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59 ━━━ In plain sight.


BEVERLY BLACKWELL



El equipo llenó el complejo de los Vengadores en el norte. Después de tomar la decisión, todos se reunieron para empezar con los quehaceres del viaje en el tiempo y todo lo que eso conllevaba. El gran espacio del cuartel recibió a todo el mundo: Rocket y Nebula volvieron del espacio, Rhodey regresó de su viaje, Thor y Crystal llegaron de Nuevo Asgard, Bruce también apareció, y ahora contábamos con la permanente presencia de Scott Lang y Silena Vassos.

Los dos últimos eran personas bastante peculiares, especialmente ella. Era la misma mujer que había visto dos días antes en mi casa, la que había llegado con Steve y Natasha, pero ahora sí había tenido la oportunidad de entablar una conversación con ella. Pese a la idea que me había hecho previamente a acercarme (pues tenía que poner en la balanza lo que Althea le hizo en el pasado), Silena fue contra todos los pronósticos que pude haber advertido. No nos repelía, ni a mí ni a Victoria, era gentil, con una vocecita de soprano de lo más dulce y una personalidad a la que sólo le faltaban un montón de flores saliendo de su boca cada vez que la abría. A diferencia de Scott, Silena también había sobrevivido al chasquido pero no estuvo involucrada en lo que lo dejó a él en el reino cuántico, por eso nunca supo dónde se encontraba.

Tony se comportó lleno de cortesía desde que volvimos a poner un pie en el complejo, e incluso pudo dejar de evitar a Steve finalmente. Las cosas entre ellos empezaron a asentarse, como antes de lo sucedido con Bucky Barnes, lo cual era un alivio tremendo para todos los que nos la pasábamos a su alrededor. Incluso le había devuelto el escudo, así que el paso era tremendo y súper relajante. Después de mucho tiempo, ese tema en específico se sentía sanado; el peso ya no estaba.

El compromiso me hacía sentir un poco incómoda, por lo que constantemente me repetía que todo iba a estar bien y esto valdría la pena. Ellos iban a revertir el chasquido y nosotras íbamos a detener la profecía, todo saldría de acuerdo al plan. Tenía que creer eso. Pero a las llegadas y prepararnos para los asaltos  también se le sumaban otros temas igual de complicados.

Yo había accedido a participar en la resurrección de Harper y también a luchar hasta las últimas instancias para destruir el collar, pero Victoria y yo seguíamos sin hablarnos. Steve y Tony se habían arreglado, pero nosotras solo nos separamos más. La situación estaba demasiado tensa después del golpecito que me dio en mi casa y también de las cosas que yo le dije, lo que hacía que a Halley se le pusieran los nervios de punta y anduviera quejándose por todos lados con que no soportaba andar de mensajera. Crystal se mantenía totalmente neutral ante la situación, aunque no había que ser muy inteligente para darse cuenta que también la ofuscaba, pero la verdad es que no podíamos hacer mucho. Victoria era tan terca como una mula y no iba a dar el brazo a torcer tan fácil, incluso si yo cedía un poco.

Por el momento Amethyst también estaba con nosotros, y el que más problemas de incomodidad tenía con este hecho era Rhodes. Daba la impresión de que al moreno le daban arcadas de ver a la mujer de cabello flameante, como si los escalofríos fueran una reacción meramente instintiva, y le daba el mismo trato que se le da a una persona que huele mal. Ella también se había dado a la tarea de hablar con todos y cada uno de ellos de manera paciente, orintándolos más y más en todo el tema del viaje en el tiempo. Porque Tony podía haber resuelto el enigma que lo envuelve y Scott Lang pudo haber tenido la idea, pero hay otro montón de factores que se escapan de sus manos y de esto se estaba encargando Amethyst.

Por ejemplo, como que no solo se necesita algo que te deje entrar y salir en algún punto del reino cuántico para volver, sino que también hay que mantener abierta una delgada y fina barrera que equilibra la línea espacio-tiempo con la finalidad de que no se rompa. Amethyst era esa barrera, la que mantiene el equilibrio y también la armonía, así que de igual manera la necesitaban. Resultaba que su presencia no era tan superflua después de todo.

Pero mientras que todos ellos se trabajaban en las complicación del viaje en el tiempo, nosotras —además de ayudarlos— debíamos entrenar para enfrentarnos a una materia física más dura que la suya. Escenificamos una y otra vez, como media docena de veces, momentos de pelea que Amethyst dictaminaba nos iban a dar resistencia para atravesar el atosigante campo que resguarda a Bacchus en la montaña.

Sin embargo, eso se vio eclipsado cuando dos nuevas personas se nos unieron un viernes por la tarde. Halley y Natasha fueron las primeras en bajar del Quinjet, justo después de que nuestros invitados de Nuevo Asgard arribaran en el complejo, y habían traído con ellas a alguien sumamente sustancial.

Clint Barton estaba de vuelta, pero no había venido solo. Flanqueando muy cerca de él se encontraba un rostro de lo más familiar y extraño, como lo era el de Samantha Wayne, y eso hizo que mi cabeza no fuera capaz de encontrar un motivo que los relacionara a ambos. La última vez que había visto a la de mechas rubias, esta se encontraba cuidando a Nadine, ¿entonces qué tenía que ver Clint en todo eso? Mis dudas tuvieron que ser puestas en pausa porque nadie lo sabía, ni siquiera Natasha se hacía una idea al respecto más allá de lo que le había dicho él: «Samantha también quiere ayudar, quiere limpiar las páginas». La información no era precisamente demasiada, pero tampoco estábamos en condiciones de rechazar la ayuda.

Victoria estaba echándole agua a Thor con una manguera cuando Clint se nos acercó gradualmente.

—Sigues siendo una vieja terca y mandona —había dicho Clint nada más al verla, pero su expresión no se asemejaba nada a la que poseía en el pasado. Incluso su apariencia era sumamente distinta. Detrás de él, Halley y Natasha se habían detenido para mirar la escena cuando él reparó en mi presencia cerca de la entrada—. Te dije que tenías que quedarte con el millonario, mira cómo se puso este —señaló a Thor con la cabeza, que estaba quejándose de manera muy ruidosa por cómo Victoria lo mojaba con la manguera.

Esa fue la única señal que necesité para acercarme de nuevo a mi viejo amigo y envolverlo en un abrazo que no sabía que necesitaba tanto. A pesar de las circunstancias, me alegraba de sobremanera que Clint estuviera de vuelta con nosotros y que también haya decidido poner su limitada fe en eso.

Más tarde ese mismo día, cuando finalmente Clint y yo pudimos tener una conversación a solas, no pude evitar preguntarle qué estaba pasando con Samantha Wayne.

—No es lo que tu retorcida cabeza piensa, Bevs —se apresuró a responderme incluso antes de que yo pudiera terminar de formular la pregunta—. La conozco hace bastante, incluso antes de conocer a Nat, siempre ha estado por allí. Cuando ocurrió lo de Thanos nos encontramos de nuevo, es todo. Ella tiene muchas páginas manchadas en su libro, créeme cuando te digo que quiere hacer las cosas bien. Aunque quizás solo esté aquí para darme más esperanza, no estoy seguro. Tampoco sabía lo de Nadine, antes de que me digas algo —me señaló con un vaso de jugo—. No seas tan escéptica, ¿si?

—Pero a ti te gusta.

—Me gusta su actitud —me cortó de raíz—. Igual que me gustaste tú cuando llegaste por primera vez hace años. La única diferencia es que Samantha tiene una mejor percepción de la que tú tenías.

Le di un golpe en el hombro.

—Muy bien, te voy a creer. Porque parece que estoy haciendo mucho de eso últimamente —susurré la última parte.

Pero la verdad era que Samantha Wayne era muy diferente a cualquiera de nosotros. No hablaba mucho y su compartimiento era tranquilo y diligente, pero cuando abría la boca se dirigía a todos con una gran clarividencia y cuidado; siempre procuraba ser prudente. La veía conversar en voz baja, en su mayoría, con Clint, pero de vez en cuando intercambiaba palabras con Natasha o Halley, incluso llegué a verla mantener una charla ininterrumpido con Nebula. Decididamente no era como Silena Vassos, que interactuaba con todos de maneras que te hacían suspirar por lo linda que era.

Tony me vio echándole cabeza a ese asunto un domingo en la noche en la cocina del complejo, así que se me acercó para pedirme que lo dejara.

—No me gusta —rechisté de mala gana, a lo que el pelinegro se metió en medio de mi cuerpo y el mesón para que le viera la cara—. Deja de verme así, no me gusta y ya.

Me dio una palmada en la frente.

—No te gusta porque no la entiendes, eso no lo hace algo malo.

—A ti te gusta —hice una mueca de inconformidad.

—Sí —me besó donde antes había palmeado—. Y a Steve, y a Nat, y a Halley, y a Ariel, y a todos menos a ti. El único motivo por el que no te gusta es porque estaba con Nadine, así que no deberías mezclar esos dos temas ahora mismo. Luego lidiaremos con eso, pero en este instante no.

Me gustó cómo dijo «lidiaremos» en lugar de «lidiarás» pero no se lo comuniqué porque no me dejó seguir hablando del tema después. Dio por zanjada esa conversación y tuve que hacer un tremendo esfuerzo por no volver a quejarme en voz alta.

Y es que probablemente Tony tenía razón, el motivo por el que no me gustaba Samantha era por Nadine, pero no podía evitarlo, aún se sentía muy feo que a ella le hubiera tocado la Nadine maternal y a mí la Nadine maldita. Para mi fortuna, al día siguiente a tempranas horas de la mañana llegó mi dosis de distracción.

Victoria, Crystal y yo debíamos aprender mucho, desde lo físico hasta lo espiritual, por lo que las sesiones se volvían agotadoras hasta lo inverosímil. Me tocaba entrenar con Crystal porque Victoria seguía aplicándome la ley del hielo, lo que me dejaba completamente molida. Como era de esperarse, las cosas se nos salieron un poquito de control a mi hermana y a mí el día que Amethyst nos estaba explicando detalladamente (frente a todos los demás) cómo íbamos a revivir a Harper, cómo tomaríamos el collar, y todas esas cosas, por lo que un comentario inofensivo terminó dando el pie a una discusión verbal mucho más grande y, otra vez, Victoria y yo volvimos a llegar a los puños sin necesidad.

Ese fue el día que Halley se hartó.

—¡Me tienen exhausta las dos! —gruñó la rubia, dando zancadas muy largas desde donde estaba la máquina del tiempo hasta el espacio en el que nosotras practicábamos—. Si tanto se quieren pelear entonces vamos a resolver esto de una buena vez antes de que las apuñale a ambas. Y miren que ya tengo el consentimiento de Steve y Tony para matarlas.

—Son hermanas —nos recordó Silena con su dulce vocecita amable—. Ahora es cuando más necesitan la una a la otra, no deberían pelear por tonterías. Victoria, corazón, sé que te duele que Beverly haya rechazado a la primera la idea, pero debes entender que ya ha pasado por mucho, perder más le aterra. Beverly, cielo, entiendo que puedas tener miedo, pero tu hermana te necesita más que nunca. Si no están juntas ahora, nada de esto tendrá éxito, y todos perderemos de nuevo.

Ese fue el mismo día que comprendí qué era eso tan especial acerca de Silena Vassos.

Porque resulta que mientras hablaba yo estaba enfurecida con Victoria, pero conforme escuchaba más y más su voz, que se entrelazaba como una preciosa melodía en mis oídos, el enojo iba descendiendo y todo lo que quería era hacerle caso a sus palabras, porque quería escucharla más. Lo relacioné directamente con el mito de las serpientes que obedecen el sonido de una flauta y empiezan a moverse al compás de su música; la semejanza era increíble.

Me sentí un poquito mareada.

—Yo... Yo... —tragué saliva, medio aturdida y mirando a Victoria. Su expresión tampoco mejoraba nada—. Yo lo siento, Vi. Estaba siendo egoísta —acabé diciendo, y entonces me sentí mucho más serena.

La castaña meneó la cabeza, un poco desorientada.

—Yo era la que quería obligarte a hacer algo que no querías, lo siento —frunció los labios—. Todo lo que necesito es saber que estás a mi lado.

—Lo estoy —le aseguré.

Silena pasó en medio de nosotras y nos tomó de las manos a las dos.

—El poder del amor —concedió con una sonrisa satisfecha.

—Sí, sí, mucho amor y todo pero eso no me va a ayudar aquí —se quejó Rocket en voz alta, metido debajo de la máquina—. Doradita y azulita, ¿pueden venir a cargar esto?

Con una sacudida de cabeza nos movimos ambas lentamente hacia donde se encontraba Rocket para ayudarlo a cargar las piezas pesadas de la máquina.

Allí, Thor irrumpió en la estancia con una lata de Coca-Cola en las manos y unos lentes de sol cubriendo sus ojos.

—A la izquierda —farfulló Tony, que pasaba junto a él con un montón más de material guindando se su hombro. Esto hizo que Thor virara confundido—: Sigue tu carril, Lebowski —le dijo sin darle mucha atención. Avanzó más hasta que le gritó al mapache—: ¡Oye, Roger! ¿Cómo vas?

Victoria empezó a mover pedazos de hierro hasta donde se encontraba Bruce con Nebula, Rhodes y Scott en el lado sur del complejo.

—Es Rocket —le contestó el aludido—. Y ya tranquilízate, solo eres un genio aquí, compadre.

Tony alzó las cejas y le echó un vistazo a Thor que se encontraba detrás de él. El rubio desaliñado solo atinó a alzar la palma de las manos en señal de paz, por lo que mi esposo soltó lo que tenía y vino a ayudarme con lo que yo estaba sosteniendo.

Se cayó de culo cuando intentó tomarlo.

—Por algo yo lo estaba sosteniendo —repuse mientras me esforzaba por contener la risa.

Rocket sí se carcajeó.

—Esta me agrada más que la sangrona —comentó sin dejar de burlarse.

La explicación de Amethyst se pospuso ese día, pero la prueba del viaje en el tiempo no. Cuando Scott no se sintió lo suficientemente preparado como para hacer el viaje de prueba, Clint se ofreció como voluntario a hacerlo, y todo el equipo estalló en aprobación y esperanza cuando fue todo un éxito.

Pero con el tema del viaje al tiempo saldado, todavía quedaban otros elementos que debían esclarecerse antes de terminar de poner en marcha toda la misión. Por eso se juntaron los temas de interés: la resurrección de Harper y la información recolectada sobre las gemas del infinito.

Era bastante difícil equilibrar la misión, los entrenamientos y los momentos de estudios con otras labores domésticas igual de importantes, como lo eran los hijos. Grant y Edward eran quiénes estaban más emocionados de estar rodeados de tanta gente en un sitio tan grande y tan lleno de novedades como lo era el complejo, pero era un problema mantenerlos quietos cuando se juntaban. Morgan no lo disfrutaba, porque ella quería regresar a casa lo más pronto posible con Gato, pero era lo suficientemente condescendiente con todos para comportarse a la altura y ser gentil y educada. Se llevaba bastante bien con la rubia de Crystal. Y es que Eyra era un caso a parte, pues era una niña muy peculiar; cuando no estaba encima de Crystal, definitivamente iba a estar encima de Thor, pero no le gustaba separarse de ellos ni tampoco hablar mucho con los demás. Un día escuché a Crystal decirle a Tony que ese no era un comportamiento habitual en la niña y que la tenía mortificada, por lo que a mí también me preocupó que algo estuviera pasando con la pequeña rubia.

Por eso, un día Silena sugirió que estuvieran con todos mientras trabajábamos, a ver si se desenvolvía mucho más. Y es que Silena atesoraba todos los momentos que tenía con los niños, era quien más tiempo estaba pasando con ellos y quién más al pendiente se había puesto, ya que nosotros estábamos bastante ocupados. Eso se agradecía muchísimo, porque de cualquier manera, al menos Grant, Edward y Eyra debían estar al tanto de lo que se avecinaba si debíamos llevarlos al Monte Alma con nosotras.

Eran alrededor de las seis de la tarde cuando todos nos juntamos de nuevo para que Amethyst nos explicara. Y los últimos en llegar fueron los que se llevaron el premio de atención. Halley estaba esparramada encima de Natasha sobre uno de los sillones individuales y ambas estaban intercambiando un beso cuando la puerta se abrió.

Tony pasó primero, caminando con Edward tomando su mano, y detrás de él venía Steve, pero este cargaba a Grant como si fuera la cosa más ligera del mundo. Sin embargo, detrás de ellos venía Thor, pero este tenía a Eyra con las piernas entrelazadas alrededor de su cuello y la cabeza guindando hacia abajo como si fuera una bufanda. A Crystal casi le da una crisis esa escena.

—Por adorable que pueda ser —la interrumpió Amethyst con mucha clarividencia, antes de dirigirse hacia todos con detenimiento—. Traer a alguien de vuelta a la vida tiene consecuencias inevitables con las que lidiar, ¿están conscientes?

—Se sabe —alcé la barbilla—. Dinos cómo traemos a Harper de regreso.

—Es muy sencillo —convino la pelirroja—. Tiene que hacerse a la medianoche, encima del Animarium en el templo de la montaña, mientras se canaliza una energía que iguale a la de Althea y en posesión del cofre de Caedes.

—¡En español, doña! —gritó Halley, empezando una sucesión de abucheos a la que se le unieron Scott y Rocket.

Natasha le dio un golpe que la tiró al suelo.

—Ah, extrañaba esto —suspiró Tony, y luego sus ojos enfocaron a Steve—: ¿No lo extrañaste?

El rubio asintió con expresión graciosa.

—Mucho.

—¿Dónde se canaliza una energía como la de la diosa? —preguntó Bruce con curiosidad.

—¿¡Diosa!? —chilló Scott Lang con excitación—. ¡Pensé que estaban hablando de revivir un circuito, un cable! ¿¡Estamos hablando de una persona!?

Rocket le dio una bofetada.

—Espabila, compadre. No estamos hablando de tu trasero.

Amethyst soltó una bocanada de aire mientras hacía una mueca exhausta. Tal parecía que la señora no nos soportaba más.

—Calypso estaba buscando el Animarium —intervino Nebula, con su usual tono de voz lento y ronco—. Nunca lo encontró.

—No todos pueden verlo —contestó Amethyst—. Es el lugar donde todas las almas buenas fallecidas están depositadas, sé perfectamente bien que la de Harper se encuentra ahí. El cofre es la puerta de la muerte, por lo que debemos abrirlo para extraer la esencia de Makenna que aún habita en algún lugar del cosmos. Pero necesitamos algo que haya pertenecido a Harper para poder hallarla más fácilmente —añadió hacia mí.

Asentí lentamente.

—Aún tengo sus cosas.

—¿Por qué necesitamos canalizar la energía de mi madre? —inquirió Victoria, que tenía a Grant sobre sus piernas, con la mirada confusa.

Amethyst exhaló.

—Para resistir el impacto de abrir el cofre y destapar el Animarium. Juntos equivalen a un sesenta por ciento de la energía del Autem.

Así que por eso nos estaba entrenando... ¿Por qué de pronto me daba la sensación de que todos íbamos a morir? O al menos nosotras tres.

Crystal, Victoria y yo compartimos una mirada enigmática.

Después de eso resultó difícil mantener un pensamiento optimista ante toda la situación, pero no había de otra. Una vez se esclareció el tema de la resurrección de Harper, tuvimos que avanzar al otro tema de interés que eran las gemas. En esta ocasión nos encontramos solos, sin la presencia de los niños (porque tampoco había ayudado a mejorar en nada a Eyra), y poco a poco fuimos desligando toda la información que había acerca de cada gema en específico.

No fue sino hasta que Natasha tuvo la idea de conectar la Gema del Tiempo, el Espacio y la Mente en un solo lugar en un mismo año, que las cosas consiguieron encaminarse de nuevo hacia la dirección que buscábamos.

Cuando todo eso también se asentó, el nerviosismo que se disparó en todo el lugar fue sumamente inverosímil.

Bueno, la tensión consiguió apaciguarse el día que todo se completó.

—Muy bien —habló Steve—, ya tenemos un plan. Seis gemas, tres equipos, un intento. Aún tenemos que decidir alguien que vaya con...

—No —lo interrumpió Victoria con calma—. Está establecido. Tony, Bruce, Scott, Silena y tú van a Nueva York —se levantó de la silla—. Halley me amenazó con un tenedor así que ella se va a Vormir con Natasha, Clint y Samantha, mientras que Thor y Rocket van a Asgard y Nebula y Rhodey van a Morag. Crystal, Beverly, Amethyst y yo iremos al Montaña y regresaremos un poco más tarde. No chasqueen hasta que no tengan el collar —los señaló.

Crystal hizo una mueca.

—Pensé que tú venías con nosotras —le dijo a Halley.

—No puedo —se negó la rubia—. Tengo que ir a Vormir, yo fui la que hizo ese mapa, la que sabe cómo va todo allí. Tengo que ser yo.

Tony le lanzó un pedazo de pan.

—Siempre tienes que ser tú, ¿no? Deja algo para los demás, maldita rubia mañosa.

—Muérdeme, Tony.

—Ese es el trabajo de la señorita Romanoff.

—Cuando Halley dice "morder" significa "besar" —respondió Natasha de manera socarrona.

Bruce también se rió suavemente.

—Pero solo te ha besado a ti, Nat.

—Sí —Tony se inclinó hacia ella—. Yo no voy a ser el tercer vengador que beses, rubita.

¿El tercer vengador? Steve se llevó las manos al rostro para cubrirse.

No entendí el motivo, pero simultáneamente Halley, Natasha, Tony y Clint estallaron en risotadas estruendosas. Empezaron a reírse tanto que tuvieron que tomarse el estómago y hasta llegó un momento en el que la voz no les salió.

—¿Qué es tan gracioso? No entiendo —me quejé.

—No preguntes —masculló Victoria.

—Pero yo quiero saber —dijo Crystal, que estaba sentada junto a mí en la mesa—. ¿De qué se ríen?

Como pudo y a duras penas, Halley se incorporó de su festival de risa para dirigirse a nosotras dos. Tenía el rostro tan rojo como un tomate.

—Es que Victoria y yo nos hicimos muy amigas hace unos años, ¿te acuerdas, Vi?

La castaña pegó la cara de la mesa.

—Te odio.

—Por favor —Tony abrió los brazos—. Cuenta la historia, date gusto.

—¡Ya lo recordé! —exclamó Thor a su vez, también empezando a reírse.

Ahora sí tenía muchísima curiosidad.

—Halley besó a Victoria y Natasha besó a Steve —contó Clint sin dejar de reír—. Cuando HYDRA los estaba persiguiendo.

—¡Para hacernos más amigas! Y mira que nos funcionó —le corrigió Halley al señalarlo con el dedo.

Con un movimiento lento de cabeza, Crystal se inclinó con el ceño fruncido para evaluar mejor a los que hablaban.

—¿Eso se hace? —preguntó en un murmuro.

Yo bajé la mirada para echarle un vistazo a los papeles que tenía en la mesa, mientras trataba de imaginarme a Halley besando a Victoria. ¿Por qué? ¿Cómo? ¿De quién había sido la idea? ¿Quién se inclinó primero? ¿Cuánto había durado? ¿Fue un pico o hubo movimiento? ¿Halley le...

Me tomaron de las mejillas y me plantaron un beso en ese momento. Abrí más los ojos, estupefacta, y me encontré con el rostro confundido de Crystal.

—No lo entiendo —admitió... después de besarme.

Tony se tambaleó contra los estantes, pero mientras que todos los demás estallaron en carcajadas, Thor se sacó los lentes de sol y musitó:

—Tengo miedo.

Idiota. 


***
N/A: esto no se podía acabar sin recordar el icónico beso de Victoria y Halley en Holyground 😂🙌🏻¿Y por qué no? Una breve recreación de Crystal a Bevs KAKSKSKSK

I'm sorryyy sé que el capítulo era para ayer pero debido a una serie de... situaciones... no pude concentrarme para terminar de escribirlo y subir. Lo bueno es que ya está aquí 🥰♥️

Antes de saltar a la acción de la montaña y la batalla final, vamos a tener un último capítulo dedicado solamente a Tonerly🥺 bc they deserve it 🤘🏻

Alsoooo, vi que la historia ha llegado a 217k🥺 de verdad que no hay palabras para agradecerles todo lo que hacen por mí, no saben lo mucho que los amo😭

Gotta ask: ¿Samantha o Silena? No han visto mucho de Sammy Sam y mi bomboncito es un dulce pero quiero saber lsksksksis 😊

Pero en fin, nos leemos mañana. Los amo mucho 🌈💫

Tonys virtuales para todas 🖤



Ashly se despide xx

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