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Capítulo 6- La fiesta.

La última semana había sido tormentosa, Byeol había insistido en formar parte de la elección de su atuendo para la gala, el señor Mung se había retirado para América y ella había sido dejada encargada de todo, incluido el nuevo proyecto con la Compañía Park, recién enterándose de que tendría que pasar dos días a la semana junto con su nueva socia, Park Dogyeom. La verdad era que Nirali habría querido decir que su mente únicamente estaba enfocada en ello, pero no era cierto, seguía dando vueltas alrededor de la empresa que financiaba el evento: Industrias Lee.

«Él estará allí»

Nirali negó con la cabeza, despojándose de cualquier pensamiento que cruzaba su mente mientras cerraba el zipper, usando un traje azul prusia de una sola pieza, cuyos pantalones eran ajustados por las caderas y muslos, desprendiéndose del cuerpo después de las rodillas, dando la ilusión de ser una falda; con un escote sin tirantes que simulaba ser cuadrado, hasta que en el centro se formaba una V pronunciada que permitía ver la unión de sus senos. Debajo del traje llevaba un body de encaje negro, con mangas largas abombadas y cerradas en los puños, y adornos de brillantina en cada encrucijada del encaje. Personalmente, y a su pesar, tenía que admitir que le gustaba.

Respiró profundo cuando terminó de sujetarse el cabello en un moño elaborado para dar un cuidadoso aspecto descuidado, habiendo moldeado los mechones colgantes con ondas suaves que enmarcaban su rostro ligeramente maquillado. Estaba lista. Tomó el bolso de sobre y salió del apartamento, bajando hasta el parqueo para subir a su auto y conducir a donde el GPS le indicaba, la fiesta era bastante lejos de su residencia, Nirali tenía que admitir que no esperaba menos que un club de lujo para la extravagante elite, y justamente eso se encontró al llegar.

Uno de los porteros se acercó a ella por su llave, para llevar a parquear el auto, y el otro le abrió la puerta cortésmente, recibiendo la invitación que Nirali mostraba. Sería lógico pensar que el ambiente lujoso del interior la sobrecogería, pero Nirali estaba lejos de dejarse intimidar por los excesos de dinero, los alfas arrogantes y sus omegas trofeos. No es que Nirali tuviera algo en contra de quienes preferían casarse con un alfa rico y vivir de este, pero le molestaba la manera en que los alfas los mostraban como si fueran accesorios en lugar de personas. No es que ella pudiera hacer algo al respecto, todos eran adultos y sabían lo que hacían.

Se adentró en el local, observando tranquilamente a la multitud conversar en confianza, «Claro, todos estos ricachones se conocen» y viendo a algunas parejas bailar solitarios en la pista perfectamente delimitada. Ignorando a las personas, y las miradas que pusieron en ella de forma inevitable, avanzó hacia uno de los camareros, tomando una de las copas de champan que este traía y bebiendo de ella a sorbos pequeños.

—Señorita Kaif, un gusto verla esta noche —saludó el directos de Go Corporation, acercándose a ella junto con otros dos hombres.

—Señor Go, es igual un placer —dijo Nirali educadamente.

—Estos son los señores Min Jungha y Baek Moon-hu, son socios de mi compañía y es posible que los vea a menudo cuando el proyecto empiece el siguiente lunes —presentó el señor Go, señalando al alfa moreno de cabello rizado y el beta de ojos claros y cabello rubio que estaban a su lado—. Señores, ella es Nirali Kaif, la Directora administrativa de las Empresas M.

—Un placer conocerla, señorita Kaif —saludó Min Jungha, alzando una de las manos de Nirali entre las suyas e inclinando su cuerpo para depositar un beso entre ellas.

—Lo mismo digo —repuso Nirali, rápidamente apretando la mano y guiándolo hacia un saludo apropiado, interrumpiendo el burdo intento del beso que nada tenía que ver con la cultura de ninguno de ellos. La diversión en los oscuros ojos de Min Jungha fue evidente, a Nirali esto no le gustó, soltó rápidamente su mano.

—Entonces era cierto —comentó Baek Moon-hu, mirando hacia la entrada—. Park Dogyeom si vino acompañada de una omega.

Apenas escuchó el nombre, los ojos verdes se enfocaron en la entrada del salón, por donde una impoluta Dogyeom entraba, haciendo gala de un vestido verde esmeralda de satín, sin tirantes y con un llamativo escote de corazón, que se ajustaba a todas sus curvas hasta abrirse en una cola amplia a mediados de sus muslos, con su cabello ondeado perfectamente y recogido en su totalidad hacia el lado izquierdo, una gargantilla fina reluciendo en su cuello. Nirali tenía que admitirlo, Dogyeom era una mujer que sabía atraer la atención absoluta de la multitud. A su lado, una muchacha pequeña en un delicado vestido amarillo claro de encaje y con un moño discreto en su cabello oscuro, se mantenía de pie y con la mirada baja.

«¿Saliendo con alguien?»

—Es la hija del dueño de Industrias Jinil, al parecer Park Dogyeom buscaba con quien casarse y ella era una omega conveniente —comentó Baek Moon-hu, hablando más para sus dos amigos que para Nirali, pero no por eso siendo menos audible para ella.

—Me parece bien que quiera asentar la cabeza, ciertamente tiene una reputación algo peculiar —dijo Min Jungha, una sonrisa irritante marcando sus labios.

—Reputación de la que gozan casi todos los alfas presentes en este lugar —intervino Nirali, captando la atención de los tres hombres y dejándolos estupefactos al notar la sonrisa ladina y arrogante que ella mostraba—. Al menos ella tiene la decencia de no estar casada mientras folla con otros, no podría decir lo mismo de algunos de ustedes —finalizó, dándole una mirada significativa a la alianza de la mano izquierda de Min Jungha antes de beber de su copa con practicada lentitud—. Me disculpará, señor Go, pero tengo otros conocidos que saludar.

Sin esperar más, Nirali terminó su copa, dejándola en la bandeja de uno de los camareros antes de retirarse, avanzando entre la esparcida multitud hacia el balcón, necesitando tomar aire fresco después de tantas hormonas de alfas engrandecidos por sus egos que fermentaban el aire. En el proceso, Nirali bajó la guardia, dejando de hacer algo que se había vuelto básico en su día a día: observar el ambiente, por eso no notó los ojos marrones que la siguieron con la mirada, ni la determinación en ellos cuando el alfa avanzó siguiendo sus pasos.

El aire templado del exterior la despejó de inmediato, su respiración salía como un vaho ligero que desaparecía al instante y su piel se erizó, pero ella se sintió más en calma. Apoyó las manos en la baranda del balcón, cerrándolas sobre esta con fuerza mientras buscaba calmarse, ese tipo de sitios no era para nada su ambiente y Byeol debía de estar muy ocupada estrenando un vestido purpura y escuchando conversaciones a escondidas como para hacerle compañía. Lo que más torturaba a Nirali era que fallaría en su misión de hacer socios de palabra, ella simplemente no tenía el temperamento para tolerar tantos alfas juntos, menos aun cuando se creían dueños del mundo.

—La fiesta no es de tu agrado, querida —la voz rasposa y suave que quebró el silencio del balcón hizo que bajara un escalofrío por su columna.

Había creído estar preparada, desde que Byeol le había dicho que Industrian Lee financiaba el evento, ella se había mentalizado de que lo encontraría, pero cuando la soledad en la que se encontraban se impuso, haciéndola girar para ver aquel cabello rojizo y ojos marrones mirándola con arrogancia y diversión, reconociendo el efecto que causaba en ella, supo que se había equivocado. No estaba preparada, todavía no podía enfrentarlo sin sentir una ira ciega y nauseas vertiginosas apoderándose de su cuerpo.

—Me alegra volver a verte, sobre todo en tal hermosa condición —comentó Lee Jun-oh, metiendo ambas manos en los bolsillos delanteros de sus pantalones antes de avanzar hacia ella a paso lento.

—No te me acerques —bramó Nirali, retrocediendo hasta encajarse el barandal en la espalda, sabiéndose sin salida.

—Pero querida, tú y yo hemos estado más cerca que esto —repuso él, sin detener su avance hasta que unos escasos veinte centímetros los separaban—. Además, no me parece adecuado negarle a un viejo amigo la satisfacción de saludar de forma más... íntima —una de sus manos se apoyó en la barandilla mientras la otra alcanzó uno de los mechones sueltos de Nirali, colocándolo detrás de su oreja.

—Te lo advierto, Jun-oh —espetó ella, cerrando su mano alrededor de la muñeca del hombre y apretando con fuerza, clavando sus uñas incluso a través de la tela de la camisa—. No te me acerques, no me toques, para ti yo no existo.

—Muy valiente de tu parte, pero poco creíble —reclamó él en un tono pastoso que hizo que Nirali tuviera ganas de vomitar—. Te recuerdo que tú y yo tenemos historia, que llevas una marca mía que nunca podrás borrar —separó la mano de la barandilla, pasándola por encima del abdomen de Niralí, deteniéndola en su bajo vientre y apoyándola allí, dejando que el calor de su cuerpo avanzara a través de la tela, abrasándola desde fuera hacia dentro.

Se movió de forma inconsciente, no recordaba haber tomado la decisión de hacerlo, pero antes de darse cuenta estaba estampando su rodilla en los genitales de Lee Jun-oh, usando su cuerpo como palanca para mover su peso y posicionarse detrás de él, torciéndole el brazo en el proceso, y enterrando sus dedos en el cabello de este, haciendo que su rostro impactara contra la barandilla y dejándolo allí presionado.

—Escúchame bien, despojo de persona —escupió Nirali, las palabras raspando su garganta mientras hablaba—, si te vuelves a acercar a mí alguna vez en la vida, te juro por lo más sagrado que esta vez seré yo la que te marque a ti, preferiblemente para siempre.

No esperó respuesta, no le interesaba, tiró de su cuerpo hacia dentro, empujándolo contra el suelo y viéndolo caer. Lo observó toser copiosamente por unos instantes, recuperando su respiración normal, solo entonces Lee Jun-oh volvió a mirarla, la ira del marrón enfrentando el odio puro del verde, clamando por una venganza injustificada, hasta que el aplauso lento que venían acompañados del sonido parsimonioso de unos pasos en tacones llegó hasta ellos, haciéndolos girar hacia la entrada del balcón, notando la mirada dorada y el vestido verde esmeralda de la mujer que hacía entrada.

Nirali se enfocó en ella inmediatamente, percibiendo la frialdad casi cruel de aquellos ojos mientras miraban a Lee Jun-oh, una orden no explícita de que se marchara por la paz escrita en su expresión. Vio a Lee Jun-oh bajar la cabeza, soltando algo similar a un gruñido antes de levantarse y salir del balcón a paso firme, pasando por al lado de Dogyeom sin mirarla. Sin embargo, la rubia apenas notó esto, pues sus ojos estaban únicamente fijos en los de Nirali, sosteniendo una expresión impasible que dejaba claro que no se iría sin respuestas, y Nirali se supo perdida.

«Jodida mierda»

No tenía deseos de enfrentarla, no allí de cualquier forma, y menos en ese momento, porque cuando la presencia de Lee Jun-oh dejó de ser una constante a su alrededor, la debilidad que no la caracterizaba apareció. Apenas si notó el frío en su cuerpo, pero cuando los temblores se volvieron algo espástico incontrolable, supo que estaba perdida. Se inclinó hacia atrás, estirando los brazos para aferrarse a la barandilla y dejando que sus músculos se tensaran a voluntad, como si tuvieran vida propia, cerró los ojos, un vago intento de centrarse en sí misma, forzándose a controlar su respiración, pero no estaba funcionando.

Pronto sintió el calor detrás de los párpados y las lágrimas empezaron a correr por sus mejillas, prueba de la frustración que le causaba desmoronarse después de tanto tiempo estable. Lo sabía, estaba teniendo una crisis y ya iba más allá de su control, no iba a detenerse y se vería sentada en el suelo, meciéndose hacia adelante y atrás mientras murmuraba de forma inentendible, no estaba muy lejos de ese punto ya, por eso no pudo evitar sobresaltarse cuando sintió aquellas manos dulces acunar su rostro, limpiando sus lágrimas con suavidad.

—Shh, shh, respira hondo, tranquila —sus palabras eran relajantes, llegaban dentro de ella como su propia voz interna no lo hacía, y no fue hasta la tercera respiración que se dio cuenta del motivo de su calma, estaba oliendo las feromonas de Dogyeom.

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He regresado, pequepinkypitufibolas, me tomé mi tiempo porque estaba enferma, pero ya estoy mejor, así que aquí traje dos capítulos por la espera. Las actualizaciones deben volver a la normalidad a partir de ahora. Estén atentos y sigan leyendo.

Recuerden que lo único que pido es que comenten si les está gustando el fanfic, votar o cualquier otra reacción depende de su ustedes creen que lo merezco o no, pero aunque sea dejen un comentario siquiera.

Besitos y sigan adelante.

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