Siete: Explosión.
Abre la puerta con una sonrisa burlona en su rostro, se quita la mascarilla negra y acomoda el parche que cubre la pérdida de uno de sus dos ojos grises.
― ¡Hola señor Lee! Hace semanas que no pasaba por acá. ― Saluda despreocupadamente.
El anciano sonríe amablemente. ― También es bueno volver a verlo, joven Gguk.
― ¿Dónde está mi hermano? ― Pregunta al llegar a las escaleras.
Sigue los pasos del hombre. ― Está en su habitación, déjeme llamarlo.
― No, está bien, voy yo.
El anciano se queda a los pies de las escaleras mientras Gguk llega al segundo piso de la planta
― Aquí estás, hermano.
Entra de la nada con una gran sonrisa en el rostro, asustando al matrimonio dentro de la habitación por la sorpresiva visita. JiMin pega un pequeño grito por la sorpresa y Jungkook maldice en voz baja, ambos estaban abrazados sobre la cama, leyendo un libro.
Jungkook cierra el libro. ― Gguk, no puedes entrar a una casa ajena sin avisar antes o al menos tocar la puerta. ― Lo regaña.
― Es una visita sorpresa, hermanito.
― De todas formas, ¿Qué haces aquí?
Gguk abre la boca para seguir hablando pero es interrumpido por una voz profunda a un lado suyo.
― ¿Están bien? Escuché un grito. ― Aparece Taehyung desde la habitación cruzando el pasillo, con su arma en mano.
― Hola, rojito. ― Saluda Gguk con una sonrisa ladeada y las manos en los bolsillos.
JiMin rueda los ojos. ― ¿Pueden hablar afuera? Estábamos a punto de dormir. ― Acaricia su estómago haciendo referencia al bebé.
― JiMin necesita descabsar, hablemos afuera. ― Se levanta. ― Espéreme, enseguida bajo. ― Les ordena.
A Gguk no le queda de otra que obedecer, baja a la primera planta hasta la cocina junto a Taehyung.
― ¿Entonces qué haces aquí?
Taehyung pregunta mientras camina hasta el refrigerador, saca un tazón de uvas verdes y otro de manzanas rojas para dejarlos en la isla de la cocina. Gguk toma asiento en un banco.
― Mis escoltas capturaron a un infiltrado de los Manoban entre la seguridad de mi casa, donde guardamos parte de nuestra mercancía. Lo descubrieron tomándole fotos a la propiedad.
Taehyung gira el rostro hacia él y frunce el ceño. ― ¿Como sabes que es de los Manoban?
― Presentimiento. De todas formas, tiene tatuado en su tobillo una "M". Es una buena pista.
― ¿Qué planeas hacer?
― Interrogarlo, pero para eso necesito a un experto que lo haga hablar, osea mi hermano.
El peli rojo empieza a cortar las frutas. ― Estoy seguro que él aceptará.
― ¿Porqué haces eso? ¿Acaso mi hermano no tiene su cocinero? ― Cuestiona mientras roba una manzana del razón dándole un mordisco.
― Sí, pero JiMin me pidió a mí una enselada de uvas y manzanas, tenía antojo. Antes de que llegaras a asustar a todos estaba por hacer esto.
El contrario alza la comisura de su boca y una sonrisa maliciosa se forma en sus labios.
― Así que sigues siendo el perrito faldero de mi cuñado.
Apenas termina de hablar el cuchillo que usaba Taehyung para cortar la fruta es clavado justo entre su dedo índice y corazón, pero sin llegar a tocarlo. Gguk ni se inmuta, es más, su sonrisa se hace más grande.
― Cierra la boca, tú no sabes nada.
― ¿Sabes? ― Toma el cuchillo, jala de él y lo libera, así lo utiliza para tomar la cadena de plata bajo la camiseta negra del hombre peli-rojo. ― Es fácil provocarte, eres muy sentimental. ― Ríe mientras niega con la cabeza.
― Nunca debí contarte sobre ella. Maldito seas y tus tragos de mierda.
― Digas lo que digas, seguimos siendo amigos.
― Lamentablemente.
Aquella fue la última palabra en la conversación cuando una fuerte explosión los agitó. Ambos se miraron desconcertados y por instinto empiezan a mirar hacia todos lados en la casa. Su ritmo cardíaco se acelera.
― ¿Qué mierda?
Un segundo estruendo se escucha, la casa tiembla en esa explosión y hasta las ventanas se rompen cayendo al suelo.
La adrenalina recorre sus cuerpos, esa segunda explosión realmente les puso los pelos de punta. Gguk saca su arma y Taehyung corre escaleras arriba.
― ¡Atacaron la entrada!
Gguk sin miedo alguno corre hasta la entrada principal, abre la puerta y cubre su rostro con el interior de su brazo. Tose por las cenizas que caen como nieve y el olor a gasolina quemándose. El auto de Jungkook incendiandose es lo que sus ojos captan entre la neblina de humo.
Ve a los hombres de Jungkook salir de sus puestos al rededor de la casa para acercarse al sitio de la explosión con armas en mano. Dicha explosión se dio justo en las rejas que reciben la entrada a la propiedad.
― Joven Gguk. ― La voz del señor SungJae se escucha a su lado. ― Retirese, nosotros nos encargaremos de limpiar la zona.
El hombre mayor tiene un rifle en sus manos, detrás de él un grupo de tres mujeres y otros más, que supone son la servidumbre por sus ropas, se acercan al lugar con rifles, escopetas y pistolas. Todos ellos apuntando hacia afuera en alerta.
Gguk asiente sin pensarlo mucho y se aleja de ahí tosiendo por el humo, mientras los demás se encargan de la situación. Vuelve a entrar a la mansión con las ventanas rotas y los suelos salpicados de trozos filosos. Jungkook aparece bajando las escaleras con JiMin en brazos y Taehyung con pistola en mano está detrás de ellos.
― ¿Me pueden explicar que está pasando? ― El tono de voz de Jungkook no podía ser tomado a la ligera.
― La explosión empezó de la nada, es en la entrada, aún no hay disparos. ― Gguk acomoda el parche en su ojo mientras habla.
Jungkook maldice, mientras sus brazos sostienen firmemente el cuerpo de su esposo que se aferra a él.
― No es posible que algo así pase. ― Tensa su mandíbula y sus ojos grises toman más intensidad. ― Taehyung, llévate a JiMin al sótano y quédate con él, yo me encargaré con Gguk.
Él asiente y Jungkook pasa a JiMin de los brazos del peli rojo. Pronto ambos desaparecen por una puerta secreta detrás de un librero bajo la mirada gris de Jeon. El ancianco entra a la sala donde ambos hermanos están.
― ¿Qué encontraron?
― Todo está despejado, solo están los restos de la bomba. No hay absolutamente nadie.
Jungkook se gira hacia su hermano y acomoda los guantes de encaje en sus manos.
― Iremos a verlo.
Gguk asiente y los tres salen de la casa, la zona afectada es rodeada por la servidumbre y sus escoltas quienes se abren paso para dejarlos pasar y llegar hasta el lugar exacto de la detonación, donde encuentran el suelo manchado de negro por las cenizas.
Señala hacia los restos de la bomba. ― No cualquiera puede tener uno de estos explosivos, sé bien lo difíciles que son de conseguir.
¿Qué tan vulnerables estamos ahora? piensa Jungkook viendo la zona afectada.
― ¡Señor! Encontramos esto en la reja posterior de la casa. ― Una chica corre hacia él con un maletín rosado en las manos.
Se apresura en tomar el maletín y con la ansiedad en sus venas lo abre bajo la mirada de sus hombres y servidumbre. Dentro solo hay una nota que dice: Te tengo. Avienta el maletín contra el suelo el rosado de este se tiñe de negro por las cenizas. Todo queda en silencio. Sus manos se convierten en puños, el miedo y la incertidumbre de saber que su hogar corre peligro. Mira al anciano.
― Inspecciona toda la zona y protejan la entrada, quiero que traigas refuerzos de nuestro contacto. Que nada se mueva sin que yo lo sepa. ― Demanda.
― Sí, señor.
El rubio se da media vuelta y empieza a caminar hacia su casa. Gguk lo sigue detrás aún con su arma en mano.
― Jungkook, quiero que tú vayas a mi casa. Mientras más pronto sea, mejor.
― ¿Porqué?
― Si estoy en lo correcto, podremos saber quién hizo esto.
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