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Capítulo 2- La conversación.

Dogyeom se dejó caer en la cama con un intenso dolor de cabeza, no solo había tenido que responder por el negocio perdido delante de los activistas, sino que había tenido que llenar mucho papeleo y, además, seguía sin resolver el tema con Seungh-ah, algo que le había sido imposible cuando su cabeza martilleaba con tanta intensidad después de un día tan difícil. Dejó escapar un suspiro antes de decidir darse una larga ducha, usando el agua caliente para despejar las ideas en su mente y alivianar la tensión en su cuerpo. Después de un considerable tiempo en la bañera, posterior a la ducha, Dogyeom se secó el cabello y regresó en bata de baño a su habitación, tirándose sobre la cama de esa forma y tomando su celular.

No lo había hecho en su momento por la escasez de tiempo, pero la curiosidad de saber quién era el responsable de hacer que las Empresas M le ganaran el negocio con Go Corporation la estaba comiendo viva desde esa mañana. Google parecía tener la respuesta, porque cuando insertó en el buscador las palabras “Empresas M cierran contrato con Go Corporation”, no solo aparecieron las fotos de ambos directores en una reunión, dándose la mano, de hacía apenas dos horas atrás, sino también una nota pequeña sobre una mujer llamada Nirali Kaif, quien había ejecutado la elaboración y presentación de la propuesta final ofrecida a los directivos de Go Corporation.

Intentó hallar una foto, por el nombre podía deducir que era de la India, pero Dogyeom había conocido personas muy talentosas de ese país; a diferencia de muchos de sus compatriotas, ella no detestaba a los extranjeros con residencias de trabajo o vidas establecidas permanentemente. Para su decepción, no habían fotos de ella, pero entre las sugerencias salió un video con el título “Ejecutivo de Empresas M chantajea a su compañera de trabajo por favores sexuales”. Dogyeom tocó el video, viendo claramente el desarrollo de una propuesta asquerosa, ese era el lado de los alfas que ella detestaba; cuando escuchó al alfa decir el nombre de Nirali, supo que la mujer del video era aquella que ella buscaba.

Lamentablemente, el ángulo del video no le permitía ver claramente la imagen de ella y cuando la mujer finalmente se acercó a la cámara, su rostro estaba pixelado. Pese a todo, Dogyeom se rio cuando vio al hombre rodar en el suelo por el dolor, ella misma lo había experimentado un par de veces, tenía que admitir que era atronador, pero que él igual se lo merecía. De alguna forma, esa respuesta firme y agresiva causó una intriga latente en Dogyeom, quien ahora sentía una curiosidad genuina por conocer en persona a Nirali Kaif, a la vez que todavía persistía el enojo por la pérdida del contrato.

El sonido del timbre de su departamento la sacó de sus cavilaciones, caminando hacia la puerta y observando por el monitor de video a Seungh-ah que estaba afuera. Recordó vagamente en ese momento que él le había dicho que le llevaría ciertas cosas para atender su malestar, aludiendo que el estrés era peligroso y que ella recién empezaba lo que prometía ser una larga semana. Dogyeom tomó una respiración profunda, abriendo la puerta para que Seungh-ah pasara.

—Lamento la intromisión —dijo él, adentrándose en la casa—. Me demoré más porque pasé por la farmacia para comprar medicina para el dolor de cabeza —explicó Seungh-ah, alzando una bolsa con comida caliente y medicamentos— ¿Qué sucede? —preguntó, observando la expresión seria y ojos tristes de Dogyeom, y sintiendo que su mundo desaparecía, absorbido por un agujero negro, en el momento en que la escuchó decir aquella frase.

—Tenemos que hablar.

                            ⚜

Echó su cabello mojado hacia atrás con los dedos, pasando por las oscuras hebras y respirando profundamente, había sido un día agotador. Había entablado con su jefe una conversación de más de una hora, donde demostró con creces su talento y habilidades, no dejando lugar a dudas sobre que ella era la verdadera ejecutora del contrato y quien había hecho cambiar de opinión a la directiva de Go Corporation.

Su jefe, quien era un beta, estuvo indignado apenas terminó de escuchar la historia y recibió la notificación del video de Jung-wa acosando a Nirali, el cual se estaba volviendo viral. No tardó en tomar medidas para despedirlo y quedó en realizar el nuevo contrato para que ella fuera quien obtuviera la plaza de trabajo permanente, volviéndola la cabeza de la Dirección Administrativa.

El resto del día había sido un borrón de apretones de manos y sonrisas corteses, y al final Nirali había terminado agotada. Soltó un suspiro, observando su imagen en el espejo, tenía pequeñas bolsas bajo sus verdes ojos y se veía agotada, había bajado de peso en los últimos meses, ya se marcaban de más sus clavículas y pómulos. No tenía ninguna intensión de pertenecer al canon de belleza de esa parte de Asia, estaba orgullosa de su procedencia, independientemente de que no compartiera todas las creencias de su gente, seguía siendo su cultura. El sonido continuo de notificaciones en su celular captó su atención, haciéndola salir del baño envuelta en una toalla y tomarlo de la cómoda.

¿Vas a seguir ignorándome?

No puedes huir por siempre.

Ya te dije que lo lamento.

Sé que estás en Corea.

Por favor, perdóname, quiero hablarte.

El número era desconocido, pero Nirali no necesitaba tenerlo registrado para saber quién era. Bloqueó el número rápidamente,  llamando a su compañía telefónica para solicitar un cambio de número de teléfono y apagando el celular. Lo dejó en una esquina de la cómoda, acercándose al espejo para colocarse adecuadamente el aro de la nariz; no solía usarlo en el día, pero fuera de su horario de trabajo, pertenecía a su imagen.

Se quedó observándose sin completamente prestarse atención, la idea latiendo en su cabeza con fuerza hasta que no pudo contenerla, encendió el celular nuevamente y llamó a una Agencia Inmobiliaria diferente a la que tenía ya, solicitando ver los apartamentos disponibles y enviando sus requisitos sobre estos. Podría parecer algo paranoico, pero Nirali no correría riesgos con ese tipo de persona persiguiéndola; cuando cerró el ordenador, sus manos temblaban.

« Me levantaré temprano, necesito golpear el saco en el gimnasio»

                            👑

—Es que no lo entiendo —murmuró Seungh-ah, mirándola con lágrimas en los ojos, pero expresión imperturbable, ignorando conscientemente que estaba llorando.

—Yo tampoco lo hago, pero no es algo que tenga que ver contigo, Seungh-ah, soy yo la que está mal —aseguró Dogyeom, viendo el dolor que estaba causando, ella también sufría, pero prefería hacerlo así antes que darle esperanzas de algo que no iba a pasar.

—Me usaste —acusó Seungh-ah, levantándose abruptamente y caminando de un lado a otro de la sala.

—No, mi intención siempre fue sincera, y las emociones de ese momento también —afirmó Dogyeom con sinceridad—. El problema es que no duraron ni crecieron, fueron decreciendo progresivamente y volví a sentirme hacia ti como al principio, como siempre, y lo lamento, no sabes cuánto, porque realmente quería que eso que sentí durara, y no quería lastimarte.

—¿Entonces por qué lo hiciste? —reprochó Seungh-ah, finalmente perdiendo la compostura—. Si no estabas segura, ¿por qué hacerlo?

—¡Porque me sentía segura en ese momento! —contestó ella, poniéndose de pie y respirando agitadamente, mirándolo con expresión angustiada mientras intentaba encontrar cómo explicarse—. En ese momento sentí que era lo correcto, no fuiste uno más de la lista, no me sentí hacia ti solamente atraída, habían sentimientos importantes allí, pero no eran los que yo creía y realmente lo lamento.

—La culpa es mía, debí de saber que alguien como tú jamás podría sentir nada más que lujuria, simplemente es detestable —espetó Seungh-ah, dando media vuelta y marchándose a paso apresurado, cerrando de un portazo que hizo a Dogyeom respingar en su lugar.

Se desplomó en el sofá, sintiendo su cabeza casi explotar mientras intentaba hallar un resultado favorable de todo aquello. No había uno. La había jodido en grande cuando se permitió pasar el límite jefa/secretario con Seungh-ah, independientemente de lo que ella hubiese sentido, pero no estaba acostumbrada a desear algo y no obtenerlo, ahora debía de pagar por ello. Se levantó y fue hasta su habitación, ignorando la bolsa con la comida y las medicinas que Seungh-ah había dejado y envolviéndose entre las sábanas en su cama, decidiendo dejar para la mañana cualquier otro asunto. Contario a lo que esperó, el sueño llegó a ella rápido y la inconsciencia se apoderó de su persona.

                              ⚜

Cuando la alarma sonó en la mañana, Nirali quería reventarla, pero sabía que no podía. Se dio una ducha rápida, maquillándose pulcramente y acomodando su cabello lacio, vistiéndose con el traje previamente preparado: unos pantalones azul oscuro con delgadas rayas grises, una americana a juego y una camisa blanca delicada debajo, doblando las mangas hasta mediados de sus antebrazos y sujetando dos botones, apreciando como el traje se adaptaba a sus curvas. Se colocó los mocasines negros y tomó su bolso, saliendo apresuradamente hacia su auto. Condujo hasta la cafetería en la que desayunaba todos los días, donde fue atendida por una mesera que rápidamente preparó la orden de siempre: Café frappuchino con una magdalena, todo para llevar.

Cuando aparcó en el parqueo de la empresa fue que pudo terminar de tomarse su café y darle la última mordida a la magdalena, revisando su maquillaje antes de bajar del auto y adentrarse en el edificio. Saludó cordialmente a sus compañeros que iban deseándole buenos días, y se adentró en el ascensor junto con otros empleados, entablando una conversación amena sobre sus expectativas para el día de trabajo.

La ansiedad la sobrecogió cuando se quedó sola en el pequeño espacio, subiendo las últimas plantas hacia el piso del CEO de la empresa, quien el día anterior le había dejado claro que su primera orden del día debía ser verlo a él para su nueva plaza de trabajo. Se convenció a sí misma que no pasaba nada, que ella tenía la capacidad de sostener esto, y lo repitió mentalmente mientras las puertas se abrían y ella avanzaba hacia la oficina de su jefe, saludando a su secretaria cortésmente antes de tocar la puerta. El permiso fue concedido con voz moderada, y Nirali se repitió una vez más que era una mujer competente antes de adentrarse por completo en aquella oficina, viendo al señor Mung Min-oh sentando en su escritorio.

—Señorita Kaif, buenos días, adelante por favor —dijo él educadamente, señalando el asiento delante de su escritorio.

—Buenos días, señor Mung —respondió ella, avanzando hasta sentarse delante de él.

—Recursos humanos ya revisó el contrato sobre su nueva posición como Directora administrativa, tan pronto como usted firme, iniciará su primer trabajo —explicó el señor Mung, sacando un documento extenso de varias páginas y entregándoselo a Nirali—. Lea con calma, por favor.

Tomó el documento con ambas manos, abriéndolo e iniciando una lectura paciente y detallada de sus funciones, deberes y derechos, exigencias por parte de su horario, responsabilidades y labores, desde las más sencillas hasta las más importantes. Por cada línea que Nirali avanzaba, la emoción crecía dentro de ella, creyó que tendría que trabajar hasta los treinta para poder obtener aquello, pero tenía que admitir que las cosas habían salido mejor de lo esperado, aun con todo su esfuerzo. Veinte minutos después, el documento había terminado y ella se encontraba satisfecha con los términos planteados.

—Me parece adecuado, estoy lista para firmar —aseguró, mirando fijamente a su jefe.

—En dicho caso, tome —dijo él, entregándole una pluma negra con la que ella firmó en los espacios pertinentes, y luego lo vio firmar a él, acuñando sus firmas posteriormente—. Es oficial, usted es la nueva Directora Administrativa —afirmó el señor Mung, extendiendo su brazo y estrechando su mano con la de ella en un gesto firme—. Como dije, ya tienes tu primera gran responsabilidad.

—¿De qué se trata, señor? —preguntó Nirali, interesada.

—Con el contrato de ayer con Go Corporation, afectamos un negocio que ellos iban teniendo desde antes con una de las ramas de las Empresas de la Familia Park. No podemos permitirnos esa mala reputación, con ellos en nuestra contra, el mercado se volverá difícil —explicó el señor Mung.

—Quiere que hagamos un contrato con ellos que sea beneficioso para ambos —analizó Nirali, viendo la sonrisa suave y el asentimiento de su jefe, estaba complacido con su rapidez de pensamiento— ¿Con quién debo de hacer negocios? —preguntó.

—Esa es la parte difícil —lamentó su jefe, una expresión ligeramente preocupada apoderándose de su rostro—. Tienes que ofrecer algo que ellos quieran, pero estarás tratando con la Reina, Park Dogyeom.

—Bueno… —Nirali respiró profundamente, sentándose más recta en el asiento y cuadrando los hombros, adoptando un aire de suficiencia y una sonrisa suave que prometía éxito—. Eso será interesante —afirmó, sabiendo que tenía por delante el mayor de sus retos hasta el momento, y, en lugar de miedo, sintió ansias.

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Pues ya tenemos hasta como se van a conocer, el problema aquí es: ¿qué impresión se llevaran una de la otra?

Lo veremos el fin de semana que viene, en la nueva actualización 😉💖.

Déjenme saber sí les gusta el planteamiento y la idea de este fic y besitos para todos.

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