
Capítulo 7
Robert Harris se encontraba en frente del espejo de su habitación en la residencia de solteros de Hastings House. Este e colocó su saco y se peinó un poco el cabello.
Al llegar a la Hastings Summer Week su primera impresión era que se iba a aburrir demasiado, ya que los aristócratas que estaban allí algunos estaban en la más absoluta quiebra y obviamente querían abordarlo, las madres de las jóvenes debutantes alejaban a sus hijas de él y de Ethan; las mujeres viudas lo querían en su cama y otros lo miraban con hastío. Ya saben, lo típico.
Hasta que la vio a ella. De saber que estaría en Hampshire, Robert hubiese viajado mucho antes y para mejorar el asunto había escuchado que la propiedad siguiente a esta era Westhampton Terrace; eso le sacó una sonrisa. Aún no había tenido tiempo de ver la magnitud de grandeza de Westhampton Terrace, pero ya lo haría más tarde.
En ese momento entró Ethan a su habitación y se echó a reír—No tienes remedio hombre—le dijo este mientras se sentaba en el sillón—Joder ¿Viste las dos mujeres que estaban con Lady Georgiana? —este emitió un chiflido—¡Unas completas bellezas! ¿Viste a la pelirroja?
Robert comenzó a arreglarse la corbata—¿La pelirroja dices? Parece una prostituta
Ethan puso los ojos en blanco—Cuidado con lo que dices Robert, es la cuñada de Westhampton
—Sólo dije que parecía y la otra tiene el molde de la mujer insípida inglesa pero tiene un brillo en sus ojos ligeramente misterioso. De igual forma me agradaron
Ethan se pasó una mano por su cabello—Tienes una percepción de la gente muy extraña Robert, incluso a veces he llegado a pensar que no eres de este mundo
Robert le sonrió a través del espejo—Ella es diferente a las demás, por eso me gusta
—¿Lady Georgiana? Pues... algo así. A mí me parece una mujer normal
—No, ella no es una mujer normal. Ella esconde muchas cosas
—¿Qué clase de cosas?
—No lo sé, pero espero que sean muy perturbadoras—Robert tomó su sombrero—Me voy, nos vemos
Ethan se puso de pie—¡Espera! —Exclamó este y Robert se detuvo—¿Me harías un favor? Como cosa tuya le preguntas a Lady Georgiana si su hermana está aquí
Robert lo miró divertido—Vaya, vaya...
—No me mires así imbécil, solo quiero devolverle su listón
—Claro
—Robert yo no soy como tú, no voy tras las mujeres inalcanzables. Además yo no estoy hecho para el matrimonio y es lo único que esa hermosa mujer se merece
Este se echó a reír—Está bien, le preguntaré. Nos vemos—y al decir esto se fue
La brisa helada acarició el rostro de Robert, agradecía que la residencia de solteros no estuviera tan lejos de la casa. En el camino había muchas personas paseando y saludó de cabeza a unos cuantos.
Visualizó a los duques de Hastings y estos le sonrieron; él se acercó a saludarlos.
—Espero que todo haya sido de su agrado señor Harris—le dijo la duquesa
—Lo es, muchísimas gracias por su hospitalidad
—Harris estoy interesado en hacer un negocio con usted, lo espero mañana luego de la cena en la sala de fumadores—le dijo el duque
—Allí estaré excelencia
—¡Catherine! —la duquesa lo miró—Señor Harris ¿Conoce usted a nuestra hija? ¿La condesa de Addington?
—No he tenido el placer—fue la respuesta de este
—¡Catherine! —la llamó una vez más la duquesa. Robert miró en donde se encontraba la hija de los duques y tuvo que recurrir a todo su autocontrol para mantener su expresión neutral.
<<Es la insípida que besó a Lady Georgiana>> se percató mientras la veía acercarse.
—Hija ¿Dónde está Addington? —le preguntó la duquesa
—Está conversando con unos colegas—le respondió ésta
—Deja que te presente al señor Harris, es un importante hombre de negocios—le informó a ella
La condesa asintió—Encantada de conocerlo señor Harris
Este se tocó el sombrero—El placer es todo mío mi lady
—¿Desea unirse a nuestra charla señor Harris? —lo invitó la condesa
—Me temo que tendré que rechazar su invitación mi lady—le dijo este y miró detenidamente a la condesa—Saldré a dar un paseo con Lady Georgiana Westhampton
La condesa abrió los ojos y luego los entrecerró en dirección a él—¿Usted paseará con... Georgia?
—Le aconsejo que no la llame así señor Harris, esa mujer detesta que lo hagan—le dijo la duquesa
—Lo tendré en cuenta, muchas gracias—le dijo este
—¿Usted es muy cercano a ella? —quiso saber la condesa
—Su hermano el duque me la presentó y hemos coincidió en muchas ocasiones. Decidí invitarla a dar un paseo puesto que no conozco muchas personas aquí
—Quizás nos podemos unir con ustedes—comenzó a decir la condesa—para que pueda conocer más personas
Robert le sonrió. <<Ni crea que se saldrá con la suya>> pensó.
—Por supuesto, me encantaría. ¿Le parece mañana a esta misma hora?
La condesa entrecerró los ojos—Sí me parece
—Entonces será un hecho. Les pido un permiso—les dijo este, a continuación hizo una reverencia y se marchó.
Robert no podía borrar la sonrisa de su cara. Lo que había visto en los ojos de esa mujer eran celos, estaba más que confirmado que esas dos tenían una relación secreta.
<<Me pregunto ¿Qué cara colocará Westhampton si se entera de esto?>> pensó con una sonrisa
Robert llegó a la casa. El vestíbulo principal estaba vacío puesto que los invitados estaban todos afuera o en sus habitaciones, en el ala norte se encontraban las tres mujeres de pie. Era increíble el contraste del cabello rubio, rojo y negro; las tres eran muy diferentes.
Lady Georgiana se acercó a él a toda prisa.
—Georgia...—la llamó la marquesa en un susurro y la condesa la detuvo.
Robert no entendió y miró a Lady Georgiana; ésta le colocó ambas manos en los hombros y le dio un rodillazo en los testículos. Por tercera vez.
—A un Westhampton nunca se le hace esperar—le espetó ésta—Lo espero en el invernadero y esta vez procure no demorar
Robert cerró los ojos y apretó los dientes con fuerza. Este había sido más doloroso que los anteriores.
Las dos mujeres se acercaron a él—No sé si en América los hombres son como usted, pero en Japón y en Inglaterra la puntualidad es una virtud de caballeros—le espetó la condesa y se fue. La marquesa suspiró y la siguió.
A Robert le tomó unos minutos más poder recuperarse—Maldita sea...—susurró y luego sonrió—No sé si aquí en Inglaterra la mujeres son tan rudas pero en América ser delicada es una virtud de damas
Aquellas mujeres no lo escucharon ya que se habían ido. Robert salió de la casa con una sonrisa diferente a la que había llegado. Lady Georgiana no sabía con quién se estaba metiendo.
—Me encargaré de que sea la última vez que me golpees allí mujer—susurró para así.
El invernadero se asomó a sus ojos. Era bastante grande comparado con los que había visto. Este se adentró al sitio y Lady Georgiana se encontraba a un metro de distancia de este; ésta le arrojó una mirada asesina.
—Supongo que no empezamos bién—le dijo este
Ella rodó los ojos mientras se cruzaba de brazos—¿Qué es lo que quiere usted señor Harris?
Él se acercó a ella lentamente—¿Por qué cree que quiero algo de usted?
—Normalmente los hombres se mantienen alejados de mí
Robert le sonrió—No me imagino por qué—ésta le tiró una mirada asesina. Robert se colocó en frente de ella, sólo unos centímetros los separaban. Una mujer normal hubiese retrocedido pero ya había captado que Lady Georgiana no lo era.
—Sabe que tiene razón—le dijo este—si quiero algo de usted
—Lo sabía ¿Qué quiere?
—Quiero saber...—este acercó su mano a la barbilla de ella y con el dedo le acarició el labio inferior—Si le gustaron mis besos o no tengo competencia con los besos de la condesa de Addington
***
Georgia no podía dar crédito a lo que escuchaban sus oídos. No le sorprendía que él supiera que ella era la misma de aquella noche. Ambos lo sabían.
Georgia lo miró de hito en hito—¿De qué está hablando usted?
La mirada del señor Harris era la del mismo demonio, tenía una sonrisa malvada. Georgia podía sentir toda esa maldad.
Él se acercó más a ella—Las vi compartir un apasionado beso en su casa mi lady, el día que fui a ver a su hermano
Georgia abrió los ojos como platos.
—¿Sabes? De camino acá había un hombre en el vestíbulo—le informó su hermana menor
Georgia frunció el ceño—¿Un hombre?
—Sí y había otro; salió de este pasillo. Creo que estaba husmeando por ahí, debiste verlo era un gigante. Podía medir unos tres metros
—Increíble—comenzó a decir Georgia—¿Usted vino a espiar a mi casa?
—Quizás
—Es una completa escoria—Georgia se alejó de él y tomó distancia—¿Qué quiere? ¿Dinero?
Este se echó a reír y se metió las manos a los bolsillos—Yo tengo más dinero que su hermano, mi lady
Georgia se echó a reí amargamente—La única persona que tiene más dinero que mi hermano es la reina
El señor Harris alzó las cejas—A Westhampton no le interesa el dinero, le interesa el poder
—Así que usted cree conocer a mí hermano
—No pienso discutir con usted sobre eso
—Entonces ¿Qué quiere? ¡Ah! Claro, ¿Quiere que le diga a mí hermano que le ayude con su negocio?
Este le tiró una mirada asesina—Inglaterra tendrá locomotoras fabricadas por Fundiciones Harris les guste o no a sus amigos pares, no necesito que una mujer venga a decirme cómo manejar mis negocios
Georgia alzó las cejas y se cruzó de brazos—Entonces ¿Qué quiere?
El señor Harris se acercó a ella de nuevo. El maldito vestido color hueso que le había preparado su doncella por petición de Becky, se había ensuciado un poco en la parte de debajo de la falda. Georgia se había negado en hacerse un lindo peinado porque pensaba que ese hombre no lo merecía y no se equivocó. Se había limitado a hacerse una trenza y ésta le llegaba a la cintura.
Este se acercó a ella y tomó su trenza—Tiene un hermoso cabello—le susurró
Georgia le quitó la trenza bruscamente—Dígame qué es lo que quiere a cambio de su silencio
Él le sonrió—Quiero que seamos amigos
Georgia se descruzó de brazos y lo miró con el ceño fruncido—¿Qué?
—En estos momentos tengo un único objetivo y es entrar a la sociedad inglesa y ser aceptado por ustedes. Ser cercano a la condesa de St. James me ha ayudado solo un poco, como usted sabrá el título St. James está mancillado por el inútil del conde. No obstante si usted y yo somos amigos, nos ven pasear juntos y demás; las personas querrán acercarse a mí y tendré colegas suficientes para abrir una sucursal de mí empresa aquí en Inglaterra
Georgia alzó las cejas—¿Por qué quiere utilizar ese método tan bajo? Si usted demuestra ser un excelente hombre de negocios, estoy segura de que le abrirán las puertas
—La única razón por las que no las abren es porque no tengo sangre azul y soy un manchado de la tierra. Sé que esto sonará raro pero quiero que me regale un poco de su sangre azul para que mi espantosa sangre roja no se note tanto
Georgia tragó saliva, cerró los ojos con fuerza y los abrió <<Yo no tengo la sangre azul>> pensó ésta.
—Entonces me escogió por ser la hermana del duque de Westhampton, buscó una artimaña para que yo no pudiera negarme ¿no es así?
—No fue así. Que yo la viera con la condesa fue una coincidencia, una coincidencia muy afortunada. A cambio de mi silencio quiero que seamos amigos, usted no es hipócrita al parecer su familia tampoco y eso me gusta.
Georgia entrecerró los ojos en su dirección—¿Usted me da su palabra de que no dirá nada?
El señor Harris asintió seriamente—Le doy mi palabra—este extendió su mano hacia ella—¿Amigos?
Georgia lo miró. Algo en él le decía que no aceptara, pero no le quedaba otra opción. No sabría cómo él haría uso de esa información y no se arriesgaría.
Ésta le estrechó la mano—Amigos...
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