13: Una Boda Vampírica.
—Eres un travieso, Seokjin —dijo Jimin entre risas mientras tomaba asiento frente a él—. Tus planes son peligrosos, pero admito que siempre funcionan.
Seokjin sonrió, algo orgulloso, mientras acomodaba las flores que había dejado caer. Sin embargo, la siguiente pregunta de Jimin lo tomó desprevenido.
—Y dime, seokjin-ah, ¿tú ya has hecho algo con tus vampiros? —preguntó Jimin con una sonrisa traviesa, levantando las cejas.
El rostro de Seokjin se puso rojo al instante. Desvió la mirada y comenzó a jugar con los pétalos de una flor, claramente nervioso.
—¡No! —respondió rápidamente—. No he hecho nada… prefiero esperar a que nos casemos.— Jimin soltó una carcajada, divertido por la reacción de su amigo.
—Eres adorable, Seokjin. Pero, ¿de verdad? Con tres vampiros increíblemente atractivos siguiéndote como sombras, ¿no te ha tentado al menos uno?
—¡Jimin! —protestó Seokjin, cubriéndose el rostro con las manos, aún más avergonzado.
—Está bien, está bien —dijo Jimin alzando las manos en señal de rendición, aunque la sonrisa no se le borraba del rostro—. Pero te admiro, ¿eh? Yo no podría tener tanta paciencia.— Seokjin lo miró por encima de las manos, suspirando con resignación.
—Es que quiero que sea especial, Jimin… no quiero apresurarme.— Jimin asintió, esta vez con una expresión más seria y comprensiva.
—Y lo será, princesa. Estoy seguro de que esos tres vampiros harán que tu noche de bodas sea inolvidable.
Seokjin volvió a sonrojarse, pero no pudo evitar reír. Aunque las palabras de Jimin estaban cargadas de humor, había una verdad en ellas que le hacía sentir calidez en el pecho: sus vampiros lo amaban y lo respetaban profundamente, y eso era suficiente para esperar.
. . .
El castillo estaba más animado que nunca. Jungkook, Taehyung y Yoongi caminaban de un lado a otro, discutiendo entre ellos mientras revisaban los preparativos. Aunque eran vampiros poderosos e inmortales, enfrentarse a los detalles de una boda con un humano parecía ser su mayor desafío hasta el momento.
—¿De verdad necesitamos tantas flores? —preguntó Jungkook, con una lista en la mano, mirando con escepticismo los arreglos que cubrían el gran salón.
—Por supuesto que sí —respondió Taehyung con firmeza—. Es una boda, no un funeral, Koo. Además, Seokjin merece lo mejor.— Yoongi, que estaba supervisando a los encargados de la música, giró hacia ellos con un suspiro
— Basta de discutir. Tenemos que asegurarnos de que todo sea perfecto. Seokjin está a punto de convertirse en nuestro esposo, y no pienso arruinar este momento por algo tan trivial como las flores.
A pesar de sus nervios y pequeños desacuerdos, los tres vampiros compartían la misma emoción. Después de años de convivencia y de espera, finalmente Seokjin se convertiría en parte oficial de su familia. El pensamiento de que él pronto llevaría no uno, sino tres apellidos —Min, Jeon y Kim—, llenaba sus corazones inmortales de una felicidad indescriptible.
Para Seokjin, este paso era más que un matrimonio: era el momento en que tendría un apellido por primera vez en su vida. Eso les hacía esforzarse aún más, asegurándose de que la ceremonia fuera memorable y digna de su princesa.
—¿Cómo crees que reaccionará cuando vea todo esto? —preguntó Taehyung con una sonrisa suave, imaginándose a Seokjin entrando al salón con su habitual mezcla de nervios y alegría.
—Creo que llorará —dijo Jungkook, intentando sonar despreocupado, aunque sus ojos brillaban de emoción—. Pero será de felicidad.— Yoongi, que había permanecido en silencio durante un momento, finalmente habló con un tono más suave.
— No importa lo complicado que sea, vale la pena. Vamos a hacer historia con esta boda. Seokjin será nuestro esposo, y nada en este mundo me hace más feliz que eso.
Los tres compartieron una mirada, una mezcla de orgullo, amor y expectativa. Aunque la planificación era un caos, estaban listos para enfrentarlo, porque al final, Seokjin era su todo, y ellos harían cualquier cosa para verlo feliz.
. . .
Jimin ajustaba el traje de Seokjin, asegurándose de que la tela satinada quedara perfectamente sobre su figura. El traje, tan elegante como sencillo, resaltaba la delicada cintura y las caderas de Seokjin, lo que hacía imposible ignorar lo bien que lucía en él.
—Perfecto. Este diseño realmente fue hecho para ti, Jin-ah.—comentó Jimin con una sonrisa satisfecha mientras daba un paso atrás para admirar su trabajo.
Seokjin, sin embargo, estaba inmóvil frente al espejo, con los dedos jugueteando nerviosamente entre sí. Su reflejo le devolvía la mirada de un hombre que, en unos días, se casaría con no uno, sino tres vampiros que lo amaban profundamente. Aunque estaba feliz, la magnitud del momento lo tenía algo abrumado.
—¿Qué pasa, Jin-ah? —preguntó Jimin, notando su silencio.
—Nada, solo... —Seokjin bajó la mirada, sus mejillas sonrojándose ligeramente—. Es que no puedo dejar de pensar en todo esto. La boda, ellos tres, la noche de bodas...
Jimin arqueó una ceja, divertido.
— Ah, la famosa noche de bodas. ¿Te das cuenta de que serán tres contra uno, verdad?
—¡Jimin-ssi! —Seokjin exclamó, llevando las manos a sus mejillas, que ahora estaban completamente rojas—. ¡No digas eso tan directamente!.— Jimin soltó una carcajada, disfrutando de la vergüenza de su amigo
— Vamos, Jin. Solo estoy bromeando. Pero hablando en serio, no tienes nada de qué preocuparte. Ellos te adoran, te protegerán y te amarán como mereces.
Seokjin lo miró a través del espejo, todavía avergonzado, pero un poco más tranquilo. El calor de las palabras de Jimin lo reconfortó. Aunque la idea de la boda y lo que venía después lo ponía nervioso, sabía que estaba tomando la decisión correcta.
—Gracias, Jimin. —Seokjin sonrió suavemente—. Supongo que solo necesito recordar que todo esto es por amor.
—Exactamente. Y hablando de amor —Jimin ajustó una última vez el cuello del traje antes de guiñarle un ojo—, no olvides presumir este cuerpo refinado. Tus vampiros quedarán más que impresionados.
Seokjin rio tímidamente, sintiendo que poco a poco sus nervios se disipaban, reemplazados por la emoción de lo que estaba por venir. Seokjin se quedó frente al espejo, observándose en silencio mientras Jimin ajustaba los últimos detalles de su traje. Aunque el reflejo mostraba a un omega elegante y listo para una boda, por dentro, Seokjin sentía el revoltijo de nervios creciendo cada vez más.
Jimin, con su habitual sonrisa pícara, notó la expresión tímida en el rostro de su amigo. Era obvio que algo lo estaba rondando.
— Vamos, Jin-ah. ¿Qué pasa por esa cabecita? —preguntó, colocando sus manos en las caderas de manera dramática. Seokjin se mordió el labio, desviando la mirada. Dudó por unos segundos antes de murmurar, casi en un susurro:
—Jimin-ssi... ¿Duele... la noche de bodas?
El silencio llenó la habitación por un momento antes de que Jimin soltara una carcajada tan fuerte que casi perdió el equilibrio. Se llevó una mano al estómago mientras trataba de contenerse, pero la inocencia en la pregunta de Seokjin lo había desarmado por completo.
—¡Oh, cielos, Jinnie! —dijo entre risas—. ¿Cómo puedes preguntar algo así con esa cara tan seria?
Seokjin, sin embargo, no estaba para bromas. Infló las mejillas y cruzó los brazos, dándole una mirada molesta pero aún tímida.
—¡Jimin! Estoy hablando en serio. No quiero que sea... ya sabes, doloroso. —Su voz fue bajando hasta ser apenas audible al final. Jimin finalmente dejó de reírse, aunque todavía tenía una sonrisa traviesa en los labios. Se acercó y apoyó una mano en el hombro de Seokjin.
— Mira, Jin. No te voy a mentir, la primera vez puede ser un poco incómoda, pero no tiene por qué doler si lo hacen con calma y paciencia. Y conociendo a esos tres vampiros, dudo que alguno de ellos te lastime. Es más probable que te traten como si fueras de cristal.— Seokjin lo miró con una mezcla de alivio y vergüenza, bajando la mirada mientras sus mejillas se encendían nuevamente.
— Supongo... que solo estoy nervioso. Quiero que sea algo bonito, no algo que me haga arrepentirme.
—Y lo será —aseguró Jimin, dándole un suave apretón en el hombro—. Además, ¿quién podría arrepentirse con tres vampiros devotos que no dejarán de mimarte? Honestamente, Jin, yo te envidio un poco.
Seokjin soltó una risita tímida ante el comentario, sintiendo que sus nervios se calmaban un poco. Aunque todavía tenía dudas, sabía que podía confiar en Jungkook, Taehyung y Yoongi. Ellos siempre ponían su bienestar primero, y eso le daba la seguridad que necesitaba.
. . .
La sala estaba iluminada por un brillo dorado, reflejo de las velas que llenaban el lugar con una calidez íntima y envolvente. En el centro, un altar adornado con flores blancas y rojas representaba la pureza y la pasión. Los invitados, una mezcla de humanos y vampiros, guardaban silencio, observando con asombro el evento sin precedentes.
Seokjin, vestido en un traje blanco impecable que realzaba su figura, avanzó con pasos firmes pero nerviosos hacia el altar, donde lo esperaban Jungkook, Taehyung y Yoongi. Sus ojos brillaban con emoción, y aunque su corazón latía con fuerza, sabía que este momento marcaría el comienzo de una nueva etapa: la unión de sus almas.
Frente al altar, cuatro copas de cristal tallado reposaban, cada una con un líquido que simbolizaba la vida y la conexión eterna. Las copas contenían una mezcla especial: la sangre de Seokjin y la de sus prometidos, uniendo sus esencias en un pacto de amor y lealtad.
El sacerdote, un vampiro de aspecto antiguo y sereno, levantó la primera copa.
—Hoy, en presencia de todos, sellamos el vínculo eterno entre estas almas —anunció con una voz profunda que resonó en cada rincón de la sala—. Que esta sangre, símbolo de vida, amor y fidelidad, sea el testimonio de su unión.
Jungkook fue el primero en dar un paso adelante. Tomó la copa con cuidado y, con una mirada amorosa hacia Seokjin, bebió de ella. Luego, con la misma copa, se acercó a Seokjin, quien recibió el cáliz con manos temblorosas y bebió también, sellando así el primer lazo.
Taehyung y Yoongi repitieron el gesto, cada uno mirando a Seokjin con una devoción palpable. Finalmente, Seokjin tomó la cuarta copa, que contenía la mezcla de las sangres de sus tres prometidos, y bebió lentamente, sus ojos cerrándose mientras sentía el calor recorrer su cuerpo, como una promesa grabada en su alma.
Con el ritual completado, Jungkook, Taehyung y Yoongi colocaron en el dedo de Seokjin un anillo único. El diseño intrincado recordaba una flor de peonía completamente abierta, rodeada de pequeñas ramas y hojas que parecían entrelazarse como sus destinos. Era una obra de arte, un símbolo de la unión de sus mundos.
Cuando Seokjin deslizó anillos idénticos en los dedos de sus prometidos, el sacerdote levantó las manos en señal de bendición.
— Por la eternidad, seréis uno solo.— Los aplausos llenaron la sala mientras los cuatro se inclinaban ligeramente hacia adelante, uniéndose en un beso compartido, sellando su amor de una manera que desafiaba toda lógica pero que era perfecta para ellos.
En ese momento, Seokjin supo que no estaba solo. Había encontrado su hogar en ellos, y ellos en él.
El silencio en la sala fue interrumpido por suaves suspiros cuando el sacerdote concluyó su bendición. La unión estaba completa, y las miradas llenas de amor de Jungkook, Taehyung y Yoongi hacia Seokjin hablaban más que mil palabras.
Jungkook fue el primero en acercarse. Su mano temblorosa, pero firme, se posó en la mejilla de Seokjin, sus ojos brillando con una emoción casi infantil. Sin decir una palabra, inclinó su rostro y le dio un beso suave, lleno de ternura y devoción.
—Prometo cuidarte siempre, Ninnie. —murmuró Jungkook en un susurro que solo Seokjin pudo escuchar.
Taehyung fue el siguiente, con su usual sonrisa cálida. Sus dedos rozaron la barbilla de Seokjin antes de inclinarse hacia él. Su beso fue más profundo, cargado de pasión y un amor sereno que solo él podía transmitir.
— Eres mi hogar, Piojito.—dijo con voz firme, su mirada intensamente fija en la del omega.
Por último, Yoongi se adelantó, con pasos elegantes y tranquilos. Su beso fue el más breve, pero también el más significativo. Sus labios apenas rozaron los de Seokjin, pero en ese gesto contenía una promesa eterna, un pacto silencioso entre ambos.
— Eres mi luna, mi calma —susurró Yoongi, su voz baja pero cargada de sentimiento. Los aplausos llenaron la sala una vez más, pero esta vez no opacaron la emoción palpable entre los cuatro. Jimin, sentado cerca del altar, aplaudía con entusiasmo, con los ojos brillantes de alegría por su amigo.
— Sabía que harías esto, eres un travieso romántico —exclamó, entre risas y lágrimas.
NamJoon, más discreto, se acercó cuando la ceremonia terminó. Su sonrisa era sincera mientras extendía la mano hacia Seokjin.
—Felicidades. Has encontrado tu felicidad, y eso es todo lo que importa.— Seokjin tomó su mano con gratitud, sus ojos brillando con emoción. En ese momento, rodeado de sus prometidos y de sus amigos, supo que no podía haber sido más feliz.
Creo que algo paso com drive, me revolvio los capítulos TT
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