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Yes, please. ~

Me dispuse a enfrentarme con todos mis recursos a la señora Yuuki. No sería fácil la batalla, pero, si quiero tener a Asuna, debo luchar. Aún así, las prohibiciones sólo me llevaron a ser más rebelde, y seguí viéndola en secreto.

Cada vez que teníamos oportunidad, durante los recesos en la escuela, o en ALO durante las tardes. Aunque nuestros minutos juntos eran pocos, teníamos tiempo de vernos y eso nos hacía felices. Ella me abrazaba por el cuello y yo le correspondía, tomándola de la cintura.

Así fue todos los días, durante unas dos semanas.

Pero entonces surgió un problema mucho más grave. La señora Yuuki incrementó la vigilancia sobre su hija. ¡Incluso contrató a una chica espía!

— ¿Qué eres?

— Eso no te concierne.

Esa muchacha era demasiado rara. Tenía el cabello rubio, el cual siempre llevaba atado en una coleta. Sus ojos azules no parecían brillar, y tampoco parecía tener interés alguno en dejarme a solas con Asuna.

Las cosas comenzaron a complicarse a partir de ese momento. La chica, cuyo nombre era Alice, no dejaba de vigilarme. Iba a la misma clase que yo, por lo que pensé que eso fue decisión de Kyoko-san.

Traté de hablar con ella un par de veces, pero siempre terminaba cambiando de tema, o no contestaba mis preguntas. Me molestaba un poco eso, de hecho.

Alice jamás faltaba a la escuela. Fue el peor obstáculo que pudieron ponerme en frente. Sin embargo, no había nada que pudiera detenerme. Me propuse lograr mi objetivo a como diera lugar.

Un día, Asuna y yo fuimos invitados a una fiesta de cumpleaños. Creíamos que sería nuestra oportunidad para estar juntos, sin interrupciones, por mucho más tiempo. Hasta que nos enteramos que Alice también estaba invitada.

Mi mundo se vino abajo con ese descubrimiento, pero no fue razón para dejar de intentar. Convencí a Sugu para que fuera también a la fiesta, con el objetivo de distraerla; y, cuando llegó el día -más bien, la noche-, salimos juntos de casa.

Ella se vistió con un pantalón azulado y una blusa blanca. También llevaba una sudadera puesta, porque estaba haciendo frío. A mí me bastó con una camiseta negra, unos pantalones del mismo color, y mi clásica chaqueta.

Decidí no ir a buscar a Asuna por dos cosas: primero, porque tenía miedo de que me frieran ahí mismo; y, segundo, porque sabía que ella iría con Alice.

Como lo esperé, las vi entrar juntas. Asuna, tan hermosa como siempre, con un vestido rojo -no tan corto-, cubierto por su típico abrigo blanco. Su cabello anaranjado seguía estando recogido en ese par de trenzas a las que tanto estoy acostumbrado. No pude evitar sonreír, embobado por su figura.

— ¡Kirito-kun! —me saludó con una sonrisa, acercándose a mí. Por supuesto, seguida por la rubia pesada—. Me alegra que hayas podido venir.

— No te dije que no vendría —reí—. Espero que nos divirtamos. Por cierto. Alice, quiero presentarte a mi hermana.

— ¡Mucho gusto! Yo soy Suguha —sonrió y le tendió una mano—. Espero que nos llevemos bien.

— Alice. —Aceptó su mano—. No tengo tiempo para conversar, pero veré qué hago.

Tal vez la distracción funcionaría. O no.

— Kirigaya-kun, ¿por qué me presentaste a tu hermana?

— P-Porque... Porque ella quería conocerte.

— ¿Por qué quería conocerme?

— Porque le hablé de ti.

— ¿Por qué le hablaste de mí?

— ...P-Porque le hablaba de Asuna.

— ¿Y por qué le hablabas de Asuna?

Me puse rojo de forma automática. No iba a responder algo tan obvio y que se notaba a leguas.

— ¡Adiós! —Asuna se apresuró a tomarme del brazo y arrastrarme hacia algún lugar.

— ¡Yuuki-san! —gritó Alice, aunque ya era tarde.

Desaparecimos entre las sombras y las demás personas. A la rubia no le quedó más remedio que quedarse hablando con Sugu, o intentar buscarnos.

Todo fue tan rápido que terminé mareándome.

— ¿Estás bien? Lamento eso —murmuró Asuna.

— Estoy perfecto —dije. 

Mi corazón latía muy rápido, porque por fin pude estar a solas con ella. Tomé sus mejillas y acerqué su rostro al mío. Uní nuestros labios en un suave beso, que luego se convertiría en uno más largo y profundo.

— Extrañaba tener esta privacidad —solté.

— También yo —sonrió ella.

Nos mantuvimos en silencio unos segundos, y después ella se apoyó en mi hombro. Tuve muchas ganas de que aquel momento fuera eterno, puesto que no estaba seguro si se repetiría tan ocasión.

También me dio miedo, porque ella nos había puesto en completo peligro al rebelarse de esa manera contra Alice. Si trabajaba para la señora Yuuki, había una enorme posibilidad de que le contara sobre nuestro comportamiento, y ella tomara medidas aún más drásticas.

Sin embargo, el estar con mi amada me hizo olvidar todas esas cosas por un momento. La abracé con fuerza, y le susurré al oído:

— No te vayas.

— No me iré —contestó ella.

•  . ❤ .  •

Al parecer, lo sucedido no llegó a los oídos de la señora Yuuki. Alice pareció guardárselo para sí misma, por alguna razón. Tal vez, muy en el fondo, sí que tenía ganas de ayudarnos.

— Pero, que no se vuelva a repetir —condicionó.

Yo estaba feliz, así que asentí sin más. Ahora empezaría mi verdadera prueba, aunque no estaba preparado del todo porque no sabía cómo iba a resultar.

Me iba a oponer directamente a las advertencias de la señora Yuuki, incluida Alice. Ya era hora de que actuara, por supuesto.

Esa tarde, me propuse acompañar a Asuna a casa, aún sabiendo lo que podía esperarme. Pero la valentía me cegaba, así que tomé su mano sin vacilar. Consciente de la mirada asesina que me estaba dedicando Alice, avancé junto a ella, sin intenciones de dejarla ir.

Cruzamos un par de calles, y de pronto llegamos a la residencia Yuuki. Mi corazón empezó a acelerarse, y mis piernas a temblar. Eso no sería un impedimento para lo que quería lograr. Puesto que, conseguí hacer que Asuna llegara sana y salva a su hogar.

Fui yo quien tocó el timbre, a pesar de que Alice insistió en pedirme que me fuera.

— Esto es peligroso, Kirigaya-kun —repitió.

— Peligro es mi segundo nombre —aseguré, justo cuando la puerta fue abierta.

— Asuna-san lleg—

La criada detuvo sus palabras al verme ahí. Abrió los ojos como platos, para luego mirar a Alice.

— Señorita Schuberg, ¿q-qué hace aquí ése muchacho? —preguntó, nerviosa.

Siempre pensé que Alice era alemana, por su apellido. Bajó la cabeza y buscó algo que contestarle.

— N-No pude detenerlo... —murmuró, más que todo para ella misma.

— ¿Puedo pasar? —me dirigí a la criada—. Logré traer sana y salva a Asuna, así que merezco una recompensa, ¿no?

— No —respondió de inmediato—. Aquel era el trabajo de la señorita Schuberg, así que puede marcharse.

Por supuesto, yo no estaba dispuesto a hacerle caso.

— Permiso, Rose-san —intervino Asuna, que aún me tomaba de la mano. Me introdujo en su casa, sin tomar en cuenta los reclamos que le hacía la mujer.

Me llevó ante su madre, una vez más. Igual que en la ocasión anterior, estaba trabajando en su estudio.

— Así que lo has traído aquí, eh.

— Yo creo que Ki- K-Kazuto-kun pasó la prueba —dijo, con decisión—. Me trajo aquí, sana y salva, y logró evadir a Alice. Eso significa que él me ama, y está dispuesto a superar muchas más pruebas para demostrártelo.

— ¿Por qué me hablas de esa manera? Recuerda que soy tu madre —espetó—. Y que todo esto lo hago por ti. Pronto vendrá otro de tus pretendientes, podrán charlar y conocerse, para después empezar a planear la bo...— ¡No quiero vivir mi vida junto a alguien que no sea Kirito-kun! —interrumpió mi amada, en voz muy alta. Las lágrimas habían empezado a salir de sus ojos.

Me apresuré a envolverla en un abrazo y a tratar de encarar a su madre con argumentos que todavía no había preparado.

— Yuuki-san. —Recuperé la seguridad apenas las palabras salieron de mi boca—, Asuna tiene razón. Yo haría lo que sea por ella, lo que sea. Desafiaría a cualquiera que quisiera apartarla de mí, porque la amo. Ya se lo dije.

Después de decir eso, el miedo invadió mi interior.

— Como dijo Asuna, ya pasé la primera prueba. Y estoy dispuesto a pasar muchas más. Ella me dejó amarla... ¿Puede concederme usted también el permiso?

Suspiró—. Les dejaré un mes juntos, sin Alice.

Esas siete palabras alegraron mi vida de una forma increíble. Logré hacer que bajara la guardia.

•  .❤.  •

Luego de unos días, por fin fui capaz de tener a Asuna para mí. Alice seguía yendo a clases, pero ya no se encargaba de vigilar de cerca a mi chica. Yo era feliz, ambos lo éramos.

Como la señora Yuuki me ofreció esa oportunidad, no podía dejarla pasar. Aprovecharía todo el mes para proteger a Asuna y demostrarle mi amor de muchas maneras.

Esa tarde, ella me pidió que fuéramos a una tienda de joyas. Comentó que pronto sería el cumpleaños de Alice, y quería agradecerle por sus servicios. Porque, en el fondo, la rubia era una buena chica.

Aquel sitio estaba repleto de montones de cadenas, anillos y pulseras. Pensé en comprarle uno a mi amada, sin embargo, todo era muy caro.

— ¿Qué te parece esto? —preguntó, tomando un brazalete dorado con cristales incrustados—. Es muy bonito, siento que le va a encantar —sonrió.

A veces siento que brilla cuando lo hace. Su sonrisa es hermosa, y verla feliz me genera una enorme satisfacción.

Asentí con la cabeza, y luego me dediqué a mirar los collares. Mi atención la deposité en uno en especial. No sé porqué, pero sentí que me llamaba. Parecía una lágrima de cristal. Era simple, aunque muy hermoso a la vez.

Sin que Asuna se diera cuenta, lo tomé con cuidado y lo oculté de ella hasta el momento en el que tuvimos que pagar.

— Kirito-kun, ¿qué es eso? —preguntó, riendo, una vez salimos de la joyería.

— Un regalo para ti —sonreí.

Le pedí que se volteara para poder ponerle el colgante. Se acomodó el cabello hacia adelante, dejándome acomodar la cadena plateada sin lastimarla.

Una vez lo tuvo puesto, trató de mirarlo. Creo que lo logró.

— Muchas gracias. Es hermoso... —murmuró, abrazándome.

•  . ❤ .  •

— ¡Feliz cumpleaños, Alice-chan!

La rubia mostraba sorpresa en su mirada. Al parecer, era la primera vez que alguien le hacía una fiesta.

Todos estaban ahí. Sugu, Shino, Rika, Keiko... Y un conocido de Alice. Parecía su hermano o algo así.

Lo pasamos muy bien ése día. Asuna le dio su regalo a Alice, y todos reímos cuando le agradeció, antes de replicarle que no era necesario.

— Eres mi amiga, claro que lo mereces —replicó.

Alice la miró con los ojos muy abiertos.

— Gracias, Asuna-san —terminó sonriendo.

— Oh, no tienes que agradecer.

Después de eso, continuamos con la fiesta.

Aquel día fue dos semanas después de la libertad que nos otorgó la señora Yuuki.

El mes se nos pasó volando. Recuerdo que sentí como si hubiéramos llegado al día final en un abrir y cerrar de ojos.

Con los dedos entumecidos por el frío, tomé con fuerza la mano de Asuna. Nos dirigimos juntos a su casa, una vez más. Cuando entramos al salón en donde estaba la señora Yuuki, pude ver a Alice hablando con ella.

— Mamá —dijo Asuna—. Ya estamos aquí...

— Bien. ¿Tienen algo que decir?

— No —negué.

— Entonces, hablaré yo. Alice me contó sobre la manera en la que se desarrollaron las cosas y... algo más. Así que, acabo de tomar una decisión.

Estaba emocionado, ansioso y nervioso a la vez. Fuera cual fuera la decisión, seguíría amando a Asuna.

— Sé que dije que mientras vivieras bajo mi techo obedecerías mis órdenes —se dirigió a su hija—. Pero creo que he cambiado de opinión. Has demostrado ser lo suficientemente madura como para desafiarme, y admiro eso.

— ¿Entonces...?

—Haz lo que quieras —suspiró—. Siempre y cuando no manches tu reputación.

Los ojos de Asuna brillaron y mis labios se curvaron hacia arriba en una sonrisa.

— ¡Muchas gracias! —exclamó.

Creo que estaba mucho más feliz de lo que podía imaginar. Me abrazó. Correspondí de inmediato, por supuesto.

También pude ver que Alice sonreía. Ella hizo eso por nosotros y sigo estando muy agradecido por eso.

— ¿Todavía tengo permiso para amarte? —pregunté.

— Claro que sí —contestó Asuna.

Y, una vez que el mundo nos dio su aprobación, no tuvimos más remedio que dejar crecer nuestro amor.

End.

*le pegan por el final abierto otra vez*

Lamento si esto no quedó muy bien ;u; Es más largo que el anterior; son unas 2100 palabras;

Como siempre, me gusta hacer aparecer a Alice y/o Eugeo, así que, aquí la tienen :D(?

Mientras releía la parte anterior me di cuenta que se parece a "Aléjate" de rosa_palido, sólo que no lo noté antes porque no había leído la historia D: De hecho, lo coloqué ahí para que no hubieran malentendidos ;u; Lo lamento ;n;

En fin, eso es todo por mi parte.~

Me despido diciendo que, mientras hayan KiriAsu Weeks, mi perfil se seguirá llenando de one-shots de SAO~

-Nisa

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