06
Tras ese apestoso día, volvió a amanecer.
Se la paso durmiendo, recuperándose su energías y disposición para trabajar.
Hoy sería un día normal, con horario normal.
Ya con su uniforme y desayunada, salió a esperar el autobús. Saludó a la señora Kim y bajó hasta la calle, corriendo unos metros para llegar a horario.
El bus llegó justo y solo buscó asiento para esperar hasta llegar a la empresa.
Su cabello estaba despeinado, pero el calor tampoco era de mucha ayuda, así que lo recogió en un moño y soltó algunos cabellitos para poder lucir más relajada, cosa que obviamente no estaba.
Bajó frente a su lugar de trabajo y se dió el lujo de comprar un pancito con dulce, antes de entrar.
Sus ojitos se abrieron con sorpresa ay curiosidad al ver a un nuevo chico como guardia.
---- buenos dias. - saludó el muchacho con una sonrisa. Su sonrisa era grande y perfecta. Podía ser un modelo de pasta dental - llega temprano, ¿Quiere firmar su horario?
Sarang asintió, tardando en responder y firmar.
---- tú..- susurró - ¿Sabes de Jungwoo..?
---- ah, sí. - borró su sonrisa, suspirando - fue despedido por el jefe ayer. Yo estuve en la anterior empresa, así que ahora ocupo su lugar. - explicó rápidamente - Wong Yukhei, un gusto.
Sarang acepto su mano, haciendo una suave reverencia.
---- Cho Sarang..
---- Lindo nombre. - guardó la lapicera en su bolsillo delantero - nunca lo había escuchado, te queda.
Era tan abrumador tener a alguien tan charlatán en la entrada..
Extrañaba el frío rostro, carente de emoción alguna, de Jungwoo. Aunque a veces era algo malo o bruto, tenía su encanto..
---- oh..gracias.
Sus pies comenzaron a caminar hacia su lugar, haciendo otra reverencia.
---- hasta luego.
---- ¡Ten un buen día! - Yukhei respondió, con una sonrisa nueva -
Sí, efectivamente, era abrumador.
🧸
Tiffany llegó a su hogar, dejando los tacos de lado y yendo directamente a su oficina para revisar los papeles.
Entre tantas cartas y algunas cosas por firmar, recordó lo que habló con su secretaria.
Al comentarle sobre aquel departamento sin uso, contó que lo vendería pronto, porque ya toda su familia tenía un lugar para vivir y ella lo tenía por puro capricho.
Sarang escuchaba atenta, anotando a quien debía llamar para poner en venta el lugar, cuando con timidez preguntó:
---- ¿E-Es muy caro..?
Imaginaba que sí. Su jefa no compraría algo barato, pero le sorprendió la respuesta
---- hmm...es cerca de aquí, pero, ¿Sabes? Lo compre hace años cuando ese edificio no era tan conocido como ahora. - carcajeó - fueron monedas comparado al precio actual. Podría venderlo por el actual...
Sarang asintió, volviendo a consultar:
---- yo..- carraspeó, limpiando su voz de todo rastro de nervios - quería mudarme..
Los ojitos de Tifanny se hicieron medialunas, comprendiendo por donde iba.
---- ¿Te interesaría? - su secretaria asintió algo dudosa - puedo mostrarte en estos días.
---- Uhm..- asintió - sería genial, pero..¿Cuánto..?
---- hmm..podríamos llegar a un acuerdo. - cerró su libreta, centrándose completamente en ella - averiguaré el precio actual y, si estás de acuerdo, por ese precio puedes quedarte con lo que hay dentro.
🧸
Otra vez durmiendo siesta. Siempre terminaba tan exhausta mentalmente, que una siesta de dos horas ayudaría .
Sarang despertó por los golpes en su puerta. Su perro comenzó a ladrar, defendiendo del extraño a su dueña y compañera.
---- Kanggie..- Sarang susurró - ya basta..
---- ¿Sarang? ¿Estás viva?
Oh-oh..
Cómo si fuese magia, el perro y la humana cerraron sus bocas, intentando hacer el mínimo ruido.
Ese era Minseok, el simpático vecino que siempre charlaba con Sarang en la entrada. Tenía un pequeño que lo seguía por todos lados y, si bien pensó que era su hijo, resulta que se trataba de su sobrino.
Su hermano dejó a su familia, la madre del bebé cayó en las drogas y actualmente estaba desaparecida. Minseok no podía dejar al bebé solito y a la deriva.
---- Niña, sé que estás ahí, tu perro acaba de ladrar.
El can parecía entender la mala mirada de su dueña y rápidamente volvió a la cama, haciendose una bolita.
---- te traje algo de comida, hice de mas..
Eso era mentira. Minseok siempre pensaba en Sarang, la cuidaba como si fuese su hermana.
Una vez, él fue a la empresa a reclamar por el mal trato que sufría. Pero Sarang logró convencerlo de hacerlo ella misma y Tiffany, después de escuchar lo que tenía por decir el mayor, terminó investigando y solo dejando a Sarang en su puesto.
Era más cómodo, sí...pero también solitario. Prefería escuchar burlas antes de solo oír sus dedos chocar contra las teclas rápidamente.
Se sentía menos sola con sus compañeras de trabajo. Tal vez la dejaban de lado, pero..recibía uno que otro saludo por la mañana y podía almorzar con ellas de vez en cuando.
No le molestaba comer sola, pero...habían días dónde era demasiado solitario y no soportaba esa idea.
Con vagancia y algo tambaleante, abrió la puerta.
Minseok mostró su bonita sonrisa y extendió un tupper.
---- supuse que ya no tendrías comida en la heladera y, cómo sobró, pensé en traerte.
No sé negaría, aprendió que eso era peor.
La sonrisa de Minseok cayó, con sus ojitos tristes intentando investigar en la mirsda ajena que sucedió.
---- ¿Mal día...? - consultó en un murmuró, ella asintió - oh..lo siento mucho..
Sarang se encogió de hombros, desviando la mirada y dejando el camino libre, Minseok pasó y dejó el tupper.
Volteó y abrió sus brazos.
---- ¿Byul?
---- durmiendo, tranquila.
Lo último que quería era que él pequeño la viese tan mal. Siempre intentaba tener la mejor cara para él, no podía defraudarle.
Se dejó atrapar por los cálidos y cariñosos brazos de Minseok, escondiendo su rostro en la curvatura del cuello.
---- ¿Quieres contarme?
---- no.
---- de acuerdo, podemos sentarnos y tomar una taza de té..
---- no tengo té.
---- ¿Se te acabó? Puedo traer del mío, se que te gusta.
Sus manitos acariciaban con cuidado la remera suave de Minseok, entreteniendose para no llorar.
Solo recibía abrazos de Minseok, estos eran seguros y hermosos. Eran un mimo al corazón tan machucado que tenía dentro suyo.
El chico le había ayudado tanto, que le era imposible devolver cada favor. Más cuando constantemente volvía a ayudar, dándole almuerzo, cena o algun postre. Invitandole a comer a su casa, escuchando sus pensamientos y probelmas y estando cada que ella necesitara.
---- ¿Min-Minseok?
---- ¿uhum..?
---- Cuando tenga mi casa...- tragó aquel nudo en su garganta - juro que te llevaré conmigo. Podrás tener una cocina gigante y un horno precioso, una heladera de dos puertas y llena de comida. Muchas ventanas y una habitación, tambien para Byul y otra para mí.
Minseok se acurrucó más, asintiendo a sus deseos. Sabía que en algún momento podrían cumplir con sus expectativas y sueños.
¿A quien le gustaría vivir en un lugar tan chico y lleno de gente que tiene otros problemas? No a muchos. Pero era para lo que les alcanzaba.
---- yo, Sarang, soy feliz con solo saber que tienes un departamento para tí. - acarició su cabello, dejando suaves masajes - no te preocupes por mi, sabes que yo puedo arreglarmelas.
---- si te digo todo eso, es porque..- suspiró, nerviosa de seguir. ¿Y si se enojaba? - porque tengo el dinero suficiente para comprar un piso muy bonito.
¿Eh?
Min se alejó, mirándola con sorpresa. Sus ojitos gatunos brillaron emocionados.
---- ¿Podras irte..?
---- tú te tienes conmigo. - sonrió - ustedes se vienen conmigo.
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