•Espejos•
-mierda- murmuraste mientras tus manos temblaban aferradas al lavado. Mahito les había dado una paliza a ti y a Nanami. Tu teléfono vibró sobre el lavado, el nombre de Satoru Gojo apareció en el, uno, dos, tres mensajes, luego una llamada entrante.
Al parecer Ijichi ya le había ido con el chisme.
Respiraste profundo, tomaste una toalla blanca y apretaste tu costado el cual inmediatamente la tiñó de rojo, traías un sujetador negro solamente puesto que tu camisa se había arruinado.
Unos golpes sonaron en la puerta del baño. Sabías que era Nanami.
- ¿cómo te encuentras?- pregunto el al entrar a la habitación después de un leve "pasa". No te molestaba que te vea en ropa interior, era un amigo de confianza.
- nada que Ireri no pueda arreglar - murmuraste convencida. Tu antebrazo probablemente estaba roto también, todo tu cuerpo dolía y no parabas de sangrar. Pero no era la primera vez que estabas en esa situación.
-ya envié nuestra ubicación a Ijichi, pasará por nosotros en cuanto encuentre a Itadori- tu piel perdió el color en cuando te diste cuenta
- ¿Que no estaban juntos - preguntaste pálida invadida por preocupacion
-no, al parecer tuvieron inconvenientes - respondió con tono de fastidio. Asentiste sin agregar nada más. Tu teléfono volvió a sonar nuevamente, una video llamada entrante de satoru Gojo.
-deberias atender, probablemente deje sus responsabilidades y se aparezca aquí si no lo haces. Yo iré a buscar algo de ropa para ambos- asentiste mientras salía de la habitación dándote tu espacio. Ya muchos sabían de la relación que sostenias con el hechicero que te acosaba por llamados en ese momento.
Te giraste apoyándote sobre el lavado mientras que sostenias el teléfono con tu brazo hinchado y con el otro la toalla de sangre.
-Satoru- saludaste con tono cansado. Frente a ti apareció el peliblanco, llevaba unos lentes de sol que lo hacían ver cómo modelo de revista y una camisa blanca que le quedaba perfecta. ¿y tú? Toda sudorosa con el cabello despolijo.
- ¿cómo te encuentras? ¿estás sola? - pregunto recorriendo con la mirada la pantalla en busca de alguna señal de alerta
- solo unos raspones, Nanami fue a buscar algo de ropa, estoy bien- respondiste intentando tranquilizarlo.
Era una sensación extraña. Nunca nadie se había preocupado por ti de esta manera. Nadie cuido de ti como Satoru lo hacia.
- amor, puedo verte a través del espejo- dijo el luego de unos segundos con tono desanimado. Se sentía culpable por haberles dejado a ti y Nanami está mision- no me mientas-
Giraste sobre ti misma observando el desastre que habias dejado. Estúpido espejo. Un minuto ¿cómo te había llamado?
-realmente se ve peor de lo que es- intentaste sacarle peso a la situación con las mejillas rosadas- nada que Ireri no pueda solucionar, Ijichi ya está en camino a recojernos, solo necesito dormir un poco- Satoru ya sabía todo lo que había ocurrido en la misión, no necesitaba explicaciones de la maldición o de las ubicaciones- ¿podrías traerme algunos dulces cuando regreses?- intentaste cambiar el tema para distraerlo.
Sabías que el tenía una adicción a las golosinas.
El sonrió nuevamente haciendo que las mariposas de tu estómago revolotearan al punto de querer hacerte vomitar.
-linda, ni siquiera debías pedirlo, ¡mira dónde estoy!- cambio la cámara para dejar de enfocarse y mostrarte la vidriera de un negocio lleno de golosinas de todos los colores en el exterior, lo que hizo que soltarás una risa, molestando tu herida - te llevaré todas las que quieras, tengo una reunión ahora pero regresaré en la madrugada-
Unos golpes resonaron en la puerta nuevamente, Nanami se adentro en el baño con algunas prendas en sus manos para ti, el ya estaba impecable con una camisa nueva sin rastros de sangre.
- ¡Nanamin!- lo llamo satoru por su apodo cuando le apuntaste con la cámara divertida- los hicieron polvo ¿Me extrañaste?- se burló de él
Nanami no pareció cambiar su rostro serio.
- la verdad es que no- le fue completamente sincero el rubio, logrando que soltarás una risita - la maldición no parece tener mucho tiempo desde que fue creada, tal vez ni siquiera sabe sobre su expansión territorial-
- entonces tendremos que apresurarnos y no dejar que se haga más poderoso- respondiste a tu amigo - podemos con esto pero debemos mantener a Itadori al margen de la situación-
- la aparición de tantas maldiciones de grado especial que puedan hablar no es una coincidencia, algo está ocurriendo, debemos estar atentos- agrego el peliblanco desde la llamada- me tengo que ir ¡una aburrida reunión me espera!- acercaste el el teléfono a ti para despedirte - no me esperes despierta, y amor ponte una camisa ¡Matarás de un infarto a Nanamin con esas curvas!- luego de colgar, soltaste una risa al ver que Nanamin giraba el rostro avergonzado con las mejillas rosadas por el comentario de Satoru.
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