21. ¿Por qué me persigue la desgracia?
El resto de la mañana transcurrió en extremo lento, muy a su pesar, solo quería regresar a casa y por lo menos darse una ducha antes de ir a la reunión de los clubes escolares. Se sentía fastidiosa y ansiosa por salir, la falta de duchas en la escuela le parecía absurda en especial después de la clase de deporte. No había transpirado demasiado, pero el bochorno de su cuerpo la sofocaba sobremanera. El timbre resonó estridente como siempre, dándoles vía libre para salir y regresar a sus casas.
—¿Cuánto tiempo tenemos antes de la reunión? —indagó Naomi curiosa.
—Como una hora y media más o menos —contestó Bruno— ¿Por?
—Necesito ir a mi casa, debo bañarme —respondió presurosa recogiendo sus cosas—, no soporto estar así, me siento pegachenta.
Las miradas de desconcierto ante aquella palabra extraña se centraron en ella.
—¿Pega-qué? —inquirió Grace divertida— ¿En español eso es...?
—Sofocada, sudada, pegajosa —enumeró Naomi con gesto obvio— ¿Entendieron?
—Claramente no hablamos tu idioma —se mofó Luke.
—Tú cállate —exigió Naomi—, pero en serio, me fui.
Recogió sus cosas y sin decir más nada empezó a caminar directo a la salida de la escuela, esperando poder regresar y darse esa ducha que tanto deseaba en eso momentos.
—¡Naomi! —la llamaron a viva voz.
Los tres se acercaban corriendo a ella reteniendo las carcajadas, mientras que ella los esperaba con expresión ceñuda y los brazos cruzados sobre el pecho.
—¿A dónde vas tan rápido? —preguntó Grace entre risas.
—A mi casa —dijo con fastidio.
—Si te vas ahora no te dará tiempo de regresar y almorzar —explicó Luke—, y dudo que en tu casa tengas comida preparada, tus papás trabajan todo el día.
—Tus dotes de acosador han vuelto —expresó sarcástica.
—Tengo una mejor idea —sugirió Grace.
Los guio de vuelta al pabellón escolar donde impartían todas sus clases, subieron las escaleras hasta el quinto y último piso el cual era exclusivo para oficinas administrativas. En él estaba ubicada la oficina del director, una sala de juntas donde se daban las reuniones con los diferentes comités, la oficina de atención a los padres de familia, la sala de profesores y otras más que no alcanzó a reconocer.
Llegaron al fondo de aquel pasillo entrando por una puerta grande de madera, según un pequeño letrero que alcanzó a ver se trataba de un baño. Al entrar, un dulce olor a jabón con esencia de flores inundó sus fosas nasales, la humedad del lugar le reconfortaba un poco, pero aumentaba sus ansias por bañarse.
—Grace —llamó Naomi algo preocupada— ¿Qué hacemos en el baño de profesores? Puede regañarnos si nos ven aquí.
—Relájate, niña —dijo con tranquilidad—, tengo un permiso especial para poder usarlo, además, casi nadie lo usa. Solo el profesor de deporte y algunas veces los que hacen parte del equipo de futbol de la escuela, y eso es cada mil años.
Aquel lugar era bastante amplio, las paredes y suelo de baldosas azul celeste era bastante relajantes de ver. Había una hilera de lavamanos hacia la izquierda de la entrada con un espejo encima, y en frente de este los cubículos correspondientes.
Justo en frente de esa entrada había otra que daba acceso a las duchas, eran pequeño cubículos muy parecidos a los de la sala anterior salvo que estos tenían una regadera en su interior.
—¿Alguien más quiere bañarse? —indagó Grace atenta a sus expresiones de sorpresa— Aquí hay toallas y jabón líquido que pueden usar. Todo está limpio, los profesores son bastante rigurosos con el aseo de este lugar, aunque no lo usen seguido.
—¿Estás segura que podemos usarlo? —preguntó Bruno sorprendido.
—Totalmente —confirmó.
—Pero no tengo con que cambiarme —recalcó Naomi.
—No hay problema —dijo Grace—, yo siempre traigo una muda de ropa extra, no creo usarla hoy así que puedo prestártela.
—¿Ya te he dicho cuanto te amo? —expresó Naomi haciéndole ojitos a su amiga.
—Algunas veces si —contestó entre risas.
—Lo que hace el interés —susurró Luke con inocencia.
—Tú cállate, baboso —replicó Naomi.
Naomi recibió de manos de su amiga una muda de ropa bastante cómoda y deportiva, perfecta para ir a su reunión con el club de danza. Era una sudadera negra algo holgada para ella debido a la diferencia de contextura, una blusa manga larga de color azul oscuro y estampado de lobo siberiano. Al regresar al baño, los chicos ya se encontraban en sus respectivos cubículos alejados de un extremo a otro. Lo único que alcanzaba a ver de ellos eran sus pies descalzos por debajo de puerta y la ropa colgada a los lados.
Entró en el más central, colgó de la misma forma la ropa sin mezclar la que tenía puesta con la que se iba a colocar. Al abrir la llave, sintió como el fastidio se iba de su cuerpo con cada gota de agua que recorría su piel. La sentía tan refrescante que se relajó más de lo que esperaba, masajeando sus hombros y brazos adoloridos.
El jabón líquido tenía un delicioso olor a frutas tropicales, dejando su piel suave y perfumada. Aprovechó de la misma manera para lavarse el cabello, quería eliminar todo rastro de sudor de su cuerpo. Al salir, los chicos la esperaban fuera con rostros complacidos. Habían dejado las toallas húmedas en el canasto de la ropa sucia, y peinaban su cabello pasando los dedos a través de este salpicando un poco de agua.
—¿Mejor? —preguntó Grace entre risas.
—Definitivamente —suspiró Naomi con expresión de alivio—, pero falta algo.
—¿Es que la niña quiere más? —replicó Luke.
—No esperas que mi cabello quede así, ¿Verdad? —recalcó señalando los mechones húmedos y enredados— Solo necesito con que peinarme.
—¿Peinilla y tal vez esto?
Grace tenía en una de sus manos un cepillo de dientes grandes y separados, justo el que necesitaba para desenredar su cabello rebelde, y en la otra un pote de crema para peinar.
—Eres mi salvación —exclamó con sumo agradecimiento— ¿Vienes preparada para todo?
—Algo así —contestó con cierta expresión de desagrado en su rostro—, mejor apresúrate, muero de hambre.
Se sentaron en el pasillo esperando que Naomi terminara con su cabello, charlando de cualquier cosa para matar el tiempo. Estaba muy agradecida con su amiga por todo eso, la ducha le había ayudado sobremanera para aligerar el estrés que estaba acumulando. Sin embargo, había un detalle que la estaba inquietando un poco. ¿Qué habría sucedido para que ella, siendo solo una alumna, tenga acceso sin restricciones a las duchas de los profesores, además de venir preparada con ropa extra a la escuela?
Desde ese primer día que la conoció sospechó que sufría de algún tipo de abuso por parte de compañeros de clases, lo vio reflejado en sus ojos durante esa primera conversación. Esa mirada que le dio cuando la salvó de contestar, era la misma que ella había tenido por años al ser rechazada por ese mínimo detalle que actualmente oculta con vehemencia de los demás. Pero aun y estando la mayoría del tiempo con ella, no había sido testigo de ningún episodio referente a ello. De todas formas, no iba a permitir que nadie hiciera sentir mal a Grace. En lo poco que la conocía sabía que era una chica muy dulce y gentil, no merecía ningún tipo de maltrato. Si podía hacerlo, Naomi estaba dispuesta a evitar que volvieran a herirla.
Se dirigieron al restaurante de siempre, comieron entre risas y charlas demorándose un poco más de lo previsto. Regresaron a la escuela apresuradamente llegando a los salones del club casi corriendo, desviando sus caminos en la entrada de sus respectivos destinos.
—¿Nos vemos a la salida? —preguntó Naomi.
—Si sales viva de ahí, sí —comentó Grace sarcástica.
—¿Por qué...?
Naomi observó confusa el rostro divertido de su amiga al entrar a su salón sin saber la razón de su comentario, pero sin prestar demasiada atención a ellos siguió sus pasos entrando finalmente al suyo.
Era un espacio amplio con piso de madera, un espejo enorme que cubría por completo la pared izquierda. En su interior ya habían agrupadas alrededor de unas 20 personas, algunas se mantenían alejadas del resto charlando entre ellas. Reconoció algunos de esos rostros, eran compañeros de su salón de clases, al parecer eligieron este como su club obligatorio. Se sentó junto a Luke en una de esas esquinas, esperando que el profesor encargado llegara para dar inicio a la clase.
—¿Por qué no saldría viva de aquí? —indagó curiosa.
—¿Por lo aburrido de esto? —devolvió la pregunta señalando las caras largas de la mayoría de los chicos.
—No seas pendejo —replicó entre risas—, solo están aburridos de esperar... creo.
—Bueno, tal vez exista otra razón para esas expresiones de profunda desgracia y el comentario de Grace —comentó con tono resignado.
—¿Ah sí? Ilumíname —exigió.
—No más mira quien viene entrando —susurró con desgana.
Desvió su atención al cuchicheo que venía aumentando de volumen, por la puerta entraba un grupo de personas. Al frente, un hombre delgado de cabello negro, largo y lacio entraba con un inusual caminado elegante. Detrás de este, la razón de aquel comentario. Un grupo de cuatro chicas entraba charlando y riendo, siendo lideradas por una rubia de buena figura, pero una personalidad desesperante. Para su mala suerte, Mara hacía parte del club.
—Me lleva el diablo —exclamó Naomi quejosa.
—Buenas tardes muchachos, disculpen la tardanza —saludó el profesor posicionándose en frente dándole la espalda al gran espejo—m como veo muchas caras nuevas, les quiero pedir el favor de anotarse en esta lista, ya con esto el registro queda hecho. Mientras tanto, iré a buscar un par de cosas, no me demoro. Por el momento, Mara queda a cargo.
—No inventes —replicó Luke espantado.
—Sí saldré viva, pero me suicidaré al poner un pie fuera de aquí —susurró Naomi.
—Te acompaño —susurró Luke de vuelta con la misma expresión.
Con una sonrisa de superioridad, Mara tomó entre sus manos la hoja de papel que le había encargado el profesor mostrándola en alto para que todos le prestaran atención.
—¡Atención chicos! —anunció con tono meloso— Quiero que de forma ordena se inscriban con letra legible en esta hoja, no hay más así que les pido tengan mucho cuidado y...
Se detuvo abruptamente cambiando su expresión por una sorprendida e indignada. Todos notaron ese cambio extraño en la chica, notando que su mirada se había fijado en una persona en específico: Naomi. Con gesto de fastidio, esta devolvía la mirada manteniéndose firme ante ella.
—¡Esto debe ser una broma! —exclamó Mara indignada.
—Qué más quisiera yo —contestó Naomi con fastidio.
—Solo anótense y no lo echen a perder —expresó Mara frustrada dejando a un lado la hoja para alejarse de aquel grupo.
Las miradas curiosas y sorprendidas se centraron en Naomi, siendo otra vez el centro de atención por culpa de su querida vecina.
—Luke —susurró con desgana— ¿Por qué me persigue la desgracia?
—Porque eres mala conmigo, y yo solo te doy cariño —expresó Luke con dramatismo.
—Cállate —exclamó sin poder evitar una sonrisa.
De uno en uno se anotaron en la lista, siendo Luke y Naomi los últimos en hacerlo. Mara permanecía alejada refunfuñando mirándolos con desagrado, haciendo comentarios con sus amigas quienes reían por lo bajo mientras les dedicaban gestos de burla.
Naomi permanecía impasible desde su lugar junto a Luke, con quien trataba de conversar de temas triviales para pasar el rato, esperando poder continuar con las clases en son de paz. No se esperaba verla allí, en realidad jamás se le paso por la cabeza verla en ninguno de los clubes, pero por desgracia, al igual que ella debía estar inscrita en uno. Sin embargo, ¿Por qué no le advirtieron de su presencia en él?
—Voy a matar a Grace —susurró para sí misma.
Nuevos cuchicheos y miradas de expectación se escucharon en toda la sala, los demás estudiantes susurraban entre ellos mirándola y desviando su atención al otro extremo. Confundida, observó aquel lugar.
—Y aquí viene otra vez —susurró con fastidio viendo como Mara se le acercaba a paso decidido, contoneando sus caderas y haciendo revolotear su lacio cabello dorado hacia atrás—. Que conste que es ella la que busca.
—¿Qué crees que haces aquí? —se posicionó de forma demandante frente a ella, cruzando los brazos por debajo de sus pechos abultándolos aún más.
Las miradas y suspiros de los chicos no se hicieron esperar, todos menos uno. Luke había apartado la mirada con evidente incomodidad ante ese gesto, mirando al techo como una súplica silenciosa.
—Lo mismo que todos —contestó Naomi con obviedad—, por si no recuerdas, también estudio aquí y al igual que muchos, me toco inscribirme en un club.
—¿En este? —indagó incrédula— ¿Tenía que ser este específicamente?
—Créeme que si por mi fuera —contestó con fastidio—, no me inscribiría en ninguno, mucho menos uno donde estés tú. Bastante tengo con verte todos los días no solo aquí, sino también invadiendo mi calle con tu... presencia.
—Mira niña...
—Aja —susurró Naomi indiferente mirando todo menos a Mara.
—Me importa un bledo el por qué estás aquí —vociferaba Mara molesta gesticulando exageradamente con las manos—, pero sí quiero que tengas algo bien claro, esa actitud tuya de dominancia y rebeldía se te va acabar. Si por las buenas no entiendes, por las malas será necesario, aquí la única que manda soy yo. Soy la reina de esta escuela, la bailarina líder y la mejor en todo lo que hago. No trates de imitarme querida, no te queda... ¿Siquiera me estas escuchando?
Naomi tenía la vista perdida en la lejanía aparentando no haber puesto nada de atención, en cambio, había escuchado cada palabra salir de su boca. Con inocencia, centró una vez más su atención en su rostro malhumorado, y con gesto de no entender que sucede dijo.
—Ah, ¿Es que estabas hablando conmigo? —melodramáticamente colocó su mano sobre su pecho reafirmando su punto—. Creía que solo recitabas un monologo egocentrista para ti misma. Solo escuché yo, yo, yo.
Las risas ahogadas no se hicieron esperar a su alrededor, incluso Luke trataba de retener una sonora carcajada. Por otro lado, las amigas de Mara soltaron siseos de molestia y miradas de odio a Naomi.
—Eres una maldita... —susurró Mara con furia.
Dio dos pasos amenazantes acercándose a Naomi siendo interceptada por Luke, quien alerta se puso justo en medio de las dos.
—Cuidado con lo que haces y dices, Mara —advirtió Luke—, no quieres hacer otro espectáculo aquí, ¿Verdad?
—Se arrepentirán de esto... —susurró Mara— todos ustedes...
Se alejó con paso decidido y molesto de regreso a su puesto, refunfuñando el doble y maldiciendo su suerte.
—Bueno chicos, espero disculpen la demora —anunció el maestro llegando con un maletín a la espalda—, reúnanse en el centro todos, por favor.
Al fondo de la habitación había una pequeña puerta que daba al cuarto de sonido, allí se manejaba el equipo de audio conectado a seis parlantes colocados de manera estratégica en la sala principal, de tal manera, la música se escuchaba pareja y sincronizada en toda la estancia.
—Bueno chicos, primero me presento para los nuevos —dijo el profesor con una radiante sonrisa—. Mi nombre es Esteban Villar, profesor de danza y teatro hace más de diez años, dirijo el grupo de baile de la escuela y tengo una academia profesional. Encantado de conocerlos y espero poder ayudarlos a reafirmar su amor y talento en el baile, a menos que estén por obligación, en ese caso espero puedan enamorarse de este arte.
Algunas risas acompañaron la del profesor, continuando con su charla motivacional y la explicación del motivo principal del club.
—A final de año, al igual que todos los anteriores, se hará un acto de despedida —explicaba el profesor—. En este, cada club hace una o varias presentaciones, e incluso puede que se haga un acto en conjunto con otros clubes. En nuestro caso tengo planeado por el momento una coreografía en la cual participaran todos y cada uno de ustedes, será un performance mesclando varias canciones. Estas se agregarán a medida que transcurra el año, para asegurarnos que sean solo las más escuchadas. De igual forma acepto sugerencias, voluntarios e ideas de vestuario también.
La charla continuó por un rato más, respondiendo preguntas de los estudiantes y riendo con los chistes del profesor. Al final, los organizó a todos en un solo bloque frente al espejo dejando de momento a los nuevos por fuera de la formación. Como era de esperarse, Mara y sus amigas encabezaban la formación siendo esta la principal tal y como lo había mencionado.
—Bien, esta es la formación que ha permanecido desde el año anterior —explicó el profesor caminando entre sus estudiantes—. Al haber nuevos integrantes, todos ustedes se colocarán detrás de ellos para que vayan asimilando la coreografía. Habíamos dejado una parte de esta ensayada, por lo que sus compañeros harán las demostraciones y ustedes observarán. Después, se unirán al final como ustedes gusten y seguirán el ritmo. Tengan en cuenta que según su desempeño irán subiendo de posición, así que den lo mejor de ustedes y sin más.... No olviden divertirse.
Desde su teléfono móvil manipuló el sistema de sonido mediante bluetooth, de inmediato una canción muy conocida para la mayoría empezó a sonar, Dance Monkey. Le gustaba la melodía, era pegajosa y muy dinámica a la hora de bailarla. Había creado en sus momentos de ocio diferentes coreografías para ella, le era divertido hacerlo solo para pasar el rato.
Observó con suma atención los pases de baile de Mara, lo hacía realmente bien entendiendo la razón de su privilegiada posición. Sus movimientos eran suaves y relajados, con una pisca de sensualidad y gracia. La coreografía no era muy complicada además de ser corta, solo llegaba hasta el primer coro de la canción por lo que sería fácil memorizarla.
—Observen bien chicos, en la siguiente ronda ustedes entran así que atentos —anunció el profesor.
Una segunda vez sonó la canción mirando con mayor precisión los movimientos de los bailarines, detallando cada paso en su cabeza.
—Listo, bien hecho chicos —exclamó el profesor—, ubíquense en orden detrás de sus compañeros.
Todos obedecieron la orden del profesor, quedando Naomi hasta atrás de todos los estudiantes. No le interesaba estar en la cabeza, mientras más alejada de Mara mucho mejor. Ésta y su grupo de seguidoras se apartaron de la fila, se quedaron rezagadas a un lado observando con rostros burlones a los nuevos. La canción empezó a sonar una vez más, dando inicio a la coreografía. Varios de los chicos hacían los primeros movimientos con timidez cometiendo algunos errores en el camino, otros solo se movían tratando de igualar el ritmo de la canción sin ningún éxito.
Luke hacía parte del primer grupo, su cuerpo se movía al compás de la música de forma ágil y suelta, pero aun así cometía algunos errores. Por otro lado, Naomi se desenvolvía a la perfección. Sus movimientos eran precisos y naturales, como si no fuese la primera vez que hace esa coreografía.
—¿Qué demonios? —susurró Mara impactada.
La atención de ellas y del profesor se había centrado en Naomi, su destreza en el baile era algo digno de ver. La canción se repitió una vez más, alentando a los estudiantes a continuar intentado hasta lograrlo. Por segunda vez Naomi destacó, atrayendo más la atención de tanto nuevos como antiguos, quienes la observaban desde el reflejo del gran espejo.
—Bien hecho chicos, hay algunas cosas por mejorar y otros que deben soltarse un poco más —comentó el profesor—, nada que no se pueda aprender, tenemos todo un año por delante. Pero por el momento quiero que hagan algo, todos formen un círculo.
Todos se movieron buscando un nuevo lugar, formando un círculo algo disperso alrededor de la sala uno al lado del otro. En medio de este, el profesor caminaba y hablaba mientras manipulaba el sonido.
—Mara, ven aquí —la susodicha se posicionó a su lado sin saber que sucedía—. Hoy quiero probar algo diferente a lo usual. Hay una coreografía que hemos estado ensayando solo un grupo de ustedes, así que quiero que tú, mi querida Mara, muestres los avances a tus compañeros.
Se alejó dejando a Mara sola en el centro con una sonrisa en su rostro, mirando con orgullo y superioridad a Naomi. En los parlantes empezó a sonar una canción de Bruno Mars, su cantante favorito. Gorilla.
Con una expresión de sensualidad y elegancia, Mara realizaba los primeros movimientos de aquella coreografía, sus caderas se movían al son de la melodía. Aquellos pasos eran delicados, sutiles y a la vez agresivos. Naomi se quedó impresionada de su actuación, era muy buena inspirando sensaciones con su cuerpo y la coreografía era, a su parecer, magnifica. Aplausos resonaron al terminar el baile, subiendo aún más el ego de Mara.
—Excelente —comentó el profesor—, y ahora...
Empezó a caminar por el centro del círculo acercándose a sus estudiantes con gesto pensativo, recorrió toda su extensión mirando con atención a cada uno de ellos. Regresó al centro, fijó su mirada en alguien y señaló.
—Tu nombre por favor —solicitó con una sonrisa.
Las miradas confusas se centraron en ella, en especial la de Mara. El profesor había señalado a Naomi, quien aún no salía de su estupor.
—¿Yo? —susurró perpleja.
—Sí, tú —contestó el profesor— ¿Cómo te llamas, linda?
—Naomi.
—Muy bien Naomi, ¿serías capaz de repetir la coreografía que tu compañera acaba de hacer para todos? —indagó curioso.
Un susurro inaudible de molestia se escapó de los labios de Mara, quien miraba la escena con indignación. Era la primera vez que el profesor hacía algo por el estilo, aún más extraño si incluía a los nuevos.
—Yo... bueno... —titubeó Naomi nerviosa.
—Ni en sus sueños la haría igual de bien, menos habiéndola visto solo una vez —comentó Mara con sarcasmo provocando risas entre sus compañeros.
—Sabes muy bien que no permito ese tipo de comentarios, Mara —riñó el profesor—, deberías dar el ejemplo.
—Discúlpeme, profesor —dijo Mara apenada.
—Está bien —expresó Naomi.
Aquel comentario no solo había enojado a Naomi, también había activado ese chip dentro de ella que controlaba una parte de sus acciones, esa que la motivaba a demostrar de lo que era capaz. Se acercó al centro donde una vez estuvo Mara, respiró profundo mirando a su amigo Luke, quien le daba ánimos desde su ubicación con una sonrisa de orgullo en su rostro.
—¿Lista? —preguntó el profesor expectante.
—Lista —contestó decidida.
Recogió su cabello en una cola de caballo a la espera de escuchar la melodía, y con un suspiro dio inicio a la coreografía. No centró su atención en ningún punto en específico, temía que si miraba a alguien se pondría nerviosa y fallaría. Pero no fue así, la sorpresa en el rostro maravillado de sus espectadores la motivó el doble.
Su cuerpo se movía recordando cada paso que dio Mara al bailar, expresando de una forma diferente la sensualidad que la canción denotaba en su melodía y letra. Una de las cosas que la llenaba de orgullo era su talento innato en el baile, todo lo que sabía era empírico, aprendido por su propia cuenta viendo videos y bailando sola en su habitación. Todo lo demás, la pintura y la música fueron dones aprendidos en academias, inculcado después de horas escuchando a sus maestros y siguiendo sus pasos. Esto era lo único que para ella representaba algo propio, algo de su esencia personal.
—Interesante —exclamó el profesor maravillado—, una más.
Colocó una canción diferente, Havana. Esta vez fue él mismo quien se posicionó en el centro del círculo, cediendo el control del sonido a Mara quien seguía sin salir de su estupor. Empezó con movimientos suaves y sensuales, lleno de expresión y profesionalismo. Su baile era algo hipnótico de ver, subiendo la intensidad a medida que la canción avanzaba. Contoneaba el cuerpo de una manera grácil y elegante, moviendo caderas con destreza acompañado de brazos y piernas sin restar la energía del baile.
—Tu turno, Naomi —anunció el profesor al terminar.
Asintió regresando a esa posición, volvió a relajarse para estar más suelta al momento de bailar. La melodía empezó a sonar fuerte, siguiendo ella los mismos movimientos del profesor. No esperaba lograr trasmitir la misma energía que el profesor, por lo que le dio su propio toque personal para poder desenvolverse mejor. Una vez más, hizo la coreografía completa y sin errores, a la perfección.
Con gran deleite observó los rostros sorprendidos de todos sus compañeros, en especial la indignación de Mara y sus amigas. Una vez más, había acallado su incesante actitud de superioridad.
—Impresionante... —exclamó el profesor maravillado— realmente impresionante. ¿Cómo lo haces?
—Bueno... tengo buena memoria —contestó Naomi nerviosa—, supongo.
—Bendita sea esa memoria —expresó orgulloso.
Todos la miraban atentos y estupefactos, algunos con envidia y otros con orgullo y admiración.
—Disculpe profesor —dijo Mara llamando la atención—, ¿Qué coreografía era esa? No la habíamos visto antes.
—En realidad, no era una coreografía como tal —contestó el profesor centrando su atención nuevamente en Naomi—, estaba improvisando.
Susurros seguidos de aplausos dominaron el lugar, incluyendo al profesor quien seguía maravillado con el talento de Naomi. Esta, apenada y nerviosa ante aquel suceso, no pudo evitar sonrojarse intensamente al ser halagada de esa manera.
—Bien, regresen a sus puestos —demandó el profesor—, hacemos dos veces más la coreografía y después dividiré por pequeños grupos. Solo por hoy ustedes los antiguos me ayudaran, traten de enseñarles a los nuevos paso a paso corrigiendo los errores que vean. ¿Entendido?
—Sí señor —contestaron todos al unísono.
Retomaron las posiciones iniciales, ubicándose Naomi hasta atrás de la fila. El profesor caminó entre los estudiantes acomodando filas y posiciones, movió algunos más atrás y otros más hacia delante del grupo.
—Vaya talento —exclamó Luke a su lado— ¿Me enseñas?
—Por supuesto, doy clases los jueves, no cobro mucho —contestó con gesto inocente—, solo porque soy una buena amiga.
—Sí claro, ya dime que quieres —replicó entre risas.
—Chocolate y doritos... —sugirió Naomi con una amplia sonrisa de victoria— picantes si es posible.
—Sabía yo...
—Naomi, ¿cierto? —interrumpió el profesor llegando a su lado.
—Sí señor —contestó con rapidez.
—Ven conmigo, te cambiaré de lugar —con un guiño de ojos, se alejó para que lo siguiera.
—Ve —susurró Luke entusiasmado.
La ubicó muchos puestos por delante, a tan solo dos filas del puesto de Mara, quien la miraba por encima del hombro aún molesta, pero con evidente preocupación en su semblante. La canción volvió repitiendo la coreografía dos veces más tal y como lo había anunciado el profesor, realizó un par de cambios en las posiciones de estudiantes durante el proceso.
—Bueno chicos, divídanse en grupos pequeños máximo cinco estudiantes y practiquen —recalcó el profesor—, recuerden que se deben aprender esta coreografía todos, es obligatorio.
Dicho esto, todos se dispersaron acercándose en primer lugar a sus cosas por algo de agua. Naomi había olvidado llevar su propia fuente de hidratación, la distracción de esta mañana le hizo olvidar algunas cosas en casa.
—¿No trajiste agua? —preguntó Luke detrás de ella.
—No, moriré deshidratada —se quejó con un puchero.
—Agradece que tienes un amigo que además de ser atractivo... —comentó con aires de galán— es muy amable y considerado con los demás.
—¿Y dónde está ese atractivo amigo que no lo veo? —inquirió en tono burlón.
—No debería darte nada por odiosa —replicó ofendido mientras le ofrecía un termo color rojo.
—Así me quieres, no lo niegues.
Tomo un par de sorbos de aquella bebida, notando que era ese jugo tan energizante que había probado antes. Esta vez procuró no beberlo todo, al igual que ella Luke estaba cansado y necesitaba hidratarse para continuar con la clase.
—¿Qué es? Está rico —exclamó Naomi.
—Poción de amor —contestó en tono seductor moviendo las cejas.
—No debí dejarte nada —comentó con fingida molestia.
—Hola, Naomi —una chica morena unos años menor que ella se le acercó, detrás de esta otra niña y un chico esperaban con timidez—, mis amigos y yo queríamos saber si podrías ayudarnos. ¿Nos enseñas la coreografía?
—¿Yo? —preguntó estupefacta— Pero si también soy nueva.
—Pero ya te la sabes —dijo el chico.
—Bueno, yo... —titubeaba, en realidad no se esperaba algo así.
Desvió la mirada buscando algo de apoyo, a su lado Luke le decía que aceptara con su amplia sonrisa orgullosa, y a lo lejos el profesor también le hacía señas para que se animara a hacerlo.
—Ok... Lo haré —contestó.
—Gracias —exclamaron los tres al unísono.
Se alejaron del tumulto de estudiantes después de haber pasado unos cinco minutos de reposo, eligiendo una zona donde el aire acondicionado se sentía con más fuerza. Empezaron con los primeros pasos, detallando con lentitud los movimientos para que los vieran y recrearan con mayor precisión. Además, les daba consejos para desenvolverse con mayor soltura, formas que ella misma ponía en práctica para liberar y dejar fluir su cuerpo al ritmo de la música.
Sin querer evitarlo, se burlaba de los movimientos algo torpes de Luke, quien amenazaba con vengar su orgullo al salir de clases. Las risas llamaron la atención de otros estudiantes, muchos de ellos ensayando por su cuenta con la música en sus teléfonos celulares. Iniciaron solo cinco personas tal y como había dicho el profesor, pero poco a poco se fueron acercando otros tantos para ver y seguir la explicación de Naomi.
Al finalizar la clase totalmente cansados y sudados, esperaban poder regresar a casa para descansar. Tomaron sus cosas y se despidieron de sus nuevos compañeros de baile, a quienes prometió enseñarles la coreografía a medida que avanzaran las clases.
—¡Naomi! —llamó el profesor.
Se acercó al profesor atendiendo a su llamado, a su lado estaba Mara y sus amigas conversando entre susurros mirando con mala cara a Naomi. Se alejaron solo un par de metros de ella para seguir con su charla, permaneciendo atentas a lo que diga el profesor.
—¡Dígame!
—Estuve pensando y se me ocurrió una pequeña idea para el evento de fin de año —explicó con una amplia sonrisa—, aún no está declarado cual será el acto de apertura ni a cargo de quien estará, así que estaba pensando en pedirlo para ustedes.
—Ok... Tendríamos dos presentaciones para ese día, ¿Cierto? —indagó curiosa.
—No, tú tendrías dos presentaciones para ese día —recalcó el profesor—, quiero que prepares un acto de apertura, algo corto con quienes elijas y que sea bastante creativo.
Una exclamación de incredulidad se escapó de sus labios acompañado de una genuina expresión de sorpresa, y a pocos pasos de ellos un murmullo de molesta indignación trató de ser escuchado en vano.
—¿Está seguro? —exclamó Naomi aún incrédula— Recién ingresé al club.
—Lo sé y esa es la mejor parte —expresó el profesor emocionado—, siempre ven a los mismos haciendo lo mismo, este año quiero mostrar algo diferente, caras nuevas y talentosas. Ý tú, mi querida Naomi, eres perfecta para eso, ¿Qué dices?
—Bueno, yo... —balbuceaba algo nerviosa, desviando por inercia la mirada hacia Mara, quien la miraba con profundo odio en sus ojos— no lo sé...
—Disculpe que llegue e interrumpa —dijo Luke llegando de improviso—, pero creo que es una muy buena idea, yo podría ayudarla a pensar en algo, si me lo permite claro.
—Excelente, más caras nuevas —exclamó con entusiasmo el profesor—, me encanta tu entusiasmo. ¿Entonces quedamos así?
Ambos dirigieron una mirada expectante a Naomi en busca de una respuesta afirmativa, sin embargo, por su cabeza pasaban otro tipo de posibilidades. Mara estaba más que furiosa con ella y la atención que se estaba robando, más todavía al verse beneficiada con un acto solo y exclusivo para ella en tan poco tiempo.
—De acuerdo —contestó por fin—, creo que puedo hacerlo.
Se despidieron del profesor, retomando el camino a la salida ignorando las miradas asesinas de aquel grupo de chicas. Al estar en la salida, los últimos rayos del sol iluminaron y calentaron sus rostros. Se hicieron a un lado sintiendo la brisa refrescar el sudor de sus frentes, respirando con calma mientras los demás salían en medio de sus propias conversaciones.
—¡Luke! —susurró Naomi— ¿Podrías decirme por qué eres tan chismoso?
—¿Me estas reclamando por ser tan amable de interceder por ti? —indagó entre risas— A la orden, te hice un favor.
—No pues, que gentil —exclamó con sarcasmo—. No sabes el problema en que me has metido ahora, si antes querían asesinarme ahora quien sabe que planes malévolos estarán ideando para deshacerse de mí.
—¿Estás hablando de...? —insinuó señalando el interior del salón.
—Por supuesto que sí, pendejo —contestó molesta— ¿O es que no viste como nos miró cuando el profesor nos sugirió hacer el acto de apertura? No nos echó una maldición en seguida porque el profesor estaba allí, y creo que se cuida mucho de lo que él piense de ella.
—Escúchame bien, Naomi —Luke cambio su semblante a uno serio, posicionándose frente a ella—, mientras yo esté aquí no dejaré que nadie se te acerque ni te lastime, ¿entendido? Aunque no creo que sea necesario, bien que la has dejado callada más de una vez.
—Sí, bueno... —dijo conmovida, pero con fingida indiferencia— ella misma busca.
—No te molestes conmigo, solo te di un empujoncito —susurró acercándose peligrosamente a ella.
—Alto ahí, tarado —exclamó Naomi interponiendo sus brazos frenando su acercamiento— ¿Qué crees que haces, menso?
—Solo te iba a dar un abracito cariñosito —respondió con un puchero.
—No gracias, primero porque seguimos en la escuela y me pueden regañar por tu culpa —enumeró con seriedad—, y segundo, porque estas sudado y pegajoso. Asco.
—¿Segura que no quieres? Oferta limitada —insistió con gesto burlón.
—Cien por ciento segura, chite de allí.
Trató de apartarlo y seguir caminando, pero Luke fue más rápido que ella. La cargó por la cintura apretándola en un fuerte abrazo, pegando su cuerpo al suyo. Las risas espontáneas de Naomi disminuían sus reclamos, en sus brazos sentía una extraña pero placentera sensación de seguridad, como si nada pudiese herirla cuando él estaba cerca.
—Ya bájame, baboso —exigió entre risas.
—Solo si me das un besito —susurró en su oído.
—Claro que no, atrevido —forcejeaba para escapar— ¿No quieres mejor una patada? Son mejores y más tiernos.
—Contigo no se puede ser cariñoso —se quejó soltándola a regañadientes.
—No confundas cariño con acoso —explicó Naomi con diplomacia—, son cosas muy diferentes.
Luke replicaba defendiendo su buen nombre, mientras que ésta, con indiferencia, negaba sus objeciones, riendo y hablando se distrajeron mientras caminaban para rencontrarse con sus amigos. Sin embargo, detrás de ellos Mara se acercaba seguida por sus fieles amigas. Su rostro rojo de la ira denotaba frustración y extremo fastidio, pero obligada a resignarse ante la decisión tomada por el profesor de danza. Se limitó a solo pasar junto a ellos, y sin mediar palabra alguna, tropezó el hombro de Naomi empujándola a los brazos de Luke. Ambos, ante tal acto de odio pasivo-agresivo, se limitaron a romper en carcajadas ante la expresión de Mara. Su actitud infantil solo provocó más risas incontrolables en ellos dos, contrario a lo que esperaba que sucediera.
Salieron de la escuela en compañía de Grace y Bruno, quienes se unieron a sus carcajadas burlonas después de contarles lo sucedido durante la clase y al terminar esta. La felicitaron y elogiaron por sus logros, provocando un leve sonrojo de timidez en su rostro.
—Prepárate, mi morcito —expresó Grace con orgullo—, a partir de hoy serás su blanco predilecto para desprender su veneno.
—Gracias por tus dulces palabras —contestó con ironía—, y por tu muy ausente advertencia, mala amiga.
—Sorry but not sorry, quería que fuese sorpresa, pero estoy hablando en serio esta vez —insistió—. Es oficial, le has quitado la corona a la bruja, te odiará el resto de tu vida y más allá también.
—¿Ya no lo hacía? —indagó Luke burlón.
—La odiará más —detalló Grace con expresión sombría.
—¿Eso es siquiera posible? —exclamó Naomi.
#PincheEnvidia ya quisiera yo tener esa memoria
No recuerdo bien ni que hice ayer
O poder bailar así
O tener esos vecinos
Cry!
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