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✤ 'ˎ - Capítulo IV - ˏ' ✤

El cupo limitado se cerró con la entrada de Kazuya, quien terminó determinando que participaría también junto a las chicas, al descubrir que se podía armar pequeñas party. Aquel evento consistía en derrotar a un boss, y si se reunían en grupos, la recompensa se repartiría entre sus miembros.

Tuvieron que esperar unos minutos para que empezara. Las chicas hicieron los preparativos, aunque no se podía arreglar el bajo nivel de sus habilidades. En un juego se supone que eso es lo más importante.

—Nosotros podríamos cubrirlas —mencionó el hermano de Nishi, refiriéndose a él y a Sinon, quienes ya tenían experiencia y niveles más altos.

—En ese caso usaré el arco en lugar de la espada —dijo la rubia.

—Kazuya-san, lamento decirte que mi habilidad con la espada, es más baja que la de ellas —mencionó la francotiradora.

—Entonces tendré que arreglármelas —suspiró el chico.

—Si no te molesta, podría apoyarte —sonrió Asuna—. Creo que mi nivel es decente.

—Oh, sí, Asuna-san se ha estado esforzando mucho —exclamó Suguha.

La de cabellos naranjas sonrió al escuchar esto y un ligero rubor apareció en sus mejillas. Sus labios soltaron un "gracias", que provocó la risa de Kazuya. Le parecía tierna, aunque sabía que tenía novio y su misión era rescatarlo.

En ese momento, sonó una especie de campana y el escenario se volvió negro en su totalidad. Poco a poco, manchas de color comenzaron a aparecer en las paredes. Fue un espectáculo bonito de ver, al menos hasta que apareció el jefe al que se enfrentarían.

Era enorme, quizás de siete metros. Parecía una extraña mezcla de varios animales, lo cual resultaba muy tenebroso. Cola de león, escamas de serpiente en las patas, cuerpo de oso y cabeza de lobo. Suguha se preguntó a quién se le ocurriría crear tal bestia.

Y, entonces, lo vio.

Como si no tuviera nada que arriesgar o perder, el primero en abalanzarse sobre la bestia fue el Espadachín Negro. Su espada chocó contra la carne del animal, haciendo que éste soltara un aullido que se escuchó por todo el lugar.

Nishi y Sinon buscaron un sitio cómodo para utilizar sus arcos y dispararle a la bestia. Asuna y Kazuya se colocaron juntos y tomaron sus espadas con ambas manos; Leafa se quedó detrás de ellos dos.

— ¿Estás lista? —preguntó el nervioso muchacho, mientras se aseguraba de sostener con fuerza el mango de su arma.

—Más que nunca —exclamó, decidida, la de ojos avellanas.

Haber visto a su amado hacerse el valiente por unos segundos fue suficiente como para avivar la llama que había en su pecho y provocarle una indescriptible adrenalina que sólo podría quemar luchando contra el animal.

Las flechas de Arishi y Shino fueron la señal para que avanzaran al igual que los demás jugadores presentes.


Durante la batalla, Suguha tuvo varios encuentros inesperados con su hermano. Lo miró con miedo, aunque él parecía ni siquiera notar su presencia. Sin embargo, la realidad era que se sentía un poco nervioso.

— ¿Pasa algo? —preguntó Hotaru, una vez lograron toparse mientras descasaban.

—No, estoy bien. Sólo necesito concentrarme más —lo último lo exclamó mientras corría para volver a golpear al animal con su espada.

Sus ojos vieron aquella larga cabellera naranja, al mismo tiempo. Justo después de dar el golpe, se volvió hacia atrás, producto de un dolor de cabeza. ¿Por qué se le hacía tan conocida esa muchacha de piel clara y ojos avellana?

Justo en ese instante descubrió que sí que la había visto antes, y que el Reset tenía defectos. De alguna forma, logró recordar lo que había hecho días atrás... Cuando se puso el Amusphere, entró a Revival Online y usó tal opción. Había algo que quería olvidar, pero no pudo acordarse de eso todavía.

Aun con la debilidad que su cuerpo comenzaba a sentir, siguió luchando contra la bestia. Todas las party habían causado enormes daños en el cuerpo de esta, y sin embargo seguía en pie. La simple razón: todavía tenía que usar su ataque especial.

Le temblaron las rodillas un segundo, razón por la cual su compañera se preocupó. Otra duda se posó en su mente. ¿Desde cuándo conocía a Hotaru?

—Estoy bien —masculló—. Vamos, tenemos que dar el último golpe...

Al decir eso, no se dio cuenta que la bestia estaba a punto de ejecutar su ataque especial, así que la muchacha lo detuvo. El azabache colocó su espada al frente, para que esta funcionase de escudo, ya que no sabían qué haría el jefe.

Una fuerte luz salió de su cuerpo, y esta comenzó a quitarle puntos de vida a quienes estaban cerca. Aprovechando que no miraba su dirección, Kirito, sacó su espada del suelo y se atrevió a golpearle la espalda. Pero, cuando estuvo muy cerca, el animal se volteó. El espadachín no se acobardó y siguió empeñado en su labor. Logró quitarle mucha vida, la suficiente como para que la party de Asuna le diera el golpe final.

—Era nuestro —resopló Hotaru.

—Tenías que darle el último golpe, genio —dijo el de vestiduras negras, riendo.

Desde lejos, mientras recibían la recompensa y el escenario volvía a ser el de antes, Asuna lo miraba con los ojos llorosos. Nishi le dio un ligero codazo, dándole a entender que quería que hablasen. Suspiró, antes de atreverse a dar el primer paso para recuperar a su amado.

—Kirito-kun —pronunció con lentitud. Cuando notó que él la había escuchado, no pudo evitar que sus mejillas se pusieran rojas de vergüenza.

Al darse cuenta de esto, el aludido también sintió nervios; sin dudas la conocía, ya estaba muy consciente de ello. La pelirroja a su lado miró con desconfianza a las muchachas y a Kazuya, 

—Hola —logró decir sin tartamudear; miró el usuario de la muchacha—, Asuna-san.

—Necesitamos hablar —susurró ella.

—Sí, también creo eso... Hotaru, ¿podrías dejarnos solos un momento?

La de ojos carmesíes no supo qué decir, aunque asintió de todas formas.

—No te preocupes, te haremos compañía —sonrió Nishi, y le guiñó un ojo a su amiga antes de llevárselos a todos a un lugar más alejado.

Tras unos minutos de incertidumbre, Kirito propuso que fueran a sentarse, ya que quizás la conversación se tornaría un poco larga. Una vez estuvieron cómodos, Asuna habló.

—Kirito-kun, aun si ahora no me recuerdas, quiero pedirte perdón. Estás aquí por mi culpa —recalcó—, porque dije algo que no debía decir. Por favor desconéctate, para que recuerdes aquello que me tienes que perdonar...

El chico dudó unos momentos, tras los cuales le comenzó a doler la cabeza otra vez. Los ojos avellana de Asuna se mostraron inquietos.

— ¿Estás bien? —soltó su boca.

Negó con la cabeza el espadachín, y abrió su menú enseguida. Las lágrimas brotaron de los ojos de la muchacha al notar que había cumplido su misión con tanta facilidad.

—Te creeré —sonrió él, antes de irse.

Al ver desaparecer el ávatar de Kirito, Leafa, Sinon y Arishi sonrieron. Hotaru se quedó desconcertada, puesto que su amigo se había ido de repente.

—Oye, ¿qué fue lo que pasó? —le preguntó a la rubia.

— ¡Onii-chan volvió a la normalidad! —fue Sugu quien respondió su duda—. Gracias por cuidarlo este tiempo. Te debemos una.

Quizás habían pasado por tanto para nada. Quizás hacer que Kazuto se desconectara era más fácil de lo que parecía. Quizás tomaron la más complicada y lenta de las opciones. Sin embargo, no sólo lograron rescatarlo. También consiguieron descubrir una importante verdad sobre Revival Online y el Reset, sin darse cuenta.


Apenas Asuna volvió a aparecer en el mundo real, empezó a llorar, dejando un poco confundida a la pequeña Keiko.

— ¿Pasó algo? —titubeó. Al mismo tiempo, Suguha se quitó el Amusphere.

— ¡Onii-chan se desconectó! —exclamó.

— ¿Lo lograron?

Asintió varias veces seguidas con la cabeza. La de cabellos naranjas secó sus lágrimas y respiró un poco antes de levantarse. Su intención era ir a ver a Kazuto en ese preciso instante, pedirle perdón, darle un poco de cariño y volver a sentirse bien consigo misma.

Shino, Rika y Seiko aparecieron en la habitación, también emocionadas. Los ojos mieles de la rubia se fijaron en que su amiga había estado llorando, mas no le dio importancia porque irían a casa de Kirito en ese preciso instante.


Cuando el azabache despertó, sintió su cabeza dar vuelta por unos momentos. Recordaba bien lo que había hecho días atrás, y también recordaba aquello que sucedió en Revival Online. De alguna manera, el Reset no era lo que esperaba.

Alguien tocó su puerta, obligándolo a salir de sus pensamientos; quizás era Sugu. Ya la extrañaba, aunque tuvieron un pequeño encuentro dentro del juego. Se levantó para abrir, aunque se sentía un poco extraño volviendo a manejar su cuerpo real. No se topó con quien esperaba.

—Vaya, era cierto —dijo el chico que tenía delante, sorprendido. Creía haber visto su rostro antes—. ¿Cómo te sientes? ¿Estás bien? Seiko me obligó a preguntarte estas cosas —explicó, mostrándole su celular.

Kazuto sonrió, más que todo recordando que su amada había ido a buscarlo—. De maravilla.

- ✤ -

Tanto problema para nada (?) *le pegan*

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