Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

15: Lazo Completo.

Los tres vampiros llegaron al escondite de Eunha, siguiendo el rastro de SeokJin, que ahora era apenas perceptible. Cuando cruzaron las puertas de aquel oscuro salón, se detuvieron en seco.

Ahí estaba SeokJin, atado a una silla, su cabeza caída hacia un lado, y Eunha inclinada sobre él, mordiendo su cuello con ferocidad. La sangre de SeokJin se derramaba lentamente, manchando su camisa blanca y el suelo. Sus ojos estaban abiertos, pero vidriosos, completamente blancos, y su piel era tan pálida como una hoja de arroz, casi translúcida.

— ¡No! —gritó Yoongi, sus ojos brillando de rojo intenso mientras cruzaba la habitación con velocidad sobrehumana.

Con un movimiento feroz, arrancó a Eunha de SeokJin, lanzándola contra la pared con tal fuerza que el edificio tembló. Eunha soltó una risa estridente, completamente satisfecha.

— Llegaron tarde —dijo con una sonrisa sangrienta, sus colmillos aún manchados con la sangre de SeokJin—. Les advertí que no eran dignos de él. Ahora lo perderán.

Mientras tanto, Taehyung y Jungkook se apresuraron hacia SeokJin. Jungkook lo sostuvo en sus brazos con desesperación, sus manos temblando mientras trataba de encontrar algún signo de vida. Mientras Taehyung con su daga cortaba el lazo que mantenía atado a SeokJin en la silla

—¡Seokjin! —gritó Jungkook, sus ojos llenos de lágrimas mientras sacudía suavemente a SeokJin—. ¡Por favor, despierta! ¡Por favor!

Taehyung, de rodillas junto a ellos, revisó el pulso de SeokJin, pero apenas podía sentirlo.

—Es débil... demasiado débil.

— No puede ser... no puede ser... —
murmuró Jungkook, su voz quebrándose mientras sostenía el rostro frío de SeokJin entre sus manos. Eunha, aún apoyada contra la pared, observaba la escena con diversión.

—Se los dije. Ustedes nunca podrán protegerlo. Ahora es mío, aunque sea en muerte.— Yoongi apareció frente a ella en un parpadeo, su rostro lleno de una furia aterradora.

—¿Crees que esto terminará bien para ti? —gruñó, su voz tan baja y mortal que incluso Eunha sintió un escalofrío.

— Ya es demasiado tarde, mi querido rey —respondió ella con una sonrisa torcida—. Su sangre es mía junto a su vida, ¿De verdad crees que sobrevivira?, miralo esta muriendo, ¿No puedes escuchar sus latidos lentos?.

Sin más palabras, Yoongi le atravesó el pecho con su mano, desgarrando el corazón de Eunha en un movimiento limpio. Ella jadeó, sorprendida, y se desplomó en el suelo, desintegrándose en polvo al instante.

Yoongi se giró hacia SeokJin, arrodillándose junto a Jungkook y Taehyung. Sus ojos recorrieron el rostro pálido de su omega, y su corazón inmortal se hundió.

— No puede acabar así —dijo Yoongi, su voz rota por primera vez en siglos.

Jungkook asintió desesperadamente, inclinándose para apoyar su frente contra la de SeokJin.

—No voy a perderte, ninnie... no puedo.

Taehyung, con la mandíbula apretada, miró a Yoongi.

—Podemos salvarlo. Con nuestra sangre.— Yoongi dudó un momento, pero no había otra opción.

—De acuerdo.— Sin perder tiempo, los tres hicieron un corte en sus muñecas, dejando que su sangre inmortal goteara en los labios de SeokJin.

— Vamos, amor. Vuelve con nosotros — susurró Yoongi, su tono cargado de súplica mientras veía las gotas de sangre tocar los labios de SeokJin. Los tres esperaron con ansiedad, sus corazones inmortales latiendo como nunca antes.

Taehyung levantó a SeokJin en sus brazos con una delicadeza casi reverente, como si temiera que incluso el más leve movimiento pudiera dañarlo aún más. El cuerpo de SeokJin estaba frío, demasiado frío, y su piel pálida contrastaba con la sangre seca en su cuello.

—No hay tiempo que perder —dijo Taehyung, su voz grave y llena de urgencia.

Yoongi y Jungkook asintieron, incapaces de articular palabra. Sus ojos seguían fijos en SeokJin, en la fragilidad de su pequeño omega que parecía más cerca de la muerte que de la vida.

—Él... él estará bien, ¿verdad? —murmuró Jungkook mientras seguía a Taehyung hacia el carruaje. Su voz temblaba, y aunque intentaba mantener la compostura, sus manos temblorosas lo traicionaban.

—No vamos a perderlo —respondió Yoongi con una firmeza que intentaba convencer tanto a Jungkook como a sí mismo. Pero incluso él no podía ocultar la ansiedad que se reflejaba en sus ojos.

El camino al castillo fue silencioso, salvo por el sonido de los cascos de los caballos golpeando el suelo y las respiraciones tensas de los tres vampiros. Dentro del carruaje, Taehyung sostenía a SeokJin contra su pecho, murmurándole palabras tranquilizadoras aunque sabía que SeokJin no podía escucharlas.

— Por favor, Princesa aguanta un poco más. Estamos contigo.— Yoongi, sentado frente a ellos, observaba cada movimiento, cada pequeño detalle, buscando algún signo de mejoría, pero no había ninguno. Apretó los puños, su mente girando con pensamientos de autodesprecio.

"Fallé. No fui capaz de protegerlo."

Jungkook estaba sentado al lado de Yoongi, con la cabeza gacha, sus colmillos picando de frustración e impotencia. No podía dejar de mirar las manchas de sangre en la camisa de SeokJin. Era su sangre, y ellos no habían podido detenerlo.

Cuando llegaron al castillo, los tres vampiros se apresuraron a entrar. Taehyung llevó a SeokJin directamente a su habitación, colocándolo con cuidado sobre la cama de terciopelo oscuro.

—Tenemos que actuar rápido —dijo Yoongi, su voz tensa—. Si no hacemos algo ahora...

—¿Qué hacemos? —preguntó Jungkook, sus ojos llenos de lágrimas que no se atrevieron a caer. Taehyung se inclinó sobre SeokJin, sus ojos rojos brillando intensamente mientras acariciaba el rostro frío de su omega.

—Él necesita más que nuestra sangre. Necesita fuerza, algo que lo conecte a nosotros, algo que le dé una razón para volver.

—¿Qué sugieres? —preguntó Yoongi, aunque ya sabía la respuesta.

—Nuestros lazos. Completos. —La voz de Taehyung no dejó espacio a dudas.

El silencio que siguió fue sofocante. Los tres vampiros sabían lo que eso implicaba. Significaba darle a SeokJin una parte de sus almas, un vínculo que los uniría de manera irreversible. Pero no les importaba el precio. Lo único que importaba era traerlo de vuelta.

Yoongi finalmente asintió.

— Haremos lo que sea necesario.— Jungkook se acercó a la cama, tomando la mano fría de SeokJin entre las suyas.

—No voy a dejarte ir, Ninnie. No voy a perderte.

Taehyung, decidido, empezó a hacer los preparativos mientras la ansiedad seguía creciendo en la habitación.

SeokJin yacía inmóvil en la cama, un espectro de la belleza que una vez había sido. Su piel, normalmente luminosa, era ahora pálida como una hoja de arroz, casi translúcida bajo la luz tenue de la habitación. El cabello rubio que solía brillar como rayos de sol parecía apagado, sin vida, enredado y maltratado, como si el sufrimiento hubiera arrancado todo su esplendor. Sus labios, antes rosados y suaves, estaban agrietados y secos, reflejando la deshidratación y el daño que su cuerpo había soportado.

Yoongi fue el primero en acercarse, sus ojos rojos llenos de una mezcla de determinación y dolor mientras contemplaba el cuerpo frágil de su omega. Se arrodilló al lado de la cama, sus dedos largos acariciando el rostro frío de SeokJin.

— Lo siento... lo siento por no protegerte como prometí —susurró con la voz rota.

Inclinándose sobre él, Yoongi dejó que sus colmillos emergieran, sus instintos como vampiro y como alfa en conflicto. Sabía lo que tenía que hacer. Recordó la primera vez que compartió su lazo de vida con SeokJin cuando era apenas un niño, un acto de conexión y protección. Pero esta vez, no era un lazo incompleto ni temporal. Esta vez, sería eterno.

Con delicadeza, mordió el cuello de SeokJin, justo al lado de la herida que Eunha había dejado. La sangre fluía, caliente y dulce, y Yoongi cerró los ojos mientras transfería parte de su vida a SeokJin, su energía fluyendo como un río cálido y constante.

— Por favor, vuelve a mí —murmuró mientras retiraba sus colmillos, dejando una marca perfecta en el cuello de su omega.

Jungkook fue el siguiente, incapaz de contener sus lágrimas mientras se acercaba. Sus manos temblaban cuando tocó el cabello sin brillo de SeokJin, como si con solo acariciarlo pudiera devolverle la vitalidad perdida.

— Piojito... perdóname por no ser lo suficientemente fuerte. Pero no voy a dejarte. No ahora, no nunca. —Su voz era un susurro cargado de emociones.

Con un movimiento decidido, mordió el otro lado del cuello de SeokJin, su propio lazo de vida fluyendo hacia él en un acto desesperado de amor y compromiso.

Finalmente, fue el turno de Taehyung. Su rostro, normalmente sereno, estaba tenso con una mezcla de furia contenida y desesperación. Se inclinó sobre SeokJin, sosteniendo su mano pálida entre las suyas mientras sus ojos rojos brillaban intensamente.

— Eres nuestro, SeokJin. Y no importa lo que cueste, no voy a perderte. —Su voz, profunda y temblorosa, era un reflejo de su angustia.

Taehyung mordió suavemente, pero con determinación, añadiendo su propia vida al lazo. La unión entre los tres vampiros y SeokJin estaba completa, sus energías combinadas fluyendo hacia él en un esfuerzo conjunto por traerlo de vuelta.

Cuando Taehyung retiró sus colmillos, los tres se quedaron en silencio, observando a su omega con una ansiedad palpable. Su piel seguía pálida, pero había un leve rubor apenas perceptible que comenzaba a regresar

.  .  .

Había pasado un mes desde aquel fatídico día. Un mes en el que SeokJin no había abierto los ojos, pero su cuerpo había comenzado a sanar lentamente bajo el cuidado incansable de sus tres esposos. Aunque su mente seguía atrapada en un sueño profundo, su apariencia mostraba signos de vida.

El cabello dorado de SeokJin, que había perdido su brillo y caído en el descuido, ahora resplandecía como rayos de sol, con sus suaves rizos enmarcando su rostro como si estuviera dormido en paz. Sus mejillas, antes pálidas como una hoja de arroz, ahora tenían un ligero rubor, como si la calidez de su sangre volviera a fluir con normalidad. Y sus labios… sus labios, secos y agrietados, estaban ahora llenos de vida, un tono rojizo que parecía invitarlos a besarle, aunque no respondiera a su toque.

A pesar de su evidente recuperación física, SeokJin no despertaba. Su respiración era lenta pero constante, un recordatorio de que seguía con ellos, pero la espera era angustiante.

Yoongi, Taehyung y Jungkook se turnaban para velar por él día y noche. Cada uno encontraba consuelo en la simple tarea de cuidarlo: peinaban sus rizos con delicadeza, limpiaban su rostro con paños húmedos y mantenían sus manos cálidas entre las suyas, como si temieran que pudiera desvanecerse si dejaban de tocarlo.

— Es lento… demasiado lento —murmuró Taehyung una noche, con los ojos fijos en el rostro sereno de SeokJin.

— Pero sigue respirando —replicó Jungkook, su voz llena de esperanza y obstinación. Sus manos, siempre temblorosas cuando lo tocaban, ahora eran firmes mientras arreglaba las sábanas alrededor de su omega.

Yoongi, sentado en la esquina de la cama, no dijo nada. Sus ojos rojos, normalmente fríos y calculadores, estaban suavizados por el cansancio y la preocupación. Observaba cada pequeño cambio en SeokJin con la devoción de alguien que no permitiría que ningún detalle pasara desapercibido.

— Seguirá respirando, y cuando despierte, estaremos aquí, igual que siempre —dijo finalmente Yoongi, su voz grave pero cargada de promesa.

Los tres compartían el mismo pensamiento: SeokJin estaba luchando, y ellos lucharían con él. Porque, aunque la recuperación fuera lenta, su omega seguía ahí. Y eso era suficiente para mantener viva la esperanza.

.  .  .

La noche era tranquila, con solo el sonido del viento rozando las ventanas del castillo. En la habitación, SeokJin, quien había pasado semanas sumido en un sueño profundo, comenzó a abrir los ojos lentamente. Parpadeó, confundido al principio, hasta que la oscuridad a su alrededor tomó forma. Su mirada recorrió la habitación hasta detenerse en sus tres esposos.

Yoongi estaba sentado en el sillón al lado de la cama, su postura rígida, como si hubiera intentado mantenerse despierto pero el cansancio lo hubiera vencido. Taehyung y Jungkook estaban recargados uno contra el otro en una silla cercana, con las cabezas inclinadas en un ángulo incómodo, pero sin importarle nada más que estar cerca de su omega.

SeokJin los observó detenidamente, su corazón apretándose al ver sus rostros demacrados, con ojeras profundas y signos evidentes de agotamiento. Ellos habían estado cuidándolo, incluso más de lo que él podía imaginar. Una pequeña sonrisa curvó sus labios, aunque un nudo de culpa se formó en su pecho al ver cuánto habían sufrido por él. Con movimientos lentos, tratando de no despertarlos, tomó una manta que estaba doblada al pie de la cama y cuidadosamente la extendió sobre ellos. Primero cubrió a Yoongi, asegurándose de que estuviera cómodo en el sillón. Luego se acercó a Taehyung y Jungkook, ajustando la manta para que ambos quedaran abrigados.

— Gracias… —murmuró en voz baja, susurrándole a la noche, como si sus palabras pudieran llegarles incluso en sueños.

Al día siguiente, con los primeros rayos de sol colándose por las ventanas, SeokJin se levantó con más energía de la que había sentido en mucho tiempo. A pesar de lo débil que aún estaba, sintió una determinación renovada. Se dirigió a la cocina y preparó el café favorito de cada uno de sus esposos, añadiendo un toque de sangre, tal y como les gustaba. Las tazas humeaban mientras las llevaba a la habitación, con una bandeja equilibrada cuidadosamente entre sus manos.

Cuando entró, el aroma del café comenzó a llenar el aire, y uno a uno, sus esposos empezaron a despertar. Yoongi fue el primero en abrir los ojos, parpadeando aturdido antes de que su mirada se posara en SeokJin. Al principio, creyó que aún estaba soñando.

—¿SeokJin…? —su voz, normalmente firme, tembló ligeramente.

Taehyung y Jungkook despertaron casi al mismo tiempo, sus cabezas girando hacia SeokJin. El shock inicial dio paso a una oleada de emociones cuando lo vieron allí, de pie, con una bandeja de café y una sonrisa cálida iluminando su rostro.

— Buenos días —dijo SeokJin con suavidad, su voz tan dulce como siempre—. Pensé que les gustaría un poco de café.

Hubo un segundo de silencio antes de que los tres se levantaran de golpe, casi tirando la manta que SeokJin les había puesto la noche anterior. Jungkook fue el primero en abrazarlo, seguido de Taehyung, mientras Yoongi simplemente los rodeaba a todos con sus brazos, su expresión reflejando tanto alivio como amor profundo.

— Despertaste… —susurró Yoongi, su voz quebrándose por la emoción—. Estás aquí… con nosotros.

— Siempre estuve aquí —respondió SeokJin, dejando la bandeja a un lado para poder corresponder al abrazo—. Y siempre lo estaré.

La habitación se llenó de risas entre lágrimas y abrazos interminables. El café se enfrió, olvidado por completo, pero a ninguno le importó. Lo único que importaba era que su omega, su amado SeokJin, estaba sano y despierto, y con ellos de nuevo.

Ayer les di mal los capitulos, no narre el momento donde se casan, pero ya lo arregle, el 13 que era los celos de eunha en realidad era el 14

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro