La marca en el "delicioso"
Bien, ahora estamos en uno de los momentos "infaltables" dentro de este universo y de la vida de muchas personas, insertamos un redoble de tambores antes de la revelación de obvio... bien, ya fue mucho: ¡El sexo!
¡Ese momento donde o pasas un buen rato con tu pareja o te llega una bendición de forma planeada o no planeada! Pero como este no es un libro donde se cuentan los detalles del acto de la fornicación, vamos directo al clímax, el momento donde en el omegaverse hasta te enlazan mediante una mordida que duele más que las que te da tu gato o un perro de la calle. Hoy verán el momento del "enlace" con nuestra peculiar pareja, en la que ya se está viendo como clava sin mucha suavidad sus dientes sobre la piel de pareja y...
—¡CONCHETUMARE WEÓN! ¡¿PERO QUÉ WEA TE PASA?! —exclamó el pasivo interrumpiendo la descripción de este humilde narrador mientras alejaba de forma brusca y casi con un certero golpe en el "hocico", de su compañero, quien de puro pendejo le clavó el diente como si fuera la carne que se prepara en la cena navideña.
—¡Lo siento, perdón, no quise! —se disculpó el activo del acto mientras sentía un gran dolor en el rostro por el golpe que le dieron.
—¡Nada de "perdón"! ¡¿Qué mierda te pasa imbécil?! ¡¿Querías que me venga o que fuera?! —preguntó claramente exaltado por el mordisco que por poco y hasta los pudo unir de por vida, hasta que la muerte los separe, casi como el matrimonio, pero con la diferencia de que no había papel de divorcio y que re dejaba un dolor emocional casi tan fuerte como cuando te dejaron en tu primera relación o te rechazó tu crush.
—¡Ya, perdón, me dejé llevar! Ahora déjame ver cómo está —dijo mientras examinaba con cuidado el cuello de su pareja, para ver qué tantos había cagado. Para su suerte, no lo lastimó... mucho.
—Cabro de mierda... —pronunció adolorido el muchacho que no cabía en el estereotipo de la casta "o"— ¿Qué querías hacer? ¡Por poco y lo jodes todo! ¡¿Tienes idea de lo que pudo pasar?! —exclamó refiriéndose a lo peor de aquella situación.
—Pudimos enlazar... —mencionó pensando en lo "principal" de sus acciones, pero claramente no pudo llegar muy lejos, pues el muchacho lo interrumpió.
—¡Esa wea no, pendejo ignorante! —le regañó el muchacho— ¡¿Tienes ideas de cuántas bacterias tienes en la boca?! ¡Pudiste hasta causarme una herida con riesgo de infección! —le recordó uno de los mayores riesgos.
—Ctm, verdad —dijo el de casta "a", mientras pensaba en cómo pudo ser tan imbécil— Vamos a lavarte por si acaso ¿Bien? —dijo tomando su distancia, toda mordida era peligrosa después de todo.
—Ya. Vamos porque yo no veo muy bien dónde la hiciste —mencionó levantándose de la cama en dirección al baño en compañía de su contrario.
Al final, aparte de desinfectar, el activo de esa noche se quedó sin hacer el delicioso por más de dos semanas, pues se merecía un buen castigo por cometer tal tontería.
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