5: Comida De Vampiros.
El gran salón estaba iluminado con miles de velas, reflejándose en los cristales y las telas brillantes de los vestidos de la realeza vampírica que llenaban el lugar. Los murmullos se detuvieron cuando Yoongi, el rey más poderoso, hizo su entrada. Su porte majestuoso y su mirada imponente reclamaron la atención de todos los presentes.
A su lado, Seokjin caminaba con gracia, sus manos envueltas en unos guantes de satén perlado, tan suaves y brillantes como la seda de los cielos nocturnos. Jungkook y Taehyung se mantenían cerca, como sombras protectoras, pero incluso ellos parecían eclipsados por la presencia de Yoongi.
Seokjin no podía evitar admirar a Yoongi mientras avanzaban hacia el centro de la sala. Su vestimenta, oscura como la noche, contrastaba perfectamente con los destellos plateados que adornaban su capa. Sin embargo, su atención fue capturada por los elegantes guantes de Seokjin, que relucían bajo la luz cálida, destacando las delicadas manos que Yoongi protegía con tanto celo.
—Te ves hermoso —murmuró Yoongi en un tono bajo, apenas audible para los demás, mientras le ofrecía su brazo.
Seokjin sonrió tímidamente, inclinando ligeramente la cabeza en señal de agradecimiento.
Los ojos de la realeza se fijaron en ellos, curiosos y expectantes. Aunque la posición de Yoongi estaba fuera de discusión, era la primera vez que muchos veían al humano que había conquistado el corazón del rey. Los guantes de Seokjin, símbolos de pureza y elegancia, parecían un recordatorio de la delicadeza que Yoongi había jurado proteger.
Jimin y Namjoon, quienes también asistían a la fiesta como representantes de la academia, intercambiaron miradas cómplices desde un rincón de la sala.
—Definitivamente es un espectáculo —susurró Jimin con una sonrisa traviesa.
—No es solo un espectáculo —respondió Namjoon con admiración—. Es un símbolo.
Mientras la noche avanzaba, Yoongi se aseguró de mantener a Seokjin cerca, su mano descansando ocasionalmente sobre la de él, como una promesa silenciosa de que nada ni nadie se atrevería a lastimarlo.
Seokjin estaba sentado en la mesa asignada para él, rodeado de Jimin y Namjoon, quienes habían obtenido el permiso de sus familias para acompañarlo a este prestigioso evento. La presencia de sus amigos le traía tranquilidad en medio de tanta pompa y lujo.
Yoongi, Jungkook y Taehyung permanecían cerca, observando discretamente para asegurarse de que nadie molestara a Seokjin ni a sus compañeros. Los tres vampiros reales eran una barrera impenetrable, pero también se aseguraban de darles espacio para que disfrutaran la velada.
Sobre la mesa había una elegante variedad de platillos. Mientras Seokjin tenía un plato cuidadosamente preparado con alimentos humanos, Jimin y Namjoon disfrutaban de un festín reservado para vampiros. Ambos sostenían copas llenas de un líquido rojo oscuro, dándole pequeños sorbos mientras charlaban con Seokjin.
— SeokJin-ah, deberías probar esto algún día —bromeó Jimin, levantando su copa con una sonrisa juguetona.
—Ni lo sueñes —respondió Seokjin con un puchero, fingiendo disgusto mientras tomaba un bocado de su comida. Namjoon, siempre más calmado, soltó una ligera risa.
—Deja en paz a Jin-ah. Sabes que eso no es para él. Además, creo que está muy bien cuidado, ¿no es así, Jin-ah? —dijo, mirando de reojo hacia Yoongi, quien no quitaba los ojos de Seokjin desde la distancia. Seokjin bajó la mirada, ligeramente sonrojado.
— Yoongi-hyung siempre cuida de mí... pero ustedes también lo hacen, y eso me hace muy feliz —admitió en voz baja, su sinceridad desarmando por completo a sus amigos.Jimin dejó su copa a un lado y se inclinó hacia Seokjin, rodeándolo con un brazo.
—¡Claro que sí, Jin-ah! Nadie se mete contigo mientras estemos aquí.— Namjoon asintió con seriedad, aunque su sonrisa delataba lo mucho que apreciaba a su amigo.
—Es nuestra misión. Si alguien te molesta, primero tendrá que pasar por nosotros.
Los tres rieron suavemente, disfrutando de la compañía mutua mientras el bullicio de la fiesta continuaba a su alrededor. Para Seokjin, no importaba que su comida fuera diferente o que sus amigos fueran vampiros; lo que realmente valoraba era el sentido de familia que había encontrado con ellos.
Desde su posición, Yoongi observó la escena con una ligera sonrisa en los labios. Ver a Seokjin relajado y rodeado de quienes lo cuidaban llenaba su frío corazón de un calor desconocido.
—Creo que está en buenas manos, al menos por ahora —comentó Jungkook con una sonrisa mientras miraba a Yoongi.
—Pero eso no significa que podamos relajarnos del todo —añadió Taehyung, con los brazos cruzados—. Siempre hay ojos que miran demasiado.
Yoongi asintió, sus ojos todavía fijos en Seokjin.
—Y ninguno de esos ojos tendrá la oportunidad de hacerle daño.
La fiesta continuaba, llena de risas y conversaciones. Seokjin, Jimin y Namjoon seguían charlando en su pequeño rincón cuando una presencia incómoda comenzó a hacerse notar. Un vampiro joven, de apariencia refinada pero con una mirada inquietante, los observaba desde su lugar al otro lado del salón. Sus ojos, de un rojo intenso, parecían fijos únicamente en Seokjin, como si lo estuviera evaluando... o saboreando.
— Jin-ah, ¿te sientes bien? —preguntó Jimin, notando que Seokjin se removía inquieto en su asiento.
—Sí, estoy bien... —murmuró Seokjin, tratando de ignorar la mirada insistente que sentía sobre él. Namjoon, quien era más observador, giró discretamente la cabeza y notó al vampiro que no apartaba los ojos de Seokjin. Con un ceño fruncido, se inclinó hacia Jimin y le susurró algo al oído.
—Ese tipo nos está mirando. Y no me gusta cómo lo hace.— Antes de que pudieran decir algo más, el vampiro finalmente se levantó de su asiento y comenzó a acercarse a ellos con una sonrisa que resultaba todo menos amigable.
—Disculpen que interrumpa —dijo con una voz melosa, aunque sus ojos seguían clavados en Seokjin—. No pude evitar notar al joven humano. Qué raro ver a alguien como tú aquí... tan bonito, con esos mechones rubios y esas mejillas redondeadas. Parece un postre exquisito.
El comentario hizo que Jimin se levantara de inmediato, colocando una mano protectora sobre el hombro de Seokjin.
—Lo siento, pero él no está en el menú.— Namjoon también se puso de pie, interponiéndose entre Seokjin y el vampiro con una calma amenazante.
—Quizá no hayas notado las insignias que lleva. Él es el prometido de nuestro rey. Si quieres seguir con vida, será mejor que retrocedas.— El vampiro soltó una risa seca, claramente subestimándolos.
— ¿El prometido del rey? ¿Este humano? ¿Qué tiene de especial? Parece demasiado frágil para estar aquí.— Antes de que pudiera continuar, una voz fría y autoritaria resonó desde detrás de ellos.
—Parece que alguien necesita que le enseñen modales.— El vampiro giró la cabeza rápidamente, encontrándose con Yoongi, quien se acercaba con una expresión peligrosa en el rostro. Jungkook y Taehyung lo seguían de cerca, sus ojos destellando con una amenaza silenciosa.
—¿Crees que puedes hablar así del prometido del rey y salir impune? —dijo Yoongi con un tono bajo pero lleno de furia contenida.
El vampiro retrocedió, dándose cuenta demasiado tarde del error que había cometido. Tartamudeó algo incomprensible antes de inclinarse rápidamente.
—M-mis disculpas, su majestad. No sabía que...
—No te disculpes conmigo —lo interrumpió Yoongi, señalando hacia Seokjin—. Si tienes algo que decir, se lo dices a él.— El vampiro miró a Seokjin con miedo evidente.
—Mis disculpas, joven omega. No fue mi intención ofenderlo.— Seokjin, aunque aún algo nervioso, levantó la cabeza con determinación.
—Acepto su disculpa, pero asegúrese de no volver a cometer el mismo error.— El vampiro asintió rápidamente y se retiró, casi tropezando con sus propios pies mientras se alejaba del grupo.
Jimin y Namjoon se relajaron ligeramente, mientras que Seokjin dejó escapar un suspiro de alivio. Yoongi se acercó y le colocó una mano sobre el hombro.
—No volverá a molestarte. Pero si alguien lo hace, no dudes en decirlo. Aquí todos deben saber a quién perteneces, Jin.
Seokjin asintió con una pequeña sonrisa, agradecido por la protección de sus amigos y su prometido. Mientras tanto, Jungkook y Taehyung se aseguraron de que el vampiro no volviera a acercarse durante toda la noche.
. . .
Unos días después, Jimin, Namjoon y Seokjin obtuvieron permiso para visitar la ciudad vampiro. Era un lugar del que habían escuchado maravillas, especialmente sobre su famosa biblioteca. Jungkook y Taehyung, como buenos guardianes, los acompañaron para asegurarse de que "la princesa" no tuviera ningún problema.
—¿Listo, piojito? —preguntó Jungkook mientras ajustaba el abrigo de Seokjin antes de salir.
—¡Estoy listo! —respondió Seokjin con emoción, sosteniendo su pequeña bolsa de tela.
—Ninnie, quédate cerca de nosotros, ¿de acuerdo? —dijo Taehyung con una sonrisa, inclinándose un poco para mirarlo a los ojos.
La ciudad vampiro era todo lo que Seokjin había imaginado y más. A pesar de su corta edad, sus ojos grandes brillaban al ver los edificios altísimos, las luces flotantes y el cielo púrpura con dos lunas. Había vampiros de todas las edades, vestidos con ropas elegantes y caminando por calles que parecían brillar bajo la tenue luz.
—¡Esto es increíble! —exclamó Seokjin mientras daba pequeños saltos. Jimin se rió, agarrando su mano para que no se alejara.
—Es solo el principio, Jin-ah. Espera a ver la biblioteca.
Cuando llegaron, Seokjin se quedó boquiabierto. El edificio parecía una catedral con puertas gigantescas cubiertas de grabados y runas. Jungkook tocó una de las puertas, y estas se abrieron lentamente, revelando un interior aún más impresionante.
—Es enorme... —susurró Seokjin, sus mejillas sonrojadas por la emoción.
—Más grande que tu cuarto, ¿eh, piojito? —bromeó Taehyung, revolviéndole el cabello.
Dentro de la biblioteca, los niños comenzaron a explorar. Jimin y Namjoon se movían con confianza entre las estanterías, buscando libros sobre mitología y alquimia. Mientras tanto, Seokjin seguía a Jungkook y Taehyung, quienes le mostraban secciones más simples, con cuentos ilustrados y libros para principiantes.
—Mira este, ninnie —dijo Taehyung, señalando un libro que parecía hecho para él: Historias de dragones y lunas. Seokjin lo tomó con cuidado, sus pequeños dedos acariciando la portada.
—¿Creen que Yoongi hyung me lea esto antes de dormir?
—Por supuesto que sí, princesa. Le encanta leer contigo —respondió Jungkook con una sonrisa.
Mientras salían con sus libros, Seokjin no podía dejar de mirar a su alrededor. La ciudad vampiro era hermosa, pero también se sentía diferente. Aunque los edificios y las calles parecían acogedores, había algo que le daba un ligero escalofrío.
—Ninnie, ¿qué pasa? —preguntó Taehyung al notar que Seokjin se aferraba a su abrigo.
—Nada... solo pensé que alguien nos estaba mirando...— Jungkook y Taehyung intercambiaron miradas rápidas, y Jungkook murmuró en voz baja.
—Mantente cerca de nosotros, piojito.
Sin embargo, Jungkook y Taehyung sabían que la ciudad vampiro no era solo magia y maravillas. Había ojos que siempre observaban, y algunos no eran tan amistosos como los amigos de Seokjin.
Seokjin, Jimin y Namjoon entraron emocionados a una de las tiendas más populares de la ciudad vampiro. Era un lugar amplio, con estanterías altas llenas de frascos misteriosos, paquetes con etiquetas extrañas y un aroma peculiar que mezclaba dulzura y algo metálico.
—¡Guau! Hay tantas cosas aquí... —murmuró Seokjin, mirando a su alrededor con los ojos brillantes de curiosidad. Jimin, divertido, se inclinó para susurrarle.
—Bienvenido al paraíso de los vampiros, Jin-ah. Aquí tienen de todo, desde snacks hasta banquetes completos.
—¿Qué es eso? —preguntó Seokjin, señalando una bandeja con lo que parecían dedos fritos. Antes de que Jimin pudiera responder, Taehyung apareció detrás de Seokjin y rápidamente le tapó los ojos con ambas manos.
—¡No, no, no, piojito! Esto no es para que lo veas.
—¡Pero quiero verlo! —protestó Seokjin, tratando de apartar las manos de Taehyung mientras reía.
—Ni hablar, princesa. No queremos que tengas pesadillas —intervino Jungkook, tomando a Seokjin de los hombros para guiarlo lejos de la bandeja.
Sin embargo, el niño era demasiado curioso. Logró zafarse de Taehyung y se asomó entre las estanterías, encontrando frascos llenos de líquido rojo oscuro etiquetados como "sangre de reserva premium". Había incluso paquetes de carne seca colgados, que le recordaron a las frutas deshidratadas que comía en casa.
—¡Esto parece como las uvas pasas que me da Yoongi hyung! —exclamó, señalando la carne seca. Namjoon y Jimin no pudieron evitar reírse.
— Bueno, algo así... aunque estas no son de uva, ninnie —dijo Jimin con un guiño.
—¿Qué son? —preguntó Seokjin con la cabeza inclinada. Namjoon, tratando de contener su risa, respondió.
—Digamos que es carne especial para vampiros.— Mientras tanto, Jungkook y Taehyung intentaban distraerlo.
—¡Mira, piojito! ¡Aquí tienen dulces! —dijo Jungkook, señalando una sección con pequeños frascos de caramelos rojos en forma de gotas. Seokjin corrió hacia los frascos y tomó uno para examinarlo.
—¿Esto es seguro para mí?
—Ese sí, princesa. Es sangre cristalizada mezclada con miel, pero puede comerse como un dulce normal —explicó Taehyung.
—¡Quiero probarlo! —dijo Seokjin con entusiasmo. Jungkook suspiró, rendido ante la curiosidad inagotable del pequeño.
—Está bien, pero solo uno, ¿de acuerdo?.— Seokjin asintió emocionado y, tras probar el dulce, sus ojos se iluminaron.
—¡Está delicioso! Sabe como las galletas que hace Yoongi hyung.
—Por eso eres su princesa, siempre tan dulce —bromeó Jimin, revolviendo el cabello de Seokjin.
Mientras salían de la tienda, Jungkook y Taehyung no dejaban de vigilar a Seokjin, asegurándose de que no se asomara a más secciones "inapropiadas". Aunque al final, el pequeño no podía dejar de hablar sobre todo lo que había visto y probado, llenando de risas a su peculiar grupo.
. . .
Al regresar al castillo, Seokjin no pudo contener su entusiasmo y corrió directamente hacia Yoongi, que estaba revisando unos documentos en el salón principal.
—¡Hyung! ¡Tienes que escuchar lo que vi en la tienda! —dijo emocionado, jalando de la manga de Yoongi.
Yoongi levantó la mirada, dejando los papeles a un lado para enfocarse en el pequeño.
—¿Qué viste, ninnie?
—¡Había dedos fritos, carne seca que parece como las frutas que me das, y frascos llenos de sangre! —contó rápidamente, con los ojos brillantes.
Yoongi frunció el ceño, y lentamente giró la cabeza hacia donde estaban Jungkook y Taehyung, quienes acababan de entrar. Ambos alfas se detuvieron en seco al sentir la intensa mirada de su rey.
—¿Dedos fritos? ¿Sangre? ¿Dulces? —preguntó Yoongi con voz calmada, pero claramente peligrosa. Jungkook levantó las manos en defensa.
— ¡No fue nuestra culpa! Es escurridizo, hyung. Intentamos taparle los ojos, pero...
—...es muy curioso y no podíamos detenerlo todo el tiempo —completó Taehyung, nervioso, mientras hacía un gesto hacia Seokjin. El pequeño se cruzó de brazos, mirando a Yoongi con aire ofendido.
—No es culpa de ellos. Yo quería ver todo. ¡Y además probé un dulce de sangre con miel! ¡Estaba delicioso!— Yoongi levantó una ceja.
—¿Un dulce de sangre con miel?
—¡Sí! Es muy dulce y rico, como las galletas que haces para mí —respondió Seokjin, sonriente, sin notar la tensión en el aire. Jungkook y Taehyung intercambiaron miradas nerviosas, y Jungkook intentó explicarse.
—Esos dulces son seguros para él, hyung. Solo probó uno, y lo vigilamos todo el tiempo... bueno, casi todo el tiempo.
—¿Casi? —repitió Yoongi, inclinándose ligeramente hacia ellos, su tono frío como el hielo. Taehyung dio un paso adelante, tratando de mediar.
—Hyung, te prometemos que cuidamos de él. Pero sabes cómo es ninnie, tiene una curiosidad que no se puede detener.
Seokjin tiró de la manga de Yoongi de nuevo, atrayendo su atención.
—¡No te enojes con ellos! Me cuidaron bien. Y quiero más de esos dulces... ¿me comprarás más?
Yoongi suspiró, su expresión suavizándose al ver la cara llena de inocencia de Seokjin. Al final, se rindió, colocando una mano en la cabeza del niño para despeinarlo con cariño.
—Hablaré con ellos después. Y sobre los dulces... ya veremos.— Jungkook y Taehyung soltaron un suspiro de alivio, aunque todavía sintieron el peso de la advertencia en los ojos de Yoongi.
—Pero la próxima vez, no quiero que nuestro prometido vuelva a ver cosas que no debería. ¿Entendido? —les dijo con firmeza.
—¡Sí, hyung! —respondieron al unísono, inclinándose rápidamente.
Seokjin, sin preocuparse por las tensiones, comenzó a contarle a Yoongi sobre cada cosa que había visto en la tienda, su entusiasmo llenando la sala. Mientras tanto, Jungkook y Taehyung se retiraron sigilosamente, murmurando entre ellos sobre lo agotador que era cuidar de un niño tan curioso y travieso.
Después de toda la conmoción en la tienda, Seokjin apareció en la habitación de Yoongi sosteniendo un libro que había escogido en la biblioteca de la ciudad vampiro. El pequeño se acercó a su prometido con una sonrisa radiante y extendió el libro hacia él.
—Hyung, este es para ti. Lo encontré en la biblioteca. Creo que te gustará —dijo con dulzura.
Yoongi tomó el libro con cuidado, observando la portada antes de posar su mirada en el niño. Con un suspiro largo, dejó el libro sobre la mesa cercana y comenzó a reír, recordando lo que había pasado hace unas horas.
—¿De qué te ríes, hyung? —preguntó Seokjin, ladeando la cabeza con curiosidad. Yoongi negó con la cabeza ligeramente.
—Solo pensaba en lo que pasó en la tienda. Eres un pequeño travieso, ¿lo sabías?.— Seokjin se encogió de hombros y se sentó a su lado.
—Estoy acostumbrado, hyung. Viví en la guerra, ¿recuerdas? He visto cosas peores. Sé que para ustedes esa comida es normal, es su alimento. Como lo mío son los animales... aunque lo mío es menos turbio.
La risa de Yoongi resonó en la habitación, una risa sincera que iluminó su rostro. No podía evitar admirar la forma en que Seokjin hablaba con tanta naturalidad y madurez para su edad.
—Menos turbio, ¿eh? —repitió Yoongi, todavía riendo. Seokjin asintió con seriedad, pero sus mejillas se sonrojaron un poco al escuchar la risa de Yoongi.
—Está bien, pequeña princesa traviesa —dijo Yoongi finalmente, colocando una mano sobre la cabeza del niño para despeinarlo cariñosamente—. Pero vamos a poner algunas reglas. Solamente podrás comer esos dulces de sangre una vez al mes... o, bueno, tal vez una vez a la semana, si te portas bien.
Los ojos de Seokjin brillaron de emoción al escuchar eso.
—¡Prometo portarme bien, hyung! —respondió rápidamente, abrazándolo con entusiasmo. Yoongi suspiró, pero no pudo evitar sonreír mientras correspondía al abrazo.
—Espero que no te estés aprovechando de lo mucho que te consiento, ninnie.
—Nooo, claro que no... —murmuró Seokjin, aunque su sonrisa traviesa decía lo contrario.
Yoongi negó con la cabeza, pero en su interior estaba encantado de verlo tan animado. A pesar de todo lo que había pasado en su corta vida, Seokjin conservaba una pureza y una curiosidad que lo hacían brillar, y Yoongi haría todo lo posible por protegerlo.
Seokjin estaba sentado cómodamente junto a Yoongi, todavía saboreando la idea de los dulces de sangre que había probado en la tienda. Su expresión radiante y sus mejillas sonrojadas hicieron que Yoongi lo mirara con una mezcla de ternura y diversión.
—Eres un pequeño travieso, ¿lo sabías? —dijo Yoongi, con una sonrisa que anunciaba problemas. Seokjin lo miró con curiosidad.
—¿Por qué dices eso, hyung?.— Yoongi negó con la cabeza, fingiendo una expresión seria.
— Porque me haces reír, me desafías con tus travesuras y luego te aprovechas de lo mucho que te consiento.
Antes de que Seokjin pudiera protestar, Yoongi movió rápidamente sus manos hacia el cuello del niño, haciéndole cosquillas con precisión.
—¡Hyung! —gritó Seokjin entre carcajadas, mientras intentaba apartar las manos de Yoongi.
—¿Qué pasa, princesa traviesa? ¿Ya no puedes con tus travesuras? —bromeó Yoongi, sin detenerse mientras pasaba a hacerle cosquillas en las axilas. Seokjin se retorcía y reía sin parar, sus carcajadas resonando por toda la habitación.
—¡P-para, hyung! ¡No puedo respirar! —rogó entre risas, pero su risa contagiosa hacía que Yoongi continuara.
—Oh no, ninnie, esto es un castigo por ser un consentido —dijo Yoongi, ahora concentrándose en la pancita del niño, donde sabía que era especialmente sensible.
Seokjin prácticamente lloraba de la risa, pateando suavemente con los pies mientras intentaba escapar.
—¡Hyung, de verdad, no más! —dijo finalmente, sin aliento pero con una gran sonrisa en su rostro.
Yoongi, satisfecho, dejó de hacerle cosquillas y lo abrazó suavemente, dejando que el pequeño se recostara contra su pecho para recuperar el aliento.
—Eres demasiado fácil de complacer, ninnie —dijo Yoongi, acariciando su cabello con cariño.
—Eres malo, hyung... —murmuró Seokjin, todavía con una sonrisa mientras se acurrucaba más cerca.
—Malo pero efectivo, ¿verdad? —respondió Yoongi, plantándole un beso en la frente.
A pesar de sus palabras, Seokjin no podía ocultar lo feliz que se sentía. Estar con Yoongi lo hacía sentirse seguro y amado, incluso cuando este decidía castigarlo con cosquillas.
. . .
Durante la cena en el castillo, Seokjin comía tranquilamente su plato de frutas frescas y carne cocida mientras observaba a los demás disfrutar de su propio alimento. Jungkook y Taehyung mordían trozos de carne cruda cubierta de sangre, mientras Yoongi saboreaba lentamente una copa de vino mezclada con sangre, como si fuera el mejor manjar del mundo.
Seokjin apoyó su barbilla en la mano, observando con fascinación. No podía apartar la mirada de cómo disfrutaban, como si su comida tuviera un sabor celestial. Los vampiros se dieron cuenta de su mirada fija y se miraron entre ellos, preocupados.
—¿Te molesta, princesa? —preguntó Taehyung con suavidad, dejando su copa a un lado. Seokjin parpadeó sorprendido y negó rápidamente con las manos.
—¡No, no! Es solo que... —titubeó un momento antes de continuar—, es solo que me da curiosidad. ¿A qué sabe?
El silencio en la sala fue breve, pero palpable. Jungkook dejó escapar una pequeña risa, tratando de no sonar irrespetuoso, mientras Yoongi arqueaba una ceja, divertido por la pregunta.
—¿A qué sabe? —repitió Yoongi, mientras dejaba su copa a un lado y miraba a Seokjin con una leve sonrisa.
—Sí, hyung —respondió Seokjin, inclinándose un poco hacia adelante, como si esperara una gran revelación—. Lo comen con tanto entusiasmo que parece más delicioso que mi comida.
Jungkook y Taehyung intercambiaron miradas, claramente divertidos por la curiosidad del pequeño. Yoongi, por su parte, suspiró, fingiendo estar pensativo.
—Bueno... es como carne asada, con un toque más intenso y jugoso. ¿Eso satisface tu curiosidad, travieso? —dijo, mirándolo con un destello de humor en los ojos. Seokjin bajó la mirada hacia su plato, donde su carne perfectamente cocida lo esperaba. Frunció los labios mientras lo señalaba con un dedo.
—Es que lo comen como si estuviera delicioso, más que la mía —dijo con sinceridad, haciendo que Jungkook soltara una carcajada y Taehyung tuviera que cubrirse la boca para no reír abiertamente.
Yoongi no pudo evitar reír suavemente también. Se inclinó hacia Seokjin y le dio un ligero golpecito en la nariz.
—Quizá lo que pasa es que cada uno disfruta más lo que está hecho para ellos, princesa. ¿No te parece que tu comida también es deliciosa? —preguntó Yoongi, con una mezcla de ternura y curiosidad.
Seokjin tomó un trozo de fruta y lo masticó lentamente, como evaluando la pregunta. Al final, sonrió.
—Está bien, pero aún así... la suya parece más divertida.
La respuesta provocó una risa general entre los vampiros, mientras Yoongi sacudía la cabeza, entretenido por la honestidad de su prometido.
—Eres único, Seokjin —dijo Yoongi, volviendo a su copa mientras Seokjin seguía observando con interés el "divertido" festín de los vampiros.
JAJSJASJASJA sin querer les publique el capítulo seis
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