Capítulo 09.
Procesar todo lo que ocurría era un tanto abrumador.
Su padre parecía más feliz, de lo que lo vio un día, en algunas noches se pregunta que fue lo que lo hizo volver si cuando le rogó nunca lo hizo. Jimin suspira, no puede ser tan egoísta, él se está esforzando, sus hermanos parecen estar felices.
También hay una parte agobiante, y no en mala forma. Por lo regular, él es quien se preocupa por todos, por cuidar de ellos, y si sus hermanos están para él, pero es diferente, ellos necesitan de él. Desde que su abuela murió no hubo nadie que se preocupara por él no, de la manera en que lo hace Jungkook.
Porque al final del día, ¿quién diablos cuida de nosotros? Pasamos la vida entera pendiente de quienes nos rodean, pero quién de nosotros. Y al final puede que en una parte muy dentro de nosotros deseáramos sentir de nuevo esa calidez.
Y Jimin volvió a sentir esa parte de su ser revivir de nuevo. Recordó como en su segundo año escolar tenía un festival de talento. Iba vestido de ratón interpretando una corta y linda canción. Su linda abuela fue quien le ayudó a ensayar y aprenderse la letra.
Jimin fue con sus padres a contarles con emoción dándoles las invitaciones diciendo que había lugares especialmente reservados para ellos. Ambos dijeron que no sabían con certeza si podrían, pero que harían el intento.
La omega mayor se acercó al pequeño cachorro con las invitaciones en mano, él mismo las había decorado con brillos y estampillas.
—No te preocupes, cariño, tú solamente mira a primera fila que ahí estaré yo —Jimin sonríe y se deja consentir.
Veinte días después de aquella promesa, su abuela cerró los ojos para siempre y el pequeño omega vestido de ratón con las orejas que ella misma tejió, cantó observando aquel lugar vacío, nadie llegó, fue él, solamente él.
Al terminar salió y deseó tanto tenerla y recostarse en su pecho para sentir su calor.
Ahora que Jungkook apareció en su vida, el sentimiento de importarle a alguien, de sentirse especial regresó y se sentía lindo. Por primera vez después de mucho se podría decir que era prioridad, se sentía amado y querido de una forma linda.
Para Jungkook, en cambio, la presencia de Jimin ha sido como una ola que arrasa, desde el primer momento en que lo vio quedó hipnotizado por su belleza y cuando habló con él fue más sorprendente.
Desde ese momento sintió la necesidad de tenerlo cerca, cuidarlo y mantenerlo a salvo. Su alfa al fin reaccionó a un omega. Luego de sentir repulsión por muchos aromas, parecía que con el aroma a galletas del pelinegro estaba realmente encantado.
Jimin nunca se puso a pensar en tener algún tipo de relación romántica, han llegado alfas a su vida, nunca más lograron captar su atención. En el hospital, doctores, pacientes y enfermeros han intentado entablar una relación de interés sentimental; aún así, por más lindos o atentos que han sido con mucho respeto, el omega decía que no estaba buscando algo amoroso.
Suponía que solo hablaban por tener algo pasajero o por saciar su instinto, nunca más sintió algún tipo de conexión. Nadie nunca llegó como lo hizo Jungkook. Nadie le llevó café o se preocupó por si comía o no, si estaba bien o llegaba sano y salvo a casa.
Las cosas en casa realmente estaban cambiando, su padre mandó a cambiar tapicería, había cuadros de flores y algunos adornos en los estantes. Todo parecía lindo y reluciente.
El alfa parecía haber recobrado mucho de su vida, ya no estaban las ojeras tan marcadas, su piel ha recuperado un color vivo.
Jimin suspira, se sentía algo cansado. Estaba por entrar la noche en el hospital, camina con algunos historiales que debía entregar.
Escucha algunas voces conocidas, iba a continuar su camino, pero escucha mencionar su nombre. Es la voz del doctor Min y Hoseok, el amigo de Jungkook.
—Estoy muy aliviado que por fin Jungkook se vea mejor, ahora solamente necesita acostarse con Jimin.
—Lo sé, de verdad sentí mucho alivio cuando escuché que por fin sentía compatibilidad con alguien.
—Sé que sonará horrible, pero ahora tiene la cura en sus manos, solo basta con llevarlo a la cama y su alfa se recuperará.
Jimin siente algo extraño, no podría ser posible que Jungkook lo quisiera solamente para sentirse mejor. No.
Las voces se alejan y para terminar de rematar el asunto, aquellas dos compañeras que hablaron mal de él salen de una habitación con rostros burlones y sorprendidos.
—Yo sabía que alguien como el señor Jeon no podía ir en serio con Jimin, es obvio que es omega de una noche.
—Me extraña que esté tardando tanto. Todos sabemos que él solo necesita follar a alguien para recuperarse.
Jimin siente una punzada en el pecho. Su cabeza trabaja rápidamente pensando muchas cosas. Quiere llorar. Suspira para poder tener clama, sabe que alguien como Jungkook no le haría algo como eso, ¿o sí? Manda un mensaje al rubio, ya que lamentablemente no podrá verlo, pues salió de viaje, necesita hablar urgentemente con él.
Continúa su turno con un dolor punzante de cabeza, pasa algo distraído el resto del tiempo, la mañana llega pronto, como si nada el mes ha terminado. Sale a dejar el informe de los pacientes y marca por concluido su turno. Junhyun le habla y lo nota extraño, el alfa sabiendo que su hermano y él se estaban acercando más, envía un mensaje a Jungkook informando de cómo lo veía.
Jimin al fin llega a casa, se siente algo cansado y dolorido, siente náuseas y solo quiere dormir. Pide disculpas y no participa en la segunda ronda de adornos festivos.
Parpadea extrañado al ver la caja con adornos navideños en la entrada de la casa. Son muchos, su respiración se entrecorta, parpadea, reviendo flashes mentales de lo que vivió hace años.
Camina llamando a sus hermanos, encuentra una nota en la mesa de la cocina con la caligrafía de Daebin informando que su padre los había llevado un poco más temprano a la escuela. Jimin bufa al darse cuenta de que él llegó un poco más tarde de lo que solía hacerlo.
Toma una ducha y se cambia la ropa, aún no recibe respuesta de Jungkook, así que asume que realmente está ocupado, ya que Jungkook siempre responde.
Decide hacer limpieza y lavar su ropa. Pasa por la habitación de su padre y ve aquel armario abierto, su corazón martilla. Sobre la mesa de noche hay una foto de su abuela.
Ahora, si no contiene las lágrimas, no se atreve a entrar sabiendo qué podría suceder si su aroma llega a afectar la ropa que era de su madre sobe la cama.
De inmediato limpia sus mejillas y continua su labor. Decide preparar algo de almuerzo. Cuando casi está listo escucha la puerta de casa abrirse, es su padre y sonríe con otra caja más en sus manos. Jimin se detiene al percibir un ya conocido aroma. Parpadea extrañado.
Su padre lo observa —Traje esto.
—Gracias, nosotros no celebramos, nunca...
—Es hora de restablecer nuestra familia. Antes lo amaban, es Navidad.
—No hay nada bueno en ella. Al final puedes hacer lo que quieras es tu casa.
El alfa deja la caja en el suelo y se quita el suéter. Jimin entonces siente perfectamente el aroma dulce sobre su padre.
Ese era el aroma de Haneul. Su padre parece darse cuenta. Jimin se abraza así mismo, no sabe cómo sentirse. Es un adulto, no puede afectarle.
Su padre da un paso hacia él y el omega retrocede.
—¿Qué es lo que sucede? —Jimin pregunta.
El alfa carraspea nervioso —No sé a qué te refieres.
—No creas que soy idiota, solo dime que sucede.
—Es tu madre, ella me buscó, quiere regresar. Seremos una familia de nuevo —él esboza una sonrisa. Entonces todo hace clic en la cabeza de Jimin. Los cambios de actitud, la recuperación, los arreglos en casa...
—No...
Él frunce el ceño al sentir el aroma quemado del omega —¿Cómo que no?
—¿Cómo es eso posible? ¿Ella solo regresa así como así?
—Este es su hogar, puede volver cuando desee y la recibiremos con todo el cariño que ella merece.
Jimin niega, su pecho se optime —Ella regresa, vaya, ¿ya se cansó de su otra familia?
—¿Qué rayos dices?
—Por la luna papá piensa un poco, ella nos abandonó hace mucho tiempo, ¿por qué quiere regresar ahora?
—Es tu madre.
—Dejó de serlo hace mucho —Jimin tiene los ojos llenos de lágrimas, su padre lo observa, su rostro parece molesto—. No tiene derecho, no conmigo, no quiero, ella ya no es mi madre.
—No permitiré que hables así de ella, Jimin, te dio la vida —grita fuerte.
—Ella nos abandonó, papá —Jimin imita el tono, exasperado se ata el cabello en un moño caminando a la cocina.
Su padre lo sigue —Siempre nos amó, no puedes ser tan infantil, vendrá y la recibirás como se merece —dicta furioso.
Jimin se da la vuelta cansado de la situación, se odió un poco, pues el sentimiento le ganó, negó e intentó irse a su habitación. Dongyun lo detuvo cuando siguió hablando.
—Eres el mayor, compórtate como un buen omega, esa no es la educación que nosotros te dimos —Jimin ríe amargo, un par de lágrimas escapan.
El alfa continua: —Regresó por nuestra familia, no te entiendo Jimin. He hablado con ella y se siente mal. Haneul, tu madre, mi omega, nos ama y regresó, en realidad, nos ama. Esperamos tanto por este momento y al fin se da.
Para este punto Jimin estaba llorando, su cabeza martillaba, odiaba el sentimiento, sus manos temblaban, suspiró intentando hablar —¡¿Eso es amor?! —gritó preguntando.
—No me hables con ese tono —él se acercó amenazante.
—¿Cómo diablos le puedes llamar amor al abandono? Ella no tiene derecho, no la quiero ver, se fue con otro alfa, no es digna de ninguno en esta casa, mientras ella jugaba a la amante y madre perfecta con su otra familia, nosotros estábamos pasándola mal... —su padre lo abofeteó.
—Cállate... —dijo apuntándolo.
—Haz lo que quieras, son iguales, el uno para el otro —Jimin levantó el rostro sin mostrar rastros de dolor—. Ambos son horribles personas. Todo este cambio fue porque ella regresaría, no te importamos en lo mínimo.
—Era la más hermosa y linda omega, no hables con ese tono, no alces la voz. Ella nos amaba, punto.
Exasperado, Jimin se toma del cabello, no podía creer lo que sucedía, no podía ser real, no después de tanto tiempo, gritó en medio del llanto —Diablos papá, ella nunca estuvo, nunca intentó nada, maldición... Ella se fue.
—No sabes lo que dices Jimin.
—Claro que lo sé —dice sorbiendo su nariz, era un desastre y ya no le importaba nada.
—No, silencio —su padre estaba a punto de usar su voz de mando. Jimin rió amargo limpiándose el rostro, su padre lo vio consternado.
—Tenía diez jodidos años, papá, diez... y tuve que cuidar de mí y de todos, incluyéndote a ti. Tenía diez años, y me la pasaba llorando cada día con el miedo de que tú no regresaras cuando te ibas a beber por mi "madre", ¿sabes lo jodido que es para un simple niño salir por la madrugada a abrir la puerta, ya que su padre ahogado está en alcohol? ¿Sabes lo jodido que es tener que crecer y hacerse cargo de situaciones que no me correspondían? Ver qué mierda podía darles a mis hermanos porque no había comida.
—Espera... —su padre traga fuerte.
—¿Lo jodido que fue tener que dejar todo, trabajar desde antes de los doce para tener que comer o por lo menos lo necesario? ¿Sabes cuantas veces lloré pensando que todo lo hacía mal? ¿Sabes las veces que dejé de dormir cuando ellos enfermaban con el miedo que les pasara algo por mi culpa? Me sentía inútil e insuficiente porque sabía que no tenía lo que ellos merecían.
—Jimin... —su padre tenía los ojos rojos.
—La habíamos perdido a ella y viví con miedo de perderte a ti también, y fue duro cuando me di por vencido sabiendo que tú no eras el mismo porque moriste el día que ella decidió largarse.
—Eso no es verdad... —él regaña retador con lágrimas en los ojos.
—¿Tienes la mínima idea de lo frustrante que ha sido mi vida? Eras tú, dos niñas y un bebé... No tienes idea papá, al menos yo nunca me fui a pesar de querer hacerlo a cada maldito segundo, ¿y sabes por qué me quedé? Y claro, nadie me obligó, fue mi jodida decisión quedarme porque yo jodidamente amo a mis hermanos, son lo único bueno que ustedes hicieron.
—Basta, eso no, nosotros estuvimos... —Jimin se acercó con el rostro sin emoción.
—Yo fui quien estuvo cuando Daebin tuvo las altas fiebres, yo estuve en cada maldito instante de sus vidas velando para que no le pasara nada. Fui yo el que dio la cara en la escuela de Daesun cuando los profesores citaban a los padres —firme se limpió las lágrimas, sus sentimientos se fueron apagando con cada palabra—. Fui yo quien cuidó de Minsuk y cambió sus pañales porque no tenía ni una semana de nacido cuando ella nos dejó y tú te diste por vencido.
—Jimin... —su padre notó el cambio de semblante, sus ojos estaban rojos, más ya no derramaron ninguna lágrima.
—Fui yo quien los consoló, alimentó, fui yo quien salió a trabajar, fui yo quien estuvo en el primer celo de Daebin y Minsuk a pesar de que eran alfas y no sabía ni qué mierdas hacer. Ni tú ni ella conocen nada de Daebin, Daesun o Minsuk. No saben nada de nosotros, por la luna... —Jimin siente que las palabras fluyen sacando lo que por muchos años guardó.
›› —No saben nada de los primeros pasos o palabras de Minsuk, nunca asistieron a algún recital, cuáles son sus colores favoritos o que a Daebin cuando se siente triste necesita algo de chocolate y un abrazo, no sabes que Daesun es excelente en música y pinta cosas muy lindas, que le encanta la pasta, pero nunca la come sin queso. No saben que Minsuk adora los helados y las galletas, nunca has visto la marca de nacimiento que Minsuk tiene o sabes que sus ojos son color miel, pero tienen unas pequeñas pringas café... no saben nada.
Su padre se queda en completo silencio, sus ojos parecen perdidos.
Jimin suspira —Así que no, papá, no me vengas con ese cuento barato del amor. Haz lo que quieras, los niños decidirán si verla o no, pero yo te informo que conmigo no cuentas y no puedes obligarme. No quiero el drama de la familia feliz regresa, porque ya no puede jugar esa mierda barata.
—Ella dice que su vida ha mejorado, que el tiempo fue bueno y ha cambiado —susurra.
Jimin ríe con amargura —Me alegro de que al final tuviera la vida que siempre deseó, aunque fuera a costa de que la nuestra se volviera una mierda.
—Deja de hablar de esa forma.
—Hablaré como yo quiera, soy adulto, no se te olvide. Despierta papá, ya no soy aquel niño débil, me hicieron madurar, crecer y ser adulto.
—Solo queremos recuperar, enmendar los errores del pasado...
—Pueden hacer lo que quieran, por el momento yo no estoy listo, no puedes obligarme y con ellos será su decisión, si ellos quieren hacerlo lo harán, pero si no lo desean no esperes a que haga algo para hacerlos cambiar de opinión.
Jimin caminó sin dejar que su padre respondiera, fue directo a su habitación y se encerró dejándose caer directo en su cama.
Llora desconsoladamente, siente mucho dolor en su cuerpo, ¿será que está siendo inmaduro y egoísta? Muchas preguntas como esa lo invaden, el fuerte llanto hizo que se quedara completamente dormido. No despierta hasta escuchar que lo llaman de afuera.
Se pone de pie y abre encontrándose con Minsuk que tiene una mirada de preocupación —¿Te sientes bien? —pregunta.
—Minsuk... ¿qué hora es? Olvidé ir por ustedes, cariño lo siento.
—No te preocupes, está bien. Papá trajo muchos adornos para decorar la casa por Navidad.
—Si los vi, ¿cómo se sienten con eso?
—Es extraño, pero sería lindo hacerlo, ¿quieres acompañarnos? —Jimin de nuevo siente la punzada en su pecho.
—No me siento muy bien, háganlo ustedes, yo sé que les quedará muy lindo.
—Bien, ¿si necesitas algo nos avisas?
—Claro, amor, anda —Minsuk sonríe y baja de inmediato. A lo lejos Jimin escucha cómo ellos ríen y de pronto viene el sentimiento de culpabilidad, ¿y si él les privó de toda esa emoción por traumas que vivió? Y luego piensa que, aún así, nunca hubiese tenido el efectivo suficiente para comprar lo necesario.
Se deja caer en la cama de nuevo, no ha recibido respuesta de Jungkook. Evita ponerse a llorar, así que va de nuevo a tomar un baño y decide leer el libro que el alfa le obsequió.
Pasan las horas y se queda profundamente dormido. Daebin entra para buscarlo y decirle que baje a comer, pero lo vio tan pacífico que salió de la habitación.
Ninguno se percató que Jimin pasó un día entero sin ingerir alimento alguno. A la mañana siguiente se levanta al escuchar sonar su alarma, se prepara y viste con su uniforme. Olvidó por completo todo el drama del día anterior. Baja las gradas y mientras avanza sus pasos son más lentos.
Observa toda la casa decorada, justo como aquella Navidad. Cierra los ojos, él es más fuerte que eso, puede soportarlo.
Encuentra a todos sentados en la mesa desayunando, Minsuk es el primero en saludar —Hola, Jimin —saluda feliz.
—Hola, cariño, ¿cómo estás?
—Bien, ¿quieres desayunar? —pregunta palmeando la suya a su lado para que se siente junto a él.
—No, amor, estoy bien, gracias.
Daebin camina y le da un beso en la mejilla —Papá dice que hay algo de lo que quiere hablarnos.
—Es una sorpresa —Minsuk sonríe.
Jimin traga fuerte, dándole una mirada dura a su padre, el alfa le sostiene la vista. El omega suspira —¿Necesitan que los lleve a la escuela?
Daesun es quien habla —Papá ahora tiene un auto, él nos llevará, así ya no andaremos caminando.
—Bien, eso es bueno.
—¿Vas a ir con nosotros? —Daebin pregunta.
—Tengo que irme ahora, así que me cuentan de que se trata todo. Recuerden que ustedes tienen voluntad y decisión propia, ¿bien? Pase lo que pase, yo los amo mucho —les sonríe a los tres a pesar de que Daesun vira los ojos.
Minsuk se pone de pie y lo abraza fuerte —No me gusta que estés triste, yo también te amo, ya sabes eres como una mami —susurra en su oído. Jimin cierra los ojos y se empapa del aroma de su pequeño hermano. Termina dejando unos sonoros besos en su mejilla.
—Nos vemos mañana, más tarde les enviaré mensajes —se despide de todos y sale. El frío lo recibe. Al quedarse dormido y no revisar sus mensajes no se fijó en las llamadas del alfa.
Llega al hospital, su cabeza duele, la garganta se siente extraña, deja sus cosas en su lugar y el doctor lo saluda. Junhyun lo observa —Buenos días, Jimin.
—Buenos días, doctor —da una leve sonrisa.
—¿Estás bien?
—Sí, es solo que estoy algo cansado, no hay de qué preocuparse.
—¿Quieres ir a casa y descansar? —pregunta, los ojos de Jimin parecen estar apagados, no tienen esa luz que los caracteriza.
—Estoy bien, lo aseguro.
—Bien, si necesitas tomarte el día, solo avísame, tienes permiso.
De pronto todo se vuelve silencioso, solo se escucha esa característica melodía navideña, el frío azota, las luces brillan, sus ojos se llenan de lágrimas, solo vienen recuerdos tristes.
Jimin suspira al sentir ese aroma conocido. Recuerda la conversación del doctor y el amigo de Jungkook. Necesita arreglar esto.
El doctor es solicitado por otro de los doctores de turno. Él le sonríe y va a donde lo llaman. Jimin camina por el pasillo, va distraído observando las fichas que le entregaron sobre los pacientes.
Jungkook venía frente a él, observa con extrañeza, Jimin luce diferente —Jimin... —el omega levanta la cabeza y da una leve sonrisa, una triste.
El omega traga fuerte, al alfa no le importa nada y lo envuelve en sus brazos, Jimin recuesta su cabeza sobre su pecho. Jungkook no dice nada, solo se mantiene en esa posición, hasta que siente que Jimin levanta su rostro. Deja sus manos sobre sus hombros.
—Hola, cariño. Estuve llamando y no respondiste...
—Lo siento, no me fijé —baja el rostro mordiéndose el labio inferior—. Sígueme, necesitas tu dosis.
Jungkook guarda silencio y camina detrás del omega hasta entrar a la habitación. El alfa no se sienta, se queda de pie cerca del omega, escucha a Jimin respirar fuerte —Necesito hacerte una pregunta.
—Dime, sabes que puedes decirme lo que quieras —Jimin lo toma de la mano y lo lleva a la camilla haciéndole señas para que descubra su brazo. El alfa lo hace y deja la bolsa que lleva en manos sobre una de las mesas corredizas de metal que usan los pacientes para comer.
—¿Por qué estás conmigo? —temor e inseguridad vienen a él, pensamientos intrusivos como los de sí, sus propios papás no se quedaron a su lado, ¿qué le hace pensar que Jungkook sí lo hará?
Jungkook ladea el rostro —Porque me gustas, eres muy lindo, y me encantaría cortejarte —responde con seriedad. Observa el rostro sorprendido de Jimin, quizá no esperaba esa respuesta, pero estaba siendo sincero.
—Me da algo de pena decirte esto, pero necesito que seas sincero —dice preparando los implementos.
—Escucho.
Jimin se detiene antes de ponerse los guantes —¿No me quieres solo para mejorar, verdad?
—¿A qué te refieres, cariño, por qué dices eso?
—Yo escuché que decían que al fin tu alfa tolera un aroma y que solo bastaba pasar un celo conmigo y ya estarías bien, yo comprendo y te agradecería que fueras claro con el tema, puedo ayudarte si eso es lo que quieres, siendo ese el caso debes dejar de hacer todo lo...
—Detente, por favor —Jungkook ruega acercando la silla de Jimin a él, pone sus manos en su rostro y nota que sus ojos están rojos y cristalizados, sus lágrimas salen y él las limpia con sus pulgares—. No, bebé, no pienses eso, yo te quiero para más de un celo, si es posible para todos los que faltan de mi existencia, pero esa no es la principal razón.
Jimin cierra los ojos y deja salir más lágrimas. Jungkook se acerca su rostro —Jamás eso pasó por mi mente, en realidad me gustas —observa sus ojos y sus labios.
—Te creo, y lo siento, es solo que yo... —Jungkook vuelve a pasar sus dedos sobre sus mejillas, seca sus lágrimas.
—Ya, bebé, no llores —lo toma de la mano y lo ubica en su regazo, Jimin de inmediato se esconde en su cuello aspirando su aroma.
—Siento esto, solo quería preguntar y aclarar todo.
—Yo también siento que te provocaran pensar de esa forma, Jimin.
—Te extrañé mucho, ¿quién te puso tus dosis?
Jungkook deja sus manos sobre la cintura del omega —Fui a un hospital, el doctor era como un animal. Casi me desmayo.
Escucha la risa de Jimin, el aliento eriza su piel, el omega se incorpora —Siento eso, ¿sufriste mucho?
—Sufrí más estando lejos de ti, yo también te extrañé —Jungkook acaricia su mejilla dejando un casto beso, ambos se miran a los ojos.
Jimin suspira observando el rostro del alfa, sus ojos se desvían a sus labios. Jungkook se da cuenta, su mano sigue sobre su mandíbula. Jimin posa sus manos sobre los hombros de Jungkook.
—Omega... yo —Jimin no deja que siga, se acerca un poco y eso fue suficiente para Jungkook cierre los ojos y unen sus labios en un tierno beso. Jimin vuelve a dejar escapar sus lágrimas y ladea el rostro aceptando todo el cariño que Jungkook le da. Ambos sonríen y terminan con un último beso.
Jungkook es quien habla —Ahora no quiero más paletas, tus besos serán mi recompensa —Jimin sonríe e intenta levantarse muy a su pesar, Jungkook se lo impide tomando con fuerza su cintura. Quiere asegurarse que esté totalmente bien. Pasados los minutos Jimin se levanta.
Repite el proceso y pone la dosis, al final Jimin sí da la paleta y por supuesto un par de besos.
Jungkook dice que en la bolsa trajo el desayuno y Jimin lo abraza con toda confianza. Decreta que el pecho de Jungkook y su cuello son sus lugares favoritos.
A la tarde Jimin recibe un mensaje de Daebin donde le comenta que su padre los llevará a comer a un lindo café o restaurante. Dice que es parte de la sorpresa y Jimin suspira. Tiene miedo.
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