Intruso
Aquel mensaje en serio alteró las cosas dentro del palacio.
Los siguientes días, el Rey se comportó más exigente que nunca. Debía tener todo listo para la llegada de su gran invitado, por lo que mandó a cambiar las cortinas, pulir los pisos, sacar la vajilla de plata, llevar a la cocina su mejor licor y por supuesto contratar a más personal para organizar un banquete digno de Dioses.
Por un momento Hidan llegó a pensar que se salvaría de participar en ese evento tan ostentoso, pero por desgracia para él, su majestad deseaba tenerlo todo el tiempo a su lado, por lo que tuvo que mandarle hacer ropa de alta calidad, junto con una nueva armadura, sin mencionar que lo sometió a horas de entrenamiento para que pudiera aprender buenos modales.
Para el final de la semana, ambos chicos estaban hechos polvo.
***********************************
El día de la reunión por fin había llegado. Esa tarde Deidara se puso su traje verde, con accesorios de oro y unas botas de cuero que hacían juego con su atuendo. Bajo las escaleras de forma desesperada, tratando de encontrar al fanático, pero no lograba encontrarlo por ningún lado.
-¿¡DÓNDE CARAJOS TE METISTE, IMBÉCIL!?- gritó con fuerza el rubio, asustando a todos los sirvientes que iban pasando por ahí.
El menor ya se estaba preparando para derribar las puertas, cuando de la nada Hidan se apareció atrás de él, luciendo una vestimenta carmesí.
-¿Cuál es tu problema princesa?, tus lloriqueos se escuchan hasta el otro extremo del castillo- dijo el religioso, incómodo por tener que portar etiqueta.
-¿Qué demonios estabas haciendo?, hm- exigió saber el Rey conteniendo su furia.
-Nada en especial, solo pensé que a ese lindo tesorero tuyo le gustaría verme vestido así- comentó Hidan con un leve rubor en sus mejillas.
De inmediato la cara del rubio se deformó.
-Te dije que dejaras de fastidiar a Kakuzu, hm-
Al oír eso, el platinado frunció levemente el ceño, y sin ningún tipo de piedad, le comenzó a estirar las mejillas al más bajo.
-Cállate idiota, si por años me ocultaste que tenías un trabajador así de atractivo-
De un empujón Deidara se lo quitó de encima, confiando que su cara no hubiera quedado algún tipo de marca.
-Yo no te escondí nada, a Kakuzu le gustaba tener su propio espacio lejos del reino, pero tras la muerte de mis padres decidió vivir aquí con nosotros, de ese modo puede vigilar con precisión la fortuna de mi familia, hm-
Ante esa explicación, el mayor se cruzó de brazos, mostrando una clara indignación.
-Lo que tu digas, mocoso-
Deidara giró los ojos sin tener la más mínima intención de participar en otra pelea, no tenía tiempo para los dramas de su hermano, debía concentrarse en recibir al líder de la tierra mágica.
Y justo cuando pensaba que todo estaba en orden, una de las sirvientas le informó que alguien había saqueado sus manzanos favoritos.
El religioso se llevó ambas manos a las orejas, con la esperanza que los gritos de su rey no lo dejaran sordo.
*************************************
Ahora el Rey que se sentía más que insultado, se fue directo al bosque con su espada en mano, deseando encontrar a la asquerosa rata que se había atrevido a robarle.
Caminó por unos minutos hasta que por accidente pateó el corazón de una manzana. Bajo la vista, notando que había un camino de basura, que guiaba a lo profundo de aquel terreno.
Deidara sonrió, esperando que al final de esas cáscaras se encontrara su intruso.
Aunque al llegar a su objetivo, este se quedó paralizado, habría jurado que se trataría de algún rufián, pero las pistas lo habían llevado hacia un ángel.
Dormido entre la hierba, descansaba plenamente un hermoso hombre de tez clara, cabello rojizo y pestañas largas.
El Rey se acercó sigilosamente para verlo mejor.
No parecía ser de su zona, pero tampoco tenía la pinta de un campesino, ya que la túnica que cubría la gran parte de su cuerpo era de un material especial.
Por un instante Deidara quedó embobado, pero al recordar el crimen que había cometido, este empuñó con fuerza el arma, apuntando directo al corazón.
Y al estar a unos centímetros del pecho, el cuerpo del rubio se congeló. Era como si estuviera bajo un especie de hechizo.
-Vaya, no me esperaba esta clase de bienvenida, aún así admito que es bastante original- se escuchó una tranquila y suave voz.
El menor apretó los dientes, frustrado de no poder liberarse de ese truco.
Poco a poco, el pelirrojo abrió los ojos, observando al chico que tenía frente a él.
Hubo un momento de silencio hasta que el mayor movió sus dedos, provocando que Deidara saliera disparado, hasta chocar con uno de los árboles.
Era oficial, al rey se le había agotado la paciencia y eso solo significaba peligro.
-¡ESTÁS MÁS QUE MUERTO!- de su vestimenta el joven sacó una especie de masa, que en cuestión de segundos moldea formando pequeños murciélagos, que comenzaron a rodear al mayor.
El más bajo observó los animales, comprendiendo de qué técnica se trataba, aquella que había hecho temblar a cientos de guerreros.
-No quedará ni rastro de ti, hm- y justo cuando el chico iba a tronar sus dedos, el hombre de ojos claros decidió volver a hablar.
-¿Está seguro de que quiere eliminar al gobernante de Kodoku?-
Al terminar de formular aquella pregunta, el rubio detuvo en seco sus movimientos.
-Eso es una mentira, hm- dijo Deidara algo dudoso.
-¿Lo es?, entonces mira esto- el mayor extendió sus brazos, liberando una gran cantidad de energía, que lograba extenderse por todos los dominios del joven Rey.
Esa demostración de poder, había dejado al menor con la boca abierta, ya que solo un verdadero líder era capaz de manejar algo de esa magnitud.
El pelirrojo soltó una risita, divertido por la situación que se había armado.
-Creo que no cause la mejor impresión, así que permítame presentarme nuevamente, mi nombre es Sasori, líder del país de la magia, es un placer estar ante su presencia, mi señor- dijo el mayor haciendo una reverencia.
Deidara guardó su espada, para después dedicarle a su invitado una mirada asesina.
"Este tipo no me agrada"
*************************************
Por la puerta principal, ambos gobernantes entraron, dejando a los aliados del rubio confundidos, ya que estaban un poco sucios debido a su pequeño enfrentamiento.
Hidan al notar que las prendas de su amigo se encontraban rasgadas se apresuró para interrogarlo.
-¿Qué demonios te pasó?, luces horrible- dijo el religioso tratando de acomodar el cabello al más bajo.
-¿Siempre permite que su servidumbre le ponga las manos encima?- preguntó Sasori, llamando la atención del platinado.
-¿Quién es este enano?- preguntó el fanático con un tono de voz hostil.
Deidara le dio un codazo a su amigo, indicando que debía cerrar la boca.
-Hidan, esté sujeto es el Rey de Kodoku, así que por favor trátalo como se debe, hm-
El guardián tenía los ojos muy abiertos de la impresión, pues nunca imaginó que el jefe de un país tan amenazante, tuviera el aspecto de un chico dulce e indefenso.
Aunque por respeto a su amigo, este se presentó para escoltarlos directo al gran salón, donde ya la cena estaba servida.
Una vez dentro, los líderes se acercaron a sus respectivos lugares, y justo cuando Hidan estaba por tomar asiento al lado de su Rey, Sasori decidió interrumpirlo.
-Una disculpa su majestad, pero me gustaría tener una charla con usted a solas, es importante-
Deidara soltó un suspiró, sin tener otra opción que cumplir la demanda de su invitado.
-Hidan, ¿podrías disculparnos?, su alteza necesita privacidad, hm-
-¡Pero yo!-
-Es una orden, retírate de una maldita vez, hm-
De mala gana, el religioso abandonó la habitación azotando la puerta con fuerza.
-Me asombra lo permisivo que es con su guardián, considerando que no tolera la impertinencia- señaló Sasori.
-¿De qué quería hablarme?, hm-
El mayor sonrió, entendiendo el mensaje.
-Solo quería venir aquí y agradecer en persona su gran amabilidad, si no fuera por usted mi país no hubiera sido capaz de levantarse-
El menor que había llevado a su boca una copa de vino, la apartó rápidamente de sus labios, mostrando una expresión llena de confusión.
-Disculpe, pero no comprendo nada de lo que esta diciendo, hm-
Sasori se recargo en su silla para comenzar a aclarar el asunto.
-Hace un año, mi hogar sufrió un gran daño gracias a la llegada de ciertas criaturas, esos monstruos dejaron a mi gente desprotegida y hambrienta, en plena desesperación pedí ayuda a los dominios más fuertes e importantes, pero solo usted respondió a mi llamado-
Fue entonces que el menor recordó los hechos.
-No solo nos mandó comida y medicinas, si no también una inmensa cantidad de oro, que nos libró de cualquier dificultad, jamás hubiéramos esperado tal bondad del Rey más sanguinario, fue una verdadera sorpresa-
Como respuesta el rubio se encogió de hombros para seguir degustando su carne.
-Sabe, durante todos estos meses mis habitantes se mostraron en verdad inquietos, preguntándose, qué nos pediría a cambio de toda esa ayuda, pero al estar aquí con usted, parece que no tenía la más mínima intención de volver a contactarnos-
-Eso es correcto, hm-
-¿Entonces por qué tomarse tantas molestias?-
-No fue así, en mis dominios abunda el dinero y la mercancía, todo lo que hice fue enviarles lo solicitado, es lo que se debe de hacer como Reyes, al menos así lo manejaba mi padre, hm-
El mayor asintió, ante las palabras de ese chico tan maduro.
-No tuve la fortuna de conocer a su padre, pero estoy seguro de que fue un gran hombre-
-Si, lo fue, yo trato de seguir cada uno de sus pasos, por lo que no tenía que venir hasta acá y revelar su identidad solo por un simple acto de lealtad entre reinos, hm- Deidara no podría creer que el motivo de su visita hubiera sido algo tan cursi.
El mayor alzó una ceja, dando una señal de disgusto.
-Eres justo como se rumoraba, un mocoso simple, caprichoso e infantil- soltó Sasori dejando al joven de piedra.
"¡Ahora si lo voy a matar!"
De golpe, el mayor se levantó de su silla para acercarse a su anfitrión.
-Desearía poder decir más cosas desagradables sobre usted majestad, pero es complicado considerando que tiene la apariencia de una preciosa deidad-
Casi al instante el enojo del menor se esfumó para darle paso a la vergüenza.
-Solo mirese, cada parte de usted parece estar hecha a mano, no hay en su ser un solo rasgo de imperfección- dijo el pelirrojo quedando a escasos centímetros del rubio.
Deidara estaba sonrojado gracias a los bombardeos de tantos alagos, era extraño escuchar eso de un hombre que estaba en su mismo estatus.
-Díganme alteza, ¿la textura de su piel es tan fina como se muestra?- Sasori estiró su mano con la intención de acariciar el rostro del joven, pero antes de que pudiera hacerlo, fue sujetado del brazo por un particular individuo que portaba una máscara anaranjada.
-Líder de la magia, permítame informarle, que no importa si usted es igual de importante que mi Rey, nadie tiene derecho a tocarlo sin su consentimiento- aquella gruesa y profunda voz, alteró al rubio.
"Oh no, esto no es bueno"
Aquí les traigo el capitulo nwn ❤️✨️❤️✨️❤️✨️❤️✨️❤️✨️❤️✨️❤️✨️❤️✨️❤️✨️❤️✨️❤️✨️❤️✨️❤️✨️❤️✨️❤️✨️❤️✨️❤️✨️❤️✨️❤️✨️❤️✨️❤️✨️ espero les guste.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro