porque no logro hacerlo. Yo también tengo una hermanita...—Le dijo aunque tuvo la sensación de que no debería estarle contando eso. La vida de su familia no era asunto de ella.—Y no me imagino lastimándola a propósito bajo ninguna circunstancia. No entiendo... no entiendo.

La mujer negó con la cabeza.

—Sabía que te había lavado el cerebro.—Dijo ella.—¡Eso es lo que hace! Pretende ser la víctima en todo y siempre se sale con la suya.—Le explicó desesperada.—Así convenció a tu abuelo y a tu papá...—Se lamentó.

Seunghan hizo la cabeza para atrás por un instante.

—¿Qué?

—Tu papá y yo estábamos bien hasta que él llegó. Inventó que lo envenené porque nunca pudo superar que haya resultado un beta y tuvo que destruir nuestra familia. ¡Embrujó a tu padre para que le creyera! Me hizo tanto daño.—Chilló la mujer.

Seunghan se mantuvo quieto, parpadeando sin poder creer lo que escuchaba.

—Tú sabes que ellos son destinados ¿Cierto?—Preguntó.—Claro que no embrujó a papá. Él le creyó porque es su omega y hubieron pruebas en tu contra. ¿Crees que no lo sé?

Ella abrió los ojos y sacudió la cabeza erráticamente de nuevo.

—¡La destinada de tu padre soy yo! Él y yo nos casamos en cuanto lo supimos, pero él siempre estuvo enamorado de tu padre y siempre lo incitó para que me dejara. Esa zorra es muy mala. Tienes que alejarte, él también te tiene embrujado-

—¡No es cierto!—Espetó enojado. Se obligó a calmarse cuando el abogado se cambió de mesa para estar más cerca. La muejr lloraba incontrolablemente y llamaba la atención de los demás comensales.—No vuelvas a habalar así de él.

—¡Oh!—Se lamentó aún más. Sus ojos se volvieron rojos.—Mi hijo.—Sollozó.—Me quitó a mi hijo también, te puso en mi contra.

—Todo lo contrario.—La corrigió.—Él siempre quiso que tuviera una buena imagen de ti y que te diera la oportunidad cuando yo estuviera listo, pero nunca quise hacerlo mientras cumplías tu condena porque era muy chico. Cuando pediste verme después de que saliste, papá estaba dispuesto a mandar a sus abogados para rechazar la petición pero él lo convenció porque yo lo pensé por días. Quise verte porque lo único que conocí de ti toda mi vida fue a través de fotografías.

—Eso te hace creer ahora.—Le advirtió.—Que es bueno y bondadoso, que se preocupa por ti. Y cuando menos te lo esperes hará algo en contra tuya porque tiene problemas, es malvado. ¡Siempre envidió lo que yo tenía!

—Eso no es cierto.—Volvió a negarlo Seunghan, su olor inevitablemente se hizo más pesado. La omega chilló.

—Ahora tienen otra hija...—Resaltó ella.—¡Date cuenta de que es una zorra!

Seunghan golpeó la mesa y se levantó.

—¡Te prohíbo que hables así de mi madre!

—¡Él no es tu madre! ¡Yo soy tu madre! ¡Yo fui quien te parió!

El abogado ya estaba acercándose hacia ellos y la tomó de los hombros obligándola a tranquilizarse. Había empleados del restaurante que se veían a punto de acercarse también.

—Él fue quien me crió. Para él bailé en todos los festivales del día de la madre, él quiso que siguiera en contacto contigo porque pensó que necesitaba conocerte. Pero tú ni siquiera me conoces.—Dijo Seunghan.—Ni siquiera puedo perdonarte si no eres capaz de aceptar tu error y dejar ese odio que tienes contra él. No vuelvas a buscarme, ni a mi ni a mis padres, ni a nadie de la familia. No quiero tener nada que ver contigo.—Manifestó también viendo al abogado quien tan solo asintió.

Seunghan salió del restaurante con su corazón temblando y un nudo terrible en su garganta. Buscó en su celular, y cuando contempló marcar al número de su padre tan solo se sentó en una de las bancas del jardín al que había llegado y en su lugar le marcó a su omega quien prometió que estaría al pendiente.

—¿Amor?—Respondió Sohee de inmediato.—¿Estás bien? ¿Cómo te fue?

—Ella está loca.—Sollozó cuando finalmente se permitió sentir todas las emociones que había estado reprimiendo por la anterior hora.—Está completamente loca. Le pregunté por qué hizo lo que hizo, y aunque sabía que no sería una charla agradable, no me esperaba nada de eso... ella habla de papá como si genuinamente creyera que él la amaba y que éramos una familia feliz. Dijo que mamá embrujó a papá y no sé cuánta mierda más.

Sohee al otro lado le pidió que se tranquilizara.

—Creo que eso es algo que pasa muy seguido.—Dijo el omega.—Estuve investigando desde que me dijiste que la verías y encontré que muchos ex convictos terminan creyéndose las mentiras que inventan incluso si literalmente están pagando una condena porque los encontraron culpables. No la justifica, pero... pero creo que ella reaccionó así porque en su mente las cosas fueron de esa manera.

—Pero no lo fueron.

—Yo sé que no.—Dijo Sohee.—Pero con una persona así no se puede tratar, están dañadas.

—Ni siquiera sé por qué accedí a verla.—Admitió arrepentido.—Fue una tontería, era obvio que algo así iba a pasar.

—Amor, tenías derecho.—Le recordó su novio.—Tenías que hacerlo o si no te hubieras quedado con esa espinita para siempre, pero ahora ya te la sacaste. ¿No es así? Sé que fue un trago amargo y que desearías no haberlo hecho, pero al menos ahora ya no tienes esa incertidumbre.

—Tienes razón.—Asintió.—Siempre tienes razón.

—Sabes que sí.—Obvió Sohee.

Seunghan sonrió. Su madre siempre decía lo mismo cuando su padre le daba la razón.

—¿Quieres venir a mi casa? Podemos ver películas de Marvel.—Propuso su novio.

—No, está bien.—Declinó amablemente.—Iré más tarde. Ahora mismo necesito un abrazo de mamá.

Sohee le dijo que lo esperaría y se despidió con un "Te amo".

🪐

Seunghan llegó a su casa, y al entrar lo recibió la pequeña Sullyoon que estaba jugando en su patio con su padre, corrió hacia sus brazos.

—¡Oppa!—Lo saludó extendiendo sus brazos para que la alzara. Seunghan la cargó en sus brazos.—Hola pequeña.

Su padre se acercó hacia él con preocupación.

—¡Seunghan! ¿Por qué no llamaste para que te recogiéramos?—Preguntó preocupado. Al ver su semblante, el alfa arrugó el ceño.—¿Estás bien?

—Sí.—Respondió dándole una sonrisa tranquilizadora.—Necesitaba despejar mi mente y quise caminar.

—Te pudo haber seguido.—Se preocupó su padre.

—El abogado se quedó con ella.—Le aseguró.—Tranquilo.

Hyunjin asintió levemente.

—¿Dónde está mamá?—Preguntó antes de que lo siguiera interrogando.

—En nuestra habitación. Se quedó dormido hace rato.

Seunghan asintió y bajó a Sullyoon para caminar hacia dentro de la casa. Se detuvo en la chimenea en donde tenían retratos de fotografías de distintos momentos de sus vidas.

Había una fotografía de su primer día de escuela, una fotografía muy vieja de sus padres en sus años de adolescentes subidos en un juego de un parque de diversiones, una foto del día en que adoptaron a Sullyoon, una foto familiar de sus abuelos y sus tíos en una cena de Navidad y finalmente una foto en grande del día de la boda de sus padres.

Se movió hacia arriba de las escaleras y escuchó unos pequeños pasitos detrás de él. Cuando volteó, su hermana lo seguía y lo miraba con sus pequeños ojitos de venado.

—¿Vas con mami?—Preguntó emocionada.

—Así es.—Le dijo.

—¡También voy!

—No.—Se negó.—Necesito hablar con ella a solas.

Sullyoon pareció no comprender. Sus dos coletas se colgaron cuando inclinó la cabeza.

—P-pero mami...

—Yoon, por favor. Necesito esto. Tú la tienes todo el tiempo.

—¡También quiero mamá!—Exigió pisoteando con sus piernitas.

—¡También es mi mamá!—No pudo evitar engancharse en la discusión. Se sintió estúpido peleando con su hermana de casi cuatro años.

Hyunjin apareció cuando escuchó la conmoción. Cargaba en sus brazos todos los juguetes que había dejado la cachorra afuera.

—¿Qué pasa aquí?—Preguntó.—¿Por qué le gritas a tu hermana?

—Necesito ver a mamá y ella quiere ir. ¡Pero no quiero! Yo también merezco tener tiempo a solas con ella.—Sollozó el alfa. Su llantó se soltó de inmediato.—Ella ha tenido a mamá todo el tiempo, y-yo no... y la necesito ahora. Para mí.

Hyunjin sintió su pecho apretado cuando vio a su hijo llorando de esa manera. Sabía que algo más había pasado con esa mujer, pero no empujaría a su hijo a decírselo si no quería hacerlo. Tal vez con Seungmin pudiera abrirse así.

—Yoonie, ven princesa. Acompaña a papá por algo de comer para cenar al rato.—Le propuso Hyunjin.—Mientras tanto Seunghan y mamá van a platicar. ¿Sí?

La cachorra talló sus ojitos y asintió con la cabecita. Abrazó a su hermano y bajó las escaleras hasta donde estaba Hyunjin, contenta de pasar tiempo con su padre.

Seunghan tomó un suspiro muy pesado antes de continuar subiendo las escaleras hasta donde estaba Seungmin. Abrió la puerta con precaución y se encontró con el omega dormido sobre un nido cómodamente.

Desde que habían adoptado a Sullyoon, sus padres habían estado ocupados y cansados constantemente por los cuidados que un cachorro requiere. Especialmente Seungmin empezaba a recuperar su horario de sueño después de los primeros años que fueron los más difíciles ahora que su hermana era ya una infante. Admiraba a su padre por haberse hecho cargo de él por su propia cuenta.

—Mamá.—Lo llamó moviendo su brazo con cuidado para despertarlo. No quería meterse en su nido sin permiso, aunque se moría de ganas por hacerlo y encontrar consuelo.

Seungmin se removió cuidadoso. Cuando lo vio se incorporó rápidamente y tomó su mano con preocupación.

—Seunghannie...—Lo llamó.—¿Has estado llorando?—Estiró su mano para acariciar su rostro y limpiar sus lágrimas.—Mi pequeño alfa...

Seunghan soltó un hipido y se permitió llorar fuertemente. Seungmin se hizo a un lado y palmeó a lado de él para permitirle entrar en su nido. Casi como si adivinara qué necesitaba, Seungmin lo abrazó fuertemente y dejó que llorara en su hombro.

—S-sé que...—Carraspeó.—Sé que empecé a llamarte mamá cuando Yoona llegó porque no queríamos confundirla, pero... quería decirte que yo en verdad siempre te consideré así.—Dijo el alfa con tristeza.

Seungmin acarició su pelo con cariño.

—Cuando tenías cinco años me llamabas así todo el tiempo.—Le contó Seungmin como quien cuenta un secreto.—A veces siento que debí regresar con ustedes desde antes.—Admitió el omega.—Cuando eras más pequeño y necesitabas una mamá. Lamento haberme ido, pequeño.

—No fue tu culpa.—Le hizo saber.—No te culparía nunca por eso.

Seungmin sonrió con tristeza.

—¿Ella...?

—No sé quién es esa mujer.—Espetó Seunghan.—No quiero verla de nuevo. No tiene caso. Mi familia son papá, Yoona y tú. Mi única madre eres tú.

Los ojos de Seungmin se llenaron de lágrimas.

—También eres mi hijo, mi pequeño alfa.

🪐

Hyunjin llegó cansado del trabajo y hastiado del tráfico de la ciudad. Cuando entró a la casa, la escena que le dio la bienvenida fue su omega dormido sobre el sillón con su hija dormida en su pecho. Las luces estaban apagadas y estaban tapados con una manta. Era viernes, así que Seunghan llegaría dentro de una hora de casa de su omega.

Hyunjin prendió la luz y se puso de cuclillas y acarició la frente de Seungmin para despertarlo. Tuvo un recuerdo de años atrás cuando Seunghan era un cachorro y Seungmin lo esperaba de la misma manera. Sonrió con cariño de solo pensar que a su omega le gustaba dormir con sus cachorros en brazos.

Seungmin despertó un poco despistado y cuando lo vio le dedicó una sonrisa modorra.

—Alfa.—Lo saludó.—Ya llegaste.

Hyunjin asintió.

—¿Quieres que la recueste?—Le preguntó refiriéndose a Sullyoon. Seungmin accedió y cuando Hyunjin tomó a la cachorra en brazos cuidadosamente, finalmente pudo incorporarse para saludar a su alfa con un beso.

—Calentaré la cena. Seunghan no tarda en llegar tampoco.—Dijo viendo la hora.

Hyunjin asintió y subió las escaleras hasta el cuarto de princesas de su hija. Entró en la habitación con cuidado y prendió la luz de noche con pequeñas estrellas que Seunghan le heredó. Acostó a la niña en su pequeña cama y la arropó con cariño dejando un beso en su mejilla. Antes de marcharse, tomó el conejito rosado que era su favorito y se aseguró de marcarlo con su olor para ponerlo a un lado de la cachorra.

Bajó las escaleras y vio a Seungmin en su cocina. A Hyunjin le encantaba verlo en ese lugar de la casa porque era completamente del omega, nadie tenía permitido agarrar nada ni hacer nada en la cocina sin avisarle a Seungmin.

—Seunghan nunca fue tan difícil de hacer dormir.—Afirmó Seungmin divertido. Hyunjin se rió.

—Claro que lo fue, tú solo te dormías primero hasta que él dormía.—Le recordó Hyunjin.

—Bueno, sigue siendo una buena técnica para dormir bebés.—Se defendió. Cuando sintió que estaba lista su comida, fue por platos para servir la cena.

Hyunjin tomó asiento y observó cada movimiento del omega.

—¿Tengo algo en la cara?—Preguntó cuando se dio cuenta. Hyunjin se rió y negó.—¿Entonces por qué me ves así?

—Tan solo te veo.—Contestó.—Como lo he hecho siempre.

Seungmin rodó los ojos cuando dejó el plato en frente de él.

—Agotaras mi belleza de tanto verme.

Hyunjin se rió.

—Eso es imposible.—Manifestó.—Eres hermoso incluso con baba seca.

Seungmin abrió los ojos y se limpió frenéticamente.

—¡Hyunjin!—Lo reprendió. El alfa se carcajeó hasta que le dolió el estómago cuando Seungmin no encontró nada en su rostro.

Hyunjin extendió su mano para que Seungmin la tomara y después de que el omega pretendió no hacerlo, entrelazó sus dedos y se dejó jalar por el alfa hasta su regazo. El omega comenzó a desaflojar la corbata de su marido y acarició sus hombros en un pequeño masaje.

—Te amo.—Expresó Seungmin dándole un beso profundo cuando el alfa lo marcó con su aroma.

—Yo más.—Contestó con la nariz enterrada en el cuello del omega.—¿Sabes una cosa?

—¿Hmm?—Se interesó Seungmin.

—¿Recuerdas cuando me dijiste que había una diferencia entre ser feliz y estar feliz?—Se acordó.

—Sí.—Asintió el omega.

—Creo que finalmente lo entiendo.—Confesó.—Incluso cuando no estoy feliz y el trabajo me tiene estresado, pienso en esto. Pienso en llegar a nuestra casa y encontrarte con Sullyoon mientras duermes o la ayudas a cenar. Pienso en Seunghan llegando de la universidad o de casa de su novio y ayudándote a recoger tu cocina. Pienso en todos nosotros desayunando en pijama los domingos. Cuando pienso en todos eso, incluso si no estoy feliz en ese momento, soy feliz. Tú me haces feliz.

Seungmin lo miró con asombro y emoción.

—Creo que lo logramos.—Declaró acariciando su mejilla.—Finalmente somos felices los dos, y lo somos juntos.

Hyunjin tomó su mano y la besó.

—Todavía no puedo creer que nos queda toda la vida para esto.—Señaló a todo su alrededor el alfa.—Para ser felices juntos.

Seungmin sonrió.

—Espero que tengas paciencia, alfa, porque nos queda toda una vida.


F I N


🪐

que viva el amor que viva hyunmin espositos con familia <3

¡espero que la historia les haya gustado! si tiene algún comentario, me gustaría leerlo.

finalmente puedo terminar otra de mis historias y eso me emociona. espero poder terminar las otras y traerles nuevas en un futuro.

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