Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

6 🪐

Bebé, a pesar de que he cerrado mis ojos sé quién pretendes que soy

Seungmin odiaba el hecho de que su padre ahora estuviera sobre su espalda todo el maldito tiempo, siempre intentando fingir que se interesaba por él y su relación con Dante. Claro, solo hasta que mostró ser capaz de traer a casa un alfa que ellos consideraran dignos, sus padres estarían encantados con él. Ni siquiera con Minho actuaron de esta manera a pesar de que el alfa sabía ganarse la validación de cualquier persona, pero más sabía el diablo por viejo que por diablo.

Conocía tal vez demasiado bien las intenciones de su padre esta vez, tan solo haber cruzado unas cuantas palabras con Dante y sus ojos brillaron en ambición, sabía que estaba intentando casarlos para obtener un beneficio. Incluso su trato hacia Seungmin había mejorado, pero ¿Acaso pensaba que realmente podría fingir ser un buen padre después de todos esos años? Patético.

Pero nunca pensó que toda aquella situación se saldría de control de la manera en la que ocurrió, claro que sabía que lo último que sus padres harían cuando se enteraran de la noticia de Hyunjin y Somi sería tener compasión por ellos, pero el problema estalló en grande dentro de la casa Kim cuando Somi tuvo que presentarse para confesar y pedir ayuda, con un Hyunjin desvelado y mucho más delgado de lo normal. Hace dos semanas que se habían visto aquella noche en su casa, desde esa ocasión no volvió a saber algo y guardó el secreto sin que se lo tuvieran que pedir.

Soojun guardó el silencio más sepulcral cuando su preciada hija dijo que habían obtenido los resultados de sus análisis, los semblantes serios de los casados advirtieron que no era ninguna broma, y Seungmin que había estado en la casa cuando ambos llegaron tuvo que soportar estar presente en la revelación. Nunca había visto a su padre tan enojado cuando azotó la mano contra la mesa haciéndola retumbar, Somi soltando lágrimas como cascadas mientras Hyunjin miraba hacia el piso sin expresión en su rostro.

Todo pasó tan rápido, gritos, gruñidos y finalmente el crack de un golpe que no estaba seguro quién lo había recibido, Hyunjin y Soojun forcejeando por someterse el uno al otro cuando en algún punto el señor Kim dijo algo que pareció activar la furia de Hwang, Seungmin no estaba seguro porque su mente se fue en blanco mientras dejaba que Somi se aferrara a él.

Dante, quien había acompañado a Changbin a recoger a Jisung y sus hijas de sus clases de balet, llegó en ese momento junto con la familia de su hermano. En cualquier otro momento, el menor de los Kim hubiera estado muy feliz de saber que incluso si él no estaba presente, su novio podía llevarse tan bien con el miembro de su familia al que más quería. Pero la llegada fue tan caótica al abrir la puerta que los recién llegado alfas corrieron a separar a los que se estaban peleando en la cocina, Jisung salió de la casa al jardín con sus hijas para evitar que vieran la violenta pelea de su tío y su abuelo.

Gayoon actuó rápido moviendo a sus dos hijos fuera del camino cuando los alfas de la familia estaban inmersos en una lucha que intentaban separar, la omega estaba llorando repitiendo 'perdón' tantas veces que parecía haber entrado en una especie de trance.

Changbin sostenía a su padre y Dante a Hyunjin cuando finalmente lograron alejarlos, ellos estaban respirando pesadamente con sangre en sus rostros.

—¡Nunca debí haber dejado que te involucraras con ninguno de mis hijos! ¡Solamente fuiste una desgracia para ellos! Incluso si Seungmin fuera un omega, no habrías podido darle un hijo—Espetó con toda su rabia.

Todos se quedaron pasmados al oírlo, se había referido a sus hijos en plural y aunque no era secreto para nadie de los presentes la relación previa que alguna vez sostuvieron Seungmin y Hyunjin, era aún así un tema que nunca más se había tocado. El beta sintió un peso horrible sobre sus hombros cuando Somi escuchó aquello, lamentando que hubiera tenido que enterarse de esa manera.

—Le recuerdo que usted y mi padre estaban encaprichados de todas formas conmigo. Yo se los advertí ¿No?—Respondió enfurecido.—Si quiere reclamarle a alguien, hágalo con mi padre. Nuestros genes son inservibles.—Se soltó con un gruñido del agarre de Dante, quien estaba tan confundido como un perro perdido a mitad de la calle.

—No.—Respondió rotundamente. Una risa adolorida salió de él.—¿Tú crees que yo voy a dejar que mi hija sea dejada en ridículo por tu culpa? ¿O crees que nos conviene a tu padre y a mí pelearnos por tí? Si pensaron que esta era su salida, que se divorciarían, estaban muy equivocados.—Dijo aceptando la compresa que le ofrecía Changbin.

—¿Entonces qué vamos a hacer?—Preguntó Gayoon dando consuelo con sus manos sobre los hombros de su hija.

—¿Qué otra cosa hemos de hacer? Es decir, no seríamos los primeros ni los últimos en hacerlo. Que adopten, que renten un vientre, fingir un embarazo es lo único que les queda a este par para mantener esta farsa que, lo siento por ambos, pero los mantendrá con el mismo nivel de vida que han conocido todos estos años.

—¿¡Qué mierda!? ¿Usted odia a todos sus hijos acaso? Trató como la mierda a Seungmin todos estos años por algo que estuvo fuera de su control, y va a condenar a Somi a la miseria por algo que tampoco fue culpa suya. ¡Soy yo! Yo soy el que trae las desgracias aquí ¿Ya lo ha dejado en claro, no? Por favor, ellos dos merecen ser felices.—Intervino Hyunjin con furia.

—¡Ay, los trágicos amantes!—Se mofó con un tono más agudo de voz, lleno de burlesca comparecencia.—Todo esto se arreglará fácil, no les estoy pidiendo que se amen, dios mío ¿Cuántas parejas forzadas no conocemos hoy en día? Y sin embargo han llegado a un acuerdo siempre. Salgan con quien quieran, hagan lo que sea pero mantengan todo en secreto de ahora en adelante.—Indicó.—Eso sí, el cachorro es importante así que empezaremos a buscar una solución desde ahora mismo.

—Mamá...—Pidió esperanzado Changbin con una mirada a su progenitora de ayuda, demasiado horrorizado por primera vez en mucho tiempo.

—Un divorcio representaría una gran perdida para los Hwang y para nosotros, no solo económicamente pero socialemente también.—Reflexionó primero a forma de monólogo.—Yo... yo no quiero condenar a ninguno de ustedes tres a una vida triste, pero–

—¡Mamá, esucha lo que estás diciendo!—Rugió Seungmin al darse cuenta que no obtendrían su apoyo.

—¡Entiéndanlo de una vez! Todo seguirá igual, olviden este día por completo, todos los que estamos aquí. Changbin seguirá con su puesto en mi empresa y su adorable familia, Somi y Hyunjin casados mientras buscamos como darles un hijo lo antes posible, mientras que Seungmin...

El beta temió realmente por el veredicto final, porque nunca antes había visto tan desquiciado pero al mismo tiempo cuerdo y tan firme a su padre, sabía que lo que eligiera para él sería lo que se haría, aún por más independencia que tuviera a día de hoy.

—Él va a quedarse conmigo, señor. Como ya le he comentado en los días pasados, tengo la intención de mudarme con él a Estados Unidos por un tiempo mientras sigo trabajando.—Interrumpió Dante al ver su rostro temoroso.—Lamento haber estado presente en este asunto personal, pero si me permite el atrevimiento... yo estaría dispuesto incluso a casarme con Seungmin.

Hubieron jadeos de todos cuando Dante terminó lo que tenía que decir, incluidos los del propio beta. No podía creer lo que escuchaba, y aunque sabía que estaba haciéndolo para evitarle un destino peor, se sentía un poco incómodo dejando que otras personas decidieran que hacer con él como si fuera un objeto en una subasta. Es decir, no era el mejor ejemplo de independencia sentimental, pero al menos estaba acostumbrado a controlar su propia vida.

—Seungmin, mi más pequeño...—Contempló Soojun caminando hacia él, tomó su rostro entre sus manos y levantó su mirada.—Mi mayor dolor, sin duda. Nunca terminaré de lamentar que no hubiera quedado en tí el deber de asegurarnos una buena vida.—Dijo refiriéndose claramente a su condición, mientras limpiaba una lágrima que se escurría por la mejilla del menor.—Pero contra todo pronóstico y a pesar de los años, siempre seguirás siendo mi as bajo la manga. ¿Quién diría que incluso siendo un beta nos traerías la dicha de casarte, huh?

—Papá, nosotros todavía no–

—No estoy pidiendo que se casen ahora mismo. Terminen de conocerse, quiéranse, enamorense, tienen un año de aquí en lo que conseguimos a mi tercer nieto.—Dijo volteando a ver a Somi con la más profunda mirada que alguna vez le dedicó.—Y después de que bauticemos al bebé, anunciaremos su compromiso. Tienes este tiempo para ser feliz, vayan a America o a donde mierda quieran y cuando estén de vuelta, se casará mi último hijo. Creo que mereces algo de paz a lado de Dante después de todo el tiempo que has estado a mi lado. Ante la sociedad, tengo dos hijos casados con matrimonios estables, asegúrate de no arruinarlo esta vez cachorro.

Seungmin sintió ganas de vomitar de repente, su corazón latiendo rápido mientras se sentía apresado en una jaula invisible. Acababan de sellar su destino.

Estaba muy callado de regreso a casa, Dante manejaba mirándolo de vez en cuando intentando llamar su atención.

—Sabes que no tenemos que hacerlo, Seungmin. Yo... no sé por qué lo dije, fue la histeria del momento. De tan solo pensar que tu padre haría algo en tu contra, sentí que moriría.

—Está bien, Dan, no importa.—Susurró con su mirada al frente.

—No, absolutamente importa, estás muy distante. No quería incomodarte.—Dijo con una disculpa.—En serio, no quisiera arruinar las cosas contigo.

El beta intentó sonreír con franqueza mientras sostenía su mano.

—Es mucho lo que pasó hoy ¿No crees? Es difícil para mí saber que mi hermana y... Hyunjin pasarán el resto de su vida así. Pensar que mi papá es tan cruel para someterlos a eso, no lo sé Dante. Simplemente nunca lo había visto así y cuando me apuntó temí por mí, agradezco lo que hiciste. Solo necesito un poco de tiempo.

—¿Tú sigues sintiendo cosas por Hyunjin?—Preguntó al cabo de un rato. Seungmin lo pensó a pesar de que sabía la dolorosa respuesta, pero no quería decirlo en voz alta.—¿Tú lo haces, cierto?—Insistió de nuevo después de un gran silencio.

No.—Respondió inseguro, tambaleándose entre la verdad dicha por su corazón y la verdad que quería aparentar.—No es fácil, en absoluto.—Concedió finalmente.—Pero no sería capaz de lastimarte si no me sintiera lo suficientemente fuerte para alejarme de él y aún así convivir en las reuniones. Creo que definitivamente podría sanar esto mejor lejos de aquí, pero a veces solo me da algo de lástima pensar en él.

—Pues no lo hagas, no pienses en él ya, Seungmin. No merece ni siquiera eso de tí, alguien tan miserable como Hwang Hyunjin no merece ni un solo suspiro de tu buena voluntad.

—Supongo que no... yo, eh, yo volveré a buscarte tan pronto como termine de procesar todo lo que ha pasado con mi familia en el lapso de estas horas ¿De acuerdo? Y una vez más, perdón por lo que tuviste que ver, mi familia es una mierda a excepción de mi hermano.

—No tienes nada por lo que disculparte Seungmin, no has hecho nada malo. Todas las familias aristócratas son así, aquí y en China.

—Excepto que nosotros no somos aristócratas.—Se rió volteando los ojos.

—Como si lo fueran, cucciolotto. De todas formas te rescataré lo antes posible.—Prometió con un beso pequeño en sus labios.

Seungmin se sonrojó tiernamente avergonzado, suspiró antes de salir del carro y se volteó a despedirlo con la mano antes de que Dante se inclinara sobre el asiento del copiloto y bajara la ventana para hablarle.

—Estaré fuera unos días, amor. Planeaba no decirte porque me pediste un tiempo, aunque tengo fe en que volverás a buscarme cuando yo haya regresado. Aún así si me necesitas puedes llamarme, te avisaré cuando esté de regreso.—Dijo intentando obtener una reacción de él, aunque por el resto de hoy no quería fingir. Asintió sin más emoción y dejó que Dante se marchara, pensando en cómo era posible que hace tan solo unas horas habían sido literalmente comprometidos a mano.

Era rídiculo, su padre emocionado y aprovechándose de la buena voluntad del chico, pero ni siquiera Seungmin conocía por completo al resto de su familia. Definitivamente iban demasiado rápido y aquello lo intimidaba, saber que tendría que mantener una relación por tanto tiempo. ¿Y si no era lo suficientemente bueno para Dante? ¿Y si le hacía daño? Por nada del mundo quería decepcionar al alfa haciéndole pensar que era el mejor, porque no lo era.

Ya ni siquiera se emocionaba con la idea del matrimonio, hace años que la dejó atrás en su lista de prioridades. Recordó a su yo más joven, en ese mismo departamento llorando en su habitación porque nunca querría a alguien más que a un solo alfa para hacer su vida en matrimonio, y eso sería imposible siempre. Intentó animarse pero no podía dejar de hacerse ideas pesimistas, tenía que hablarlo con Felix.

Decidió salir al supermercado para hacer las compras necesarias que requiere una lasagna, merecía una cena altamemte calorífica por el día de hoy. Prefirió caminar para despejar sus ideas y admirar el difuminado del cielo con sus colores naranajas y amarillos.

Al llegar se tomó su tiempo en escoger los ingredientes, hizo fila para la panadería, se paseó por el pasillo de vinos, fue incluso a ver la parte de decoraciones del hogar. Le gustaba ir a ver las canastas de descuentos o remates, aunque muchas de las veces eran cosas que no le durarían más de un mes. Estaba por marcharse cuando un carrito chocó contra sus talones. Se giró sorprendido dispuesto a reclamar cuando de repente lo vio, con sus manos en la boca apenado por el incidente.

—¿Jeongin?—Lo reconoció sorprendido de la cambiada persona que se le presentaba. Estaba muchísimo más alto, los ojos igual de rasgados pero que se acompañaban con ahora unos pómulos afilados que incluso parecían cuchillas al igual que su mandíbula. Todo un alfa, aunque ya no su pequeño.

—¿¡Minnie!?—Jeongin se acercó a él y lo atrajo en un abrazo fuerte.—Seungmin ¿Qué haces aquí?

El beta se rió.

—¿Qué haces tú aquí?—Regresó la pregunta.—Lo último que supe es que te habías ido a estudiar en Luxemburgo. ¿Terminaste tus estudios, Innie?—Preguntó acariciando su mejilla.

El alfa contrario a lo que uno creería por su imponente vista era como un pequeño zorrillo que se deshacía en las manos de aquellos que tenían permitido hacer contacto físico con él. Sin sonreír se veía como alguien con quien no quisiera meterte, pero si sonreía era posiblemente el alfa más dulce del mundo.

—Regresé hace casi un año. Inicialmente vine para pasar el Chuseok con mi familia, pero después decidí quedarme aquí por un poco más de tiempo. ¿Qué hay de tí?

—Me fui por un año y regresé hace poco, me alegro mucho de verte.

—¡Yo también!—Indicó feliz.—Oye, ehm, tú... ¿Estás ocupado? ¿Quieres ir a comer a algún lado para ponernos al corriente? Puedo invitarte a un restaurante, o también podemos ir a mi casa y pediré que nos preparen algo, aunque también podríamos ir a un McDonald's ¡O también podemos–!

—Innie, está bien.—Lo Interrumpió divertido.—De hecho planeaba cocinar algo de lasagna para la noche ¿Quisieras venir a mi casa?—Sus ojos se iluminaron mostrando su perfecta sonrisa dentada. La última vez que la había visto tenía brackets.

—Claro que sí, Seungminnie. Me encantaría comer algo del mejor chef del mundo.

—Prepararé trufas de chocolate para tí si nos da tiempo, aunque solo estás halagándome por comida...

—Es que en serio amo tu comida. ¿Vamos?

Seungmin y Jeongin fueron a la fila de las cajas a pagar sus productos, al salir el beta intentó pagar un Uber sin contar que Jeongin claramente tendría su lujoso auto para moverlos por aquí y por allá. Estaba feliz de que hubieran salido a tiempo, porque casi al instante una violenta tormenta se desató sobre la ciudad, el cielo se tornó gris oscuro en contraste a los rojos que hace unas horas dominaban el cielo.

Hace mucho tiempo que no se había reído tanto en una sola noche, tal vez las carcajadas se habían escuchado hasta la casa de los vecinos, pero no podía evitar hacer una alharaca con todas las ocurrencias del alfa a su lado. Jeongin era su menor por dos años, casi tres, y aunque no convivieron tanto en su adolescencia sí mantenían una relación de amistad y aprecio por el otro.

—Iré por tus trufas, Innie. Espérame aquí.—Le avisó antes de incorporarse y avanzar hacia su cocina. Agarró un poco de dulce de leche y empezó a esparcirlo encima de las trufas junto con ralladura de coco.

Estaba tan metido en su tarea que no se dio cuenta cuando entró su acompañante en sigilo suficiente para postrarse en la esquina y observarlo, la vista siendo alguna reencarnación de sus sueños. Seungmin usaba un delantal de patitos que al parecer había usado para meter a hornear otra cosa que desconocía. Jeongin temió en ese momento que, tal vez a pesar de los años transcurridos, ese amor platónico por el beta frente suyo seguía presente.

Antes nunca se lo había dicho porque sabía que no tenía ninguna oportunidad, y ni siquiera tuvo la iniciativa de hacerlo antes de prometer alejarse para su propio bien. Se fue del país pensando que hacía lo correcto en dejarlo atrás, pero el tiempo los había puesto cara a cara como en un tablero de ajedrez nuevamente y esta vez no tenía nada que perder. Lee nunca quiso volver a intentarlo con él, así que confesar sus sentimientos al pequeño causante de todo ese embrollo no significaría nada más ¿Cierto?

—¿Sabías que te ves adorable así?—Preguntó rompiendo el silencio. Seungmin se sobresaltó al pensar que estaba solo, y volteó a verlo con una sonrisa y la mano en su pecho, solo para encontrar que se estaba acercando a él. Su sonrisa se debilitó dando paso a una mueca confundida.—¿Pasa algo? Puedes comer una trufa en lo que termino de preparar las cosas para este pastel de zanahoria ¡Mira!—Le enseñó dos chocolates en forma de conejito.

Jeongin le mostró una sonrisa sincera, y tomando algo de confianza extra puso sus manos sobre la encimera de la cocina donde el beta se hallaba recargado. Sus rostros cerca ahora, el cuerpo de Seungmin al costado de los brazos de Jeongin, la posición exacta para un beso que explicara todo lo que había sentido por él a lo largo de los años.

—¿Q-qué haces Jeonginnie?—El sobrenombre devolvió a la realidad al joven alfa. Levantó su vista de los labios ajenos hacia sus ojos, dándose cuenta de esa mirada comprensiva pero lastimera a la vez.

—Nunca dejaste de ser tan lindo, hyung. Yo... creo que es obvio, incluso tal vez lo sospechaste alguna vez, pero a tu lado aquí mismo me siento como si tuviera dieciséis años otra vez y siguiera estando enamorado del novio de mi hermano.—Declaró todavía cerca suyo.

Seungmin sintió sus mejillas colorearse y bajó la mirada con una negación de su cabeza. Tomó una mano de Jeongin entre la suya.

—Supongo que alguna vez llegué a pensarlo... sobre todo por la forma en que me tratabas. Siempre fuiste tan amable conmigo, pero nunca quise confirmarlo. Tal vez simplemente eran ideas mías. Lo siento, Innie.

—No lo sientas. No es tu culpa, pero esperé tanto para decirlo. Obviamente no espero ninguna confesión de vuelta ahora después de tantos años, solo quería decírtelo.

—Es bueno sacar lo que pensamos. Tu siempre has sido especial para mí, aún recuerdo cómo estuviste a mi lado todo el tiempo cuando fue la boda de Hyunjin. Te quiero mucho Jeongin, a mi manera pero lo hago.—Le aseguró todavía acariciándole el dorso de su mano. Cuando el alfa se tomó un momento para pensar en algo que rompiera la tensión, fue interrumpido antes de hablar por un toque en la puerta.

—Oh, espera aquí, seguramente son las velas que ordené para mi pastel. Iré a abrirlas y podremos terminar de decorarlo.

—Espera ¿Velas?—Lo detuvo Jeongin.—Dios, no me digas por favor que hoy es tu cumpleaños.

—Hum, pues lo es.—Se rió viendo la expresión deformada de su amigo.—Pero no te preocupes, me la pasé bien contigo hoy.

—¡No! Es que ni siquiera recordaba y ¡Joder, te daré un regalo! Te lo prometo, Seungmin. ¿Qué quieres?

—Nada, Innie. En verdad estoy bien.

—Hay algo que debes querer, hyung.—Le presionó antes de volver a escuchar los golpes a la puerta.

—Mmm, de acuerdo. Entonces quiero que partas conmigo mi pastel de cumpleaños antes de que se acabe el día, anda, iré por las velas para terminar.

Jeongin sonrió y asintió dejándolo ir. Se sentía terriblemente estúpido.

Seungmin fue hasta la puerta y la abrió sin dudarlo, la sorpresa lo arrasó por completo cuando vio a Hyunjin parado frente a él. Éste traía consigo una caja de pastel con velas encima y un peluche grande de perrito parecido a la versión mini que le había comprado en Ikea hace años. Su rostro estaba hinchado y su ojo morado, unas vendas en su nariz y los labios notoriamente partidos, parecían haber recibido puntos.

—Perdón por venir hasta ahorita Minnie, pero después de lo que pasó en la tarde fui al hospital y los malditos en verdad se tardaron ahí, agh. Estaba presionado porque pensé que no encontraría una pastelería abierta, y luego esto.—Señaló alzando el peluche.—Tuve que regresar a mi casa para recogerlo porque lo olvidé, lo vi en Internet y pensé que tu Daengmo necesitaba algo de compañía. Lo vi en tu sillón esa noche que me quedé aquí.

—Hyunjin tú... ¿R-recordaste mi cumpleaños?—Sintió el quiebre de su voz.

Hyunjin había sido el único que se había acordado de su cumpleaños en ese día, aparte de su madre y Felix. Ella fue la que organizó la reunión en la mañana, pero al llegar solo obtuvo su felicitación antes de que todo el altercado se desarrollara. Sabía que no tenía inportancia, no pretendía tomarlo personal porque ya estaba acostumbrado en no ser la prioridad en la vida de nadie, pero aún así su corazón no pudo evitar galopear con el detalle que habían tenido con él.

—¿Que si recordé tu cumpleaños? Pero amor ¿Cómo podría olvidarlo?—Hyunjin se veía realmente consternado por la pregunta hasta que comprendió.—Dime por favor que no soy el primero.—Seungmin asintió lentamente.—¿Qué mierda? ¿Pero y tus hermanos? ¿Y el estúpido de tu novio?

—Mamá lo hizo en la mañana pero... tú sabes, todo se arruinó después. No quería quedarme ahí y Somi y Changbin seguramente terminaron igual de preocupados que yo. Dante salió del país por unos días ya, aunque tampoco lo culpo si no se acordó.

—Joder, lo siento tanto Seungminnie. ¡No era mi intención arruinarlo! Mi plan era venir a buscarte después pero–

—¿Seungmin hyung, está todo bien? ¿Por qué te tardas tanto?—Jeongin se apareció en la entrada buscándolo cuando se empezó a tardar.—¿Hyunjin?

—¿Jeongin? ¿¡Qué mierda haces tu aquí!?—Preguntó con el entrecejo fruncido.—¿No estabas con mis padres?

—Sí, lo estaba. Pero se supone que tu estabas con tu esposa cuando llamaste a mamá para decirle que estarían en el hospital por no sé qué. Salí por ahí para evitar el drama y me encontré a Seungmin, aunque no sabía que ustedes todavía, uhm...

Solo hasta entonces, el beta pensó en lo mal que se podía interpretar aquello. Se suponía que él y Hyunjin ya no mantenían ninguna relación, pero en cambio ahí estaba parado en la puerta de su hogar con un pastel y regalo de cumpleaños. La expresión de Jeongin fue una mezcla entre decepción y enojo, tan diferente a la actitud que había tenido antes. No quería parecer como un débil que estaba entre las garras de Hwang Hyunjin otra vez.

—Innie, no es lo que parece. ¿De acuerdo? Nosotros no–

—Lo entiendo, hyung. No hay nada que explicar, ustedes son adultos y saben lo que hacen.

—¡Es que no hacemos nada! Él simplemente vino a darme un regalo.—Escuchó sus propias palabras. Parecía tan estúpido justificarlo que ni siquiera quiso seguir intentando.

—Hey, no te preocupes Seungminnie.—Dijo tomando su abrigo del sillón.—Fue realmente divertido volver a vernos, mi promesa de darte un regalo sigue en píe.

—No tienes que irte, aún quiero que soples mi pastel conmigo.—Le dijo siguiéndolo como cachorro a la puerta. Jeongin miró a su hermano quien se mantenía serio, y sin decir nada ambos dijeron más de lo necesario, como si los dos estuvieran sincronizados. El menor se volteó para darle un abrazo.

—Cuando quieras llámame, tienes mi nuevo número. Habrán más pasteles y años por cumplir, Seungminnie. Lamento haber olvidado tu cumpleaños.—Dijo sinceramente.

—¿Qué fue todo eso? ¿¡Por qué lo echaste!?—Le reclamó Seungmin después de ver a Jeongin subir a su auto.

—¿Huh? ¡Literalmente acabo de llegar!—Protestó como niño pequeño.

—Te odio Hyunjin. Te detesto tanto, no se supone que seas el único que se acordaría de mí. Eres un estúpido por hacerme llorar el día de mi cumpleaños.

Hyunjin se rió, fue a dejar sus regalos en la mesa y regresó a la puerta para jalar a Seungmin hacia sus brazos y cerrar la puerta. Eso era algo que hacían, demostrarse cariño de manera peculiar. La forma de Seungmin a veces era así, decirle que lo odiaba en cada instante y remarcar algo bueno que hizo por él, así sabría que en verdad ese 'te odio' era un 'te amo' que no pudo decir. Hyunjin conocía a la perfección los dos tipos de 'te odio' de Seungmin, y los verdaderos eran siempre dichos con un golpe.

—Mi vida, eres lo más preciado que tengo. Nunca podría olvidarte porque hasta estás incrustado en mi piel con tinta ¿Lo recuerdas?—Odiaba cada segundo al capricho que el destino tuvo al separarlos, porque así de esa manera, con Seungmin llorando en sus hombros y sobre sus piernas, era como debían estar.

El beta movió sus manos hasta detrás del cuello y acarició el tatuaje de su luna, ese que Hyunjin se hizo añas atrás como una promesa de que nunca lo olvidaría y que si alguna vez pensaba en hacerlo, le dolería tanto como remover un tatuaje. Era una luna, algo general pero personalizado a la vez porque se había tatuado específicamente la luna que adornó al cielo la noche en que Seungmin nació. Le costaba admitirlo, pero aquel dibujo en tinta le hacía sentir como si fuera suyo todavía.

—Eres un romántico empedernido, no tienes remedio.—Murmuró todavía metido en sus brazos y disfrutando de las caricias que recibía en su espalda.—Tú y tu hermano nunca rompen sus promesas, al menos conmigo.

—Ese mocoso.—Siseó negando con su cabeza.—Sigue enamorado de tí ¿Cierto? Pude verlo en sus ojos.

—¿Qué?—Salió finalmente de su escondite y lo interrogó.—¿Tú lo sabías?

—Le rompí la nariz cuando me lo dijo.—Respondió simplemente, como si no hubiera mayor tema.

Seungmin lo vio algo molesto, odiando que fuera tan normal para él aquellos actos de posesividad.

—Eres un maldito ¡Es tu hermanito!

—Está bien Minnie, él me dejó morado el ojo también. Fue un diente por diente. Además ni siquiera le reclamé nada, sé lo que hizo por tí el día de... ese día vi como no se despegó de tí. Al principio quería ir a separarlo, pero pensé que sería un egoísta si te dejaba sufrir solo.

—De todas formas eres un egoísta.—Debatió. Hyunjin lo miró con ojos apenados y muy grandes, indicándole que no quería pelear. Él tampoco, al menos no esa noche.—Gracias Hyunnie.

—De nada príncipe. Lamento no haberte dado más.—Acomodó su pelo en la frente e hizo un recorrido hasta su mandíbula con sus dedos. Le gustaba tocarlo, sentir que era real.

—Me siento mal por todo esto y la he pasado fatal todo el día. Ni siquiera quiero pensar en nadie, ni en mi hermana, ni en Dante, ni mis padres. Solo...

—¿Solo qué? ¿Qué quieres, Seungmin? Dímelo y te lo daré.

Al demonio. Estaba cagándola, probablemente arruinaría todo, pero valía la pena apostar.

—Hyunjin ¿Sigue en pie tu oferta de nuestra cita?


ahh, tanto tiempo sin actualizar lo siento unu estaba ocupada con la uni. se supone que este capítulo saldría en el cumpleaños de seungmin, pero no tenía corazón para pensar en que el minnie ficticio de aquí la pasaría solo <//3

la historia empieza a tomar pie a partir de aquí, hay gente que parece mala pero es buena y gente que parece buena pero es mala, atentis.

espero que les guste el cap y si hay errores los corrijo al rato.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro