Treinta y ocho: Calma.
Su sonrisa.
Esa sonrisa que ya no podía ver pues se desvaneció con el tiempo. Acaricia el borde de la imagen, en la fotografía podía admirar el rostro de su esposo con el atardecer detrás suyo, y lo más importante, tenía una genuina y calmada sonrisa en sus labios.
Las fotografías en sus manos y regazo eran la única prueba de que Jungkook lo amaba con pasión y lo cuidaba de todo y todos. Cuando las miraba podía recordar más claramente como era escuchar su risa sincera, sus ojos grises por momentos tan cálidos, y la felicidad en su rostro, esa que hace mucho se esfumó.
De repente su teléfono empieza a sonar avisándole de una llamada entrante, deja la fotografía de lado sobre la cama y se estira para tomar el aparato. Es Jungkook. Aunque duda termina por colgar la llamada. No quiere hablar con él, pero Jungkook insiste en llamarlo al menos una vez al día.
JiMin no entiende que pretende con eso, pero no quiere averiguarlo.
Suspira y mira las fotos regadas sobre su regazo con una nostalgia fuertemente instalada en su corazón, como si viera el retrato de alguien que murió. Y tal vez era así, el Jungkook que conoció ha muerto, ya no queda nada del hombre que lo enamoró diez años atrás.
Vuelve a sonar su teléfono y al ver que se trataba de su padre resopló. Realmente no se sentía en condiciones de hablar con nadie en ese momento, mucho menos con su padre, por más cruel que suene. Cuelga y apaga el teléfono para no volver a escuchar ninguna llamada.
― Supongo que gue suficiente. ― Se dice a sí mismo y empieza a recolectar las fotografías para guardarlas en una cajita de su mesita de noche.
Siente pisadas desde el pasillo y alza la mirada hasta la puerta entreabierta, al cabo de unos segundos Taehyung la abre por completo con Seiji en brazos, quien llevaba un bonito conjunto de oso puesto. En una de sus manos llevaba su teléfono.
― Hola Tae. ― Sonríe un poco, feliz de ver a su mejor amigo junto a su hijo en brazos.
Al parecer volvieron del pequeño paseo que Taehyung hace con el bebé casi todas las mañanas, para disfrutar del calmado ambiente que el niño adora. JiMin lo agradece, así tiene tiempo para sí mismo.
Hablando de eso, debe admitir que Seiji no es el único que aprecia la calma del bosque, pues él mismo se siente muy agusto con la paz que experimenta en aquel lugar.
Le recuerda cómo era su antigua casa ubicada a la entrada de un bosque, ahí vivió con Jungkook por varios hermosos años, y si no hubiera sido por la bomba que dejaron en la puerta de su casa meses atrás, estaría de lo más feliz aún en su hogar.
Sin embargo, no puede quejarse de dónde está ahora, sin duda se siente en paz con el aire fresco del ambiente, la preciosa vista del lago frente a la casa y finalmente el silencio que le otorga el bosque a su alrededor, ocasionalmente interrumpido por los cantos de las aves por las mañanas o el sonido de los grillos por las noches.
Asiente en modo de saludo. ― Es tu padre. ― Se acerca para entregarle el aparato en sus manos, JiMin lo toma confundido. ― Quiere hablar contigo.
― Oh... ― Mira la pantalla del teléfono y pasa saliva. Al parecer su decidió llamar a Taehyung para llegar a él al percatarse de que apagó el teléfono. ― Gracias.
Si estaba diendo tan insistente es porque algo había pasado. Se preocupó, por lo que rápidamente llevó el aparato a su oreja.
― Tomate tu tiempo, estaré con Seiji en la sala. ― Susurra Taehyung señalando fuera de la puerta, él asiente y articula un silencioso "Gracias" con la boca.
Taehyung se retira y él se coloca de pie. ― ¿Papá? ― Pregunta caminando hasta la ventana al lado de la cama, observando el frío bosque fuera de la casa.
― Cabo. ― Aquel apodo junto con su preocupada voz le hace apretar los labios. Sentía que se venía un regaño por parte de su progenitor. ― ¿Por qué no contestabas mis llamadas? Hace días me ignoras.
JiMin suspira, baja la mirada y juega con el elástico de las gruesas medias que cubren sus piernas hasta la mitad de sus muslos gorditos. No quería ignorar a su padre, pero realmente no quería regaños, ni interrogatorios, solo quería disfrutar de la calma que este lugar le ofrece.
― Lo sé... ― Se abraza a sí mismo por sobre el suave suéter de algodón color morado que lo mantiene abrigado. ― Lo lamento.
Escucha a su padre suspirar al otro lado de la línea. ― ¿No tienes algo que decirme?
JiMin cierra los ojos sabiendo que su padre preguntaría algo como eso. Era obvio que se enteraría, ya sea por medio de Jungkook o sus sirvientes, sabe que tiene contacto con ellos para saber sobre su bienestar. No tenía caso ocultarle el hecho de que se fue de casa, de todas formas se lo iba a decir. De hecho, no entiende cómo se le pudo haber escapado aquel detalle.
― Estoy seguro que ya te enteraste.
― Quiero escucharlo de ti, hijo. ― Su voz sonaba comprensiva, aunque ligeramente molesta, ¿Con él o con su esposo? No lo sabía.
Recarga su costado y cabeza en la ventana, sintiendo el frío del exterior helando el cristal. ― Me fui de casa con Seiji y Taehyung, quise tomarme un tiempo lejos de Jungkook y de todo lo que está pasando. ― Suspira. ― No se lo digas a mamá o a mis hermanas, no quiero alarmarlas, se han preocupado demasiado por mí y mi matrimonio, estoy seguro que si se enteran querrán venir a buscarme y ahora mismo necesito mi espacio, con mi hijo, para pensar.
― ¿Pensar sobre...?
― Sobre mi vida en general y mi matrimonio. ― Se queda un momento en silencio, sabiendo que su padre lo escucha atentamente. ― No te preocupes mucho,
― No te cuestionaré nada. ― JiMin se sorprende de buena manera, le alegra saber que le está dando luz verde para tomar sus propias decisiones con respecto a su matrimonio. ― No tengo el derecho de hacerlo porque, teniendo en cuenta lo mucho qua amas a Jungkook, y aún así haberte ido de casa significa que sabes lo suficiente como para querer alejarte.
― ¿Con qué te refieres a "lo suficiente"?
― El plan contra los Manoban, sus mentiras... mis mentiras.
Frunce el ceño, la verdad, le genera una sensación amarga en la boca del estómago al recordar lo desvergonzados que fueron al mentirle en su propia cara. Le vieron la cara de imbécil, su padre y esposo, las personas más importantes para él en toda su vida.
― Al menos sé todo lo necesario. ― Responde algo de mala gana. ― Jungkook lo confirmó y Taehyung me ayudó a aclarar mejor mi mente.
Woong suspira al otro lado de la llamada. ― Hablaremos luego de esto, lo prometo hijo. ― JiMin se mantiene en silencio. ― Por ahora, estoy feliz de escucharte sano y salvo. No preguntaré dónde estás, porque respeto tu privacidad.
JiMin rueda los ojos. ― Estoy seguro que sabes dónde estoy, fuiste tú el responsable de darle ese sobre a Taehyung.
― Así que también sabes sobre los sobres. ― Rie un poco, era inevitable al parecer, su hijo termina enterandose de todo. ― Aunque sé dónde estás no creas que iré a traerte aquí a la fuerza, por más que quiera hacerlo... Porque sé que tú y Seiji están en buenas manos, en un lugar seguro y desconocido para los demás. ― Dice con confianza.
Asiente aunque no lo ve. ― Entiendo... gracias, supongo. ― Cierra los ojos una vez más, con la frente helandose, pero es una agradable y refrescante sensación.
― Entonces, ya lo sabes. Solo estoy llamando para saber cómo estás, y recordarte que mañana es cumpleaños de tu hermana y te quiere aquí.
JiMin cierra los ojos con fuerza y maldice en voz baja, ― No lo sé, papá. Sabes que amo a Ami con todo ni corazón, pero ahora mismo no me siento en condiciones...
― Serán solo unas horas. ― Trata de convencerlo. ― Si no te ven ellas preguntarán sobre tu paradero sin cesar, las conoces, se preocupan por ti.
JiMin se queda en silencio, pensando en las palabras de su padre. Es verdad que ellas preguntarán por él al no verlo, y no quiere preocuparlas, además sería muy sospechoso y ahora mismo no quiere lidiar con preguntas personales sobre su matrimonio.
― Entiendo que ahora no estés en el humor de ver a nadie, y mucho menos a mí. Sé que estás molesto conmigo. ― Rie un poco. ― Pero solo piénsalo, estaremos entre familia, como siempre.
Se encoge de hombros haciendo una mueca con los labios, no está del todo convencido pero no quiere negarse. Quizás pasar tiempo con su familia sea bueno para él.
― Creo que tienes razón. Después de todo, ellas no tienen la culpa de mi crisis matrimonial. ― Camina hasta tomar asiento en la esquina del colchón. ― Iré con Taehyung y Seiji, ¿Está bien?
― Está perfecto, aquí los esperamos.
― Y... quería decirte algo más. ― Dice antes de cortar la llamada.
― Te escucho.
Baja la mirada a sus pies. ― Sí estoy molesto contigo, por todo esto... pero aún así, quisiera hablar contigo mañana, sobre lo que ha estado pasando.
Su padre guarda silencio un momento, pero termina aceptando. ― Está bien. Hablaremos.
Sopla la tasa de café caliente en su mano izquierda y le da un sorbo mientras ve por la ventana de la sala. Desde la llamada con su padre no ha hecho mucho. Se colocó prendas más gruesas, ayudó con el almuerzo, alimentó a Seiji y luego lo llevó a su cuna porque se había quedado dormido, calcula que no despertaría hasta dentro de unas horas más.
Ve a Taehyung sentado en la banca de madera a orillas del lago que refleja los árboles y las aves que vuelan por el cielo. Decide colocarse el suéter colgado en la entrada de la cabaña y abre la puerta al lado para salir. Rápidamente un aire frío golpea su rostro y cuerpo entero, tiene un pequeño escalofrío por lo que se abraza a sí mismo con su mano libre.
Toma asiento al lado de Taehyung quien ya estaba alertado de su presencia al escuchar el sonido de la puerta abriéndose y cerrandose. El menor le regala una calmada sonrisa y Taehyung un asentimiento silencioso con la cabeza como saludo.
― Veo que ya puedes caminar sin ese bastón. ― Comenta Taehyung.
El oji púrpura asiente tomando de su tasa de café. ― Estoy mejorando. Después de todo el doctor dijo que mi enfermedad no duraría toda la vida, con el tiempo podría mejorar a tal punto que no necesitaría terapia.
Sonríe con su mirada en las aguas calmadas del extenso lago, y sin previo aviso descansa su cabeza en el hombro ajeno y con su mano libre toma el brazo del mayor para acercarse más a él en busca de calor y confort. Taehyung sonríe a labios sellados, sintiéndose cálido con el tacto afectivo del menor del que se ha acostumbrado esos días.
― Espero sea pronto, así podrías empezar a hacer tus cosas por tu cuenta y dejarías de ser tan mimado. ― Bromea.
― No puedes decir eso siendo tú el que me ha mimado tanto estos meses. ― JiMin le sigue la broma. ― Tú eres el culpable. ― Ambos rien.
Hasta hace poco Jungkook era el único con el que se permitía mostrar su lado más frágil y ser cuidado, pero se ha dado cuenta que Taehyung también ha visto su lado más delicado, y no fue juzgado o visto con lástima. Taehyung decidió ayudarlo y cuidarlo cuando se lo permitiera, respetando sus deseos y dándole su tiempo, sin llegar a ser asfixiante.
― ¿Cómo te has estado sintiendo? ― De la nada Taehyung pregunta, tomando por sorpresa a JiMin quien frunce el ceño.
― Qué repentino, ¿Por qué preguntas?
Mira al frente en todo momento, mientras JiMin observa su perfil. ― En la mañana, cuando entré a tu habitación, me di cuenta que estabas viendo fotos de Jungkook.
Hace una mueca triste y suspira pesadamente. ― Si quieres saber, me siento algo ¿Desconectado? ― No sabe como describir el sentimiento. ― Cuando veo esas fotos... Siento como si estuviera atesorando a un muerto. Suena horrible, lo sé. Es solo que no tengo otra manera de explicarlo. ― Suspira una vez más, sujetando la tasa de café ahora frío en su mano derecha. ― Pero no quiero hablar de Jungkook ahora.
Taehyung asiente. ― Entonces ya no haré más preguntas al respecto. ― Baja la mirada y nota que JiMin solo lleva un pantalón grisáceo de algodón, por lo que cubre sus piernas con la manta que descansa sobre su regazo.
― Gracias. ― Dice JiMin bajito.
Ambos aprecian la vista tan pacífica en un cómodo silencio, cada uno sumergido en sus propios pensamientos.
JiMin hasta hace poco cayó en cuenta de que se siente bien con sus cuidados. Se siente tan en confianza con Taehyung que sus cuidados no son incómodos o extraños, al contrario, aprecia su genuina preocupación hacia él y su hijo.
― Tae. ― Lo llama, separándose un poco para verlo. Taehyung lo mira. ― Mi padre me pidió ir mañana a la mansión de mi familia, ¿Vendrías conmigo?
― Claro. ― Asiente con una expresión neutral, vuelve a posar sus ojos en el lago. ― De todas formas, necesito un respiro de este lugar... Es muy lindo estar acá, pero los recuerdos siguen atormentandome, necesito al menos unas horas fuera de aquí. ― JiMin puede presenciar una oleada de nostalgia y dolor en sus ojos.
Coloca su mano sobre la de Taehyung. ― Gracias. ― Taehyung lo mira confundido. JiMin se adelanta a explicarse antes de que diga algo. ― Es difícil para ti estar acá, lo sé. No creas que no te he escuchado urgar entre la cocina buscando por alcohol. ― Taehyung baja la mirada, un tanto avergonzado. ― No te juzgo, sé que estás lidiando con algo muy fuerte de tu pasado. Solo te agradezco por ser tan bueno conmigo, lidiando con tus propios demonios y aún así apoyándonos.
― Es lo menos que puedo hacer.
― ¿A qué te refieres? ― Ladea la cabeza.
― Siento que ella te puso en mi camino por alguna razón... ― JiMin alza las cejas sorprendido con sus palabras, pero no dice nada y Taehyung lo agradece. Ahora mismo no sabe cómo explicarse, solo es una creecia tonta que tiene en su cabeza desde hace mucho tiempo. ― Está helando. ― Comenta cambiando de tema. ― Deberíamos volver.
JiMin suaviza su expresión y asiente. ― Debo revisar a Seiji.
Ambos se levantan y caminan de vuelta al interior de la cabaña con calma, envueltos en un ambiente silencioso muy cómodo. Disfrutaban de la calma mientras podían...
¡Nuevo capítulo! Omg extrañaba mucho a actualizar por acá.
Hemos gozado de mucha calma estos últimos dos capítulos, pero el drama está a la vuelta de la esquina con el capítulo que se viene.
Espero les haya gustado, ¡Gracias por leer! <3
- Mgg.
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