Cuarenta y ocho: Fuego.
Alza la cabeza y se apoya en sus rodillas con las manos en sus muslos, viendo con el alma rota la casa en la que vivió por casi diez años, abandonada, polvorienta y llena de sueños y esperanzas que sembró cuando podía respirar tranquilo al lado de su esposo.
Jamás pensó que terminaría ahí, frente a la casa que llamó hogar por tantos años, arrodillado como si pidiera clemencia por el sufrimiento que llena su pecho y que no sabe cómo expresar. Toma el álbum de fotos sucio por la tierra. Observa las fotografías donde la tranquila sonrisa de su esposo es la protagonista, en esos meses donde aún podía ver un destello de amor en los ojos de su esposo.
Sonríe tristemente al entenderlo todo. ― Mi padre s-siempre tuvo razón en desconfiar de ti... ― Lo deja sobre la tierra una vez más.
Mira sus manos temblorosas llenas de tierra y gasolina, y se pregunta cual es el punto de tanto sufrimiento. Se sobresalta cuando sus pensamientos son interrumpidos por el sonido de unas llantas sobre la tierra. Gira el rostro para ver como un auto negro se acerca a gran velocidad, y reconoce al instante a quién le pertenece. Abre grande los ojos sintiendo sus piernas temblar.
― No, m-mierda. ― Maldice con la voz temblorosa.
El auto se detiene a tan solo metros detrás suyo. Su cuerpo entero se tensa y su corazón late con fuerza cuando ve aquella cabellera rubia bajarse del coche. Su esposo se queda de pie al lado de este, mientras él trata de no romper en llanto al tenerlo a tan solo metros. No puede procesar lo doloroso que es estar cerca de su esposo luego de enterarse de que este le fue infiel, de la manera más cruel posible.
― JiMin.
No puede creer como aquel hombre que le juró tanto amor fue capaz de besar a otra mujer.
Sus labios fueron probados por alguien más, su cuerpo fue acariciado por otras manos.
Su corazón fue encantado por alguien que no era él.
Toma valentía para abrir la boca. ― Largo... ― Lucha para que su voz suene estable. ― No quiero verte.
JiMin no quiere verlo ahora, no quiere verlo jamás, no quiere sentir lo que ahora siente nunca más. Coloca sus palmas nuevamente sobre el suelo, sintiendo la tierra contra las palmas de sus manos para tratar de controlar las ganas inmensas que tiene de gritar con todas sus fuerzas.
Jungkook se sorprende ante la frialdad de su voz. ― Jane me contó todo. ― Le da un vistazo a la casa frente suyo, y de repente siente una punzada al recordar todo lo que vivieron juntos ahí. ― Ella me dijo que "irías a casa", así que imaginé que vendrías aquí.
Maldice por lo bajo, no pensó que su hermana llamaría a su esposo. Aprieta los dientes, sintiéndose repentinamente molesto con ella a pesar de saber que no lo hizo con mala intención. Quizá debió haberle contado todo lo que vivió en ese momento, pero la razón lo abandonó en cuanto vio aquellas fotos en sus manos.
― Vine por ti, vamos a casa. ― Le extiende su mano.
JiMin ríe con incredulidad ante la tranquilidad con la que habla, como si no fuera responsable del tremendo caos que causó en él.
― No iré contigo a ningún lado, así que estás perdiendo tu tiempo. ― Aparta su mano con un golpe y se coloca de pie.
― Podemos hablar allá con tranquilidad. ― Insiste.
Trata de acercarse, creyendo estúpidamente que JiMin se rendirá en cualquier momento y volverán a casa juntos antes del anochecer, sin tantos problemas. Creyendo que cuando lleguen a la comodidad de su hogar podrá hablar con él y arreglar todo este problema, para que vuelva todo a la normalidad.
― He tenido una noche bastante cansada, así que, por favor, volvamos a casa.
Jungkook lo toma del brazo, JiMin reacciona al instante y lo empuja con las pocas fuerzas que posee en este momento.
― ¡Te dije que no! ― Lo mira con los ojos nublados en lágrimas. ― No quiero que me toques.
Su tacto quema de una manera que jamás creyó sentir, y tan solo decir su nombre le genera náuseas. Niega con la cabeza, sus cabellos ondulados se mueven de lado a lado.
― ¿Cuánto tiempo? ― Se atreve a preguntar abrazándose a sí mismo, teniendo el corazón destrozado.
Jungkook parpadea confundido. ― ¿De qué hablas?
Alza la mirada llena de tantos sentimiento encontrados. ― ¿Por cuánto tiempo has estado engañándome? Quiero saber cuánto tiempo he vivido engañado pensando que aún me amabas.
Las alarmas en su cabeza suenan con desesperación cuando le escucha decir aquello. ― JiMin, escúchame-
― No te atrevas a negarlo. Lo sé todo, Jeon. ― Aprieta los puños a sus costados. ― ¡Amy me enseñó fotografías tuyas besando a esa mujer! ― De su bolsillo saca las fotografías que logró tomar antes de salir corriendo de casa. ― ¡Me fuiste infiel con la mujer que trató de matarte a ti, a mí y a mi familia! ― Las lanza contra su rostro, sobresaltando a Jungkook.
Las fotografías terminan cayendo a sus pies con tanta calma que parecen ignorantes a la situación en la que se encuentran.
Jungkook frunce el ceño al instante. ― ¿Amy? ¿Amy Jones? ¿Acaso la contrataste para seguirme? ― No podía creer que la detective con la que trabajó estuviera involucrada en la ruptura de su matrimonio. Aprieta los dientes maldiciendo su nombre por lo bajo.
― ¡Por supuesto que lo hice! ― Da un paso adelante tomando valor. ― ¡Ya no soportaba saber que mi esposo se empeñaba tanto en mentirme mirándome a los ojos! ― Exclama con una mano en el pecho.
Le regala una mirada tan triste y llena de dolor que Jungkook se queda quieto en su lugar, mientras su esposo se desarma frente suyo, y él no puede hacer nada para evitar la avalancha de sentimientos negativos, que él mismo ocasionó.
― N-no sabía qué escondías, pero podía notar que te estaba cambiando, porque ya no podía reconocerte... ― Lleva sus manos a sus cabellos con frustración. ― La contraté para que me diera respuestas, porque tú no querías dármelas... Y ahora todo cobró sentido. T-tu secreto era esa mujer.
― No, mierda, no. ― Su voz denota frustración. ― Yo jamás me infiltré en la mafia Manoban para estar con ella, todo... Todo fue parte de mi plan, solo- ― Trata de explicar inútilmente.
― ¡Me importa una completa mierda qué clase de plan tenías! ― Lo mira directo a los ojos y se acerca amenazadoramente, sorprendiendo al rubio. ― ¿A-acaso fue parte de tu plan engañarme con esa mujer? ¿Fue parte de tu plan olvidar que tenías una familia que te esperaba en casa?
Jungkook niega y lo toma por los hombros para que no desvíe su mirada de la suya. ― Mi intención fue ser su mano derecha para matarlos, y sacar información para tu padre, para que tú y tu familia estén a salvo de los Manoban, ¡Incluso intenté matarlos a ambos! P-pero ella sobrevivió, y de alguna manera tenía que mantenerla bajo mi control, aprovechando que estaba débil por la muerte de su esposo y-
Lo interrumpe y aplaude con sarcasmo. ― Vaya que la mantuviste bajo tu control, felicidades. ― Afila su mirada.
― Estuve muy cerca de matarla. ― Murmura.
Ríe sin gracia. ― ¿Acaso fue tan difícil para ti? Se supone que eras el asesino a sueldo más despiadado de Corea. Entonces, ¿Qué carajos te tomó tanto tiempo?
― No es algo que entenderías. Necesitaba encontrar el momento correcto.
― ¿Entonces esa es tu jodida respuesta? ― Jungkook desvía la mirada y se mantiene en silencio. ― Encontrar el momento correcto... ― Repite con ironía. ― Sé que esa no es la razón.... ¿Te enamoraste de ella, no es así? ¿La amas, Jungkook? ¿Por eso te fue imposible deshacerte de nuestra enemiga?
― ¿Qué? ― Estaba muy alejado de la realidad aquella pregunta. ― ¡Ella no significó nada! ¡Necesitaba acercarme para poder...! Para... ― Ni siquiera él sabía como terminar aquella frase sin decir una mentira.
JiMin lo mira con decepción y niega con la cabeza. ― Quizás para ti no significó nada... ¿Pero te has puesto a pensar en lo que significa para mí toda esta situación? ¿Sabes lo dolido que estoy ahora mismo?
Lleva sus manos a su pecho, donde más dolía. Jungkook no sabe qué responder, aún perdido en sus propias palabras.
― Dime, ¿Tan siquiera te importamos? ― Su voz tiembla. ― Porque como yo lo veo, no fue muy difícil para ti el olvidarnos por meses, ¡Y-y todo por estar con esa mujer, en esa misión suicida de mierda que jamás te pedí que hicieras!
― ¡Jamás los olvidé! Todo esto lo he hecho por ustedes, por ti y por nuestro hijo. ― Se apresura a excusarse.
― Jungkook-
― No olvides que he hecho muchos sacrificios por ti. ― Lo señala ante la atónita mirada de su esposo, cambiando el tono de su voz. ― Dejé mi oportunidad de ser libre para quedarme a tu lado. Dejé de lado a mi hermano de lado, por ti. Me dejé maltratar por tu padre, por ti. Acepté ser un peón más para él todo por tenerte a mi lado. ¡Y por sobre todo, esta misión la inicié por ti y por nadie más!
Enumera con los dedos mientras camina hacia él luciendo intimidante. JiMin da dos pasos hacia atrás por inercia para mantener distancia, viendo a su esposo como si fuera un extraño desconocido.
― ¡Nunca te obligué a nada, y jamás menosprecié todo el esfuerzo que hacías por mí!
Se planta en su lugar, dejando a Jungkook acercarse hasta que sus agitadas respiraciones se mezclan por culpa de la intensa discusión.
― ¡No lo entiendes! ¡Solo quería un poco para mí!
Choca la palma de su mano contra su pecho, y JiMin se queda callado viéndolo incrédulo. Definitivamente no conoce al hombre frente suyo, esa mirada de resentimiento es nueva e intimidante.
Alza la voz con la frustración nublando su juicio. ― ¡Quería poder, quería libertad! ¡Mierda, quería dejar de ser el jodido esclavo de tu padre! ¡Me ha tratado como basura durante años y todo eso lo he soportado por ti, maldita sea!
Respira agitadamente para recuperar el aliento, sintiendo como si un gran peso abandonara sus hombros al mismo tiempo que una paz momentánea recorría sus venas. Había tenido guardado todo eso dentro suyo por años. JiMin por su parte se abraza a si mismo, intimidado por el tono de su voz y por la crueldad de sus palabras.
― Jamás estuve satisfecho con la vida que tenía... Solo quería sentirme libre al menos una vez en mi vida.
Mira directamente a los ojos de su esposo, mientras ambos se quedan en silencio. Jeon esperaba una respuesta de su esposo, igual o más enfadada que la suya, pero solo permaneció callado. Sus ojos púrpuras descienden hasta el suelo, luciendo completamente decepcionado.
― Deja de explicarme toda esa basura, nada de eso cambia lo que hiciste... Solo acéptalo.
Lo empuja bruscamente para tomar distancia, porque tenerlo tan cerca lo estaba sofocando.
― ¡Quiero que lo aceptes, maldita sea! ¡Necesito que lo digas! ― Jadea sintiéndose al borde de un precipicio, esperando su respuesta con los ojos llenos de lágrimas, como si estuviera a punto de saltar. ― Ya estoy harto... Solo necesito que lo digas. P-por favor, necesito escucharlo de tu propia boca, con tus propias palabras...
Jungkook no puede batallar contra el dolor que se refleja en sus irises púrpuras. La culpa azota su cuerpo con fuerza, doblegándolo a bajar la mirada y asentir lentamente con la cabeza. Siente un retorcijo dentro suyo, como si fuera a suceder algo malo si seguía hablando, pero no puede evitarlo, ya es inútil seguir negándolo.
― Lo que viste en esas fotografías es cierto. ― Las palabras están en la punta de su lengua, listas para ser disparadas sin piedad contra el alma de su esposo. ― He estado con esa mujer durante meses... Te he sido infiel con Lalisa Manoban.
(Playing: No time to die - Billie Eilish)
Alza la mirada para ver la reacción de su esposo ante el silencio que parece querer tragarlos vivos, y una sola mirada basta para que su corazón se detenga por completo. Los ojos púrpuras, que por diez años lo miraron con amor y dulzura, ahora parecían un recuerdo muy lejano en sus memorias. JiMin lo mira con tanto desprecio y odio que le es difícil respirar.
Una lágrima desciende por la mejilla de su esposo, esa que tantas veces acarició y besó con amor. JiMin rompe en llanto, cae de rodillas al suelo tomando su pecho, como si le alguien hubiera incrustado una daga directo a su corazón, y trata de detener el sangrado, pero en verdad se trata del dolor que se desborda de su pecho.
Debí haber sabido, que me iría solo
Deja la ira ya valentía de lado para romperse en sollozos fuertes y derramar lágrima tras lágrima contra la tierra bajo sus pies. Trató de contenerse pero ya no puede más, no le queda nada más que llorar por su desgracia.
Necesitaba oírlo, él mismo lo suplicó. Necesitaba que su amor fuera asesinado y que se llevara todas las ilusiones que fueron plantadas en su corazón por diez largos años.
Éramos una pareja, pero te vi ahí
Necesitaba ser devuelto a la realidad, lejos de las fantasías donde él tenía su final feliz al lado de su esposo, porque eso jamás pasará.
Fue demasiado como para soportarlo
Necesitaba que su corazón se partiera en dos para poder ser libre, para que ambos lo fueran. Debían dejar todas las mentiras sepultadas en su pasado.
Eras mi vida, pero la vida está muy lejos de ser justa
― JiMin...
Escucha que su esposo se acerca a él, mientras él está demasiado ocupado atrapado en el dolor de haber sido engañado cruelmente. Cuando siente las manos de aquel hombre tocar su cuerpo se echa para atrás alejándose de su tacto, viéndolo con terror, como si fuera un completo monstruo... Y quizás lo era.
¿Fue muy obvio para todos los demás?
Se había tardado en darse cuenta, pero ahora lo entendía, ahora sabía que lo mejor para él y para su hijo era alejarse de su esposo.
― Vete.
Que había caído por tus mentiras
― Mora-
Rápidamente todos los buenos momentos donde aquel apodo salía de sus labios llenaron su mente para atormentarlo. ― ¡No te atrevas! ― Se coloca de pie para encararlo, a la vez que sus ojos vuelven a llenarse de lagrimas. ― No te atrevas a llamarme así.
Engáñame una vez, engáñame dos, ¿Eres la muerte o el paraíso?
― No quiero verte nunca más.
Ahora nunca me verás llorar
― JiMin...
No hay tiempo para morir
― Estás muerto para mí, Jeon Jungkook.
El odio inyectado en sus irises púrpuras son una puñalada a su corazón. Jamás creyó oír esas palabras salir de los labios de su esposo, mucho menos con tanta seguridad. Porque JiMin estaba decidido, se está despidiendo de la persona que más amo toda su vida. Lo apoyó, cuidó de él, trató de formar una familia con él, trató de ser su familia, todo para que al final sea traicionado de esta manera, y su matrimonio roto sin piedad.
Ya no eres mi preocupación
― No quiere que me busques, no quiero que tan siquiera pronuncies mi nombre. ― Jadea porque cada palabra le duele a él también. ― O-olvídate de mi y de mi hijo.
Él jamás creyó ser traicionado de una manera tan cruel, tanto que logró escuchar como se rompían sus promesas, sus sueños y sus palabras de amor.
Engáñame una vez, engáñame dos, ¿Eres la muerte o el paraíso?
Jungkook seguía procesando sus palabras, tratando de hallar la duda en sus palabras. Las lagrimas recorren las mejillas de su esposo, se ve débil y completamente destrozado, pero no hay vacilación en él. JiMin realmente está seguro de lo que dice, y es lo que más le asusta.
¿Por qué de repente siente tanto miedo crecer dentro suyo?
Ahora nunca me verás llorar, porque no hay tiempo para morir
― ¿Estás satisfecho ahora, Jungkook?
Su voz suena tan rota que Jungkook siente otra punzada directo a su pecho. JiMin lo mira fijamente mientras da pasos firmes hacia él, y Jungkook retrocede mirándolo atónito, sin saber qué hacer o decir.
¡No hay tiempo para morir!
― Dijiste que querías libertad, ¿No es así?
― JiMin...
Sin detenerse se apresura a sacar el anillo de bodas en su dedo anular de su mano izquierda. ― Entonces te devuelvo esto para que puedas ser libre. ― Arroja con fuerza su anillo de matrimonio contra su pecho. Ya no tenía sentido portarlo en su cuerpo, ya no valía nada.
Jungkook siente el anillo golpear contra su pecho, sintiendo como si una flecha fuera incrustada en ese mismo lugar. Cae hacia el suelo, sintiéndose repentinamente desorientado, y sin darse cuenta sus ojos se nublan por las lágrimas. El objeto cae cerca suyo, se toma un momento para verlo pero no se atreve a tomarlo. Alza la mirada hacia JiMin, quien lo mira desde arriba como si fuera la persona que más odia en el mundo. Y quizás es así.
Debí haber sabido que me iría solo
Lo ve desde arriba como si fuera un cachorro asustado, sintiendo completo rechazo y lástima por él. No había rastro alguno del hombre que tanto amó, y no quería quedarse al lado de un extraño que lo único que hizo fue destrozar su familia, su matrimonio y su corazón.
Éramos una familia, pero te vi ahí
Gira dándole la espalda. La casa frente suyo ya no es un hogar para él, ahora solo es una pila de madera y recuerdos. Todo lo construyó sobre un matrimonio inestable que terminó derrumbándose sobre sus sueños y el anhelo de una familia juntos.
Eras mi vida, pero la vida está muy lejos de ser justa
― ¿Sabes? Esta casa siempre significó mucho para mí. ― Mete la mano a su bolsillo, sacando un encendedor. Gira el rostro permitiéndole a Jungkook ver su perfil.
¿Fui estúpido al amarte?
― Te pedí que no la destruyeras, pensando que algún día podríamos volver aquí... ― Abre la tapa del encendedor y lo acerca para observar de cerca la pequeña llama que surge de este. ― Pero ya no tiene sentido conservarla, porque eso jamás pasará.
¿Fue obvio para todos los demás? Que había caído en una mentira
Con las lágrimas ardientes cayendo por sus mejillas camina hasta la entrada de la casa donde abre la puerta para ver el interior. Le da un último vistazo antes de aguantar la respiración y arrojar el encendedor hacia el suelo. Al instante este entra en contacto con el rastro de gasolina en la entrada, y una hilera de fuego se crea en un segundo.
¿Eres la muerte o el paraíso?
Jungkook no puede creer lo que presencian sus ojos. La gasolina fue dispersa por todas partes, la casa de madera no tendría cómo sobrevivir ante el fuego que la consume poco a poco. Escucha la madera crujir como si se tratara de gritos. Las voces en su cabeza gritan alarmadas ante el incendio, sintiendo una parte suya perderse con aquella casa.
No hay tiempo para morir
La noche cayó sobre sus cabezas sin notarlo, pero a JiMin no le importa, le parece un contraste perfecto la oscuridad del bosque con el fuego que ahora consume la casa entera, aquella que alguna vez llamó hogar. Sus recuerdos más importantes con Jungkook estaban encerrados en las paredes de aquella casa. La ve arder lentamente, mientras parece escuchar el grito de sus recuerdos, exclamando ser rescatados de la inminente muerte, del fuego y del olvido.
En sus ojos lagrimosos se reflejan las llamas del fuego al estar tan cerca. Contrario a molestarle, siente una gran paz dentro suyo, como si se tratara de una chimenea gigante, acepta con calma el acogedor calor de las llamas que consumen su antiguo hogar.
Caí por una mentira, tú nunca estuviste a mi lado
Baja la mirada hacia el álbum cerca de sus pies. Se agacha para tomarlo y empieza a darle una ojeada a las páginas, como hizo minutos antes de que Jungkook llegara.
Engáñame una vez, engáñame dos, ¿Eres la muerte o el paraíso?
Vuelve a girar para ver a Jungkook, haciendo que la mirada de este viaje de sus ojos llenos de lágrimas hasta el álbum en sus manos, viéndolo con confusión.
¡No hay tiempo para morir!
Sin decir nada empieza a arrancar hoja por hoja bajo su atenta mirada. Una lágrima cae por la mejilla de Jungkook, pero ninguno de los dos se percata de esto. Hoja por hoja, fotografía por fotografía son arrojadas al fuego, cayendo hasta ser consumidas y convertirse en cenizas bajo el silencio de la noche. Se arrodilla frente al fuego, sin tenerle miedo a las llamas tan cerca de su cuerpo, y arroja la última para alimentarlas. Mira sus manos vacías y empieza a hablar, sabiendo que tenía la completa atención de aquel extraño.
― Al parecer siempre me guardaste rencor porque fui la causa por la que no pudiste ser libre... ¿N-no es así? ― Ríe negando con la cabeza. ― Nunca te sentiste satisfecho con tu vida... ¿Acaso siempre fui un obstáculo para ti? ― No esperaba recibir una respuesta, pero aún así, siguió hablando. ― ¿Nuestro hijo fue suficiente para ti? ¿Acaso alguna vez yo fui suficiente para ti? ¿Porqué nunca nos mataste si éramos solo un estorbo para ti?
Jungkook abre los labios para poder hablar, para decirle lo arrepentido que estaba, lo mucho que dolía su pecho, la manera en la que le faltaba el aire al no entender el caos de sentimientos dentro suyo. Jamás pensó que se encontraría en una situación como esta, siendo odiado por el amor de su vida, por su esposo, por el padre de su hijo. Pero ahí estaba, siendo repudiado, tanto así que la casa donde vivieron juntos por diez años se reducía a cenizas y no podía hacer nada para detenerlo.
Aún así, teniendo mil palabras a punto de ser pronunciadas calló, porque dentro suyo sabía que merecía todo esto y más. Porque sabía que el sufrimiento que vivía en ese momento no era comparado al dolor que JiMin logró sentir. Él sufre por haber sido tan idiota, porque le causó dolor a la persona que juró amar y proteger, pero JiMin sufre porque fue completamente traicionado, porque fue engañado, porque por meses fue dejado de lado, como si fueran extraños.
― JiMin...
Quisiera retroceder en el tiempo, porque su plan dio frutos, porque tuvo poder, libertad y dinero, pero a cambio perdió lo único que por años lo mantuvo cuerdo, lo único que se mantuvo estable en su vida llena de miseria, muerte y traiciones. Quisiera retroceder en el tiempo, porque no salió como esperaba, porque fue demasiado estúpido al creer que un plan como ese serviría.
Alza la mirada, ve la silueta de su esposo frente al fuego, viéndolo temblar. No escucha ningún sonido pero jura que está llorando en silencio. Se coloca de pie con todas sus fuerzas, a pesar de sentir el cuerpo pesado. Uno, dos, cinco, siete pasos y llega al lado del oji purpura, se arrodilla a su lado sin decir nada y con el corazón en la garganta se atreve a tomar una de sus manos que descansaban sobre su muslo.
Sabe muy bien que se engañó a sí mismo, porque jamás lo hizo por JiMin, siempre fue egoísta e impulsado por su sed de poder, decidió hacerlo por sí mismo...
― Mírame, por favor...
JiMin posa su mirada cargada de odio y dolor en sus ojos grises, y el cuerpo entero de Jungkook se queda quieto, como si la sangre dejara de recorrer sus venas, permanece inmóvil mientras que las palabras más dolorosas salen de los labios que tantas veces besó, que tantas veces le juró amor.
...Y estas son las consecuencias.
― Te odio, Jungkook.
Su garganta se seca y aleja su mano de la piel contraria. Siente que se quema por dentro, como si las llamas que consumen la casa se hubieran trasladado a su pecho, y lo quemaran por dentro de una manera que jamás sintió antes. ¿Qué era ese sentimiento? ¿Por qué de repente sentía que se estrellaba contra el suelo? ¿Acaso había caído por completo en las consecuencias de sus actos? Sentía como si le quitaran un pedazo de... su alma.
Se pierde en sus pensamientos, no escucha con claridad como un auto se acerca a ellos por sobre la tierra y el jardín completamente descuidado. El coche es aparcado a un lado del suyo y una cabellera rojiza baja del auto, acercándose rápidamente al lado de JiMin. Solo en ese momento alza la cabeza para ver de quien se trata, ¿Por qué se llevaba a su esposo en brazos? ¿Por qué JiMin se aferra a su cuerpo con tanta necesidad?
― Tae, llévame a casa... ― Escucha que susurran los labios de JiMin, aquellos que hace segundos dispararon una bala directo a su corazón marchito.
Taehyung le dedica una mirada escaza de todo tipo de afecto, que en algún momento le tuvo. Sabía bien que su amistad ya estaba sepultada tres metros bajo tierra desde hace mucho, por lo que esto solo es el cierre perfecto.
― ¿Ahora lo entiendes, Jeon? ― Le pregunta el peli rojo con crueldad en sus palabras. ― Ya no hay vuelta atrás. ― Lo sentencia viéndose a los ojos.
Por un segundo Jungkook puede ver un destello de lástima en sus ojos marrones, y se siente avergonzado y patético bajo sus ojos, agachando la cabeza aún de rodillas sobre la tierra. No se atreve a ver cómo aquel hombre se aleja con su débil esposo en brazos, se queda en su lugar escuchando como los neumáticos se alejan con velocidad del lugar, dejándolo completamente solo.
Trata de colocarse de pie, pero cae hacia el frente, y siente las palmas de sus manos sobre la tierra, las cierra en puños con frustración. ¿Qué le pasaba a su cuerpo? Se sentía completamente patético y débil. Siente la necesidad de levantarse y seguir el auto que se llevó a su esposo, pero es como si una fuerza invisible estuviera reteniéndolo en su lugar, con la boca cerrada.
"Ya has hecho demasiado" Gritan repetidamente las voces que lo atormentan desde hace meses, que se llevaron su cordura y que aparecen cada que una crisis se apodera de su mente y su cuerpo, como en estos momentos donde sus actos le arrebataron lo único estable en su vida.
Lleva las manos a su cara, sin importarle mancharse de tierra, y ahí siente su rostro lleno de lágrimas. Se encorva hacia el suelo y sollozo tras sollozo se desarma sobre la tierra mientras los gritos resonaban dentro de su mente. La casa finalmente cede, las ventanas explotan y lo que alguna vez significó esperanzas y sueños se esfumaron junto con el fuego.
Ya todo había acabado, él lo había terminado.
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