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CAPÍTULO 4 - Gabrielle

(Narrador omnisciente)

—Basta, no puedo más —se quejó Danny mientras se sentaba sobre la hierba.

—Oh no, ni se te ocurra sentarte a descansar —advirtió Gregory con expresión molesta e irritada.

—¡No soy de piedra! —espetó ella sin levantarse.

—Perdemos tiempo rizada. Por eso no quería a humanos en esto —con eso ella se incorporó con dificultad y empezó a caminar con lentitud—. ¡Ah que diablos! —exclamó él en voz baja antes de sujetarla de la cintura y la echó sobre su hombro.

—¡¿Qué haces?! ¡Bájame! —gritó golpeándole la espalda.

—Tú querías que te cargara ¿no? En definitiva no entiendo a las mujeres —soltó  pero siguió caminado con ella encima de él.

—Fue una idea, no creí que lo fueras a hacer realmente, además antes se avisa o qué sé yo y tú me tomaste por sorpresa —explicó y él rió con desgana y sin humor.

—Si quieres te bajo, pero no pararemos a descansar hasta llegar —advirtió y Danny resopló pero ya no dijo nada más—. Por cierto, tengo una linda vista de tu trasero —agregó ganándose una sarta de insultos y golpes que para él eran cómo una caricia.

—Acosador idiota —murmuró y de pronto sintió un azote en su trasero—. ¡Qué te crees estúpido cretino! —gritó retorciéndose.

—No me insultes linda, hay más de dónde vino ese.

Danny bufó ruidosamente antes de mirar el bien formado trasero de Gregory, pensó en vengarse pero sabía que recibiría otra de su parte y en esos momentos lo que menos quería era pelear, además golpearlo allí no le haría ningún daño.

—Disfrutando de la vista rizada —su voz la tomó por sorpresa.

—Yo no estaba mirando nada —mintió.

—¿De verdad? Porbque siento tu mirada como si fuera rayo láser.

—No eres tan guapo, no te creas tan importante porque tu ego es definitivamente el más grande del mundo.

—No mientas, sabes que te gusto pero ese sentimiento está oculto aún —alardeó.

—Pues si lo tengo debe saber esconderse muy bien.

—Me encantaría seguir hablando sobre lo mucho que me alabas y amas pero debemos darnos prisa —anunció—. Sostente —ordenó antes de echar a correr rápidamente, por lo que ella no pudo evitar soltar un grito de sorpresa mientras se aferraba a la ancha espalda.

En definitiva, así no tardarían en llegar.

* * *

(Scarlette)

Ver a Radrick no me sorprendió, hasta me alivié porque así podría decirme en dónde estaba Friggia.

—Que gusto encontrarte aquí —susurró con deleite.

—Lástima que no puedo decir lo mismo —dije indiferente.

—¿Pero a qué debo su visita?

—Friggia —solté—. ¿Dónde está? —exigí y rió.

—Veo que mi querida hermana no se equivoca, dijo que vendrías, yo no le creí, pero ella tenía razón...  Aquí estás.

—Te pregunté que en dónde estaba, no me interesa si me vio venir  —repetí molesta.

—Está en su hogar, nuestro hogar... Rusia —respondió—, debo decir que se regocijó cuando Kedik llegó con la piedra. Pero, ¿cuál fue la sorpresa de Oklinazz al ver que estaba encadenada a ti? Friggia se puso loca, furiosa, no le agradan las sorpresas. Por lo mismo tendré que llevarte a ella —avisó caminando por la habitación.

—Iré por mi voluntad —dije de golpe.

Él se detuvo y sonrió complacido, abrió la boca para hablar pero Balthazar entrando y saltando sobre él lo calló.

—¡Balthazar detente! —grité arrojándome a ellos y tomé al pelinegro del cuello.

—¿Scarlette qué haces? —se quejó caminado hacia atrás conmigo sobre su espalda.

—No lo ataques, será nuestro guía hacia Friggia —expliqué mientras me bajaba y me miró molesto e incrédulo.

—Deberíamos luchar de una vez —masculló y Radrick se carcajeó.

—Jamás podrán hacerlo ustedes sólos, soy más poderoso así que ni lo intentes mi estimado Wellyntong —advirtió y Balthazar apretó la mandíbula sosteniendo fuertemente la ballesta en su mano.

—Tranquilo —le susurré en su oído—, encontrar a Friggia es más importante —le recordé y se relajó pero no desvió la mirada.

—¿Cómo sabemos que no nos matarás en el camino? —cuestionó él.

—Tienen mi palabra, mi hermana ya verá que hace con ustedes, yo sólo los llevaré —prometió—, pero antes necesito que me den sus armas, yo tampoco confío en ustedes... menos en ti linda. —Me miró.

—No —soltó Balthazar.

—De acuerdo —contradije lanzándole mi bolsa de lona, saqué seis cuchillos que llevaba en los muslos, tres estacas de mi espalda y dos pistolas de mi cintura.

—Que eficiente —alabó Radrick tomándolas—. Ahora tú —señaló a Balthazar, pero este se negaba a hacerlo, así que me puse detrás de él y tomé la ballesta por encima de su mano, la moví hasta que la quitó resignado y se la di a Radrick.

—Muy bien —dijo serio—. ¡Glockar! —llamó en voz alta, hasta que el chupasangre de pelo negro y largo, entró con una sonrisa.
—Llévatelas —ordenó y Glockar tomó todas las armas antes de irse—. ustedes síganme —indicó antes de andar hacia afuera.

Frente a la gran mansión esperaba una furgoneta negra, la cuál nos señaló para que subiéramos atrás. Obedecimos y me alegré interiormente al ver que iríamos solos.

Desde adentro podía escuchar cómo discutían afuera, al menos así se escuchaba, porque hablaban en un idioma desconocido para mí.

—Ruso —habló Balthazar para sí, antes de quedarse quieto oyendo cada palabra.

—¿Qué dijeron? —pregunté en voz baja cuándo acabaron y se subieron adelante.

—Solo que dieran aviso a Friggia para que lo tuviera preparado —contestó y lo miré confundida.

—¿Mantuvieran preparado? ¿A qué se refieren?

—No lo sé, supongo que lo sabremos cuando lleguemos —dijo encogiéndose de hombros.

—Escucha Balthazar —lo llamé sentándome a su lado para que solo él pudiera oírme—. No quiero que hagas esto por mí, sabes que me sentiría muy culpable si Gregory y August pierden a otro de los suyos por mi culpa. Así que te pido, no, te suplico que si las cosas se ponen arriesgadas... huyas y no mires atrás, yo haré lo posible por deshacerme de ellos dos —pedí lentamente refiriéndome a ella y su hermano Radrick—. Y si no regreso, al menos sabrán en dónde se encuentran —añadí y él me miró molesto.

—¿Estás loca Scarlette? ¿Acaso crees que a Rachel y Anabell no les dolerá lo que haces? No, perdona pero no lo haré, lo hago por ti sí, pero también lo hago por todos, en especial Dwight. Él se hubiera cabreado al saber que te dejé sola en esto —soltó y volver a oír su nombre hizo la herida más profunda dentro de mí.

—Bueno, solo recuerda que si salimos de esta, iremos  por Deverus —mascullé con odio rindiéndome a que me dejara sola.

—Sabes que no te cuestiono. Aunque me gustaría que fueses más precavida en tus acciones —susurró mirando al suelo de metal de la furgoneta—. La lealtad es primero y te ayudaré.

—Gracias Balth —hablé en voz baja dándole una media sonrisa—. Sé que esto te preocupa y lo estás haciendo por qué me... —¿Amas? Pausé, no le diría eso—, tienes afecto y no quieres que salga lastimada. Pero recuerda que así soy yo, una busca pleitos.

Baltazhar era el tipo de persona que te tranquilizaba con solo ofrecerte su presencia. Y aunque a veces pensara demasiado las cosas antes de actuar y yo no, yo era más dada al peligro, odiaba hacer planes que quitaban tiempo crucial a una misión, pero él era soportable. Más por que ya lo apreciaba.

—Te entiendo mejor de lo que crees Scarlette. De hecho yo era peor que Gregory y Dwight juntos —confesó y le miré incrédula.

—¿El serio y cauteloso Balthazar peor que sus hermanos? —cuestioné sin creerle y sonrió tristemente.

—Mucho peor, un monstruo —afirmó con repudio al recordarlo—. Yo nunca acepté esta condición a la primera, cuando Friggia me convirtió a la fuerza un odio creció hacia todos, sobre todo hacia Dwight.

—¿Dwight? —repetí y asintió suspirando.

—Lo culpé injustamente porque se había metido con ella y creí que por eso nos transformó. Estaba muy furioso... Colérico, tenía deseos de matarlos a todos, pero no pude. Así que simplemente me fui por varios años —contó de forma ausente.

—Eso no me lo había dicho él —murmuré atónita.

—No y entiendo porqué, jamás supieron que fue lo que hice todo ese tiempo que estuve lejos. Tampoco preguntaron, saben darte el espacio necesario.

—Entonces supongo que tampoco me lo dirás a mí —adiviné y negó.

—Lo haré, solo si tu quieres saber mis demonios pasados.

—Por supuesto —respondí olvidando por un momento en dónde estábamos e ignorando el débil murmullo que venía de la parte delantera.

—Te confieso que no me enorgullezco en lo que me volví después de la transformación. La sed era... incontrolable, enorme, voraz, insoportable.
La sangre me hacía ser su sumiso. Y por eso nunca me detuve cuando se trató de ella, me alimentaba sin importarme de quién: señoritas, hombres, mujeres, ancianos... niños. ¿Qué te digo? Era un ser despreciable —dijo con asco, amargura y yo simplemente me negaba a creer que él había sido así—. Sin embargo en ese tiempo nunca me importó nada más que saciarme, aún así fuera un asesino a sangre fría.
>>En su tiempo pisé Escocia, casi todo ahí eran grandes campos de vegetación, algo tranquilo. Un día iba por ahí buscando alguna presa, hasta que la vi a lo lejos... Traía una capa puesta que le cubría el rostro y un vestido largo hasta el suelo. Caminaba con una canasta llena de pan quemado y no se percató de mí hasta que le llamé desde atrás. Se giró al tiempo que descubría su fina cara, junto con su cabello castaño y ojos almendrados resaltándole en su blanca piel.
Era una joven hermosa, muy bella lo que hizo que la sed creciera mientras miraba su delicado cuello y sentía su vena palpitar. Pero algo me detuvo antes de morderla y esa fue su sonrisa... No... no tenía miedo de mí como los demás, ¿Puedes creerlo?
Aunque lo que dijo después me dejó totalmente paralizado: ¿Eres mi ángel que ha venido a salvarme?
¡Por dios! ¿Qué clase de ángel mataba a inocentes, tenía los ojos rojos y colmillos?
Sin embargo no me moví ni me burlé de ella, al contrario, me abstuve de sacar mi naturaleza y traté de mantener mis ojos normales para no asustarla, pero sabía que no duraría mucho, así que solo me disculpé y me fui lo más rápido para alejarme y no hacerle daño. ¡Era a la primera a la que no mataba! ¡Podía controlarme!

>>A partir de entonces, yo iba diario a esa parte del camino y todos los días a la misma hora, ella pasaba con la canasta en sus manos. Solo que la observaba de lejos, tenía miedo de no poder controlarme tanto cerca de ella.
Un día, pude distinguir a un joven delgaducho siguiéndola, él le gritó por su nombre: Gabrielle. A partir de ahí supe que ese nombre jamás lo olvidaría.
Gabrielle se  giró y le sonrió incómoda, entonces pensé que podría ser su amigo o novio... lo último hizo que una furia inexplicable creciera en mi interior. Pero eso lo olvidé cuándo él se acercó y con brusquedad la besó, ella luchaba pero era más débil, entonces supe que quería abusar de ella.
Yo sin contenerme salí de mi escondite para ir a su auxilio, ese estúpido quiso luchar, pero, ¿qué tanto vale la fuerza humana contra la de un vampiro? Por lo que un sólo golpe bastó para dejarlo inconsciente, quería seguir pero ella me detuvo y después solo me llevó a su casa, que no estaba tan alejada de allí.

>>Una pequeña choza que decía que compartía solamente con su padre enfermo, era hija única y su madre había muerto, por lo que Gabrielle cuidaba de ambos. Su padre, un hombre muy sabio debo decir, me recibió bien y me agradeció por haberla salvado.
A partir de entonces dejé de ser como era, trataba de controlarme con humanos y me alimentaba de animales, solo por ella. Luego de eso la visitaba y acompañaba a todas partes, fue la chica más pura y buena que he conocido... tenía la voz más hermosa que te puedas imaginar y me enamoré, me enamoré como un tonto, aunque ella también, ambos nos queríamos.
Era por primera vez en mi vida feliz y ya tenía planes a futuro de estar juntos, pero... eso nunca pudo suceder.
Un día cómo cualquiera otro fui a su hogar, me extrañó no escuchar nada y cuando entré... —hizo una pausa para aspirar hondo—. Nunca olvidaré lo que me encontré. Ella muerta junto a su padre, su sangre regada por todas partes.
Yo me volví loco de furia y tristeza, pero sólo la venganza fue la que recurrió a mi mente. No fue difícil para mí enterarme de quién había sido el asesino, su olor estaba por todas partes. Y salí de allí pensando solo en la persona que mataría dentro de poco —se detuvo abruptamente mirando hacia el techo y supe que esos recuerdos dolorosos aún le lastimaban.

—¿Quién fue? —susurré y suspiró.

—El mismo chico que había intentado abusar de ella, me había dicho que si no era de él no sería de nadie, pero cuando vio la fea criatura que yo era, comenzó a suplicar por piedad pero era tarde, había vuelto a convertirme en ese monstruo sádico pero ahora con deseos de venganza y aún en la actualidad no me arrepiento de haberlo matado. Pero sí me arrepiento de no haber planeado antes, pues lo asesiné en plena calle y no faltó quien contemplara lo ocurrido por lo que el pueblo se enteró de todo —relató con enojo y tomó su cabeza con ambas manos—.  En aquél tiempo los vampiros éramos llamados sirvientes de satanás, así que me tacharon de esa manera y me siguieron con antorchas pero yo era más rápido y huí de nuevo. Tardé unos años en encontrar a mis hermanos otra vez y cuando lo hice me recibieron bien. —Suspiró enderezándose—. Desde ese entonces he tratado de redimirme y actuar correctamente por que eso es lo que Gabrielle hubiera querido para mí.

—¿Entonces tus hermanos nunca supieron esta historia? —pregunté y negó.

—No y te pido que a Gregory jamás se lo cuentes, menos a August. Grabielle aún vive en mi memoria nada más.

—No lo haré —prometí—, y si te sirve de algo, yo también habría matado a ese hijo de... —no pude terminar ya que la furgoneta pasó por un bache haciendo que me golpeara en el trasero—. ¡Oigan idiotas, traen personas atrás! —les grité molesta golpeando la ventanilla.
Resoplé porque no respondieron.
—Hiciste lo correcto Balthazar —admití al fin.

—Scarlette... —Balthazar susurró y lo miré atenta—. Te aseguro que yo te protegeré. No importa cómo ni dónde, te cuidaré —añadió y le di una sonrisa de lado.
Su historia me había parecido tan trágica y otra razón más por lo que el amor destruía y dolía. Sin embargo sentía lástima y pena por él pero también por mí, a ambos nos habían quitado a personas importantes.
Ambos sabíamos lo que se sufría por algo así.
—Lo mismo digo compañero —dije dándole un codazo en su brazo y él sonrió melancólico antes de que la furgoneta parara de repente lanzándome hacia adelante chocando con el pecho de Balthazar.

Las puertas se abrieron dejando a la vista a un Radrick calmado y sonriente.

—Hemos llegado para tomar el avión —anunció indicándonos que bajáramos y cuando lo hice no me sorprendió ver que estábamos en una pista de aterrizaje privada, así que supuse que el avión también lo sería—. Bien, suban —ordenó invitándonos a un gran avión de lujo.

Balthazar me siguió por detrás hasta que entramos y nos encontramos con más chupasangres para vigilarnos, algunos eran Sangre Oscura y otros completos, lo supe por que mi amuleto había reaccionado con unos pero con otros no.

—Friggia está muy contenta de que irán a visitarla. Ya nos está esperando —habló Radrick complacido sentándose frente a nosotros con una copa llena de líquido carmesí.

—Claro, una visita de amigos —dije sonriendo hipócritamente queriendo ser yo la que quería matarlo de una vez pero extrañamente la mano de Balthazar sobre la mía me relajó, por lo que no la aparté. De verdad me estaba ayudando tenerlo cerca.

—Oh querida, no estés tan ansiosa, llegaremos pronto —prometió y rogué porque eso fuera verdad.
Odiaba los aviones pero era peor si estaba lleno de vampiros queriéndome matar y llevándome a un destino del que no estaba segura salir ilesa.

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