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Capítulo 6 | Acciones

Hipo

Vi como Mérida se alejó unos pasos; agité mi mano despidiéndome hasta que se dio vuelta y se fue.

- Parecían muy cómodos. –

- Y tuviste que interrumpirnos. –

- Sabes... creo que no entendiste el libro que te di. –

Le dio un trago a su bebida y vi la que me entregó; fruncí la mirada y pensé por unos segundos.

- Tienes razón. –

Jack me prestó atención.

- Es que no entiendo que tiene que ver el libro de ''Escocia'' con Merida. –

Le di mi bebida y salí corriendo tras ella.

- ¿Qué? Eso no... ¡Hipo! –

No quise escucharlo. Vi por donde se había ido Merida y la alcancé.

- ¡Merida! ¡Espera! –

Y terminé pasando toda la tarde con ella. 

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Cuando crucé el portal pude sentir demasiada energía a mi alrededor; no sabía si era buena o mala, solo que era bastante. No estaba lejos de Berk, así que me preocupé; empecé a correr para llegar al pueblo rápido y cuando estaba cerca de unas casas alguien me detuvo.

- ¡Hipo! –

Me jaló de un brazo y me ocultó detrás de unos árboles.

- ¿Astrid? –

Me quitó mi mochila y me dio ropa.

- Ten, cámbiate rápido. –

- ¿Mi armadura? ¿Quién...? –

- No preguntes... ¡Ya! ¡Hazlo! –

Parecía nerviosa y no dejaba de ver a la entrada del pueblo. Sostuvo mi mochila y le hice caso, así que empecé a ponerme mi armadura.

- ¿Qué está pasando? –

- Jack me dijo que te esperara aquí. Te cubrió, les dijo a todos que estabas terminando una investigación en otro reino. –

Abroché unas partes de mi armadura, ajusté el pecho y me aseguré que no faltara ninguna escama.

- ¿Pero qué...? ¿Qué está...? –

- Llegó información de Arendelle, al parecer grave. Tu padre dijo que se conectaba con la información que Jack le dio hace días. –

"Hechicero oscuro" pensé. Terminé de ajustar las mangas.

- Listo... ¿Y luego? –

Se acercó a mí y me ayudó ajustando unas partes que no alcancé a ver.

- Llamó al consejo mágico. –

Me sorprendí.

- Todos están aquí, están llegando. Jack está con tus padres, pero esperan por ti. –

Solté un suspiro preocupado. El consejo mágico estaba ahí; cada líder de los siete reinos mágicos es parte del consejo. Cuando todos están juntos solo hay dos opciones, una celebración tan grande que hablarán por siglos de ella o una catástrofe que cambiara el mundo. Al menos así lo describen los libros antiguos.

- Hipo... respira. –

- Dioses. –

- Está bien, tranquilo. Vamos. –

Astrid tomó mi mano y poco a poco caminábamos por todo el pueblo. En toda la caminata trataba de pensar en toda mi información acerca de los demás reinos, lo que había leído, lo que había recorrido con Jack. Cada información de cada líder de los siete reinos mágicos.

Mi padre es Estoico el Basto, líder de Berk; reino de dragones principalmente. Nuestra familia, la familia Haddock ha estado a cargo de Berk desde hace 10 generaciones, yo sería el siguiente. El reino con el que teníamos más contacto es Arendelle, su líder es el Rey Agnarr y Arendelle es reino de hechiceros, solo elementales, hacen magia conectados principalmente con los cuatro elementos naturales y sus variaciones. A diferencia del reino de Corona donde también son hechiceros, pero había más variedad, no solo tenían magia elemental, si no de estaciones, pociones y más. El mismo Rey Frederic presumía ser un hechicero bastante fuerte y líder de muchos curanderos mágicos.

Luego está DunBroch, los cambia formas; son como nosotros, pero en lugar de transformarse en dragones, se transforman en animales específicos de una región. Se dice que el animal en el que se transforman es su animal espiritual; están conectando con ese animal por su descendencia y sangre. La descendencia más conocida era la del líder mismo; la Reina Elinor, ella y su familia eran el frente del DunBroch.

- Ya casi llegamos. –

- ¿Y están todos? –

- La mayoría. Por eso Jack me mandó a buscarte. –

Volví a suspirar y pensar.

Seguía Kumandra; el territorio de los guerreros mágicos, hábiles en las peleas y con cualquier arma, normal o mágica. Su líder, el jefe Benja, es muy pacífico, pero de ser necesario es el guerrero más mortal de todos los reinos. Quedaban los extremos. En el norte, los bosques fríos eran el terreno de Overland, el guardián del Norte Nicholas es el líder de los cambia formas helados de esos bosques, la mayoría yetis u osos polares. Solo los más valientes y resistentes al frio pisaban esas tierras. Terminando en el sur del mundo mágico, el océano; el hogar de toda criatura marina, principalmente sirenas que son conquistadoras de los siete mares. La emperatriz Marina controlaba a todas; los que la conocen de verdad advierten que podía ser tan feroz como su belleza sin igual.

- Al fin llegas. –

Jack estaba en la entrada del gran salón. Tenía puesta su armadura brillante también.

- Gracias, Astrid. –

- Suerte, chicos. –

Fue de regreso al pueblo y vi a Jack, no estaba contento.

- No lo sabía. –

- Tampoco yo, pero debías volver conmigo ¿O que quieres que le diga a papá? ¿Hipo está ocupado conquistando a una humana? –

- No estoy conquistando a Merida. –

- Seguro que no. –

Me contestó con sarcasmo, no me quitó los ojos de encima.

- ¿Y entonces que demonios estás haciendo con ella, Hipo? –

En serio estaba furioso.

- Yo... -

Me trabé, no sabía que contestar.

- Aquí están ¿Qué esperan? Su padre los está buscando. –

Nuestra madre empezó a empujarnos dentro del salón; había bastante movimiento, acomodaban a cada líder en una silla alrededor de una enorme mesa, cada uno estaba acompañado por sus descendientes, guardias o consejeros más leales. Vimos a nuestro padre en un extremo de la mesa y nos colocamos a su lado, él asintió y solo pidió que escucháramos. Logré visualizar a las Princesas de Arendelle, pero no vi a Flynn; eso me pareció extraño. Era el guardia principal del reino, siempre estaba con la familia real.

Entró una última persona y entonces mi padre golpeó la mesa para llamar la atención de todos. El silencio se apoderó de la sala y mi padre se levantó para tomar la palabra.

- Bienvenidos a Berk, hermanos de otros reinos. Les agradezco por la prisa de venir. –

Hubo algunos murmullos, pero los lideres mantuvieron su atención en mi padre. El Rey Agnarr se levantó de su asiento e igual empezó a hablar.

- El jefe Estoico y yo tenemos información preocupante de unos sucesos pasados nuestros reinos. –

Vi a Jack algo extrañado, él tampoco parecía entender a que se refería el Rey ya que solo sabíamos del único incidente que había pasado aquí en Berk con los mestizos.

- Hace semanas, en Berk, se infiltraron unos ladrones. Saquearon la cabaña de nuestra curandera Gothi y se enfrentaron a nosotros. –

Me pareció algo exagerado que mi padre dijera "Saquear" porque no robaron más de siete frascos de medicamentos y uno de veneno, según el reporte que Astrid hizo.

- Gracias a las Princesas de Arendelle, que estaban de visita, pudieron detener a estos ladrones de forma parcial, pero fueron subestimados y escaparon. –

- ¿Cómo es eso posible? –

- Las Princesas son poderosas y nadie cuestiona la ferocidad de los dragones de Berk... ¿Cómo escaparon? –

Preguntaron varios líderes y el ruido inundó el lugar; había cuestionamientos, reclamos, todo tipo de gritos y preguntas. Mi padre vio a Jack y dio un paso adelante; con un solo movimiento clavó la flecha que había recreado del ataque en la mesa. Todos volvieron a guardar silencio y prestaron su atención a mi hermano.

- No eran ladrones comunes. Los Príncipes de Berk hicimos una investigación. –

Era obvio que Jack y mi padre habían hablado, habían quedado de acuerdo de lo que diría en la junta. Ahí estaba mi hermano, imponente y seguro al hablar frente a todos.

- Creímos en un principio que fueron Guerreros Mágicos. La forma en la que peleaban nos indicó eso, además de sus armas. –

Todos, por instinto, vieron al jefe Benja, pero él no se inmutó, ni siquiera cuando los insultos y señalamientos empezaron.

- Creo que no debería sorprendernos. Pues en Kumandra no hay armonía entre sus habitantes. –

Habló uno de los guardias del norte.

- Sin mencionar que su propia hija, jefe Benja, es una traidora de sangre. –

Los guerreros apretaron el agarré de sus armas, pero el jefe levantó su mano para que se calmaran; no dijo ni una palabra a la Reina Elinor, al contrario, la ignoró y dirigió su vista a Jack haciéndole saber que podía continuar.

- Como dije... en un principio creímos eso, pero estábamos en un error. Las runas en la flecha y los poderes metálicos de uno de ellos nos llevaron a la conclusión de que se trata de criaturas mestizas. –

Los murmullos volvieron y aún más el descontento.

- ¡Además!... –

Gritó el Rey Agnarr para que volvieran a guardar silencio.

- ...hace unos días en Arendelle, uno de los ladrones se presentó. –

Intercambié miradas con Jack, vimos a nuestro padre y él solo asintió confirmando lo que el Rey decía, seguramente estuvieron en contacto.

- No robó nada, solo destruyó parte del pueblo y... atacó a un general de la guardia real. –

- ¿Flynn? –

El Rey me vio con muy poco contento debo decir.

- Si... él. –

- ¿Y está bien? –

Pregunté, pero no hubo respuesta. Me disculpé al sentir mirada de todos por haber interrumpido.

- Sí... él estaba bien, la última vez que lo vimos. El enfrentamiento no fue largo, por lo que me dijeron y mi hija Elsa estuvo ahí. –

"... la última vez que lo vimos." Repetí eso en mi cabeza. Le cedió la palabra a la Princesa Elsa; ella parecía bastante molesta y con ganas de matar a alguien.

- Pareció que solo quiso hacer estragos en el pueblo, nada más. Fue fácil capturarla y someterla. –

- Entonces la tienen. –

Preguntó el jefe Nicholas.

- No... por desgracia no. La subestimamos. Fue solo cuestión de momentos para que dejara ver su verdadero poder. –

Elsa vio a Jack y luego a su padre; no sabían cómo continuar y yo no sabía lo que pensaban.

- Cuando la pelea terminó, pudimos leer la carta que envió el jefe Estoico y confirmar su información. –

- ¿Qué información? ¿Qué mestizos atacaron Berk y Arendelle? Eso siempre ha pasado en muchos siglos y en muchos reinos. –

- No solo son mestizos, Emperatriz Marina. –

Habló Jack.

- Una de ellos es una hechicera oscura. –

Creí que habría más murmullos después de esa información, pero Jack dejó a todos sin palabras, tenían una enorme sorpresa y un silencio de miedo.

- Es... es imposible. –

- Desgraciadamente eso fue lo que descubrí con mi investigación, Rey Frederic. –

- Y Arendelle lo confirma. –

Habló Elsa.

- La joven es una hechicera oscura y una cambia formas de bosque. –

En definitiva, esa fue la sorpresa más grande, nadie lo esperaba; varios vimos a la Reina Elinor, ella no estaba contenta. Se puso de pie lentamente y en serio podrías temerle.

- Está insinuando, Princesa... ¿Qué hay mestizos con sangre de cambia formas? –

- No lo estoy insinuando, lo estoy confirmando. –

El Rey Agnarr sonrió un poco, estaba orgulloso que su hija no se dejara intimidar por una Reina.

- Somos bastantes testigos y sabemos lo que vimos. Además, creo qué la prioridad es saber a que nos enfrentamos ¿No? Sin importar la sangre de los mestizos. –

La tensión se sintió en toda la sala y no dejaban de intercambiar miradas retadoras.

- Si me lo permiten, majestades... -

Uno de los guardias de la emperatriz interrumpió, Proteo, me pareció.

- ... si la Princesa y el reino de Arendelle afirman esta situación, creo que vale la pena investigarlo por seguridad de todos los reinos ¿No lo creen? –

 Muchos afirmaron y apoyaron la idea. Elsa y la Reina Elinor se relajaron un poco; luego fue su esposo, el Rey Fergus quien tomó la palabra.

- Puede decirnos, Princesa Elsa ¿En qué animal de bosque se transformó la mestiza? –

Elsa dudó por un segundo; vio a su padre y ninguno parecía querer decirlo.

- ¿Pasa algo? –

Preguntó la Reina. Elsa volvió a pararse erguida y contestó.

- En un oso... un oso negro, grande, temible e imponente. Cómo el de su familia, majestad. –

Los murmullos volvieron, pero no duraron mucho. Todos los líderes, después de un rato confirmaron que debían trabajar en un plan, estrategias y cualquier tipo de ofensivas futuras de ser necesario contra los mestizos.

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Cuando todo terminó hubo una gran cena para nuestros invitados, fue una pequeña fiesta; supongo que aprovechando la ocasión de que todos estuvieran reunidos. Bailaban, reían, cantaban y comían.

- ¿Has visto a Elsa? –

Jack llegó a mi lado.

- ¿Qué? –

- Elsa... ¿La has visto? –

- No. –

Ambos buscábamos por todo el salón y era cierto no veía a Elsa, no sabíamos dónde estaba.

- ¿Quieres buscarla? –

Jack asintió.

- Iré con Anna y preguntaré. –

- Yo buscaré afuera, tal vez quiso aire. –

Nos separamos y salí del gran salón, Elsa no estaba, pero noté que la cabaña que les dimos tenía las luces encendidas; así que me dirigí ahí. Toqué la puerta y escuché un leve "pase".

- ¿Elsa? –

- Hipo... creí que eras Anna. –

- ¿Quieres que la llame? –

- No... está bien. –

Estaba sentada en la ventana, solo viendo la luz de la luna; cuando me acerqué más me dio algo de vergüenza. Elsa no estaba por completo vestida, estaba cubierta por una enorme manta de Arendelle; sabía que el frio no le afectaba, pero no parecía estar bien.

- ¿En serio no quieres hablar con Anna? –

- No. –

Susurró. Parecía querer estar sola, pero no parecía ser buena idea dejarla; tal vez ella y yo no éramos los mejores amigos, pero podíamos contar el uno con el otro. Me acerqué a la ventana y me senté frente a ella, solo en silencio. No pasó mucho para que hablara.

- ¿Puedo preguntarte algo? –

- ¿Qué sucede? –

- ¿No... no odias ser el hermano mayor? –

- ¿A qué te refieres? –

- A todo. La responsabilidad, la presión, la... la expectativa que tienen de ti. El primogénito. –

Tuve escalofríos, jamás creí que alguien pudiera entender cómo me siento; aunque jamás me detuve a cuestionar o buscar a alguien.

- Nunca eres suficiente... para nadie. –

La vi directamente, tenía una expresión tan enojada, pero quería llorar.

- Estoy harta... de no ser suficiente para nadie y que todos me dejen. –

- No digas eso, Elsa. No es cierto. –

- ¡Claro que lo es! Desde el momento en el que nací todos me han temido, a mí, a mis poderes... -

Empezó a nevar un poco dentro de la cabaña y Elsa limpió unas lágrimas de su rostro, volvió a la misma posición del principio.

- ... todos terminan por alejarse de mí. Abandonarme. –

- ¿De qué hablas? –

Levantó su vista. Sus ojos de hielo entraron en mi alma.

- Flynn... él... él se fue. –

- ¿Qué? –

- Me dejó. -

Me alteré, la vi con demasiada confusión.

- ¿Cómo que se fue? –

Sostuvo la manta a su alrededor y se levantó; solo la seguí con la mirada. Fue a un pequeño cofre, al abrirlo vi unas joyas, pero continuó buscando y sacó un pequeño pergamino. Se acercó a mí y me extendió el papel.

- El día que la mestiza atacó, fue directo a Flynn. Creímos que lo atacó. –

Empecé a desenrollar el pergamino.

- Y en la noche... encontré eso en mi cuarto. –

"Elsa, siempre te he hablado con la verdad. Al menos siempre lo intenté.

Eres una gran Princesa, el reino tiene suerte de tenerte. Serás una gran reina y todos lo saben. También eres una gran amiga, jamás olvidaré todo lo que has hecho por mí y, por desgracia, jamás podré pagártelo. Estaré en deuda toda mi vida.

Por eso mismo, te debo mi completa verdad. Yo no te amo, lo siento. Mi corazón pertenece a alguien más y por mucho que intenté seguir mi vida, las creencias y enseñanzas, no pude. Los viejos libros que leíamos de niños tenían razón, no hay nada más poderoso que el amor verdadero.

Y otra verdad, es que yo no te merezco. Voy a confesar aquí y a ti que soy un traidor de sangre. Por años he ayudado a mestizos a sobrevivir, a escapar y robar. La mestiza que atacó hoy es mi amiga, vino buscándome a mí.

No pido tu compresión ni la de nadie en Arendelle; sé que muchos en el mundo mágico no comparten mi ideal y pensamiento de igualdad de magia. Por lo mismo no pido perdón. Solo espero, que algún día las cosas sean diferentes y tenga la dicha de verte otra vez.

He dejado otra carta a tu padre y al teniente Matías. Renuncio a tu mano y acepto mi crimen.

Te deseo una buena vida, Elsa. Sé que serás una Reina excelente.

_Flynn Ryder"

- Flynn... ¿Qué hiciste? –

Susurré.

- Por eso mi padre te contestó de forma despectiva. Se enojó que preguntaras por él. –

- ¿No saben dónde está? –

- No. Cuando la terminé de leerla fui a verlo, lo busqué por todo el castillo y... nada. Su magia tampoco la sentimos. Se dio a la fuga. –

- Dioses... -

No podía dejar de ver el pergamino, no quería creerlo. Dejé el papel en la mesa y fui a la cocina a calentar algo de agua. Le haría un té a Elsa para que pudiera dormir.

- Hipo. –

- ¿Sí? –

Me habló desde la ventana.

- No contestaste la pregunta. –

Terminé de colocar unas hierbas y cerrar la tetera; solté un suspiro echando la cabeza hacía atrás.

- Sí... sí odio ser el hermano mayor. Odio ser el siguiente jefe de Berk. –

-----

Volví a algunos entrenamientos. Jack volvió a viajar sin mí, supuse que seguía enojado conmigo. Lo dejé solo y estoy rompiendo una ley al estar cada vez más cerca de una humana; sin mencionar que es su amiga, Jack seguro le enoja igual que pueda dañarla. Papá estaba tranquilo y algo contento de que volviera a mi rutina normal, la verdad es que habían pasado dos semanas exactas, contaba el tiempo. Después de haber tenido algo de libertad, me sentía como un dragón enjaulado.

- ¿Día duro? –

Llegué a casa, sudado, cansado y lo bueno es que no estaban Jack ni papá.

- Hola, mamá... sí, entrené de más. Supongo. – 

Se acercó a mí y revisó mis manos, mis nudillos; no pude descifrar su mirada y solo le arrebaté mis manos.

- ¿Quieres que te ayude con la cena? –

- No. –

Contestó muy rápido, había algo de molestia y desaprobación en su voz.

- Mamá... -

- Tu padre y hermano fueron a DunBroch, volverán mañana. –

- ¿Sabes a que fueron? –

- No, pero ya nos contaran mañana. –

Se movía de un lado a otro por la estancia, la cocina, su cuarto y la estancia de nuevo. La verdad, estaba cansado y me estaba mareando.

- De acuerdo... me daré un baño y bajare a... -

- No. –

Me contestó y luego me arrojó una mochila, estaba tan cansado que no noté cuando preparó dos mochilas, una para mí y otra para ella; se colgó la suya y caminó a la entrada.

- Vamos ¿Qué esperas? –

Y salió, rápido sujeté bien la mía para seguirla.

- ¡Mamá! ¡¿A dónde vamos?! –

Se alejó lo suficiente para transformarse en dragón y salir volando.

- ¡Mamá! –

Torcí los ojos, me transformé y la seguí. Volamos por un buen tiempo, nos dirigimos hasta DunBroch o al menos eso creí; nos detuvimos un poco antes, cerca de la frontera. Volvimos a nuestra forma normal y de inmediato mi mamá empezó a caminar.

- Mamá... detente ¡Oye!... ¡¿A dónde vamos?! –

Siguió caminando un poco más.

- No recuerdas el lugar ¿O sí, Hipo? –

- ¿De qué hablas? –

- Observa bien, cariño. –

Continuamos caminando entre varios árboles, luego la tierra se sintió más húmeda, vi un montículo de rocas bastante altas; se escuchó agua cayendo, como una cascada y ya estaba oscureciendo. Se lograba ver como el agua brillaba.

- ¡El lago de fuegos fautos! –

Grité con emoción. Esas pequeñas luces mágicas eran una vieja leyenda de DunBroch; hace siglos que no se veía una, pero en libros había ilustraciones y descripciones, era lo más cercano que estuve de verlas. Ese lago parecía como una enorme luz mágica, brillante y azul. Mi madre y yo lo llamamos el lago de fuegos fautos. Me llevaba ahí cuando era niño, cada semana, solo que cuando mis responsabilidades crecieron dejamos de venir.

- ¡Vamos, hijo! –

Dejamos las mochilas, nos quitamos la ropa pesada y que estorbaba para entrar y nadar. Era justo lo que necesitaba; me sentí como un niño de nuevo, cuando nada me preocupaba y lo más importante, estaba con mi madre, compartiendo tiempo con ella. Nadamos a la pequeña cueva debajo de las rocas y detrás de la cascada; nos sentamos en unas rocas para ver la cascada y el brillo del agua.

- Gracias, mamá... lo necesitaba. –

Ella acarició mi cabello y me sonrió. Unos minutos más solo escuchamos como caía el agua, era música para mí; amaba ese sonido, el agua cayendo, por eso me encantaba la lluvia y las tormentas, me recordaban a ese lago.

- Sabes... tu padre me pidió matrimonio aquí. –

Volteé a verla, tenía la mirada fija en la cascada.

- Veníamos tan seguido cuando éramos jóvenes, era nuestro lugar especial. –

Me gustaba escucharla hablar de mi padre y su historia con él; ellos eran un gran ejemplo que los matrimonios arreglados podrían ser muy felices. Siempre soñé con eso.

- Era nuestro lugar para escapar, nos divertíamos, lo disfrutábamos tanto... el tiempo. –

- ¿Tiempo? –

- Su tiempo antes de que fuera el gran jefe de Berk. –

Asentí y vi hacía la cascada como ella, volvió a pasar un rato con solo el ruido del agua cayendo. Y volvió a hablar.

- Algún día... podrías traer a esa joven. –

Me sacó de mis pensamientos y volteé a verla.

- ¿A... Astrid, mamá? –

Me sonrió con algo de picardía, como burlándose.

- Hipo... ¿Piensas que no te conozco? –

- ¿De qué hablas mamá? -

- De la joven que puso ese brillo en tus ojos y no trates de mentirme diciéndome que es Astrid. –

Estaba tan sorprendido y no debería, pero no podía decirle nada de Merida. Solo agaché la mirada, mamá no insistió; volvimos a escuchar la cascada. Después de un rato nadamos a la orilla y salimos del lago. Mamá había empacado ropa y comenzamos a secarnos y cambiarnos. Ya era de noche y el lago brillaba con una increíble luz, lo vi una última vez. Sentí como mi madre se colocó a mi lado.

- Bueno... de algo estoy segura. –

- ¿De qué? –

- Si esa joven es tan especial como para hacerte un enamorado ambulante... es la indicada. –

No dejé de ver el lago.

- Y estoy segura que si hablas con la verdad a tu padre... -

Volteé a verla.

- ... sobre cómo te hace feliz. Él la aceptará. –

- ¿Tú crees? –

Pregunté algo esperanzado.

- Claro que sí, Hipo. Es tu padre. –

Se acercó a acariciar mi cabello con sus manos, quitando algunos mechones de mi cara.

- Tu padre estará feliz por ti... aceptará a la joven dragón afortunada que robó tu corazón. –

Tuve que morderme la lengua y no dejar de sonreír. Asentí a las palabras de mi madre y luego la abracé. "¿Qué estoy haciendo?" 

¿Qué les parece? La cosa se va poniendo sería y peligrosa. | Hagan anotaciones, va a ser complicado seguir el hilo, pero las identidades de nuestros enamorados seguirán siendo un misterio. Me gusta creer que entre ellos están conociendo su verdadero yo. | No olviden votar y ¡Por favor! !¡Dejen muchos comentarios! Me encanta leerlos. | ¿Cómo creen que será el primer beso Mericcup de este fic? Dejen sus teorías y conspiraciones abajo, gracias. | Los quiero. Lucy fuera ♡

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