Cincuenta y cuatro: Investigación.
En cuanto la patrulla arrancó JiMin tomó a Jane del brazo aprovechando que ambos estaban sentados juntos; él en la ventana, Taehyung al otro extremo con Seiji en su regazo dormitando, y ella en medio de ambos. La superintendente, que hasta ahora había sido amable y cortés, era la que conducía, mientras su acompañante el cual no había sido más que un idiota por el momento, estaba a su lado en el asiento de copiloto.
― ¿Puedes explicarme de qué trato hablan?
Susurra para que solo Jane pueda escucharlo pero aún así juraba que los oficiales estarían muy al tanto de su plática, tomando en cuenta el silencio dentro de la patrulla.
― ¿Qué pasa?
Pregunta confundida, como si hubiera sido sacada sin previo aviso de sus pensamientos. JiMin entrecierra los ojos inspeccionando a su hermana.
― Quiero que me expliques de qué trato hablaban allá atrás. ― Suelta su brazo.
― Oh, claro...
― ¿Pasa algo?
Frunce el ceño sin poder esconder su preocupación al notar la chispa de tristeza en sus ojos y su postura, abrazándose a sí misma como si quisiera hacerse pequeña en el asiento.
― Pienso en Gguk... ¿Y si le pasa algo cuando no estoy?
Susurra de vuelta, notablemente preocupada por el estado de su pareja.
― Sé que debemos hacer esto, solo estoy preocupada por haberlo dejado atrás.
― Él estará bien.
Acaricia su espalda, e intercambia miradas con Taehyung, quien no pudo evitar girar la cabeza hacia ellos y escuchar su conversación.
― Si logró sobrevivir todo lo que tuvo que pasar, podrá recuperarse también. El Doctor me lo aseguró, pronto podrá salir completamente recuperado.
― Y Gguk sabe que estarás con él durante todo el proceso.
Taehyung aporta un poco de consuelo a la menor, quien voltea a verlo y le sonríe débilmente en agradecimiento, seguido de girar hacia su hermano para acurrucarse entre sus brazos. El silencio vuelve a adueñarse por un par de minutos, hasta que Jane decide volver a hablar.
― Sobre el trato... ― JiMin se aleja un poco de su hermana.
― Te escucho.
Jane se toma un momento viendo los ojos de su hermano, mientras trata de formular una explicación fácil y rápida de entender. Sin embargo, es Hwasa quien toma la palabra en lugar de la muchacha.
― Me tomaré la libertad de explicartelo.
― Sabía que estaban escuchando. ― Murmura frunciendo el ceño.
Dos horas antes...
― Pasa, voy detrás tuyo.
Jane no dijo nada, solo se adentra a la habitación. Su corazón da un vuelco cuando sus ojos captan la imagen de su pareja postrado en una cama de hospital, luciendo débil aunque con un semblante completamente serio.
Tenía una intravenosa en su brazo izquierdo, un aparato a su lado que indicaba su pulso con un pequeño sonido y un parche blanco reemplazando el anterior que siempre llevaba cubriendo su ojo perdido.
El ojo sano no se veía bien del todo, pero parecía que no había perdido la vista, porque cuando su mirada se posó en ella ese semblante calmado se rompió por completo y empezó a llorar, cada vez salían más lágrimas conforme Jane se acercaba a él a tomar su mano.
― Linda...
Su voz sonaba desgarradoramente forzada, debido al dolor que aún siente al hablar. Las lágrimas no se hicieron esperar en el rostro de Jane.
― Hola.
Susurra como puede, obligándose a tragar la amargura instalada en su garganta.
Hwasa se quedó al margen por un par de minutos, dándoles su espacio. Los escuchaba hablar entre ellos por momentos, hasta que se quedaron en silencio tomados de las manos, solo viéndose a los ojos. Sintió que les había dado tiempo suficiente así que se acercó a ellos para empezar con el interrogatorio.
― ¿Gguk, verdad?
Él asiente viéndola con desconfianza, mientras Jane limpiaba las lágrimas de sus mejillas.
― Soy la superintendente Ahn Hyejin.
Estira una de sus manos para estrecharla con el hombre, pero este solo mira su mano extendida y luego a ella en silencio. Hwasa entiende que no la estrechará, así que solo suspira y se cruza de brazos.
― Estoy aquí para hacerte un par de preguntas, ya que cumplimos nuestra parte del trato.
Mira a Jane un segundo y luego vuelve su mirada a él.
― Espero cumplas con tu parte, no quiero mentiras ni rodeos. Recuerda que soy la autoridad máxima en la ciudad.
― No lo olvido.
Es lo único que dice para acomodarse mejor en su lugar, con ayuda de su novia.
― Estoy dispuesto a darle información, pero solo quiero saber, ¿A quienes está investigando? Imagino que debe tener nombres.
―¿Pretendes que te revele información confidencial? ¿Quien crees que eres?
― De lo contrario, no sé si me beneficie hablar.
Hwasa lo mira en silencio, sin una pizca de amabilidad en su semblante.
― Estoy siendo paciente con todos ustedes, no quiero tener que recurrir a-
― Lalisa Manoban, Kim HaJoon, Kim NamJoon...
Sonríe un poco cuando puede ver que la mujer frunce el ceño.
― Parece que le suenan esos nombres.
― Los conoces. ― Afila su mirada. ― ¿Aliados?
― Enemigos. ― Se señala a sí mismo. ― De hecho, fue Manoban la que me dejó en este estado.
Jane abre los ojos con sorpresa y rápidamente fija su mirada en los ojos grises de su pareja.
― ¿Ella...?
Aprieta con cuidado sus manos y él le sonríe un poco.
― Quise hacer un trato con NamJoon para salvarle el pellejo a mi hermano, y me terminaron llevando con ella.
Gira para ver a la mujer frente suyo, con el ceño fruncido mientras procesaba la información revelada.
― Espera, espera, empecemos con orden... ¿Quienes son?
Pregunta sin rodeos, viendo directamente a sus ojos. Gguk mira a su novia, quien aprieta su mano dándole valor para hablar.
― Somos de la mafia, es verdad... ― Aclara su garganta. ― Conocemos a las personas que usted está buscando pero no son aliados, son nuestros enemigos. Hemos buscado por meses acabar con ellos, pero como ve, no vamos ganando.
― Mierda. ― Susurra. ― Debería arrestarlos...
Gguk y Jane intercambian miradas con nervios, no podían evitar sentirse tan vulnerables. Si esa mujer lo desea, ellos pueden terminar el resto de sus vidas en la cárcel, y es lo que menos quieren.
― Espere... No es necesario hacerlo.
Jane interviene antes de que un problema mayor se presente frente suyo. Hwasa la examina un momento, tiene una mirada y postura decididas, a pesar de sujetar con delicadeza la mano de su pareja, quien la mira con curiosidad, queriendo saber qué tiene por decir.
― Usted quiere tener en sus manos a Manoban y sus aliados, ¿No es así?
Recibe un asentimiento por parte de la mujer.
― Nosotros queremos lo mismo; ellos dañaron mucho a mi familia. Entonces, creo que hablo por todos al decir que haríamos lo que fuera para finalmente quitarlos del camino.
― ¿Qué sugieres? ― Pregunta con interés.
― Hagamos un trato. Nosotros la ayudamos en su investigación, a cambio de que nos deje libres y lejos de todo esto. Después de todo, ya no tenemos nada a lo que aferrarnos en la mafia. ― Mira a Gguk. ― El hermano de Gguk trabaja con Lalisa Manoban. Es una larga historia pero él puede cooperar en su investigación.
― Dices que él trabaja para Manoban, entonces ¿Cómo estás tan segura de que cooperará con nosotros?
― El chico bajito de afuera es mi hermano, él es su esposo, y el bebé que está con él es hijo de ambos. Creo que podemos convencerlo, y JiMin estará de acuerdo.
Recuerda aquella vez que Jungkook llegó a su casa, completamente suplicante, humillándose a sí mismo con tal de poder hablar con JiMin, y ver a su hijo. Lucía completamente arrepentido, o eso es lo que su madre lo contó con lujo de detalles.
Gguk aprieta su mano llamando la atención de su novia.
― Linda, nada nos asegura que Jungkook realmente se pondrá de nuestro lado.
― No tenemos otra opción, ¿Quieres terminar en la cárcel? No podría ver a mis padres sufrir de esa manera, mucho menos a mis hermanos. ― Suspira, y mira a la mujer. ― Solo acepte, y haremos todo lo posible para que él nos ayude.
Hwasa terminó aceptando momentos antes de empezar a escuchar la discusión fuera de la habitación.
Ya empieza a anochecer, por lo que Hwasa debe encender las luces delanteras de la patrulla.
― Cabe aclarar, que hay condiciones en el trato que no pudimos discutir, debido a ser interrumpidos.
Le lanza una mirada al comisario a su lado, quien suspira sintiéndose regañado. Se cruza de brazos y apoya su cabeza en la ventana viendo hacia la carretera. No se divisan estructuras cercas, pero son rodeados por un verde y amplio campo. La vista no ha cambiado desde los últimos treinta minutos que fue cuando dejaron Seúl atrás para llegar las afueras.
― ¿Cuales?
― Nada cambia, seguirán bajo nuestra vigilancia mientras contactan a... ¿Cuál es su nombre?
Mira a JiMin a través del espejo retrovisor, él se encoge en su asiento y hace una mueca de incomodidad. No quiere tener que hablar sobre Jungkook ni escuchar su nombre, pero ahora tendrán que trabajar con él... ¿Tendrá que volver a hablar con Jungkook después de todo lo que pasó? No sentía tener la fuerza para ello.
― Jungkook.
― Bien. ― Fija la mirada en la carretera. ― Incluso aunque contacten a... Jungkook, seguirán siendo vigilados, hasta terminar la investigación y los dejaremos en paz.
― Suena... bien.
― Aún no termino. También tendrán que ser registrados en el sistema.
Nadie dice nada, así que Hwasa asume que no hay inconveniente alguno. Conduce en silencio por el resto del camino, los temas que se debían tocar ya fueron hablados y aclarados, solo queda llegar hasta la mansión de sus nuevos informantes y empezar con lo que espera sea el último paso para culminar con su investigación.
― Estamos cerca, aquí a la derecha está el camino que nos adentra al bosque y nos lleva a la mansión.
JiMin señala el camino próximo, que los invita a pasar entre los árboles. Se inclina hacia la ventana para ver el camino, notando marcas de coches; parece que recientemente habían pasado por el camino. Frunce el ceño ya que sus padres no usaban el coche a menos que sea necesario salir de casa por alimentos; sin embargo, recuerda que apenas ayer la alacena estaba llena de comida.
Gira para ver a su hermana, en su mirada puede saber que no es el único con aquel malestar en el pecho. Se miran en silencio, sintiendo como aquel extraño sentimiento crece mientras más se acercan a la mansión.
― JiMin...
Sus ojos se abren grandes por la impresión cuando finalmente dejan los árboles detrás y llegan a divisar la mansión metros adelante. Su corazón da un vuelvo al ver la casa en la que creció toda su vida completamente destruída. Con el cuerpo tembloroso baja del auto al mismo tiempo que los demás, sintiendo las piernas pesadas mientras corría hasta la entrada de la casa, llegando a tropezones debido al mareo ocasionado por su enfermedad.
El malestar en su corazón se convierte en una terrible opresión.
Llega hasta quedar al lado de su padre, quien yace sentado sobre sus rodillas con el traje arruinado y lleno de tierra. Lo llama incontables veces, sacudiendolo para que reaccione; aún así, por más que trata su padre permanece rígido, con la mirada estancada en el suelo bajo suyo. Jane llega a su lado llamando a su padre, llorando y preguntando dónde estaba su familia.
Alza la mirada hacia la mansión, encontrando las ventanas rotas. La pintura blanca de la fachada ha desaparecido, las marcas del incendio se habían encargado de mancharlas de negro. Una parte del costado de la mansión se había derrumbado. Es un desastre.
Baja la mirada a su padre, quien es abrazado por Jane, aún sin salir de su estado de shock. Tiene un gran moretón en su pómulo derecho, los oídos manchados de sangre seca y una mirada tan... aterrada, aturdida, desolada... en sus ojos. Su traje ha sido completamente maltratado y manchado de sangre. En sus manos hechas puños se encuentra el collar de su madre, aquel que jamás abandonó su cuello, es un objeto muy preciado para ella pero ahora está en manos de su padre.
La opresión en su pecho le da la respuesta, pero no puede aceptarlo.
Gira para ver a Taehyung acercarse con Seiji en sus brazos, sin saber qué decir o hacer. Detrás suyo están los oficiales con sus armas en mano; escucha vagamente a la mujer pedir refuerzos a través de la radio en su hombro. Vuelve la mirada a su padre, le suplica una vez más que lo vea a los ojos, y cuando lo hace su mundo se detiene, como si la Tierra dejara de girar.
― Papá...
― No están, ellos... ellos se fueron... y y-yo... no pude hacer nada...
― ¿D-de qué hablas? ¿Dónde está mamá? ¿Dónde están mis hermanas?
Su boca tiembla, alza la mirada por encima de su padre y busca con desesperación algún indicio del paradero de su familia. ¡Seguramente están cerca y necesitan atención! Pero no entiende porqué su papá lo toma con fuerza de las muñecas y lo obliga a que lo mire, con aquella desolación en sus ojos púrpuras.
― ¡Ya no están aquí!
Grita contra su rostro, callando todos los pensamientos tan alterados y dispersos en su mente. Todo queda en silencio, hasta que Woong retoma la palabra y suelta sus muñecas.
― Ellos... ellos ya no estarán con nosotros... nunca más...
Coloca el collar de su madre en sus manos y su mente lo comprende al instante cuando lo ve romper en llanto, pero su corazón se niega a aceptarlo. Las lágrimas caen una tras otra por sus mejillas, pero no parpadea en ningún momento. Escucha las maldiciones abandonando la boca de su padre, y los fuertes lamentos de su hermana su lado, aferrada a su padre como si fuera lo único que la detuviera del colapso. Mientras él... llora en silencio viendo a la nada, escuchando sus voces lejanas y sintiendo como todo a su alrededor se mueve en cámara lenta.
JiMin simplemente... no puede aceptarlo.
En mi vida pensé que mataría una familia entera en alguna de mis historias, pero aquí estamos.
Cada vez mi odio hacia el personaje de Lalisa crece más y más, y siento mucho que ahora JiMin deba lidiar con una pérdida tan inmensa. Él se salvó por poco, a decir verdad. Si se hubiera quedado, sería una víctima más.
¿Qué creen que pasará? Los leo...
- Mgg. (de luto)
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