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Capítulo 8

—¿Cómo pudiste dejarte chantajear de ese hombre? —le riñó Aitasis

Georgia suspiró. Ambas se encontraban en el jardín en el jardín esperando la actividad del día que consistía en una carrera de jinetes en la que Georgia iba a participar, ésta tenía un hermoso vestido de montar de color azul cobalto de mangas cortas, tenía su cabello recogido en un moño bajo y un sombrero de ala pequeña le cubría la cabeza; por el contrario Aitasis llevaba un sencillo vestido de mañana color rosa de mangas englobadas y su cabello estaba recogido en un moño; ésta llevaba una sombrilla de tela.

Ambas se sentaron en las sillas que disponían para los que iban a estar de espectadores y comenzaron a abanicarse el rostro. Sus hermanos habían llegado en la mañana. Marsias aún no bajaba con Becky y Uriel se encontraba hablando con un viejo amigo.

Georgia se sentó junto a ella—¿Qué otra opción tenía? —le dijo Georgia en voz muy baja—En menos de lo que canta un gallo mi nombre iba a estar en la boca de todos. Ese tipo de escándalos el apellido no podría soportarlo, todos sabrán que soy... rara.

—Tú no eres rara, solo eres... diferente. Y escúchame bién, ser diferente no es malo es sólo que para los demás es difícil de aceptar

Georgia le apretó la mano a Aitasis—Gracias, te quiero muchísimo

—Yo también te quiero. Pero estoy enojada, es la palabra de ese cretino contra la tuya, eres la hermana de un duque

—No te preocupes Aitasis. Robert Harris es un hombre de negocios sin escrúpulos y un descarado oportunista, tan solo interesado en ser mi amigo. Pero si te confieso que me sentí como Fausto pactando con Mefistófeles

Aitasis suspiró—Si tú crees que todo está bien yo te apoyaré. Lástima que no puedo darle una paliza

—¿Darle una paliza a quién? —escucharon la voz de Marsias. Becky y él se sentaron junto a ellas

—No es asunto tuyo Mar—le dijo Aitasis

—Si lo es mujer, si Uriel no es capaz de ponerte en tú lugar ves sabiendo que yo si lo haré. No harás nada peligroso en ese estado y es mi primera advertencia jovencita

Aitasis le sacó la lengua—Becky dile algo al amargado de tú marido

—Él tiene razón, no intentes hacer nada peligroso cariño—le aconsejó ésta

—¿Qué carajo va a intentar hacer Aitasis Westhampton? —preguntó un Uriel muy enojado

—¡Nada! —le gritó ésta—¿No tienes otros amigos con quién hablar?

Este se sentó junto a ella y le acarició el vientre—No, me gusta más cuidarte amor mío

Aitasis apoyó la cabeza en el hombro de su hermano—Tengo calor hermoso

Él le sostuvo la sombrilla y comenzó a abanicarle el rostro con el abanico de mano.

Georgia miró ambas parejas y sintió una punzada de envidia. Verlos tan felices era doloroso pero se alegraba mucho por ellos, tal vez su destino era estar sola.

Un criado se acercó a ella—La competencia está por empezar mi lady, su yegua está lista

Georgia asintió y se puso de pie—Muy bién—ésta miró a su familia—Es hora de irme

—Georgia enséñales quién manda en las carreras de caballos—le animó Uriel

—¡Artemis es la mejor! —exclamó Aitasis

—Ten mucho cuidado cariño—le aconsejó Becky

—Nada de obstáculos peligrosos o yo mismo te bajo de ese caballo—le advirtió Marsias

Georgia les sonrió—Nos vemos luego

El criado la guio hacia donde estaban el resto de los competidores. Todos eran hombres, notó. El vizconde se de Sídney se acercó a ella.

—Mi lady es un honor que se nos una—le dijo este con una sonrisa

—Gracias milord

—Participará con Artemis, es una competidora formidable

—Así es milord

El conde de Addington era otro de los competidores y al verlo hizo una mueca.

El duque de Hastings hizo sonar su garganta y todos los presentes lo miraron.

—Primero que todo quiero darle gracias a todos por asistir, daremos inicio a la primera actividad oficial de la Hastings Summer Week. Queríamos que se sintieran como en las carreras de Worcester, así que acondicionamos el jardín como escenario de carreras de caballos. Con un pequeño detalle y es que mujeres y hombres podrán participar por igual; en este caso tendremos a una sola competidora representando a toda las mujeres que se encuentran aquí ¡Lady Georgia Westhampton! —el público aplaudió y ésta inclinó un poco su cabeza—Quiero recordarles que los criados a cargo de las apuestas se encuentran a mí izquierda y los demás estarán a su disposición para brindarles una jugosa merienda. Pueden proseguir a hacer las apuestas y una vez más ¡Bienvenidos a la Hastings Summer Week!

El público aplaudió y la mayoría se levantaron a apostar por su favorito. Vio como sus hermanos se levantaban y le sonreían; ambos fueron a apostar por ella.

—O eso quiero creer—susurró para sí

—¿Quiere que la ayude amiga? —escuchó una voz conocida que la hizo ponerse en guardia

Georgia miró al señor Harris. Estaba ataviado con un traje de montar de color negro y unas botas del mismo color; su sombrero negro americano lo hacía lucir fresco. Ella tenía que aceptar que se veía muy varonil y diferente a los demás hombres.

—No gracias, amigo—esa última palabra dijo sarcásticamente

Este le tomó la mano y le dio un beso en los nudillos—¿Cómo te encuentras hoy amiga?

Georgia vio en dirección a sus hermanos y estos alzaron las cejas; ésta quitó su mano disimuladamente y miró al señor Harris.

—Muy bién amigo

—Eso me alegra

—¿Vas a competir?

Este asintió—Tienes una yegua muy hermosa

—Y rápida—agregó Georgia—¿Cuál es tú caballo?

—Ese de allá

Georgia miró hacia el hermoso semental negro. El caballo brillaba con luz propia y por su forma de caminar sabía que él era muy bello. Ya lo había visto antes, era el campeón actual de las carreras de Worcester.

—Bucéfalo...—susurró Georgia

—¿Conoces a mí príncipe? —le preguntó este sonriendo—Creo que conozco a tú princesa, es la grandiosa Artemis

—No sabía que habían vendido a Bucéfalo, mi hermano había hecho una oferta

Harris le sonrió descaradamente—Y yo la tripliqué

Georgia le rodó los ojos—¿Crees que por qué tienes el campeón actual ganarás la competencia? Artemis fue tricampeona, Bucéfalo no tiene la más mínima oportunidad con ella

Robert se echó a reír—¿Quieres apostar?

Georgia ignoró la cara de pocos amigos de sus hermanos y alzó la barbilla—¿Cuánto?

—Apostar dinero sería aburrido amiga

—Que no se te pase por esa cabeza tuya apostar a los caballos, Artemis hace parte de mí familia

—No había pensado en eso, Bucéfalo es mí príncipe. Si yo gano amiga, me presentarás a tus hermanos como tú amigo y dejarás que me una a ustedes en cenas y demás actividades de la Hastings Summer Week

—Bien. Pero si yo gano le dirás a todo el mundo que Bucéfalo pasó la más absoluta vergüenza creyendo que tenía la más mínima oportunidad de vencer a Artemis

Ambos se tomaron de las manos—Hecho—le dijo Harris—Por cierto no he visto a tú hermana ¿Acaso no vino?

—¿Iuola? Aún no ha ido presentada en sociedad

Pudo ver la cara de sorpresa de Harris—¿Es una niña?

Georgia asintió—Sólo tiene diecisiete años

Este abrió los ojos como platos—Vaya... se ve bastante madura

—Así es

—¡Competidores a sus puestos! —exclamó un criado

Robert le sonrió —Te veré después amiga

Georgia rodó los ojos y se subió a Artemis. Todos prosiguieron a hacer lo mismo; ésta miró a Robert, él le sonrió y ésta lo ignoró. El público comenzó a aplaudir y Georgia acarició el lomo de Artemis.

—Sé que estás ansiosa pero tómatelo con calma y solo haz lo que sabes hacer preciosa —le susurró.

—¡¿Preparados?! —exclamó el criado y Artemis galopó. El hombre sacó una pistola, la amputó hacia arriba y apretó el gatillo.

Los caballos salieron disparados y Artemis tomó ventaja; Georgia se detenía de repente y daba media vuelta.

—¡Maldito caballo! ¡¿Por qué no corres?! —escuchó que decía un hombre atrás

—Jo...—susurró Georgia y Artemis se detuvo. Ésta miró hacia atrás y vio como Harris se acercaba al hombre que se había bajado del caballo y le pegaba con una fusta. Aquel hombre era el conde de Addington. Harris bajo del caballo a toda prisa, le arrebató la fusta, la partió en dos y le dio un puño en la cara; el conde cayó al suelo y el público gritó. Georgia hizo que Artemis diera media vuelta a toda prisa.

—¡Maldito infeliz! —le gritó Robert furioso—¡¿Acaso no le enseñaron a tratar a los animales?!

Georgia bajo de Artemis, se acercó a Robert y le puso las manos en el pecho.

—Robert cálmate estás haciendo un escándalo—le susurró ésta

—¡Me importa un bledo el escándalo! ¿Acaso no viste que nadie se movió a ayudar a ese pobre animal? ¿Crees que no sienten dolor? ¡Joder! ¡Están vivos igual que nosotros manada de insensibles!

Georgia lo miró. Estaba furioso, ella estaba segura que en ese estado podía matar a alguien, ésta miró al conde y este no se podía levantar.

—Addington—comenzó a decirle Georgia—Si no sabe montar a caballo, no lo haga.

Catherine se acercó a su marido—Cariño... Dios mío—ésta miró a Robert—¡Usted es un animal!

El conde se puso de pie lentamente—No te preocupes querida—le dijo este—Lo coloniales son tan poco civilizados que siempre resuelven los problemas a los puñetazos

Robert se echó a reír amargamente—A diferencia de los "civilizados" ingleses con sus malditos duelos de pistola. Debería darle vergüenza Addington, es de hombres saber escoger un caballo

Catherine abrió la boca y su esposo la apartó. Este se acercó a Harris pero Georgia se interpuso en su camino.

—La yegua que escogió a usted es una seguidora, tiende a tener un semental que la guie y es apta para paseos no para carreras—le informó Georgia con el más absoluto desdén.

Este la miró—El problema no es con usted mi lady, le pido que se aparte

—Addington calma hombre—comenzó a decir Uriel. Georgia abrió los ojos al ver a su hermano—¿Acaso no ves que mi hermana está impidiendo que Harris te mate? Deberías estar agradecido, ni con dos pistolas le ganarías a este tipo

El conde miró a Uriel—¡¿Usted está insinuando que...?!

—Vigila el tono con el que me hablas—le advirtió Uriel seriamente—Sólo estoy estableciendo un hecho, no tienes la más mínima oportunidad en una lucha cuerpo a cuerpo con este hombre. Ya arruinaste la diversión de todos con tu brutalidad, ahora hazte un favor y retírate. Es de hombres saber perder.

El duque de Hastings hizo su presencia y miró a su yerno—Que sea la última vez que le pongas un dedo encima a mis caballos, te quiero alejado de ellos—luego miró a Robert—Señor Harris las muestras de violencia están prohibidas en la Hastings Summer Week, le pido más prudencia en el futuro. Ambos están fuera de la competencia

Robert miró hacia otro lado—Iré a buscar a Bucéfalo, con permiso

Georgia miró la espalda ancha de Robert alejarse y decidió ir tras él. La mano de Uriel en su brazo la detuvo.

—¿A dónde crees que vas? —le preguntó su hermano

—¿Ves a Artemis por algún lado? La voy a buscar

—Lo más probable es que un mozo de cuadra se la haya llevado

Georgia se zafó de él—Entonces voy a cerciorarme de que así sea—y al decir esto se fue.

Ella se acercó a paso rápido a un mozo—Disculpa...

—¿Usted es la dueña de Artemis? —le preguntó este preocupado

Georgia lo traspasó con la mirada—¿Qué le pasó a mi niña?

—Ella y Bucéfalo salieron corriendo en esa dirección, el señor Harris dijo que iría por ellos

—Dios...—susurró Georgia.

Ésta se alzó las faldas y comenzó a correr, gracias a Dios tenía las botas de montar porque con zapatillas nunca hubiese podido correr tanto.

—¡Bucéfalo! ¡Artemis! —escuchó gritar a Robert y aumentó la velocidad. Este se encontraba en la entrada del bosque y Georgia se acercó a él respirando entrecortadamente.

Él no la miró—Se adentraron al bosque

Georgia asintió—Sígueme, conozco el boque. No es muy grande—él asintió y la siguió—Estamos persiguiendo a unos corredores, no va ser fácil. Debí haberlo predicho, ellos... al parecer son pareja. Siempre se escapaban cuando corrían juntos—Él no le dijo nada y ella entendió que no quería hablar.

Él se adelantó y apartó una rama para que ella pudiera pasar.

—Gracias—le dijo y él no respondió. Georgia se detuvo y lo miró; él le devolvió la mirada pero no le dijo nada.

—Oye...—comenzó a decir Georgia—¿Estás bien?

Este suspiró—Sí, si lo estoy

Georgia se cruzó de brazos—A mí tampoco me gusta que lastimen a los animales, pero ya todo pasó—él asintió sin mirarla—Somos... amigos ¿no? Puedes contarme que te pasa, sé guardar secretos

Él medio sonrió y se sentó en una roca—No soporto que maltraten a las personas, a los animales y mucho menos a la naturaleza. Trato que donde construyan siempre sea en zonas poco habitables y que no haya forestación; no soporto el maltrato en ningún concepto—Georgia asintió—Mi madre me maltrataba constantemente sin ningún motivo, me encerraba y me pegaba hasta que se cansara. Tenía problemas de autocontrol

Georgia lo miró de hito en hito. << No puede ser>> pensó. Un recuerdo doloroso pasó por su mente.

A las afueras de Londres, 1856

Georgiana una niña romaní de tan solo trece años se encontraba haciéndole una trenza a su hermana menor de tan solo tres años, Iuola. Ellas se encontraban en la tienda donde acampaban los gitanos romaní; las tres familias con las que acampaban eran nómadas y sólo iban a estar en Londres por dos semanas.

Listo ya estále dijo Georgiana a su hermana en romaníPuedes jugar dentro de la tienda mientras que la tía no está, pero con mucho cuidado

Iuola asintió y Georgiana se dispuso a cocinar las hierbas para practicar una vez más el arte de sanación.

Ya habían pasado tres años desde la muerte de su madre y aún no la podía olvidar; a pesar de que su madre le había dejado el mejor regalo de todos que era su hermana pequeña, aquel vacío era inmenso.

Georgiana...susurró para síMe colocaste tú nombre madre pero no tengo tú don de sanación.

Su madre era la mejor sanadora en la cultura romaní y muchos dependían de ella.

No merezco tenerlo...

De repente escuchó algo romperse. Georgiana miró en dirección a su hermana, Iuola había roto la vasija favorita de la tía Galeza.

¡Iuola!Exclamó Georgiana al acercarse a ella¿Te hiciste daño?ésta negó con la cabeza y sus ojos se llenaron de lágrimas. Iuola no hablaba muchoNo fue tú culpa ¿De acuerdo?

Ella la abrazó. Era la única familia que le quedaba y que amaba; su tía Galeza las odiaba porque siempre envidió el don de sanación de su hermana Georgiana. Ésta murió en el parto de Iuola.

Su tía tiene dos hijos, Cam un chico de dieciséis años y Camelia de trece años; pero ésta última era muy amable con ellas mientras que Cam no.

Georgiana siempre había querido saber la identidad de su padre, pero su madre jamás habló de ello ni en su lecho de muerte.

En ese instante la tía Galeza entró a la tienda—¿Qué sucedió aquí? preguntó ésta al mirarlas.

Cam entró después y miró a Georgiana de una manera que la incomodaba. Siempre le repudiaba como la miraban los hombres del campamento.

Ésta lo ignoróTíacomenzó a decir éstaSin querer tropecé con tú vasija, lo siento

¿Lo sientes? —le dijo ésta mientras le daba una bofetada—¡¿Lo sientes?!

Iuola se puso a llorar y Cam le pasó una fusta a su madre.

Muévete Georgiana haré callar a esa niñale ordenó Galeza

Georgiana le tiró una mirada asesina¡NO! ¡Mi hermana no!

Galeza le dio con la fusta en el brazo¡Dije que te movieras!

Georgiana abrazó a Iuola¡NO!

Ésta comenzó a pegarle con la fusta y Cam se echó a reír¡Muévete! ¡Muévete! ¡Muévete!

De repente la tienda se abrió y tía emitió un grito; Georgiana tenía los ojos cerrados y los abrió de golpe. Un chico alto, piel blanca, cabello negro azabache como el suyo y vestido con ropas formales; empujó a Galeza, le quitó la fusta y la partió en dos. Cam se acercó a éste y el chico le dio un puño. Luego entraron dos chicos más jóvenes, uno rubio y otro pelinegro.

Maldita sea Wolfcomentó el rubio en inglésNos has arruinado la diversión

¡¿Quiénes son ustedes?!chilló su tía en inglés.

Él que estaba junto al rubio se acercó a ella¿Hablas inglés?Le preguntó este y Georgiana asintió¿Tú nombre es Georgiana?Ésta asintió suavemente¿Te encuentras bién?él la ayudó a levantar¿Ellas es Iuola?

¿Quiénes son ustedes?le preguntó Georgiana en inglés

Tus hermanosle respondió el rubio con una sonrisaYo soy Uriel y él es Marsias; y el que nos arruinó la diversión es Wolfram

Georgiana los miró como si tuvieras dos cabezas¿Mis hermanos?

Por parte de padrerespondió el que se suponía que era Marsias. Este miró con dulzura a Iuola.

Wolfram ¿Te encargas?le preguntó Uriel y este asintió. Luego este la miróVamos a casa

Marsias tomó a Iuola en brazosNuestra madre las está esperando

Georgiana miró al mayor de estos y él le sonrióBienvenidas a la familia a Westhampton

Georgia derramó una lágrima y Robert la miró; ese recuerdo era doloroso para ella pero había sido el día en que su vida cambió por completo.

Robert se puso de pie y se acercó a ella—Eso pasó hace mucho, no llores.

Georgia limpió la lágrima con rapidez—Sí, lo siento es que... ¿Vamos a buscar a los caballos? Sígueme

El camino está lleno de barro y tuvo que sujetarse de los árboles.

Robert le tendió la mano y ella la aceptó—Es una lástima que no hayamos podido correr—le confesó este

Georgia miró sus manos agarradas y se mordió el labio—De regreso te presentaré a mis hermanos

—¿En serio?

—Sí, si no lo hago se presentarán solos. Son unos entrometidos

—¿El rubio es tú hermano?

—Sí

—Te pareces a él

Georgia lo miró—¿En serio?

—Sí te pareces a él

Georgia sonrió—Gracias

Robert se detuvo y Georgia lo miró—¿Qué pasa?

—Allí están lo caballos

Georgia miró en esa dirección, ambos caballos estaban sujetos a los caballos de dos jinetes.

—Esos son Ethan y...—comenzó a decir Robert

—¡IUOLA!

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