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Capítulo cuatro

La primera vez que Lisa intentó expresar sus sentimientos hacia Jennie, no fue bien.

Ya no recordaba qué había intentado, pero era otro más de sus gestos que había usado con la coreana, nada que fuera especial del todo.

Y Lisa aceptaba que quizás no era muy clara, porque regalar flores, los "Be", unir su nariz con la frente de la mayor, y demás, eran cosas que ya hacia y que dentro de todo, Jennie estaba acostumbrada a recibir. Así que debía hacer un gesto especial.

—Jennie, be —dijo, mientras corría en pasitos apresurados detrás de ella, estaban en el parque, con Moonbyul, quién se mantenía un poco separada para ver su interacción.

—¿Otro más, Lili? —preguntaba Kim, y a la chica de pelo violeta le daba gracia que se hiciera el difícil, si a ella también le encantaba.

—Be, be.

—Bueno, un be —dijo, deteniendo su paso, mirándola a los ojos, Lisa asintió y juntó sus labios con los de Jennie, dejando que la mayor moviera sus rojizos labios a gusto, y empujandose a más contacto.

Al separarse, sonrieron, y Lisa agitó sus manos con emoción, antes de salir corriendo por el parque.

Sin querer golpeó a un niño de unos catorce años, quién le gritó una grosería, pero Lisa estaba en su mundo como para escuchar, y al ver qué el niño iba a ir hacia ella y se arremangada su abrigo apretando sus manos en puños, Jennie fue hacia ella, tomándola del brazo.

—Disculpa, no lo hizo a propósito, tiene autismo, no entiende del todo.

—Oh, es retardada —dijo el chico, con total naturalidad.

Jennie se molestó por qué la llamaran de esa manera.

—No, sólo tiene un par de problemas, como todos.

—Si, acabas de decir que está mal de la cabeza.

—No, no dije eso —respondió, molesta.

Odiaba con todo su ser que trataran a Lisa de ese modo.

Ella era maravillosa, era muy inteligente, era buena persona, era la persona más buena del mundo, sin maldad en su cuerpo, nunca en su vida se había peleado con alguien, y no molestaba ni buscaba peleas nunca.

Ella estaba en su mundo y era completamente inofensiva, estaba indefensa ante los demás y siempre la apartaban, y no se lo merecía, porque era una chica excelente.

—Jen, ¿qué pasa? —preguntó Moonbyul, al verla
tan tensa, su mirada pasó de el hacia el joven.

Jennie negó y soltó el brazo del chico, murmurando un "Nada" y el chico se fue por su lado, lejos de Lisa, mientras la castaña mordía su labio con rabia contenida.

Moonbyul no pudo lograr que cambiara la cara, ni siquiera que hablara al respecto, o que se descargara de algún modo, no importó cuántas tácticas psicológicas aplicara.

Lo único que la hizo reaccionar fue cuando Lisa se acercó a ella y como de costumbre, había juntado flores para regalarselas, la castaña ni siquiera las había agarrado puesto que fue directo abrazarla.

Lisa le tenía muchísima confianza así que la dejó, pero estuvo sorprendida dos segundos completos hasta abrazarla de vuelta y escondiendo su rostro en el hombro de Jennie.

—Eres perfecta tal y como eres, no escuches a los demás que no pueden verte como te mereces, no les hagas caso, Lisa, y te quiero muchísimo sin importar nada de lo que digan o de lo que te pase, recuerda eso siempre, ¿bien? —murmuró contra su oído, a lo que Lisa asintió por puro reflejo, pero no creía haber entendido del todo.

Jennie la abrazó quizás por demasiado tiempo, porque la rubia golpeó su pecho, sin mucha fuerza para apartarla, con lo que la castaña reaccionó y se separó para mirarla.

Lisa pareció pensarlo un momento, hasta que por sí misma, se acercó una vez más para dejar un beso en sus labios, haciéndole sonreír automáticamente, cosa que le gustaba, y que la hizo sonreír también.

Moonbyul sonrió con ternura, le encantaba que cada una era lo que la otra necesitaba para estar tranquilas.

Al llegar el trece de octubre, cumpleaños de Lisa, muchos parientes fueron hasta la casa de la menor, aunque Lisa no registraba a todos ellos, sólo a un par de tíos, a su padre y a sus hermanos, cada tanto podía mirar a los demás, pero no les hablaba y no se les acercaba.

Hasta Jisoo había vuelto de la universidad para estar con ella, la pequeña Lisa cumplía dieciocho años.

Jennie no solía prestarle mucha atención a la familia de Lisa, y ellos no la molestaban, pero Lisa tenía un primo en especial que era muy insistente con ella, y estaba muy obsesionado.

Lisa no lo quería ni un poco y se había enojado muchísimo con él cuando se le acercaba a ver a Jennie, a habla, o cuando lo notaba mirándola mucho y sonriendo.

Hasta se había puesto nerviosa, casi a llorar de frustración cuando Jennie estaba a su lado y él se había metido entre las dos para sacar un tema de conversación de la nada a la castaña.

Jennie tampoco lo quería.

En ese momento se había levantado, había tomado a Lisa y la había llevado hasta el baño, con un abrazo y unas palabras amables se había calmado. La dejó sola para que se lavara la cara, mientras se iba hacia la sala, buscando a ese chico para pedirle amablemente que la dejara tranquila, porque Lisa quería estar con ella y él la ponía incómoda.

—¿Qué dices? Ella solo está celosa —respondió, con una sonrisa enorme.

—¿Celosa?

—Se le nota en la cara —se encogió de hombros y sonrió con soberbia.

Jennie en verdad no quiso responder, y escucho a la tailandesa salir del baño así que estaba dispuesta a ir con ella, pero la voz del chico la interrumpió.

—Está celosa y frustrada de que no pueda demostrar las cosas como yo —lo escuchó acercarse—. De que no le salga acercarse a ti y tomar tu mano —el hombre estaba prácticamente hablando contra su oído, Jennie ni siquiera quería verlo, intento separar sus manos pero este apretó con más fuerza y no quería ser brusca, ella no era brusca con nadie—. Y que no pueda decirte que eres muy linda, y que me gustas.

—Pues a mí no me gustas, así que por favor-

El chico tomó su rostro con fuerza y juntó sus labios en un beso brusco, Jennie estaba sorprendida por el repentino contacto y tardó sólo un segundo en empujarlo y separarse.

Iba a decirle que había hecho mal, iba a decirle que no, iba a decirle tantas cosas, hasta que un grito de dolor a su espalda la hizo voltear.

Y allí estaba su linda Lisa, se abrazaba a sí misma, gritaba entre el llanto y las lágrimas, y Jennie fue hacia ella, sin dudarlo y la quiso abrazar pero la menor la detuvo con un grito brusco.

Comenzó a balbucear, entre su llanto, intentando explicarse, pero no podía, como siempre, no encontraba una forma de expresar lo que sentía. 

Lisa comenzó a golpear su pecho, sobre su corazón, y Jennie tuvo tanto miedo de que se lastimara que fue de nuevo hacia ella y tomó sus muñecas, llamándola, pero la rubia estaba completamente perdida en su llanto y su frustración como para entenderla.

Al acercarse, comenzó a golpear a Jennie sobre su pecho también, con bastante fuerza, era muy normal que ella no midiera su potencia, así que no le hizo caso.

—¡Lisa! ¡Lisa, no golpees! ¡Lisa, escúchame! 

—¡Je-! — gritó, entre lágrimas, continuaba golpeando su pecho y el de Jennie, intentando que entendiera, intentando expresarse de alguna forma—. ¡Jenn-ie! ¡Jen~!

Lisa se sentía fatal, se sentía estúpida por no poder decirlo, por no poder encontrar la forma de comunicarse como una persona normal.

Soy tuya y tú eres mía, pudo pensar, pero era tanta su frustración que su cuerpo no la dejaba hablar, su voz no podía surgir, y su cuerpo solo se agitaba en temblores, llantos y gritos, mientras torpemente unía su pecho y el de la mayor con golpes.

Jennie sólo pensó en abrazarla, con fuerza, tan fuerte que sus brazos quedarán atrapados entre ellos, y ya no pudiera golpear, sentía el dolor en donde Lisa había golpeado, pero ajustó tanto el abrazo que ya no podía mover sus brazos.

Lisa comenzó a gritar más fuerte, y Jennie cerró sus ojos con fuerza, aguantando las lágrimas.

Gritaba como si la estuvieran rompiendo por dentro, gritos guturales, llenos de dolor y furia, pensó que en cualquier momento se rompería la garganta de gritar.

—¡Jennie! —Moonbyul se abrió paso entre la gente que la miraba sin saber qué hacer—. ¡A su cuarto, ya!

Kim sólo la levantó unos centímetros, lo suficiente como para cargarla, la joven aún no dejaba de gritar, sus piernas se flexionaban y se estiraban, retorciéndose como si fuera de dolor, aunque era todo su dolor interno.

Con Moonbyul dentro del cuarto de la rubia, cerraron la puerta dejando a todos atrás, y aún abrazada a Lisa, la dejó sobre la cama, haciendo presión sobre ella y sobre su cuerpo, aguantando los gritos contra su oído, y la lucha de la pequeña debajo, Moonbyul también se encargó de abrazarla y juntas lograron hacer tanto peso que Lisa no pudo moverse, sólo gritar y llorar.

Byul vio a Jennie llorar sobre el hombro de la menor, de pura impotencia, y dolor.

—Ya está, ya está pasando, ya se va a calmar, estará bien —murmuró, y sólo la vio llorar más—. Jennie, está bien. Lisa, está bien. Están bien, dejenlo salir, sólo déjenlo salir —continuó, su voz era sumamente calmada y relajante, haciendo que pudiera llorar sin culpa.

Pasó un rato muy largo hasta que Lisa se cansó, hasta que sus ojitos se medio cerraban y su voz se había agotado por completo, hasta que sus brazos dejaron de pelear y respiró agitado mientras sus lágrimas caían.

Jennie continuaba llorando sobre el hombro de la chica, hasta que Moonbyul la toco para que le diera atención a la pequeña, Lisa la miraba dolida.

Jennie entendió enseguida y alzó su vista hacia ella, sus ojos se encontraron y por más de las lágrimas y el dolor que ambas cargaban, en el fondo había un pequeño brillo de que todo estaría bien.

—Q-Que sepas que lo siento mucho Lisa, muchísimo —murmuró Jennie—. No creí que él iba a hacer eso... Fue de sorpresa, yo nunca besaría a alguien más, lo siento, no lo vi venir... —Lisa negó y negó—. ¿Está bien? ¿Podrías perdonarme? Me crees... 

Lisa asintió, claro que sí lo sabía, ella misma lo había visto, sabía que su Jennie no podría besar ni tener ojos para alguien más, era suya.

—Lisa, te amo a ti y sólo a ti— murmuró, con toda honestidad.

La rubia abrió su boca para responder pero por más que su cerebro pensara la respuesta no le respondía nada que pudiera decirlo, y volvió a soltar un sonido quejoso y de dolor, cargado de ansiedad por no poder replicar.

Moonbyul se dio cuenta de inmediato y decidió ayudarla, antes de que comenzara otro ataque, tomando sus mejillas para que la mirara.

—Lisa, Lisa, Lisa, ya, ya, está bien, respira, mira, repite conmigo, ¿si? Tú puedes. Yo te ayudaré, sé que puedes decirlo, está bien, no pasará nada... Tómate tu tiempo, Jennie te esperará. Y ella también sabe que puedes, tú puedes...

La menor continuó llorando y la pelimorada continuó hasta calmarla lo necesario.

—Di, "Jennie" —murmuró con suavidad, comenzando con una palabra que Lisa se sabía bien.

—Jenn-ie... —murmuró luego de varios segundos de balbuceos, su garganta dolía por gritar.

—"Te", así, como el té que tomas por la mañana, Lili, "Te".

—Te —fue fácil porque era una palabra corta, y decirla a la primera la hizo sentir enormemente mejor.

—Amo, A-Mo.

—A... Mo —murmuró con un último hilo de voz, esperando que fuera suficiente.

Jennie sonrió ampliamente, con lágrimas cayendo por sus mejillas, Lisa respiraba agitada y por romper en llanto de nuevo, le estaba costando mucho hablar, dudaba que lo hubiera hecho bien, nada parecía bien.

—Jennie te amo —dijo la castaña por ella, y tomó las mejillas, de la chica, Byul se apartó—. Dame un be, linda Lili.

Al verla sonreír Lisa sonrió también. Kim se acercó a sus labios para dejar un tierno beso, más largo que los demás, con más contacto, que la rubia recibió con gusto, y entrelazó sus manos, sintiéndose mejor, sintiendo que por fin había dicho algo que pudiera compensar todo lo que sentía.

Sintió alivio, y en su mente se instaló un nuevo significado.

La calma estaba en los labios de Jennie, y a partir de ese día, cada momento de ansiedad, de frustración, de inquietud, cada vez que ella no pudiera expresar lo que sentía por la mayor, buscaría en sus labios un "be" como ese.

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