Treinta y siete: Cabaña.
JiMin lloró tanto que terminó cayendo dormido, por lo que Taehyung tuvo que detener el coche en algún punto de la carretera, para poder tomar en brazos a Seiji y colocarlo en el portabebés de los asientos traseros, asegurandose de que esté más seguro ahí. Luego procediendo a colocar una manta sobre el oji púrpura para mantenerlo caliente. Reanudando el viaje hacia su destino luego de asegurarse de que todo estaba en orden.
Cada par de minutos desviaba sus ojos al rostro de JiMin. Las lágrimas secas en la piel de sus mejillas eran visibles gracias a la iluminación amarillenta de los postes de luz que cubren los lados de la larga carretera, casi vacía y fantasmal. Realmente su destino estaba completamente alejado de la ciudad, además de que era la madrugada, por lo que era de esperarse la falta de autos.
― Qué cansancio. ― Truena su cuello por el dolor en la zona.
Con el pasar de las horas y mientras más se acercaban a su destino, sentía sus músculos tensarse no solo por el cansancio, también por la tormentosa cantidad de pensamientos y recuerdos que su mente dejó lucir. Recordándole todo lo vivido en aquella cabaña. Todo lo que pudo evitar, y todo lo que perdió por sus malas acciones.
Las pesadillas que lo recurrían no eran nada a comparación de lo que ahora sentía. Aprieta con fuerza el volante entre sus manos cuando finalmente se estaciona frente a una bonita cabaña de madera, al lado de un lago, rodeado de un bosque. La casa está algo deteriorada sobre todo en los jardines, pero a pesar de esto Taehyung sigue viendo el encanto que esta tiene, y que lo orilló a comprarla muchos años atrás.
Tomó una profunda inhalación, con los ojos fuertemente cerrados, y la contuvo unos segundos hasta que exhaló con pesar, tratando de lidiar con la maraña de sentimientos en su corazón roto. Sale del auto, le da un rápido vistazo a su alrededor, concentrando su mirada en aquel lago apenas a unos metros de su lugar, más tiempo del que quisiera.
"¡Taehyung!"
Sacude su cabeza, no era momento para rendirse ante los depresivos recuerdos. Tenía una gran responsabilidad, tenía a JiMin y Seiji esperando por él en el auto. Pasa una mano por sus cabellos y renuda su camino hasta subir unos pequeños escalones que lo llevan al porche de madera vieja. Se planta frente a la puerta y de su bolsillo saca aquella llave, la introduce en el cerrojo y pronto se revela frente a él el interior de la cabaña.
Da un paso dentro, todo parece en orden, los sillones y muebles no están rotos como recordaba, parecía que todo había sido restaurado con nuevos objetos, pero casi idénticos a los anteriores. Supone que Woong fue el responsable, para entregarle una casa en buenas condiciones.
Deja la puerta abierta, camina hadta los asientos traseros del auto y toma el porta bebé de Seiji para llevarlo hacia dentro de la casa, y despositarlo en la cama de la habitación principal, luego de darle una sacudida a las mantas por el polvo.
Procede a volver al auto para abrir la puerta del copiloto, desabrochar el cinturón de JiMin y tomarlo en brazos para adentrarlo a la casa y depositarlo en la misma habitación. No tenía corazón para levantarlo, y de todas formas no sentía la capacidad de hablar teniendo un gran nudo en la garganta, que impide el paso de las palabras.
La última vez que sale es para cerrar el auto, se encargaría mañana de las maletas. Cuando vuelve cierra la puerta principal y camina directamente s la habitación principal mientras estira partes de su cuerpo. Conducir más de cuatro horas en medio de la noche es bastante cansado, aunque esté acostumbrado a madrugarse pues así lo demandaba su cargo de seguridad.
Llega, lo primero que hace es acercarse a la chimenea para encenderla y así tanto JiMin como el bebé estén calientes dentro de la pequeña cabaña, tomando en cuenta lo fría que puede llegar a ser. Incluso a esas horas de la madrugada los vientos son más fuertes, además hay constantes lluvias que se dan en el bosque, y a eso podemos sumar la humedad al estar al lado del lago.
― Listo. ― Susurra para sí mismo.
Logra encenderla al cabo de unos minutos, dejando los instrumentos que utilizó al lado de esta. Coloca sus manos un momento frente al fuego para calentarse, luego se pone de pie. Se acerca a JiMin y le quita sus zapatos, dejándolos al lado de la cama. Toma una manta de alguno de los armarios, la sacude y con eso cubre el cuerpo de JiMin, para mantenerlo caliente.
De cerca observa las ojeras bajo sus párpados cerrados, las lágrimas secas y su piel pálida. Realmente esperaba que estos días desconectados del mundo le sienten bien, y pueda tener paz para recuperarse emocionalmente, y despejar su mente.
Acaricia su mejilla, pasa saliva y se inclina hacia él, algo indeciso aguanta la respiración y deja un pequeño beso en su frente, apenas un roce suave y delicado contra su piel fría. Se aleja y sonríe, acomodando sus cabellos rizados.
― Descansa. ― Dice a pesar de saber que no obtendría una respuesta.
Camina hasta el otro lado de la cama, saca a Seiji del portabebés y lo coloca al lado de JiMin, también cubriéndolo con la manta, y colocando una almohada a su lado para que no ruede hacia el suelo. Suspira y camina para salir fuera de la habitación, planeando arreglar algunas cosas más y luego dormir en el sofá.
En el marco de la puerta voltea para darle un último vistazo a la escena frente a sus ojos. JiMin entre sueños atrajo a su pecho a Seiji, manteniéndolo calientito cerca de su pecho. Forma una sonrisa pacífica en su rostro, conmovido por el hombre que adora, siendo tan protector con su hijo incluso entre sueños. Siente su corazón llenarse y sentirse pleno, enteramente en paz.
¿Quién quisiera perderse de esta sensación?
Solo un imbécil como Jungkook, que busca satisfacción en lo material, en lamentablemente lo único que cree llenará el vacío que su abuelo y la muerte de sus padres le dejó.
Siente que es suficiente cuando sus ojos lagrimean un poco, sorprendiendose a si mismo por aquello. No pudo evitarlo al pensar en lo hermoso que sería tener su propia familia, como siempre planeó desde que conoció a su prometida, queriendo formar un cálido hogar con ella, pero tristemente el destino se lo arrebató y todo por sus malas acciones.
Suspira cansado, no tiene cabeza en ese momento para seguir atormentandose. Decide que es mejor dar media vuelta y alejarse para tomar una siesta antes de que amanezca.
Despierta abriendo y cerrando sus ojos, adaptando sus ojos a la luz que se filtra por la ventana. Levanta su torso del colchón con gran pereza y se queja en voz baja. Calcula que no durmió más que unas cuantas horas, aún debía ser muy temprano y seguramente por ello hacía tanto frío en la habitación. Gira su rostro hacia Seiji a su lado, este tiene sus ojos bien abiertos viéndolo con curiosidad. Es entonces que recuerda dónde y porqué está ahí.
― Hola amor. ― Susurra con mucho afecto paternal, tratando de ignorar los recuerdos de la noche pasada que atacan su mente sin piedad.
JiMin sonríe al ver los preciosos ojos de su hijo, pero esta sonrisa es interrumpida por el bostezo que se adueña de su boca. Casi instantáneamente Seiji copia su bostezo, luciendo realmente adorable.
JiMin se recostó de lado cerca suyo y empezó a acariciar sus mejillas y a delinear su rostro, totalmente lleno de amor por su hijo. Literalmente, era la única motivación que tenía para levantarse cada día. Sin él, hace mucho tiempo se hubiera rendido ante sus pensamientos más profundos y a la oscuridad que últimamente rondaba su vida.
― Podría estar todo el día aquí contigo, cariño. ― Le habla con inmenso cariño. El bebé parece feliz de tener su atención y caricias.
Pero entiende que no puede pasar toda la mañana contemplando la ternura de su hijo, debe levantarse porque escucha el estómago de su bebé rugir, obviamente con hambre. Con aún mucha pereza, por su falta de costumbre a levantarse temprano, alza los brazos hacia el techo y suspira, estirando sus músculos, sentado al borde de la cama.
Ve sus zapatos y se los coloca, luego poniéndose de pie para rodear la cama y tomar a Seiji en brazos, junto con su mantita color amarillo bebé. Teniéndolo cubierto lo coloca contra su pecho y camina con cuidado hasta la ventana, para observar con curiosidad hacia el exterior. Corre un poco más la cortina, dejando ver el hielo que se formaba en la base del vidrio.
¿Acaso el exterior a la cabaña era tan helado?
Podría ver cómo había ligera nieve sobre las copas de los altos árboles del bosque. Al parecer era una zona bastante fría, y seguramente muy alejada de la ciudad al ver bosque y más bosque a su alrededor. Suspira, da un paso atrás y su mirada se centra en la chimenea, parece que se apagó hace poco.
Seguramente Taehyung la encendió por la noche para que ellos durmieran tranquilos. Sonríe al pensar esto, había sido un bonito gesto aunque de todas formas tenía mucho frío. Luego de pensarlo vuelve a colocar a Seiji en la cama para acercarse a uno de los armarios y buscar alguna manta para cubrirse a sí mismo y a Seiji. No encuentra nada en los espacios superiofes así que desciende a los inferiores, encontrando una manta casi nueva sobre una caja.
Tenía la manta y podía cerrar el armario, pero algo llamó su atención. La caja debajo tenía un nombre de mujer en este, y parecía que recientemente había sido abierta ya que estaba mal cerrada. Luego de pensarlo un poco pensó que sería una caja con pertenencias de la ex-prometida de Taehyung. Estira el cuello para ver si Seiji se encontraba bien, volviendo a su posición cuando lo verifica. Con la curiosidad picando sus dedos decide dejar la manta de lado y abrir la caja con cuidado.
Habían muchas fotografías dentro, algunas rotas por la mitad, otras desgastadas y pocas completas.
En unas había una hermosa mujer de apariencia extranjera, rubia y de ojos celestes. Sonreía a la cámara en las primeras fotos que tomó, y en otras parecía que le habían tomado la foto cuando estaba distraída, pero aún así parecía sonreír.
Era muy, muy hermosa.
Aparte de las fotos encontró cuadros rotos al final de la caja, junto con un par de aretes y un vestido blanco que prefirió no tocar. En una esquina, se encontraba la única fotografía en óptimas condiciones y con un marco intacto. Taehyung se veía un poco más joven, tenía el cabello negro y una sonrisa tranquila en el rostro, mientras que en sus brazos sostenía la delgada cintura de la mujer rubia de luceros claros. Parecían estar frente a una cabaña, la cual deduce es la misma en la que está ahora.
Se veían tan felices.
JiMin sonríe al pensar eso, jamás vio al peli rojo tan... pacífico. En la foto no parecía el hombre que hoy es. Está seguro que en el pasado era muy dulce y amoroso. Taehyung no siempre fue tan serio y rudo como lo conoció, y eso lo puede entender. La pérdida y el dolor cambia a las personas, muchas veces para mal al ni saber cómo lidiar con estas.
Vuelve a acomodar todo como lo encontró dentro de la caja, la cierra y la empuja con cuidado hasta el fondo del armario donde la encontró, se levanta y cierra las puertas. Se queda viendo la vieja madera, y suspira. Capaz debió pedir permiso antes de curiosear entre las cosas personales de Taehyung. Ahora se siente algo culpable.
Toma a Seiji entre sus manos y besa su cabellito rizado. Se encamina hacia la salida, apoyando una mano en las paredes y luego en la barandilla de las escaleras hacia el primer piso.
Escucha el sonido de una radio que transmitía canciones románticas pero antiguas, deduce de los años cincuenta. Sigue el sonido hasta llegar a lo que es la cocina, es pequeña pero muy acogedora. Es muy diferente al diseño de la cocina en la casa que Jungkook compró para ellos. No es fría ni minimalista de colores neutros, es acogedora y sus muebles son de madera, con una pequeña ventana que deja ver hacia el jardín.
Se siente un ambiente agradable.
― ¿Dormiste bien? ― Taehyung pregunta frente suyo, sacando un par de cubiertos de la alacena.
JiMin sonríe tranquilo, acercándose. ― Bastante bien... Aunque no recuerdo haber llegado hasta la habitación.
Taehyung asiente. ― Yo los llevé, no quise despertarlos... Te veías muy cansado. ― Se aleja de la alacena.
― Tú también te ves cansado. ― Rie un poco. ― Debiste dormir un poco más, no te preocupes tanto por nosotros.
Taehyung niega mientras coloca los cubiertos en la mesa, a cada lado de los platos ya servidos. Le da un vistazo a la comida ya servida en la mesita de madera. Olía delicioso, y ante esto su estómago rugió causandole vergüenza al escuchar la risa de Taehyung, que terminó contagiandolo. Luego permanecieron un momento en un cómodo silencio, apreciando la calidez del ambiente que se generó entre ellos.
El mayor suspira y sin borrar su sonrisa habla. ― Dije que cuidaría de ustedes, así que son mi prioridad. Mi cansancio está en segundo plano. ― Determina con seguridad.
JiMin parpadea sorprendido por sus palabras, pero luego baja el rostro para ocultar su sonrisa. Sinceramente, no esperaba que Taehyung se mostrara tan amable y dulce con él en estas circunstancias. Pero le alegra tenerlo en estos momentos, porque si se hubiera ido solo no tendría las ganas de atenderse a sí mismo, solo a su hijo.
― Está bien... Gracias.
Al cabo de unos minutos tiene un improvisado y simple pero agradable desayuno junto a Taehyung, quien está sentado frente suyo y él tiene a Seiji tomando de su biberón en sus piernas. JiMin se percata que huele incluso mejor de cerca la comida. Toma un tenedor y da el primer bocado al mismo tiempo que Taehyung, al instante ambos probando el sabor de la comida.
Se quedan en silencio un momento.
― Sabe horrible...
― No seas tan duro... No está tan mal. ― Trata de sonreír a pesar del sabor amargo en su paladar.
― Ya recordé porqué nunca cocino. ― Toma una servilleta y se limpia la boca con una mueca de desagrado.
Cuando conecta sus ojos con los de JiMin, este no puede evitar reír ante la situación, terminando por contagiarlo a él también. Rien por unos minutos. Un ambiente cálido los envuelve, incluso cuando las risas cesan y comen en silencio aguantando las muecas de desagrado.
Están cómodos con la compañía del otro.
Cuando sus platos se encuentran vacíos JiMin pide permiso para retirarse un momento. Se levanta de la silla, se acerca a uno de los muebles y ahí coloca el cuerpo dormido de Seiji, colocando cojines a su lado para evitar que caiga. Cuando vuelve Taehyung sigue en el mismo lugar y con la misma posición que antes. Esta vez toma asiento a su lado y es quien inicia una nueva conversación, con un rumbo diferente al que Taehyung esperaba.
― En el armario encontré una caja con algunas fotos. ― Fue directo al grano. No lo veía a los ojos, tenía su mirada centrada en la mesa. ― Fue accidental, estaba buscando una manta para cubrirnos... Y bueno, me ganó la curiosidad. Disculpa, sé que es algo muy personal para ti.
― Sé a qué caja te refieres. ― JiMin alza la mirada y puede ver la tristeza invadir los ojos contrarios. Sintiéndose mal por tocar una fibra sensible en el sistema de su amigo.
― Si no quieres hablar de eso está bien, solo quería que lo supieras Tae. ― Junta ligeramente las cejas.
Taehyung niega. ― No te preocupes, estoy bien.
Sus movimientos y manera de hablar cambian, denotando la nostalgia y el dolor que repentinamente lo atacan. Viéndose vulnerable, y JiMin jamás lo vio de esa manera, ni siquiera cuando declaró sus sentimientos hacia él.
― ¿Estás seguro? ― Lo mira preocupado.
Suspira pesadamente, se apoya en el respaldar de la silla con los brazos cruzados, mantiendo su mirada fija en la madera de la mesita.
― No. ― Dice sinceramente.
JiMin se queda callado ante su respuesta, sin saber qué decir. Taehyung se coloca de pie y empieza a recoger los platos y cubiertos usados para llevarlos hasta el lavaplatos. Apoya sus manos en el borde de este al sentir la presión del silencio.
Ya no era cómodo para él, quería hablar de lo que presionaba con tanta insistencia su garganta.
Inhala y exhala profundamente. ― No logré dormir nada, hay tantos recuerdos de ella en esta casa... No puedo dejar de pensar en todo lo que pasó por mi culpa.
JiMin se levantó con cuidado, acercándose a Taehyung hasta quedar a su lado. Aunque este no giró a verlo, JiMin podía ver su rostro. Tenía los ojos cerrados con fuerza y la mandíbula tensa. Lucía molesto pero al mismo tiempo tan triste, como si quisiera reprimir las ganas de llorar a como de lugar. Verlo tan vulnerable le recordó a sí mismo.
Bastaba con verlo oara saber que se trataba de una herida profunda que aún no termina de sanar. La pérdida es de los peores dolores que uno puede sentir en esta vida. Dejar de tener en este mundo terrenal a la persona que creías el amor de tu vida, traspasa todas tus barreras, y te mata por dentro.
JiMin siempre le tuvo miedo a la pérdida. Si sufriera la pérdida de Jungkook moriría por dentro, y estaría aún más acabado que Taehyung. Por eso, ante sus ojos el peli rojo es demasiado fuerte y valiente, a pesar de no saber al cien por cierto toda la historia detrás de su tormento.
Estira su mano y la coloca sobre la de Taehyung, sintiendo como se tensaba ante su toque, pero aún así no la quitó. Él abre sus párpados y lo mira con profundo dolor en los ojos. JiMin le sonríe un poquito, inclinando la cabeza hacia un lado, luciendo hermoso ante sus ojos. Taehyung siente la tibia mano del menor contra la suya, el pulgar de JiMin acaricia el dorso de su mano con cuidado.
― Si te hace sentir mejor, podrías dejarlo salir. Te escucharé, no te juzgaré. Como un amigo me dijo, nosotros no tenemos las manos limpias. ― Le regala una mirada comprensiva.
Taehyung lo escuchó, aconsejó y aguantó meses enteros. Lidió con cada uno de sus berrinches y arrebatos de ira y tristeza. Lo mínimo que podía hacer por él, era escuchar la historia que lo llevó a trabajar para su esposo y ser el hombre que hoy conoce.
― ¿Seguro, JiMin?
― Completamente. ― Responde sin dudar.
Taehyung continúa en la misma posición. Carraspea un momento, y JiMin sabe que lo hace para deshacerse del nudo en su garganta antes de hablar.
― Jungkook lo sabe. ― Empieza. ― Pero no por mi propia boca, es algo que él investigó con ayuda de sus contactos, antes de contratarme.
JiMin sabía que Jungkook tenía previo conocimiento del desastre que pasó en la vida de Taehyung y su pérdida. Pensó que había sido porque ambos tenían gran amistad, pero al parecer no fue de esa manera. Sinceramente, no le sorprendía.
― Así que tú serás la primera persona en saberlo por mi propia voluntad. ― JiMin alza las cejas, sorprendido.
― Entiendo... ― Es todo lo que dice.
Taehyung asiente. ― Como sabes, yo solo tenía a mis padres y a mi prometida, no tenía más familia... Y cuando mi madre falleció consumida por el cáncer, algo se rompió en la relación con mi padre. Él era un gran militar, todos los admiraban, y yo era una vergüenza a su lado. También me hice militar pero jamás llegué a ser suficientemente bueno para él. ― Sonríe tristemente.
JiMin sabía esa parte, Taehyung le había comentado la muerte de su madre y su mala relación con su padre.
― Habían veces dónde discutíamos muy fuerte, y nos gritabamos... pero a pesar de todo era mi padre y lo quería. Cuando murió, me afectó demasiado... Ella me veía tomar y drogarme casi todos los días. ― Se refería a su difunta prometida. ― Decidí alejarme para que no me viera en este estado.
Cierra los ojos recordando el dolor en su mirada celeste, cada vez que lo veía tirado en la sala de estar totalmente alcoholizado, y muchas veces también drogado. Ella lo vio en sus peores momentos, y aún así se rehusó a irse de su lado, por lo que Taehyung fue el que tuvo que alejarse para que ella viviera una mejor vida, lejos del desastre que él era.
― Para ese tiempo me habían echado de la milicia. Aún así tenía contactos, así que empecé a apostar con otros soldados, incluso con los altos rangos. Cada vez me hacía más y más adicto a las apuestas, terminé en la ruina así que decidí prestarme dinero de unos viejos amigos de mi padre... Les debía mucho dinero, pero no tenía como pagarles.
JiMin abre los ojos en grande. Taehyung en el pasado mencionó vagamente su adicción a ciertas sustancias cuando fue joven, pero no a este punto. Realmente no le gustaba el rumbo que estaban tomando sus palabras.
― No sabía a quien recurrir, pero ella me encontró y cuidó de mi. No queria que esté cerca mío, no quería que me viera de esa forma. Aún así, ella se quedó a mi lado, y me llevó a un centro de rehabilitación.
Baja la mirada a sus manos juntas. ― ¿Cuánto tiempo estuviste ahí?
― Un par de meses, cinco o seis. ― JiMin asiente. ― Cuando salí, me sentía mucho mejor, y ella decidió que debíamos mudarnos a vivir a la casa compré antes de la muerte de mi madre. Pensé que sería buena idea, y así hicimos. Vivimos aquí... apenas unas semanas. ― Aprieta el borde del lavaplatos, sintiendo su corazón latir más fuerte. ― Hasta que nos encontraron.
― ¿Quiénes? ― Pregunta con cuidado.
― Los viejos amigos de mi padre, me mandaban amenazas, querían su dinero de vuelta, pero yo no tenía nada para darles. ― Rie bajo sin gracia. ― Se lo conté todo, le dije que me iría para que esté a salvo, pero ella dijo que me acompañaría. Decidimos escapar juntos, pero antes de irnos, ellos vinieron aquí para tomar venganza.
― Taehyung... ― Su mano aprieta la mano debajo suyo, para darle soporte.
― Le dije que escapara, que yo los distraería para que escapara...
"¡Corre, debes esconderte!"
"¡Espera, debo llamar a la policía!"
― Yo traté de distraerlos mientras ella iba a esconderse... Decidió que ir bajo muelle del sería buena idea... Pero no logró llegar. ― Su rostro se deforma en auténtico dolor, que aprieta el nudo en su garganta y le pide a su corazón que golpee más fuerte contra su pecho. ― Cuando vio que me apuntaban con un arma decidió llamar su atención para evitarlo... Y l-le dispararon en el agua... Murió frente a mis ojos.
Calla por unos minutos, tratando de calmarse. Nunca había hablado de la muerte de su prometida en voz alta.
― Me hubieran disparado directo a la cabeza... Pero ella lo impidió. ― Con su otra mano tapa sus ojos, temblando. ― Y ellos decidieron torturarme... A mi realmente me daba igual, para ese momento ya nada me importaba, la mujer que amaba había sido asesinada frente mío...
Él podía entenderlo, en su lugar, tampoco le importaría su vida en esas crueles circunstancias.
― Esperaba morir, pero ellos escucharon sirenas a lo lejos y me dejaron tirado, con dos disparos en el pecho... Y logré sobrevivir, pero... ― Agacha la cabeza derrotado, dándole una apariencia sombría. ― Hubiera preferido morir ahí mismo.
JiMin asiente lentamente y mantiene la mirada en su mano sobre la contraria. ― Ella quiso que siguieras con vida.
Taehyung dirige su mirada al mismo punto que JiMin mira y asiente. ― Con el tiempo lo entendí. Aunque muchas veces pensé en quitarme la vida, nunca fui capaz. Tenía otra oportunidad y había sido gracias a ella... ― Pasa saliva. ― Luego de todo, volví al alcohol obviamente, pero no pude continuar por mucho tiempo. Jungkook me contactó meses después, decía estar buscando una mano derecha.
― ¿Cómo así te encontró?
― Al parecer Woong fue amigo de mi padre, y por eso me recomendó, sabiendo que no tenía familia ni a dónde ir... Así que, sin dinero y sin nada ni nadie, firmé el contrato que me ofrecía, para empezar a trabajar para él. Renuncié a mi nombre, fingieron mi muerte y juré absoluta confidencialidad hasta el día de mi muerte.
― Taehyung, eso fue hace apenas dos años...
Asiente. ― Bastante reciente.
JiMin cae en cuenta luego de analizar sus palabras. ― Espera, ¿Renunciaste a tu nombre? ¿Taehyung no es tu verdadero nombre?
― No me malentiendas. Yo sí uso mi verdadero nombre contigo, Jungkook y tu familia; sin embargo, personas externas me conocen por diferentes nombres.
― Ya veo... ― Contesta bajito. Lo mira a los ojos, y pregunta con cuidado. ― Taehyung... ¿Cuál era el nombre de ella?
― Se llamaba Alice...
Jamás había escuchado su nombre de sus labios, hasta ahora. Podía sentir la angustia al decir su nombre en voz alta. Lo cierto era que Taehyung se sentía tan culpable que pronunciar su nombre para él, era una falta de respeto. No podía decir el nombre de la mujer que más amo y que murió por culpa suya. Para él, era como manchar su hermoso nombre.
― Alice fue un ángel. Jamás me dejó solo, y fue demasiado comprensiva conmigo. ― Sus ojos se llenan de lágrimas. ― Pero no pude protegerla. ― El volumen de su voz se fue apagando.
Alice es su ángel.
― La amaba tanto...
El menor entiende su dolor y empatiza completamente con él, y aunque no sabe qué decir, prefiere solo brindarle su compañía. Toma el brazo de Taehyung y apoya su cabeza en su hombro, dándole un poco de su calidez. Taehyung aprecia su gesto, e inclina su cabeza para apoyarla contra sus cabellos rizados, respirando el rico olor que estos desprendían.
― Gracias por contarmelo.
― Gracias por escucharme.
Rien un poco, y el ambiente cálido de hace minutos vuelve a envolverlos. Un silencio cómodo se instala entre ambos, quienes con sonrisas tranquilas en sus rostros aprecian el exterior a través de la ventana sobre el lavaplatos. Al parecer había salido el sol para brindarle algo de calor a la naturaleza que los rodea.
JiMin se siente en paz, por primera vez en mucho tiempo, el silencio del bosque y la compañía de Taehyung se sienten como completementos perfectos.
¡Hola! ¿Qué tal todo? Aquí les traigo un nuevo capítulo, donde vemos la historia de Taehyung antes de llegar con los Park.
Por cierto, creo que estos días me la pasaré corrigiendo los primeros capítulos de esta historia, para que esté más presentable jeje.
Espero les haya gustado, nos vemos el fin de semana. Disfruten lo que resta de la semana, y cuídense mucho.
- Mgg.
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