11 🪐
but with everybody watching us, our every move, we do have reputations
Seunghan movió sus piernas arriba del banco mientras tomaba su desayuno en la isla de la cocina. Hyunjin tomaba apresuradamente su café mientras esperaba por sus propias tostadas a que salieran de la tostadora. Seunghan miraba atento el programa en su tableta, indiferente al tiempo que corría para su padre.
—¿Seunghan, terminaste?—Preguntó el alfa mientras untaba un poco de yogurt griego en su recién tostado pan con nada de cuidado.
—Si, papá.—Asintió sin ganas de terminar lo poco que le quedaba en el plato. Hyunjin asintió.
—Ve a lavarte los dientes, te espero aquí abajo.—Le dijo antes de terminar de medio morder su desayuno y fondear su café y salir hacia el garage.
Seunghan bajó después de quince minutos, donde su padre terminaba de dejar los platos en el fregadero. Ryujin vendría más tarde para encargarse de eso y cuidar de él de todas formas, como siempre lo hacía.
Tomó su mochila y caminó por fuera del jardín junto a su padre y luego ambos se montaron en su automóvil y rápidamente salieron del garage para emprender camino hacia su colegio. El recorrido siempre era el mismo, música de su elección sonando de fondo mientras Hyunjin tarareaba las que recordara y tambolileaba los dedos sobre el volante, si es que no iban con el tiempo encima.
Las conversaciones con su padre casi no funcionaban en la mañana. A veces alguno preguntaba por la escuela o el trabajo del otro, respectivamente. Otras veces Seunghan le informaba sobre algún juguete o videojuego nuevo que quería, y Hyunjin ponía el parámetro que debía esforzarse en cumplir para que se lo comprara. Cuando lo obtenía, entonces la plática era siempre explicándole a su papá acerca de las cualidades de su reciente adquisición mientras éste se esforzaba en comprender.
Entonces no supo qué lo poseyó para cambiar el rumbo de sus habituales conversaciones mañaneras. Eran las únicas que no eran improvisadas y que siempre versaban sobre los mismos temas.
—¿El tío Minnie regresará a tiempo para mi recital?—Preguntó mirando a través de la ventana.
Hyunjin se tardó un poco en responder.
—Sabes que sí, cachorro. Te lo prometió.—Le recordó.
Seunghan asintió. Pero entonces, el secreto que llevaba guardando los últimos cuatro meses y que una intoxicada Chae le había revelado en la última cena familiar en donde estuvo su tío, no pudo aguantar más. Fue impulsivo la forma en la que salió.
—¿Estás emocionado por verlo?—Preguntó sin reproche. Genuinamente interesado en saber.
Hyunjin, quien había convenientemente agarrado una luz roja del semáforo, se paró y lo volteó a mirar confundido.
—Claro que lo estoy.—Monotizó bien su respuesta.—Como toda la familia cada que regresa de sus viajes...—Agregó. Había sido algo innecesario para el juicio de Seunghan, pero su padre lucía convencido de haber librado bien la batalla.
Sin embargo, la curiosidad le picaba a Seunghan por debajo de los dedos y la punta de su lengua.
—Como sea, volverás a verlo después de meses.
—Volveremos.—Corrigió.
—De todas formas, será a ti al primero que vea cuando baje de ese avión.—Afirmó.
Su padre abrió su boca intentando procesarlo.
—Seunghan...—Empezó. Su padre empleaba ese tono de voz para reprenderlo, o advertirle antes de que cruzara una línea. Sin embargo, ahora había curiosidad.—¿Qué es este interrogatorio?
—Nada.—Contestó con un poco de sinceridad.—Solo creo que siempre pareces muy feliz de verlo de nuevo. Te pones de buen humor y me compras lo que te pido. Necesito el funko del Doctor Strange para terminar mi colección oficialmente, y tal vez tú o el tío puedan conseguirlo para mí.
Hyunjin asintió con una sonrisa nerviosa. No estaba al tanto de que Seunghan pudiera notar los cambios de humor que producía Seungmin en él, y eso que se había convertido en un experto en ocultar la influencia de Seungmin sobre de él incluso desde antes de que su cachorro naciera.
—Tu tío siempre viaja a todos lados, ya lo sabes. Así que cuando regresa a visitarnos, todos nos animamos. A tu tío le daría mucho pesar saber que solo te alegras de verlo porque te compra cosas.
Seunghan se rió.
—¡Claro que no!—Se defendió.—Es más que eso, papá. Es que cuando él está, me cuida demasiado.
—Eres su sobrino.
—Al igual que Chae y Jaehee.—Remarcó.
—Sí, pero tú eres el menor.
—Pero con nosotros es con quien se queda a dormir.—Añadió.—Es decir, me gusta cuando está aquí y nos acompaña a llevarme al colegio. Después, él viene a recogerme y me ayuda a hacer la tarea mientras te esperamos. Esas son las vacaciones de Ryujin también. Lo he notado, la forma en la que casi parecemos... parecemos una familia cuando él está.
—Somos familia, Seunghan.—Le explicó Hyunjin. Su voz sonaba intranquila, sus dedos estaban apretados contra el volante y había aumentado el aire acondicionado.
—Sabes a lo que me refiero...—Dijo él sin atreverse a mirar a los ojos a su padre.—Papá.—Lo llamó, consciente de que estaba caminando sobre terreno muy peligroso.—Tu nunca... ¿Nunca te ha gustado alguna otra omega después de mamá?—Preguntó curioso.—¿Nunca has salido con alguien más?
—¿Quieres que lo haga?—Respondió Hyunjin a la defensiva.—Pff, por favor Seunghan, la razón de por qué no he estado con nadie más es porque mi prioridad es estar a tu lado y criarte bien. Mi vida amorosa... todavía eres joven para comprenderlo ¿No es así? Tal vez en unos años más–
—Sé por qué.—Lo interrumpió Seunghan, harto de que su padre hubiera tomado el camino enredado, e incluso un poco ofendido de que él haya pensado que era así de fácil distraerlo del tema y mentirle sobre algo que directamente estaba preguntándole. Se preguntaba si es que había algo mal si su padre se rehusaba tanto en abrirse en el tema.—Crees que no lo sé, pero cuando miras al tío Minnie, lo miras como el tío Changbin mira al tío Jisung. Lo miras como el tío Jeongin mira al tío Minho.—Le dijo como alguien que finalmente cuenta un secreto.—Y cuando él te mira... cuando él te mira, te ve como si estuviera ansiado contarte algo nuevo cada vez. Y luego él me cuida, y tú eres feliz, y no te enojas si vamos tarde o si tu café está muy frío, tampoco de si hay tráfico. Y cuando el tío se queda los fines de semana, no vas a la empresa y salimos juntos. Acampamos, vamos a parques de diversiones o visitamos lugares lindos. Es como si... tú sabes ¿No? Chae y Jaehee me dijeron que así se siente tener una familia. Sus padres son igual. Y cuando el tío Minho y Jeongin nos visitan y nos cuentan de sus aventuras, suenan igual que lo que hacemos cuando él está. Papá, no sé por qué ni desde cuando, pero si el motivo de por qué se empeñan en ocultarlo, soy yo entonces no lo hagan más. Yo... yo no seré un problema.—Aseguró.—Porque eres feliz, y casi nunca eres feliz, y me gusta verte feliz porque cuando no eres feliz te aseguras de hacer todo para que yo sea feliz, pero soy feliz de saber que eres feliz cada que el tío Seungmin regresa. Creo que... creo que lo he entendido ya.
Hyunjin tragó grueso, su mirada fija en el volante. Seunghan no se dio cuenta de en qué momento su papá se había orillado a solo una cuadra antes del colegio. Ya iba lo suficientemente tarde de todas formas, y pensó que eligió un momento inoportuno para tener esta plática. Tendría que justificar su falta.
—Perdón si te hicimos sentir como que eras tonto o demasiado joven para saberlo.—Dijo su padre.—No pretendimos ofenderte, tan solo pensamos que te estábamos protegiendo. Pero... supongo que eres más inteligente de lo que pensé ¿Verdad? Disculpa a tu padre por subestimarte, cachorro.—Le pidió frotando sus sienes.—Dame un momento.—Dijo antes de mirar la hora en reloj de su muñeca y llamar a Yuna, su secretaria, para pedirle que cancelara su cita de la mañana y la reprogramara.—¿Quieres un helado?—Preguntó después.
🪐
A esa hora y entre semana, el local de sus helados favoritos estaba vacío. Afuera tenían apenas dos pequeñas mesas, una tomada por ellos cuando recibieron sus postres. Su padre incluso había dejado su saco en el auto, y él hizo lo mismo con su mochila. Hyunjin estaba nervioso.
—¿Desde cuándo lo supiste?—Preguntó Hyunjin atreviéndose a empezar, muy atento a cualquier rastro de incomodidad en él.
—La boda del tío Jeongin y del tío Minho.—Dijo.
Hyunjin abrió su boca casi como si no hubiera esperado que fuera tanto tiempo. Hacia un año Minho y Jeongin finalmente se habían casado, a pesar de que habían estado juntos por más de diez años, solo apenas el año pasado Corea había legalizado el matrimonio igualitario entre alfas y omegas, por lo que no perdieron más tiempo y se casaron finalmente. Seungmin había sido padrino de bodas.
—¿Cómo?—Hyunjin no daba crédito. La respuesta le aterrorizaba porque recordaba haber perdido la compostura y haber encerrado a Seungmin en uno de los baños para tomarlo. Si Seunghan había presenciado eso... no se lo perdonaría.
—Cuando caminó por el altar.—Le dijo.—Escuché al tío Jisung haciéndote una broma sobre lo lindo que el tío Minnie se vería, y tú te pusiste rojo. Me fijé porque nunca te había visto avergonzado, nunca más lo he hecho, solo esa vez. No comprendía por qué ese comentario te había sonrojado, y después el tío caminó con los anillos, y tu mano sudó.—Dijo con una mueca cuando recordó. Hyunjin había estado sosteniendo a Seunghan de las manos.—Y luego, en el vals, no paraban de mirarse de una forma extraña que no comprendí. Pero después Chae, cuando estábamos recostados sobre los sillones de la recepción más tarde, logró tomar algunos tragos sin que sus padres se dieran cuenta y estaba un poco borracha, así que Jaehee y yo la cuidábamos. Pero ella hizo un comentario. Dijo que solo faltaban tú y el tío para casarse y Jaehee le pegó con mucha fuerza. Intentaron arreglarlo, pero lo supe entonces. Al parecer, ellas lo sabían desde hace mucho tiempo.
Hyunjin suspiró, un poco aliviado pero no menos preocupado.
—Después lo confirmé.—Continuó el chico y esbozó una sonrisa pequeña.—Uní los puntos por mi cuenta. El tío Seungmin tampoco ha estado con ningún alfa desde que recuerdo ¡Y es el tío Seungmin! ¡Es el omega más bonito que conozco!—Dijo Seunghan extendiendo sus manos. Hyunjin bajó la mirada con una sonrisa, una sensación de calidez inundando su pecho.—Luego comprendí que no tiene a un alfa porque te tiene a tí, incluso te trata como a uno. Le pregunté cuando regresó de Malasia si había encontrado a algún alfa y él me siguió la corriente. Dijo que sí, su nombre era James, era apuesto y joven, con una espalda bronceada y manos grandes que le untaban bloqueador de forma más rápida.—Se rió al recordar.—Y entonces tú enloqueciste. Me dijiste "No debes preguntar por esas cosas"—Lo imitó con todo el ceño y la amenaza de los dedos.—Y el tío parecía muy divertido, tú solo cambiaste el tema cada que intenté preguntarle de James.
Hyunjin estaba boquiabierto, no podía creer que había sido burlado por su propio hijo de trece años. Casi catorce.
—Perdón por hacerte pasar un mal rato, papá, pero era la forma más fácil y directa de confirmar. Bueno, además de preguntarte por ello. Pero para eso necesitaba estar seguro primero, y supongo que ahora aquí estamos. Intenté hacerlo mucho tiempo, pero siempre terminaba desechando la idea porque pensé que te enfadarías conmigo. No estás enfadado ¿O sí?—Se aseguró.
Hyunjin sonrió con melancolía.
—Claro que no.—Le aseguró.
Por una parte, no se sorprendió mucho de saber que las hijas de Changbin habían sido las responsables de confirmar las sospechas de Seunghan, pero luego se dio cuenta que era totalmente lógico. Las niñas siempre los vieron a él y a Seungmin con un rastro de complicidad, y era tan solo natural ya que ambas eran más de cinco años mayores que su niño y eran lo suficientemente grandes como para recordarlo todo. Además, Jisung siempre había sido un gran confidente de sus hijas, al igual que Seungmin por el período en donde vivió en casa de su hermano.
Por otra parte, incluso cuando él mismo no recordaba haber sido así de inteligente a los trece años, también entendía que su cachorro no era más un cachorro. En aproximadamente dos años, tal vez menos, Seunghan entraría en edad para presentarse. A esa edad parecías cobrar consciencia y darte cuenta de muchas cosas de tu entorno. A los catorce, Hyunjin descubrió que su papá tenía una amante, pero él a diferencia de Seunghan no fue criado con respeto y confianza ni por su padre ni por su madre, por lo que confrontarle al respecto nunca fue una opción para el Hyunjin preadolescente.
Él intentó cambiar eso, no convertirse en su padre ni cometer los mismos errores con Seunghan, estar presente hasta donde fuera capaz para compensar el hecho de que su hijo crecería sin su madre biológica. Ahora que se daba cuenta de que esa crianza había surgido resultados, pues su hijo tuvo la confianza de enfrentarlo, estaba feliz y en un aprieto.
Necesitaba a Seungmin a su lado urgentemente. Siempre se imaginó contándole a Seunghan con Seungmin a su lado.
—Originalmente pensé en decirte la verdad cuando cumplieras dieciocho.—Confesó Hyunjin cuando retomó la palabra.—Pensé que para ese entonces podrías entender todo mejor. Aún hay cosas sobre toda esta historia que creo que debes saber dentro de unos años más, y otras cosas no me corresponden a mí decírtelas ahora.—Carraspeó.—Pero cuando Seungmin llegue, hablaremos con él y sé que te contará las cosas que le corresponden. Sin embargo, te contaremos lo que debes saber a esta edad. Eres muy inteligente, y estoy orgulloso de ti, también estoy agradecido de que confíes en mí para preguntármelo y no tener que guardártelo más tiempo; pero siguen habiendo cuestiones de las que tengo que protegerte.—Le advirtió.
—Está bien, papi.—Accedió Seunghan terminando su helado.
—Tú sabes acerca de los destinados ¿Verdad? Existen. No son un simple mito como muchas personas erróneamente creen.
—Sí.—Afirmó.—El tío Changbin y el tío Hannie lo son.
Hyunjin sonrió.
—Seungmin y yo también lo somos.—Le confesó a su hijo con orgullo.—Somos destinados.—No es que alguna vez le hubiera quedado la duda.
Seunghan abrió la boca esta vez, la sonrisa de su rostro se hizo más grande.
—Wow, papá. No puedo creerlo.—Dijo asombrado.—Por eso Chae y Jaehee hablan de ustedes así. De esa forma tan linda.—Reflexionó.—Entonces no entiendo.—Objetó sin sonar a reproche.—¿Lo supiste después de conocer a mamá? ¿No se supone que uno solo lo sabe?
Hyunjin sonrió, Seunghan se arrepintió de haber preguntado cuando vio los ojos vidriosos de su padre.
—Yo siempre lo supe.—Afirmó Hyunjin.—Y sí, lo sabes simplemente porque lo sabes. Conocí a Seungmin desde antes de que se presentara, y siempre supe que era mi omega. Pero lo que pasó después y por qué le corresponde a Seungmin contártelo. Las personas y las circunstancias de la vida nos alejaron... y yo lo permití porque era cobarde. Pensé que lo estaba protegiendo si dejaba que nos separaran, pero a la larga me di cuenta que no era así. Eso solo lo lastimó más, y a mi me destruyó. Me convirtió en una terrible persona el tiempo en que estuvimos separados hasta que llegaste tú, y quise ser mejor para tí.
Seunghan nunca había escuchado a su padre hablar de sí mismo con tanta decepción y coraje, pese a saber que era un humano al igual que todos, nunca creyó que alguien tan imponente y recto como su padre podía equivocarse.
—Mamá... ¿Ella sabía eso?—Preguntó preocupado. Tanto por ella, en caso de no saberlo, o también en caso de que lo supiera y que haya permitido que el tío y su padre sufrieran por estar separados.
Hyunjin pareció tener una gran batalla dentro de sí para responderle.
—Sí.—Dijo finalmente.—En realidad, originalmente me casaría con Seungmin y un día no fue así. Me casé con tu madre en su lugar.
—¿Te arrepientes?
Hyunjin tenía la respuesta bien clara, pero nunca pensó que sería tan difícil contestarla a su propio hijo.
—Sí.—Se mantuvo sincero, sin embargo.—Cuando te digo que tu tío y yo sufrimos por no estar juntos, no me refiero solo a extrañarnos. Claro que lo hacíamos. Pero había más, éramos muy dañinos el uno para el otro porque nos necesitábamos, y como no nos teníamos, nos destruíamos y aún así volvíamos. Todo estaba mal, y parte de la culpa siempre la he asumido yo. Nadie me obligó a casarme con tu madre, siempre pude escapar y afrontar a mi padre, pero él siempre me dio miedo.—Confesó.—Y yo era joven. Pero por favor, no te confundas. Que me arrepiente de tu mamá no significa que no te quiera. No pienses eso ni por un segundo. Lo mejor que me dio esa decisión fue tenerte, y aunque cambiaría muchas otras cosas, no cambiaría haberte tenido.
Seunghan sintió una lágrima rodando por su mejilla. Desde pequeño, siempre supo que su familia nuclear era distinta a todas las demás. Desde los cuatro años, siempre habían sido únicamente su papá y él juntos. Era muy pequeño cuando dejó de ver a su madre, y mientras fue creciendo, supo que su madre no estaba con ellos porque había hecho algo muy malo y tenía que pagarlo tras las rejas.
En su familia, ni sus abuelos ni sus tíos hablaban al respecto, y Hyunjin nunca la mencionaba a menos que él preguntara. Pero la fase de estar interesado en saber de la mujer había pasado para Seunghan, incluso cuando le dijeron que podría verla al cumplir los once, él prefirió acurrucarse en la cadera de su padre y esconderse ahí cuando el abogado se lo preguntó. Tenía curiosidad, pero tenía más miedo. Él ni siquiera recordaba cómo lucía su madre, solo tenía una idea por algunas fotos que alguna vez le enseñó su padre.
Aunque era cierto que aquello lo había lastimado cuando los niños invariablemente preguntaban, ni su padre ni su tío Seungmin dejaron que se convirtiera en un mayor problema de lo que realmente era. Él mismo le había pedido a Seungmin asistir a sus festivales del día de la madre hace cinco años, y desde entonces, su tío se aseguraba de despejar su agenda cada Mayo y entonces Seunghan recitaba con más confianza los poemas o bailaba con más fuerza.
Su familia no era común, pero era una familia. Sintió un pesar por su padre y por su tío cuando reflexionó acerca de la profundidad de aquello que había descubierto entonces, pues no solo se trataba de saber que estaban enamorados, sino que se trataba de que su padre había tenido que renunciar a tener al tío Seungmin a su lado por razones que todavía no lograba de entender. Aunque su padre le pidió que por favor no pensara de sí mismo como un obstáculo para ellos, no pudo detener la pregunta que hizo a continuación.
—¿Desearías que fuera de Seungmin y no de mamá?
Hyunjin se sorprendió. Las preguntas tan maduras que le hacía su hijo era algo con lo que estaba aprendido a lidiar.
—Desearía que dejaras de pensar que te querría más si fueras de él. No es así. Eres mi hijo, punto final. Seungmin es mi omega, punto final. Son dos cosas separadas. ¿Comprendes?
Seunghan asintió comiendo un poco del helado de su padre.
—¿Estarán juntos ahora que lo sé?—Preguntó Seunghan.—Es decir oficialmente. ¿Quieres tener hijos con él? ¿Te casarás con él?
La mirada soñadora que su padre le dio fue apenas un reflejo que se oscureció cuando se enfocó en la realidad.
—Hay cosas para las que ya es muy tarde, Seungie.—Le dijo acariciando su mejilla.—Sueño en casarme con él algún día, pero no solo depende de mí. Seungmin también tiene que quererlo igual que yo, y aunque no tengo ni una duda en que me ama así como lo amo, seguimos teniendo una reputación detrás que nos ha costado reparar y que va a costar mucho romper si un día decidimos casarnos.
—¡Pero es injusto!—Espetó Seunghan.—Estuvieron separados tanto tiempo, y cuando pudieron volver a estar juntos, decidieron no estarlo oficialmente por más razones que no sé. Lo vemos unas seis o siete veces al año y puede no ser así.
—Puede no ser así.—Repitió su padre.
—Sé que me amas y yo a tí. Pero genuinamente creo que nadie puede hacerte tan feliz como lo hace el tío Minnie.
—Tú me haces feliz.—Objetó Hyunjin.
—Pero cuando estoy yo y cuando también está el tío, eres más feliz. Quiero que seas así. Cuando sea alfa, quiero tener un omega y ser feliz como lo eres con el tío.
Hyunjin parpadeo sus lágrimas.
—Lo encontrarás.—Prometió Hyunjin.—Y cuando lo hagas, no tendrás que pasar por nada de lo que nosotros hemos pasado. Yo también quiero que seas feliz, pero quiero que lo seas sin tener que luchar tanto por ello.
if I could see you, once more to see you
Seungmin respiró hondo cuando escuchó el carro estacionarse. Sabía que habían llegado.
El abogado de la familia que había traído su padre esperaba con ellos en la sala, todos estaban listos para cuando Hyunjin y Somi entraran por aquella puerta después de su viaje a China. Seungmin sentía que moriría cuando los viera, cuando materializara la razón de por qué había perdido tanto peso y por qué su color se había tornado tan pálido.
Cuando Somi lo miró, su sonrisa cayó en un dos por tres. El cachorro que tenía en sus brazos lloró al sentir el cambio de su aroma, totalmente agrio. Hyunjin estaba tan inmóvil como nunca lo había estado.
La mujer no tuvo tiempo para poner un espectáculo y fingir, porque cuando vio al abogado en la sala todo se puso tenso. Hyunjin le quitó al niño, y el lobo de Seungmin aulló cuando lo miró tomar en brazos al hijo de su hermana. Que Hyunjin lo hiciera, cuando él también tenía un vientre que pudo darle a ese cachorro, cuando él era su omega con el que tenía un lazo, cuando él era el amor de su vida. Seungmin no pudo soportarlo cuando empezó a llorar, y entonces Jisung se llevó a Seunghan. Somi, aunque desconfiada, tenía una mirada satisfecha en su rostro que disfrazó por preocupación rápidamente.
—Hermanito, no pensé que te vería antes de tu boda.
No pudo tolerar más la idea de que ella pensara que podría seguir burlándose de él.
—Yo tampoco lo creí.—Respondió.—Pero ya no hay boda.
Hyunjin lo miró con los ojos más expresivos que jamás le dirigió. El tonto alfa que se alegraba de seguir teniendo al omega. Tonto, tonto alfa. Maldito alfa que se había atrevido a darle un hijo a su hermana.
—No sabes cómo lo lamento, no puedo creer que no estuve antes para–
—Somi, deja de temblar.—Le pidió Seungmin y lentamente se acercó a ella.—Sé lo que hiciste, todos lo sabemos.—Le dijo. Soojun atrás suyo hizo un sonido de preocupación, no se suponía que la encararían así.—¿Crees que te has salido con la tuya?
—No comprendo.—Chilló Somi agudamente.
—¿Crees que podrías envenenarme y quitarme a mi alfa y que nadie se daría cuenta? ¿Que nadie se preguntaría alguna vez por qué un supuesto beta tiene un útero dentro de él?
La sala quedó en silencio. Somi tapó su boca, sus ojos horrorizados. Hyunjin negando constantemente atrás de él, rehusado a hacer las conexiones necesarias.
—No puedes acusarme de algo tan grave.—Respondió ella.—¡Yo no te evenené! ¡Hyunjin no es tu alfa! ¿Por qué me odias tanto, Seungmin? ¿Qué te he hecho para que quieras arruinar mi familia?
—¡Sabes lo que hiciste!—Gritó su padre asqueado de la mentira que su propia hija estaba continuando. Todos los omegas en la sala bajaron la cabeza asustados. Soojun se acercó hasta donde sus dos hijos discutían.—No puedo creer que hayas hecho algo así, Somi. Es demasiado incluso para nosotros. Envenenar a tu hermano...
—¡No tienen ninguna prueba de eso que me acusan!—Dijo desesperada.—¡Podría estarlos demandando yo a ustedes por difamación!
—¿Entonces le has pagado a Jeon Hyunwoo, narcotraficante de Daegu, en vano todos estos años?—Preguntó Soojun.—¿Has estado pagándole para que guarde tu secreto?—Persuadió.—Pues debiste darle más dinero, una cantidad que no pudiera venderlo cuando yo tripilique la oferta. Has estado involucrado con él desde que tenías quince, ni siquiera quiero saber cómo ni de dónde sacaste el dinero, pero lo hiciste.
—Eso n-no–
—El cartel de Jeon es el único de Corea que trafica la nibridina, Somi.—Le dijo Seungmin cuando la vio acorralada.—El té que mata, no el que cura enfermedades. El té con el que me envenenaste y me quitaste todo.
Somi, con los ojos rojos de furia, arremetió contra él y levantó su mano para pegarle, pero gimió de dolor cuando Hyunjin intervino y la sostuvo con tanta fuerza que incluso sus nudillos se volvieron blancos.
—Vamos a ir a juicio.—Dijo Soojun.—Más te vale decir la verdad y dejar de decepcionarme, porque si no lo haces y te niegas a cooperar, aún así no permitiré que críes a Seunghan. Alguien que está dispuesto a hacerle daño así a su propia sangre no merece ser madre ni merece ser llamada mi hija.—Dijo el alfa tenazmente.
🪐
El juicio duró un año, y mientras tanto Seungmin vivió la mitad en casa de Minho quien vivía con Jeongin como pareja, y la otra mitad en casa de su hermano con su familia. Ni él ni Somi podían dejar el país mientras estuviera pendiente el juicio.
Cuando el día llegó, ya todos sabían lo que se vendría. Habían comprobado la indudable conexión de Somi con el cartel de Jeon, y el fiscal había hecho un mal trabajo en reunir pruebas a favor de su hermana. Más y más estudios médicos fueron realizados y Seungmin, quien ya estaba acostumbrado a ser estudiado como rata de laboratorio, tan solo sentía una parte suya asentarse en su interior y morir cuando la ira lo consumió. La nibridina realmente lo había destruido.
Su hermana fue sentenciada por quince años, y la prensa Coreana enloqueció cuando la noticia estalló. Su padre pagó todo lo que tuvo que pagar para que el problema original del litigio no fuera revelado, pero aún así la noticia de que Kim Soojun había mandado a la cárcel a su propia hija no pasó desapercibida, con muchas teorías que se crearon en torno al motivo de aquello.
Seungmin podía sentir la vergüenza y el coraje de su padre cada vez que tuvo que salir a hablar públicamente, con micrófonos que lo rodeaban y cámaras que lo cegaban con sus flashes, el suplicio de su madre de tener que soportar a las señoras de su círculo social cuchicheando. A Seungmin las apariencias le habían dejado de importar hace mucho tiempo, así que no lo resintió tanto, pero sí agradeció que sus propios padres fueran capaces de hacerle frente con tal de hacer lo correcto.
Tan solo deseaba que hubieran podido hacer eso por él antes.
Hyunjin no dejó de buscarlo en todo ese año. Incluso con Seunghan pequeño y apenas entrado al jardín de niños, el alfa no dejaba de llamarlo para preguntar cómo estaba, de aparecerse en su puerta a pesar de que Jeongin y Minho le gruñirían, de buscarlo con Jisung.
El lazo seguía ahí, y cuando Hyunjin se enteró que existía, las lágrimas de sus ojos eran las primeras en un largo tiempo que no eran de tristeza o de rabia. La felicidad en los orbes de Hyunjin cuando se enteró que estaban enlazados fue algo que Seungmin apretujo muy cerca de su corazón cada noche que se fue a dormir durante ese año.
En una ocasión, cuando Minho y Jeongin habían salido a cenar para celebrar su aniversario de novios, Seungmin se quedó en el departamento para cuidar de los gatos de Minho. En ese momento ya no vivía más con ellos, sino con la familia de su hermano, pero aún así estaba muy apegado al par de alfas. Lo hacían sentir seguro y protegido, y desde que estaba en juicio, Seungmin necesitaba aquellas dos cosas desesperadamente.
La puerta fue tocada cuando estaba cayendo dormido sobre el sofá con una película de fondo, y cuando atendió al llamado pensando que los alfas habrían regresado antes y que se habrían olvidado de sus llaves, se mantuvo pasmado al ver a Hyunjin. Tenía una maleta consigo de ropa, ropa que le mandaba mensualmente a través de alguien para que Seungmin pudiera formar sus nidos.
Seungmin tembló.
—Hyunjin...
—Sé que mi hermano me odiará más si se entera que estuve aquí, y que su novio me matará, pero voy a irme.—Le dijo.—Ayer fue la última audiencia en donde necesitarían de mis testimonios según me dijo mi abogado, así que he decidido tomar el viaje que me ofrecieron en mi trabajo. Me iré a Canadá con Seunghan.
Seungmin sintió su alma caer a sus pies.
—¿Q-qué?—Tartamudeo.—Pero si él acaba de entrar al jardín de niños.
—Hay jardín de niños en Canadá también, Minnie.—Dijo Hyunjin cariñoso.—Creo que será lo mejor para todos, si me voy podré alejarme de todo esto. Me he sentido muy mal, mi lobo está casi muerto. Tenerte cerca es lo único que me ha mantenido a flote, pero sé que no puedo depender mi bienestar de tí. Simplemente no puedo no hacerlo si sé que estás cerca de mí, pero si me voy lejos podré superarlo. Tendré que hacerlo, por mí y por mi hijo. Lucharé su patria potestad cuando den la sentencia final.
Seungmin se quedó ahí, parado en la puerta con el escenario de siempre repitiéndose en su cabeza. Uno de los dos yéndose y el otro quedándose, uno lejos intentando rehacer su vida y el otro en Corea intentando no perderla. Habían pasado por eso tantas veces y aún así no aprendían. ¿Algún día dejarían de huir?
—No lo hagas.—Pidió Seungmin tentando su suerte. No sabía qué tanta autoridad tenía para pedir algo como eso después de que había estado evitando y frustrando los intentos de Hyunjin de acercarse y arreglar lo que desesperadamente necesitaban arreglar, por ellos y por sus lobos. Pero aún así se condenaría el resto de su vida si no lo intentaba, si dejaba que su miedo volviera a vencerlo.—Por favor, no te vayas.
Hyunjin frunció su ceño. Lucía cansado.
—No lo entiendo.—Le hizo saber.—¿No es eso lo que quieres? ¿Poder vivir sin mi presencia?
—No.—Susurró con un nudo en su garganta.—Quiero tenerte a mi lado cuando sentencien a Somi, incluso si eso es egoísta. Estoy cansado de aspirar tu ropa para no morir de tristeza, de dormir en un nido que nunca nadie ocupará más que yo porque soy miedoso de aceptar lo que sabemos. Te quiero, te necesito Hyunjin. Si te vas... no podré soportarlo. Estoy seguro de que no lo lograré esta vez si te vas. Te necesito.
Hyunjin se adentró y acunó su rostro con sus grandes manos. La mirada desesperada de sus ojos buscando algún rastro de mentira en los ojos de Seungmin.
—Dilo de nuevo.—Le pidió.—Pídeme de nuevo que no me vaya. Pídeme lo que quieras y lo haré. Incluso si recapacitas en este instante y me pides que me vaya, lo haré. Pídemelo, pídemelo Seungmin.—Imploró uniendo sus frentes.
—Quédate.—Pidió Seungmin.—No te vayas a Canadá, quédate conmigo. Tócame, bésame, tómame. Te necesito, Hyunjin.
🪐
decidí que seungmin y hyunjin merecen estar juntos en todos los universos, así que queda solo un capítulo más de seung y hyun recuperando su relación y sanando sus traumas a lo largo del tiempo y luego el epílogo 😭
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro