Saturdays (2)
Su día de descanso fue algo agotador, aprovechó de limpiar la casa, lavar su uniforme y hacer la despensa, cuando Yeojin regresó de la escuela cocinaron juntas y dejaron preparadas algunas comidas en recipientes para que ellas tomaran y recalentaran cuando ella estuviera en turno.
Sooyoung hacía sus horas en la cafetería y Jungeun esperaba por ella para volver a casa.
Por la tarde Sooyoung ayudó con el lavado de ropa y Jungeun se encerró en su habitación odiando la existencia de todos, la adolescencia no le había sentado del todo bien y parecía tener resentimiento contra Nayeon.
Nayeon ha intentado en reiteradas ocasiones conversar y solucionar cualquier tipo de malentendido entre ellas, aunque no lo diga, el sentimiento de culpabilidad por no estar haciendo las cosas del todo bien siempre llega.
Al final, ella solamente es su hermana mayor, tal como ella se lo ha repetido cada vez que tiene la oportunidad.
Cansada, se deja caer sobre su cama, se siente frustrada y lo abrumante de la situación le provoca ganas de llorar, pero se incorpora de inmediato, no tiene tiempo para eso.
Al ponerse en pie se observa en el espejo y nota lo cansado y demacrado de su rostro, tiene ojeras y su cabello parece no tener vida. Pone su mano sobre su piel y ya no sabe ni qué sentir, ¿tristeza?, ¿impotencia? Se encuentra decepcionada de ella misma.
No puede darse el lujo de comprar tratamientos faciales y corporales cuando hay una casa que mantener.
En el fondo aloja la esperanza de que quizá algún día todo cambie y pueda tener un poco de tranquilidad y paz. Toma su taza con café y da un sorbo, el caliente y amargo sabor recorren su paladar haciéndola sentir un poco mejor.
Nayeon ama el café.
Lo bebe para lograr un poco de tranquilidad, Minnie le obsequió una marca extranjera que amaba con su vida, lo apreciaba tanto que solamente hacía un poco cuando necesitaba calmar todo el enredijo en su cabeza.
Por alguna extraña razón esa bebida le daba algo de quietud y apreciaba ese pequeño frasco con toda su existencia.
Decidió cambiar las fundas de su cama, al llevar el cesto con las mantas para lavar, tiró por accidente un marco que las chicas le hicieron para una Navidad. Ellas sabían del deseo que la omega tenía en convertirse en médico cuando creían, así que a modo de sorpresa juntaron el escaso efectivo que tenían.
Le compraron un estetoscopio de juguete, pues no fue suficiente para uno real, agregado a eso una pequeña placa que ellas mismas hicieron decorando con brillantina con su nombre escrito. Sooyoung dijo que sería la mejor doctora y sus hermanas estaban de acuerdo.
Nayeon lloró tanto aquel día que se prometió dar lo mejor de sí para cumplir. Fue difícil concluir con los estudios, por algunos años tuvo que detenerse y trabajar para llevar que comer a casa.
Lastimosamente, su padre no era de mucha ayuda.
Se dedicó a cuidar de sus hermanas, estuvo en cada momento importante de sus vidas. En los tristes y los felices, nunca se separó de ellas.
En aquel entonces su suerte parecía ir de mal en peor, trabajaba como mesera. Yeojin enfermó y la medicina fue más allá de su presupuesto, Jungeun se metió en problemas en el colegio, Sooyoung fue expulsada por un par de días a causa de defender a su hermana y su padre tenía casi cinco días de no aparecer en casa.
La situación estaba siendo mayor que ella y no podía más, su cabeza martillaba mientras intentaba entregar el pedido de café que ordenaron en aquel tiempo. Era mesera en una cafetería. Fue lo más que podía aspirar al no poseer estudios.
Iba con la charola con varias tazas con café cuando una alfa iba hablando por teléfono y sin fijarse tropezó con ella quemando su piel y manchando sus prendas.
Todos en el lugar voltearon a verla, era un desastre y Nayeon únicamente quería huir e ir a su cama a llorar. ¿Hace cuanto no ha podido hacerlo? Ya no lo recordaba, no había tiempo de tristeza, ni de sentir absolutamente nada.
Cuando se agachó para recoger el desastre, algunas personas acudieron a su apoyo, se encontró con una de sus antiguas maestras, avergonzada, intentó esconderse de su mirada.
Nayeon era la mejor de su clase, tan inteligente y responsable. Amaba enterrarse en los libros y perderse en otros mundos, hasta hoy día seguía informándose con artículos o los libros que sus hermanas utilizaban en la escuela, al ayudarlas con sus tareas aprendía cada día más.
Descubrió su fascinación por su carrera cuando el último año que cursó la maestra les dejó como actividad investigar y exponer sobre alguna profesión importante, la asignada a Nayeon fue la de Médico.
Se sintió tan sorprendida por lo que descubrió que de inmediato supo que ese era su lugar, era su sueño.
La vieja omega le sonrió con cariño cuando la recordó, se interesó en ella, conversaron un poco de la vida y al enterarse de lo sucedido ella sintió algo de pena. Le sugirió que buscara una institución en específico donde le permitieran solventar los años perdidos en menos tiempo.
Ella le aseguró que tendría mejores ingresos, fue un pensamiento bastante duro y complicado. Para ese entonces tenía quince años, ¿sería posible recuperar el tiempo perdido? Dejó de estudiar a los doce cuando la situación se complicaba y no había más que hacer.
Los horarios de su primer trabajo eran de lunes a viernes de ocho a dos de la tarde y el segundo de cuatro a siete de la noche de lunes a sábado, y horas extras si lo deseaba, el tiempo libre lo empeñaba en sus hermanas y ayudarles en lo necesario.
Al siguiente día del encuentro con su maestra, ella llegó de nuevo dejando una generosa propina y un panfleto que poseía información sobre una institución que ofrecía ayuda a omegas con situaciones como las de Nayeon, era un plan de estudio de fin de semana.
En su tiempo de estudio Nayeon era una de las estudiantes destacadas, tenía un año de adelanto, amaba engullirse en los libros y empaparse de cosas nuevas.
Siempre recibía elogios de sus docentes, además era muy querida en su salón de clase, pues cada vez que podía apoyaba a sus compañeros, era una linda omega y todos parecían amarla.
El plan de estudios era de sábados y domingos de siete a cuatro de la tarde, dudó por un buen rato la situación hasta que la dueña de la cafetería se apareció dándole la sorpresa de que era amiga de su antigua maestra.
-Puedes ir y estudiar, yo te seguiré pagando el turno como si estuvieras trabajando. -La omega sonrió en su dirección, Nayeon no sabía, pero ella era una de las patrocinadoras del lugar.
-Pero… -simplemente no podía creerlo.
-Nada, Joohyun me habló muy bien de ti y lamento lo que ocurrió, pero por personas como tú es que ese sitio existe, anda, no dejes pasar más tiempo.
-Señora, yo no sé qué decir…
-Un “daré lo mejor de mí” es más que suficiente.
Nayeon no puede creerlo, emocionada voltea y da las gracias.
Fue así como se esforzó sacando los años faltantes, gracias al programa, en los salones se encontró con omegas mayores, omegas abandonados y alfas que buscaban superarse por diferentes situaciones de la vida.
Logró sacar diplomado en enfermería graduándose con honores, el día de la graduación se sentía un poco triste, la ceremonia era por la noche y llevar a sus hermanas por la ciudad no era seguro, para su mala suerte su padre estuvo con una de sus peores borracheras y no les permitió a sus hermanas salir.
Ella intentó pelear, pero Sooyoung negó y sonrió con tristeza, le aseguró que era mejor que fuera y que ellas la esperarían para celebrar.
Su padre le cerró la puerta en el rostro, y sin más Nayeon se fue, su padre era un idiota irresponsable.
Estuvo sola en su silla, los cupos que dieron para sus familiares estaban vacíos, justo como cuando era pequeña. Observó a todos llegar con sus familiares, padres, parejas e hijos, eran felices y se sentían orgullosos.
Nayeon era la única que llegó sin nadie acompañándola, pero al final estaba acostumbrada, siempre ha sido ella, no necesita de nadie.
Desde pequeña siempre fue independiente y siempre pudo sola.
Ella podía sola, era fuerte.
Al regresar a lo que se suponía que era su casa encontró cerrado con llave, Sooyoung asomó el rostro por la ventana e hizo señas para que se acercara.
-Papá se volvió loco después de que te fuiste…
-¿Les hizo daño? -pregunta preocupada.
-No, todo está bien, únicamente Yeo, bueno ella… ya sabes cómo es.
Nayeon suspiró observando la ventana para ver si pasaría por ella, Sooyoung le ayudó y entraron sigilosamente a la sala donde el alfa estaba completamente dormido.
Fueron hasta su habitación y al abrir notó a Jungeun intentando calmar a la pequeña alfa. Yeojin, era una alfa de actitud sumisa. Su padre odia eso.
La alfa se despierta al percibir su aroma, Nayeon pudo ver sus ojos rojos e hinchados a causa del llanto, se acerca abriendo los brazos y su hermana la abraza tirándose a llorar desconsoladamente. Nayeon deja salir su aroma para tranquilizarla.
Sooyoung se acerca y llama a Yeojin para que le preste atención -¿No le darás tu obsequio a Nayeon?
La pequeña se reincorpora y se limpia el rostro. Nayeon le sonríe y deja un cariñoso beso en su frente.
Yeojin se dirige al buró y saca un pequeño cupcake. -Lamento arruinar tu celebración, Nayeon. -dice y empieza a llorar de nuevo, la omega la abraza y se esfuerza para no ponerse a llorar.
-¿Pero qué dices? Esto es lo más lindo que me pasó.
-Sooyoung y Jungeun me ayudaron con esto. -informa sacando una pequeña caja con un envoltorio que supuso ella misma decoró.
Nayeon traga fuerte y suspira. -No debieron, no era necesario.
Sooyoung se sienta junto a ellas. -Técnicamente, lo compramos con lo que nos dabas para la escuela, quizá no sea lo que tú esperas…
Nayeon la atrae y ambas buscan su fuente de olor. -Esto es lo mejor que pude recibir, me encanta, muchas gracias.
-Pero si aún no lo abres… -Yeojin parece más animada e incita a Nayeon a abrir el obsequio. Así que quita el envoltorio con sumo cuidado, percibió el aroma que denotaba ansiedad en sus hermanas.
Sacó una pequeña cadena hecha por ellas mismas con hilos de diferentes colores, con un pequeño dije con un estetoscopio en forma de corazón, además de una caja con banditas para heridas.
-Son para cuando sanes a tus pacientes. -Yeojin la observó con emoción.
Nayeon no fue capaz de hablar, las atrajo y las abrazó con fervor, eran su todo.
-Son lo mejor que tengo, esto es muy lindo muchas gracias.
Desde entonces no se quita el collar y siempre lo carga con ella.
…
Su día de descanso termina, sale de casa tocando el pequeño dije, lo esconde dentro de su uniforme y suspira sintiéndose lista para iniciar su turno.
Al llegar al hospital saluda al guardia y se dirige donde están sus compañeros de turno saliente.
La doctora Shuhua la recibe con ánimo, aunque su rostro se torna preocupado al ver el aspecto de Nayeon. Tiene grandes ojeras y luce algo pálida. Es difícil conversar con ella de ciertas situaciones, no habla de su vida personal, no la ve relacionándose con otros, pero todos parecen tenerle respeto y aprecio.
Es una omega, el clima es frío y no está nada abrigada, Shuhua es una alfa muy protectora, además le tomó cariño a Nayeon desde aquella vez que acompañó a su omega cuando su cachorra enfermó.
Entonces recuerda que en los casilleros tiene un abrigo que había comprado para Minnie, envía un mensaje a su omega explicando la situación, ella recibió un mensaje de inmediato diciendo que lo hiciera y que ella compraría guantes y un gorro.
La doctora Shuhua era la dueña del hospital, tenía a Jihyo, una doctora alfa que la ayudaba en los papeleos mientras ella estaba en la acción.
Era una buena encargada siempre preocupándose por el bienestar de sus empleados, cuando Nayeon llegó solicitando realizar su tiempo de práctica hubo una emergencia, en la sala principal, una madre llegaba con su pequeño en brazos, para su mala suerte justamente ese día en el hospital hubo un incidente con un bus escolar.
Estaba solo la recepcionista tomando los papeles, la omega llorando gritó por ayuda, la secretaria llamó por los altavoces, pero nadie venía, la pobre mujer empezó a alterarse, su olor estaba siendo amargo.
-Por favor, ella estaba comiendo y de repente cambió de color -rogó, la secretaria intentó ayudar, sin embargo, no sabía cómo.
El instinto de Nayeon entró y se acercó a ella tomando a la pequeña alfa en sus manos, la madre preocupada no preguntó si era médico, ella solo necesitaba que su hija estuviera bien.
-¿Hace cuánto fue eso? -pregunta, puso en marcha lo aprendido, acomodó a la pequeña sobre el piso y abrió su boca.
-Un par de minutos, venimos de visita y ella se apresuró a comer.
Nayeon visualizó un trozo de comida atorado, sin dificultad lo extrajo, ya que estaba al alcance, pero obstruía el paso del aire, de inmediato inició maniobras de reanimación cardio pulmonar.
-Vamos… -suplicaba, atrás la doctora Shuhua llegaba siendo espectadora de toda la situación. La cachorra empezó a toser con dificultad, abrumada empezó a llorar. La doctora la tomó de inmediato, Nayeon comentó lo sucedido.
Ella corrió con la niña a una de las salas pidiendo que esperara. Eso fue suficiente para que la aceptaran, Shuhua quedó fascinada con el desempeño de Nayeon. Además, la recomendación en los cursos de enfermería hacia la omega eran extraordinarios.
Todos parecían amarla, cada paciente daba buenas referencias de la linda enfermera ojiverde.
La doctora se apresura a ir por la bolsa con el abrigo, ahora que lo piensa, ella no sabe más allá que de su nombre y edad, no quiere ser entrometida, luego preguntará a Minnie si sabe algo de su vida.
-Buenos días, Nayeon. -saluda cordial.
-Hola, doctora, buenos días. -responde con una mínima sonrisa.
-¿Lista para nuestro arduo trabajo?
-Más que lista, en realidad me emociona mucho.
-Bien -ella sonríe al notar un corazón en un gancho justo al frente de su traje-. Qué lindo, es muy tierno.
Nayeon sigue la mirada y toca el pequeño pedazo de papel -Gracias, Yeo me lo obsequió esta mañana.
-¿Yeo? -inquiere con genuino interés, toma los informes de los médicos salientes y camina junto a Nayeon por el pasillo.
-Mi hermana menor. -sonríe y parece que sus ojos se iluminan.
-Debe ser muy lindo, debemos reunirnos en familia, ¿qué te parece si organizamos una cena? Puedes llevar a tus padres y amigos, a Minnie le encantaría, sabes cómo es.
Nayeon frunce el ceño y no responde por unos segundos. -Yo veré, gracias doctora.
-No es nada, y hablando de Minnie, me pidió que te dé esto. -dice con una cálida y amigable sonrisa extendiendo las cosas.
-No, no puedo aceptar. -niega con las manos dentro de su uniforme.
-Nayeon… Minnie nos jalará las orejas a ambas si no lo aceptas, dice que es un regalo adelantado por Navidad.
-Pero yo… falta mucho para eso. -ella vacila, a Nayeon no le gusta recibir regalos, no está acostumbrada, los únicos que ha recibido son los dos de sus hermanas.
-Un par de meses y días, acéptalo, o si gustas puedo buscar algo que tú quieras…
-No, no es eso. -Ella suspira.
-Es de Minnie, no quiero que mi omega me mande a la casa de Haku, acéptalo por favor. -ruega refiriéndose a su perro.
Nayeon se muerde el labio pensativa, ella pide permiso y toma su brazo para dejar la bolsa en su mano. -Dijo que lo amarías. -sonríe y empieza a conversar sobre la situación de los pacientes.
-Bien, gracias, más tarde enviaré un mensaje para agradecerle, en realidad no era necesario. -responde tímida.
Ella únicamente asiente amable y se marchan para verificar el estado de las personas.
La jornada laboral parece ir tranquila, hasta que por las puertas un alfa llega con su omega a punto de dar a luz. Nayeon los dirige a la sala de maternidad.
Luego un alfa anciano llega a chequeo y está encantado con la omega que promete enfermar más seguido para visitarla.
De ahí en más pasa visitando las habitaciones, regulando los medicamentos, ayudando a los pacientes o asistiendo a alguno de los doctores.
Para la hora de almuerzo, Minnie se apareció con dos bolsos llenos de comida, fue de paso, ya que estaba en compras anticipadas por la Navidad. Sí, Minnie era de esas personas que aman la Navidad por anticipado.
Entró con la alegría, dejando una para su alfa y otra para Nayeon.
La ojiverde intentó nuevamente negarse, pero Minnie la abrazó con mucho cariño dejando un beso en su mejilla, les dijo buen provecho e invitó a la omega de nuevo a la cena de Navidad para que reservara ese día.
Para la ojiverde era un tanto extraño tener amistad, Minnie era como un remolino de alegría, felicidad y buen humor, la situación era abrumante.
Nayeon agradeció y prometió estar en contacto. El haber pasado casi la mitad de lo que ella ha vivido preocupándose por sus hermanas y dejar a un lado su vida fue la salida más factible.
Nayeon no tenía amigos, su centro eran sus hermanas. Ella estaba para todas, para socorrerlas y apoyarlas, pero cuando ella estaba por caer, ¿quién estaría para sostenerla?
Es por eso que ahora con Minnie cerca podía tender a alejarse, ¿miedo al abandono? Puede ser, aún no tiene el tiempo suficiente como para pensarlo, ¿tácticas de autosabotaje? Intenta no pensar tanto.
Su padre la dejó, su otro padre está, pero es un muerto viviente, lo que es peor y no tiene idea de qué es peor, la ausencia de alguien que permanece es dolorosa, es un constante recuerdo de que nunca será de importancia en sus vidas.
Ella debía ser soporte para sus hermanas, al final, únicamente se tenían las unas a las otras.
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