
Capítulo 11
Georgia hizo sentar a Aitasis con ayuda de Becky en el sillón en la noche siguiente. Durante todo el día pasaron en el jardín o en la sala cociendo, ya que los hombres se habían ido de caza. A Georgia siempre le había aburrido cocer y casi rogó que se la llevaran de caza pero sus peticiones fueron en vano.
En estos momentos se habían dirigido al salón para la actividad nocturna, en la cena todo había transcurrido tranquilo y Aitasis ya se encontraba mucho mejor.
—Les juro que no soporto un día más aquí—les comentó ésta. Sus hermanos, el señor Harris y el señor Shaw; se encontraban de pie charlando no muy lejos de ellas.
—Deberíamos inventar una excusa e irnos—propuso Georgia
—A Wolframio le dará una apoplejía—añadió Becky
—Claro, él no entiende porque no está embarazado—le reprochó Aitasis—Siento que la barriga me crece cada segundo—Georgia le acarició el vientre y le sonrió.
—Les pido su atención por favor—Comenzó a decir Lady Hastings en el centro del salón—Estamos próximos a realizar la actividad nocturna, en esta podrán participar hombres y mujeres por igual. Por favor acérquense todos los que deseen participar
—Por favor no, prefiero estar de espectadora—informó Aitasis
—Yo tampoco quiero participar—dijo Georgia
En ese instante se acercó Uriel con una sonrisa—Becky, Georgia, vayan a jugar yo me quedo con la hermosa
Becky se puso de pie y tomó a Georgia por la manos—Vamos cariño, Mar está allá y el señor Harris también
Georgia suspiró y se puso de pie—Supongo que la sustancia llama "Vergüenza" no se almacena en sus organismos
—Vamos—le insistió Becky—Será divertido
—Los caballeros hagan una fila a mi derecha y tomen un papel que le dará mi criado. Las damas hagan lo mismo pero toman las tarjetas de ésta criada a mí izquierda. Sobra decir que no pueden decir que dice en cada uno de sus tarjetas a nadie
Cuando ambos grupos tenían sus respectivas tarjetas, se acercaron unas criadas con listones.
—El juego es el siguiente—continuó la duquesa—como pueden observar, a cada uno le tocó un animal. Prosigan a tapar los ojos de las damas—Las criadas se acercaron a cada uno de ellas y así lo hicieron—Los caballeros tienen un animal y tendrán que imitar el sonido de este, las damas tienen los mismo animales y tendrán que buscar al animal que les tocó lo caballeros deben regarse por todo el salón y ubicarse en un sitio sin moverse; mediante el sonido del animal las damas buscaran el que les tocó. La primera dama en encontrar su respectivo caballero, ganarán un hermoso premio.
—¿Cuál es el premio? —quiso saber Becky
—Para la dama una gargantilla de oro y para el caballero un reloj de oro de bolsillo—respondió la duquesa
Georgia se acomodó su listón y se dio cuenta que no podía ver nada. Su animal era el pato y eso le sacó un suspiro.
—¿Están todos listos? —escuchó decir a la duques
—¡Sí! —exclamaron todos
—¡Comiencen! —exclamó ésta Georgia colocó sus manos al frente para cerciorarse de que no hubiese nadie y avanzó con mucho cuidado. El salón se impregnó con sonidos de todo tipo y lo único que podía escuchar con claridad era la risa de Aitasis.
Georgia sonrió—¿Dónde está ese pato?
En ese momento tropezó con alguien—Lo siento—dijo una dama mientras reía
Ésta se echó a reír—Yo también lo siento—avanzó dudosa y sonrió—¡Pato dame una señal! —gritó. Pudo es cuchar un "Quack" muy débil.
Georgia se echó a reír—¿En serio eres un pato? ¡Pareces un cerdo! —los invitados rieron a carcajadas.
—¡¿Cómo se supone que hacen las gallinas? —oyó que gritaba Becky
Georgia se echó a reír—¡Yo estoy peor! ¡Mi pato tiene problemas de identidad! —Las risas se incrementaron mucho más.
—¡A mí me tocó un gallo y aun no lo escucho cantar! —escuchó que decía una dama
Georgia se echó a reír—¡La próxima vez nosotras hacemos de animales!
Ésta avanzó dos pasos y trató de escuchar a su pato, sentía que lo escuchaba más cerca.
—¡Encontré a mí vaca! —exclamó una dama
Georgia se echó a reír mientras se quitaba el listón. El señor Shaw había sido la vaca y la dama que lo había descubierto...
—No puede ser...—susurró Georgia—¿Qué hace esa mujer aquí?
Georgia desconocía que si sus hermanos ya la habían visto, aunque a juzgar de que era la ganadora del premio lo más seguro era que sí. Aquella mujer y el peso del título hicieron que Wolfram se volviera frío y distante.
—Así que mis sonidos de pato parecían los de una vaca—Georgia dio media vuelta y miró al señor Harris. Este iba ataviado en un traje gris y una corbata del mismo color.
—¿Eras tú?
Él le mostró el papel—Supongo que tú sentido auditivo es pésimo
Georgia se echó a reír—Fue tú culpa, no lo hacías lo suficientemente fuerte
Él le sonrió—Es placentero verte reír
Ella alzó la barbilla—¿Creías que no tenía idea de cómo hacerlo?
—Algo así llegué a pensar
—Eres un completo idiota amigo
Él le sonrió abiertamente —Soy feliz siendo idiota amiga
La risa de esa despreciable mujer se impregnó en el ambiente, la duquesa le hizo la entrega del premio a ella y al señor Shaw: a continuación todos los invitados aplaudieron. Esa mujer miraba al señor Shaw con un brillo peculiar.
Georgia tendría que advertirle de alguna forma.
—Esa mujer es peligrosa —le confesó Georgia a Robert mientras la miraba.
Este le siguió la mirada —¿Quién es?
—Lady Francesca Olson, vizcondesa de St. Paul, sólo busca hombres con dinero para que la mantengan, al parecer está en banca rota
—Me sorprende que los duques inviten semejante persona
—Posee un linaje intachable y al parecer ya olfateó el dinero del señor Shaw
—Que Dios nos ayude ¿Damos un paseo mi lady?
Georgia lo miró de hito en hito—¿No le va a advertir a su amigo?
—Georgia, Shaw tiene veintiocho años no dos, además a él no es que le moleste eso.
Georgia tomó el brazo que le ofrecía—Todos los hombres son unos idiotas, como dice mi cuñada Aitasis, piensan con la cabeza de allá abajo
Robert soltó una carcajada y eso provocó que muchos los miraran.
—Ya entiendo—le dijo este mientras se dirigían al jardín—Por eso su afán de dar rodillazos en ese lugar en particular
—En realidad es un mecanismo de defensa que me enseñó una muy buena amiga
Robert asintió—Esa amiga debió ser bastante peculiar—Georgia no le respondió. No quería pensar en esa persona ahora—Quisiera mostrarte algo
—¿Qué es?
—Es algo que descubrí
Georgia asintió. Parecía algo extraño pero disfrutaba de la compañía de Robert Harris, había algo en él que se le hacía familiar pero no lograba descifrar con quién.
Ésta acomodó sus faldas y de inmediato notó que se dirigían a los establos. Ese hecho la alertó.
—¿Sucedió algo con Artemis? —se atrevió a preguntar y este negó con la cabeza—¿Quizás se trata de Bucéfalo?
—Ambos están bien
—¿Entonces?
Llegaron a la entrada de los establos y de inmediato un mozo de cuadra se acercó a ellos.
—Buenas noches señor, ya empezó—le informó este
—¿Empezó qué? —quiso saber Georgia
Robert no le dijo nada y la guio para que entrara; lo que vio allí hizo que se quedara de piedra.
Ésta se llevó una mano a los labios—Dios...
Robert la miró—Es la yegua que escogió Addington
Georgia negó con la cabeza—Ese infeliz...
La yegua se encontraba en parto y el pequeño pony ya había asomado la cabeza; la madre estaba allí acostada mientras su hijo hacia el esfuerzo por salir. Los mozos de cuadra estaban alrededor en una distancia prudente. Las patas del animal salieron y al hacer un poco más de fuerza logró salir; todos aplaudieron, Georgia jamás había visto algo semejante. El pequeño se puso de pie y la madre también, este era de tonalidad café como la madre.
—Es precioso—susurró Georgia.
—Sí... Es una lástima, nosotros no podemos hacer eso. Nos tienen que enseñar a caminar
Georgia asintió—Gracias por enseñarme esto, ha sido muy placentero
Él la miró. Los ojos de Robert eran grises y profundos; tenían un brillo peculiar como si se estuviese riendo todo el tiempo. Eso la molestaba.
—No es nada muñeca—le dijo este
Ésta rodó los ojos—Que no me llames muñeca
—El no gustarte que te llamé así es incentivar mis ganas de hacerlo
—No eres gracioso
En ese instante se acercó un criado a ellos—Señor Harris, el duque de Hastings lo solicita en la sala de fumadores
Este asintió—Bien—este miró a Georgia—Te dejaré con tu familia antes de reunirme con el duque
Georgia les echó un último vistazo a la madre y a su hijo y a continuación se marchó. Jamás había permitido fuese madre porque para ella su yegua aún era una niña y ser virgen le daba gala a su nombre, Artemis Dios de la caza y de la virginidad. Pero desde que se había escapado con Bucéfalo una absurda idea le rondaba la cabeza.
Georgia se detuvo y lo miró—Robert...—este hizo lo mismo y la miró—He estado pensando en algo
—¿En qué?
—Bueno, quizás podríamos hacer que Bucéfalo y Artemis... procreen
El alzó las cejas—Por mí no hay ningún problema siempre y cuando me regales uno de los bebés
Georgia lo pensó un momento—El del primer parto es mío y el del segundo es tuyo
Él le estrechó la mano—Hecho
Ella sonrió y él le devolvió la sonrisa. Por una extraña razón sentía que lo conocía desde antes pero aun no lograba hacer la similitud, quizás lo averiguaría más adelante.
***
Robert entró a la sala de fumadores y de inmediato el olor a tabaco lo embriagó. Un criado se acercó a él con una bandeja de plata pequeña donde le ofrecía un puro y se lo encendía.
—Gracias—le dijo Robert
La estancia estaba llena de sillones y sofás que tenían mesas laterales con el cenicero; algunos caballeros estaban sentados charlando y otros de pie en silencio.
Robert echó una calada de humo y su mirada se cruzó con la del conde de Addington. Este le tiró las más frías de las miradas y Robert le sonrió.
—¡Vaya! —comenzó a decir Addington—Deberíamos de alabar a mi suegro por invitar a gente vulgar y de dudosa procedencia a la HSW*, ya que jamás tendrán esa oportunidad de nuevo
Robert echó una calada de humo—Propongo que cuando venga el duque le aplaudamos por semejante hazaña—dijo este.
El conde lo miró con desprecio y Robert le sonrió. En ese instante entró el duque de Hastings y la estancia quedó en silencio.
Robert miró al conde—¿Y bién? ¿No lo va a alabar?
El duque frunció el ceño—De nada su excelencia ¿Me necesitaba?
—Así es—este se dirigió a un juego de muebles y lo invitó a sentarse. Robert lo hizo—Como usted ya lo sabe, se abrirán las carreras nuevamente. No sé qué hizo usted para que Kraft le vendiera Bucéfalo
Robert le sonrió—Con todo respeto su excelencia, lo mío son los negocios era imposible que me dijera que no
—Desconozco sus métodos pero son admirables. Quería preguntarle si Bucéfalo participará en esta temporada
—Efectivamente lo hará
Hastings chasqueó la lengua—Sin duda estará difícil la competencia, puesto que los Westhampton participarán este año también
Robert alzó las cejas—¿Con Artemis? —Hastings asintió—Interesante
—Como usted pudo ver soy aficionado a los caballos y he estado entrenándolos desde hace mucho, aun así sé con certeza que no podría ganarle a Artemis. Pero estoy muy seguro que Bucéfalo sí lo hará
Robert se acomodó en el sillón—Lo lamento excelencia pero Bucéfalo no está en venta
Hastings le sonrió—Eso lo tengo muy claro Harris, lo que quiero es que Bucéfalo esté en el equipo Hastings—Robert alzó las cejas—Seamos sinceros, Bucéfalo no hubiese podido correr sino está bajo un equipo aristócrata
—¿Qué obtendría yo?
—Un cincuenta por ciento de las ganancias
Robert se echó a reír y Hastings alzó las cejas—El dinero no me interesa
—Entonces ¿Qué quiere?
—Me negaron la entrada a White's, quiero hacerme socio
El duque lo pensó un momento—Veré que puedo...
—Aparte—lo interrumpió Robert—que si Bucéfalo corre, yo me sentaré junto a usted en su palco y me presentará a sus pares como un igual
El duque se echó a reír—¿No cree que está pidiendo demasiado?
Robert le sonrió—Usted es el que necesita a Bucéfalo, excelencia. Recuerde que soy algo cercano a los Westhampton y creo que les agradaría tener a Bucéfalo
Hastings lo miró gélidamente—Cuente con eso
—Tendrá que hacerme socio de White's antes de que empiecen las carreras, lo tomaré como la mitad del pago. Si no me llega la invitación de White's antes de eso, Bucéfalo no correrá
—Muy bién
Robert echó una cala de humo—Es un trato entonces
—Usted sabe que mi yerno no simpatiza con usted...
—El sentimiento es mutuo
—...Así que pueda que se sienta incómodo
Robert le sonrió—No se preocupe por mí, estaré bién.
HSW*: Hastings Summer Week
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