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6: Una Carta inesperada.

Después de la cena, Yoongi decidió pasar por una tienda en la ciudad vampiro antes de regresar al castillo. Aunque la realeza raramente salía de su palacio, a Yoongi no le importaba. Quería darle una sorpresa a su prometido.

La tienda era amplia, con estanterías llenas de productos únicos y secciones dedicadas a dulces especiales para vampiros. Yoongi recorrió los pasillos con calma, su porte elegante y su aura intimidante aseguraban que nadie se acercara demasiado. En un rincón, encontró los dulces de sangre con miel que Seokjin había probado durante su última visita a la ciudad.

—¿Esos son? —preguntó Yoongi al encargado, señalando la caja con los dulces de forma elegante.

—Sí, su majestad. Los favoritos entre los jóvenes vampiros, aunque también populares entre los humanos que logran probarlos —respondió el encargado, inclinándose respetuosamente.

Yoongi tomó varias cajas y las colocó en el mostrador. Pero no se detuvo ahí. Recordó cómo Seokjin había estado emocionado en la biblioteca, escogiendo libros junto a Jimin y Namjoon. Por eso, caminó hacia la sección de lectura, eligiendo cuidadosamente varios tomos de cuentos y novelas de fantasía que sabía que a Seokjin le encantarían.

Cuando finalmente regresó al castillo, encontró a Seokjin sentado en su habitación, dibujando algo en un pequeño cuaderno. El rostro de Seokjin se iluminó al ver a Yoongi entrar con una elegante bolsa llena de cosas.

—Hyung, ¿qué es eso? —preguntó Seokjin, dejando su cuaderno a un lado y corriendo hacia él con curiosidad. Yoongi sonrió y le entregó la bolsa.

—Algo para ti, travieso.— Seokjin abrió la bolsa con entusiasmo, sus ojos brillando al encontrar las cajas de dulces de sangre con miel.

—¡Son los dulces! —exclamó, sosteniéndolos como si fueran un tesoro.

—Sabía que te habían gustado, pero recuerda: solo una vez a la semana, ¿de acuerdo? —advirtió Yoongi, divertido al ver la felicidad del niño. Seokjin asintió rápidamente antes de notar los libros en el fondo de la bolsa. Su entusiasmo se duplicó al sacar los tomos y leer los títulos en voz alta.

—¡Hyung, esto es increíble! —dijo, abrazando los libros contra su pecho. Yoongi se inclinó y le revolvió el cabello suavemente.

—Sabía que te harían feliz. Solo quería asegurarme de que tu estancia aquí sea lo más cómoda y divertida posible.— Seokjin levantó la vista con una gran sonrisa antes de abrazar a Yoongi repentinamente.

—¡Gracias, hyung! Eres el mejor.— Yoongi soltó una suave risa y correspondió el abrazo.

—Solo porque eres mi consentido, princesa.

. . .

Una tarde, después de terminar sus tareas diarias, Seokjin se sentó con Jungkook y Taehyung en el salón principal del castillo. Estaban discutiendo los libros que Seokjin había tomado prestados de la biblioteca vampírica cuando Yoongi entró con su típica elegancia.

—¿Qué están haciendo? —preguntó, con una ligera sonrisa mientras los observaba. Seokjin levantó la vista emocionado.

—Hyung, estábamos hablando de lo geniales que son los libros de la biblioteca de la ciudad. Jimin y Namjoon dicen que quieren venir pronto para leer más.— Yoongi asintió lentamente, una idea formándose en su mente. Caminó hasta la mesa y tomó asiento frente a ellos.

—Si tus amigos van a venir con frecuencia, creo que deberíamos hacer algo especial para ellos —dijo con un tono serio, pero con una leve chispa de diversión en los ojos.

—¿Especial? —preguntó Seokjin, ladeando la cabeza con curiosidad.

—Sí. He decidido que vamos a crear un área exclusiva en la biblioteca del castillo para ti y tus amigos. Será un espacio cómodo, con libros seleccionados especialmente para ustedes, mesas, sillones y lo que necesiten para estudiar o pasar el tiempo juntos.

Los ojos de Seokjin se agrandaron, llenos de emoción.

—¡¿En serio, hyung?!— Yoongi asintió, mientras Jungkook y Taehyung intercambiaban miradas divertidas.

—Claro, princesa. Si tus amigos van a estar aquí, quiero que se sientan cómodos. Y, sobre todo, quiero que tengas un lugar donde puedas aprender y divertirte a tu gusto.

—¡Eso es increíble! —exclamó Seokjin, saltando de su asiento y corriendo a abrazar a Yoongi.

—¿Podemos ayudar a decorarlo? —preguntó Jungkook, claramente entusiasmado por el proyecto.

—Por supuesto —respondió Yoongi, mientras acariciaba el cabello de Seokjin. —Ustedes tres pueden decidir cómo quieren que sea. Solo recuerden que, aunque sus amigos sean bienvenidos, las reglas del castillo se mantienen.

Seokjin sonrió ampliamente, emocionado por la idea de tener un espacio especial para él y sus amigos.

—Gracias, hyung. Eres el mejor —murmuró, acurrucándose contra Yoongi. Yoongi soltó una pequeña risa.

—Lo sé, pequeño. Pero esto lo hago porque eres mi consentido.

. . .

Una tarde, Yoongi estaba revisando los documentos que le había entregado uno de sus consejeros cuando un sirviente entró al despacho con una carta en la mano.

—Mi rey, ha llegado esto para usted.

Yoongi tomó la carta con cierta indiferencia, pero su ceño se frunció al ver el sello en la parte trasera. Reconoció al instante el símbolo de la familia de su antigua prometida. Rompió el sello y leyó rápidamente las palabras escritas con una caligrafía elegante.

< "Mi querido Yoongi,

He escuchado rumores sobre tu reciente compromiso, pero quiero recordarte nuestro pasado. Lo que tuvimos fue un acuerdo poderoso, digno de la realeza vampírica. Es hora de que reconsideres tus decisiones y cumplas con lo que nuestros padres planearon para nosotros. Estoy dispuesta a perdonar todo y a unirme a ti en matrimonio, como siempre debió ser."  >

Yoongi dejó escapar una risa fría mientras doblaba la carta y la colocaba sobre la mesa. Jungkook, que había estado sentado cerca, levantó la mirada.

—¿Algo interesante, hyung? —preguntó con curiosidad.

—Interesante no, molesto, sí. Es de ella. —Yoongi chasqueó la lengua, claramente irritado.

—¿Ella? —Taehyung entró al despacho en ese momento, atrapando la última parte de la conversación. —¿Te refieres a la loca que casi extermina a su propio séquito por "diversión"?— Yoongi asintió con desdén.

—Sí, esa misma. Parece que todavía no entiende que jamás voy a casarme con alguien como ella. Ese compromiso fue un error de nuestros padres, no mío.

—¿Qué harás? —preguntó Jungkook, cruzando los brazos.

—Responderé su carta, pero no con amabilidad. Ella necesita entender que no tiene lugar en mi vida, ni ahora ni nunca.— Mientras hablaban, Seokjin apareció en la puerta, llevando consigo un libro que acababa de tomar de la biblioteca.

—Hyung, ¿qué pasa? —preguntó, acercándose a Yoongi. Yoongi suavizó inmediatamente su expresión al verlo. Tomó a Seokjin de la mano y lo hizo sentarse en su regazo.

—Nada importante, princesa. Solo una molestia del pasado que se niega a desaparecer.— Seokjin ladeó la cabeza, curioso.

—¿Algo que pueda ayudar?.— Yoongi sonrió y negó con la cabeza.

—Tu sola presencia ya lo hace todo mejor. No hay nada que esa mujer pueda ofrecerme que tú no superes con creces.— Jungkook y Taehyung rieron entre dientes ante la forma en que Yoongi había cambiado su tono al hablar con Seokjin.

—Deberías incluir eso en la carta, hyung. Sería un buen golpe para su ego —sugirió Taehyung con una sonrisa maliciosa.

—Tal vez lo haga —respondió Yoongi con un destello de diversión en los ojos. Luego, miró a Seokjin con seriedad.

— Tú eres lo único que importa ahora. No hay nadie más en este mundo que pueda ocupar tu lugar, ni lo permitiría.— Seokjin sonrió tímidamente y escondió su rostro en el pecho de Yoongi, sintiéndose seguro y amado.

. . .

En un lujoso salón rodeado de sirvientes, la vampira sostuvo la carta de rechazo en sus manos, leyendo cada palabra una y otra vez, como si no pudiera creer lo que veía. Sus ojos, normalmente fríos y calculadores, ahora brillaban con una mezcla de rabia y humillación.

—¿Cómo se atreve? —murmuró, apretando la carta con fuerza hasta arrugarla. Su voz subió de tono rápidamente—. ¡¿Cómo se atreve a rechazarme a mí, la futura reina de la realeza vampírica?!

Uno de sus sirvientes, un vampiro delgado y de aspecto nervioso, dio un paso adelante, inclinando la cabeza.

—Mi señora, tal vez esto sea solo una confusión. Si desea, puedo investigar más sobre esta "prometida" de Su Majestad.— Ella se giró hacia él con una sonrisa helada.

—Eso no será necesario. Pero sí quiero saber todo sobre esa persona que ha logrado captar la atención de Yoongi.— Poco después, los sirvientes regresaron con información detallada.

—Mi señora, hemos investigado. Se trata de un omega humano, un niño joven que responde al nombre de Seokjin. Sus compañeros lo llaman "princesa", y parece tener una naturaleza amable y curiosa.— La vampira alzó una ceja, incrédula.

—¿Humano? —repitió con burla, dejando escapar una risa sarcástica—. ¿Me estás diciendo que Yoongi ha rechazado a alguien como yo por un simple humano?

El sirviente tragó saliva, incómodo por el tono peligroso de su ama.

—Sí, mi señora. Además, parece que este "Seokjin" es especial para él. Hay rumores de que lleva la marca de vida de Su Majestad.— La risa de la vampira se detuvo abruptamente. Su expresión se oscureció al escuchar esa última parte.

—¿La marca de vida? —susurró, sus ojos ardiendo con una mezcla de celos y furia. Golpeó la mesa frente a ella con tal fuerza que la madera se astilló—. ¡Esto es inaceptable! ¡Un humano no puede ser digno de algo tan sagrado!— Se giró hacia sus sirvientes con una mirada calculadora.

—Quiero saber todo sobre ese humano. Dónde vive, qué le gusta, con quién se relaciona... y sus debilidades. Si Yoongi piensa que puede humillarme de esta manera, está muy equivocado.— Uno de los sirvientes intentó interrumpir con cautela.

—Pero, mi señora, ese humano está protegido por el rey y sus guardias personales. Cualquier movimiento contra él podría ser... arriesgado.— La vampira se acercó al sirviente, sujetándolo del cuello con una fuerza descomunal.

—¿Acaso te escuché decir que tienes miedo? Porque yo no. Yoongi ha cometido un grave error al rechazarme, y ese omega insignificante va a aprender su lugar en la jerarquía vampírica.— Lo soltó y se dirigió hacia la ventana, observando la noche con una sonrisa peligrosa.

—Prepárense. Quiero que esa "princesa" humana sepa quién manda aquí.

. . .

Era una noche tranquila en el castillo, con la luna llena iluminando las torres y jardines. Todos dormían profundamente, excepto los guardias apostados en las puertas y pasillos. Pero en las sombras, un grupo de vampiros se deslizaba silenciosamente por los muros, moviéndose con una precisión letal.

Seokjin dormía plácidamente en su cama, abrazando una pequeña almohada que Jungkook le había regalado. En sus sueños, no tenía idea del peligro que acechaba a pocos metros de él. De repente, un ruido seco rompió la calma: la ventana de su habitación se abrió de golpe, dejando entrar una ráfaga de aire helado. Un grupo de figuras encapuchadas entró con rapidez, rodeando la cama de Seokjin.

Uno de ellos susurró.

—Este es el humano. La princesa quiere que lo llevemos ahora.— Pero antes de que pudieran moverlo, el pequeño Seokjin se despertó, parpadeando confundido por las sombras que lo rodeaban. Antes de que pudiera gritar, uno de los vampiros lo tomó rápidamente.

—Shh, no temas, pequeño. Solo vienes con nosotros.— El ruido y la tensión activaron los sentidos de los vampiros en el castillo. Jungkook y Taehyung fueron los primeros en reaccionar, seguidos por Yoongi, que irrumpió en el pasillo con una furia descomunal. Los tres llegaron corriendo a la habitación de Seokjin, pero ya era demasiado tarde.

La cama estaba vacía, las sábanas desordenadas, y la ventana abierta de par en par. Lo único que quedaba era una carta cuidadosamente colocada en la almohada.

Yoongi recogió la carta, sus manos temblando de rabia mientras la abría:

<< "Querido Rey Yoongi.

Espero que esta pequeña lección le enseñe a no despreciar a quienes son dignos de su mano. No se preocupe, cuidaré de su pequeño 'princesa' humano. Si desea verlo de nuevo, tal vez quiera reconsiderar mis condiciones.

Con aprecio,
Su antigua prometida" >>

Yoongi apretó la carta con fuerza, sus ojos llenos de furia y un brillo carmesí que iluminó la habitación. Jungkook golpeó una pared con el puño, dejando una grieta visible, mientras Taehyung intentaba calmarlo, aunque él mismo estaba al borde de perder el control.

—¡Se atrevió a tocarlo! —gruñó Yoongi, con una voz profunda y peligrosa—. Esto no se quedará así.— Jungkook lo miró con determinación.

—Iremos tras ellos, Hyung. Nadie se mete con nuestra familia y vive para contarlo.— Taehyung asintió, su tono helado.

—Sea donde sea que lo hayan llevado, los encontraremos. Y no habrá piedad.— Yoongi se giró hacia los dos, su mirada sombría pero llena de decisión.

—Prepárense. No solo recuperaremos a Seokjin, sino que también haremos que paguen por atreverse a desafiarme.

. . .

Seokjin estaba sentado en una silla de madera en una habitación oscura, apenas iluminada por candelabros de fuego tenue. Sus pequeñas manos temblaban mientras trataba de mantener la calma, pero su corazón latía con fuerza, como si quisiera escapar de su pecho.

Frente a él estaba la vampira, su ex-prometida, con una mirada cargada de furia y desprecio. Caminaba en círculos alrededor de Seokjin, su vestido negro ondeando detrás de ella como una sombra viviente.

—Así que tú eres el motivo por el que me rechazó —dijo, con un tono venenoso que hacía eco en la habitación—. ¿Un simple humano? ¿Un niño débil y delicado?

Seokjin no respondió, sus labios temblaban demasiado para formar palabras. Apenas podía mirarla a los ojos, que brillaban con un rojo intenso, llenos de ira. De repente, la vampira se inclinó hacia él, tomando la tela de su pijama con dedos fríos como el hielo. Sin previo aviso, rompió el cuello de la prenda, dejando expuesta la marca de colmillos en su cuello.

—¡La marca de la vida! —exclamó, retrocediendo un paso al reconocerla. Su rostro, ya furioso, ahora mostraba una mezcla de rabia y envidia—. ¡Esto significa que ya no eres un simple humano! Ese bastardo realmente se atrevió a compartir su vida contigo.— Seokjin, asustado y con los ojos llenos de lágrimas, apretó los puños sobre su regazo. Quería gritar, quería llamar a Yoongi, pero sabía que debía ser valiente. Sin embargo, la mirada de la vampira lo atravesaba como una daga.

—¿Qué tiene de especial alguien como tú? —gritó la vampira, acercándose tanto que Seokjin podía sentir su aliento frío en el rostro—. ¿Qué vio en ti que no pudo ver en mí? Yo soy fuerte, soy inmortal, soy perfecta. ¿Y tú? ¡No eres más que un simple omega!

Seokjin respiró hondo y reunió el poco coraje que tenía. Levantó la mirada y, aunque su voz temblaba, habló.

—Yoongi-hyung me eligió... porque me ama. No puedes cambiar eso, no importa cuánto lo odies.— La vampira se quedó inmóvil, sorprendida por la inesperada valentía del pequeño. Pero su sorpresa pronto se transformó en una risa amarga y escalofriante.

—¿Amor? —se burló, cruzando los brazos—. El amor es para los débiles. Pero no te preocupes, princesa. Pronto aprenderás que el amor no te salvará de mí.

La vampira sonrió de forma cruel mientras daba un paso atrás, aún sosteniendo la tela rasgada del pijama de Seokjin en una mano. Sus ojos brillaban con una mezcla de burla y satisfacción mientras lo miraba.

—No te haré nada... por ahora —dijo con una voz gélida, llena de veneno—. Tus perros no tardan en llegar. Eres la carnada perfecta, pequeño príncipe. Cuando lleguen, caerán directamente en mi trampa.

Los ojos de Seokjin se abrieron de par en par, llenos de preocupación. Aunque su corazón estaba lleno de miedo, la idea de que Yoongi y los demás pudieran salir lastimados era mucho peor que cualquier cosa que pudiera sucederle a él. Con voz temblorosa pero decidida, respondió:

—Prefiero que me hagas daño a mí antes de que los toques. Por favor... no les hagas daño.

La vampira arqueó una ceja, sorprendida al principio, pero pronto rompió en una carcajada amarga y burlona. Sus risas resonaron por la habitación como un eco siniestro.

—¡Qué patético! —exclamó, limpiándose una lágrima falsa de su mejilla mientras continuaba riendo—. Al parecer, tú eres el perro aquí. Solo un animal sería tan estúpido como para sacrificarse por sus amos.

Seokjin bajó la mirada, sus pequeños puños apretados con fuerza sobre sus piernas. Sus mejillas estaban rojas, no solo por el miedo, sino también por la humillación de sus palabras. Pero en el fondo, sabía que no era un sacrificio estúpido. No le importaba lo que la vampira dijera, porque proteger a las personas que amaba siempre sería su prioridad.

—Ellos no son mis amos —dijo en un murmullo que apenas podía escucharse. Luego, levantó la mirada y, con una firmeza inesperada en su voz, agregó— Ellos son mi familia. Y no voy a dejar que les hagas daño.

La vampira se detuvo por un momento, su sonrisa desapareciendo mientras observaba la inesperada determinación en los ojos del pequeño omega. Pero la burla pronto regresó a sus labios.

—Familia, ¿eh? Qué conmovedor. Pero veremos cuánto tiempo dura tu coraje cuando te des cuenta de que no puedes salvarlos, ni a ellos ni a ti mismo.— En ese momento, un leve temblor recorrió el suelo, y ambos pudieron escuchar pasos rápidos acercándose por los pasillos. La vampira giró su cabeza hacia la puerta y sonrió con malicia.

—Ah, ahí vienen tus queridos "protectores". Es hora de que el espectáculo comience.

Seokjin intentó levantarse de la silla, pero la vampira lo detuvo con un simple gesto, manteniéndolo atrapado en su lugar como si estuviera encadenado por una fuerza invisible. Él cerró los ojos con fuerza, susurrando una oración para que Yoongi, Jungkook y Taehyung estuvieran preparados para lo que venía.

Cuando la puerta se abrió de golpe, Yoongi entró primero, su aura oscura llenando la habitación. Sus ojos captaron de inmediato la figura de Seokjin, temblando pero vivo, y su mirada se endureció al encontrarse con la vampira. Jungkook y Taehyung lo seguían de cerca, sus expresiones llenas de furia contenida.

—Déjalo ir —ordenó Yoongi, su voz fría como el hielo—. Ahora.

La vampira sonrió, encantada por la llegada de sus oponentes. Lentamente, se inclinó hacia Seokjin y susurró en su oído:

—Que comience la cacería.

La vampira sonrió con malicia al ver a Yoongi, Jungkook y Taehyung entrar en la habitación con furia en sus ojos. Sin perder tiempo, se movió rápidamente detrás de Seokjin, agarrando sus mechones dorados con una mano y tirando de ellos con violencia. Seokjin dejó escapar un pequeño grito de dolor mientras la vampira jalaba su cabello hacia atrás, obligándolo a inclinar la cabeza. Con la otra mano, sacó una daga de plata reluciente y la colocó contra el cuello expuesto del omega.

—¡Ni un paso más! —advirtió la vampira, sus ojos brillando con locura mientras observaba a los tres vampiros congelarse en su lugar—. Un movimiento en falso, y su preciosa "princesa" pierde la cabeza.

Los ojos de Seokjin estaban llenos de lágrimas mientras sollozaba suavemente, aterrorizado por la frialdad de la hoja contra su piel.

—Por favor... no... —susurró, su voz temblorosa. Yoongi dio un paso adelante, pero se detuvo de inmediato cuando la vampira presionó la daga más contra la piel de Seokjin, dejando un leve rastro de sangre que se mezcló con su aroma dulce.

—Tranquila —dijo Yoongi, su tono bajo y controlado, aunque el peligro en su voz era evidente—. No tienes que hacer esto.

—Oh, pero sí tengo que hacerlo —respondió ella con una risa amarga—. ¿Qué clase de rey desprecia a alguien como yo por un simple humano? Este omega no vale nada comparado conmigo, pero claro, tú lo eliges a él. ¿Por qué?— Seokjin sollozó, cerrando los ojos con fuerza mientras sentía el agarre doloroso en su cabello y el frío de la hoja contra su piel.

—Déjalo ir —dijo Jungkook, su tono bajo y amenazante—. No tienes idea de lo que estás haciendo.

—Oh, claro que sé lo que estoy haciendo —respondió la vampira, girando ligeramente para mirar a los tres vampiros frente a ella—. Ustedes son tan predecibles. Harán cualquier cosa por salvarlo, ¿verdad?

Taehyung dio un paso adelante, pero Yoongi levantó una mano para detenerlo. Sus ojos, ahora completamente oscuros, estaban fijos en la vampira.

—Suelta a Seokjin ahora —ordenó Yoongi, su voz llena de una autoridad que hizo titubear brevemente a la vampira.

—¿Y si no lo hago? —preguntó ella con una sonrisa retorcida—. Tal vez debería dejarles un pequeño recuerdo de esta noche. Algo para que no olviden quién realmente manda aquí.— Seokjin lloró más fuerte, sus pequeños puños temblando mientras trataba de no moverse.

—Por favor... no les hagas daño —dijo entre sollozos, su voz rota. Yoongi apretó los puños con fuerza, su furia apenas contenida mientras intentaba pensar en un plan. La vampira lo estaba provocando, queriendo que perdiera el control, pero no podía arriesgarse a que Seokjin saliera lastimado.

—Está bien —dijo Yoongi finalmente, levantando las manos en un gesto de rendición—. Haz lo que quieras conmigo, pero déjalo ir.— La vampira arqueó una ceja, sorprendida por la oferta, pero su sonrisa volvió con más fuerza.

—Qué noble. Pero me temo que no puedo confiar en tus palabras, rey.

En ese momento, un leve movimiento detrás de ella captó su atención, pero fue demasiado tarde. Jungkook, aprovechando un segundo de distracción, se movió con velocidad vampírica, sujetando la muñeca de la vampira y alejando la daga de Seokjin mientras Taehyung la empujaba hacia atrás con un golpe directo.

Seokjin cayó al suelo, liberado del agarre de la vampira, y rápidamente fue envuelto por los brazos protectores de Yoongi, quien lo apretó contra su pecho mientras acariciaba su cabello.

—Todo está bien, princesa. Estoy aquí —susurró Yoongi, su voz llena de alivio. La vampira, furiosa, intentó levantarse, pero Jungkook y Taehyung estaban listos para enfrentarla, sus ojos brillando con una intensidad peligrosa.

—Tienes exactamente cinco segundos para desaparecer de aquí antes de que acabemos contigo —advirtió Taehyung, su tono mortal.

Mientras Jungkook y Taehyung mantenían a la vampira contenida, ella soltó una risa baja y escalofriante. Sus ojos, llenos de rabia y desprecio, se posaron directamente en Seokjin, que aún temblaba en los brazos de Yoongi.

—Esto no ha terminado, mocoso —dijo, su voz goteando veneno—. Volveré por ti.— Seokjin sintió que su sangre se helaba mientras la vampira continuaba:

—No serás más que mi comida la próxima vez. Y cuando eso pase, ni tus tontos vampiros estarán para protegerte. Eres solo un débil humano jugando a ser importante.

Yoongi gruñó, sus colmillos completamente expuestos mientras apretaba a Seokjin más cerca de su pecho.

—Ni te atrevas a tocarlo —espetó Yoongi, su tono tan bajo que parecía un rugido—. Porque si lo haces, juro que no quedará ni rastro de ti.— La vampira soltó una última carcajada antes de liberarse del agarre de Jungkook y Taehyung con un movimiento ágil. Antes de desaparecer en la oscuridad, lanzó una última mirada cargada de odio hacia Seokjin, dejando en el aire una sensación de peligro inminente.

Seokjin enterró su rostro en el pecho de Yoongi, sus lágrimas cayendo silenciosamente mientras sentía los brazos de su prometido rodeándolo con fuerza.

—Está bien, princesa —murmuró Yoongi con ternura, acariciando su cabello—. No dejaré que nadie te haga daño. Lo prometo.

Seokjin observó cómo la vampira se desvanecía en la oscuridad, pero el eco de sus palabras seguía retumbando en su mente. El miedo aún le recorría el cuerpo, sus manos temblando mientras intentaba mantenerse firme. Yoongi lo sostuvo con fuerza, sus ojos inspeccionándolo frenéticamente para asegurarse de que estuviera ileso. Sin embargo, el rastro de sangre en el cuello de Seokjin, donde la daga lo había rozado, no pasó desapercibido para ninguno.

—¡Está sangrando! —exclamó Taehyung, con la preocupación pintada en su rostro. Seokjin levantó una mano temblorosa hacia su cuello, notando el leve corte. El miedo, la tensión y la fatiga se acumularon rápidamente en su pequeño cuerpo.

—N-No pasa nada, hyung... Estoy...— trató de murmurar antes de que sus rodillas se debilitaran.

—¡Seokjin! —gritaron al unísono Yoongi, Jungkook y Taehyung mientras el niño se desplomaba en los brazos de su prometido.

Yoongi lo sostuvo con cuidado, mirando con furia contenida el pequeño rastro de sangre. Su mandíbula se tensó mientras sus colmillos seguían al descubierto.

—Esto... Esto fue demasiado para él —susurró Jungkook, tratando de calmar a su rey.

—Maldita sea esa mujer... —gruñó Yoongi, abrazando a Seokjin con fuerza pero con delicadeza, como si temiera romperlo. Taehyung se acercó rápidamente, inspeccionando el pequeño corte.

—Es superficial, pero suficiente para que se desmayara. Llevenoslo al castillo es madrugada.

Yoongi asintió, levantando a Seokjin en sus brazos como si fuera lo más preciado del mundo. Mientras caminaban hacia el castillo su mirada ardía con promesas de venganza.

— Juro que esa mujer pagará por lo que hizo —murmuró, acariciando el cabello de Seokjin mientras este permanecía inconsciente, su respiración tranquila pero temblorosa.

. . .

Seokjin abrió lentamente los ojos, parpadeando mientras se acostumbraba a la suave luz que iluminaba la habitación. Se dio cuenta de inmediato de que no estaba en su cuarto, sino en la amplia y lujosa habitación de Yoongi. Lo que más le llamó la atención fueron los peluches que lo rodeaban: un conejo, un oso, e incluso un pequeño dragón. Cuando intentó moverse, un leve dolor en su cuello lo detuvo. Llevó una mano al área y notó el vendaje que ahora cubría la pequeña herida.

Antes de que pudiera procesar lo sucedido, la puerta se abrió y entraron Yoongi, Jungkook y Taehyung, cada uno con algo en las manos.

—¡Buenos días, princesa! —saludó Jungkook con una sonrisa amplia mientras sostenía una bandeja llena de comida.

—¿Cómo te sientes, piojito? —preguntó Taehyung, cargando una caja con los dulces favoritos de Seokjin. Yoongi, con una mirada más serena pero llena de preocupación, se acercó y se sentó al borde de la cama. En sus manos llevaba un vaso con leche tibia.

—¿Estás bien, Ninnie? —preguntó suavemente mientras le apartaba un mechón de cabello de la frente. Seokjin asintió lentamente, todavía algo confundido.

—Estoy... estoy bien, hyung. ¿Qué pasó?

—Ayer fue un día complicado, pero todo está bien ahora —respondió Yoongi, acariciando su cabeza. Seokjin bajó la mirada hacia la bandeja que Jungkook colocaba frente a él: un desayuno lleno de sus platillos favoritos. También vio la caja de dulces que Taehyung dejó a un lado, y no pudo evitar esbozar una pequeña sonrisa.

—¿Esto es para mí? —preguntó con timidez.

—¡Claro que sí! —dijo Taehyung, sentándose junto a él. —Te lo mereces después de todo lo que pasaste.

Yoongi cruzó los brazos y lo miró con una mezcla de ternura y seriedad.

—Pero tienes que prometer que no te preocuparás por nada más. Nosotros nos encargaremos de mantenerte seguro, ¿de acuerdo?.— Seokjin asintió, tomando un pedazo de pan de la bandeja. Su sonrisa volvió a aparecer mientras murmuraba.

—Gracias, hyungs.

Mientras comía, rodeado de sus protectores y sus peluches, Seokjin sintió que, a pesar de todo lo que había sucedido, estaba en el lugar más seguro del mundo.

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