Nueve: Alcohol.
Las cajas son dejadas dentro de la casa y los sirvientes de Jungkook acomodan todo según como él ordena, mientras JiMin descansa en una silla, él no puede ayudar en la mudanza. Jungkook consiguió una casa en algún vecindario acomodado de Seúl, donde él cree que estarán seguros hasta que pueda encontrar un nuevo hogar alejados de la ciudad.
― ¿Estás cansado, taiyō?
JiMin se acerca y toma asiento en sus piernas, descansa su cabeza en el amplio pecho de Jungkook y suspira.
Jungkook niega. ― Solo di las indicaciones, ellos hicieron todo el trabajo, mora. ― Duce mirando a sus sirvientes terminando las últimas cosas en la cocina. ― Antes teníamos más personal, ¿Verdad?
― Sabes que tuvimos que dejar a más de la mitad para poder venir acá, fue por nuestra seguridad... Ya no sabemos en quienes confiar. ― Acaricia su pecho.
― Tienes razón.
JiMin asiente y cierra los ojos oliendo el aroma de su perfume, Jungkook descansa su mano en el estómago redondo de su esposo, y JiMin también coloca su mano encima de la suya. Pasan los minutos y la mudanza se da por terminada.
― Es todo por hoy, sigan al señor Lee a sus habitaciones. Espero verlos en la mañana. Descansen.
Se despide cortesmente de la servidumbre quienes se retiran en silencio.
JiMin observa los alrededores. La casa es grande pero no tanto como para llamar la atención, tienen sus mismas comodidades expecto por estar en la ciudad, gozan de un lindo y extenso patio trasero. Las casas tienen algunos metros que las separan, todas en línea y dignas de un vecindario de clase alta.
Al día siguiente JiMin se encuentra tomando el sol junto a la señora Young y las dos chicas que siempre están con ella, sentados los cuatro al rededor de una pequeña mesa con bocadillos mientras charlan de lo que sea en el patio.
― ¿Entonces qué pasa contigo y Taehyung? ¿Ya no son novios?
― Nunca lo fuimos. ― Seolhyun pincha con su tenedor un bocadillo. ― Pasamos buenos momentos en la cama, pero nada más allá.
La chica de cabellos rosados habla. ― Que extraños ustedes dos... Ahora que lo dices. ― Baja la voz. ― ¿Sabes porqué Taehyung siempre lleva ese feo collar con él?
JiMin fija su mirada en la más bajita de los presentes y frunce el ceño al escuchar aquella pregunta.
La señora Young niega con la cabeza. ― Shin, no seas imprudente con tus palabras.
― Eso asunto de Taehyung y nadie más. ― Responde JiMin.
La chica parpadea curiosa. ― ¿Entonces usted sí sabe?
JiMin rueda los ojos y toma una galleta para morderla, sigue disfrutando del aire fresco y media mañana ignorando a las tres mujeres. Su teléfono celular suena en su bolsillo, mete su mano para sacarlo y contestar.
― Hola papá, ¿Estás bien?
― Sí cariño, ¿Dónde estás ahora? Pensaba pasar a visitarte y golpear al idiota de tu esposo de paso.
JiMin ríe por su extraña broma. ― Estoy en casa, bueno, en nuestra nueva casa.
― ¿Nueva casa? ¿Hace cuánto te mudaste y porqué no lo sabía?
― Apenas ayer. ― Se acomoda en su asiento. ― ¿Junkook no te lo dijo, papá? ― Escucha a su padre renegar al otro lado de la línea y baja la mirada. ― Perdón, pensé que Jungkook ya te había pedido permiso. De todas formas teníamos que movernos lo más rápido posible, nuestra locación había sido descubierta.
― Estás en peligro todo el tiempo... ― El tono de voz de su padre es preocupado y triste.
JiMin se levanta de la mesa y camina unos pasos lejos de sus amigas para que no escucharan su conversación.
― Papá, no te pongas así, estamos bien. ― Acaricia su pancita.
― Siempre estás en peligro, ¿No pudiste casarte con alguien que no sea un maldito sicario?
― Cuando empecé a verme con Jungkook él era tan solo víctima de su abuelo, él tuvo que entrar a esta vida para poder sobrevivir, lo sabes bien... De todas formas, tú también estás en peligro día a día. ― Baja la mirada al césped bajo suyo. ― Si no me hubiera casado con él, iguak seguiría en peligro por tu trabajo.
― Cariño, para la sociedad y el mundo yo estoy muerto, ¿Lo olvidas? Por esto trabajamos con los Jeon, porque son mis títeres y yo el titiritero desde las sombras. Mantengo a tus hermanas y a tu madre lejos de todo eso, pero tú...
― No importa que tan riesgoso sea, yo amo a mi esposo y soy feliz a su lado.
― Hablando de eso... Tenemos que hablar.
Jungkook observa todo desde el segundo piso de la casa, su mirada grisácea observa a su esposo hablar por teléfono. Frunce el ceño y abre de más los ojos cuando se da cuenta que lágrimas se deslizan por su rostro. Tiene la intención de bajar pero ve a JiMin asentir hacia la persona que le habla por teléfono y camina hasta entrar a la casa.
¿Qué le dijeron a su esposo y porqué se ve tan afligido?
JiMin entra por la puerta de la habitación, Jungkook ya lo esperaba sentado a la orilla de la cama con los brazos cruzados y una expresión preocupada.
― ¿Qué pasa, mora?
JiMin se acerca a él y le entrega el celular, Jungkook frunce el ceño al verlo de cerca porque pareciera que las lágrimas que hace momentos vio se esfumaron sin dejar rastro, posiblemente se esforzó por ocultar que lloró.
― Es mi padre, quiere hablar contigo.
Le sonríe un momento, se da media vuelta y sale de la habitación no sin antes darle un último vistazo a su esposo, y dedicarle una mirada preocupada que trató de disimular, pero olvida que Jungkook lo conoce mejor que a la palma de su mano. Él hace una mueca en sus labios y finalmente centra su atención en la voz al otro lado de la llamada.
― ¿Woong?
― ¿Se mudaron sin mi consentimiento, eh?
Jungkook pasa su mano por su cabello rubio. ― Debí avisarte, pero realmente con la mudanza y el ataque no tuve el tiempo necesario.
Se escucha el silencio en la llamada y Jeon pasa saliva nervioso por el hombre de ojos púrpuras Woong siempre logra intimidarlo.
― De todas formas planeaba decirles que se mudaran, conseguiré una nueva casa a las afueras, quédense ahí por un mes, y cuando consigua el lugar mandaré a Gguk. ¿Entendiste, rubio?
― Sí. ― Responde. ― ¿Eso es todo?
Escucha el sonido de un encendedor al otro lado de la línea, es Woong prendiendo su puro. ― No, no lo es.
Jungkook se levanta y acerca a la ventana, ve a JiMin regresar con las mujeres y empezar a platicar como si nada.
― ¿De qué se trata, Woong? ¿Encontró alguna pista?
― No. Jungkook, abre el sobre que te dí.
El rubio se queda quieto y frunce el ceño. ― ¿Que lo habra...?
― ¿Dónde lo tienes? Ábrelo ahora y te lo explicaré rápidamente.
Jungkook cruza la habitación, coloca seguro a la puerta y luego se dirige hacia pintura, la quita revelando una caja fuerte detrás suyo, ahí guarda dinero, joyas, documentos y el sobre que Woong le dio. Deja el teléfono sobre una cómoda y abre la caja fuerte y toma el sobre, lo abre y deja caer todo au contenido sobre las sábanas de su cama. Un par de hojas con números y nombres escritos, una tarjeta de crédito negra y por sobre todo una pequeña nota.
― En cada sobre hay un contenido diferente, lo que tú tienes no lo tiene Gguk ni Taehyung.
Vuelve su mirada a los papeles y los toma para empezar a leerlos con rapidez, se queda estático en su lugar con los ojos fijos en la hoja de papel.
― Son mis contactos, siempre fueron leales a mí, me ayudaron durante mi campaña presidencial con préstamos y sobornos, y yo los ayudé con protección e inmunidad.
Sus ojos grises recorren una vez más aquellos nombres impregnados en la hoja de papel. Kim NamJoon y Amy Jones, de la mujer ya había escuchado, pero del hombre no.
― De Amy ya has escuchado, ella sabe que estoy vivo y me ha ayudado mucho. NamJoon es jefe de una mafia enemiga de los Manoban, no sabe que estoy vivo pero será de ayuda si le dices que eres parte de mi familia. Procura ofrecerle un buen trato y cumplirlo.
― ¿Qué quieres que haga con esto, Woong?
― No confío del todo en ti, pero sé de lo que eres capaz. ― Jungkook puede jurar que en ese momento Woong sonríe cínicamente. ― Tú eres mi única arma por ahora para proteger a mi esposa, mis hijas, a JiMin y tu hijo. Así que haz lo que mejor sabes hacer: Juega sucio.
Su mente encuentra rápidamente el sentido a esas palabras, y sonríe de lado. Jungkook sabe precisamente qué hacer, Woong le está confiando su seguridad, su dinero y la vida de su familia.
― Contactame pronto, pero ten cuidado con tus límites Jungkook. Los niños que con fuego juegan se queman.
Corta la llamada, dejando a Jungkook procesando toda la información. Desde esa llamada Jungkook tiene su mente ocupada cada minuto y segundo, como si estuviese en otro mundo ensimismado en sus pensamientos. Cuando la luna decide salir al fin y decorar el cielo nocturno, es la señal para Jungkook de encerrarse en su despacho a pensar.
JiMin lo vio entrar ahí con ese reflejo rojizo en sus ojos grises carentes de color vivo, esa nunca es una buena señal, y él lo sabe.
Jungkook pasó una completa noche en vela creando un arriesgado plan. Su cabeza repite las mismas palabras una y otra vez mientras enlaza puntos en su pizarrón con un hilo rojo.
Límites. Sacrificio. Familia.
― ¿Taiyō...?
JiMin al sentirse solo toda la noche por no sentir a Jungkook dormir a su lado y abrazarlo como cada noche hace, sale a buscarlo y lo encuentra en el pasillo frente a su habitación. Ve que una sonrisa floja se forma en su rostro al verlo, y sus pasos son inestables. Se acerca para tomarlo del brazo, y el olor a alcohol lo aturde un momento.
― ¿Acaso estás ebrio?
Jungkook no toma, pero este día ha sido la excepción. Y esa tampoco es una buena señal si se trata de Jeon Jungkook.
¿Que piensan? ¿Porqué Jungkook tomó si es obvio que él no toma? ¿Porqué Woong le dijo aquella frase antes de cortar?
- Mgg.
(EDITADO: 18/072022)
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