Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

5 🪐

¿Piensas que es fácil ser del tipo celoso? Porque extraño la forma de tus labios, tú ganarás, es solo un truco

Ya la mañana había caído sobre ellos, la noche diluyéndose y la tenue luz asentada a través de las cortinas. Seungmin estaba recostado con Hyunjin en su pecho, al parecer se habían quedado a dormir de esa manera mientras el llanto era su más poderosa unión. Cuando despertó aún sentía esos labios sobre los suyos haciendo lo que él mismo le había pedido, besándolo como si no existieran compromisos de por medio para ellos.

El alfa parecía inconsciente sobre la cama, y por la terrible borrachera con la que había llegado hace unas horas no era difícil acertar a que su mañana sería inclemente. Seungmin se escabulló y fue directo a su cocina para preparar el desayuno mientras despejaba su mente de las flexibles ideas que cruzaban rondaban su cabeza acerca de que preparar un desayuno era casi tan irrisorio como sus escenarios solo podrían aventurarse a imaginar.

La punta de la inapelable flecha de Cúpido seguía clavada directamente al blanco de su corazón, el astil y las plumas con el tiempo se habían caído pero su astillado músculo era alterable con facilidad. Odiaba sentirse tan débil cuando los brazos de Hyunjin tomaban la batuta y lo protegían del mundo como diciendo 'Ya estoy aquí'. Tal vez nunca se dio cuenta que mientras él batallaba con sus problemas internos escondido en el velo del mayor, los daños exteriores los recibía Hyunjin por él.

—¿Esta foto es tan vieja como me siento?—Preguntó una voz haciéndolo salir de su propia cavilación. Seungmin volteó el pan capeado en la sartén antes de voltear a ver a qué foto se refería.

Era una de ellos en el parque de diversiones a punto de subirse al juego de los vikingos. Recordaba ese día perfectamente, sus uniformes de la escuela aún puestos que hicieron a todos sospechar que habían estado de pinta, ninguna preocupación en mano o algo que los agobiara porque ni siquiera se imaginaban cuánto tendrían que sufrir el resto de sus vidas. La foto tendría alrededor de siete u ocho años. Hyunjin la miraba con añoranza sosteniendo fuertemente el marco en sus manos, observando cada detalle con anhelo.

—¿Tú en verdad conservas esto aquí?

—Nunca he podido deshacerme de esa foto. Me trae bonitos recuerdos a pesar de todo.—Declaró Seungmin sirviendo los platos, como si admitirlo le pesara en el fondo.—Necesitas comer, te ves terriblemente mal.

El alfa asintió dejando la foto en su lugar sobre la repisa y llegó a sentarse frente a él, tentaleando sus bolsillos para encontrar algo que buscaba con desespero.

—¿Qué buscas?—Quiso saber Seungmin extrañado. Hyunjin debía seguir ebrio porque estaba inútilmente intentando encontrar los bolsillos de un pantalón inexistente.—Estás en boxers.

—Ah, es verdad.—Hipó Hyunjin para después dejarse caer sobre la mesa y esconder su cara entre sus brazos.—Que idiota soy. En todos los sentidos, estoy harto. Ni siquiera sé dónde están mis pantalones.

—Te los quitaste para dormir, están en mi habitación.

—¿Tú y yo... solo dormimos?

Seungmin lo miró ofendido, su ceño fruncido en molestia por lo que estaba insinuando.

—Yo nunca más volvería a hacer nada contigo, menos en ese estado tan vulnerable en el que estabas Hyunjin.

—Auch, ya entendí.—Le dijo tomando un sorbo de su café mientras estiraba las piernas. El dolor de cabeza estaba terminándolo.—Solo quería mostrarte mi cartera, aunque de seguro la perdí. Yo también tengo una foto nuestra, de ese mismo día incluso. Es un rollo de esa cabina de fotos, la llevo conmigo a todos lados.

Seungmin no sabía qué responder a aquello, no esperaba una confesión así. Pensaba que él era el único que había conservado fotos de esos años, pero ahí estaba Hyunjin en frente de él con una expresión de nostalgia con su mirada perdida y evitándolo a toda costa.

—Tú y yo necesitamos hablar, en serio esta vez Hyunjin.

—Bien, me parece correcto. Hablemos entonces, Seungmin. Empieza tú.

—Me iré sin rodeos. Necesitamos terminar esto de raíz, tú ya no puedes venir a buscarme otra vez, debemos alejarnos lo más pronto posible otra vez. Siempre corremos en el mismo círculo vicioso, ambos tenemos la culpa y nosotros estamos lastimando a terceros. No podemos seguir con esto.—Expusó sintiéndose algo nervioso ante la mirada que Hyunjin le dedicaba, una ceja levantada como cuestionándolo.

—Eso no es lo que quieres, no eres tú realmente. El verdadero Seungmin es el que se entregó ayer a mis brazos pidiendo que lo besara, tú deberías dejar de fingir que todo se va a solucionar así de fácil como si no lo hubiéramos intentado miles de veces ya. Necesitamos aprender de los errores, tal vez yo especialmente. Pero toda nuestra vida hemos intentado complacer a la gente, y nunca hemos estado dispuestos a sacrificar la felicidad de los demás por sobre la nuestra.

El castaño negó con su cabeza sintiéndose nervioso sobre el rumbo que, sabía, iba a tomar aquella conversación.

—No sé si recuerdes pero tú dijiste ayer algo... ehm.—Carraspeó un poco inseguro de poner el tema sobre la mesa.—Tú mencionaste algo sobre dejarlo absolutamente todo-

—Es verdad, eso sigue totalmente en píe.—Interrumpió Hyunjin decidido, su voz firme y sus ojos mirándolo directamente.—Yo soy capaz de hacer eso por nosotros, Minnie.

—No... es por eso que estás mal. ¡No puedes simplemente dejar todo por lo que has luchado! Arrojarás todo por la borda solo porque no puedes tener hijos ¿Pero mi sufrimiento qué? Tú dijiste que lo hiciste para protegerme, pero es claro que solo lo hiciste para protegerte a tí. No te importó si yo sufría viéndote casado con mi hermana y ahora que te has arrepentido vienes a buscarme y proponerme algo así. ¡Como si yo no tuviera una vida propia! No estoy disponible cada que tú quieras.

—Yo he vivido arrepentido todos estos años, créeme que han sido una completa miseria. ¿Sabes una cosa? No me importa si no decides creerme acerca de lo que hice para mantenerte a salvo porque puedes tú mismo comprobarlo preguntándole a tus padres, ellos iban a mandarte muy lejos de aquí luego de no sé qué atrocidades por las que te hubieran hecho pasar si se enteraban que estábamos juntos. Cuando mi papá se enteró me amenazó con contarle a Soojun sobre cómo su hijo menor había engatusado al prometido de su hermana, y ambos sabemos que tu padre no lo habría dudado ni por un segundo.—Espetó el alfa.

Seungmin sintió inmensas ganas de llorar cuando escuchó la revelación que realmente no tendría por qué haberlo sorprendido como lo hizo, él sabía perfectamente que nunca los dejarían estar juntos y hubieran hecho lo que fuera para separarlos a la mala si de todas formas intentaban seguir con su relación. Eso no quitaba el hecho de que Hyunjin había cometido muchísimos más errores, sin embargo.

—Yo no merecía nada de lo que pasó, Hyunjin. Ni Somi, ni Dante, ni Minho... ni siquiera tú. Pienso en ellos con frecuencia, en como las cosas terminan siempre mal para mí. ¿Crees que somos sanos? ¡Absolutamente no! Tú eres un egocéntrico posesivo que me hiere con cada acción, que sabe que no puede tenerme cerca pero aún así me cela y aleja a cualquiera que tiene potencial para mejorar mi vida.

—Seungmin...

—Déjame terminar. Yo también he sido un maldito hipócrita y lo sé, cuando yo iba a buscarte en el primer año de tu matrimonio, dios.—Susurró con su voz haciéndose más pequeña, las lágrimas bañando sus mejillas.—Fuimos tan malos, Hyunjin. No debió haber pasado nunca, tuve que haberme ido de Corea tan pronto como supe que te casarías con mi hermana y en su lugar seguía metiéndome contigo.—Sollozó arrepentido.

—No es tu culpa ¿De acuerdo? Yo también lo quise, ambos lo quisimos. Yo era el que tenía que pararlo porque estaba casado, pero creo que de verdad nunca podré hacerme a la idea de dejarte ir.

—Hyun... yo lo he pensado mucho. Creo que debería irme de aquí, buscar mi felicidad lejos de todo esto. No sé cómo puedo ayudarte pero tu lugar ya es aquí, tu vida ya está aquí y aunque ahora todo parezca malo tal vez encuentres algo que te haga feliz más adelante. Tenemos que asimilar esto.

Hyunjin lo miraba con tristeza, su rostro expresaba ahora aún más desolación que la que tuvo mientras le contaba la noticia de su infertilidad en la madrugada. Era como si le estuvieran dando la peor sentencia de su vida.

—Yo me voy a ir de aquí, lo tengo planeado... Si todo sale bien con Dante de aquí hasta que se vaya, me iré con él. Así que por favor, te lo imploro por lo que más quieras, no lo arruines para mí. De todas maneras voy a irme con o sin él, y no habrá nada que puedas hacer.

Hyunjin tembló, se levantó de su lugar y se sentó en el piso agarrando las manos del beta. Las besó cariñosamente permitiéndose entrelazarlas.

—No lo arruinaré para tí, te lo prometo esta vez. Mereces ser feliz.—Prometió con la voz temblorosa, un pedazo de su corazón yéndose con ese juramento que le otorgaba a su amado.—Pero solo concédeme un deseo antes de eso.—Le rogó con la mirada más esperanzada que había visto alguna vez en él.

—¿Q-qué es?—Preguntó Seungmin acariciando el pelo de Hyunjin cuya cabeza reposaba en sus piernas antes de atreverse a decir su última petición.

—¿Podrías darme un último día? Hagamos algo, aquí dentro o afuera, eso no importa. Solo quiero que pasemos un último día para imaginar cómo sería nuestra vida si hubiéramos podido estar juntos.—Dijo atropelladamente antes de arrepentirse, con la posibilidad latente de obtener una negativa.

Decidió que no tenía nada más que perder de todas formas.

Seungmin lo pensó por un momento, sopesó la tentadora opción de no responder nada. Se sentía abrumado por lo que le pedía.

—¿Como una cita?

—Una cita, sí. Tengamos una última cita cuando tú quieras antes de que te vayas, algo que pueda recordarme el por qué he hecho todo lo que he hecho.—Explicó aún escondido en sus piernas.—No tiene que pasar nada entre tú y yo, solo una cita.


Somi sintió que no podía seguir fingiendo cuando la doctora Shin les entregó con una expresión de lástima los resultados de sus diagnósticos, sabía de antemano que nada bueno vendría junto con esas cejas fruncidas. Sintió sus manos temblar al abrir su folder, y al ver sus resultados en verde su atención se volcó sobre la de su marido.

Hyunjin estaba ahí pasmado con sus ojos pegados en sus hojas, las manos temblándole como nunca antes las había visto. Lágrimas de frustración rápidamente se hicieron caer rodando por sus mejillas, todavía procesando el hecho de que uno de ellos era infértil.

Su corazón terminó por desmoronarse cuando reflexionó en cuestión de segundos lo que aquello conllevaba, nunca podría cargar a los hijos del alfa al que amaba, nunca podría ser presumida en sociedad después de tantos rumores que habían levantado tras aquel lustro. Pensó en lo que dirían sus padres, lo que les harían hacer y el enojo y decepción de sus familias. La separarían de Hyunjin y sería un fracaso de omega por el resto de su vida.

—Ahora, necesito que sepan que esto nos sorprendió casi tanto como a ustedes... si bien es cierto que hay infertilidad en alguno de ustedes, es extremadamente raro que los alfas resulten ser los que no puede concebir. Generalmente está ligado a los problemas de útero de las omegas cuando se trata de mujeres. Podríamos hacer más análisis si ustedes gustan, aunque todo parece indicar que el problema no viene de su parte humana, si no del lobo en su interior. Hay algo en él, algo que lo ha hecho cerrarse a las posibilidades de un cachorro y que pudiera haber sido tratado antes si tan solo se detectaba con tiempo, estos son casos de extrañeza total pero tienen una explicación. Si gustan, puedo enlazarlos con un doctor que les ayudará–

—No. Esto terminó, la respuesta es más que clara. Soy infertil y no hay nada que hacer. Muchas gracias y hasta nunca.—Dijo Hyunjin levantándose de su lugar abruptamente asustando a ambas mujeres, su olor increíblemente agrio y pesado por el enojo que recorrían sus venas.

Somi rápidamente se despidió y fue tras él con sus tacones resonando sobre los pasillos del hospital, estaba teniendo dificultades para alcanzarlo.

—¡Hyunjin!—Gritó desesperada, a nada de hacer un rabieta ahí mismo.—¡Vuelve aquí en este maldito instante!—Toda la atención de los presentes se postró sobre ellos.

El alfa contó hasta tres y obedeció de mala gana dirigiéndose hacia ella y sacándolos a ambos del edificio hasta llegar al estacionamiento, la tensión era tan fuerte como el acero y, por primera vez, sentía el rechazo y el reproche de la joven hacia él. Parecía ser que finalmente se había cansado de aparentar.

—No me mires así, no es mi maldita culpa no poder embarazarte.—Despotricó furioso con la vista en la carretera.

—¿¡Cómo quieres que te mire entonces!? Vamos a tener muchos problemas, si tú hubieras aceptado a que hicieramos tratamientos antes te podrían haber detectado lo que maldita sea tengas allí dentro, tu alfa parece un niño caprichoso. ¡Ya es muy tarde, tú mismo la escuchaste! ¿Qué va a pasar cuando se enteren nuestros papás, cuando se entere la sociedad? ¿Qué crees que van a hacer con tu puesto, eh? ¿Qué crees que harán con nosotros? ¡Querrán separarnos!

—Para separarnos tuvimos que haber estado juntos para empezar.—Siseó sin culpa alguna cuando los ojos de la omega se humedecieron en asombro, la crueldad de las palabras recordándole quién era la única enamorada de aquella farsa.—Tú y yi nunca estuvimos destinados a ser, Somi, esta es solo una consecuencia de las miles de advertencias que ignoraste cuando me conociste.

Llegaron a su casa, el auto estacionado creando más drama a la escena de descubrimiento para la rubia.

—Hyunjin, de todas formas nosotros terminaríamos juntos... ¿Qué he hecho mal? He intentado siempre ser una esposa perfecta para tí, darte toda mi paciencia y cariño pero mientras más lo intento más me alejas. ¿No me quieres ni un poco?—Chilló ella con pesadez

—¡Lo único que quiero de tí es que me dejes en paz por alguna vez en tu vida!—Gritó con su voz alfa desgarrándole la garganta, el rugido siendo tan letal que dejó pasmada a la mujer.

Ella respiró entrecortado sintiendo que su corazón derrapaba a cada segundo, rompió en un llanto inevitable y le lanzó su bolsillo. Este pegó en su auto y Hyunjin únicamente se protegió detrás de la puerta, se refugió dentro y arrancó mientras objetos seguían aterrizando en su parabrisas.

Ella se retornó hacia su casa y estalló aventando todo lo que se encontrara a la vista, tomó un florero que arrojó hacia el cuadro de su día de bodas, este cayó y el vidrio se rompió contra el piso. Toda la farsa que había construido con tanto esmero se desvanecía con los simles resultados de algo que nunca se imaginó en controlar, algo que se escapó entre sus dedos como la arena fina.

Una llamada telefónica la asustó, buscó el interrumptor de luz para encender la sala de estar y buscar el teléfono, colgó negándose a contestar con la idea de que se trataría de Hyunjin. Una, dos, tres llamadas más y su mente estaba hecha un caos, desconectó el teléfono buscando algo de paz. Como era de esperarse, al poco tiempo su celular empezó a timbrar también, el número desconocido le indicó que algo andaba mal.

—¿Bueno?

—Kim Somi ¿Por qué no le contestas a un viejo amigo, huh?

Aquella voz hizo crispar su pelo. La garganta se le secó increíblemente.

—¿Qué quieres?

—Dinero, por supuesto. Es un pago que tienes pendiente con nosotros.—Obvió aquel hombre.

—¡Yo no tengo nada pendiente! Dijiste que nunca más volverías a buscarme.

Él rió con simpleza.

—Vamos, Somi, no creíste que nos desharíamos de tu número ¿Cierto? Fuiste nuestra mejor clienta, cariño. Necesitamos dinero, y si no nos lo quieres dar tú, lo hará tu pequeño hermanito.

—¡No! ¡No toque a Seungmin!

La risa volvió a resonar al otro lado de la línea.

—Tu eterna debilidad, es un placer saber que está de regreso. Tal vez algún día podamos divertirnos con él, pero mientras tanto podemos conformarnos con lo que tu nos des.

—D-de verdad, no le hagan nada a Seungmin.—Imploró ella.—Les daré lo que quieran.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro