Capítulo cuatro
La primera vez que Enid intentó expresar sus sentimientos hacia Merlina, no fue bien.
Ya no recordaba qué había intentado, pero era otro más de sus gestos que había usado con la pelinegra, nada que fuera especial del todo.
Y Enid aceptaba que quizás no era muy clara, porque regalar flores, los "Be", unir su nariz con la frente de la mayor, y demás, eran cosas que ya hacia y que dentro de todo, Merlina estaba acostumbrada a recibir. Así que debía hacer un gesto especial.
—Merlina, be —dijo, mientras corría en pasitos apresurados detrás de ella, estaban en el parque, con Valerie, quien se mantenía un poco separada para ver su interacción.
—¿Otro más, Niddie? —preguntaba Addams, y a la terapeuta le daba gracia que se hiciera la difícil, si a ella también le encantaba.
—Be, be.
—Bueno, un be —detuvo su paso, mirándola a los ojos, Enid asintió y juntó sus labios con los de Merlina, dejando que la de ojos oscuros moviera sus rojizos labios a gusto, y empujandose a más contacto.
Al separarse, sonrieron, y Enid agitó sus manos con emoción, antes de salir corriendo por el parque.
Sin querer golpeó a un niño de unos catorce años, quien le gritó una grosería, pero Enid estaba en su mundo como para escuchar.
Merlina, al ver que el niño iba a ir hacia la pequeña, arremangándose su abrigo mientras apretaba sus manos en puños, fue hacia ella, tomándola del brazo.
—Disculpa, no lo hizo a propósito, tiene autismo, no entiende del todo.
—Oh, es retardada —dijo el chico, con total naturalidad.
Merlina se molestó porque la llamaran de esa manera.
—No, sólo tiene un par de problemas, como todos.
—Si, acabas de decir que está mal de la cabeza.
—No, no dije eso —respondió, molesta.
Odiaba con todo su ser que trataran a Enid de ese modo.
Ella era maravillosa, muy inteligente, buena persona, la persona más buena del mundo, sin maldad en su cuerpo, nunca en su vida se había peleado con alguien, y no molestaba ni buscaba peleas nunca.
Enid estaba en su mundo y era completamente inofensiva, estaba indefensa ante los demás y siempre la apartaban, y no se lo merecía, porque era una chica excelente.
—Mer, ¿qué pasa? —preguntó Valerie, al verla
tan tensa. Su mirada pasó de la pálida hacia el joven.
Merlina negó y soltó el brazo del chico, murmurando un "Nada" y el niño se fue por su lado, lejos de Enid, mientras la pelinegra mordía su labio con rabia contenida.
Valerie no pudo lograr que cambiara la cara, ni siquiera que hablara al respecto, o que se descargara de algún modo, no importó cuántas tácticas psicológicas aplicara.
Lo único que la hizo reaccionar fue cuando Enid se acercó a ella y, como de costumbre, había juntado flores para regalárselas. Merlina ni siquiera las había agarrado puesto que fue directo a abrazarla.
Enid le tenía muchísima confianza así que la dejó, pero estuvo sorprendida dos segundos completos hasta abrazarla de vuelta y escondiendo su rostro en el hombro de la contraria.
—Eres perfecta tal y como eres, no escuches a los demás que no pueden verte como te mereces, no les hagas caso, Enid. Yo te quiero muchísimo sin importar nada de lo que digan o de lo que te pase, recuerda eso siempre, ¿bien? —murmuró contra su oído, a lo que la rubia asintió por puro reflejo, pero no creía haber entendido del todo.
Addams la abrazó quizás por demasiado tiempo, porque Enid golpeó su pecho, sin mucha fuerza para apartarla, con lo que ella reaccionó y se separó para observarla.
Sinclair pareció pensarlo un momento, hasta que por sí misma, se acercó una vez más para dejar un beso en sus labios, haciéndole sonreír automáticamente, cosa que le gustaba, y que la hizo sonreír también.
Valerie sonrió con ternura, le encantaba que cada una era lo que la otra necesitaba para estar tranquilas.
Al llegar el dos de Abril, cumpleaños de Enid, muchos parientes fueron hasta su casa, aunque Enid no registraba a todos ellos, sólo a un par de tíos, a su padre y a sus hermanos.
Cada tanto podía mirar a los demás, pero no les hablaba y no se les acercaba.
Hasta Bianca había vuelto de la universidad para estar con ella, la pequeña Enid cumplía dieciocho años.
Merlina no solía prestarle mucha atención a la familia de Enid, y ellos no la molestaban, pero Enid tenía un primo en especial que era muy insistente, y estaba muy obsesionado.
Enid no lo quería ni un poco y se había enojado muchísimo con él cuando se le acercaba a Merlina a hablarle, o cuando lo notaba mirándola mucho y sonriendo.
Hasta se había puesto nerviosa, casi a llorar de frustración cuando Addams estaba a su lado y él se había metido entre las dos para sacar un tema de conversación de la nada a la mayor.
Merlina tampoco lo quería.
En ese momento se había levantado, había tomado a Enid y la había llevado hasta el baño, con un abrazo y unas palabras amables se había calmado. La dejó sola para que se lavara la cara, mientras se iba hacia la sala, buscando a ese chico para pedirle amablemente que la dejara tranquila, porque Enid quería estar con ella y él la ponía incómoda.
—¿Qué dices? Ella solo está celosa —respondió, con una sonrisa enorme.
—¿Celosa?
—Se le nota en la cara —se encogió de hombros y sonrió con soberbia.
Merlina en verdad no quiso responder. Escuchó a la pelicorto salir del baño, así que estaba dispuesta a ir con ella, pero la voz del chico la interrumpió.
—Está celosa y frustrada de que no pueda demostrar las cosas como yo —lo escuchó acercarse—. De que no le salga acercarse a ti y tomar tu mano —el hombre estaba prácticamente hablando contra su oído, Merlina ni siquiera quería verlo, intentó separar sus manos pero éste apretó con más fuerza y no quería ser brusca, ella no era brusca con nadie desde que conoció a Enid—. Y que no pueda decirte que eres muy linda, y que me gustas.
—Pues a mí no me gustas, así que por favor-
El chico tomó su rostro con fuerza y juntó sus labios en un beso brusco, Merlina estaba sorprendida por el repentino contacto y tardó sólo un segundo en empujarlo y separarse.
Iba a decirle que había hecho mal, iba a decirle que no, iba a decirle tantas cosas, hasta que un grito de dolor a su espalda la hizo voltear.
Y allí estaba su linda Enid, se abrazaba a sí misma, gritaba entre el llanto y las lágrimas. Fue hacia ella, sin dudarlo y la quiso abrazar pero la menor la detuvo con un grito brusco.
Comenzó a balbucear, entre su llanto, intentando explicarse, pero no podía, como siempre, no encontraba una forma de expresar lo que sentía.
Comenzó a golpear su propio pecho, sobre su corazón, y Merlina tuvo tanto miedo de que se lastimara que se acercó de nuevo y tomó sus muñecas, llamándola, pero la chica estaba completamente perdida en su llanto y su frustración como para entenderla.
Al acercarse, comenzó a golpear a Merlina sobre su pecho también, con bastante fuerza, era muy normal que no midiera su potencia, así que no le hizo caso.
—¡Enid! ¡Enid, no golpees! ¡Enid, escúchame!
—¡Me-! — gritó, entre lágrimas, continuaba golpeando su pecho y el de Merlina, intentando que entendiera, intentando expresarse de alguna forma—. ¡Merl-ina! ¡Mer~! —se sentía fatal, se sentía estúpida por no poder decirlo, por no poder encontrar la forma de comunicarse como una persona normal.
"Soy tuya y tú eres mía", pudo pensar, pero era tanta su frustración que su cuerpo no la dejaba hablar, su voz no podía surgir y su cuerpo sólo se agitaba en temblores, llantos y gritos, mientras torpemente unía su pecho y el de la mayor con golpes.
Merlina sólo pensó en abrazarla, con fuerza, tan fuerte que sus brazos quedaran atrapados entre ellos, y ya no pudiera golpear, sentía el dolor en donde Enid había golpeado, pero ajustó tanto el abrazo que ya no podía mover sus brazos.
Sinclair comenzó a gritar más fuerte, y Merlina cerró sus ojos con fuerza, aguantando las lágrimas.
Gritaba como si la estuvieran rompiendo por dentro, gritos guturales, llenos de dolor y furia, pensó que en cualquier momento se rompería la garganta de gritar.
—¡Merlina! —Valerie se abrió paso entre la gente que la miraba sin saber qué hacer—. ¡A su cuarto, ya!
Addams sólo la levantó unos centímetros, lo suficiente como para cargarla, la joven aún no dejaba de gritar, sus piernas se flexionaban y se estiraban, retorciéndose como si fuera de dolor, aunque era todo su dolor interno.
Con Valerie dentro del cuarto, cerraron la puerta dejando a todos atrás, y aún abrazada a Enid, la dejó sobre la cama, haciendo presión sobre ella y sobre su cuerpo, aguantando los gritos contra su oído y la lucha de la pequeña debajo, Valerie también se encargó de abrazarla, juntas lograron hacer tanto peso que Enid no pudo moverse, sólo gritar y llorar.
La terapeuta vio a Merlina llorar sobre el hombro de Enid, de pura impotencia, y dolor.
—Ya está, ya está pasando, ya se va a calmar, estará bien —murmuró, pero sólo la vio llorar más—. Merlina, está bien. Enid está bien. Están bien, déjenlo salir, sólo déjenlo salir —continuó, su voz era sumamente calmada y relajante, haciendo que pudiera llorar sin culpa.
Pasó un rato muy largo hasta que Enid se cansó, hasta que sus ojitos se medio cerraban y su voz se había agotado por completo, sus brazos dejaron de pelear, respirando agitada mientras sus lágrimas caían.
Merlina continuaba llorando sobre su hombro, hasta que Valerie la tocó para que le diera atención a la pequeña, Enid la miraba dolida.
Merlina entendió enseguida y alzó su vista hacia ella, sus ojos se encontraron y por más que las lágrimas y el dolor que ambas cargaban, en el fondo había un pequeño brillo de que todo estaría bien.
—Q-Que sepas que lo siento mucho, Enid, muchísimo —murmuró—. No creí que él iba a hacer eso... Fue de sorpresa, yo nunca besaría a alguien más, lo siento, no lo vi venir... —Enid negó y negó—. ¿Está bien? ¿Podrías perdonarme? Me crees...
Enid asintió, claro que sí lo sabía, ella misma lo había visto, sabía que su Merlina no podría besar ni tener ojos para alguien más, era suya.
—Enid, te amo a ti y sólo a ti —confesó, con toda honestidad.
La pelicorto abrió su boca para responder, pero por más que su cerebro pensara la respuesta, no le salía nada; volvió a soltar un sonido quejoso de dolor, cargado de ansiedad por no poder replicar.
Valerie se dio cuenta de inmediato y decidió ayudarla, antes de que comenzara otro ataque, tomando sus mejillas para que la mirara.
—Enid, Enid, Enid, ya, ya, está bien, respira, mira, repite conmigo, ¿si? Tú puedes. Yo te ayudaré, sé que puedes decirlo, está bien, no pasará nada... Tómate tu tiempo, Merlina te esperará. Y ella también sabe que puedes, tú puedes...
La menor continuó llorando.
—Di, "Merlina" —susurró Kinbott con suavidad, comenzando con una palabra que Enid se sabía bien.
—Merl-ina... —murmuró luego de varios segundos de balbuceos, su garganta dolía por gritar.
—"Te", así, como el té que tomas por la mañana, Nid, "Te".
—Te —fue fácil porque era una palabra corta, y decirla a la primera la hizo sentir enormemente mejor.
—Amo, A-Mo.
—A... Mo —murmuró con un último hilo de voz, esperando que fuera suficiente.
Merlina sonrió ampliamente, con lágrimas cayendo por sus mejillas, Enid respiraba agitada y por romper en llanto de nuevo, le estaba costando mucho hablar, dudaba que lo hubiera hecho bien, nada parecía bien.
—Merlina, te amo —dijo la pelinegra por ella, y tomó las mejillas de la chica, Valerie se apartó—. Dame un be, linda Niddie.
Al verla sonreír, Enid sonrió también. Addams se acercó a sus labios para dejar un tierno beso, más largo que los demás, con más contacto, que Enid recibió con gusto, entrelazando sus manos, sintiéndose mejor, sintiendo que por fin había dicho algo que pudiera compensar todo lo que sentía.
Sintió alivio y en su mente se instaló un nuevo significado.
La calma estaba en los labios de Merlina, y a partir de ese día, cada momento de ansiedad, de frustración, de inquietud, cada vez que ella no pudiera expresar lo que sentía por la chica, buscaría en sus labios un "be" como ese.
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