25. Ahora todo tiene sentido
A pesar del poco tiempo que tenía disponible para estudiar, logró aprender su exposición completa y de forma clara. Era un tema que de igual manera le interesaba y que entendía bien, solo faltaba darle los últimos toques a la cartelera, la cual era obligatoria y equivalía al 25% de la nota. Se le habían hecho las tres de la mañana en ese proceso, mantenía la ventana abierta y las cortinas cerradas, lo que le interesaba era que entrara el aire fresco de la noche, no mirar quien esté del otro lado. No quería ni necesitaba distracciones.
Decidió ducharse a esa hora y vestirse con el uniforme de deportes, el asignado para ese día. Bajó a la cocina por un poco de agua, aseguró su cartelera en la mochila y se sentó relajada para darle la última revisada a la exposición. La recitó dos veces añadiendo comentarios y posibles preguntas a responder, pero poco a poco el cansancio le fue ganando. Vencida, se dijo a sí misma que dormir una hora le haría bien y que, además, se despertaría con la alarma.
Error número dos.
Se despertó sobresaltada a las seis de la mañana sin haber escuchado la alarma de su teléfono, este al parecer se había apagado por falta de batería durante la madrugada sin que se diera cuenta. Con rapidez, se lavó la cara, agarró sus cosas y salió a la sala, esperaba poder encontrar a sus padres para que le dieran un aventón a la escuela, recordando que su bicicleta estaría inútil hasta nueva orden. Muy a su pesar, estos ya se habían marchado dejando una nota en la mesa.
«Naomi, cariño. Cuando leas esto ya habremos salido al trabajo, preferimos no despertarte y dejarte dormir, sabemos que has estado un poco mal con los dolores de cabeza. La próxima semana yo misma te acompaño a clases para excusar tu inasistencia, no te preocupes por eso y descansa.
Te quiere, mamá»
—Hoy no es mi día, en serio —se lamentó.
Salió disparada de su casa sin percatarse de haber cerrado bien la puerta, lo único que estaba en su cabeza en ese momento era poder llegar a tiempo a clases, de lo contrario no podría hacer la exposición y habría trasnochado en vano. Tenía solo 25 minutos para llegar corriendo y estaba más de 30 en bicicleta.
—Estoy muerta —exclamó entre jadeos.
Tres cuadras más adelante, una silueta le impidió seguir su carrera interponiéndose en su camino. De no ser porque sintió su presencia antes de aparecer, la hubiese tumbado con la velocidad que llevaba. Y se lamentó por no haberlo hecho.
Mara estaba de pies frente a ella portando su pulcro uniforme de diario, con una falda demasiado corta para ser de una institución educativa. Parecía más parte de jun disfraz de lencería erótica que del colegio.
—¿Tarde? ¿Se te perdieron tus esclavos protectores? —indagó Mara con sarcasmo.
—No estoy para tus estupideces, Mara —replicó entre jadeos.
Dio dos pasos hacia un lado para poder rodearla y seguir su camino, pero intuyendo sus movimientos, Mara la siguió impidiendo su avance.
—¿Por qué tan apresurada, Naomi? —su tono era irónico y burlesco, y sus gestos de superioridad y presunción hicieron gala brillando en todo su esplendor— Yo solo quiero charlar un rato contigo.
—Déjame pasar —expresó Naomi enojada—, a diferencia de ti, mis prioridades dependen de mi rendimiento académico, no de cuantos hombres caigan ante tu contoneo exagerado.
—No te hagas la mosquita muerta conmigo...
Con un empujón Naomi hizo a un lado a Mara, dispuesta a seguir con su camino aún más retrasado. Sin embargo, esta no se lo dejaba así de fácil. Con fuerza, la agarró del brazo jalándola para tenerla una vez más de frente. Agarrando el cuello de su camisa, trató de inmovilizarla y continuó con su retahíla.
—Escúchame bien, estúpida —vociferaba roja de la ira—, no permitiré que me quites el puesto que con tanto esfuerzo he logrado, el respeto y temor de los puebleruchos estos no es algo que dejaré en tus manos tan fácil. Por ahora tienes a Jeimmy y la atención del profesor, pero eso se acabará pronto, yo misma me...
Fue interrumpida de forma abrupta, toda la ira se desvaneció siendo remplazada por miedo y sorpresa. Ella había demostrado tener cierta fuerza, pero no podía ganarle así de fácil a la de Naomi. Con un movimiento rápido, desprendió las manos de Mara de su cuello para taclearla tirándola al suelo, manteniendo su brazo doblado sobre su espalda. Con gritos y quejidos de dolor, se retorcía debajo del cuerpo de Naomi lanzando insultos y exigiendo ser liberada.
—Ahora escúchame tú, idiota —exclamó Naomi con fría calma—, lamento decirte que ese enorme esfuerzo que dices haber hecho no es ni mierda, mover el trasero y seducir a los hombres con tus tetas no es muy difícil. La gente te teme no por tus acciones, sino por evitar problemas mayores con tus padres, así que no seas ridícula y mejor trata de ganar el verdadero respeto de la gente, si es que sabes siquiera lo que eso significa.
Con una mano mantenía presionado el brazo de Mara sobre su espalda, maltratándola un poco apropósito, mientras que con la otro levantaba su cabeza del suelo para poder hablarle al oído, asegurándose que la escuchara bien. Sus quejas de dolor no dejaban de resonar, entre veces llamaba pidiendo ayuda sin ser escuchada.
—Cállate que no he terminado —jaló con más fuerza su cabello—, con Jeimmy puedes hacer lo que se te dé la gana, no es mi problema. El verá si quiere meterse contigo, sus decisiones no me afectan ni moriré porque él te haga caso, deja de ser tan patética. Y una cosa más, espero que esta sea la última vez que me pones un dedo encima. ¿Entendido?
—Sí, pero ya suéltame —suplicó sollozando.
—En serio no quería llegar a estos extremos, pero no me dejas otra opción —añadió Naomi—, si vuelves a meterte conmigo te juro que no respondo.
La soltó con un poco de brusquedad, se levantó y acomodó su uniforme para seguir corriendo dejando a Mara tirada en el suelo, con el cabello revuelto y su perfecto maquillaje corrido por las lágrimas. Estaba tan asustada que no se fijó en la arena que quedo pegada en su rostro, ni se preocupó por acomodar su falda subida dejando al aire su ropa interior de encaje.
Dos cuadras más adelante, sintió el peso del cansancio al dejar de fluir por su torrente sanguíneo la adrenalina de aquella discusión. Sus pasos se volvieron un poco más lentos y le costaba respirar bien, se detuvo por un rato para tranquilizar su corazón. Preguntó a un señor que iba pasando la hora, horrorizándose al darse cuenta que solo contaba con 12 minutos para llegar.
—¡Esto no puede estar pasando! —exclamó frustrada— ¡La mataré!
—¿Necesitas un aventón?
A su lado había llegado Jeimmy en una motocicleta negra, relucía y se veía como si fuese nueva, pero en el fondo le parecía reconocerla.
—¿De dónde...? —murmuró sin poder hablar bien aún.
—La compré, me hacía falta un vehículo propio —contestó mirando a Naomi de una manera indescifrable.
No era aquella mirada que tenía la mayoría de veces con la cual se le hacía difícil saber que sentía, esta era diferente, nueva. No sabía cómo interpretarla, era como si quisiera decirle algo con esos ojos profundos y su brillo característico. La tenía embobada, ese era una de las cosas que más le encantaba de él. Pero se obligó a sí misma a reaccionar, dejándolo atrás para seguir con su recorrido sin escuchar a sus llamados. En cuestión de segundos, ya lo tenía otra vez a su lado.
—Naomi, sí sabes que vas demasiado tarde ¿verdad?
—Gracias por advertirme —dijo llena de sarcasmo—, si no lo haces no me doy cuenta.
—¿Quieres dejar de hacer eso? —exigió Jeimmy con desesperación.
—No sé de qué hablas y tampoco me importa.
—De eso hablo, estas arisca conmigo y pretendes ignorarme —explicó frustrado— ¿En serio vas a seguir así?
—Si eso evita tener cerca a tu noviecita, sí —contestó Naomi molesta—, lo seguiré haciendo por el resto del año porque me tiene harta, igual que tú, así que deja de seguirme.
—¿Podemos hablar de eso? —preguntó suplicante.
—Por si no lo has notado voy muy tarde a la escuela y tengo exposición a primera hora —explicó con gesto obvio—, así que no, será después.
—¿Cuándo? —un toque de esperanza se escapó en su voz.
—El 30 de febrero.
Con un gruñido de frustración, Jeimmy acelero avanzando hasta la esquina, aparcó la moto y se bajó de ella para interceptar a Naomi.
—¿Ahora vas a impedir que siga caminando? —reclamaba indignada— Lo que me faltaba.
—¿Quieres dejar de ser tan orgullosa? —replicó dolido— ¿En serio dejarás que tu rabieta conmigo te haga perder una nota? Déjame llevarte, aun estas a tiempo si vas conmigo.
Con gesto de rebeldía y los brazos cruzados sobre su pecho, Naomi sopesaba sus opciones. Jeimmy tenía razón, si seguía así iba a perder no solo la trasnochada sino una nota importante en la escuela. Así que, con expresión de derrota aceptó el aventón.
—Está bien, tú ganas —expresó con disgusto—, pero conduce con cuidado.
—Claro —dijo con una sonrisa en su rostro.
Se subió al asiento del conductor encendiendo el motor de una sola patada, haciéndole señas a Naomi para que subiera. Se reusaba a abrazarlo o sujetarse de él de cualquier forma posible, pero era imposible no evitar el rose de su cuerpo al tenerlo tan cerca.
—Es mejor que te agarres fuerte —sugirió Jeimmy sin ocultar su sonrisa.
—Ni creas que...
No pudo terminar de hablar, con un fuerte estremecimiento salieron disparados a toda velocidad. Naomi se vio obligada a abrazarlo rodeando su torso con sus manos, evitando así irse hacia atrás con el arranque tan brusco que habían dado. Pudo sentir como se movía su pecho en señal de risa, se estaba burlando de su reacción.
En contados minutos pudo llegar a su destino, dejándola en el parqueadero de maestros mucho más cerca del bloque académico. Con las piernas temblando y su corazón a punto de salirse de su pecho, se bajó de aquel aparato mirando con expresión seria y molesta a Jeimmy.
—Te dije que manejaras con cuidado, animal —le riñó con severidad en su voz.
—Fui cuidadoso —replicó con gesto inocente.
—¿Es una broma? —indagó entre perpleja e incrédula por su desfachatez— No llevas ningún tipo de protección, e ibas a exceso de velocidad. ¿Qué cuidado hay en eso?
—Llegamos vivos, ¿no?
—Eres un idiota —exclamó alejándose de él rumbo a su salón.
Logró llegar justo a tiempo, el profesor recién se instalaba en su asiento y ni siquiera había pasado lista. Se salvó por los pelos.
—Buenas días jóvenes, pasaré lista y después empezamos las exposiciones —anunció el profesor con su típico tono monótono— ¿Entendido?
—Sí señor —contestaron al unísono.
El profesor inicio sacando sus papeles, entre ellos la lista donde estaban anotados los nombres y notas de cada uno de sus estudiantes. Tenía una especial para las asistencias, cosa que consideraba importante a la hora de asignar calificaciones finales. Iba llamando uno a uno marcando un punto a quienes respondían, verificando con una mirada sobre sus gafas si de verdad era el alumno indicado.
—¿Qué pasó? —indagó Luke entre susurros a su lado preocupado— Creí que no vendrías.
—Dame... un... minuto —dijo entre jadeos.
Aún estaba falta de aire, respirando a bocanadas amplias tratando de mitigar el ardor de sus pulmones. Apoyaba su cabeza sobe el pupitre, esperando no llamar la atención del profesor.
—Beltrán Luke —llamó el profesor.
—¡Presente! —contestó.
Apresuradamente alzó su rostro, aparentando estar con total normalidad.
—Bermúdez Eduardo —continuó el profesor.
—Olvidé por completo la exposición —explicaba ente susurros—, pasé toda la noche estudiando y haciendo la cartelera.
—Estas bromeando, ¿verdad? —expresó Luke incrédulo.
—¿Crees que estas ojeras son una broma? —replicó indignada.
—¿Pero la terminaste?
—Claro que sí, me la se toda incluso —comentó atenta al llamado del profesor—, terminé a las tres de la mañana, pero quedó bien hecho.
—Nosborn Naomi —llamó el profesor.
—¡Presente! —contestó con mano alzada.
—Núñez Daniel —continuó el profesor.
Esperaron un par de minutos mientras el profesor dejaba de desviar su atención a ellos, era bastante estricto con las normas de diciplina durante su clase, eso incluía hablar mientras esta se impartía.
—¿Por eso llegaste tarde? —insistió Luke.
—Me quedé dormida como a las cuatro, mi alarma no sonó y desperté a las 6 —murmuraba lo más bajo posible—, menos mal se me dio por bañarme y vestirme antes de caer dormida. Cuando bajé mis papás ya no estaban y me toco correr hasta acá.
—¿Correr? —indagó confundido— ¿Literalmente corriendo?
—Sí, literalmente corriendo.
—¿Y tú bicicleta?
—Se espichó —se encogió de hombros.
—De todos modos, ni por más rápida que seas no hubieses llegado a tiempo —comentó Luke pensativo, había algo que aún no le encajaba— ¿Te trajo alguien?
Pensó aquella pregunta por un minuto, no estaba del todo segura querer tocar el tema de Jeimmy y su forma bestial de conducir. En realidad, no quería tocar ningún tema donde lo tenga incluido a él por su propia salud mental.
—No, vine corriendo —aseguró Naomi—, soy más rápida de lo que crees... y tomé un atajo.
—Pero...
—Bien, empecemos —interrumpió la voz del profesor—, señorita Nosborn, inicie usted la exposición por haber llegado tarde.
—Sí señor.
Tomó su cartulina y con ayuda de Luke la pegó con cinta adhesiva sobre el tablero, haciéndose a un lado para que todos sus compañeros admiraran su obra. El tema asignado era el proceso de replicación bacteriana, tocando temas de resistencia que generan a los antibióticos como medida de protección. Le gustaba mucho todo lo relacionado con la microbiología, la genética de los microorganismos y su forma tan eficaz de adaptarse a los medios externos.
Ya se sentía mejor, su respiración había vuelto a ser normal y su corazón latía veloz, pero reconocía esa sensación como los típicos nervios antes de hacer una exposición ante todos sus compañeros. Sin embargo, se sentía intranquila y algo fastidiada. Era la primera vez en su vida que tenía aquella sensación, como si su mente tratara de decirle que le faltaba algo o que olvidó hacer alguna cosa.
—Buenos días compañeros y maestro —inició Naomi con su porte más diplomático—, mi nombre es Naomi Nosborn y estoy a cargo de explicar el proceso de replicación, bacteriana...
Naomi respiró profundo de forma disimulada un par de veces más, dejando viajar su mirada por todo el salón detallando cada rostro de sus compañeros. La mayoría de ellos le prestaba atención, otros estaban muy centrados y preocupados repasando sus exposiciones tal y como ella lo había hecho en la madrugada. Ya más relajada y en confianza, dejo fluir las palabras que tanto había ensayado de una forma diferente.
Cada tanto señalaba su cartelera, indicando los diversos procesos y explicando con precisión como se daban. Por el momento se sentía ligera, mantenía el control de situación y hablaba con total seguridad. Al terminar, respondió algunas preguntas de sus compañeros y del profesor, como última prueba de su investigación.
—Muy bien señorita Nosborn —comentó el profesor tomando nota— ¿Usted misma hizo la cartelera?
—Sí señor —contestó con orgullo.
—Excelente, el siguiente.
Continuaron los llamados a los siguientes participantes, esta vez respetando el orden de la lista. Aún faltaban algunos para que llegara el turno de Luke, pero este estaba más centrado en ella que en su nota.
—¿Quieres dejar de mirarme así? —exigió Naomi— Nos van a regañar por tu culpa.
—¿Hay algo más que quieras decirme? —interrogó con semblante serio.
—¿De qué hablas? Ya dije todo lo que sucedió —contestó con fastidio.
Las sensaciones de malestar volvieron a Naomi de forma repentina, no era el típico mareo que la invadía antes de tener una de sus visiones, esta era peor y extraña. Se sentía agobiada, como si la estuviesen rodeando miles de energías invisibles, y murmuraran palabras sin sentido a su oído una y otra vez.
—Te ves tensa y asustada —recalcó Luke— ¿Qué fue lo que pasó?
No entendía la razón de ello, miraba con cautela a su alrededor tratando de analizar o captar algo extraño con su radar. Pero no había nada, todo estaba despejado. Entonces, ¿Qué le estaba pasando?
—No es nada, es solo el sueño —se excusó.
El estrés estaba aumentando considerablemente a medida que pasaba el tiempo, la ansiedad refulgía por cada poro de su cuerpo sudando frio y moviendo su pierna con frenetismo. Como un acto reflejo para intentar calmarse, llevo su mano al pecho en busca de su collar. Sus bordes irregulares y la presión que ejercía sobre su mano al apretarla le tranquilizaban, enfocando su mente en solo esa sensación. Y he allí el error, su collar no estaba.
Con desesperación, rebuscó por toda su ropa pensando que tal vez se le desabrochó y cayó dentro, pero al no encontrarlo continuó con su bolso sin tener éxito. Asustada por completo, trataba de recordar en qué momento pudo haberlo perdido.
—Naomi, ya en serio ¿Qué sucede? ¿Qué estás buscando? —insistió Luke con reticencia.
—Nada, no pasa nada, ya deja de molestar —murmuró molesta.
—¿Pasa algo allá atrás? —indagó el profesor— ¿Señorita Nosborn?
—No profesor... —contestó ella titubeante— En realidad, ¿Podría salir un momento? No me siento muy bien.
—Adelante.
Salió caminando con rapidez ignorando los llamados de Luke, las miradas inquisitivas de Bruno y Grace. Su cabeza daba vueltas tratando de recordar, no le cabía aún el hecho de haberlo perdido si nunca se desprendía de él. No entendía cómo pudo pasar, hasta el momento justo antes de salir de casa lo llevaba puesto, lo recordaba a la perfección porque lo acomodó dentro de su camisa al lavarse la cara.
Con un suspiro de rabia, recordó el altercado de hace solo un par de horas. La había agarrado del cuello de la camisa con cierta fuerza, y con el doble de ella, la misma Naomi la había desprendido para tirarla al suelo. Llevó sus manos a su cuello, notando por primera vez una pequeña marca colorada, un rasguño que pudo haber sido causado por el rose de la cuerda de su collar al ser arrancada.
Ya tenía una idea de donde podría estar su collar, sabía con certeza con quién y donde podría encontrarlo, pero no alcanzaba a definir si era peor que haberlo perdido.
—Maldita sea, Mara —exclamó furiosa.
Recorrió los salones donde sabía estarían los estudiantes de 11 grado, no sabía cuál de ellos era el correspondiente a Mara, pero podría echar un vistazo por encima de la puerta y buscarla con la mirada.
Tuvo suerte en no encontrarse con ningún profesor que la enviara de vuelta a su aula, pero no tuvo la misma en dar con ella, al parecer no estaba en la escuela. Decidida, estaba pensando en alguna idea para poder salir antes de lo planeado.
—Piensa Naomi —se decía así misma con desesperación, su ansiedad estaba por tocar límites—, hay que encontrar ese collar como sea.
—¿Encontrar qué? —indagó Luke detrás de ella.
—¿Qué haces? Me asustaste —riñó Naomi ahogando un grito de sorpresa.
—Solo quiero que me digas que demonios te pasa —expresó con frustración—, no es la primera vez que trasnochas, pero si la primera que te comportas así. Déjame ayudarte, ¿Qué sucede?
—Bien —dijo Naomi derrotada— ¿si te digo dejarás de molestar e insistir con el tema?
—Sí.
—Perdí mi collar.
Decirlo en voz alta solo causaba más desasosiego en ella, aumentando la sensación de ahogo y vacío. Los cuchicheos a su alrededor continuaban sin cesar, no paraban en ningún momento distrayendo su atención y aturdiendo sus sentidos.
—¿Dónde? —indagó con una expresión de extraño pánico que no había visto antes en él.
—Si lo supiera no estaría buscando por todas partes como loca —comentó con ironía para luego regresar a su salón.
Al no tener una excusa lo suficientemente creíble como para abandonar las clases, no podía hacer más nada que esperar y pensar. Su inquietud permanecía, aunque tratara de escuchar con atención las exposiciones de sus compañeros, trató de distraerse dibujando cualquier cosa, pero ni eso le salía bien. Los trazos eran irregulares y poco precisos, los cuchicheos en su oído provocaban que titubeara y solo hiciera rayones con figuras un poco perturbadoras.
Rostros oscuros llenos de sombras y ojos vacíos carentes de expresión alguna, tres intentos y todos era similares entre sí. Abandonó el lápiz para centrarse en su música, esperó a que el profesor se marchara con el cambio de hora para ponerse los audífonos y escuchar a todo volumen su playlist. Ignoró por completo los llamados de Luke, Bruno y Grace buscando explicaciones lógicas para su extraño comportamiento, pero no se sentía con ganas de hablar ni mucho menos de escuchar. Lo que de verdad quería era dejar de hacerlo, que esas voces que le hablaban se detuvieran y dejaran en paz.
Logró tranquilizarse al sentir mitigar todo el bullicio gracias a la dulce voz de Bruno Mars en sus oídos, sintiéndose relajar un poco y cerrar sus ojos buscando más calma. Un largo rato estuvo así, levantando la vista solo un par de veces para ver a su maestro hablar sin parar sin siquiera mirar a sus estudiantes, por lo que intuyó no sería problema si llegara a quedarse dormida un rato.
Error número tres.
Su sueño fue invadido por imágenes aterradoras y criaturas sacadas de sus pesadillas, personas gritando y otras peleando a muerte con espadas, dagas y hechizos que no conocía. Sobresaltada ante eso, se despertó con un grito ahogado atrayendo la atención de todos los presentes. Miradas confusas y otras burlonas ante su expresión de horror se centraban en ella.
—¿Algo que agregar, señorita Nosborn? —indago el profesor enarcando una ceja.
—No profesor, disculpe —contestó apenada.
Se acomodó en su asiento retirando los audífonos de sus oídos, volviendo todos aquellos cuchicheos con mayor persistencia.
—¿Te sientes bien? —susurró Luke a su lado tomándola de la mano.
Correspondió a su gesto con un apretón de manos, su semblante era asustado más que el de ella misma. A pesar de estar molesta y sentirse tan mal, no podía culparlo a él por sus errores.
—La verdad es que no —contesto con un suspiro cansino—, necesito irme de aquí.
El timbre para el receso sonó estrepitoso en sus sensibles oídos, el dolor de cabeza empezaba a martirizarla con el fuerte palpitar de su cerebro. Salieron todos con calma, menos ella. Durante este corto tiempo podría seguir buscando a Mara, tal vez en el momento de ir a los salones estuvo por fuera y por eso no la encontró. Aun no podía darse por vencida, necesitaba encontrarlo lo más pronto posible.
—Naomi —gritó Grace corriendo hacia ella— ¿Qué te sucede, mujer? Has estado actuando extraño hoy.
—Solo es dolor de sueño por no dormir —contestó mirando por todas partes con frenetismo.
—¿Que dijiste? —indagó perpleja.
—Dolor de cabeza —repitió al darse cuenta de lo que dijo—, tengo dolor de cabeza por falta de sueño. Eso es todo.
—Espabílate Naomi, estas demasiado atontada y con cara de pánico —recalcó Grace tomándola de los hombros— ¿Qué tienes? Ya me estas asustando de verdad.
—No es nada, en serio —explicó aparentando calma—, anoche no dormí haciendo la bendita cartelera porque la había olvidado por completo, por eso también llegue tarde. ¿Bien?
—¿Solo eso? —insistió.
—Sí, solo eso.
Continuó con su búsqueda en la cafetería donde fueron a comprar su merienda, mientras hacía la fila miraba en todas las direcciones notando que muchos las miraban y murmuraban. Extrañada de eso, decidió ignorarlo y seguir con lo importante, encontrar a Mara. Si embargo, entre los cuchicheos de los estudiantes escuchó su nombre y dispuso su atención en ello.
Al parecer y según decían, Mara se había ausentado ese día excusándose por estar enferma, pero que había rumores de un enfrentamiento entre ella y una chica de la escuela. Con un gruñido de frustración, se dio cuenta que su discusión se había esparcido tan rápido por todas partes. Pero de algo sirvió, ya sabía que no encontraría el collar quedándose en la escuela, debía salir y visitarla si quería recuperarlo.
—Naomi —a lo lejos cerca de las bancas que rodeaban la cafetería, Peter la llamaba.
Se acercó a él, haciendo señas a los demás para que continuaran sin ella, ya después compraría su merienda.
—¿Qué pasó? —indagó con aparente calma.
Nada había cesado, los murmullos y las sensaciones seguía allí torturándola a cada segundo.
—¿Estás bien? —preguntó preocupado.
—¿Es en serio? —preguntó con fastidio— ¿A ustedes que les pasa? Dejen de preocuparse tanto por mí. Se los agradezco, muy lindo de su parte que me ayudan y todo, pero ya paren de hacerlo, es fastidioso de verdad.
—Te lo dije ayer, somos amigos y me preocupo por ti —recalcó Peter.
—Lo sé, pero es que Luke lleva toda la mañana insistiendo en eso y ya me tiene aburrida —respiró profundo tratando de calmar sus nervios—, lo diré una vez más, es solo sueño y dolor de cabeza. Estoy bien, ¿Listo?
—Pero...
—¡Peter, ya...!
Se interrumpió en seco casi atragantándose con sus propias palabras, el pánico resurgió en su pecho y un estremecimiento frio recorrió su espina dorsal. Todas las sensaciones que había estado sintiendo y que la tenían tan mal, habían quedado en un segundo plano de importancia, no por haber mitigado, seguían con la misma intensidad. Pero aquella nueva sensación era aún peor, su más grande miedo se estaba cumpliendo.
Decenas de auras rojo brillante se acercaba a la escuela, aún estaban muy lejos, pero ella podía sentirlas con nitidez. Nunca las había captado con tanta facilidad y menos con tanta distancia separándolos, pero no le dio importancia a ello, solo se centraba en una cosa: Debía salir de allí y desviarlos de aquel lugar. Había demasiadas personas inocentes como para permitir que llegaran. La querían a ella, no a sus compañeros.
—... Naomi —le llamó la atención chasqueando los dedos muy cerca de su rosto.
—¿Qué? —dijo exaltada.
—¿Segura que estas bien? —insistió.
—No... —titubeó— Tengo que irme...
Dicho esto, salió corriendo todo lo que sus pies le permitían, regresar a su salón y recoger sus cosas para no dejar nada que pueda tener parte de su esencia era importante. Teniendo esto, ya no habría nada que la relacionara con ese lugar. Con toda seguridad puede ganarse una amonestación por parte del coordinador por salir sin permiso, pero era algo que no tenía importancia dada la situación. Con todo eso, era muy probable que deban mudarse lo más pronto posible porque, muy a su pesar, la habían encontrado.
Aprovechó el desorden del receso para escabullirse entre los estudiantes rumbo al parqueadero, donde aún había grupos pequeños de estudiantes charlando y algunas parejas conversando muy cerca unos a otros. Estaba ya cerca de la salida, solo era abrir la puerta y sería libre de irse al bosque donde podría enfrentarlos o desviarlos.
—¿A dónde crees que vas? —exigió saber Jeimmy interponiéndose en su camino.
—Se completó el trio, el que faltaba —exclamó frustrada.
—¿Por qué no estas con Luke? —insistió Jeimmy con brazos cruzados sobre su pecho— Deberías estar con ellos y no tratando de salir de la escuela.
—¿Ahora si quieres que este con él? ¿Por qué? —preguntó con nueva rabia creciendo en su interior— Ayer no parecías muy contento cuando me viste bailando con Luke, ¿Qué fue lo que cambio ahora?
—Esto es...
—Ah cierto, ya me acorde —interrumpió con sarcasmo—, me necesitas lejos para no hacer enojar a tu novia. Bien, tampoco los quiero cerca.
—No es lo que crees, Naomi —vociferó Jeimmy con frustración.
—Tampoco me interesa, lo que hagas o dejes de hacer no es ni nunca fue de mi incumbencia, ahora déjame pasar —exigió haciéndolo a un lado—, y ni se te ocurra seguirme. Estoy hablando en serio.
—¡Naomi!
—Te quiero lejos de mí, y a tus hermanos también.
Sin prestar atención a sus llamados insistentes, logró salir de la escuela sin ser vista por ningún profesor ni por el guardia de seguridad encargado de vigilar la entrada, al parecer evitar que algunos de los estudiantes rayaran las paredes cerca de las canchas era más importante.
Se aseguró de ir sola, percatándose que nadie la estaba siguiendo. Decidió ir directo al bosque, en su casa del árbol tendría refugio y disiparía su aura para no ser detectada. Además, podría colocar algunas trampas para eliminar algunos de ellos. Eran demasiados, por sí sola no podía enfrentarlos sin salir herida o incluso peor. Entonces los recordó, había dos personas siguiendo sus pasos muy de cerca y aunque no los había visto nunca, si los había sentido un par de veces por lo que esperaba hicieran acto de presencia de una buena vez.
A solo un par de metros de la entrada al bosque sintió un cambio, muchas más de esas presencias estaban cerca. Fue tan repentino que no le dio tiempo de pensar en que haría a continuación, como si hubiesen aparecido de la nada a través de portales mágicos. Según sus cálculos, estaban cerca de su casa del árbol, por lo que no tuvo de otra que arriesgarse y atacarlos antes que el resto llegara allí también. De lo contrario, estaría en muy serios problemas.
Corrió con rapidez a su interior, sintiendo a lo lejos una serie de gruñidos y el crujir de las hojas secas al ser pisadas. Se escondió detrás de un grueso árbol, observando con atención a su alrededor, sabiendo que estaban cada vez más cerca.
A unos 5 metros vio a uno de ellos, era de pelaje negro brillante y bastante grande. A él se unieron otros tres, y después más de ellos. Olfatearon el aire a su alrededor hasta señalar en su dirección, uno de ellos gruñó con rabia y empezaron a cambiar. Tal como aquella vez, se irguieron en sus patas traseras creciendo en altura hasta el doble del tamaño que demostraban tener. Sus colas crecieron hasta parecer la de un cocodrilo, escamoso y lleno de púas afiladas.
El más grande de ellos con pelaje color cobre y ojos verdes venenosos, dio dos pasos hacia ella mientras los demás terminaban de transformarse e invocar sus armas.
—No puedes ocultarte de nosotros —gruñó con una risa socarrona—, tu olor es demasiado fuerte sin ese molesto escudo.
Su corazón martillaba con ferocidad en su pecho, la adrenalina que corría por sus venas aun no era suficiente para prepararse para el ataque inminente. Pero lo que había dicho llamó su atención, ¿A qué se refería con escudo?
—Sal y procuraremos no hacerte mucho daño, él te quiere con vida —continuó aquel ente.
Escuchó gruñidos acercarse a su escondite, por lo que, con rapidez, creó una barrera hecha de piedra a su alrededor. Su tiempo se estaba agotando y debía pelear si no quería morir. Recordó cuál era su debilidad, el agua. Ante su tacto se hacían polvo en cuestión de segundos, pero el fuego era como un revitalizante para ellos. Sin embargo, ¿de dónde sacaría agua?
—El lago —susurró.
Debía llegar a ese lugar lo más pronto posible, mientras tanto una distracción era su mejor opción de escapar. Sintió fuertes golpes sobre la pared de piedra, invocó una espada tal y como lo había practicado, tomó posición de ataque en la espera de ver derribada su pared.
Con un sonoro crack la pared cayó, dejando ver al primer de ellos. Sin dudarlo, atacó dando la primera estocada directo en su vientre y dando una fuerte patada en el mismo sitio, provocando un aullido ensordecedor de puro dolor. Saltó sobre él y terminó de ensartar su espada en el pecho, viendo cómo se esfumaba hecho polvo negro y maloliente.
—¡Ataquen! —ordenó el más grande con un gruñido de ira.
Tres de ellos se acercaban corriendo con sus espadas en alto listos para atacar, ella solo los esperaba analizando sus movimientos y posturas buscando como contraatacar.
—¡Escudo! —vociferó haciendo aparecer un cuadro azul sobre su brazo.
Con este retuvo las primeras estocadas de sus enemigos, creó un profundo agujero bajo sus pies hundiendo a uno de ellos hasta el cuello, alejando a los otros dos con un estremecimiento de tierra. Aprovechó la conmoción para blandir su espada al que quedó atrapado, y con un fuerte golpe fue decapitado. De la misma forma se deshizo en polvo.
—¡La quiero muerta! —volvió a gritar aquella criatura.
—No lo creo —gritó Naomi mientras lanzaba enormes rocas a los que se aproximaban haciéndolos aullar de dolor—, Haakon me quiere viva, ¿no? Atrápenme si pueden.
Dicho esto, hizo estallar varias bolas de piedra produciendo una enorme nube de polvo cegándolos de momento. Sale corriendo lo más rápido en dirección al algo, pero siente que de esa misma dirección vienen otros tantos. Detrás de ella la seguían cuatro, pero del otro lado venían unos diez más. Debía actuar de inmediato.
—¡Maldición! —pensaba con rapidez— ¿Qué hago? ¿Qué hago? Necesito agua.
Sintió un cosquilleo bajo sus pies, al parecer una corriente de energía refulgía muy por debajo de ella en dirección al lago.
—¡Un rio subterráneo! —exclamó aliviada.
Volvió a encerrarse en un domo de piedra para tener tiempo suficiente de sacar el agua antes que ellos llegaran, recordando todas las lecciones que Niddeck le había dado hace muchos años. Respiró profundo concentrándose en aquella energía, tratando de cambiar su curso para atraerla hacia ella. Dos golpes fueron suficientes para derrumbar la pared, y sin darse cuenta la punta de una espada estaba pegada a su cuello.
El filo le lastimaba la piel, produciendo una pequeña herida de la cual ya manaba un hilo de sangre. El más grande de ellos la miraba fijamente con ojos inyectados en rabia, mostrando sus filosos dientes y escupiendo saliva espumosa.
—Te mataría aquí mismo —gruñó—, pero el premio será más grande si te llevo con vida ante mi señor.
—¿Estás seguro de ello? —dijo Naomi de forma retadora.
—Maldita mocosa —vociferó levantando su espada para atacarla.
Con un fuerte y rápido movimiento de manos, seguido de un pisotón en el suelo grandes chorros de agua salieron de entre el suelo, siendo esparcido como una llovizna invertida sobre sus atacantes. Aun así, no pudo esquivar aquel golpe que con menos fuerza logró darle aquella criatura antes de desvanecerse en polvo apestoso.
Le dio justo en la pierna, causando una fuerte punzada de dolor que le estaba impidiendo caminar. Sin pensarlo dos veces, amarró haciendo una especie de torniquete con un pequeño pañuelo que había guardado para el sudor, con eso evitaría perder más sangre de la necesaria. Cojeó entre quejidos de dolo rumbo a su pequeña casita, sintiendo con gran temor como se acercaban cada vez más rápido a ella.
Trató de correr o de caminar un poco más rápido, la subida a su árbol era mucho más fácil y podría usar magia para hacerlo aún más rápido. Sin embargo, a solo un par de pasos de este, un fuerte golpe le tumba de lado estrellándose contra otro árbol de costado. Un fuerte grito ahogado de dolor salió de su boca, su brazo había amortiguado el golpe sufriendo las consecuencias. Logró ponerse de pie, pero volvió a caer de espaldas al ser empujada por uno de ellos.
Estaba rodeada, herida y sangrando cada vez más. Su espada no sería suficiente ayuda para acabar con ellos, y ya no tenía ninguna clase de fuente de agua cerca. Estaba perdida.
—Nuestro señor Haakon no se molestará si llegas con un brazo menos —dijo uno de ellos apuntando con su lanza directo a su cabeza—, al fin de cuentas solo necesita una parte de ti.
—El premio será mayor si me llevan entera —comentó Naomi con seguridad—, eso dijo el otro perro sarnoso antes de convertirse en polvo.
—¡Maldita! —vociferó otro detrás de ese, acercándose furioso para atacar.
—Espera —lo detuvo el primero—, tal vez tenga razón, ¿Qué más nos podrán dar por ella?
—¡Deberíamos matarla! —vociferaron otros a su alrededor blandiendo lanzas y arcos con flechas.
—Llevan años persiguiéndome, ¿En serio desperdiciaran todo ese tiempo solo para matarme, en vez de cumplir con su verdadera misión? —interrumpió Naomi distrayéndolos, estaba tratando de trazar un plan que los alejara o le permitiera guiarlos al lago, sabía que no eran muy inteligentes y solo obedecían órdenes.
—Llevémosla ante Haakon, él nos lo exigió —añadió el más grande de ellos—, tiene ciertos planes para ella con ese Kaled.
La sola mención de su nombre le provoco escalofríos, recordando cada vez que le dijo en sueños que estarían juntos muy pronto. Tal vez el día había llegado.
—Exacto, Kaled me quiere entera, ¿No es así? No pueden matarme o él los asesinará a ustedes de la peor forma posible —explicó tratando de convencerlos—. Se los aseguro, no lo quieren hacer enojar.
—Cierto, hay que...
Un fuerte estremecimiento se sintió debajo de ellos, la tierra temblaba con fuerza haciéndolos trastabillar y a algunos caer estrepitosamente. Desde atrás hasta los más cercanos, todos fueron envueltos con gruesas enredaderas de piedra inmovilizándolos al suelo. El más cercano a ella se dio cuenta de lo que sucedía, lanzando un fuerte golpe con su lanza hacia el abdomen de Naomi justo antes de ser envuelto.
Con una tos de ahogo, Naomi yacía boca abajo sujetándose el abdomen tratando de recuperar el aire que perdió con el golpe. La punta de la lanza se colocó debajo de su barbilla, haciendo que esta levantara la cabeza para mirar sus horrorosos ojos negros. Despacio y con ayuda de los ya liberados, algunos trataban de zafarse de sus ataduras y los demás se acercaban dispuestos a atacar sin mediar otra palabra.
—No me interesa si nos castigan por entregarte herida —anunció este con rabia—, pero de esta no vas a salir entera.
—Son unos idiotas —escupió Naomi con sangre saliendo de su boca.
Cerró los ojos por instinto al ver como este alzaba su lanza para atacar, sin fuerzas ni aliento para esquivar aquel golpe, estaba dándose por vencida. «Por lo menos evité que alguien saliera herido por mi culpa» pensó con algo de alivio.
Sin embargo, sintió una fuerza extraña levantándola del suelo y alejándola de aquel lugar cayendo a un par de metros lejos de ellos, pero lastimándose una vez más el tobillo herido. Vio como con gesto sorprendido, aquella criatura clavaba su lanza en el suelo en el sitio donde segundos antes habría estado ella.
—¿Quién demonios...? —vociferó este antes de deshacerse en polvo, una flecha se ensartó en su cabeza justo en medio de sus ojos.
Con gruñidos, aquellas criaturas miraban detrás de ella con furia animal preparándose para saltar al ataque. Intrigada, giró su cuerpo para ver por fin quién era su salvador, ese que tanto la seguía y vigilaba hasta el cansancio.
—¡Mierda! —exclamó al verlos.
Detrás de ella, Luke sostenía aun en alto un arcó mientras sacaba una nueva flecha dispuesto a tirar, a su lado Peter se armaba con un escudo de luz naranja y del otro lado, Jeimmy blandía una enorme espada con un tenue brillo amarillo.
—¡Esto debe ser una maldita broma!
Y con un aullido estremecedor, los sabuesos se lanzaron al ataque.
Uy señores
Se armó el desvrgue
¿Conoceremos por fin los misteriosos espías de Naomi?
¿Serán buenos, serán malos, serán humanos, serán hadas?
¿De verdad todo tendrá sentido?
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro