
Capítulo 6
Georgia bajó del carruaje y luego prosiguió a ayudar a Becky la cual tenía un profundo Wilfer dormido en sus brazos.
—Cuidado con el escalón Becky—le dijo Georgia. Ésta le pasó a Wilfer y Georgia lo tomó; Becky bajo del carruaje. Ésta le dio instrucciones a la niñera y Georgia a su doncella; de inmediato unos criados de Hastings House e encargaron del equipaje.
—Es increíblemente que Wolframio ni siquiera nos deje calentar la casa—le reprochó Becky a Georgia mientras avanzaban hacia la gran mansión, siguiendo la hilera de los invitados.
Georgia acomodó a Wilfer de manera vertical en sus brazos—Ya sabes cómo es él, yo me negué a venir pero si ustedes iban a estar aquí las cosas serían muy diferentes—Becky le sonrió—¿Qué te dijo Marsias? ¿Por qué se quedó?
—Dijo que vendría más tarde, esperará a Uriel y a Aitasis; por supuesto quiere pasar tiempo Iuola. Pobre de mi niña, hice bién en dejarle a Erling para que le haga compañía. Aunque sé de sobra que mi niño le hará sacar canas verdes
Georgia le sonrió y acomodó la pequeña cabeza de su precioso sobrino. Este había heredado la mata negra y los ojos propios de la familia; lo contrario a su hermano mayor que tenía los ojos verdes de su madre.
Por fin llegaron a la entrada y allí se encontraban los duques de Hastings. Becky hizo una reverencia perfecta pero Georgia no, porque tenía el niño en sus brazos y porque no le apetecía hacerlo.
—Excelencias—los saludó Becky—Muchísimas gracias por la invitación
—A ustedes por aceptarla—le dijo la duquesa—Espero que su viaje hasta acá haya sido sin contratiempos
—Lo fue gracias a Dios
La duquesa miró a Georgia—Lady Georgia ¡Grato los ojos que la ven! No estuvo muy activa la temporada pasada
—No, no lo estuve—fue la respuesta de ésta
—¿Ese es el heredero al ducado si Westhampton no tiene descendencia? —preguntó el duque al ver el bebé.
—No excelencia—le respondió Becky—Lord Wilfer es mi segundo hijo
—Ah—dijeron ambos con una patente desilusión y a Becky eso le molestó.
—Por favor pasen les deseamos una estadía agradable en la Hastings Summer Week—les dijo la duquesa
—Gracias excelencia—le agradeció Becky y ambas entraron.
De inmediato en el vestíbulo, una criada les hizo una reverencia.
—Buenos días mis ladies—las saludó ésta—Yo me encargare de llevarlas a sus habitaciones ¿Vienen solas?
Becky negó con la cabeza—Yo vengo con mi esposo, pero este viene más tarde. Sería una habitación matrimonial y una individual.
—Con gusto, por aquí por favor—les dijo la criada y ambas la siguieron.
—No venía a Hastings House desde que se casó la condesa—le comentó Becky a Georgia.
Ésta cerró los ojos con fuerza y luego los abrió—Hace mucho entonces
—Sí, aproximadamente un año
La criada abrió una puerta—Esta es una habitación matrimonial ¿Es de su agrado mi lady? Si no es así la podemos cambiar
Becky entró y asintió—Me gusta muchísimo y da al jardín así que eso es fantástico ¿Cuál es tú nombre cariño?
La criada hizo una reverencia—Perdone mi falta de educación, mi nombre es Lucy y estaré a cargo de ustedes.
—¡Oh! ¡Te llamas como alguien que quiero muchísimo! Bueno Lucy mi nombre es Rebecca pero puedes decirme Becky y ella es Georgia
—Perdón mi lady, pero yo no podría...
Georgia se echó a reír—No has cambiado nada
—¿Qué? — le dijo Becky
—Lucy ¿no? —le preguntó Georgia a ésta—Soy Lady Georgia y ella e la marquesa de Westhampton mi cuñada, me voy a quedar con ella acá un rato ¿Podrías verificar que nuestro equipaje llegue a las respectivas habitaciones?
—Sí mi lady
—Eso es todo por ahora, si necesitamos algo te lo haremos saber
—Si mi lady, les informo que ya hay algunos invitados en la parte este del jardín tomando el té. Si necesitan algo solo toquen la campana, con permiso—y al decir esto cerró la puerta y se fue.
Becky puso las manos en jarras—¿Por qué tienes que ser tan grosera?
Georgia acostó a Wilfer en la gran cama—Los criados están acostumbrados a ser tratados así, si los tratas de otra manera se sentirán incómodos
Becky negó con la cabeza—Jamás he estado de acuerdo con eso
—En fin—le dijo Georgia mientras acomodaba las almohadas alrededor del bebé
En ese momento se escucharon los golpes de la puerta—Adelante—dijo Becky y entró su niñera y la doncella de Georgia.
—Mi lady los invitados están bajando al jardín a recibir el té de bienvenida ¿Desea refrescarse antes? —le peguntó la doncella a Georgia
—¿Vamos así? Después de todo es el té de bienvenida no es la gran cosa—le dijo Becky a Georgia—Wilfer está dormido y Annie se quedará con él
Georgia suspiró. No tenía ganas de salir porque podría encontrarse con ella.
—Está bien—dijo por fin y ambas salieron.
—Te confieso que no me gustó el tono que utilizaron los duques cuando vieron que Wilfer no era Erling. No pienso permitir que traten de manera diferente a mis hijos, de inmediato se me sale lo puta
—Yo tampoco lo pienso permitir no te preocupes. Le comentaremos a Wolf que eso no nos gustó
Al llegar a la entrada del jardín vieron varios manteles en el suelo disponibles para cada grupo de personas, a pesar de que no habían muchos invitados los ciados se movilizaban de un lugar a otro con bandejas de limonada y canastas de comida.
—Tontas ¿Me extrañaron? —les susurró una voz conocida en el oído
Georgia dio media vuelta—¡Aitasis! —exclamaron ambas y las tres se abrazaron. Eso provocó que la atención de los invitados cayera sobre ellas.
—Mujer por Dios ten cuidado—escucharon que decía Uriel
—¡Aléjenlo de mí! No lo soporto—les pidió ésta
Georgia sonrió y abrazó a su hermano—Te eché mucho de menos
—Y yo a ti hermana—le dijo este mientras le daba un beso en la mejilla
—¿A qué hora llegaron? —le preguntó Becky mientras abrazaba a Uriel
—Hace como media hora—le respondió Aitasis—Llegamos a saludar a la casa primero
—Aitasis estás enorme—le dijo Becky—¿Sólo tienes cuatro meses? Cuando yo tenía cuatro meses no se me notaba el embarazo aún
—He llegado a pensar que ese bebé no es mío—bromeó Uriel
—¿Y por qué tendría que ser tuyo? —le preguntó Aitasis
—Porque estamos casados ¿Recuerdas tú vestido japonés y la cena que nos hizo tía Sakura?
Aitasis fingió pensarlo—¡Cierto! Tendré que dejar de ver hombres
Becky y Georgia e echaron a reír—Ustedes no cambian—les dijo Georgia
—Bueno ya que estás en buenas manos—le dijo Uriel a Aitasis—Me retiro. Marsias y yo quedamos en pasar todo el día con la princesa amargada
—Solo espero que esta semana pase—expresó Georgia
Uriel le dio un beso en la frente a su hermana—Tú y yo hablaremos cuando vuelva—ésta asintió y este prosiguió a despedirse—Becky, le enseñaré a Erling como deslizarse por el tubo de la escalera
—¿Quieres morir? —le amonestó ésta
Uriel se echó a reír—Pórtate bién hermosa
—Ya lárgate—le dijo ésta y este se fue mientras reía.
Los tres lo miraron—¡Diantres!—Exclamó Georgia—No le pegué un rodillazo a Uriel
—Ya no me conviene que lo hagas—le dijo Aitasis—Después no tendré con que jugar —le dijo ésta mientras movía las cejas—El embarazo hace que mi deseo sexual aumente el doble—Georgia se echó a reír.
—¡Aitasis! —la reprendió Becky—Eres una desvergonzada
—Georgie ¿Te fijaste quién me está reprendiendo? —le dijo Aitasis a ésta
Becky se echó a reír—No empieces
—Será mejor que nos sentemos—dijo Aitasis—Estoy un poco cansada, ese abominable sol de hielo ni me dejó sentarme
Un criado se acercó a ellas y la condujo hacia una manta y éstas se sentaron. Becky y Georgia ayudaron a sentar a Aitasis con mucho cuidado.
—¿Les ofrezco algo de tomar? —le preguntó este
—Para mí agua por favor—le pidió Aitasis
—Jugo estaría bién—le dijo Georgia
—Y galletas—añadió Becky
Este hizo una reverencia y se fue. —No saludamos a los invitados—Dijo Becky mientras abanicaba a Aitasis.
—Que nos saluden ellos a nosotras—replicó Aitasis—Hay una mujer embarazada aquí
—Hace demasiado calor—se quejó Georgia
Ésta estiró las piernas y miró a los invitados. De repente sintió el aire pesado y su incomodidad lo sintieron sus amigas.
—Georgia ¿te pasa algo? —le preguntó Becky
—Niña te pusiste de todos los colores—le dijo Aitasis—Deberíamos aprovechar que estamos los tres para hablar del misterioso señor Harris
Georgia al escuchar ese nombre sintió una mirada pesada y como producto del mismo satanás se cruzó con la mirada de aquél hombre y este le sonrió; Georgia puso los ojos en blanco, aquel hombre le sonrió lentamente.
—Es él...—susurró ésta.
—¿Qué dijiste? —le preguntó Aitasis
—¡¿Qué hace él aquí?! —exclamó ésta
—¿Quién? —preguntó Becky
—El señor Harris —respondió Georgia
—¡¿Cuál?! —exclamaron ambas
—Ese de allí que está junto al rosal—les informó.
Ambas miraron en esa dirección y emitieron un grito ahogado.
—Espera—comenzó a decir Becky—¿Ese es el mismo señor Harris que dijiste que parecía un plato de cebollas machacadas?
—¿El mismo que dijiste que parecía una pelusa de ombligo? —Agregó Aitasis
—Ese mismo—resopló Georgia mientras las miraba
—Ya puedes ir quitándole el monóculo a Wolframio—le dijo Becky—porque obviamente tú no estás bién de la vista
—Ya cállense, cambiemos de tema—les pidió Georgia
—Georgie no se te ocurra mirar—le dijo Aitasis y ésta frunce el ceño—Se dirige hacia acá
—¿Qué? —dijo Georgia—Me voy
—Olvídalo, te quedas aquí—le dijo Becky mientras le sostenía el brazo
—No seas cobarde ¿Desde cuándo le tienes miedo a los hombres? —le preguntó Aitasis
—Él es diferente, tiene un aura que...—se interrumpió al verlo
—Buenos días bellas damas—saludó este
—Buenos días—respondieron Aitasis y Becky al unísono
Georgia hizo sonar su garganta—Señor Harris permítame presentarle a mis cuñadas—le dijo ésta—la marquesa y la condesa de Westhampton
Este hizo una reverencia—Robert Harris, es todo un honor conocerlas
—Un placer—le dijo Becky
La mirada del señor Harris se posó en Georgia—Espero no incomodar, solo me preguntaba si usted y yo podríamos dar un paseo esta tarde
—Por supuesto que sí—respondió Becky y Georgia la taladró con la mirada
—¿A qué hora sería? —Quiso saber Aitasis
Robert lo pensé un momento—¿Quizás cuando el sol esté próximo a esconderse? La traeré a tiempo para la cena
—Es perfecto—le dijo Aitasis
—La puede esperar en el vestíbulo principal—le informó Becky y Georgia no podía dar crédito a lo que veían sus ojos
—Está bien —les dijo—Espero que pasen un grandioso día, con permiso—Becky y Aitasis asintieron y este se fue
—¡¿Se han vuelto locas?! —le gritó Georgia—¡Wolf pedirá mi cabeza!
—¿Por qué demonios Wolf pedirá tu cabeza? —Quiso saber Becky
—Porque Wolf me advirtió que me mantuviera alejada de él, no le dio buena espina—explicó
—A Wolf no le da buena espina nadie, me imagino que la razón es porque es americano—le dijo Aitasis—y no creo que tú vayas a ser tan estúpida como para contarle
—¡Por supuesto que no! —exclamó Georgia—Pero Marsias y Uriel si estarán aquí mañana y me imagino que Wolf les habrá contado
—No te preocupes—la tranquilizó Becky—De nuestros maridos nos encargamos nosotras. Ahora subiremos a tu habitación y escogeremos que vestido te pondrás
Georgia suspiró—Ustedes son imposibles—y al decir esto se echaron a reír.
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