Capítulo 8.- Aguafiestas...
Eran los delicados matices cobrizos de un sol agonizante, que entre azuladas nubes se filtraba y en el agua de los mares aún reflejaba vestigios de su fulgor incandescente, empapaba los tejados, y como quien niega a despedirse por última vez, de nuevo acariciaba la textura de las hojas y el pistilo de las flores.
Y sin embargo, era el salpicar de las ondas del agua estancada de los charcos, así como el repiqueteo en el apresuro de unos pasos silenciosos que difuminaron el reflejo aún presente, y se hicieron constantes en la oscuridad creciente, y que al tocarlas esas gotas se distienden;
-¡TRAS ÉL! - No obstante, aún bajo el más hermoso de los amaneceres, la bruma de la incertidumbre yacía para ellos siempre inherente;
Hacía tan sólo un par de horas, luego del macabro descubrimiento en callejones aledaños a la plaza principal. Ese mismo día chocaban los aceros, en la corte se realizaban justas e iniciaba la saga de los juegos. Pero tanto para Cerdick, como a varios de los suyos, hubo un abrupto cambio de planes... La gitana había aparecido todavía viva, moribunda y golpeada, con el torax abierto y aunque sus pulmones se inflaban, parecía que en un instante se quedase muda y sin aliento, fue encontrada queriendo arrastrarse a orillas de la prolongada callejuela, solitario atajo que daba saliendo al templo de Deva. La hallaron un par de diaconisas, las cuales dieron rápido aviso a los transeúntes del mercado y otra corrió para buscar ayuda al primer guardia del recinto, llamando la atención de la justicia. Los rumores, producto de la sorpresa, el oprobio y la histeria del estupor colectivo no se hicieron esperar. Y cuando entre todos, teniendo cuidado en herirla apenas la sacaban y a acomodarle las vísceras intentaban, ésta con ojos llorosos y temperamento fiero, a la muerte inminente se enfrentaba, y en tan sólo un suspiro el aliento de vida del iris se esfumaba...
Y en tan sólo un par de minutos, aquello se convirtió en una romería, de modo que hasta los soldados que escoltaban al escribano tuvieron problemas para abrirse paso. Cerdick y Bryenna, por su parte daban una ojeada tranquila al estado del cadáver; Ella, a diferencia de él, tenía un modo más tajante y chazudo de desempeñarse. Tal vez, atribuido su condición, pues a su manera los dos eran viejos lobos de caza, a su diferente modo. El mago Solía tomarse las cosas de oficio con algo de flema. Sir Douglas en más de una ocasión a espaldas suyas describió a la guerrera como una perra maldita, esto debido a su indiferente y las sanguinarias formas de aplicar el suplico, o suplicios a los condenados. Y si bien, siempre fue algo lenta para algunas cosas, nunca la vio titubear a la hora de tomar espada, o sacar la daga y azotar con mano dura. Lo supo al primer día, luego de ver a más de uno con fisuras en la espalda...
El caso, es que del primer vistazo que le dieron apenas salió nada. La muerta era gitana, de piel morena y hermosas trenzas castañas, un talismán de malaquita llevaba en el bolsillo y los retazos de lo que alguna vez fue un colorido vestido con flores bordadas le daba un aspecto de mujer facilona y malas andas.
Fue por este motivo que, temiendo por otra segunda racha de ese tan repentinamente hablado y hasta ahora desconocido asesino de doncellas, en Icenorum ya rondaba por los lares. Y no sólo las vendedoras, damas o clientela optaron por terminar de prisa y temprano sus actividades, retornando a sus hogares...
Y mientras tanto, una figura vacilante, bajo el brillo de la luna velozmente como una mancha negra se movía; Encorvada era su postura y pálidos los atisbos de piel que de vez en cuando al aflojar de los vendajes y el soplido de los vientos, el alzar de su capa mostraba.
De muchos nombres le llamaban, como maldiciones al verlo trepar por los árboles, o bien saltando por encima del tejado de las casas, asomándose curioso de soslayo en las ventanas. El Tejón continuaba su raudo.
No obstante, y debido a la conmoción generada, tan sólo el ladrido de los perros y la voz enardecida de los guardias era lo que, a esas horas, por los angostos callejones, el empedrado de oscurecidas calles y misteriosos corredores aledaños al centro se escuchaban;
-¡Que no escape!
Y allí estaba él...Exhausto, no menos espantado y un poco más que atribulado, pero sobre todo extasiado; Había tenido que aprender por las malas, que, a diferencia de las aldeas y los caminos carreteros, las calles de la capital no era tan buen lugar para tomarse solo libertades de pasear, o si quiera pensar en alguna broma gastarle al oficial y la comida robar...
Por un momento pareció acordar las rotundas palabras de aquella estirada jefa que lo abrumaba con sus reglas, algo que por sobre todas las cosas detestaba... Mas ahora se hallaba en un problema, sólo bastó que los trapos se aflojasen y sin querer su rostro tal cual era mostrase.... En fin, para estos instantes empezaba a convencerse de lo prudente que pudo haber sido al callarse la boca y obedecer las órdenes de su ama en lugar de creer que estos serían iguales a los aldeanos que se asustaban al verle;
No es que le turbase o que de alguna manera los hombres le intimidasen. De algún modo le recordaban a sus días de campo, cuando deambulaba por los prados y de noche se paseaba por laderas y los campos, en ocasiones... muy de vez en cuando jugaba a complacer viajeros, o satisfacer los inusuales gustos, soportado palizas de hermosas, pero despiadadas doncellas.
Dificultosamente el paso apresuraba, al tiempo en que cual felino, como podía las paredes reptaba o para cobrar impulso las rodillas flexionaba y sujetando el borde con las manos a los techos escalaba, para ahorrarse valiosos segundos al vacío desde esa altura saltaba, y semejante a un felino aterrizaba, o bien cayendo sobre los brazos a modo de maromas, girando el impacto amortiguaba. Súbitamente otra vez se levantaba.
Y aunque tambaleaba, puesto, que, a los rocosos corredores, sus pies descalzos no se acostumbraban, estos le sangraban y esos derruidos y bombachos pantalones, a pesar de los vestigios del atroz frío le incomodaban. Pero haciéndole honor a su nombre, cauteloso y escurridiza como rata ventaja en las sombras cobraba y escabullirse siempre lograba...
No obstante, el ladrido de los canes acercándose que entre los muros resonaba, le atemorizaba; dobló así, por las encrucijadas, cruzó los arcos y se fue, sumergiéndose tras la fachada de lo que al parecer era una taberna. Sin embargo, hizo ruido al chocar con la pila de troncos...
Y el oír todavía a la horda de soldados todavía lo alertaba. Corría frenético, y a causa de todas las veces que huía, muy a pesar de los remanentes de esa delgadez extrema, si de algo debía de agradecer a ese fatídico despojo de existencia de su vida, seguro estuvo siempre de una cosa y le agradecería por siempre, y es que por más perverso que resultase el cruel destino, aún en su hórrida y desgraciada incertidumbre de su naturaleza, nunca lo privó de agilidad en las piernas...
Y seguiría corriendo, pero por suerte logró evadirlos al ocultarse de tras de un callejón. Tan sólo al asomarse apenas vio como los perros parecían haber perdido el rastro, y como uno de los guerreros, con voz de mando y señalando en dirección contraria gritaba;
-¡Seguid buscando!
Aliviado, antes de desplomarse de rodillas, suspiró y su espalda por varios segundos para recobrar el aliento recargó. Mas al apenas medianamente recuperarse, y caminando emergía nuevamente hacia la otra salida de ese largo y estrecho corredor, pensando que la libró, quién hubiese dicho que con la escolta de dos guardias del mago Cerdik se encontró, y con el simpe arrojar de hilos dorados y cabellos de mujer, junto con el pronunciar de un hechizo y el extender de la diestra, con ataduras de luz lo encadenó...
-¡Piedad os lo imploro! - Sin embargo, y antes de que el intenso resplandor su piel por completo calcinase y las ataduras de luz como mantequilla la carne traspasase, pues a excepción de la capa, desprovisto estaba de abrigo y no llevaba camisa. El tejón por fin el silencio rompió. -¡Por mis actos pido perdón! - casi llorando, entre berridos clemencia suplicó. Esto, por el contrario, a Cerdik y a sus guaridas aún más enfureció;
-¿Ahora resulta que de matar y violar os arrepentís? No me engañáis, vil criatura...- No obstante, en parte, el demonio su cometido logró y su canto desconcentró. Esto, las cadenas ligeramente adelgazó.
-De fornicio culpable he sido y de matar no sé, a menos que mí señora lo haya pedido. Pero sabed que no he venido solo y si me perdonaréis la vida, veréis que también es poderosa. Yo mismo podría llevaros hasta ella... - Y ante ello, el mago dudó. En cambio, el demonio, girando el cuello de reojo a su espalda se volteó y una ligera sonrisa de alivio articuló:
Y justo para esas horas, una elfa de claros cabellos y derruida la tintura azulada aún remanente en el cuero del abrigo y la sucia tela del arrastre las de las taloneras del vestido. Tuvo la mala suerte de haber sido interceptada por los otros guardias y haber pasado por ahí. Y fue el viento que dejó a la vista sus orejas;
-¡Allí esta! - con el dedo señaló, y a pesar del inmenso dolor, las cadenas de encima de quitó, porque el otro al interrumpir el conjuro las aflojó. Tal y como lo haría un felino asustadizo, a la dama corriendo para escudarse se abalanzó. Ella, sin embargo, precavida un par de pasos retrocedió. La dicha muy poco a la criatura le duró, ya que antes de que pudiese tocarla, o siquiera de salir del callejón, un último hilo de oro se iluminó y Cerdik del tobillo lo jaló.
-¡Hablad ahora! ¡¿Qué hacías sola por los rumbos del mercado y por qué tenéis sangre en las enaguas, maldita bruja?! - uno de los guardias, sorpresivamente por dé tras apareció, con rudeza del brazo la tomó y hostilmente interrogó.
-Decidme ahora... Señorita - Pero Cerdik, tranquilamente, jalando aún de los hilos tranquilamente hasta ella se acercó -¿Conoce a este demonio? - al grano llegó. Larga era su barba como de chivo, colgaba negra, debajo de los labios y zainos los cabellos que enmarcaban los aguileños rasgos de ese rostro soberbio.
-Yo...- Y viéndose metida en este embrollo, rodeada de una pequeña horda de perros y tres soldados, con los ojos fijos en la profundidad de la penumbra, apenas difusa entre vestigios del crepúsculo. Fridah entonces titubeó -Yo... - Y, sin embargo. Una mirada de extrañeza, un tanto fiera, otro piadosa al demonio sometido sobre el suelo le regaló. Este, alzar la cabeza para verla desde abajo intentó. No obstante, Cerdik con la bota le pisoteó. Y no hubo más que la molestia y el ahogado gemido de irritación que entre dientes reprimió, ya que la atadura, cual metal ardiente, todavía le causaba gran dolor. -Mi señor...Si de algo os juro por Manwë y por Varda, y de testigos pongo a los Valar y a todos los Miar... - Pese a ello, con voz altiva y severa, con firmeza al hechicero se dirigió -¡Es que este engendro es un ladrón! - Exclamó. Y a vuestras mercedes les aclaro, que por más desvergonzado que el perjurio nos parezca, debo deciros que no del todo les mintió; Puesto que horas antes de la puesta sol, un altercado sucedió, donde ambos y de nuevo sostuvieron otra aclarada discusión, por causa de las niñerías de ése y la suma rigidez de aquella, ameritó la ruptura de la alianza y una separación; -¡Sin nada me dejó, la comida y mis provisiones se llevó! - con un movimiento de su brazo, del agarre del soldado, un ademán trató.
No es que le resultase imposible liberarse, sino que ni siquiera lo intentó, porque generar un mayor pleito y contender contra Cerdik temió, pues era mago de luz. Y de no haber sido en esta situación, tal vez hubiese pensado perdonarle la torpeza y rescatarle. Eso antes de haberle escuchado eso que es considerado su traición....
-¡¿Y cómo explicáis la mancha de sangre en vuestro vestido?! - dijo uno de los guardias. La elfa, al notarlo, por un momento se quedó sin palabras...
Sin embargo, y cuando el encantador otro conjuro para atarla también invocaba y guerreros, todos a ella, para someterla, sus armas desenfundaban. Fue el sonido de los troncos, la caía de varias cosas de lo puestos cercanos, entre los montones de paja una voz se hizo presente. Y al voltear de soslayo, la figura de un apuesto joven del escondite de los corredores, saliente;
Un laúd en mano sostenía. Agraciado era su rostro y mecidos los bucles que le caían a la altura de los hombros. Aunque por el vino, un poco mareado. Pero todavía en su juicio concentrado;
-¡A ella no la tocaréis! - Desafiante se mostraba, al tiempo en que las piernas tambaleaban y recuperando el equilibrio, del muro una mano recargaba. -No frente a mis ojos mortales, os lo ruego. - y ante la vista de atónitos, César Baldi medio borracho se hallaba, más decidido a no ser testigo de más derramamiento de sangre inocente estaba -¿Se puede saber qué mal les ha hecho esta mujer? - preguntaba. Y a causa de los fatídicos eventos ocurridos, que para el joven bardo, uno después de otro lo dejaron tan incómodo y acongojado. Es de esperarse que anhelando el olvido, sus penas en la bebida haya ahogado. -Pues si ella jura por Varda y ese tal Manwë, yo juro por Diana, Helios y por Gaia que conozco a la elfa, y digo que desde que es mi clienta, ha sido justa, buena y casta - Y mientras el demonio atado, con ironía una ceja levantaba. El otro, del mosto, atisbos de valor agarraba, porque medio borracho andaba.
-¡Sacad a este fantoche de aquí! - No obstante, un hastiado mago a uno de los guardias para ahuyentarlo, o tal vez matarlo, molesto señalaba.
-Y con la disculpa de mi señora, me atrevo a decir que siempre es grato verla y que esta noche particularmente luce menos fea que cuando la vi más temprano... - Y justo en el momento cuando todos para luchar se preparaban; Cerdik su mejor conjuro vocalizaba, los guerreros encima se abalanzaban, Fridah las cienes de vergüenza agena con una mano se sobaba, a su vez que con la otra el contraataque ya invocaba y César las cuerdas de laúd tocaba, una triste canción consigo entonaba... El guardia para callarle, con daga en mano ya se avecinaba...
No hubo más que los desgarradores gritos que entones por todos lados resonaron...
Y estos sus armas bajaron. Por un instante las caras se miraron, y lo peor al mismo tiempo se imaginaron....
Y efectivamente; No muy lejos, situado en las altas mancebías, cercano a las tabernas y casas de juego a la vuelta de la esquina, otro cadáver por cortesanas fue descubierto, atónitos tanto clientes y soldados, con repulsión y asombrados se quedaron cuando con estupor contemplaron el sangriento hallazgo;
Le habían desgarrado el pectoral derecho y dejado el estómago en canal abierto, así como profanado su hermoso cuerpo; todavía con el miembro erecto y sujeto a modo de torniquete con un listón verde. Vergonzosa imagen, degradante sin duda, más si se trata del hijo del mayordomo un noble. Con la boca silenciada por una mordaza, o bien aun prevaleciendo sobre su cuello la marca roja de unas garras, revelando por los zarpazos signos de lucha y acallados gritos en el ritmo de la música. Y sin embargo... gentiles se veían sus ojos y largos esos negros cabellos largos, revueltos sobre sábanas de seda y finas pieles de la cama...
Y fue el asco, no más que la horrorosa maravilla en las almas de quienes le vieron, conocedores o de los que apenas le conocieron, pues confirmando lo que antes en secreto se decían, y era que, al parecer al asesino, no sólo hallaba disfrute con doncellas, sino también con apuestos caballeros...
Ello hizo que otra parte del séquito de Cerdik no se hiciese esperar y el primero pudiese informar al resto y ponerlos a tanto de las cosas. Pese a esto, dio la orden de tomar bajo arresto al demonio y vigilar muy de cerca a la elfa, pues no se sabe si de testigos o de algo habría de servir. De ese modo, los trajo consigo.
Y mientras con un abatido Sir. Kenneth del desafortunado evento al hechicero, con mayor detalle le informaba, El tejón bajo el lienzo de su capa, de cabeza gacha y sentidos agudos estaba; de vez en cuando la vista a la concurrencia que pasaba, con ligereza elevaba y su alrededor captaba. Y entre el gentío y los guardias, la figura de una mujer atento estaba, ya que de soslayo la vigilaba e interesado, la plática con soldados y las otras cortesanas escuchaba;
Morena su piel y lacia la melena, alta de estatura y firme musculatura a la vista del pálido fuego reflejado en el seno descubierto, pues se hallaba medio desnuda, y a pesar de esos exóticos rasgos, voto a lo que queráis de que era bellísima...
Pero no hay que olvidar que, bajo la apariencia de ternura, Asmos oculta la vileza de su locura. Andaba así, infiltrada en lo que representó su primera noche de trabajo bajo la sutileza que representaba una prostituta, y debido a la alta demanda, donde nadie se daba abasto, el dueño, no viéndole mucho la gran altura y los trajes de vulgar gitana, dio cabida, porque era muy bonita.
Y si no sois útil para entretener, al menos lo seréis para el placer. Se había ensuciado toda de sangre, pero supo excusarse con la coartada de ser de las primeras tres que encontró y ayudó a los otros a sacar el cadáver. Se hallaba así, conversando con los guardias cuando una angustia inesperada de pronto de su corazón se apoderaba, y al mirar a los lados y oír entre las voces, viendo por encima del balcón, fueron las presencias. Una imagen conocida por la puerta entraba y en medio de las gentes tranquilamente caminaba;
Y he aquí que era César Baldi, el comerciante de especias; despacio, a paso lento se movía, y en cuyos ojos oscuros dibujarse el destello de las flamas parecía, al tiempo en que ligeramente volteaba, vio el atisbo de una ladina sonrisa que al mirar de nuevo al frente, sutilmente se perdía.
De no ser por causa de que uno de los guardias reales que, en la puerta, como es de esperarse, custodiaban, lo hubiese reconocido a distancia hablando en compañía del iluminado, que así era como a Ceridk, los sabios de la corte le decían. Nadie al verle, sin chistar se apartaría, mucho menos a la entrada se acercaría.
Y fue la ironía, junto con la extrañeza y el peso de la intriga que entonces reflejaron en la luz de sus pupilas, decidió de ese modo retirarse lentamente de la escena, y alejarse con cautela, sin que nadie la viera y tomarlo por sorpresa. No obstante, era a la vista del tejón que, sin moverse, curioso le seguía, hasta perderla en la penumbra, pues algo en ella le daba mala espina.
Y no hubo sino el apresuro de los pasos, así como el estrépito en sus bruscos movimientos, a sus dos captores con gran fuerza empujó, y de encima hasta al mismísimo mago, en un descuido se quitó;
-¡Tejón! - Por un momento titubeó, cuando Fridah, liberada al fin, su nombre vociferó. Y sin embargo, de poco a la elfa le sirvió, puesto que, y haciendo caso omiso, el demonio se marchó y dando un gran salto al borde del balcón, del candelabro se colgó, importándole nada el hecho de que su rostro se mostrase;
Cual vitriolo azul era la llama ardiente de sus ojos y puntiagudas las orejas que sobresalían de esa maraña de blancos cabellos, pero repleto de escamas, cortados cuernos y patrones negros las marcas de ese atlético, aunque escuálido cuerpo, y pese a ello, seguía tan bello como los noldor.
Y cuando la arpía de sus prendas manchadas se despojaba, cogiendo un tarro de grog, desnuda para deleite de muchos andaba, y al mercader, buscando persuadirlo y de ante mano en la forma de apartarlo antes de que su vida le estorbara, ya asechando andaba.
Sin embargo, justo a la hora en que se iba acercando y estaba a punto de tocarlo, fueron los llantos y el clamor de mil espantos;
-¡UN DEMONIO! - y demás blasfemias entre las gentes al verle conjuraron y asustadas todos gritaron. Más fue el arrojar de un tarro, cuyo líquido amarillo que salía, que al fuego resplandecía como agua cristalina que por error a la figura del bardo impactó. Asmos de pura suerte apenas y lo esquivó, pero por el rabillo del ojo la trayectoria del objeto siguió. Esta sin embargo al menor contacto, sorprendiendo no sólo a la demonia, desapareció y en su lugar un amuleto de cuarzos, cristales y plumas de halcón, sobre un montoncillo de paja dejó;
-¡BRUJERÍA! - Naturalmente, esto aún más los alteró. Escapar algunos intentaron y otros valientes decidieron enfrentarlo, pero estaban tan histéricos que muchos chocaron y muchos murieron pisoteados, porque unos con otros se enfrentaron y hasta se mataron;
Y allí seguía él, colgando del techo. No obstante, el agarre, por causa del vaivén en su constante balancear, parte de la cadena que lo sujetaba arrancó, y por su propio peso cayó;
Y cuando hacia arriba, muy tarde miró, migas de escombros le cayeron. Sus párpados, un segundo antes del impacto, fuertemente cerró.
Muy a pesar de que, gracias a que sobre una mesa aterrizó y pese a los cristales que la piel fisuró, su caída como pudo amortiguó. Eso no significa que ni una vela se llevó, pues ello una desgracia ocasionó...
Y fueron los gritos, así como el llanto de intensos berridos, así como el fuego que rápidamente se expandió...
-¡Pardiez! - Y a lo lejos, situado desde la soledad de los balcones en otro edificio, el hijo de Baldi, todo esto vio y horrorizado exclamó. -No puede ser... - y una inmensa pena le abrumó el corazón. No le hizo falta ser sabio para saber que, por el brillo del cristal de su segundo amuleto colgado al cuello, ya habían descubierto la ilusión, y de tocar las notas mágicas y entonar su conjuro cesó, y la media vuelta dio...
Y mientras el soplido de los vientos se mecía en el fulgor ardiente, y que aún desde lejos lucía como una hoguera incandescente, la figura de una elfa avanzaba débilmente; era el arrastre de sus pasos, así como el lastimero caminar. No estaba sola, pues el cuerpo desnudo de una gigantesca mujer, colgada del hombro, entre violentos carraspeos cojeaba. Sangre, cenizas y sudor, a ambas impregnaba y el calor era lo que más resentían en el leve enrojecimiento de esas pieles quemadas y que, tal vez en días siguientes como cáscaras del cuerpo ya se veían despegándolas y en cuestión de horas les saldrían por esto dolorosísimas ámpulas; Y a causa de la histeria colectiva en la que incluso Asmos fue envuelta, y el incendio, no dudó en juntarse y por instantes con Fridah aliarse, y al percatarse que con su hielo las llamas apaciguó, o por lo menos gracias al conjuro a un lado las que pudo apartó, la demonia pactó y a los que pudo con su gran fuerza del camino para que ambas pasasen, a varios apartó.
Sin embargo, teniendo menos de cinco pasos fuera, de vista nublada y postura encorvada, la cabeza levantó y al contemplar el cielo escharchado y sentir en su cara atisbos de la brisa marina, Asmos desmayada cayó. Puesto que su sensible olfato no resistió y aspirar, aunque poco tiempo, ese humo la intoxicó. Además... De las dos, fue la que más lastimada en la lucha entre forcejos resultó. En fin, algo chamuscadas, pero vivas...
Dicen que era tanta la desesperación que algunos se tiraron de las ventanas por temor a morir quemadas. Entre tanto, hubo un momento en el que los guardias que, a personas a sacar se aventuraron, a volver a hacerlo se negaron. Con gran tristeza uno de ellos observó como otro pobre infeliz con la cara calcinada y agonizante, arrastrándose salió y un balde de agua por piedad recibió.
No obstante, la maga de soslayo atisbó la silueta de su antiguo sirviente que, oculto en el humo negro, en un punto ciego, ignorado por todos se situó y directo a los oscuros callejones, de nuevo se escapó. Y no hubo más que sorpresa, así como la ira que Fridah al verle vivo resintió. Los puños apretaron y en sus adentros, maldiciones conjuró.
No del todo ileso, se adentró entonces, entre solitarias sendas y misteriosas callejuelas, a fin de huir del atroz yugo de sus perseguidores. Y a pesar de que lacerado su cuerpo estaba y la sangre de esos pies quemados, resbalaba, ahora de yagas reventadas, esto era lo que menos le preocupaba. ¿Pues, qué más daba?, ya encontraría un sito para esconderse en lo que regentaba. Sin embargo, tambaleaba y por cada trote, él cojeaba.
Y cuando creía por fin haberla librado, fue el crujir de los huesos, junto con ese desagradable sentir salir el corazón del pecho, así como el potente rugido que retumbó muy de cerca en sus oídos;
-¡ASMOOOS! - Oyó que este le nombró, pero ni siquiera voltear a verle intentó, pues volviéndose tan ligero como una pluma contra el suelo impactó, porque el mercenario sin previo aviso lo tacleó... -¿Creísteis que os escaparías de mí? - con voz enronquecida, Dark, jadeante le siseó. Y por más que el joven trató, o en vano se quejó. El cazador, todo su peso, sobre la columna lastimada recargó y de los pelos lo jaló.
-¿Qué?...- Y con el brusco tirón, el tejón entre dientes otro quejido reprimió. La cabeza, obligado entonces levantó y de reojo lo entrevió. Mas cuando Walter oyó su voz y las escamas negras con los cortados cuernos borrosos vislumbró, de asombro el rostro se llenó, ya que por ese blanco cabello se confundió, y esto más lo enfureció.
Sin embargo, y aprovechando que, por la sorpresa, el agarre aflojó. El tejón, esto aprovechó, puesto que más rápido, como culebra se movió y a forcejear empezó. Fue así como el brujo su cuello con el brazo y el codo enroscó, buscando estrangularle haciéndole la famosa llave mata-león. Pero la criatura se apresuró y ates de que apretase, la barbilla al pecho pegó y temporalmente su vida salvó. Dark, insistente, desde abajo, agárralo bajo su mentón, llegando así a la garganta trató. En un natural acto de desesperación, ante ello... El Tejón fuertemente lo mordió y los colmillos en la carne encajó y el cazador de dolor gruñó, y con esto, haciendo una apertura en el espacio de las articulaciones, las muñecas para librarse metió y con la punta de los suyos, de Walter se soltó.
De encima se lo quitó, y haciéndolo a un lado... a fin de alejarse, reincorporarse intentó. Mas no contó lo terco que podía ser el mercenario, pues y estando en el suelo, de lo que quedaba de la capa, hacia el suelo lo jaló y encima suyo otra vez, con demencia y furia se abalanzó, y una violenta riña entre ellos empezó... Hasta que de frente, agotados ambos, viéndose las caras.. uno encima del otro quedó;
-¡Decídmelo ahora! - Le gritó. -¡¿Dónde está?!
Y un confundido demonio sus facciones contempló, con labios temblorosos... Se hallaba tiritante, perdido bajo aquella tintura venenosa de los ojos cristalinos del cazador, quien, de los nudos del manto sujeto al cuello, con una mano lo cogió y con la otra, empuñando una daga, clavársela amenazó. No obstante.... Como preso por conjuro, Tejón en silencio, de orbes como platos permaneció...
-¡¿DÓNDE ESTÁ ESA JODIDA HURRACA MALPARIDA?! - No obstante, y perdiendo los estribos... Dark se impacientó, y fue preso de la desesperación.
-Yo... - El joven, nervioso, titubeó -N-no lo sé... - y sin salir de su perplejidad, un movimiento con la diestra, al brazo que lo sujetaba, con el codo alzado, en ademán de entrelazarlo, la mano del brujo se quitó, pues a flexionar la articulación y vacilar en fuerza obligó. Con la zurda la trayectoria de la cuchilla, detener trató. Teniendo algo de suerte y mucho esfuerzo la apartó y agarrándolo con ambas de la melena, en un cabezazo concluyó y mareado como él, por un momento lo dejó. Muy a pesar de su delgado cuerpo o de las heridas acumuladas. Tomando incluso su defectuosa naturaleza...todavía le quedaba, apenas inferior, algo de fuerza. No es difícil imaginar cómo es que, aunque no demasiado lejos, lo empujó y estampó contra una pared.
Y justo en el preciso instante en que la criatura, cojeando se retiraba y este, tras de él, aún de vista nublada ya su espalda reincorporaba; voces no muy lejos se escucharon, y por el ruido de los aceros y el repiqueteo del calzado, venían armados.
-¡Mierda! - el cazador, con ligereza se volteó y oteando por el rabillo del ojo, el fulgor de una antorcha atisbó. Y con hartazgo exclamó. No obstante, la mira al ser abominable con calma regresó. -Sin rencores, chico. Parece que ninguno de los dos podremos pasarla huyendo todo el tiempo... - y sacando más dagas de su bolsillo, a la derecha dos de ellas sacó. -Venga, dadme la mano. - la palma de la zurda le ofreció. -Esta táctica me la enseñaron unos amigos en el norte, creedme... Es infalible. Sin embargo, El Tejón un paso retrocedió. Puesto que, de un loco suicida, no del todo equivocado, lo creyó;
-¿Qué? ¡NO! - objetó.
-¡¿QUERÉIS VIVIR O NO?! - No obstante, y queriendo o no, con Dark de todos modos cooperó, debido a que este bruscamente del brazo, antes de que fuera, lo jaló. Y teniendo más de cerca a los guerreros, con asombrosa fuerza por los aires, hacia ellos lo arrojó, y de un solo golpe a los tres derribó. De este modo, sacando provecho de los segundos de contusión, el mercenario hacia ellos corrió, y lanzando las cuchillas, sus cabezas perforó.
El adolorido muchacho, simplemente asombrado contempló como el golpe del cuarto, hizo frente, haciendo uso de Ëire, bloqueó el tajo a la garganta, con un movimiento ascendente, mientras que, la pierna adelantada rápidamente flexionaba y estiraba, reventándole las bolas, al suelo lo tiraba, con una feroz patada. Con el quinto, y segundo que lo atacó, de escudo humano, debido a que, entre forcejeos, en lugar de Walter, el relámpago de Ceridk recibió.
Cauteloso, el mago, aún bajo la negrura de la noche, atisbar le pareció, el vesiánico destello de las enfebrecidas llamas en los ojos fijos del cazador, cuyos bufidos fueron audibles en el entrecorte de su respiración y que se le hizo tan familiar. Una siniestra sonrisa en las fauces se formó. Y al viejo, sin poder verla, de algún modo estremeció; Y no hubo más que el contraer de las pupilas, así como el aliento visible de su exhalación. Dos pasos largos retrocedió...
Verdad es que en las artes del combate nunca resaltó, tampoco era que nada bueno de ello aprendió, pero el desgaste de los años de estudio, el añoro del conocimiento, ¡Oh, la gran tragedia de los sabios!, perdió la condición. Tras conjuros, pócimas y brujería, sellos reales, la sombra de la reina, o una horda de soldados, distante siempre se escudó...
En cuando a Walter, del resto, ni siquiera se inmutó, porque tuvo la certeza de que El Tejón a los últimos vivos mató.
Y cuando el hechicero la demoniaca bruma invocaba y por pequeños instantes, para ninguno allí presente la luna brillaba. Un rayo las sombras partió y el hormigueo, por el oro de sus dedos y pulseras de cobre, en sus manos acumuló. Y todo de blanco, como de mañana, momentáneamente se tiñó;
Y fue el ruido y el estruendo feroz, similar al arrojar de un saco de huesos que en el empedrado se estrelló, junto con el agónico quejido del desgarrador grito que soltó;
Dark, quien, desplazándose como el viento entre las sombras, para matarle, desde arriba de sus cabezas, abalanzándose sobre el mago se figuró.
Ceridk, evitando que este le cayese encima, de un sobresalto retrocedió. Y sin palabras, con gran asombro miró como este a verle volteó, a la vez y a causa del relámpago, clavarse mil estacas ardiendo sintió y se convulsionó... Y era esa negra sustancia que por los hoyos y todas partes secretó, cual ser serpientes nuevamente a él se prendió y bajo sus poros, en su carne se escondió...
Y el desconcierto al mago invadió. Pese a que, en un principio, a la vil criatura el delicado estado del otro le preocupó, al viejo decepcionó el hecho que sobrevivió.
No obstante, y antes que la pierna flexionase y el golpe final le atestase; A pesar de carecer de fuerzas, o energía suficiente para invocar otro rayo le quedase, ya que dos quintas partes en sus hechizos perdió, más lo que en las persecuciones y la tensión invirtió. Independientemente de que los artilugios, en algo le potenció y amplificó. Todavía podía con su puñal atravesarlo y por lo menos a golpes matarlo.
Sin embargo, fue el retumbar de las voces que hicieron eco en el eco de los pasillos, lo que la atención del iluminado desvió y la mira ligeramente elevó; Y para cuando a dos siluetas conocidas divisó, entonces el filo semejante a una cuchilla de hielo, suavemente su mejilla acarició y un pequeño corte le dejó. Seguido del viento frío, similar a una ventisca, él sintió, los ojos cerró y con el codo, el rostro como pudo se cubrió, porque le heló.
Si he de mencionar "al tejón", puedo deciros que simplemente a un lado se apartó. Conociendo mejor que muchos el alcance y consecuencias de la exposición directa al blanco en ese tipo de conjuros, la presencia de Fidah adivinó.
-¡Un momento! Os pido un momento... - Ella interrumpió. Estupefacto Ceridk contempló como la elfa, de piernas temblorosas, ágil como pocas veces y recogiéndose las enaguas, al hombre en el sueño se aproximó y quedando arrodillada se postró. Recibir un golpe u ofensa alguna por ello no le importó, puesto que a Dark, en un muro, a modo de gruesas cadenas de hielo lo aprisionó. -¿Es este el hombre al que vendisteis el relicario? - Severamente a César, que la alcanzaba se dirigió. De los pelos, obligó a voltear al cazador; Sometido, pero encolerizado, un salvaje como le diría Asmos, los delgados dedos largos le mordió. Esta hizo una mueca de dolor, mas en escarmiento le abofeteó.
-No... - Cabe explicar que, entre las gentes que llegaron a ayudar, también había turba de chismosos, metiches, simples mirones en pos del incendio, el bardo con ellos se acercó, y cuál llegó a ser el alivio al verla que sintió cuando se la encontró. No tuvo de otra que sincerarse y la verdad, toda cuanto pudo, a solas o en el camino contarle. -Mi señora, hay rostros que nunca podré olvidar. El otro era un joven apuesto y refinado, con aires de nobleza o fachas de burgués. - El desdén, la repulsión y el asco, una mescolanza de intriga y sentimientos encontrados le impregnó, al analizar más de cerca los rasgos del mercenario. -Esa cosa parece más lo que escupiría la paria de los criminales...
-¡¿QUÉ DIJISTEIS MOZALBETE?! - Oyendo esto, el hechicero se enfureció y en sí volvió. Hasta segura estoy que de sus dolencias se olvidó, y como quien trata de liberarse movimientos bruscos realizó. Una asustada Fridah de un sobresalto, gateando y dándole patadas al bulto, tratando de pararse se aparó al ver como su hielo por todos lados se agrietó. Y diciendo leperadas al bardo a enfrentarle le retó -¡VENID Y REPETIDME ESO, HIJO DE LA REPUTA MADRE! ¡YA VERÉIS QUE OS ENSEÑARÉ A RESPETAR A LOS MAYORES! - El blanco en los ojos se le apodero. Cerdik consternado vio como la membrana demoniaca, por partes de su poro como que emerger trató:
Claro, de esto, el mago le pidió indignado (y bajo amenaza de cadalso, tortura o prisión de por vida), al trovador una explicación. Este, nervioso y tartamudeando... lo que pudo de su experiencia resumió, aunque omitiendo datos acerca de lo que hizo, supo o descubrió. Pero eso sí, algo de ello le insinuó, y siendo culpable de brujo, pacto con el diablo y asesino de doncellas, tanta hazaña no podría nadie logarlo solo y habría de tener uno o más cómplices consigo. Si tan sólo además del ridículo cuento del caballero y el relicario le quedare otra prueba tangible...
-Perdéis vuestro tiempo, chico. - con voz entrecortada, y recuperando el aliento, Walter interrumpió, a su vez que usando de Fridah, queriendo levantarse, apoyarse intentó. -La zorra es una cambiaformas... - Interrumpió.
-Pero tal vez pueda explicarme que es esto...- la elfa interrumpió. Al tiempo que bajo la capa una blanca pluma sacó. -Lo encontré tirado en el suelo, luego de que levantaran el cuerpo - explicó. Y mientras César, con ojos tan abiertos en la historia del hallazgo, esperanzado se maravilló. Cerdik con algo de escepticismo los miró.
Resulta que, y en el calor de la mañana en que la dama continuaba con sus compras, fueron los gritos de espanto y ayuda lo que a más de uno alertó y entre la masa de mirones, hubo algo que aún después de recoger todo nadie prestó atención y sin duda le intrigó. Se acercó pues al callejón y el misterioso objeto, creyendo ser algún adorno que cayó tirado del tocado de la difunta, flotando delicadamente sobre un charco de sangre remanente, lo recogió.
Pero verdad o no, algo de esto al mago muy mala espina le dio. Tampoco fue que por esto la atacó u ofenderla intentó, puesto que muy poca energía, su propia vida, le quedó y rodeado en desventaja de cuatro, bueno... tres a uno se vio. Pero si de algo la diplomacia le sirvió, es que con ellos negoció y a un trató llegó. Y si al menos una victoria reclamó, es que ninguno expresó oposición que se llevase bajo arresto al Tejón. Y sin embargo, cierto aire de remordimiento y melancolía en ese último cruce de miradas, antes de irse con su fiel ex-sirviente intercambió;
-Supongo que vais a ejecutarlo... - La preocupación, a modo de fría y llana curiosidad disimuló. Cerdik, altivo y déspota le sonrió, tranquilamente contestó;
-Digamos que para él tengo fines un tanto más... interesantes - una risa seca soltó. - ¿Gustaría acompañarme, señorita? - preguntó.
-No, me temo que tengo algunos asuntos que atender. - respondió. El mago la vuelta se dio.
-¿Me permitirías ver esa pluma más de cerca? - No obstante, y solos otra vez. César, del hombro suavemente la palpó, y con la diestra tomar el artilugio de sus manos intentó. -Creo que mi abuela me dio una receta de como encantar una brújula con esto - Y es cierto, algún vestigio de residuos de magia debía conservar.
-¿Qué crees que estáis haciendo? - Esto a la rubia alertó, y la hizo olvidar de momento los pesares en el alma. Tan sólo un manazo bastó, a su vez que ligeramente de su alcance la pluma apartó. -¿Y por qué debería de dárosla? - inquirió, pues la belleza de tan raro artículo, la cegó y todo el crédito se adjuntó. Incluso había estado pensando en buscar un herrero artesano para agregarle una punta y usarla para escribir.
-¡No exageréis, mujer y dádsela de una maldita vez! - Fastidiado, Walter exclamó. Todavía adolorido y tambaleante, apenas y con ayuda de los muros se levantó. -Si tanto os gustas, tendréis más de esas luego de que la mate. Todas las que queráis, hasta para haceros un puto abrigo si os place, porque os regalaré la sangre y os traeré la piel. Esa será la paga de mi deuda - y esto, no sólo el interés en Fridah despertó; La sangre de demonio, si tomamos en cuenta la naturaleza, rareza o el grado del mismo, podía llegar a ser un material muy cotizado por los brujos y burgueses adinerados. Esto después de un ritual previo de purificación en la que la carne, tejidos, vísceras o el valioso líquido hemático aportaba propiedades primordiales para pociones afrodisiacas y de regeneración. Muy apreciada entre los necromantes. Valía más muerto que vivo....
Fue por esto y más que el bardo, con las pupilas brillosos... tan oportunista en la charla se metió;
-¿Y a mí? - interrogó.
-¡Que os jodan! - esto, a Dark molestó.
-¡Si no fuera por mí ya estaríais muerto! - César replicó. Sin embargo, y antes que el hechicero a levantarle la mano se atreviese, gracias a Fridah recapacitó;
-No... Él tiene la razón, después de todo el me trajo aquí. Además... todavía le debo un favor - porque el haberle salvado la vida y dado la cara por ella, nunca olvidó. El mercenario, muy a regañadientes a incluirlo y otorgarle parte de la recompensa accedió;
-Para la lefa será sangre, y a vos el polvo de sus huesos - Hizo una pausa -Yo sólo quiero la cabeza... - Concluyó. Y pese a que, con esto, el joven se conformó. A Fridah, el sufijo despectivo le ofendió; En todo su viaje desde Avalon tuvo que soportar ciertas burlas y discriminación. "Maldita lefa" "Elfa tenías que ser" "¡Lo que faltaba, otro elfo" ¿Por qué de pronto tanto repudio hacia los suyos? Varias de estas cosas se planteó, mientras se cruzaba de brazos y ponía los ojos en blanco. -Dijistéis que podías hacer una brújula mágica para encontrarlo...¡¿Qué esperáis?! - y arrebatándole la pluma a la mujer de las manos, se la entregó al bardo.
-Pues... casi todos los ingredientes los tengo en mi carreta, tendría que ir por ella.
-¿Qué más necesitas? - preguntó Fridah.
-Sólo un poco de agua bendita del estanque o la fuente de algún templo a la luna. - Captando todo esto, la fémina a Dark volteó y el silencio en sus caras habló.
-Vale, yo iré por esa mierda... - El brujo afirmó, más antes de darse la vuelta... Fridah lo detuvo;
-¡Iré con vos! De ninguna manera dejaré que vayáis solo y arruinéis todo. Debo asegurarme que no os olvidéis de nuestra recompensa.
-Vale... ¡Sólo tratad de no estorbar! - de mala gana contestó.
-Bueno, antes que nada...cuando tengáis el agua, venid a buscarme... Que la suerte os acompañe...
-Sí, sí....Como digáis.. -Se despidió Walter sin prestarle demasiada atención. Se dieron pues las espaldas, ambos sus caminos por esta noche separaron, yéndose uno al contrario del otro...
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Notas de autor;
-Deva es la diosa celta del amor. Se le solía asociar al agua de los mares y se le adoraba, o era sual dejarle piedras verdes de cierto compuesto químico como ofrenda.
-El color verde (al que hice referencia es ese poema sobre el color de ojos de dark), o mejor dicho.. la tintura verde, para darle este color se solía usar arcénico (un compuesto venenoso), muchas personas murieorn en la edad media por la inhalación del polvo al llevarlo en la ropa (pero a pesar de saberse la causa de la muerte. era algo que a todos les valía "verga".... Ay, antes muertos que sencillos XD).
-Varda, es otro de los nombres por el cual se le conoce a la Diosa élfica Elberth. Manwë, el aliento de Arda (tierra media), esposo de elberth y Antítesis de Melkor, el señor oscuro.
-Mia, o Miar.. cmo es en plural, es el nombre de la raza de "dioses menores" o "semi dioses", casi como la idea que los elfos en su mitología tienen de lso ángeles, de la misma raza a la que pertecenen Melian, Thuringwethil y Sauron.
-Gaia, helios y Diana, dioses del panteón griego de la tierra, el sol y la luna.
-Cabe alcarar que, los elementos en el diseño de Ceridk, los collares de oro, los brazaletes de bronce, incluso los hilos de palta que lleva cosidos en la ropa.. y sus anillos, son metales que ahora son conocidos y muy usados por su alta conducción de electricidad (y los cuales, explico que ayudan a canalizar y potenciar el alcance de su magia).
-El relámpago puede llegar a alcanzar el millón de voltios. A pesar de ello, s ehan visto varias personas que han sobrevivido al impacto de estos. (los cuales, si pueden llegar a convulcionarse, desmayarse, incluso quedar en coma. Y otro número reducido, no le sucede absolutamente nada más que el susto y el dolor. Pero... si genera secuelas a corto y largo plazo).
-hice referencia a cierto método que, auqnue suene a algo fuera de lo común, han llegado a utilizar algunas mujeres violadoras arrestadas en el mundo. Las cuales con ayuda, ya sea de su fuerza, de que algunas conocen artes marciales.. etc, a base de drogas, han llegado a someter a a hombres para forzarlos a la cópula, por medio de un torniquete en los testículos para forzar una erección (o que esta se mantenga por más tiempo). Este método suele ocasionar gran dolor a la víctima, pues el miembro puede desgarrarse internamente y romperse el cartílago/hueso del area del pene.
-Noldo, o los noldor, en el señor de los anillos se llamaba así a cierta raza de elfos, que fueron conocidos como de entre los más bellos/guapos de entre todos los elfos.
-Un dato importante en la cultura de los celtas (y misma que se mantuvo, aún después de la cristianización en toda la europa medieval) era la colección de partes humanas, en especial con las cabezas de sus enemigos ( A esto hice referencia en la pelea de Ëinen vs Asmos, cuando le dice que su cabeza le sería de trofeo). Y es que se hallan ciertos vestigios de sus propios "museos" de los criminales/enemigos, que no era a cualquiera de ellos. Algunos las colgaban en sus propios hogares, o para decorar el interior de su casa. Pero, incluso... no te consideraban merecedor de tales "honores" si no te consideraban un rival "honorable", un verdadero enemigo. De lo contrario, ni siquiera se molestaban en conservar tus restos. (he allí cierto aspecto cultural en la obsesión de Dark por dejar en claro que el tenía que tener su cabeza.. y esa suya...);
Ahora bien, en la edad media la conservación de partes humanas, ya sean cabellos, huesos, ojos.. etc. (Generalmente de "santos", o algo así) era relativamente común el ver a algún tipo que entre sus cosas conservace, por ejemplo.. un dedo.. en un cofrecito de oro. Ya que existía la superstición de que daban buena suerte. De hecho, entre mercaderes.. se llegó a hacer de esto una especie de negocio, donde vendían partes de supuestos santos a precios altos (y los nobles los compraban), aunque la procedencia real de estos era muchas veces dudosa.
Aclaraciones;
Este capítulo, lamento subirlo tarde. Pero debido a mi trabajo, a las fiestas de año nuevo. también por el nivel de complejidad de este, me vi obligada a psotergarlo.
Dedico este capítulo a mis amiga "shine" y a mi amigo Henry. Tamién a mi apreciado amigo Enderman, con quien he diseñado al personaje de Ceridk.
Quiero agradecer a todos por su paciencia.
Y las preguntas prevalecen;
¿Qué pasará con Tejón? ¿Logrará Dark probar su "inocencia"? ¿Asmos cumplirá sus sueños de triunfar como bailarina profecional( y chingarse a Räg)? ¿O tendrá que seguirse prostituyendo en los bares? XD ¿Fridah continuará siendo discriminada? (ay, pobre firdah de la minoría orpimida XD.. carajo. soy la reina de las rimas XD)
y la más importante... ¿Qué pasará con neustro sensual Rägvanald? XD...ESO AVERÍGUELO EN OTRO "EMOCIONATE" CAPÍTULO DE....SANGRE Y ACERO!!! XD
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