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ℂ𝕚𝕟𝕔𝕠

Capítulo 5
Te atrapé

Apagó la estufa sirviendo los pequeños platos de la comida en aquella bandeja, acomodó todo cuidadosamente con una sonrisita. SolAh abrió uno de los estantes tomando las gotas "mágicas", en el pueblo había comprado leche de banana sabiendo que eran las favoritas del idol, aplicó esas gotas dentro de la bebida, su teléfono vibró en la mesa del comedor con una notificación de las noticias, se acercó recogiéndolo encontrando un título llamativo para ella.

JEON JUNGKOOK SIGUE DESAPARECIDO, SUS FANS ESTÁN PREOCUPADAS.

—Preocupadas—bufó casi burlándose—Sólo explotaban al chico obligándolo a actuar como no debía.

Aunque en la casa no había luz porque no había pagado el recibo de ésta, la chica cargaba su teléfono en el pequeño centro comercial que el pueblo tenía. SolAh siempre escuchaba murmuros a su alrededor de los patéticos residentes, fue un escándalo cuando se mudó al pueblo donde creció. Todos la llamaban loca, si entraba a un lugar preferían mantenerse lejos de ella por temor, a la pelinegra le gustaba, le hacía sentir poderosa e invencible.

En el buscador de su teléfono escribió:

Jeon JungKook.

Todos hablaban sobre el secuestro o desaparición del idol, le pareció gracioso como los periodistas al no tener información confirmada inventaban teorías o versiones que estaban lejos de lo que había pasado en realidad. Guardó su teléfono en su bolsillo recogiendo la bandeja de comida, subió las escaleras dirigiéndose a la habitación, la sostuvo con una mano quitando el seguro de la puerta, JungKook se encontraba sentado en la cama escribiendo como le había ordenado. Ansiosa por eso, sonrió dejando la bandeja en la mesa de noche.

—¿Ves?, no era tan difícil—le arrebató la libreta leyendo lo que había hecho. JungKook notó el teléfono en su bolsillo, éste sobresalía tanto que en cualquier momento se caería, si lo tomaba dudaba que se diera cuenta—No me gusta el primer verso, cámbialo.

"Tengo que quitarle ese teléfono"

—¿Sí?, estaba dudoso sobre ese verso también—forzó una sonrisita.

—Pero el coro me encanta—le devolvió la libreta—Te traje el almuerzo. Compré la leche de banana que tanto te gusta, JungKookie—esa manera de llamarlo le causaba náuseas y le irritaba de sobremanera, JungKook tuvo que inhalar profundo arriesgándose. Se levantó de la cama abrazando a SolAh por detrás, ésta se sorprendió paralizándose por completo—¿Qué estás haciendo?

—Tenías razón, esas personas no querían al verdadero yo. No eran verdaderas fans, SolAh—y añadió—Eres la única que realmente quiere protegerme, no intentas tener una versión falsa de mí, te gusta la verdadera.

Por un momento creyó que no se tragaría esa mentira, pero funcionó. SolAh sonrió más que contenta de saber que estaba siendo una salvación para su idol, sabía que la entendería y abriría los ojos. Giró sobre sus talones ofreciéndole el envase pequeño de leche de banana con su pajilla dentro.

—Te dije que no era la mala aquí.

JungKook la aceptó con una fingida sonrisa.

—¿Puedes dejarme a solas para poder concentrarme en tu canción?

—Oh, claro que sí, no te quitaré tiempo—depositó un beso en su mejilla causándole una punzada en su estómago—No olvides comer todo y beber esto, sé lo mucho que te gusta, JungKookie.

El chico tuvo que probar forzadamente de aquella leche de banana para convencerla.

—Gracias por siempre pensar en mí.

Aquello le estaba emocionando de más. La miró salir de la habitación, JungKook dejó aquel envase en la bandeja mirando el teléfono que había conseguido. Por suerte no tenía clave, no recordaba el número de sus hyungs, decidió marcar a la policía esperando que alguien se dignara a responder, miró hacia la puerta por breves segundos temiendo que SolAh apareciera.

—¿Hola?

—Hola, mi nombre es Jeon JungKook, estoy secuestrado en algún lugar, no lo sé exactamente, hay una chica llamada...—habló de manera rápida deteniéndose en el acto. Ese mareo familiar y la pesadez le hicieron tambalearse, parpadeó varias veces viendo borroso. No de nuevo.

—¿Hola?—la voz del otro lado se escuchaba tan distorsionada.

En medio de su malestar, JungKook no escuchó a SolAh abrir la puerta para arrebatarle su teléfono. Colgó la llamada cuando la chica lo tuvo en sus manos, ésta lo empujó al suelo totalmente decepcionada, bufó negando con la cabeza, se agachó observándolo luchar con la droga.

—Muy astuto, JungKookie, para la próxima no seas tan obvio—advirtió.

El chico ni podía levantarse, todo le daba vueltas, no distinguía las formas y las voces se escuchaban cada vez más lejos. Había fallado estúpidamente.

—Dulces sueños, JungKookie.

El detective Son tomó la pastilla para su dolor de cabeza, se sentía bajo extrema presión al estar a cargo del caso de Jeon JungKook, uno de los idols más importantes y queridos del país en ese momento, la prensa buscaba información de alguna manera, querían los últimos detalles incluso si inventarían historias falsas, su jefe estaba exigiendo respuestas y no las tenía. Había enviado a los compañeros del chico a casa junto a su mánager para poder trabajar, la pantalla de su computador estaba encendida dejando ver las grabaciones de la agencia el día del secuestro. Comenzaba a pensar que aquello era más personal hacia el idol, si sólo quería robar el auto lo hubiera hecho, si sólo quería asesinar al conductor no se hubiera dirigido a recoger a JungKook.

Tomó asiento en la silla giratoria frente a su escritorio, el auto había sido devuelto a la agencia por otro de los conductores que se supone estaba libre ese día, le habían escrito desde el teléfono del señor Ahn pidiendo que pasaran a buscar el vehículo a cierta dirección ya que por una emergencia tendría que dejarlo, para esta persona fue muy raro, pero cumplió llevando el auto a la agencia sin saber lo que había ocurrido en realidad. Bebió algo de agua de su botella cuando uno de sus compañeros llegó colocando una grabación sobre el escritorio desde su teléfono.

—Tienes que escuchar esto.

—Hola, mi nombre es Jeon JungKook, estoy secuestrado en algún lugar, no lo sé exactamente, hay una chica llamada...

—¿Qué es esto?—miró al hombre.

—Hace segundos grabaron esta llamada.

—¿Qué?

—La llamada se cortó de repente, lograron rastrearla y tenemos la dirección.

—No perdamos tiempo.

A este punto vamos a mitad de la historia pues recuerden que sólo hay 10 capítulos.

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