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7: Te Amamos.

Seokjin estaba sentado en la cama de Yoongi, abrazando uno de los peluches que lo rodeaban. Todavía sentía el rastro del miedo de la noche anterior, aunque la presencia de Yoongi siempre lograba calmarlo.

Yoongi, sentado en una silla frente a él, lo observaba con preocupación. Finalmente, decidió romper el silencio.

—Seokjin, necesito hablar contigo sobre lo que ocurrió anoche —dijo con un tono serio, pero tranquilo. Seokjin lo miró, su expresión mezcla de curiosidad y algo de temor.

—¿Sobre la vampira?.— Yoongi asintió, tomando aire antes de continuar.

—Ella era una ex prometida. Mis padres arreglaron nuestro compromiso cuando éramos más jóvenes, pero no porque yo quisiera. Desde el principio, ella me pareció... extraña. Cruel.— Seokjin frunció ligeramente el ceño.

—¿Cruel cómo?.— Yoongi apretó ligeramente los puños, como si recordarlo le causara disgusto.

— Le gustaba cazar por diversión. Pero no era solo eso. Ella disfrutaba torturar a sus víctimas. Decía que el miedo las hacía "saber mejor".— Seokjin se estremeció, abrazando más fuerte al peluche.

—Hubo una vez... —Yoongi hizo una pausa, sus ojos oscuros brillando con una mezcla de ira y asco—, cuando fue demasiado lejos. Encontró a una familia de humanos. Un matrimonio con dos hijos pequeños... y un recién nacido. Los cazó a todos, Seokjin. No dejó a ninguno con vida.— El omega sintió un nudo en el estómago al imaginar algo tan horrible.

—¿Por qué haría algo tan terrible? —preguntó con un hilo de voz. Yoongi bajó la mirada por un momento antes de responder.

— Porque podía. Porque disfrutaba del sufrimiento ajeno. Fue en ese momento cuando sentí un asco tan profundo hacia ella que supe que nunca podría casarme con alguien así.— Seokjin se quedó en silencio, procesando lo que acababa de escuchar. Finalmente, levantó la vista para encontrarse con los ojos de Yoongi.

—¿Por eso no me hizo daño? ¿Porque quería atraparte con una trampa?.— Yoongi asintió, con una expresión sombría.

— Ella sabe que te amo, Jinnie. Eres todo lo que ella no es: amable, compasivo, puro. Por eso intentó usarme a través de ti.— Seokjin bajó la mirada, su voz temblando ligeramente.

—Yoongi... no quiero que le pase nada a ustedes por mi culpa.— Yoongi se levantó de la silla y se sentó junto a Seokjin, colocando una mano en su mejilla.

—No es tu culpa, Seokjin. Todo esto es por la maldad de esa vampira, no por algo que hayas hecho tú. Y no permitiré que vuelva a acercarse a ti. —Su voz se volvió firme, casi como un juramento. Seokjin asintió lentamente, aunque su mente aún estaba llena de pensamientos.

Yoongi le sonrió suavemente, acariciando su cabello.

— Prométeme algo, Jinnie. Pase lo que pase, confía en mí. Yo cuidaré de ti. Siempre.— Seokjin lo miró a los ojos, encontrando en ellos una calma que lo reconfortaba.

—Lo prometo, hyung.

Seokjin jugueteaba con el borde del peluche entre sus dedos, su mirada fija en las mantas sobre su regazo. Había un silencio pesado en la habitación, roto solo por un leve suspiro del omega.

—Hyung... —Seokjin levantó lentamente la mirada, sus ojos reflejaban preocupación y un profundo miedo—. Tengo miedo.— Yoongi lo miró con atención, inclinándose un poco más hacia él.

—¿De qué, Jinnie?.— Seokjin tragó saliva, su voz apenas un susurro.

— De ella. De verla otra vez... en el futuro. Sé que no todos los vampiros son como tú, o Jiminie y Namjoonie. No todos son buenos.

Yoongi sintió un nudo en el pecho al escuchar eso.

—Lo aprendí anoche —continuó Seokjin, su mirada perdida—. Me di cuenta de que cualquiera podría... comerme. No soy como ustedes. No puedo defenderme.

Yoongi extendió una mano y la colocó suavemente sobre la de Seokjin, apretándola con firmeza pero con cuidado.

— Jinnie, escúchame. —Su tono era bajo pero lleno de convicción—. Tienes razón, no todos los vampiros son buenos. Algunos son crueles, como ella. Pero eso no significa que estés solo o indefenso.— Seokjin lo miró con ojos brillantes, llenos de una mezcla de confianza y duda.

— No voy a permitir que te pase nada, Jinie. Y no lo haré solo. Jimin, Namjoon, Jungkook, Taehyung... todos estamos aquí para protegerte.

—¿Y si vuelven a entrar? —preguntó Seokjin en voz baja, un temblor evidente en su tono—. ¿Y si yo... no puedo evitarlo?

Yoongi suspiró, colocando una mano en su mejilla y obligándolo a mirarlo.

—Si vuelven, se enfrentarán a nosotros antes de siquiera acercarse a ti. Eres mi princesa, Jinnie. Mi vida. Y nadie, absolutamente nadie, tiene el derecho de hacerte daño.— Seokjin parpadeó lentamente, dejando escapar un suspiro tembloroso.

—Confía en mí —añadió Yoongi, inclinándose ligeramente para tocar su frente con la de Seokjin—. Nunca estarás solo. No voy a permitir que vivas con miedo.

Seokjin cerró los ojos, dejando que las palabras de Yoongi lo envolvieran como un escudo cálido contra su angustia.

—Gracias, Yoonie rey. —susurró, abrazando el peluche contra su pecho y permitiéndose un pequeño atisbo de calma en medio de sus temores. El título inesperado hizo que Yoongi parpadeara, sorprendido, pero una sonrisa pronto curvó sus labios. Algo en cómo lo había dicho, con tanta dulzura y confianza, lo llenó de calidez.

—¿Rey, eh? —murmuró Yoongi, fingiendo un aire orgulloso mientras arqueaba una ceja. Seokjin bajó la mirada, avergonzado.

—Lo eres, ¿no? —susurró, jugando nerviosamente con el peluche en sus manos.

Yoongi se inclinó un poco más, colocando un dedo bajo el mentón de Seokjin para obligarlo a mirarlo de nuevo.

—Lo soy, pero solo para ti, princesa.— Seokjin dejó escapar una pequeña risita nerviosa, sintiendo cómo su corazón se aliviaba poco a poco.

—Entonces, mi rey, ¿puedo quedarme a tu lado... siempre? —preguntó Seokjin, con un tono lleno de inocencia y esperanza. Yoongi lo miró con ternura antes de asentir lentamente.

—Siempre, Jinnie. Mi lugar está contigo, y el tuyo está conmigo.

. . .

Yoongi estaba sentado en su trono, con las piernas cruzadas y una expresión seria mientras revisaba una pila de documentos importantes. La sala del trono estaba silenciosa, salvo por el susurro de las páginas y el ocasional crujido de la madera cuando Jungkook y Taehyung se acercaron con cautela.

—¿Qué pasa? —preguntó Yoongi sin levantar la vista, sabiendo que sus hermanos vampiros rara vez lo interrumpían sin una buena razón. Jungkook intercambió una mirada con Taehyung antes de hablar.

—Estábamos pensando... sobre Seokjin.— Yoongi finalmente levantó la vista, sus ojos estrechándose ligeramente.

—¿Qué hay con él?.— Taehyung se adelantó, con las manos cruzadas detrás de la espalda.

—Sabemos que harás todo lo posible para protegerlo, hyung, pero... él necesita aprender a protegerse también.— Jungkook asintió, su tono firme.

— Podríamos enseñarle magia antigua. Es poderosa, eficaz, y no tiene que ver con armas físicas. Además, le dará confianza.— Yoongi dejó los documentos a un lado, apoyando un codo en el reposabrazos mientras pensaba en la sugerencia.

— ¿Creen que es capaz?

— Por supuesto que lo es —dijo Taehyung con una pequeña sonrisa—. Es curioso, inteligente, y sobre todo, tiene determinación. Vimos cómo se defendió emocionalmente contra la vampira; no dudó en sacrificarse por nosotros. Esa fuerza interior es el ingrediente principal para la magia.

Jungkook añadió, inclinándose hacia adelante.

—Además, no solo será por defensa. Aprender magia antigua también le permitirá comprender mejor nuestro mundo. Ya está aprendiendo tanto... esto sería un paso más hacia su integración.

Yoongi tamborileó los dedos contra el brazo del trono, su mirada fija en un punto distante mientras procesaba las palabras de sus hermanos. Finalmente, un destello de decisión iluminó sus ojos.

—De acuerdo —dijo con un tono bajo pero firme—. Hablaré con Seokjin. Pero quiero que ambos lo supervisen. Si va a aprender magia antigua, no debe haber riesgos innecesarios. ¿Entendido?

—Entendido, hyung —respondieron Jungkook y Taehyung al unísono, inclinando la cabeza. Yoongi exhaló profundamente, su mirada volviéndose más suave.

— No puedo protegerlo de todo, lo sé... pero si esto le da una oportunidad de mantenerse a salvo y sentirse más fuerte, vale la pena.

. . .

La habitación estaba iluminada por la luz cálida de velas, sus llamas parpadeantes proyectando sombras danzantes en las paredes de piedra. En el centro, Jungkook y Taehyung habían dispuesto una mesa redonda con un mantel bordado con símbolos antiguos. Sobre ella descansaba un mazo de cartas de tarot, cristales de diferentes colores y formas, y pequeños cuencos con hierbas.

—Bienvenidos a su primera clase de magia antigua —dijo Taehyung con una sonrisa misteriosa mientras se cruzaba de brazos. Jungkook, con los brazos extendidos, añadió con entusiasmo.

—Hoy aprenderán lo más básico: sentir y canalizar las energías, y cómo el tarot puede ayudarlos a entenderlas.—:Seokjin miraba todo con los ojos abiertos como platos, claramente emocionado. Jimin y Namjoon, por otro lado, parecían un poco más cautelosos, aunque igual de interesados.

—¿Cómo empezamos? —preguntó Seokjin, inclinándose un poco hacia la mesa.

—Primero, relájense —dijo Taehyung mientras encendía un incienso de aroma suave—. Cierren los ojos y concéntrense en su respiración. La magia comienza cuando son capaces de reconocer las energías que los rodean y cómo interactúan con ustedes.

Los tres niños obedecieron, cerrando los ojos mientras Jungkook se acercaba.

—Sientan el aire a su alrededor. Está lleno de energía. Ahora imaginen una luz cálida en su pecho, una pequeña chispa que comienza a brillar más y más.

Mientras hablaba, Jimin frunció ligeramente el ceño, como si intentara encontrar esa chispa dentro de sí mismo. Namjoon abrió un ojo por un momento, mirando a Seokjin, quien parecía completamente concentrado, con sus pequeños labios murmurando algo en silencio.

—Perfecto, Seokjin —dijo Jungkook al notar el cambio en el ambiente. La chispa de energía que Seokjin había imaginado comenzaba a emanar una sensación cálida y tranquila que incluso los vampiros podían percibir.

—Ahora abriremos el tarot —continuó Taehyung, colocando las cartas frente a ellos—. Estas cartas son una herramienta para interpretar las energías y las posibles conexiones que se forman entre las personas y los eventos.

Jungkook barajó las cartas y las extendió sobre la mesa.

—Cada uno elija una carta. No lo piensen demasiado; dejen que su energía los guíe.

Seokjin fue el primero en elegir, sus dedos pequeños rozando las cartas antes de sacar una con una ilustración de un sol brillante.

—El Sol —dijo Taehyung con una sonrisa—. Representa luz, alegría y vitalidad. Parece que esta carta te ha elegido a ti, princesa.

Namjoon sacó una carta con una torre en llamas, lo que hizo que frunciera el ceño.

—La Torre —dijo Jungkook—. Representa cambios inesperados y a veces caóticos, pero necesarios para crecer.

Finalmente, Jimin sacó una carta que mostraba a una figura sosteniendo dos copas.

—Los Enamorados —dijo Taehyung, alzando una ceja—. Esto no siempre tiene que ver con el amor romántico. A menudo se trata de decisiones importantes y de buscar el equilibrio.

—Esto es interesante —dijo Seokjin, mirando su carta y las de sus amigos. —¿Realmente podemos aprender a usar esta energía para protegernos?.— Jungkook asintió con confianza.

—Esto es solo el comienzo. Aprenderán a canalizar su propia energía y a interpretar la de los demás. Pero recuerden, la magia antigua no se trata solo de poder; se trata de entender y respetar las fuerzas que nos rodean.

Namjoon, con los ojos brillando de emoción, preguntó.

—¿Y qué haremos después de esto?

—Cuando estén listos —dijo Taehyung con una sonrisa traviesa—, comenzaremos a enseñarles hechizos de protección.

. . .

El castillo estaba inusualmente animado aquel día. Las vampiras y los sirvientes iban y venían, decorando el gran salón con guirnaldas hechas a mano, globos brillantes, y una enorme mesa llena de dulces, pasteles y frutas. Al centro de la mesa se encontraba un pastel de tres niveles decorado con crema blanca y figuras de animales, que Jungkook y Taehyung insistieron en agregar porque sabían que Seokjin los adoraba.

—Todo está listo —anunció Yoongi mientras observaba los últimos detalles—. Ahora solo falta la princesa.— Taehyung y Jungkook fueron los encargados de llevar a Seokjin al salón. Con los ojos vendados, el pequeño caminaba nervioso entre risas y preguntas.

—¿Adónde me llevan? ¿Por qué no puedo abrir los ojos?

—Confía en nosotros, princesa. Prometemos que te va a encantar —dijo Taehyung con una sonrisa, sosteniéndolo suavemente de la mano. Cuando llegaron al salón, Yoongi dio la señal. Jungkook quitó la venda de los ojos de Seokjin mientras todos gritaban al unísono.

—¡Sorpresa!

Seokjin se quedó congelado en el lugar, mirando con asombro la sala decorada, el pastel enorme, y a todos los que lo rodeaban. Vampiros, sirvientes, Jimin, Namjoon, Taehyung, Jungkook y, por supuesto, Yoongi, todos con sonrisas cálidas.

—¿Es para mí? —preguntó Seokjin con los ojos llenos de lágrimas.

—Por supuesto, piojito —respondió Jungkook mientras lo levantaba en brazos—. Hoy es tu cumpleaños, y mereces ser celebrado como la princesa que eres.

La fiesta fue mágica. Había juegos organizados por los sirvientes, bailes liderados por Jimin y Namjoon, y dulces que Taehyung y Jungkook habían elegido especialmente. Cada regalo que Seokjin abría era recibido con un brillo de emoción en sus ojos: libros ilustrados, peluches, ropa nueva, y hasta un pequeño amuleto de protección que Yoongi le colocó en el cuello.

Cuando llegó el momento de cortar el pastel, Seokjin miró a todos a su alrededor, su pequeño rostro reflejando una mezcla de felicidad y asombro. Pero cuando tomó el cuchillo para partir el pastel, las lágrimas comenzaron a rodar por sus mejillas.

—¿Qué sucede, princesa? —preguntó Yoongi, preocupado, acercándose a él. Seokjin sollozó y dijo.

—Nunca había tenido una fiesta de cumpleaños... nunca nadie había hecho algo así por mí.— Yoongi lo abrazó, rodeándolo con sus brazos para que el niño sintiera su calidez.

—Eso es porque antes no estabas con nosotros. Ahora eres parte de nuestra familia, y siempre haremos todo lo posible para que seas feliz.

—Siempre estaremos contigo, Ninnie —dijo Jimin, tomando una de sus manos.

—Y cada año la fiesta será aún más grande —añadió Namjoon con una sonrisa. Los vampiros y sirvientes aplaudieron mientras Seokjin, con el rostro aún húmedo por las lágrimas, partía el primer pedazo de pastel.

—¡Que comience el banquete! —exclamó Jungkook, arrancando risas de todos. La noche continuó llena de risas, amor y felicidad, mientras Seokjin, rodeado de quienes lo amaban, disfrutaba del mejor cumpleaños que jamás había tenido.

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