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Capítulo 4.- El despertar del mal.

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ADVERTENCIA DE CONTENIDO; No apto para personas emocionalmente sesibles o menores de 18 años, CONTENIDO EXTREMADAMENTE VIOLENTO

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De los dominios del valle de Nortfolk; Más allá de las cálidad aguas mediterráneas y de los mares amarillos, de clima mucho más frío que los terrenos de Alejandría, pero apenas un poco más soportables que los crudos inviernos de Midgard, más al norte de Sweoöeod;

Y era como si los caminos de par en par se abriesen ante el esmeralda de sus ojos.

Sin embargo, y por más blancas que parecieran las planicies, estas albergaban el más cruel de los destinos para todo aquél que cruzase.

Y allí estaba él; Enfrentando a las fuerzas de la naturaleza. Se hallaba desafiante ante invierno y retaba a los mismos vientos, arrogante y valeroso ante el filo de la muerte;

Y era el resonar del galope su caballo, luchando con sumo desespero contra la tempestad, así como el azote de sus dorados cabellos que con violencia eran empujados hacia atrás, el crujir de las ramas y el susurro los vientos formaban la más delicada y triste sinfonía que sólo en el silencio podía ser apreciada.

Grandes eran las penurias de su noble corazón, no más que la vergüenza de sus acciones en tan deshonrosa huida, como un ladrón que bajo el velo sombrío se escabulle;

Pues, aunque agradecido estaba por haber podido escapar de tan precaria situación, tampoco le enorgullecía el haber robado a una yegua tan fina, junto con la extraña y desagradable sensación que le había causado dicha mujer.

Tranquilo era su rostro, más no las voces de su mente que le obligaban a reflexionar sobre sus actos;

Y eran las delicadas manos que con vehemencia se aferraban a su cintura con singular fervor, como si del abrazo de una apasionada amante se tratase. No partió sólo.

Se había detenido momentáneamente afueras del pueblo, escuchando agudos gritos femeninos que en medio de sollozos le nombraban, más no pudo hallar sus a salvadores. En cambio, si a una de las núbiles infantas cuyo rostro apenas le fue reconocible entre la espesura de la noche. Al acortar un poco la distancia, pues la había ayudado con anterioridad e implorado por su clemencia.

Y no fue más que la ternura de sus facciones, así como el desborde de su dolor en esos humedecidos ojos grises;

Al mirarla no pudo pronunciar negativa alguna y su lengua por un instante se rompió... Tampoco era que hubiese tenido tanto tiempo para discutir o convencerla, pues temía que alertase a sus perseguidores de su presencia, que, por cada instante se escuchaban más cerca. Y antes de que el pudiese objetar protesta alguna o advertir del peligro que implicaría huir con él, ella ya hacía esfuerzos por aferrarse y subirse al lomo de la bestia. No tuvo otra alternativa que cubrirla con su manto y llevársela con él.

Y no fue más que el repentino estruendo; los desgarradores bramidos de dolor, clamores que desde la distancia resonaban en la inmensa oscuridad del bosque, similares a los bufidos de una bestia feroz. Y sus pupilas dilataron, un escalofrío recorrió entonces su espalda, tal estremecimiento se apoderó de todo su ser, enmudeciendo sus labios. Llevó entonces una mano al pecho, prolongando su respiración, pues había reconocido dichas voces... Mas al voltear sus ojos nada vieron y los oídos zumbaron. Sintió de esa forma como la pequeña le apretaba con más fuerza y ocultaba su rostro en su espalda. Bajó un momento la cabeza en señal de duelo, pero su marcha aceleró. No hubiese dudado en dar la vuelta y desenfundar su espada para regresar en su ayuda, sin embargo ahora no iba solo. Una niña lo acompañaban y su vida ya no era la única a resguardar, siguiendo así el consejo de su protector.

No miréis atrás, pase lo que pase no miréis atrás...- repetía para sí mismo en un susurro.

Momentos antes, mientras Rägvanald emprendía huida y empezaba a adentrarse en lo profundo del bosque. Dos fuerzas chocaban entre sí, en la profundidad de los prolongados callejones aledaños a las afueras del poblado;

―¡A él no tocaréis! Vos y yo aún tenemos asuntos pendientes!

―¡Oh, vaya! - Habló por fin el demonio ―Pero que conveniente... Veo que finalmente estamos solos...- Había retrocedido un par de pasos ante la amenaza de su perseguidor.

―Así es... - Respondió Dark, de la misma forma en que lentamente avanza hacia él, apretando con firmeza el mango de su espada ―Realmente estaba impaciente porque llegara este momento. - A pesar de su imponente presencia y la aspereza de su voz, este hablaba con una aterradora calma y suma tranquilidad. Una tan singular...Era esa mueca torcida, semejante a una sonrisa, lo que había sido entonces dibujada en sus toscas facciones.

―Creo que lo noto. - Contestó Asmos. Y los labios con ligereza torció. ―Llevar a una dama a mitad de la noche a los más recónditos y obscuros callejones para poder dar rienda a vuestras más bajas y aberrantes pasiones - hizo entonces una pausa ―Debo admitirlo, en verdad me habéis... - Decía a modo de mofa entre aquellas nerviosas y melodiosas risillas, regalando a su enemigo aquella pícara, pero engañosa sonrisa. No obstante, la interrumpió.

― Si tanto os place la idea de vuestra cabeza dejando vuestro estúpido cuerpo, y sea atravesado por mi espada, mientras este se retuerce... - Una risa seca fue emitida entonces de sus labios. ― Aunque no lo creáis, realmente voy a disfrutar hacéroslo...-Por un momento calló. ―De esta no escaparéis... - Decía. Se había detenido por un instante, estableciendo contacto visual con su presa, que permanecía quieta, en guardia ante cualquier movimiento del cazador. Y por un momento ambas miradas se enfrentaron; Aquellas verdosas pupilas parecían brillar intensamente y penetrar la espesura nocturna. La cicatriz blanca, formaba en el labio inferior del cazador una expresión de crueldad, un dibujo de proporciones turbias, y los abismos de su alma a la demonia fueron revelados, dándose ahora cuenta de sus más tenebrosos pensamientos e intenciones...Y temió. A pesar del frío de esa noche de invierno, no era para que ella tiritase como en ese momento lo hizo. Sin embargo hacía un esfuerzo para preservar la compostura;

―A veces decís las cosas más dulces...- Pronunció la mujer, expresando su más sincero sarcasmo. Del mismo modo en que sus manos se posicionaban a la empuñadura de su espada que enfundaba a la izquierda.

―¡Es suficiente!, ¡Hablad cuanto podáis! -Exclamó Walter, molesto ―¡Lo primero que haré será arrancar esa lengua de vuestra maldita boca! - Y más que simple enfado. Era la ira y el fervor de su sangre lo que emanaba de su fiera garganta ―¡No olvido que por vuestra culpa le han puesto vuestro precio a mi cabeza! ¡Esta sí que os la cobraré caro!

―¡Oh, pero cuanto lo siento! - Se burlaba la rubia.

―¡Callaos, puta! ¡Primero os mataré y luego os follaré! – Vociferó. Al tiempo en que igualmente sostenía en alto su arma y adoptaba una postura ofensiva.

―Pues entonces, vamos... ¡Venid a mis brazos! - Con la zurda invitaba así al enemigo a acercarse, mientras que con la diestra preparaba ya para desenfundar su sable.

Dando por aceptado dicho desafío; Con vehemente furia aceleró su paso y con gran fuerza el mercenario arremetió contra su presa, yéndose velozmente sobre ella en un corte descendente;

―¡Os cortaré en pedazos y se los echaré a los perros para que os coman!- Anunciaba el cazador de demonios. Se hallaba completamente enfurecido.

―No sabéis cuánto me abrumáis...- Mismo corte que fue bloqueado por la dama en un movimiento de abajo hacia arriba, quien con apresuro había desenfundado su arma, al mismo tiempo que retrasaba su pie izquierdo. Quedando así de lado, en una postura que bien podría conocerse como "avanzada" o "triangular". Su costado izquierdo y desprotegido era expuesto así a su enemigo: Acto que no dudó en aprovechar para cortar más la distancia y culminar con un fuerte empuje con la cadera, obligando al cazador a retroceder, soltando así una de las manos de la empuñadura de su arma. Más el agarre de su sable no aflojó:

―¡Los cuervos despedazarán lo que quede de vuestro horrible cadáver! ¡Los insectos se alimentarán de vuestros ojos y los gusanos devorarán vuestro sucio coño!

―¡Parad, que me acaloráis.! - Se mofaba la demonia, quien socarrona sonreía. Más por la peligrosa cercanía con su adversario, Asmos entonces quiso rematar con un codazo. Sin embargo, Walter, siendo consiente por experiencias pasadas del estilo de lucha de su enemiga, ya se esperaba algo así, frustrando su intento. Pues con su izquierda la había bloqueado rodeado su blanco cuello, apretando con fuerza para ahogarla, dejarla sin aire y disminuir su movilidad:

―¡Finalmente, cuando todo este dicho y hecho, tirare vuestros estúpidos huesos al fuego, y así recordaré el calor que os arrebataré esta misma noche!

No obstante, para la mujer, poco le costó soltarse, puesto que aún en su vulnerable forma humana seguía siendo mucho más fuerte que un humano común y dos veces más que su oponente. Consiguiendo desorientarlo de un golpe de campana que dio hacia atrás, haciéndolo retroceder.

―¡Oh, pero qué boca tan sucia tenéis! -Asmos quitó entonces su mano y yéndose hacia adelante deshizo el candado de ahorcamiento, alejándose de ese modo para rápidamente girar sobre su pie derecho, levantando ligeramente el pie izquierdo con el flexionar de su rodilla, pudiendo serle más sencilla la tarea de girar, para volver a quedar en postura triangular, a la vez en que hacía lo mismo con su espada realizar un corte descendente en diagonal a la cabeza del cazador...

―¡Y cuando termine con vos, no quedara nada! - Y a pesar de que le había atestado. Este fue desviado una vez más en un movimiento de defensa media de la zurda, pues llevaba brazaletes de cuero por encima de las mangas de su cota de malla y fue su muñeca izquierda, que, aunque no pudo ser cortada, el golpe fue tan fuerte que no había podido evitar que su muñeca se fracturara y el dolor se hiciera presente, junto con una ligera inflamación que no llegó a ser notoria hasta minutos después. Fue así como Walter rápidamente se adelantó hacia ella, sacando provecho de la cercanía entre ambos contrincantes, pues había empujado con anterioridad el arma de su enemiga. Acto seguido, se inclinó para para poder abrazarla por debajo de su cintura, atrapando e inmovilizando también por consiguiente la diestra, hundiendo su cabeza tras el costado izquierdo de la rubia, como si intentase cargarla. De esta forma le sería más complicado para ella intentar cortarlo, más del suelo no la levantó. Sino que su espada soltó para conseguir cogerla, empujarla hacia el frente con todo el peso de su cuerpo, haciéndola caer.

Una vez teniéndola tendida en el suelo Walter entonces decidió montarla; Y con gran denuedo sobre la fémina se trepaba, asegurándose rápidamente de tomarla de su diestra y fracturarle la muñeca, obligándola así a soltar su espada, misma que él empujó fuera de su alcance con su pierna derecha. Quedando de esta forma sentado encima del vientre de su víctima, disminuyendo con su peso la respiración del demonio. Por más que la dama realizase movimientos pélvicos hacia arriba como una técnica para hacerlo perder el equilibrio y quitárselo de encima, este resistía y se aferrándose allí permanecía, recargando esas doscientas veinticuatro libras sobre su estómago, buscando debilitarla. Para ese punto yacía un tanto aturdida y desorientada, debido a los fuertes golpes que el mercenario había dado directo a su cara, uno seguido de otro. Mas fueron sus ojos que por un instante se agudizaron y el sudor frío emanó de sus delicados poros al ver como su agresor había sacado ya la navaja que ocultaba entre sus ropas, dando así inicio a un violento forcejeo;

Asmos entonces rápidamente metía las manos para tratar de bloquear, atrapar o desviar las puñaladas que sobre ella venían, tratando conseguir arrebatarle o despojarle de su arma, en un veloz y habilidoso juego de manos, procurando guardar sus partes vitales como la cabeza o los ojos. Pero sus intentos resultaron vanos y recibiendo múltiples cortadas, unas más profundas que otras en los brazos, las más superficiales desaparecían casi al instante de su blanquecina piel, rasgando sus vestiduras.

Y entre aquella ferviente lucha, Dark entonces optó por cambiar un poco su estrategia. Puesto, y aunque estuviese lastimada, sus movimientos no le impedían detener o disminuir los ataques del mercenario. Por más débil que la procurase dejar, su fuerza seguía palideciendo en comparación a un demonio de sangre pura. De este modo enfocó principal atención sobre el pecho de su presa, esperando que al menos una estocada en el corazón puede, si no matarla, dejarla incapaz de seguir combatiendo. Sin embargo, su cuchillo difícilmente podría llegar a su objetivo al enterrarlo dentro de la presa. Fue así como, y haciendo algunos cortes hacia su tórax se deshizo de su ya arruinado abrigo, seguido de un profundo tajo al escote de su obscuro vestido, confirmando lo deducido por experiencias pasadas. Ella llevaba también una protección de malla.

Y una tan amplia como diabólica sonrisa entonces iluminó los labios del hechicero;

―Un contratiempo menor... – Decía, entre aquellas risas secas emitidas de su ronca garganta, para sí, al contemplar aquellos pálidos y redondos pechos apenas cubiertos por la delgada camisola blanca. Luego de haberse desecho de dicha protección que por aquellos momentos le había sido tan incómoda, sólo le bastó un simple tajo para abrir los seguros de cuero que al frente tenía. Y por un instante el viento cesó y el silencio reinó. Mas era el fulgor de las mórbidas y salvajes pasiones lo que resplandeció en los ojos del mercenario, quien con ansioso y brusco arrebato rompió aquella delgada prenda, dejando expuestos los senos de su víctima;

Naturalmente el invierno la había adelgazado un poco, pero sin disminuir la impresión de la musculatura y fuerza que daba su persona. Y era bajo la luz de la luna que dibujaba los relieves de su voluminoso pecho.

―Os follaré tanto que lo sentiréis en él otro mundo... -Decía Walter, al tiempo en que, sus labios relamía, y casi por instinto una de sus manos los había apretado con tan peculiar firmeza, a la vez que con la otra ya se preparaba para apuñarla...

De vista nublada y fosas sangrantes yacía Asmos, divagando por un segundo entre las sombras, golpeando a la nada, guiada únicamente por su prevaleciente sentido del tacto. Con fuerza apretaba los párpados, abriendo de vez en cuando uno, sólo para volver a repetir la misma acción que antes, bloqueando con sus brazos su campo de visión el cuchillo de su adversario que encima suyo se abalanzaba.

Y por más ofuscada que estuviese, debido a los constantes zumbidos que por momentos retornaba a su lesionado canal auditivo, así como la temporal y parcial privación de tan preciado sentido, podía ser consciente de las débiles punzadas que intentaban atravesarla, pero que hasta ahora no habían podido llegar a su objetivo, debido a la armadura que bajo la ropa portaba, al mismo tiempo en que se esforzaba por recuperarse de dichos golpes;

Pudo escuchas los suaves, pero prolongados sonidos del jalar de sus ropas, así como los escalofríos que poco a poco se apoderaban de su cuerpo, luego del despojo de su abrigo y la ruptura del corpiño, dejando su pecho desnudo y expuesto al aire de la noche, así como el peso de las callosas y heladas manos del cazador deslizársele por el torso, apretando con ligereza uno de ellos;

―¡Sucio e inmundo verriondo! - y en sus adentros lo maldijo.

Al sentir el fugaz roce de uno de sus dedos con su pezón. Sus obres abruptamente se abrieron, y los rencores se avivaron en el más fiero de los rugidos, y fue entonces cuando al mal despertó...

Y por un momento pareció que él tiempo mismo se hubiese detenido y la luna del firmamento desaparecido, oculta tras la espesura de la niebla invernal. Una inmensa pesadumbre se hizo presente, y el peligro entonces se apoderó de la espalda de aquél al que llamaban Dark, ante la pesada aura de ira y maldad que repentinamente emanaba con más fuerza de su presa. Y aunque no le fuera visible, aquella maldita presencia a ambos consumía;

―¡Soltadme! - Ordenó ella.

Y sin embargo, sus verdosas pupilas contrajo, única respuesta que le fue permitida, pues ni siquiera alcanzó a respirar, ni siquiera reconocer pudo, el qué o cómo lo había golpeado. Siendo empujado a un lado, quitado de encima, ante el brusco azote contra el suelo. Estando consiente en todo momento de tremendo manotazo a la cara, al igual que ese profundo desgarre del lado izquierdo de su rostro que tan profundo bramido hizo evocar de su garganta.

―¡¡¿Cómo osáis hacer eso?!! - vociferaba, enfurecida. Su voz era gruesa, áspera y desafiante, seca y con cierto tono gutural. A pesar de esto, eso no la hacía menos femenina, pues se trataba de una mujer demonio.

No le sorprendía en absoluto el impetuoso dúplice de sus fuerzas, ni tampoco el ligero ensanchamiento de los hombros y el alargamiento de sus miembros.

Por el suelo se arrastraba y con fiera vehemencia se abalanzaba contra su enemigo. Al tiempo en que, herido y en el suelo tendido yacía el, apoyándose con su diestra para conseguir levantarse. Mientras que con su zurda se cubría la mejilla, en un instintivo e inútil intento por detener el sangrado del corte, observando con peculiar asombro, a su vez que hacia atrás se arrastraba, como el bello rostro de la joven era invadido por pequeñas escamas blancas, similares en demasía a los de un reptil; En el área de la frente, a los extremos de ambos pómulos y poco a poco se extendían hacia las cienes.

Pudo notar como por causa de la apertura de su armadura, esta colgaba del hombro derecho de la dama, mostrando la continuación de aquellas diminutas escamas que resbalaban por encima de la aún más palidecida piel de sus hombros y proseguían hasta donde las plumas que, poco a poco cubrían aquellos firmes y corpulentos brazos, y más que brazos, le parecieron como las alas de un halcón.

―Una arpía...-Dijo Walter para sus propios adentros.

―¿Qué os ocurre, amado mío? ¿A caso no creéis que luzco hermosa así? - Hablaba así el demonio. Mas era la profunda vesania en la insaciable sed, lo que era reflejado en los tintes violáceos que dieron a sus ojos el color de las amatistas. Y eran aquellos largos y rubios cabellos que gradualmente fueron decolorados.

No fue aquella atemorizante criatura lo que en un instante le había tomado tan desprevenido, ni tampoco su efusiva cólera lo hizo temer, sino la singularidad que para el representó su presencia; Usualmente el plumaje de las arpías, así como el color de sus cabellos era obscuro o pinto. Pocas veces claro, rojizo o rubio. Sin embargo, esta era totalmente blanca; ¡Blanca como la nieve! ¡Blanca como el brillo lunar! Blanca como las garras de la muerte, como los cráneos de sus propios huesos... Y era bella.

―¡¿A qué le teméis, cazador?! - Inquirió la criatura. Y no hubo más que el sarcasmo en la demencia de sus gestos.

Y para su suerte o infortunio, no tuvo más tiempo de admirar tan cruel y hermosa forma demoniaca, pues agiles eran sus movimientos; con sus brazos su cuerpo cargaba, mientras que con los miembros traseros cobraba impulso para seguirle, al tiempo que este retrocedía. Su espalda entonces fue arqueada;

Y era la ira, así como cierta gallardía y la suma arrogancia resplandecientes en el fuego de su mirar, mismo que le seguía con especial atención, tal y como un felino asechaba a su presa.

Y sin embargo cuando a punto estuvo, luego de cobrar impulso para lanzarse sobre el mercenario. Dark había tomado ya previa distancia de la criatura, con temor, hacia atrás se arrastró, llegando a poco de rozar las paredes del prolongado callejón, y una pierna extendió. Dirigida a la mandíbula del demonio, quien instintivamente reusó, dándole aquellos vitales segundos que no dudó en aprovechar en recuperar a su preciada Ëire, situada un poco más a su derecha.

Y a pesar de sus penurias, con apuro y sufrimiento hacía intentos por nuevamente reincorporarse, luego de aquel golpe. Con la diestra empuñaba su espada, mientras que con la zurda realizaba esfuerzos por apoyarse contra el muro del callejón que a su espalda se situaba, y no fue más que el punzante dolor en su articulación a causa del impacto, cuando trató en ella de recargarse y que por su causa vaciló, evocando consigo un bufido gutural de su profunda garganta.

Pues grandes eran sus dolencias, no más que su intensificada de su cólera; Y fue brotar de la sangre que brotaba de las heridas de su magullado rostro, misma que resbalaba por su cuello, humedeciéndole la barba y empapaba sus largos y sucios cabellos.

A pesar de aquel impacto en la mandíbula del demonio, eso no había podido apaciguar el ardor de su violencia, como tampoco de su enfado. Y más que molestia, era el incremento la furia y la exasperación de su ser.

Asmos, siendo consciente de la condición de su contrincante, con ímpetu rápidamente se abalanzó por segunda vez para embestirlo, con el tirar de su pierna derecha que con vehemencia reclamó. Y entonces Waler titubeó;

Cayendo sobre sus caderas. Y fueron los prolongados alaridos de dolor ante el filo de sus garras que sin piedad penetraron en los tejidos dérmicos y laceraban su carne al ser con fuerza jalado hacia ella. Instintivamente se había resistido, tratando con desespero de ir en dirección contraria. Pero recuperó rápidamente el aliento y dejó de oponerse, pues entendió que luchar contra la fuerza de un demonio le sería del todo inútil, y muy estúpido de su parte. Sino que con aquella misma fuerza que lo arrastraba, le bastó de impulso para patearla de nuevo, seguido de una segunda con la pierna izquierda para alejarla, y de esa forma liberarse, al tiempo que en intentaba reincorporarse; Usando su propia espada como apoyo para moverse y posteriormente levantarse, secundado por la zurda, buscando establecer la mayor distancia que le fuese posible de ella;

Y allí se hallaba él, de agitada respiración y miembros tambaleantes. Flaqueantes eran ahora sus fuerzas, y a pesar de tan inmenso dolor, con dificultad se esforzaba por correr, pue, aunque su carne había desgarrado y sus tendones heridos, sus articulaciones aún seguían intactas;

Una pierna arrastraba y la otra esforzaba en el apresuro de su lastimero caminar.

Y siguió cojeando unos cuantos pasos más en dirección a las afueras del callejón, y con desespero su mano puso entre sus labios, emulando un peculiar y prolongado silbido, invocando no sólo el golpeteo constante de los casquillos, cuya cercanía se incrementaba, así como las voces e injurias de aquellos confundidos aldeanos que, junto con el trotar de su marcha se hacían cada vez más presentes, entre la espesura de la niebla invernal.

Emergiendo así de entre las sombras, en respuesta al llamado de su amo. Este consiguió subirse al aferrarse con su diestra del cuerno, mientras que con gran esfuerzo había posicionado una pierna en el estribo de la montura. Como pudo subió.

Y en sus adentros se había maldecido, al igual que a la noche y los dioses mismos por haber dejado su arco y el carcaj sujetos a las cinchas.

Y de poco igual le hubiesen servido, pues la visibilidad resultaba ciertamente escasa y su letalidad disminuía ante las distancias más cortas.

Observó entonces al demonio que ahora se había reincorporado, luego de recuperarse de aquellas leves, pero constantes contusiones, así como cierto desoriento por tan fuertes alaridos de su enemigo, pues al tener esa forma sus reflejos aumentaban, al igual que la sensibilidad de sus sentidos, a pesar de las recientes lesiones en sus tímpanos. Siendo del todo consiente, no sólo del galope del caballo, sino de la muchedumbre que se aproximaba;

―¡Eh, Preciosa! - Hablaba el mercenario a modo de mofa, consiguiendo llamar la atención de su presa. Contempló entonces aquella imponente, como bella criatura de esculpido rostro y rasgadas vestiduras, y eran sus blancos cabellos los que resplandecían ante la luz de la luna, quien señoreaba a las estrellas y gobernaba los cielos nocturnos, haciéndolos ver como la plata.

Y nuevamente ambas pupilas se enfrentaron entre el más sepulcral de los silencios. y no fue más que aquella aterradora y socarrona expresión dibujada en sus toscas facciones, similar a una sonrisa. Pudo ver como el mercenario se dedicaba a enfundar de nuevo su espada, pero después rebuscaba entre sus ropas;

―¡Creo que esto os pertenece! - Y entonces se lo mostró; se trataba de un pequeño objeto metálico que reflejaba un leve brillo cuando era expuesto bajo los tenues reflejos de las escasas luces. Y Asmos en ese momento lo reconoció; Era el emblema que el joven le había dejado antes de marcharse ¿Cómo pudo haberlo tomado? Fue en ese instante en que la demonia recordó como la había despojado de la parte superior de su vestimenta, dedujo que debía haber sido en esos momentos en los que él se lo pudo haber quitado. ― Pero ¿¡Qué tenemos aquí!?- continuó ―No me diréis que no os interesa el muchacho, ¿verdad? -Inquirió, el cazador. Una leve, pero siniestra carcajada fue evocada de sus labios. ―¡Intentad cogerlo!

Y fue ante tal provocación que una enfurecida criatura se levantó de esa forma en vuelo contra el cazador, a su vez que este había dado rápidamente media vuelta y apresuraba el galope en búsqueda de tiempo y mantener la mayor distancia que le fuese oportuna con ella.

Velozmente se movía entre aquel manto de tinieblas, emprendiendo presuroso raudo por aquellas calles sombrías y solitarias callejuelas. A veces apretaba el paso cuando temía que este estuviese demasiado cerca o se volteaba para verla. Ahora era ella quien lo perseguía a él. Sin embargo... Aquella cacería pronto terminaría.

Poco le importaba ahora la integridad de algunas viviendas que estuviesen cerca, causando leves daños a los techos de las chozas cuando sus alas pasaban peligrosamente cerca de ellas.

Y aquella persecución continuó hasta fuera del pueblo, adentrándose más en los senderos del bosque.

Walter se escudaba bajo las copas de los árboles y la espesura de la noche, a la par que se arrinconaba de tras de los troncos como una protección hábil de la vista de su perseguidora que, con furia sobrevolaba por encima de estos para encontrarle. Y a pesar del camuflaje que el bosque le ofrecía, estos no dejaban de estar mayoritariamente secos a causa del invierno.

Había sacado ya su arco. Un mercenario jadeante y desesperado ahora se preparaba como podía, a pesar del su inmenso dolor y sobre el caballo intentaba ponerse en posición para disparar cuando tuviera en mira a la presa;

Intentando tensar la cuerda de su arco con la flecha, pues se hallaba herido. De rostro ensangrentado y con ojos lagrimeantes, procuraba mantener la mira en el demonio que sobrevolaba cerca suyo.

Muy a pesar de su suplicio y el parpadeo ante el contacto de la sangre con sus escleróticas, aquella lesión en la muñeca se había extendido ya por todo el antebrazo. Y fue en ese momento en que su flecha lanzó en dirección a su ala, esperando que cayese.

Pero el impacto simplemente logró ser en una de las extremidades inferiores de la arpía. Había fallado.... Y en sus adentros maldijo a los vientos, la maldijo a ella, al dolor que en ese momento sentía y así mismo por tremendo error.

Asmos, al sentir como el filo de la cuchilla había traspasándole la carne e impactado contra su hueso, y fue por aquel momento en que el aleteo menguó. No obstante, recuperó altura al instante.

―Oh, conque allí estáis ...- Pronunció la demonia para sus adentros. Una sonrisa le adornó las afiladas facciones, al tiempo en que desde los cielos visualizaba el origen de la trayectoria del disparo. Ahora conocía la ubicación de su enemigo, sólo tenía que acercarse aún más en un cambio de estrategia. Y nuevamente se elevó y su dirección pareció cambiar ante la amenaza de un nuevo ataque, de esta forma le pudo ser posible evadir la segunda y tercera flecha que a ella fue dirigida.

Más entre la nieve y por encima de las copas de los pinos yacía oculta.

Y así como los cuervos que con aquel obscuro presentimiento sólo aguarda el letargo de los moribundos, en círculos volaba al asecho de su caza, y nuevamente se elevaba y la dirección cambiaba ante la amenaza de un nuevo ataque. De esa forma le fue posible evadir la segunda flecha que a ella fue dirigida.

Mientras que en tierra Dark enfervecía en la furia y frustración que sin mesura alguna proclamaba en sus adentros. Por un segundo se vio así mismo que en otras circunstancias hubiese podido acabar con esto rápidamente, pero este no era el caso. Y era los quejidos, así como el temblor de sus miembros, un tanto por las heridas y otro por el frío del invierno los cuales dificultaban la tarea.

Y no fue sino entre sus constantes parpadeos, así como aquella ligera pausa que hizo para frotarse el párpado izquierdo que de su vista le perdió, luego de haber disparado la segunda flecha.

Levantó entonces la mira y le buscó entre las tinieblas, mas no pudo hallarle, pues la blancura de la nieve le resultaba ciertamente confusa entre aquéllos frondosos parajes.

Con fuerza era el aprieto de sus dientes, no más que el coraje en sus refunfuños. Y creyendo por aquellos instantes que el demonio había escapado, nuevamente injurió;

―¡Más os vale haberos largado de aquí, demonio. Porque si mis manos llegasen a tocaros, ¡No tendrán clemencia de vos! – Dijo. Apunto estaba de bajar su arco y aflojar la flecha que lo tensaba, cuando de pronto sus oídos agudizaron ante el crujir de las ramas y el resonar del aleteo que se perdía en el susurro de los vientos y el canto de la noche. Nuevamente se sobresaltaba y súbitamente se volteaba ante aquellos bruscos y misteriosas risas que entre las sombras se mofaban. Y no fue hasta la caída de uno de aquellos delgados tallos, que de lo alto cayó y su camino detuvo antes de que el pudiese avanzar. Cerca estuvo de caer sobre su cabeza. Fue en ese instante cuando entonces comprendió. Elevó entonces la mirada y con su arco apuntó, mas nada pudo encontrar. En ese momento... Ella le habló;

―¡A vuestra espalda! -Indicó la dama, consiguiendo su cometido de llamar la atención del mercenario que no tuvo el tiempo indicado para haber hecho más que eso;

Walter sólo pudo vislumbrar como una masa blanca que se lanzaba desde arriba contra él, así como del azote de sus plumas y el fuerte impacto que capaz fue empujarlo, haciéndolo perder el equilibrio en su postura, pues lo había tirado del caballo. Mismo que, espantado había relinchado y emprendido desesperado galope de las garras de aquella criatura. Y, sin embargo, fueron aquellos tirones que de sus vestiduras lo jalaban, su abrigo rasgaron y sobre la cota se aferraron, apretándole el brazo izquierdo y hombro derecho, evitando de esa forma que el jinete tocase el suelo;

―Oh, que tierno que os molestéis tanto en buscarme. Creedme que ahora de vos no me apartaré... - Se burlaba Asmos, al tiempo en que con sus alas emprendía nuevamente el vuelo y recobraba altura, mientras que con las piernas, que más que pierna, sólo hasta la mitad del muslo eran de humano, pues eran patas, y más que pies o dedos, estos habían tomado la forma de las pezuñas de una ave, destacando aquellas largas extremidades y afiladas garras, propias de su raza. ― Fuisteis una interesante distracción. Algo impresionante para un humano...- Prosiguió.

Y por más que el cazador forcejase o intentase liberarse de su agarre, Asmos simplemente lo elevaba por los aires, moviéndolo de un lado a otro. De vez en cuando bajaba la altura para que este chocase con las ramas de los árboles, en afán de causarle más daño aún. Aunque no por mucho tiempo. Debido al tan insoportable que se había tornado aquella herida en su pierna derecha, el malestar e incomodidad eran notorios. No sólo por los quejidos o sus bufidos, sino en el afloje de sus prenzas, pues una apretaba más que la otra. Oportunidad que Dark buscaba con desespero la forma de soltarse:

― Pero nada en este mundo es eterno, cazador...- Comentaba la dama ―Y es hora de que acabemos con esto -y súbitamente le soltó;

Con alevosía y premeditación fue arrojado de los aires hacia su perdición, siendo golpeado nuevamente por las ramas que entre las copas de alzaban, encontrándose de espaldas contra los suelos, y a pesar de que la nieve ayudase al amortiguo de su caída, de la misma forma en que el enramado influyó en la disminución de la fuerza y velocidad ante semejante altura, esto no redujo el daño ocasionado.

¡¿Pryth yor gëios zeilk loh-aqüel?! - vociferó ― ¡¡Ynn thëof forqüem qüim yor!! - Continuó injuriando ante los vientos, pronunciando la lengua profana.

Decadente era su estado y vacilantes sus fuerzas, y sin embargo aún mareado como podía hacía esfuerzos por pararse.

―Veo cuanto deseáis morir...-Habló la demonia, observando al cazador tendido en el suelo. Típico de los humanos, resisten tan poco. Y, sin embargo, para su sorpresa, miraba como, y muy a pesar de su dolor, se reincorporaba y haciendo un ofensivo gesto con la mano se atrevía a desafiarla una vez más a venir por él. ―¡¿Aún podéis moveros?! ¡Estoy impresionada! - Y nuevamente como flecha, desde lo alto se lanzó sobre su enemigo, quien en tierra le aguardaba, preparado para recibirle; Cauteloso retrocedió tan sólo un paso, y con su diestra entonces desenfundó su fiel navaja y hacia arriba súbitamente el filo levantó, cortando así en diagonal de derecha a izquierda y ocasionando una fisura en el ala de su presa, que, a causa de su velocidad no tuvo mucho tiempo de reacción ante la estrategia de Dark, el cual de la misma forma se dispuso a bajar la mano y enterrar su arma en el hombro de la bestia, con el fin de lastimar e inutilizar dicha articulación.

Y no fue más que aquél prolongado alarido de dolor evocado de la garganta de la mujer, así como aquella instintivo sobresalto, que dio tiempo a Walter para aturdirla de un rodillazo con la izquierda y dar así una segunda puñalada en el área del trapecio, cercana a la columna, permitiéndole derribarla y poder quitársela de encima;

Una vez hecha a un lado y azotada contra la nieve, ella desde el suelo le pateó y con la cadera giró a modo de media luna para poder establecer previa distancia, consiente ahora del arma que portaba su enemigo, al tiempo en que tiraba más patadas para evitar que este se acercase, mas no fue así;

Pues el cazador con furia se abalanzó; Con cautela retrocedía, previniendo ser golpeado o herido por aquellas afiladas garras. Simplemente se hizo a la derecha, atrapando de esa manera su extremidad derecha, misma que había sido herida por una flecha y la cual no había podido remover. Siéndole más sencillo para el poder neutralizarla, a su vez que con su arma lastimó, y con sus menguantes fuerzas desvió, inmediatamente la alzó ligeramente buscando poder pasar debajo de esta, quedando así en el medio de ambas piernas. Situación que la criatura no dudó en desaprovechar; Giró de esa forma con ligereza su cadera hacia la derecha, al tiempo que sus rodillas flexionaba, y con súbita violencia sus piernas cerró con la intención de aprisionar a su oponente entre ellas, mientras que con sus manos forcejeaba con él, tratando de asegurarlo y posteriormente obligarlo a soltar el arma.

El mercenario hacía intentos desesperados con ambos codos y la cabeza que por un instante había bajado, juntando su barbilla con su pecho con el fin de evitar que el demonio pudiese estrangularlo con el pasar de su pierna izquierda por encima suyo.

Y no fue más que el rasgar de su carne y el crujir de los huesos al ser perforados por la punta del fino mental, en medio de tan salvaje forcejeo que él hacía por librarse de la ejecución de la palanca. Por causa de una estocada a en la cadera, peligrosamente cerca de sus ovarios, con la finalidad de hacerla debilitar su agarre, y entre tan bruscos movimientos la navaja retorció, evocando consigo desgarradores alaridos que con saña arrancó desde lo más profundo se su ser.

Para luego sentir como el cuchillo posteriormente era retirado, sólo para darle otra vez una segunda estocada, esta vez a su muslo derecho, en el medio entre el sartorio y recto, forzándola nuevamente a mantenerlas abiertas. Una iracunda y desesperada mujer hacía vanos esfuerzos por inclinarse; extendía su diestra y con la zurda intentaba cogerle de los brazos, pasando por sus mangas, mismas que fueron rasgadas, mas, debido a su armadura estas no pudieron penetrar, y con desespero de sus obscuros cabellos había tirado. Y ante aquella ferviente amenaza que sobre él se avecinaba Walter alzó entonces el filo de su arma, fisurando así parte de los bíceps y tendones del brazo izquierdo, también parte de su ala, luego volver a dejarlo caer sobre la diestra de la fiera que era continuaba forcejeando entre prolongados quejidos y penosos bramidos.

Al mismo tiempo en que había levantado de sus faldas y con furia rasgaba lo que quedaba del vestido, mismo que, a causa de aquella lucha y acertados cortes, del largo fueron alzadas y estropeadas, dejando expuesta la parte inferior de su cuerpo;

A pesar de su abominable naturaleza tenía un cuerpo hermoso y fuerte; complexión media y estrecha cintura, poderosos hombros y espalda, aunque un poco anchos, eso no afectaba las curvas que le proporcionaban su constitución femenina.

Eran aquellas escamas que se esparcían por sus brazos, sobre su firme pecho y parte del abdomen, continuando hasta los lados de la pelvis, atrevidas se deslizaban por los muslos, cubiertas gradualmente por las plumas que empezaban a crecer bajo los hombros y aumentaban gradualmente, tenía más de estas en la espalda, además de las de sus alas.

―Mucho mejor...- Afirmó, reacomodando sus toscas facciones en una aterradora sonrisa, una mueca torcida que develaba el triunfo de su desprecio.

Y con detenimiento observó aquella serie de escamas blancas, similares a las perlas de mar, ocultas en su cabeza por sus larga melena y cuero cabelludo, y estaba seguro de que continuarían por su espalda y bajando por el coxis.

Se negaba a apartar la mirada de su víctima. Era esa gruesa y estremecedora risa que fue evocada desde su profunda voz, así como cierta irritación de su garganta;

―¡Os juro que desearéis estar muerta, y no os daré ese honor!. - Decretó.

Y allí se hallaba él ahora, saboreando el dulce néctar de su venganza. Se daba prisa por aflojarse la camisa y soltarse los nudos de aquél sucio y desgastado cuero de sus vestiduras, dejando expuesto su miembro;

―Primero, vos y yo nos vamos a divertir... - Pronunció ante ella en un susurro.

Y era la furia, así como la frustración expresada en aquella violenta lujuria. Nuevamente se recargó sobre ella y quedando cara a cara, a su vez que rápidamente dio una última puñalada sobre su hombro izquierdo.

Era aquel asco, como también la repulsión dibujaba en las facciones de la mujer, cuyos clamores sólo se incrementaban, pues por un momento el peso del cazador fue recargado sobre su hombro lastimado, junto con aquél leve mordisqueo a su oreja y la cálida sensación que le provocaba su lengua cuando esta resbalaba ansiosa por su piel, que por esos instantes se le hizo similar a un perro degustando el alimento que sus amos le entregaban, ese efecto le provocaba la humillación hacia su enemiga, siéndole el mayor de los festines para el cazador. Bruscas y torcidas sensaciones mezclada con el forcejeo y gemidos que le provocaba aquel vil acto que era producido por el miembro del hechicero al rozar sobre la parte más sensible de su intimidad. A pesar de tan terrible estado, alzó ligeramente su cadera y con disimulo ladeaba su cabeza, casi como si le ofreciera el cuello. Había preferido morderse la lengua al darse cuenta como su propio cuerpo se atrevía a traicionarla en medio del inmenso dolor que le provocaba y a pesar de ello, no la incapacitaba del todo.

―¡¿Conque os place esta situación, verdad perra?! - Inquirió. Muerto de la risa, pues tenía una imaginación tan grande como retorcida para la crueldad, buscando siempre de la manera de hacer más humillante el suplicio.

Se estaba burlando de ella. Y para este punto él ya había separado su rostro del suyo, silenciando sus labios con un golpe a la cara, y entonces la tomó;

―Ya es hora de que os empalen, malnacida escoria del averno...- Y no hubo más que los bufidos de dolor por parte del guerrero, a causa de tan repentina y precipitada acción. ―Y yo seré vuestra estaca, vuestra lanza ... - Hizo entonces una pausa. Y tan rápido como pronunció aquellas palabras, el silencio reinó sobre todo él lugar, interrumpido por cierto quejido emitido por Dark, debido al intenso escozor que al comienzo le provocó estar en su interior ―La navaja y los clavos de tu tumba ...- Sin embargo, continuaba con tan vil acto. Los quejidos del demonio sólo le permitieron esbozar una leve, pero aterradora sonrisa que se dibujaba en sus facciones. ― Pero antes... Voy a disfrutaros.

Asmos en ese instante daba contorsiones violentas, desesperadas cuando el miembro del cazador le penetró y sin piedad embistió sus entrañas. Leves quejidos escaparon de aquellos labios a causa del inmenso dolor producido por el desgarre que este le había provocado, mismos que fueron repentinamente sellados con un beso violento que fue le fue arrebatado al tirar sus cabellos; Este le fue devuelto con el mismo odio y salvajismo, así como el brotar de la sangre que en esos instantes resbalaba de sus labios, misma que era intercambiada, compartida. Para después y de manera imprevista, y traicionando ambas voluntades, la angustia era intercambiada por una reconfortante sensación que se extendía desde la parte baja de su vientre y empezaba a cubrirla. Al sentir las frías y callosas manos de su enemigo tocando su suave pero escamosa piel, pudo percibir como esta se empezaba a deslizar, como si danzara hacia el seno derecho. Al llegar hasta ahí, sintió como apretaba con gran fuerza su pecho, creciendo tanto en firmeza como en cólera. El intercambio que hacían era cada vez más fuerte y cruel, pues ella lo mordía con fuerza y el la estrujaba con fiereza.

―¡¡Mirad que tan bajo habéis caído! ¡¡Estáis a mi merced!! ¡¡Apostaría mil minas de oro y las montañas sobre ellas a que jamás, en vuestra mugrosa y pútrida existencia, habíais estado sometida por un verdadero hombre!! - Y así como la había besado, así mismo a un lado la apartó. Al tiempo en que, por un momento ambos rostros eran separados con el erguir de su espalda; posando ambas manos sobre sus caderas.

―¡¿Es enserio?!, ¡¿Eso es todo lo que tenéis? ¡¡He visto moribundos con más energía que vos, hasta un eunuco lo haría mejor!! - Se mofaba así la arpía, quien a pesar de su situación yacía desafiante, orgullosa y socarrona. Acto seguido, escupió así a la cara de su enemigo, quien, cuyas palabras le habían hecho enfurecer aún más, propinando un golpe hacia la boca de la criatura. Y nuevamente levantó en alto el filo de su arma, mismo que dejó caer sobre el ala derecha de su presa, siendo retirado de inmediato y enterrado sobre uno de los senos de su víctima, lo suficientes para causarle gran dolor, más no para terminar con su miserable existencia. Tiró entonces del mango de su cuchillo, desgarrándole por la mitad los tejidos mamarios. Y era el brotar de las lágrimas, las que en ese instante emergieron de sus ojos violetas, entre aquellos desgarradores gritos que resonaron entre la calma de la noche y la crudeza del invierno;

―¡¿Qué pasa perra inmunda?! - Inquirió ―¡¡¿No estabais, deseosa de una verga acaso?!! ¡¡¿O es que no es suficiente, para saciar vuestra hambre de puta?!! - vociferaba, completamente exasperado, y era la demencia que resplandecía en su mirar ― ¡Oh, lo olvidaba...! ¡Soy un marica! - Hizo de este modo un segundo de silencio para recobrar el aliento ―Así que decidme, basura... ¿Qué se siente, que alguien como yo este disfrutando los placeres... De vuestra carne? ¡¡Sabéis que os gusta!! – Seguía burlándose de ella, ahora que tenía la oportunidad. Le estaba cobrando cada una de sus fechorías. No había olvidado eventos pasados, ni tampoco lo que ella le había ocasionado, y se las seguiría restregando mientras pudiese.

El cazador exploraba tales llanuras, vastas y tenebrosas, adentrándose en terrenos poco conocidos. Y si lo preguntáis; Sí, me refería al desnudo y moribundo cuerpo de Asmos que sin piedad se estaba follando. A su vez que forcejeaban y dejaba caer el filo del cuchillo, ya fuese sobre sus alas, cadera o alguno de sus costados;

Y ni el más frío de los inviernos hubiese podido ser comparado al calor que Walter sentía en ese momento, pues era tal que casi pudo equivalerse con el verano, cuya temperatura se incrementaba gradual y considerablemente, siendo bastante cálido. Pero a pesar de ser inverno ellos compartían ese calor entre la espesura del bosque, tiñendo de rojo la nieve;

Asmos jadeaba con cierta dificultad, por tener sangre en su boca, así como de las laceraciones provocadas en los repetidos impactos del cazador en tan terrible y vejante acto al que era sometida.

Y, no obstante, al observar ahora con detenimiento a su agresor, pudo notar algo;

Las heridas que le había provocado cuando ella lanzó sus garras sobre el empezaban a coagular, tal como algunas de las suyas, que, aunque no fuesen instantáneas, la sangre que debería seguir brotando empezaba a detenerse, cobrando el aspecto de graves desgarres de una pelea que pudo haber recibido hacía tan sólo un par de día, no hace menos de dos horas.

Sobre todo, el en el área de su espalda, torso, manos, piernas, hombros, todo su cuerpo, aunque lleno de heridas pronto empezarían igualmente a sanar. Y al tenerlo tan cerca, le era posible analizar con mayor detenimiento otra cosa que tal vez había sospechado con anterioridad, pero que no tuvo la oportunidad de confirmar, y esa era su presencia;

Una presencia que la arpía conocía muy bien y la había identificado desde el primer momento en que le vio, pero no pudo confirmarlo hasta ahora que le tenía tan cerca por tan prolongado tiempo... Se trataba de energía a demoniaca, similar a la suya y la de otros demonios. Era más que simple magia negra.

Y aunque efímera, igual de familiar, la conocía muy, muy bien... Demasiado... Más que simple magia negra, era similar en todo aspecto a la suya, era el aura que sólo podía emanar un tipo de presencia...

Al sentir como ella fue penetrada con tal salvajismo, sus sospechas fueron corroboradas.

―¡Maldito! - Le habla, entre profundos jadeos y con voz entrecortada, a cauda de la irritación de su garganta ―¡No sois humano! - Afirmó, y fue entonces cuando le vio, al posar especial atención a la obscura presencia, aquella visión borrosa y nítida, incluso para los agudos sentidos de alguien como ella; una extraña criatura formada del humo y las sombras del anochecer que su aura desprendía, y no supo si aquello que veía se trataba de una alucinación provocada por la pérdida de sangre y su deplorable estado. Una lágrima que entonces resbaló por sus violáceas pupilas―¡¿Qué clase de criatura sois?! - Inquirió. A lo que el cazador simplemente río. Le había causado cierta gracia escuchar sus quejas que no pudo evitar soltar tremenda carcajada;

―¡Revelaos vuestra verdadera forma, demonio! - Ordenó la dama ―¡Decime quien realmente sois!

―Me dicen Dark... - Le respondió ―¿No os parece descortés preguntar por el nombre de alguien sin siquiera haber dicho el vuestro? - Continuo.

―Asmos...- Contestó sin mucho entusiasmo. De hecho, estaba demasiado adolorida y hastiada de todo esto como para negarse a darle su nombre. Le había andado persiguiendo por casi cinco malditas semanas y ahora ese sujeto le faltaba poco para acabar dentro de ella, ¿Qué más daba conocerse los nombres?

A pesar del dolor que le provocaba las laceraciones, incrustaciones de metales y otras heridas provocadas a su cuerpo, tenía que seguir resistiendo. Necesitaba la oportunidad para quitárselo de encima;

Fue así como había estado aprovechando entre aquellos turbios momentos, y no del todo disimulaba malestar y aquellas bruscas contracciones de tan carnales actos, el demonio se hizo ligeramente hacia atrás, y moviéndose hacia su derecha, con la finalidad de desequilibrarlo para poder sacárselo de encima de una vez por todas, alzando con ligereza la cadera para lanzarlo y con sus movimientos empujarlo a un lado de ella, valiéndose de que se encontraba casi por acabar y un tanto... Distraído.

De esa manera fue en que ella ahora se tendía sobre su presa para asesinarle, consiguiendo entre aquella lucha inutilizar su diestra y obligarlo a soltar el arma. Y sin embargo fue nuevamente neutralizada por Dark. Puesto que, a causa de sus heridas y la pérdida previa de sangre la habían debilitado y le llegó a ser un tanto más sencillo enfrentarla, dando girones por la nieve, entre agresivos golpes y rudos forcejeos. Ella trataba de arrebatarle el emblema, medalla que él se había colgado al cuello. Bajaron así por la pequeña cuesta y poco les faltó para que ambos se hubiesen ido por el barranco.

Quedando el cazador otra vez sobre ella. Y fue en ese instante en dónde ambas miradas se cruzaron y macabras sonrisas intercambiaron; En parte ambos enemigos tenían algo en común, ninguno se mostraba tan fácil de matar. Era la vesania y demencia resplandeciente en su mirar el que por un momento prevaleció, mas fue el retumbar de tan fúrico bramido lo que por un instante irrumpió ante tan incómodo silencio.

A causa de tremendo zarpazo que Asmos le había dado, posicionando el dedo en la llaga con el rasgar por segunda ocasión sobre las heridas del rostro de su enemigo, y esta vez el filo de sus garras si le había dado al ojo, aumentando su dolor.

Hastiados, fatigados y evidentemente molestos, pero con la ferviente necesidad de terminar con esto. Ella arremetió contra él con un rodillazo a su entrepierna, un tanto para facilitarle la tarea de hacer a un lado y empujarlo al fin por el barranco, otro por cierto placer que le proporcionaba al demonio ese pequeño escarmiento. Y entre aquellos gritos y alaridos de dolor, usando lo último que quedaba de sus fuerzas nuevamente le golpeó, lanzándolo por los abismos.

―Adiós,Dark.... -Dijo ella, al tiempo en que adolorida sobre la nieve se tendía,buscando anisadamente recuperar el aliento, sin haberse preocupado siquiera envoltear a ver si él realmente había conocido su perdición o no. No era importante.Con cansancio todavía sobre sus hombros a rastras se alejó...

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Notas de autor:

-Alejandría es una región nombrada por los griegos tras la conquista de egipto, también conocida como "Isindireyya".

-Nortfolk es el nombre que se le da a un valle situado en una de las comarcas/condados principales de inglaterra.

-Mingard en la mitología nórdica era el mundo terrenal, el mundo humano (la tierra) (A diferencia de Asgard el mundo de los dioses).

-la frase pronunciada por el cazador son insultos en la lengua demoniaca inventada por mi; ¡¿Prythyor gëios zeilk loh-aqüel?!! ,¡¡Ynn thëof forqüem qüim yor!! : ¿A dónde vás inmunda arpía? Aún no he terminado contigo.

-hubo algunos datos que no tuve el tiempo o tal vez olvidé anotar en capítulos anteriores;

*El arma que usó Asmos en el capítulo 2 tiene un nombre, es llamaod Tessen o "abanico de guerra", un arma utilizada por los antiguos guerreros orienales, era un abanico con siete puntas afiladas como navajas qe sobresalían de los bordes, y eran siete porque simbolizaban los días de la semana, por un tiempo dicha arma fue prohibida en esa época, comunmente asociada con las guerreras kunoichi o las Onna bugueisha (nombre otorgado a las muejres samurais), sin embargo muchos de los que solían utilizarlos eran hombres.

*La edad para contraer nupcias en la edad media era a los 12 años, empezando generalmente como tradicion en la nobleza comprometerlos entre los 7 y 9 años de edad.

*La ropa en la edad media, como dije antes en los hábitos higiénicos, pocas veces se lavaba y cambiaba.

Aclaraciones:

Esta historia continuará...

¿logrará dark w.d probar su inocencia? ¿Si según Asmos no es humano, qué carajos es? ¿cuántos días pasará Asmos sin poder sentarse ni ingerir sólidos después de tremenda cogida? ¿por qué estoy haciendo estas preguntas? y la más importante (y que todos se hacen) ¿Rägvanald se tirará a la loli o no? XD...porque todos nos preocupamos por el bienestar de Rägvanald ¿O no?.

Eso averíguelo en otro "emocionante" episodio de sangre y acero XD

-quiero pedir una sinceras disculpas sie ste capítulo hirió la sensibilidad de algunos, pero por algo esta obra está catalogada como "ero-guro", que como ya he explicado anteriormente, se trata de un sub-género del terror, arte grotesco porno/hentai que mezcla elementos del erotismo y el sexo con extrema violencia (generalemnte violaciones), tales como: canibalismo, decapitaciones, descuartizamientos, necrofilia, canibalismo, cirugías, vivisecciones..etc..

-Se le concoe como "sex position" al fenómeno dentro de la ficción donde se suelen revelear datos reelevantes y sustaciales para la trama durante escenas sexuales.

Admito que fue un desastre, por el hecho de que nunca antes había escrito algo de esta naturaleza, me refiero a una escena concreta sexual explícita, anteriormente siplemene me dedicaba a "mencioarlo" superficialmente o de una forma "abstracta" (como en este caso se dio a entendo que estaba pasando) y prefiriéndo dar entender lo que ocurría al lector, o retratarlo en algunos poemas, más nunca algo tan "explícito" como lo que describí en esa escena ( y al verdad intenté coger inspiración en algunos "relatos eróticos", aunque me quedé más con cara de WTF, y una cosa es escribir algo así y otra muy distinta implemenar elementos del gore en ello, ya que no estamos hablando del bdsm ni tampoco de una violación "bonita", hablamos de algo ...asqueroso,tremendamente brutal), intenté de igual forma deslindarme de la mayoría de los elementos del erotismo para retratar lo asqueroso y sumamene vejante que puede llegar a ser una violación(lo intenté, sin embargo preferí luego llegar a darle algunos tintes de eroismo, aunque escasos).

Además, de que usualmente en algunas obras del ero-guro es el demonio quien somete al humano (que puede ser hombre o mujer), y esta vez quise poner el ¿qué pasaría entonces si un humano fuese el que somete a un demonio para violarlo?, pues en parte quise "revertir" aquello, y la verdad fue algo que me resultó sumamente complicado (y de hecho hice 3 diferentes secuandias de batalla antes de decirdirme por esta, me mataba quebrándome la cabeza de cómo es que un humano generalmente de 4-8 veces más débil que un demonio podría hcer para someterlo).La idea original y otorgada por mi amigo Richard había sido de la implemenación del veneno, auqnue esto lo descarté ya que esto hubiese tenido algunos errores de continuidad reespecto a capítulos anteriores, aún así pido disculpas porque... esta escena fue un desastre, inenté hacerlo de la manera más relista posible y simpelemnte creo que...cielos, s¿en vez de eso creo que es más "comedia consienemente incoluntaria". pero bueno, como lo he promeido....aquí lo tienen, guro (auqnue del más "ligh")

respondiéndo de ante mano la pregunta de si habrá más escenas de este contenido tan violento, la respuesta es que puede que sí y posiblemene de un contenido más violento y gráfico que este, más crudo y "feo", desde este punto pido nuevamente disculpa ante la "sensibilidad" de algunos lectores.

19/11/17: realicé algunos cambios a dicha escena.

Dedicatoria:

Quiero dedicar este episodio a mis amigas;

Sharon y Shine, Quien la verdad, no pensaba poner esta escena, sin embargo representó un reto para mi, puesto que nunca antes había descrito de forma explícita una escena sexual, a pesar de que si las mencionaba, nunca las había descrito, por lo cual se me dificultó, aún así le agradezco pro haberme dado la idea, shine también fue la que me dio cierta inspiración para este capítulo.

Leilael y mi amiga Lily, quienes me brindaron muchos de sus concejos como escrioras que la verdad me sirvieron de mucho para este capítulo.

A mi primo y co-escritor henry (que me ayudó mucho en estos últimos dos capítulos y que muy a su pesar y aguantándose el asco ..y la risa, me ayudó en esta locura de esta escena )

A mi amigo Richard, quien me bridó igualmente muchos concejos (espero que te hayas reido mucho con este capíulo, enserio.. yo tampoco me aguanté las ganas de reirme, de hecho no pude por un buen rato escribir una línea sin hacerlo, me costó muchísimoXD)

Quiero agradecer a mi buena amiga @PamelaTB, quien desde mis primeros días en Wattpad me ha ayudado con sus concejos y me a apoyado en este proyecto, también menciono que ella fue la que diseñó la nueva protada que ahora tiene la obra.

A mi amigo Lucas Miguel (quien me dio varios tips y concejos sobre como escribir esta escena) y quien al menos en esa escena pudo escribir los diálogos)


Posdata;

Aquí comparto con ustedes un dibujo realizado por mi amiga , de Dark W.D, espero pronto anexar un dibujo de Asmos, en el cual ella dijo estar trabajando, encontrarán en mi página de facebook anexada en mi perfil algunso fan arts hechos por unas muy buenas amigas mías.

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