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Sesenta y uno: Volver el tiempo.

― Les colocaremos chalecos anti-balas solo por precaución. Recuerden que ustedes no tendrán que abrir fuego, para eso estarán nuestros oficiales. ― Anunció Seokjin, sentado al otro extremo de la sala, calibrando su arma.

― Nosotros nos encargamos de los explosivos, entendido. ― Afirmó Taehyung.

Jungkook solo asintió en silencio y aceptó la ayuda de Kim para colocarle el chaleco que protegería las zonas vitales en su cuerpo. Ellos solo se encargarían de colocar explosivos al rededor de la mansión para debilitar la seguridad de Manoban y tomarlos desprevenidos, tal cual como mató a Nichkhun meses atrás y resultó todo un éxito.

Sinceramente, no podía decir que no estaba ansioso por empezar, hace mucho no estaba en una misión de ese calibre; específicamente desde que dejó de trabajar para Woong.

La puerta es abierta y Hwasa ingresa a la sala con JiMin detrás suyo quien tiene unas ropas negras en sus manos. Jungkook alza la mirada ante su presencia y arquea una ceja con confusión, sesupone que JiMin ya debería haber vuelto a la cabaña, donde estaría a salvo mientras se daba la misión.

― Pensé que te habías ido. ― Fue Taehyung el que exteriorizó su duda.

― Bien. ― Hwasa habló por JiMin y llamó la atención de todos los presentes. ― JiMin y yo hablamos, y hay un cambio de planes.

Taehyung y Jungkook se dieron una rápida mirada.

― JiMin será parte de la misión, tomará el puesto de Gguk.

― ¿Qué?

Taehyung se colocó se pie por la impresión mientras Jungkook frunció el ceño por el anuncio que no fue de su agrado, para nada.

― Sé que es repentino pero es nuestra mejor opción ahora mismo, JiMin sabe desenvolverse muy bien por lo que he visto, y tengo confianza en que hará un buen trabajo con ustedes. De todas formas, ya trabajaron antes, como equipo.

Jungkook se colocó de pie quedando al lado de Taehyung y abrió la boca para reclamar lo anunciado. Quizás no tenía el derecho de hacerlo, pero no podía quedarse de brazos cruzados al ver al padre de su hijo correr riesgo de esa manera. Si la misión salía mal no se perdonaría si a JiMin le llegase a pasar algo.

― La misión de reconocimiento en el club no fue tan peligrosa, pero esto es demasiado arriesgado para él por su enfermedad.

― No podemos permitirlo, debería ser Gguk el encargado de colocar los explosivos.

JiMin tensó su cuerpo al escuchar el nombre de aquel hombre, y ya cansado de sus comentarios decidió aclarar las cosas y reafirmar su posición.

― Ya aclaramos que Gguk no estará en la misión por complicaciones de salud. ― Le dijeron aquello a los demás para ocultar la verdadera razón por la cual Gguk fue apartado del plan. ― La superintendente y yo hablamos, llegamos a un acuerdo y seré yo quien los acompañe.

― Nosotros podemos encargarnos.

― Necesitan a un tercero para que el plan funcione, y ese seré yo.

JiMin no iba a dar a torcer su brazo, él estaba determinado en lo que iba a hacer y nadie le haría cambiar de parecer. Habló con Hwasa y llegó a un acuerdo muy beneficioso para él. Su enfermedad no será un problema si mantiene a raya sus emociones y toma sus medicamentos, como siempre.

― JiMin-

― Es suficiente. ― Hwasa interviene. ― Les guste o no la decisión está tomada, ahora: No perdamos tiempo y terminen de alistarse, ya debemos partir.

Ambos hombres tragaron todo lo que tenían por decir y obedecieron a la superintendente, aunque Jungkook aún no quería cerrar el tema se decidió por quedarse callado. La ansiedad que picaba en su cuerpo se fue para ser reemplazada por el miedo y la incertidumbre. Sí, la misión no requería mucho esfuerzo, solo ser sigilosos, pero aún así, si llegaban a ser descubiertos podrían morir.

¿Si ellos mueren con quien se quedará Seiji? O peor aún, ¿Si JiMin muere qué pasará con su hijo? Eso era lo que más le preocupaba.

Sin embargo, decidió colocar sus pensamientos a un lado para poder centrarse en el ahora. Terminó de alistarse junto a los demás y pronto todos estuvieron listos para partir hacia la mansión Manoban.

― Aquí tienen. ― Hwasa les entregó unas máscaras que cubrirían completamente sus rostros, estas eran negras con detalles dorados. ― Es bastante pertinente que Manoban haya decidido hacer una fiesta de máscaras, nos facilita mucho el trabajo, pero recuerden, no deben quitarse las máscaras ni acercarse a Lalisa. Mantengan un perfil bajo y cumplan con sus roles.

Jungkook asiente en silencio, manteniendose al margen y carga una mochila sobre su hombro. Recuerda que fue en una fiesta de máscaras que conoció a Lalisa, y desde ese momento condenó todo lo que tenía. Hace una mueca con los labios y baja la mirada.

― Entendido. ― Dijo Taehyung.

Hwasa asintió y por fin todos subieron a los vehículos, es decir el equipo y los oficiales armados; mientras ella se comunicaba con Beomgyu por medio de una radio, quien permanecería en la comisaría y estaría al tanto de su señal para darle luz verde a los policías armados de atacar.

Hwasa no paraba de mover su pie con insistencia en todo el trayecto. Todo debe salir perfecto, pero las palabras de Seokjin no dejan de rondar en su cabeza y maldice por eso.

La mansión estaba frente suyo, había una fila de personas con trajes elegantes, vestidos blancos ostentosos y máscaras en sus rostros esperando su turno para ingresar a la fiesta. Se podía escuchar desde afuera el sonido de música clásica siendo tocada en vivo, por lo que Taehyung se hacía una idea de lo elegante que sería la fiesta.

Cuando fue su turno de ingresar colocó una mano sobre la de JiMin que sujetaba su brazo para sentirse seguro, además de que debían aparentar ser una pareja. Los guardias verificaron sus invitaciones falsificadas y los dejaron entrar, fueron recibidos por una exquisita música de banda. JiMin observó el gran candelabro que colgaba del techo y luego a la impresionante decoración del lugar. Era una verdadera fiesta de la alta sociedad.

Acomodó mejor la máscara en su rostro, no podía respirar muy bien por eso y por el apretado corset que llevaba en la cintura. Tuvo que ser obligado a usar un pomposo vestido blanco para poder esconder en la falda una cuerda que sería importante más adelante. También tuvo que usar una peluca rubia para hacer creer a los demás que era una mujer más entre las tantas, al igual que Taehyung quien tuvo que cubrir su cabello rojo con una peluca marrón.

― Todo luce tan... exageradamente caro. ― Comentó Taehyung.

Caminaron hasta la barra de comida, y se quedaron platicando un momento en voz baja sin comer nada porque claramente no podían quitarse las máscaras. Probablemente nadie conozca a Taehyung pero definitivamente los socios de Manoban reconocerían los ojos púrpuras de JiMin, y no querían llamar la atención de nadie o podrían terminar con una bala en la cabeza, porque debajo de sus trajes y vestidos elegantes escondían sus armas. JiMin lo sabía muy bien, portar un arma siempre es necesario en esta clase de reuniones del bajo mundo.

― Es porque lo es. ― Respondió bajito. ― No puedo respirar con esta cosa, siento que me aplasta los órganos. ― Tocó su cintura.

― Es el propósito de los corsets.

― ¿Por qué tuve que usar el vestido yo? Podrías haberlo usado tú.

― Vamos, sabes que mi estatura y hombros anchos no serían convincentes, en cambio tú eres más pequeño y nadie sospecharía. ― JiMin se cruzó de brazos. ― Además, te ves muy lindo. ― Acarició su mentón por encima de la máscara.

Se sonrojó aunque el otro ni pudiera verlo. ― Como digas.

Sorpresivamente la banda empezó a tocar más fuerte justo antes de que las personas a su alrededor empezaran a aplaudir viendo hacia las escaleras del gran salón. Ambos notaron esto y siguieron la mirada de las personas hasta la figura que descendía por la gran escalera metros adelante. JiMin frunció el ceño y apretó sus puños al notar de quien se trataba.

Lalisa vestía un hermoso vestido largo ceñido en la cintura, blanco con detalles dorados que combinaban con el juego de pendientes y collar de oro puro que llevaba puesto. Bajaba las escaleras con una elegancia propia de ella, siendo recibida por aplausos como la anfitriona y estrella de la noche. Después de todo, parecía ser la jefa y socia de todo el mundo presente.

Por un momento quiso tomar un arma y aprovechar su momento para dispararle en la cabeza, aunque eso le costaría la vida pues todos los presentes dispararían contra él al verse amenazados. Taehyung notó su tensión así que entrelazó sus manos para calmarlo. JiMin alzó la mirada hacia él, respiró hondo y exhaló para relajar sus nervios.

― Concentremonos en la misión.

― De acuerdo.

El tacto cálido de sus manos provocó que JiMin se relajara, aunque sus mejillas se tiñieron de un suave rosa que Taehyung no podía ver. Caminaron juntos hasta un extremo del salón, alejados de Lalisa todo lo que les era posible. Ahí JiMin acomodó mejor el audífono en su oreja y el micrófono escondido en el escote del vestido para hablar con Jungkook.

― Jungkook, ¿Me oyes?

― Sí. Ya estoy afuera, tengo los bolsos y espero su confirmación.

Taehyung al escucharlo asiente aunque no lo vea y suelta la mano de JiMin con la intención de alejarse para hacer su parte de la misión, pero un par de pasos delante se detiene abruptamente, cómo si pensara en algo. JiMin lo mira con curiosidad cuando gira, vuelve sus pasos y toma su mano con cuidado mientras levanta un poco la máscara, lo suficiente para que sus labios dejen un beso en el dorso de su mano.

― Ten mucho cuidado, ¿Entendiste?

JiMin no se lo esperaba, el sonrojo en sus mejillas se hizo más fuerte y solo atinó a asentir con vergüenza.

― Tu también.

Taehyung sonrió ante lo tímida que sonaba su voz y su mirada se dulcificó aunque JiMin no pudiera verlo. Con la sensación de calidez en su pecho finalmente se alejó del menor, y JiMin lo vio irse con una mano en el pecho, sintiendo el calor del beso en su mano que extrañamene le agradaba. Pero no quiso perder más tiempo así que hizo a un lado sus pensamientos y se enfocó en la misión.

― Estoy al lado de la escalera, ¿A dónde debo ir?

― Gira a tu izquierda, encontrarás la cocina, debes ir ahí.

― ¿A la cocina? ― Preguntó extrañado y algo inseguro, ¿No sería eso sospechoso?

― Confía en mí.

Se lo pensó un momento pero finalmente accedió. ― Bien.

Se las arregló para escabullirse al lado de la puerta de la cocina, y tal cual como Jungkook le indicó, esperó a que estuviera vacía para ingresar.

― Hay una puerta al fondo, nunca le colocan el seguro así que podrás entrar sin problemas. Ahí encontrarás unas escaleras que son de uso exclusivo para la servidumbre; te llevarán al tercer piso.

Buscó rápidamente y encontró dicha puerta. ― La tengo.

― Corre, no tienes mucho tiempo.

― Entendido.

No vio detrás, solo corrió sujetando su vestido hasta la puerta para abrirla y entrar, luego la cerró con rapidez. Por un momento se sintió mareado y maldijo en voz baja, apoyándose en la pared más cercana.

― ¿Todo bien? Te escucho agitado.

― Sí, solo... me mareé un poco, no es nada.

Jungkook se quedó en silencio un momento, mientras JiMin empezó a subir los escalones con rapidez pero también con cautela, no quería volver a marearse y caer por las escaleras, sería mortal para él.

― Conoces bastante bien esta mansión. ― Comentó.

― Sí... he pasado bastante tiempo ahí. ― Realmente no quería hablar sobre ello, mucho menos con JiMin.

JiMin pareció entenderlo por el tono de su voz, la verdad es que él tampoco quería saber mucho sobre ello, era algo que prefería dejar en el pasado, al menos por su paz mental.

― ¿Llegaste?

― Sí, estoy en el tercer piso, ¿Ahora por dónde?

― Abres la puerta y caminas recto hacia la izquierda, llegarás a los cuartos. ― JiMin asintió aunque Jungkook no pueda verlo. ― ¿Todo bien? ― Preguntó segundos después.

― Todo bien, tranquilo. ― Empezó a caminar por un pasadizo viendo detrás de él cada tanto y cuidando de que sus zapatos no hicieran mucho ruido. ― No debes preocuparte tanto por mí, solo me agité un poco al correr, por eso me mareé. No volverá a pasar.

― No recuerdo que te pasara eso... antes.

― Digamos que aún no me recupero en su totalidad del parto, fue difícil para mí. El doctor dijo que tendría ciertas secuelas hasta por un año; los embarazos en donceles son más complicados, y mi condición no ayuda mucho.

― No quiero molestar pero, ¿No crees que esto es riesgoso para ti? Aún no empezamos la parte difícil.

― Puedo con esto, sabes que sí. ― Llega al final del pasadizo y mira por ambos lados. ― Llegué al final, ¿Ahora a dónde voy?

― Camina hacia la derecha, y entra a la primera puerta que encuentres.

― Bien. ― Fue por el lugar indicado. ― Este corset me está matando. ― Se quejó en voz baja, olvidando que Jungkook estaba escuchando.

― ¿Te duele? ― Preguntó preocupado, JiMin se sorprendió al escuchar su pregunta.

― Uh, no pero sí incomoda, me aprieta mucho la zona del vientre, donde tengo la cicatriz. ― Ríe un poco avergonzado, no debería estar hablando de eso. ― Olvídalo.

Jubgkook entendió que se refería a la cicatriz de la cesárea. ― No te avergüences, es algo completamente normal. ― Trató de hacerlo sentirse mejor. ― No pensé que hablar de eso te molestaría, desde que te conozco has sido muy seguro de tu cuerpo.

Sus ojos encontraron la puerta de la que Jungkook hablaba y se acercó a ella, quedando de pie con la mano en el pomo. No había hablado con nadie sobre esto, nisiquiera con Taehyung o su hermana, simplemente no habían llegado a tocar el tema.

― Lo soy... bueno, lo era, no lo sé. Han pasado tantas cosas que, sinceramente, no puedo sentirme seguro acerca de nada, ni de mi mismo, al menos no como antes.

Aplanó sus labios luego de aquellas revelaciones que salieron de su boca sin pensarlas. Se dio cuenta que estaba manteniendo una conversación íntima con Jungkook, una de aquellas que tenían meses atrás, cuando Jungkook no tenía ningún trabajo pendiente y podía pasar tiempo con él; siempre habían muchos abrazos, besos y caricias de por medio.

― Perdón.

― ¿Por qué?

― Porque sé que soy la razón de que te sientas así.

No supo si debía seguir con la conversación o dejarla morir ahí mismo, pero luego de segundos eternos de silencio se decidió por la primera.

― Si quieras que sea sincero, estás en lo correcto. Digamos que mi confianza y seguridad se empezaron a desmoronar cuando no estuviste presente en el nacimiento de Seiji... creo que ese fue mi punto de inflexión.

Por alguna razón, se sentía bien hablar con él sobre esto, después de todo Jungkook fue su más íntimo confidente.

― Me arrepiento de eso. ― Dice luego de segundos de angustia, tragando la amarguda en su garganta. ― Me hubiera encantado estar ahí.

JiMin sonrió con tristeza y giró el pomo de la puerta. ― Sí, a mí también. ― La abrió y se encontró con un aroma familiar, parecía ser la colonia que Jungkook siempre solía usar cuando aún vivían juntos.

― ¿Entraste?

― Sí, ¿Dónde estoy?

― Es mi habitación, bueno, era mi habitación.

Se adentra en la habitación cerrando la puerta detrás suyo. Su colonia estaba impregnada en cada rincón de la habitación, pareciera que nadie había entrado a la habitación, incluso podía ver alguna de sus ropas y la cama desordenada.

― Ahí me encerraron. ― Comentó.

― ¿Encerrado? ― Arqueó una ceja por la nueva información.

― Me drogaron hasta perder el conocimiento. Fue una mierda, estuve drogado y encerrado por muchas horas, hasta que finalmente decidí escapar cuando Taehyung me contactó... y me contó sobre tu familia.

― Ya veo... por cierto, ¿Tú sigues...?

― No, lo dejé, las drogas nunca fueron lo mío. Con esto de la misión y demás no he tenido tiempo de probar nada, he estado ocupado en otras cosas... y prefiero que siga así.

― Entiendo. ― Se acerca al balcón, y se asoma para ver hacia el jardín, sintiendo el viento nocturno contra su rostro y el sonido de la banda que hasta ahí podía escuchar. Era un ambiente pacífico. ― Deberías darle la señal a Taehyung.

― Tienes razón. Te veo dentro de un rato.

― Bien.

Dejó de escuchar su voz y suspiró llevando una mano a su pecho, no había estado en sus planes el sincerarse hacia Jungkook con tanta calma, hablando como antes lo hacían. No recordaba lo mucho que había extrañado sus conversaciones íntimas, incómodas y cálidas.

Oh, daría todo para volver el tiempo atrás, aunque no estaba seguro si lo quería para evitar que Jungkook aceptara la misión de su padre y poder haber mantenido su matrimonio por muchos años más, o para jamás haberse acercado a él en su adolescencia y por lo tanto, jamás haberse casado con él.

― ¿Porqué es tan difícil?

Le habló a la soledad de la habitación. Se acercó a la cama y ahí encontró el saco de Jungkook, al parecer lo había olvidado ahí el día que fue prácticamente secuestrado por Manoban. Con cuidado la tomó y sin poder evitarlo acercó la prenda a su nariz, oliendo el aroma de su colonia. Quedó encantado y sus ojos lagrimearon por los recuerdos.

Su habitación solía oler de esa manera; a su colonia, aquella que se colocaba siempre antes de salir a trabajar para su padre y cada que salía de la ducha. Recordaba el aroma impregnado incluso en sí mismo, puesto que ambos dormían abrazados los días de frío, y también los días de calor, sea cual sea el clima Jungkook se le pegaba buscando su calidez, lo cual terminaba en discusiones y bromas divertidas.

Entonces, los recuerdos empezaron a atacarlo y no pudo evitar sonreír avergonzado.

"Me encanta despertar a tu lado" recordó las palabras de su esposo una mañana de verano.

Presionó la prenda contra su pecho y sus mejillas se calentaron a la par que una lágrima caía por su mejilla. Recordar su pasado a su lado era hermoso y doloroso al mismo tiempo, era una etapa de su vida que seguía intacta en sus memorias, tan imperfecta y perfecta, tan llena de amor que dolía haberla dejado en el pasado.

La quería de vuelta, quería de vuelta los mejores años de su vida.

Te entiendo JiMin, yo también quiero volver a los mejores años de mi vida :')

¿Qué tal hasta ahora la historia? Faltab poquitos capítulos para terminar, especialmente tres más ¡Y es todo!

Cuando termine la historia les pasaré una pequeña encuesta para saber qué tal les ha parecido y demás <3

- Mgg.

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