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Veinticuatro: Jefe.

― ¿Ya tienes a tus hombres en posición, Kim?

Su voz suena demandante, esa chispa de locura en sus ojos apenas se refleja, así como la Luna que sale de entre las nubes acompañada de la noche.

― Todos en posición, esperando mis órdenes. ― Asegura la voz al otro lado de la línea.

Jungkook sonríe satisfecho con copa de vino en mano, el alcohol se ha vuelto su aliado esta noche que pasará a la historia de las mejores en su vida, según él. Hoy es una noche importante.

Hoy Jungkook hará su jugada maestra.

Cuando salió de casa aquella madrugada decidió que se enfocaría por completo en su plan y adelantó todos los preparativos para este, para así mantener su cabeza concentrada en algo que no sea su remordimiento y su matrimonio. Aquel plan lo mantuvo despierto noches enteras buscando la mejor solución para su problema, hasta que finalmente creó la jugada perfecta.

Sabe que con eso no puede perder en su misión, cuyo fin ya no recuerda más. Ya no tiene preciso porqué lo hace, solo tiene en mente que se siente placentero saborear este nuevo tipo de poder sobre los demás. Que todos trabajen para ti aunque seas un maldito traidor. Se pregunta constantemente si Woong se sentirá de esa manera todos los días, siendo él un hombre poderoso y controlador.

Hablando de él...

― Woong me dijo que pensabas hacer que te disparen para no alzar sospechas, ¿Es cierto? ― NamJoon arquea una ceja, sentado en su carísimo sillón en su departamento al otro lado de Seúl, a salvo de la acción.

Dirige su mirada hacia el gran ventanal al lado suyo, las cortinas dejan filtrarse solo unos cuántos rayos de sol a la habitación, desde su lugar puede apreciar la gran vista de la ciudad de Seúl bajo el sol.

― Es parte de mi plan. ― Confirma. ― Necesito que asignes a uno de tus francotiradores para que me disparen en un lugar poco letal, de esta forma quedaré fuera del combate y no levantaré sospechas.

― Parece que has pensado en todo, Jeon.

― Lo hice. ― Sonríe de lado. ― Si me involucro en la pelea frente a los Manoban para probarles mi lealtad, solo ocasionaré quitarle la vida a tus escoltas. Entonces, si desaparezco o no tomo acción, sospecharán de mí. Por lo tanto, solo me queda ser herido y terminar fuera de combate, así demostraré que estoy de su lado pero no mataré a ninguno de tus hombres.

NamJoon arquea una ceja ante sus palabras, sabe que Jungkook es una persona fría y calculadora... pero no sabía hasta que punto, hasta ese momento.

― ¿Funcionará? ¿Qué pasa si por accidente mueres desangrado? ― Cuestiona inclinando hacia adelante su cuerpo y acercándose a su propia ventana.

Jungkook niega aunque no sea visto por Kim. ― Eso no pasará.

NamJoon prefiere callar y solo darle la razón, después de todo la mente maestra es Jungkook, debe confiar en él para que se liberen de una vez por todas de los Manoban, quienes dejan en peligro sus negocios. ― Espero tengas razón, Jeon.

― Ya lo verás. ― Camina unos pasos, y aquel rayo de sol termina alumbrando la mitad de su rostro. ― Tus hombres deben entrar por la puerta trasera del hotel.

El hotel donde se hospeda Jungkook junto a los Manoban y sus colegas, es donde el matrimonio tailandés harán una cena con importantes invitados

― Entendido. Tú darás la señal, Jeon.

El rayo de sol desciende lentamente por su rostro, el anochecer se hace presente arrebatando todo tipo de luz cálida del cielo. Jungkook sonríe al mismo tiempo, sintiendo emoción correr por sus venas al saber que, al fin, su más grande plan será ejecutado.

Luego de esto, nada lo detendrá.

― Perfecto, yo me encargo. ― La llamada es terminada.

Justo en ese momento la puerta de su habitación es tocada suavemente, se acerca al espejo y arregla su disfraz, ahora es Kim HaJoon, ya no más Jeon Jungkook en presencia de sus enemigos. Exclama un "¡Adelante!" cuando verifica que todo está en su lugar.

Es Lisa. ― ¿Vienes, Kim? Ya están llegando los invitados. ― Sonríe ladinamente.

― Te acompaño.

― ¡Cúbranse!

El sudor recorre su frente, el caos a su al rededor hace bombear la adrenalina por sus venas, llegando a su cerebro, generando un caos de emociones en su cuerpo.

Baja la mirada a su abdomen, quita su mano de este y observa la mancha escarlata que la adorna, sisea por el ardor y vuelve a hacer presión en su herida, sobre su abdomen tenso. Respira con fuerza.

¡Disparen, disparen!

El plan se lleva según lo acordado.

La herida en su abdomen lo dejó fuera de combate, en el suelo, con la espalda pegada a la pared con agujeros de balas, y en frente siendo convenientemente cubierto por una mesa volteada. Sonríe en satisfacción, solo debe ser paciente y esperar por la muerte de los Manoban.

En cualquier momento recibirán una bala en el lugar correcto, y todo estará hecho. Por lo que ha estado esperando todos esos meses de planeación y por lo que tantos problemas se ha ganado.

Todo podrá terminar.

― K-Kim...

Esa voz.

Gira su cabeza lo más rápido que puede, Lisa está tendida en el suelo, arrastrándose, parece a punto de desmayarse. Tiene el rostro ensangrentado, quizás lo produjo alguna herida en la cabeza. Su perfecto vestido está roto y manchado de polvo por las explosiones que usaron para derribar las puertas y su labial está corrido.

― A-ayuda... ― Pide con voz temblorosa, así como su delgado cuerpo sobre el suelo. Es lo último que dice antes de caer inconsciente.

Jungkook pasa saliva, y aprieta su mandíbula por el dolor, cuando debe cambiar de posición y así poder sacar el arma en su cinturón. Mira a ambos lados, la pelea y los disparos se escuchan al otro lado de la azotea, sabe que no hay nadie cerca.

Tiene que aprovechar la oportunidad. Tiene que matarla.

Alza su mano con el arma y apunta directamente a la cabeza de la mujer inconsciente frente suyo. Toda la adrenalina del momento genera una oleada de impulso en su cuerpo.

Aprieta el gatillo, pero no le quedan balas.

― Mierda, no, no...

Maldice, aprieta el gatillo una vez más pero nada sale, y así otra y otra vez pero es inútil. Avienta con ira el arma lejos suyo, ya no le sirve sin balas de todos modos.

Mierda. ― Pasa su mano libre por sus cabellos con frustración. Solo le queda ver el rostro de la mujer.

Finalmente una nueva explosión hace presencia cerca suyo, alza la mirada buscando el lugar de la detonación. Escucha gritos, maldiciones y sonidos de disparos sin control, hasta que finalmente todo se suma en el silencio. Sus ojos grises parecen llenarse de vida y un brillo psicópata tan peculiar suyo, cuando un grito masculino le indica que el plan logró funcionar.

¡Mataron al jefe!

Baja la mirada, con una gran sonrisa en su rostro, y observa el rostro de Lisa tendido frente suyo. Las voces en su cabeza sonando como alarmas, retumbando, lo ciegan como una droga. Sin importarle el dolor o el peligro de que una bala impacte nuevamente en alguna parte de su cuerpo, se apoyó en la pared detrás suyo y pudo colocarse pie. Siseando por el dolor, más sangre empezó a brotar de su herida, pero poco le importó.

Paso a paso caminó, con una sonrisa entre el dolor y la dicha, llegó hasta encontrarse con los cuerpos de tres escoltas de NamJoon al rededor de un cuerpo inerte tendido en el suelo. Ellos al verlo se hicieron a un lado, sabiendo quién era él.

El cuerpo de Nichkhun.

Las luces de la fiesta sobre él, con una bala en la cabeza, sangre al rededor de su cuerpo, murió con los ojos abiertos. Su impecable traje blanco manchado de su propia sangre y marcas de polvo por doquier, totalmente arruinado. Estaba finalmente muerto, tal cual había imaginado.

Sin esperar mucho y aprovechando la ola de adrenalina que recorrió de golpe sus venas, al ver con orgullo lo que él había causado, sacó un cuchillo de su cinturón y se abalanzó sobre el cuerpo, lo volteó bruscamente y en su espalda una marca dejó como símbolo del orgullo de haber planeado su asesinato. Con esa sonrisa tétrica en su rostro salpicado de sangre y una mirada extasiada de locura.

Satisfacción. Pura satisfacción, y quiere más.

JiMin no sabe nada de Jungkook.

Una semana ha pasado desde la última vez que vio a su esposo, desde aquella vez que huyó de casa en su automóvil a un lugar desconocido para él. Le ha llamado incontables veces, y ni una sola llamada le atendió.

Suspira con pesar, se sirve su café favorito de las mañanas, le da un vistazo al reloj digital en una de las paredes de la cocina. Son las nueve de la mañana, y el a penas ha logrado levantarse para servirse café.

JiMin siempre fue un buen madrugador, jamás tuvo problemas con eso, pero ahora las motivaciones para levantarse de la cama no son tan fuertes como antes de que Jungkook desapareciera de la nada. El levantarse de la cama le cuesta, porque las preguntas invaden su mente, apresándolo entre las sábanas. Aunque sepa que debe levantarse para comer algo, y comenzar su día, realmente se le complica.

Y se siente estúpido.

Si no fuera por Taehyung que se acerca a su habitación a levantarlo o llevarle el desayuno a la cama, seguiría ahí todo el día si es posible.

Habló con su padre sobre su desaparición, le pidió que mandara alguno de sus investigadores a rastrear a Jungkook, que lo encuentre a toda costa, quería que encuentren a su esposo, pero Woong se negó. "Yo me encargaré" le aseguró, pero han pasado los días y sigue sin saber nada de él.

¿Cuándo piensa volver?

Sujeta su taza de café con ambas manos, dirige el objeto a su pecho y observa por la ventana de la cocina hacia el jardín. El clima es frío esa noche, el sol no ha querido asomarse esa mañana. La ansiedad de no saber nada de su esposo lo carcome por dentro. Por alguna razón, esa mañana despertó agitado por culpa de una terrible pesadilla. Soñó con aquella vez, hace diez años, cuando Jungkook y él platicaban en el jardín de la casa de sus padres.

Esa noche Jungkook le había ofrecido irse lejos y escapar.

¿Qué dirías si te digo que quiero escapar contigo?

¿Escapar?

Estaba pensando en irnos de aquí, empezar de cero, alejarnos de esta vida de la mafia.

Deja la tasa de café en la mesa del comedor y toma asiento, cierra los ojos al recordar ese momento. Ese maldito momento del que jamás estará orgulloso. Le negó al amor de su vida ser libre como quería, y todo por sus caprichos.

Lo peor de la pesadilla fue que el final de esa noche resultó distinto, en vez de que Jungkook cediera a su plan, lo rechazó cruelmente para irse de su lado y dejarlo solo en el jardín que poco a poco lo consumiría hasta ahogarlo. Fue en ese momento que despertó sudando y con lágrimas en los ojos.

No puede evitar pensar que quizás, así debió ser desde un principio.

Resopla al empezar a sentir mareos. Cuando experimenta emociones fuertes se marea por culpa de su estúpida enfermedad. Coloca sus brazos sobre la mesa y eso solo provoca que la tasa se deslice hasta el borde de la mesa y caiga para estrellarse con el suelo... O así habría sido sin la ayuda del señor Lee, que la atrapó a tiempo. Ni una sola gota de café saltó fuera de la taza.

― ¿Mañana difícil, señor Park?

JiMin sonríe aliviado luego del susto que experimentó, realmente creyó que rompería su taza favorita, todo por estar tan distraído y sumergirse en emociones negativas sabiendo el efecto que tienen sobre él. 

― Gracias. ― El hombre le devuelve la taza púrpura con rayas blancas a sus manos.

― ¿Desea que llame a la cocinera y le prepare algo más que un café? ― Pregunta amablemente, haciendo énfasis en sus últimas palabras.

JiMin sabe a qué se refiere, no puede basar su desayuno en una simple taza de café. A pesar de sus ánimos debe alimentarse bien por su hijo y por él mismo, debe cuidar su salud.

― Si, gracias. ― El hombre asiente. ― Y dile a Taehyung que se acerque para que me acompañe en el desayuno. ― Baja la mirada y suspira. El señor Lee lo mira por un segundo más y luego asiente, hace una reverencia y se aleja.

JiMin hace una mueca con sus labios. Sintió la mirada de pena del señor Lee sobre él otra vez.

Ese hombre trabajó para su familia por años al igual que la señora Young, ambos lo han visto crecer prácticamente toda su vida, por lo tanto le tienen lástima al verlo decaído y ser conscientes de la desaparición de Jungkook. Pero lo que le molesta no es su pena o empatía, lo que le molesta es que él se ve como la víctima, que él se ve como el idiota, como el débil. Odia verse o sentirse de esa manera.

se levanta y camina hasta echarse sobre el sillón en la sala de estar, enciende la televisión y piensa ver algo en el noticiero esa mañana. Realmente no sabe ni qué ver, solo quiere algo de ruido en el lugar para dejar de sumergirse en sus pensamientos y el sentimiento de culpa.

En otras noticias, tenemos imágenes en vivo de una terrible masacre en uno de los hoteles más famosos de Seúl...

Centra sus ojos en la pantalla, se encuentra con una mujer joven y de rostro serio, con el típico porte de una periodista. Lee las letras en la parte inferior de la pantalla y decide regalarle algo de su atención. No tiene nada mejor que hacer hasta que su desayuno esté listo y Taehyung llegue.

La policía aún investiga este terrible hecho, que se dio a altas horas de la madrugada en este hotel. Este suceso dejó 16 muertos junto a 30 heridos. Los cuerpos de las víctimas aún están siendo identificados.

Ahora la mujer relata el suceso mientras dividen la pantalla en dos partes, a un lado se pueden ver imágenes tomadas desde un helicóptero. Un hombre aparece en la pantalla con traje policial a brindar información, detrás suyo se ve a las ambulancias y patrullas estacionadas frente a la entrada del hotel. 

Creemos que se trata de un ajuste de cuentas entre mafias. Hubo uso de explosivos y armas ilegales según el tipo de balas y municiones que logramos encontrar en la escena. ― Explica el oficial.

JiMin parpadea confundido. Hasta donde él sabe aquel, uno de los más lujosos de Seúl, donde personas de la mafia, familias ricas y políticos llegan a hospedarse, también es de los más seguros, nunca palabras como "escándalo" o "matanza" fueron en la misma oración con el nombre del hotel jamás. 

Además, esa parte de Seúl es territorio de los Kim, o bueno, lo era. Hasta donde su padre llegó a comentarle, los Kim tienen problemas de territorio con los Manoban, así como enfrentamientos por sus negocios y aliados.

― ¿Papá sabrá sobre esto? ― Se pregunta a sí mismo.

Se le hace más que extraño que mencionen a las mafias en televisión nacional, cuando es Woong quien tiene control sobre los medios de comunicación nacionales. Se pregunta quiénes estarán tras todo eso. Realmente es algo muy fuera de lo común, pero no podría esperar menos, todo está siendo desafiado esos últimos meses. Muchas familias poderosas aliándose, otras desapareciendo, todo por culpa de los Manoban, según su padre le dijo.

Desde que ellos llegaron han sido una amenaza para los Park, quienes hasta hace poco tenían control sobre todo y todos, pero ahora perdieron poder y las demás familias quisieron aprovechar eso; en consecuencia, todo es un caos.

¿Hay algo más a resaltar, oficial?

El hombre de mediana edad asiente con la cabeza. ― Estaremos interrogando a los invitados de la fiesta, tenemos la teoría de que son personas que están confabuladas con la mafia. ― Concluye el policía.

Al concluir su rápida entrevista al oficial de policía, la cámara empieza a filmar los alrededores del lugar, y en un momento justo donde JiMin estaba concentrado en la pantalla, notó que subían un cuerpo a la ambulancia, y la voz de una nueva oficial de policía empezó a describir la escena.

El cuerpo del hombre en la ambulancia es de un jefe de la mafia, según testigos han confirmado. Y está muerto.

JiMin se sorprende ante las declaraciones. ¿Cómo pueden estar hablando eso en televisión nacional? Algo tiene que ver su padre, él jamás descuidaría algo como eso. Está seguro.

Lo más interesante, es que es el único con una marca en el cuerpo. Podemos interpretarlo como una especie de advertencia. ― Explica la mujer.

¿Marca de qué tipo? ― Pregunta la periodista.

Una J en toda la zona de la espalda.

Una J...

JiMin sabe que esto no es una simple noticia.

Jungkook ha logrado parte de su plan, pero esto no acaba así ;)

(EDITADO: 22/07/2022)

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