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8 🪐

Hay una cosa que te debo decir, no es nada fácil estar tan lejos de tí

La primera vez que Dante lo golpeó, una sensación de rigidez se apoderó de él. Llevaban un año viviendo juntos en Estados Unidos como le había ordenado su padre, incluso él les consiguió un lugar para vivir. La sorpresa bloqueó sus facultades para reaccionar, y en su lugar solo lloró la noche entera mientras pensaba en la soledad que lo albergaba.

La segunda vez fue todavía peor, el arrebato de celos llegó demasiado lejos sobrepasando los límites a los que usualmente llegaban. El alfa seguía reprochándole por el pasado que había dejado en Corea, incluso más de lo que lo hizo cuando estuvieron allá, y al haber encontrado un retrato que trajo Seungmin de aquel día en Lotte's World donde salía con Hyunjin, Dante estalló en cólera, ignorando las explicaciones del asustado beta sobre que había de hecho traído retratos de muchas cosas más y no solo ese momento en específico.

Pero fue en vano porque el golpe de todas formas llegó. La presencia de Hyunjin interponiéndose todavía entre ellos aún a kilómetros y kilómetros de distancia, al otro lado del mundo.

Manhattan era un buen lugar para vivir, con sus casas suburbanas llenas de familias comunes y corrientes, un poco conservadoras en cuanto a la formación de la familia pero claramente más liberales. Se habían topado en ese vecindario desde parejas de alfas, de omegas, de omegas y betas, hasta parejas convencionales de alfa y omega. La palabra con las que Seungmin los describiría sería mojigatos, no hacían distinción sobre tu condición ni mucho menos tu sexualidad, pero si dabas algo de qué hablar, entonces lo harían. Honestamente se sentía asfixiado algunas veces de tener que fingir la perfección que demandaba ser una pareja de clase alta como lo eran ellos y sus vecinos, pero se sentía mucho más libre intentando ser el novio ideal que siendo considerado un inútil en Corea por no poder tener hijos.

Se hizo costumbre correr una hora antes de la hora de llegada de su alfa para poner todo en su lugar, calentar la comida que preparó en el día y acomodar la sala, pellizcando la esquina de los cojines para que tuvieran su forma cuadrada perfecta como un tic nervioso mientras le esperaba viendo una serie. A veces todo marchaba bien, y si estaba de un buen humor suficiente tal vez terminaría follándolo hasta satisfacerse a él mismo. Muchas otras veces, todo eran gritos y reclamos por parte del italiano que le llamaba 'puta' en hasta tres idiomas, lanzaba y rompía las cosas o en ocasiones incluso desquitaba su ira golpeándolo.

' Sei una fottuta puttana'

Felix empezó a darse cuenta de lo que sucedía una ocasión en la que llamó y él estaba al borde de una crisis nerviosa porque se había quedado dormido, la noche pasada Dante lo había lastimado mientras tenían relaciones y su espalda dolía como el infierno. Su amigo sospechó que algo andaba mal por la ansiedad que transmitió a través de la llamada, pero él solo lo negó rotundamente. Ni siquiera sabía por qué lo defendía o intercedía por él, pero pronto tuvo la conciencia de que estaba atrapado en una relación demasiado tóxica de la que no podía escapar.

Esconder un ojo morado era demasiado difícil para alguien que vive en un nido de arpías, sobre todo cuando su vecina Madeleine empezó a aparecerse insistentemente en la puerta de su casa para invitarlo a sesiones de Yoga, a correr juntos con los omegas de la cuadra o incluso hasta tomar un café. No era tonto, sabía que querían acercarse para ver de cerca las marcas de su cara, después de que el rumor de un alfa que había ido a tocar la puerta de su casa en la madrugada por los gritos que se escuchaban se esparció por todo el vecindario. Ya no eran la pareja perfecta de extranjeros que tenían a todo mundo fascinado.

Conoció a Jannette una ocasión en la que regresaba del supermercado, bajó de su auto y las cosas que llevaba en una bolsa se le cayeron estrepitosamente. Ella tenía un perro al que paseaba todas las mañanas y casualmente había estado cruzando la acera cuando decidió ayudarlo a recoger sus compras. Era una alfa cuya omega trabajaba mientras la chica se hacía cargo de sus cachorros. Había visto a la familia pasear por el centro comercial en repetidas ocasiones.

—Aquí tienes.—Dijo ella cargando el resto de bolsas hasta la entrada.

—Muchas gracias.—Le sonrió sinceramente. El labrador de la mujer se acercó a olfatearlo amistosamente, casi trepándose en él. A ambos les causó gracia.

—Discúlpalo, él suele ser muy encimoso con los omegas. Cuando Wendy estaba en cinta no se separaba de ella.—Explicó acariciando la cabeza del animalito. Seungmin esbozó una sonrisa cansada.

—Yo... yo soy un beta en realidad.—Admitió abriendo la puerta de su casa. La expresión en el rostro de la mujer era indescriptible, también parecía apenada hasta la médula.—No te preocupes, cualquiera puede confundirse.—Le aseguró con algo de gracia.

—¡Dios! Estoy en serio apenada. No debí asumirlo, solo que... bueno, tú en realidad pareces uno. Eres muy lindo.

Seungmin sintió sus mejillas sonrojarse, hace tiempo que no se sentía realmente así. Para empezar, había pasado un rato desde que alguien le había siquiera mencionado que se veía bien, menos hablar de su belleza. El beta, aunque lo agradeciera, no le pudo creer a la alfa.

—Lo digo en serio.—Le aseguró ella.—¿Sabes? Incluso creo que eclipsas a la abeja reina de aquí. Wendy no para de decirme sobre lo celosa que está Madeleine en las reuniones que tienen, haces bien en no ir.

Seungmin se relajó un poco más. Janette exudaba unas feromonas tranquilizantes, tal vez por sus cachorros. Parecía ser más genuina y sincera que las demás vecinas.

—Casi no soy muy social, en realidad no lo soy. Y se me complica más si no es mi idioma natal.

—En realidad el inglés se te da muy bien, casi no tienes acento.—Mencionó ella.—Antes de tener a nuestro primer hijo, Wendy y yo viajamos a Corea.—Comentó para seguir la conversación.

Seungmin dudó un poco, pero finalmente la invitó a pasar. Omitió contarle acerca de sus líos familiares, pero sí se echó un poco de flores cuando mencionó su carrera. Él se desestresaba horneando postres y pasteles en sus tiempos libres, así que tenía al menos dos sabores en la semana. Le ofreció un poco de tarta y café mientras hacía la comida. Si se apresuraba, acabaría pronto y según la alfa le comentó, estaría fuera de su casa  para recoger a sus hijos del colegio antes de la hora de llegada de Dante.

No contó con que él llegaría antes de lo previsto, y cuando escuchó el motor del auto estacionándose afuera pegó un brinco que incluso ella notó. Se levantó de la mesa e hizo el amago de recoger sus platos, pero Seungmin la persuadió de no hacerlo. Cuando la puerta se abrió, la mirada reprochante del italiano lo puso de nervios.

—E-Ella es Janette, nuestra vecina. Su omega Wendy y sus hijos vinieron a darnos la bienvenida con unas galletas ¿Lo recuerdas?—Explicó Seungmin, nervioso de que el alfa fuera a mal entender las cosas.

Su nueva amiga parecía alguien muy distinta con un semblante serio, y mientras contenía a su labrador de gruñirle al hombre, ella le devolvía la pesada mirada. Seungmin en realidad estaba acostumbrado a toda esa posesividad y competitividad de los alfas, había crecido rodeado de dos de ellos y también se había involucrado con más de los que quisiera admitir, pero esta vez las cosas eran diferentes. Él estaba aterrado de Dante a ese punto, con todo el tiempo que habían estado viviendo juntos. Llevaba ya casi dos años en la misma situación y conocía los celos del hombre de primera mano.

—Un gusto conocerte, Seungmin. Gracias por el pastel y a la próxima ten más cuidado con tus compras, nos vemos luego. Tengo que recoger a mis hijos de sus clases.—Habló ella sin despegar la mirada del italiano. Éste le sonrió hipócrita y la acompañó hasta la puerta.

El beta se quedó plasmado en su lugar esperando un reclamo que nunca vino.

—Tienes suerte de que sea casada y con hijos, parece que te cayó bien.

—Sí... me ayudó a recoger unas compras que se cayeron cuando llegué, y le ofrecí un poco de pastel como agradecimiento.—Explicó él recogiendo la mesa.

Dante preguntó qué había de comer y lo siguió hasta la cocina para verificar complacido que todo marchara en orden. Se alegró de su eficacia y se lo hizo saber con un gran beso cariñoso que hizo a Seungmin suspirar un poco de alegría, la aprobación que obtenía de él cuando hacía algo bien le gustaba, era como un alivio dentro de todos los reclamos que recibía de su parte. Su vida se había reducido patéticamente en eso, pero tal vez podía sobrellevarlo y mantenerlo tranquilo como ahora.

—Trabajas mucho aquí, debes estar cansado.—Murmuró acariciando su pelo con cariño.—Mañana no prepares la cena, te llevaré a comer a un restaurante. Y también procura arreglarte muy bonito, te traeré las flores que tú quieras.—Le prometió.

—¿En serio?—Preguntó fascinado.

—Dime qué flores son tus favoritas y te las daré.—Aseguró acercándolo para otro beso. Cuando se separaron, le tomó del mentón cuidadosamente y establecieron contacto visual.—Y Seungmin...

—¿Sí?—Preguntó con una sonrisa.

—Espero que no seas tan zorra para dejarte follar por una alfa casada, o yo mismo te mataré ¿Entiendes eso?

Cuando sus padres vinieron de visita después de cuatro años, Seungmin era una persona completamente distinta. Su rostro demacrado, el rastro de una cara tierna y angelical donde alguna vez hubieron tiernas mejillas era un recuerdo, sus ojeras marcadas con bolsas tan hinchadas que podrías pinchar con un alfiler, las clavículas sobresaliendo de forma casi bizarra. Tan frágil que parecía que incluso el viento podía romperlo en dos como a una simple hoja seca en el otoño sobre la que un niño salta y pisotea para escucharla crujir.

El brillo de sus ojos, ahora muertos, la mirada perdida y los continuos suspiros desalmados. Los Kim nunca habían visto a su hijo tan acabado, como si los años hubieran sido más bien una década en rehabilitación. Poco quedaba del Seungmin que dejó Corea huyendo, alentado por su padre y arrojado por su madre con la esperanza de que su cachorro menor pudiera rehacer su vida con un buen hombre finalmente.

Gayoon se dio cuenta en seguida de lo que pasaba, y a pesar de nunca haber sido una mujer muy valiente o una madre feroz, fue claro su disgusto hacia Dante cuando reparó la forma en que las manos de su hijo temblaban cada que el alfa acariciaba su cuello. Soojun, por otro lado, interrogó al italiano sobre los pasados veinticuatro meses, cómo les estaba yendo en su vida de suburbio de clase alta y, a manera de indirecta, si es que la relación en ellos seguía firme. Dante, como el gran manipulador que era, supo ganárselo a pulso para confirmar que sus vidas marchaban bien. Claro que a su padre se le pasó la preocupación por el que alguna vez había sido su hijo consentido en el momento en que el tema de los negocios fue puesto sobre la mesa.

En los pasados años, la firma de abogados italiana había extendido su clientela entre los políticos coreanos, y uno de los principales beneficiarios de aquello eran los Hwang y Kim, que habían invertido en ellos inteligentemente, con una astucia tal para los negocios que sorprendía a Seungmin. Él y su familia eran ahora inmensamente ricos, más de lo que alguna vez fueron ¿Pero de qué servía?

No pudo evitar llorar cuando la fecha de la boda fue decidida, y los dos alfas se hicieron de la vista gorda y lo celebraron con 'Awws' para después abrazarlo, mal interpretándolo por emoción, miró a su madre que yacía detrás. Ella estaba pasmada en su lugar, mirándolo con tanta lástima que incluso lo hizo rabiar.

¿Por qué su vida siempre había sido mala? Siempre recibiendo esas miradas de compasión o lástima, sin poder manejarse por su propia cuenta a pesar de todos los intentos por independizarse. La verdad sea dicha, tal vez era el miedo de ser tan poca cosa para salir realmente adelante por sus propios medios. Tenía dinero propio, pero ahora su herencia estaba comprometida con un hombre al que le tenía pavor. Se agrandaría, seguro, pero prefería mil veces morirse a seguir  a su lado.

Gayoon insistió en llevarse a su hijo al hotel donde se hospedaban ellos mientras estaban de visita, y cuando prácticamente lloró frente a su esposo para convencerlo de dejar a Seungmin ir con ellos por esas semanas, el beta lo agradeció profundamente. Los alfas se tensaron notablemente pero no tuvieron otra opción que aceptar la petición de madre e hijo.

Pocas veces se sintió tan cercano a su madre como aquella ocasión, ella consintiéndolo y acurrucándolo en un nido para hacerlo descansar. Durmió tan profundo, y cuando ella insistió en que le contara todo lo sucedido, se descoció abriendo sus heridas ante la cariñosa omega.

"—Ya verás que cuando estemos en Corea, estaré a tu lado todo el tiempo pequeño. Yo... no sé cómo ayudarte ahora mismo, tu compromiso con Dante ha estado anunciado desde hace  años y lo sabes, Dios mío, de haber sabido esto nunca hubiera dejado que tu padre insistiera."

Al partir sus padres, las cosas parecieron calmarse un poco aunque con la rutina establecida de siempre. Dante empezó a distanciarse un poco bajo la amenaza de su padre, así que Seungmin pudo descansar por un tiempo. Eran cuatro meses en los que ya solo lo veía esporádicamente, y se sentía cómodo en su casa porque el alfa se la pasaba de viaje en viaje resolviendo asuntos en Estados Unidos antes de que ambos se marcharan a Corea.

Wendy y Janette empezaron a acercarse poco a poco entre esas semanas, compartiéndole pequeños postres o invitándolo a comer fuera con su familia porque sabían lo solo que estaba últimamente. Los niños de la pareja lo adoraron fácilmente y él a ellos, le gustaba la manera en que sus pequeños brazos se aferraban a sus piernas y cuidar de ellos mientras sus madres estaban fuera era como una pomada para su corazón.

Wendy era una trabajadora social que tenía su diplomado en psicología, así que la diferencia de ideologías fue notoria las veces en que pudieron hablar. Él sabía que ellas conocían su situación, por lo que en repetidas ocasiones le hicieron saber que estaban dispuestas a ayudarlo si en alguna oportunidad quería alejarse de Dante. Él las consideró incontables noches.

El detonante de su situación fue apenas dos semanas antes de marcharse, cuando el italiano finalmente regresó. De todas las cosas que había imaginado, nunca se le cruzó por la mente algo así. Encontrar en su camisa rastros de labial rojo y su espalda llena de marcas de uñas que él no había hecho, incluso después de dejar que el alfa lo follara en la ducha. Estaba engañándolo.

—¿¡Estás engañándome!?

Decidió encararlo en la brevedad. Podía soportar todo el maltrato que venía haciéndole con los años, soportar la falta de amor o comunicación. Pero una infidelidad era una humillación que sentía en carne propia, y se hizo pequeño cuando recordó lo que él hizo antes de huir a Manhattan. No solo la noche anterior, sino todas las ocasiones en que se metió con Hyunjin sin pensar en los sentimientos de su propia hermana.

—Ay, cucciolotto.—Se burló él secándose el cuerpo.—Pensé que no lo notarías nunca.—Dijo como si no fuera tan grave.

—¿Cómo?—Espetó él golpeando su pecho con ambas manos. Estaba fúrico.—¡Tú y yo vamos a casarnos en dos semanas!

—Te tomó un tiempo descubrirlo. Pensé que no tendrías problema si gracias a ella ya no te uso tanto como solía hacerlo. Llorabas mientras lo hacíamos y me molestaba tener que ser tan delicado contigo, sobre todo después de conocer cómo eras antes.—Se acercó al más bajo y susurró en su oreja.—Antes cogías como una buena puta.

Seungmin lo abofeteó con los ojos llenos de lágrimas y la rabia corriendo por sus venas, no podía creer lo que estaba escuchando. Dante gruñó ante el golpe y lo agarró del pelo empujándolo hasta azotarlo contra la pared. Sostuvo su mandíbula para obligarlo a mirarle y aplicó fuerza suficiente para que unos chillidos se escaparan del menudo cuerpo. La mirada en sus ojos era tan roja como la sangre hirviente.

—Escúchame, Seungmin. Tú eres mío ¿Entiendes? No te saqué de ese maldito país ni hice todo lo que hice para alejarte del idiota de Hyunjin en vano.—Mordió sus labios en un beso feroz al que el menor se resistió con asco.—Yo compré a un esposo cuando tu padre te subastó a la primera oportunidad, y yo te quería para mí únicamente. Pero todo lo que ha pasado entre nosotros es culpa nuestra.

—Te odio, te detesto. Nunca voy a perdonarte todo lo que has hecho... ¿Por qué te convertiste en esto?

—¡Qué más da! Si yo tengo lo que quiero de tí y nos vamos a casar cuando lleguemos a Corea. Si tú nunca me has amado, y yo estoy cansado de tí, entonces más te vale callarte. Estaremos juntos el resto de nuestras vidas, cucciolotto.

Lo único que recuerda es haber escapado después de golpearle en la entrepierna con ayuda de su rodilla, corrió por su vida tan rápido como pudo cuando el alfa salió corriendo tras de él y cuando lo atrapó, sintió esos fuertes brazos serpenteando hasta levantarlo por los aires. Se aferró a la vida cuando una mano ahorcó su cuello, y con un florero lo estrelló contra la cabeza del hombre sobre él.

Vio como la sangre escurría de su cabeza y el cuerpo cayó inconsciente sobre de él, el mundo girando alrededor de ellos como un trompo. Lo movió con fuerza de su cuerpo y solo entonces, se dio cuenta que Dante yacía muerto en el piso.

🪐

perdón que me he tardado mucho en actualizar mis 3 ffs, estoy en periodo de exámenes y final de semestre, estoy volviéndome loca.

el próximo capítulo tendrá también la perspectiva de hyunjin y qué pasó con él desde que seungmin se fue unu

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