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Capitulo 16 | ¿Respuestas?

Hipo

Agregué un libro más a la pila de la derecha; era la quinta biblioteca donde buscaba alguna respuesta o mínima información sobre marcas de dragones, pero nada útil, nada que me sirviera. Solo podía pensar que Merida estaba en peligro y era por mi culpa.

Esa tarde, esa perfecta tarde en el lago, todo había sido maravilloso y Merida me había hecho sentir como nadie más en el universo, pero crucé el límite. No pude controlar mi instinto por la excitación y marqué a Merida; mis garras salieron y le hice una herida atrás de su hombro izquierdo, un rasguño de tres garras. Fue oficial, Merida era mía cómo yo de ella de ese momento en adelante. Por suerte esa marca cicatriza rápido y parece que Merida no la ha notado, pero era cuestión de tiempo.

Otro más; cerré el libro con furia y lo coloqué en la pila de la derecha. Escuché como la puerta se abría, unas velas de mi mesa se apagaron por el aire que entró, aun así, continué leyendo.

- Si te ven cansado y desvelado, en los siguientes días, van a decir que somos horribles anfitriones. –

Elsa se acercó a la mesa y se sentó frente a mí.

- Sí... lo lamento. Es que todo el día estamos ocupados y... necesito encontrar algo. –

Ella solo asintió y tomó uno de los libros para observarlo.

- Y... ¿Por qué tanta curiosidad por marcas mágicas? –

- Yo... bueno... he visto muchas runas oscuras en todo este problema de la hechicera oscura. Así que pensé... -

- Entiendo. Crees que podrás saber más de ella. –

Dejó el libro, pero no dejó de observarme.

- ¿Qué? ¿Acaso tengo algo raro en la cara? –

- Tienes... algo raro. –

- ¿Raro? –

- Raro bueno... te vez feliz. –

Me reí.

- Y... ¿Eso es raro? –

- No... pero no has compartido el porqué o... el por quien. Eso es lo raro. –

Solo le sonreí. Comencé a acomodar los libros que había leído, ella me ayudó.

- ¿Cuánto tiempo te quedarás en Arendelle? –

- Mi padre vendrá mañana. Es muy probable que me vaya con él, de hecho, creo que tú igual con tu padre. Iremos a la próxima reunión del consejo mágico. –

- Ah sí... es cierto, en DunBroch. Lo había olvidado. –

Continuamos acomodando libros hasta que la mesa quedó limpia, pero anoté los libros que me faltaban por leer.

- Gracias de nuevo por dejarme estar en la biblioteca del palacio. –

- Cuando quieras. –

Volví a sentir una ráfaga de aire, cuando volteé a la puerta de la biblioteca vi que estaba sin cerrar "Que raro. Seguro Elsa no la cerró." No le di importancia y continué anotando, vi que Elsa apagó varias velas a nuestro alrededor.

- ¿Jack irá al consejo? –

Me preguntó.

- Ah, sí... sí, lo veremos allá en DunBroch. Creo. –

- Que bien. –

Terminamos de apagar todas las velas, antes de salir de la biblioteca observé todo a mi alrededor de nuevo y nada. Con todo el estrés en mí en ese momento seguro estaba siendo paranoico, al menos fue lo que pensé, pero acompañé a Elsa a su habitación aun así y le pedí a varios guardias que no dejaran a las Princesas solas.

Sentía que mi cabeza iba a explotar de toda la información que había leído. He pasado semanas de reino en reino buscando algo que me ayude y me de respuestas; aun no hablaba con mis padres a profundidad sobre Merida y no podía preguntarles sobre las marcas de dragones porque sospecharían algo y no puedo solo decirles que me uní a una humana y la marqué.

- Dioses... -

Tallé mis ojos, después de ponerme ropa cómoda fui a la cama y dormí.

Esa noche soñé con Merida, ambos caminábamos por el bosque tomados de la mano, el sol brillaba y llegamos al lago de fuegos fautos, todo era perfecto como antes. Tenía a Merida en mis brazos acostada sobre mi pecho, luego el lago brilló aun más hasta que la luz se levantó ante nosotros y cientos de luces mágicas nos rodearon; ambos sonreímos maravillados de verlos, las luces flotaron y flotaron hasta que huyeron.

- ¿Qué pasó? –

Todo se oscureció, abracé más fuerte a Merida, pero ella ya no estaba ahí.

- ¿Merida?... ¡Merida! –

Salí del agua. De pronto tenía mi armadura puesta, mi espada en la mano y todo a mi alrededor estaba oscuro.

- Cuidado con los mestizos. –

Escuché eso cómo un susurro, pero no sonaba gentil, más bien fue una burla. Estaba entrando en pánico, el susurro no dejaba de repetirse y no había nadie que yo pudiera ver.

- ¡Basta! ¡Ya basta! –

Di la vuelta y silencio al fin. Una luz mágica flotó enfrente de mí de nuevo, dio una vuelta alejando la oscuridad, volví al lago de alguna forma; todo fue muy rápido y por último escuché.

- Confía en ella... Hipo. –

Un golpe fuerte me despertó. Apenas pude respirar y sudaba mucho, me senté y logré ver algo de luz por la ventana, pero era una luz roja "Fuego"

- ¿Qué...? –

Otro golpe, fue en mi puerta.

- Príncipe Hipo. –

- ¿Sí? –

- Hay un incendio en el castillo y un caos en el reino, estamos... -

- Bajo ataque. –

Dije. Me levanté, me cambié, ajusté mi armadura y tomé mi espada para salir con los guardias.

- Tenemos órdenes de llevarlo al salón del trono. –

- ¿Las Princesas están ahí? -

No me contestaron.

- Debemos llevarlo al salón, ahí estará a salvo. -

- ¿Dónde está la familia real? –

Los guardias intercambiaron miradas; empujé al más joven hasta la pared e hice que mis ojos cambiaran para asustarlo.

- ¡¿Dónde?! –

- La Reina y la Princesa Ana están en el salón a salvo. El Rey busca a la Princesa Elsa. No estaba en su habitación. –

Lo solté y vi al otro guardia.

- ¿Los guardias que la cuidaban? –

- Neutralizados... están muertos. –

Corrí directo al cuarto de Elsa, solo confirmé lo que me dijeron; vi los cuerpos de los guardias. Seguí corriendo pasando de largo la escena y el caos que encontraba. Evacuaban a todo el personal a un lugar seguro. Llegué al techo y vi lo mismo en la ciudad, todos evacuaban.

Estaban ahí, atacaban de nuevo; vi a todas partes buscando alguna señal de Elsa, todos la buscaban. Respiré hondo, me concentré en mi piel, cerré los ojos y solo sentí, escuché y puse atención hasta que mi boca sacó vapor, sentí frio.

- Al norte... -

Volteé y vi parte del océano congelado. Me transformé en un dragón volando directo hasta el hielo, cuando la vi rugí tal alto cómo pude para que todos me escucharan. Elsa peleaba duro, había un hombre y una mujer luchando contra ella, eran los mismos que nos topamos en Kumandra la ultima vez. Elsa estaba cansada y se veía herida; lograron sujetarla con unas cuerdas negras las cuales recordaba; les disparé, los mestizos retrocedieron cuando me coloqué frente a Elsa para protegerla y no parecían muy contentos.

- Furia Nocturna. -

Dijeron y gruñí.

- Acabemos con ellos... -

Dijo la bruja. Había algo raro en ella, no me pareció la misma mestiza que hemos perseguido y la última vez en Kumandra no le había puesto atención, pero era el enemigo, en ese momento era lo único que me importaba.

- No... no es el momento. –

Dieron otros pasos hacia atrás para luego desaparecer en una cortina de arena negra. Elsa se quejó y cayó hincada al suelo tratando de sostenerse; disparé al cielo pidiendo ayuda y dando nuestra ubicación, me transformé para acercarme a ella.

- Tranquila... vendrán a ayudarnos. Tranquila. –

La sujeté para que no cayera al suelo, la mantuve estable hasta que llegaron por nosotros.

-----

Cuando entré en la cafetería me sentí extraño; había mucha gente. No era un día o un horario común en el que yo visitara a Merida. Había mucho movimiento y no la veía.

- ¿Hipo? –

Alguien tocó mi hombro.

- Ah... hola, Cass. –

- ¿Buscas a Merida? –

- Sí, sí... es que... -

- Tranquilo. Es normal tanta gente. –

Solo asentí, Cass levantó otra charola de una mesa y notó que observé todo el lugar.

- Merida está afuera sacando la basura, cambió unas tareas con otros compañeros. –

- Ah... entiendo. Gracias. Prometo no quitarle mucho tiempo. –

- Ay por favor hazlo. Ha estado de mal humor todo el día. –

Me reí un poco y salí para rodear la cafetería, escuché ruidos y luego a ella.

- ¡Ah... por los dioses! Es que no... y luego... ¡Ah! –

Cuando la vi me sorprendió que su cabello estuviera más esponjado y despeinado "No creí que fuera posible." Estaba enojada, en definitiva. Pateó una bolsa negra y se jaló el cabello.

- ¿Es seguro acercarme para un abrazo? –

Cuando me vio de inmediato su expresión cambió y se relajó, pero parecía confundida lo cual ya me esperaba.

- Hipo... ¿Qué haces aquí? –

- Hola a ti también. –

Sonrió, llevó unos mechones atrás de su oreja y me acerqué para besarla.

- ¿Cómo estás? Además de enojada. –

- Ah... eso... es, es que... es complicado. Problemas en casa. –

- ¿Hiro? –

- Sí... pero Eugene trata de hablar con él. –

Acaricié un poco sus brazos, Cass tenía razón al decir que estaba de mal humor y entendí por qué. Hiro no había sido el mismo desde que perdió a su hermano y Merida lo entendía, pero ya estaba cansada de no saber cómo ayudarlo.

- ¿Qué te trae por aquí hoy? –

- Ah... -

Con el ultimo ataque en Arendelle, estaría ocupado y distraído sin mencionar que por el momento ella podría estar en peligro cerca de mí.

- ... tengo, tendré mucho trabajo por varias semanas y, bueno, quise venir a avisarte que no podré verte en un tiempo. No sé... cuánto. –

Su expresión sí fue seria, no le agradó mucho la noticia en realidad a mí no me agradaba tampoco, pero debía mantenerla a salvo. Pero ella es increíble e hizo todo lo posible para entenderme y entender la situación aun sin saber nada.

- De acuerdo, pero... bueno... no... ¿En serio no sabes cuanto tiempo? Digo... es que esperaba tener una tarde contigo. Quiero... necesito hablar contigo de algo. –

- ¿Pasa algo? –

Me preocupó un poco eso, tal vez se había dado cuenta de la marca en su espalda, pero ¿Cómo sabría lo que era?

- No... bueno, nada grave ni urgente, solo importante, pero... -

Guardó sus manos en el delantal y no habló más, vi que no sabia cómo continuar, sí era algo importante y le preocupaba.

- Trataré de venir la próxima semana. Lo intentaré... lo prometo. –

Me dio una sonrisa algo torcida. 

- ¿Crees... que... -

- ¿Qué? –

- ¿Podemos ir de nuevo al lago? –

Le sonreí, en definitiva, ya era nuestro lugar especial cómo alguna vez fue de mis padres.

- Claro. Te avisaré cuando venga. –

Asintió y la besé; no quería dejarla, en serio no. Agarró con fuerza mi chaqueta hasta que su espalda chocó con la pared, recargué mis manos en ella y empecé a besar su cuello mientras ella metía sus manos descaradamente en mi playera acariciando mi abdomen.

- Creí que ya te ibas... -

Susurró en mi oído y yo mordí su hombro donde atrás estaba mi marca; la sentí bien y amé esa esencia mía en ella; sé que no es el significado de las marcas de unión, pero amaba sentir y pensar que Merida me pertenecía.

- Tú empezaste, princesa. –

Me burlé mientras ella ponía una cara inocente. Le di un corto beso, luego en su mano y retrocedí.

- Hasta pronto, Merida. –

- Hasta pronto, Hipo. –

Crucé un portal. Unos metros más adelante ya me esperaba Jack; me lanzó mi mochila y habló.

- Vámonos. Ya es tarde. –

- Lo siento, es que... -

- No me des explicaciones. Por favor. –

Me reí.

- Vámonos ya. Hay que Llegar a DunBroch. –

Me coloqué la mochila y viajamos todo el día. Cómo se había dicho, el siguiente consejo se reuniría en DunBroch, pero con el ultimo ataque en Arendelle se tuvo que retrasar una semana.

----- 

El gran salón del castillo de roca vaya que era imponente. A pesar de haber colocado una mesa y sillas para todos los miembros del consejo. Los Reyes de DunBroch, sus hijos y algunos guardias reales se sentaron en los tronos del salón por encima de todos.

"- Los DunBroch son arrogantes y tienen un ego de superioridad muy alto, hijo. Cuidado cuando te topes con uno. -"

Me dijo mi padre alguna vez.

- ¡Bienvenidos a DunBroch, amigos! –

Habló el Rey Fergus. La sala quedó en silencio hasta que el jefe Benja tomó la palabra.

- Bueno, hasta ahora los reportes de ataques van creciendo. Sumando el robo de la Gema del Dragon en Kumandra. –

- Y el Libro de la Paz en Siracusa. –

Completó la Emperatriz Marina. Muchos intercambiaron miradas, había algo significativo.

- Y en el ataque de Arendelle trataron de secuestrar a mi hija Elsa. –

La princesa aun se estaba recuperando, estaba en DunBroch, pero no la dejaban esforzarse mucho, de hecho, no estaba en la reunión del consejo mágico. 

- ¿El resto de los reinos debemos entender que vendrán igual a quitarnos nuestros... -

- Sí, Reina Elinor. Deben estar preparados. –

Confirmó el jefe Benja, pero la Reina pareció molestarse por eso.

- No. No vamos a permitirlo, al menos no en DunBroch. Comenzaremos a pelear... a atacar. –

Muchos en la sala le dieron la razón, varios comenzaron a gritar y unirse a la causa.

- Están locos si creen que dejaremos que se lleven a los fuegos fautos de DunBroch. –

- ¿Fuegos fautos? ¡Alto!... ¡Silencio! –

Grité. 

- ¿Qué está pasando? Hay algo conectado con lo que mencionó el jefe Benja y no nos lo han dicho. –

Jack intercambió mirada conmigo, luego Ana, Cassandra y con varios descendientes de otros reinos.

- No nos han dicho lo que pasa a nosotros, sus sucesores y no es correcto. Debemos saber que es lo que pasa. –

Todos asintieron y los líderes no parecían estar de acuerdo si hablar o no, pero después de un momento el Guardian del Norte Nicholas se colocó de pie. Él es el líder de consejo mágico, mi padre dice que es muy sensato y el Norte, más especifico Overland es un lugar muy apartado de cualquier otro reino mágico, lo cual lo convierte en un lugar bastante neutro y ajeno a problemas, conflictos y opiniones.

- Esta información pasa de líder a sucesor cuando el tiempo llega. Dadas las circunstancias... tienen razón. Llegó la hora. –

Todos lo escuchamos atentamente.

- Cada reino mágico tiene algo que llamamos "Amuletos" claro, entre otros nombres ya que son muy variados. Cada reino es diferente al igual que los mismos amuletos. –

Jack tenía una mano en su barbilla y la vista perdida pues analizaba las palabras del Guardian y seguramente su cabeza lo estaba comparando con el conocimiento que él ya tenía.

- Estos amuletos son preciados para cada reino; le dan estabilidad, poder, protección y muchas veces esperanza. Es el sello y simbolismo de cada reino. –

Volvió haber silencio, nuestro padre sujetó nuestras manos y en realidad vi eso en varios lideres alrededor de la mesa; mostraban un afecto hacia sus hijos, era algo importante para compartir, pero el momento pasó y empezaron los cuestionamientos.

- ¿Están diciendo que Elsa... es un amuleto? -

Preguntó Jack.

- Ya lo dije, muchacho. Cada reino es diferente. –

Observé cómo el Guardian intercambiaba una mirada con mi padre, algo sabían; más allá de conocer cada amuleto de los siete reinos, algo ocultaban, algo importante.

- Continuando... -

Habló la Reina Elinor.

- Si estos mestizos logran reunir todos los amuletos, teniendo en cuenta que caerían en manos de magia oscura... que los dioses nos protejan. –

- Debemos crear un plan. La Reina tiene razón y es momento de atacar. –

Contesto el jefe Benja.

- Aunque... agradecería estar enterado esta vez, sobre todo si es en mi reino. –

Namaari dio un ligero paso atrás y la Emperatriz parecía luchar con la mirada con el jefe. La trampa con su hija en Colmillo no le agradó mucho, pero fue porque jamás lo supo; Namaari había planeado todo con la Emperatriz Marina en secreto, no sé la razón.

- Si me lo permiten... -

Interrumpió el Rey Frederic el momento incómodo.

- ... creo que hay una pequeña ventaja. –

Todos lo escuchamos.

- El amuleto de Corona se perdió hace más de veinte años. Jamás supimos lo que pasó con la Flor Dorada, pero... sabemos que está viva y bien. –

- ¿Cómo lo saben? –

Preguntó Anna.

- Porque la magia de luz de Corona sigue fuerte y brillante. Hemos hecho hasta lo imposible para encontrar a la Flor, pero todo esfuerzo ha sido en vano. –

Muchos susurraron, seguro nadie fuera del reino sabía eso.

- Hemos creído que la Flor, gracias a los dioses, buscó su propia libertad y en algún punto dejamos de buscarla. Pero con su ayuda, hermanos, tal vez podamos encontrarla para ponerla a salvo en nuestro reino. –

Siguió explicando.

- Es una ventaja entonces. Al menos, los mestizos no obtendrán un amuleto por seguro. –

Se respiró un mejor aire, pues eso sí era un alivio y de ahí en adelante las ideas podían surgir mejor para tener un plan seguro.

- Sería muy útil si todos sabemos cada amuleto de cada reino del mundo mágico. –

Habló Aster, el guardia principal de Overland. Mi padre me vio después de esas palabras y antes de que me dijera algo muchos guardias de DunBroch entraron de repente al salón.

- ¡¿Qué significa esto?! –

Gritó el Rey Fergus e hizo que los guardias se detuvieran con algo de miedo.

- Perdón... perdone, mi Rey. Al parecer hay un intruso en el reino, más especifico en el castillo. –

- ¡¿Qué?! –

Todos nos pusimos de pie y alerta.

- ¡¿Quién se atreve a invadir mi castillo?! –

- No sabemos quien es. Lo vieron meterse entre los muros del castillo; tiene una armadura brillante y colorida. Además, está dejando unos raros aparatos por todo el castillo. –

Abrieron paso, unos guardias tenían unas cajas de metal que dejaron sobre la mesa. Algunos observamos; yo sentí que las conocía, pero no recordaba de donde "Eso parece plástico, que curioso y ese metal es raro, no es de herreros y si no es de aquí debe ser del mundo humano." Abrí los ojos demasiado por la sorpresa cuando entendí lo que eran esas cosas. Vi a Jack y pareció igual de preocupado.

- ¡Atrás! ¡Todos atrás! –

Gritó Jack. Yo llevé a mi mamá lo más lejos que pude de la mesa e hice que mi padre la protegiera.

- ¿Cuántas más hay de estás? –

- No muchas. Vimos unas tres. Pero él está en el castillo justo ahora, dejando más. –

- Debemos detenerlo. No puede colocar más. –

Jack me vio y pensó lo mismo que yo "Hay que encontrarlo."

- ¿Qué es eso, joven Jack? –

Preguntó la Reina Elinor.

- Vienen del mundo humano. Se llaman bombas y se utilizan para destruir. –

- Quién lo haya puesto... quiere destruirnos a nosotros. –

Dijimos. Muchos murmuraron, nos señalaron y hasta se sorprendieron sobre el conocimiento de un articulo del mundo humano; aun así nos dejaron actuar. 

Jack se desplegó con varios hechiceros por todo el castillo para quitar esos artefactos. Los lideres se quedaron en el salón, no les agradó mucho, pero al menos aceptaron, aun que empezaban a desesperarse y querer entrar en acción cuando más ruidos se escucharon. Golpes de peleas, derrumbes, temblores y de pronto una explosión.

- ¿Qué estará pasando? –

Susurré. No quería dejar a mis padres solos, pero Jack lo estaba y seguro en peligro igual. Vi a Ana y asintió hacia mí, ella me acompañaría.

- Apoyaremos a Jack. –

Anuncié y por suerte no solo Ana me siguió, sino Aster, Cassandra y Namaari. Todos aceptaron, estarían listos en el salón para atacar de ser necesario.

Salimos moviéndonos rápido hacia los ruidos de la pelea y la explosión, la dirección de eso nos llevó detrás del castillo, el campo de entrenamiento y algunas caballerizas.

- ¡Jack! –

Estaba en el suelo, su armadura tenía arena negra "Están aquí."

- Hey... ¿Me escuchas? –

Le quité el casco y los demás ayudaron a más guardias; solo fueron unos minutos, pero parecía que les habían dado una paliza.

- Jack... Jack, háblame. –

Tosió un poco y señaló el castillo.

- Adentro... fueron adentro. –

Todos vimos la puerta por donde habíamos salido, pero nada.

- ¡Demonios! –

Cassandra gritó y fue la primera en tomar su espada para volver y buscar a los intrusos.

- Vamos... vamos adentro. Hay que encontrarlos. –

- Es la bruja... con otro mestizo, pero... -

Le faltaba algo de aire, seguro se había golpeado la espalda.

- Tranquilo, vayamos adentro. –

- No... no parecía estar de acuerdo. Ella... lo detuvo, le quitó las bombas al mestizo que las colocaba. –

- ¿Qué? ¿Seguro? –

Enormes picos de hielo salieron de una ventana al igual que flechas mágicas.

- ¡Elsa! –

Gritó Jack y volvimos adentro.

- ¡Ayuden a los que puedan! ¡Los vemos en el salón! –

Les indiqué a los demás. Avanzamos hasta las puertas del gran salón, Jack ya no pudo seguir más y al parecer el rastro de hielo había desaparecido. Alguien abrió rápido las puertas, fue demasiado veloz cómo un rayo y nos empujó a Jack y a mí. Se detuvo lo suficiente en la ventana para lograr verlo, era el intruso que mencionaron al principio el de la armadura colorida, pero era solo un niño, al menos eso lo supuse por su tamaño.

- ¡Alto! –

Saltó por la ventana, yo corrí, pero no tuve oportunidad de detenerlo; vi cómo llegaba a la entrada del bosque y no parecía seguro al querer irse, no se fue hasta que alguien llegó a su lado y lo sujetó fuerte adentrándose entre los árboles y desaparecer. 

Iba a saltar igual, si me transformaba podría alcanzarlos y detenerlos, pero de pronto el castillo fue rodeado de arena negra sellando todas las salidas posibles, ventanas y puertas.

- ¿Qué... qué pasa? –

- ¡Hipo! –

Volteé atrás, Elsa estaba a lado de Jack ayudándolo a levantarse; corrí a ellos y cuando pudimos ponerlo de pie entramos al gran salón. 

Todos estaban al fondo con sus miradas hacia el centro, con puños apretados y armas listas. La bruja estaba justo ahí. La observé; sus manos estaban oscuras, temblaba, pero no se movía de su lugar. Saqué mi espada, pero mi padre me vio y me detuvo, con una señal nos pidió acercarnos a su lado. Cuando di la vuelta, ella y yo nos vimos directo a los ojos y sentí un escalofrío muy personal en toda mi espalda, la expresión de sus ojos cambió de inmediato; ya no los frunció ni parecían estar enojados, reflejaban sorpresa y empezaba a llorar "Los he visto antes." Pensé.

La arena que cubría el castillo bajó poco a poco hasta desaparecer; sus manos cambiaron, se aclararon hasta verse normales y ella cayó al suelo hincada y débil, pero casi con la cara hasta el suelo, solo la sostenían sus manos y escuché unos leves sollozos que quería contener. Varios guardias bloquearon la puerta detrás de ella y se posicionaron en las ventanas igual, pero todos sabíamos que no iría a ninguna parte, estaba débil, cansada y acabada.

No me moví, la bruja me lanzaba pequeñas miradas que solo decían que estaba atenta a mí y me pedía que dejara de verla, pero no podía. La Reina Elinor se abrió paso entre todos para acercarse a la mestiza; ella en respuesta se puso de pie queriendo encararla, pero no duró mucho pues volvió al suelo luego de que la Reina la abofeteara.

- Maldita mestiza... se atrevieron a invadir DunBroch ¡Mi reino! –

Un pequeño paso salió de mí, pero por suerte Jack me detuvo y su cara decía lo mismo que mis pensamientos ¿Qué estás haciendo?

Ella se arrastró un poco y se quedó hincada sosteniendo sus costillas; yo sentía algo raro, había algo que no sabía explicar, algo en esa bruja me gritaba que la ayudara.

- Pero... de alguna forma me alegro que hayas venido. Al fin te tenemos y yo haré que te arrepientas de habernos amenazado. Tú y tus patéticos intentos de acabar con nosotros... no funcionaron. –

La Emperatriz, en silencio, se acercó poco a poco a lado de la Reina, cerca de la joven.

- Yo no quise destruirlos... al menos nunca lo he intentado. Solo vine a salvar a mi amigo. –

Nadie se atrevió a hablar, es territorio de DunBroch, la Reina tenía todo el derecho sobre la situación.

- Por favor... ¿Y lo que hicieron hoy? Trataban de acabar con nosotros y eso... no lo perdonaré. –

Vi a Jack, pues sabíamos que no era cierto. La bruja detuvo las bombas del otro mestizo, la cuestión era ¿Por qué?

- Y créeme que tu amigo pagará igual. –

Esas palabras hicieron que la mestiza levantará su rostro y viera directo a la Reina.

- No llegará lejos... no importa cuanto lo escondas, lo vamos a encontrar y... -

Volvió a ponerse de pie rápidamente y antes de que pudiera hacer algo unos guardias la sujetaron de los brazos.

- ¡Si usted o cualquiera lo lástima! Juro... que me van a rogar por su destrucción. Suficiente han hecho al matar a su hermano ¡A alguien inocente! ¡Malditos asesinos! –

Ana tuvo que intervenir y sujetarla con lianas haciendo que volviera a estar hincada para que los guardias la soltaran. La Reina recobró su postura, pues la joven sí la había asustado.

- Mestizos... sucios traidores de sangre. –

Dio unos pasos alejándose, pero la Emperatriz Marina se adueño del centro justo frente a la prisionera y habló.

- Me alegra que menciones a los traidores de sangre, Elinor. –

Todos la observamos, su tono no era amable y quería dejar en claro algo.

- Fue la misma Princesa Elsa quien hace tiempo confirmó que esta mestiza es parte cambia formas de bosque y... un oso negro es su animal. –

Humillar a la Reina, eso quería. Jamás ha sido un secreto que esas dos poderosas mujeres tenían una rivalidad bastante mala que llevaba años.

- Será mejor que cuides tus palabras y actos, Marina. –

- ¡Ya basta! –

Habló el Guardian Nicholas, quien se acercó a la bruja; pareció ser amable con ella, nadie escuchó lo que le dijo, pero los murmullos y discusiones no pararon sobre todo entre las líderes.

Me acerqué por completo a mis padres y Jack.

- ¿Todos están bien? –

Me calmé cuando confirmaron que sí, solo había que revisar mejor a Jack, pero si fuera algo grave en serio ya lo sabríamos.

- ¡He dicho basta! No ayuda en nada que quieran discutir por su superioridad ahora. –

- Solo quiero justicia. Namaari puede confirmar que ella es la misma mestiza que una vez capturamos. –

Por inercia volteamos a ver la Namaari y ella solo asintió un poco pues aun parecía avergonzada de ese acto a espaldas de su jefe.

- ¿Y eso que tiene que ver con tus amenazas a mí? Porque eso parece... sueltas amenazas a mí, mi familia y mi reino. –

- No, Elinor. Solo revelo a los traidores y si tu moral hipócrita queda al descubierto no es mi culpa. Presumes un perfecto reino, perfecta magia y familia... pero es mentira. –

En serio esto se salía de control, pero si Nicholas no intervenía ningún otro líder lo haría. Se acercó a la mestiza y la sujetó fuerte del rostro.

- Esta pequeña brujita es una cambia formas de bosque y su animal es un oso negro... -

Bajó la capucha de su cabeza, desató el paliacate y su cabello, terminando por quitar la bandana de su rostro.

- ... porque es hija del Rey Fergus DunBroch. –

Dejó libre su identidad y era la viva imagen del Rey; cabello rojo, salvaje e indomable, piel blanca cual porcelana y esos ojos azules tan brillantes y hermosos que tanto amaba. Solo pude pensar "¿Cómo no me di cuenta?"

- Merida... -

¡He vuelto! ¡Y si no dejan sus comentarios de FanGirls locas es posible que vuelva a desaparecer! No, no se crean... ¿Qué tal el capitulo? ¿Lo vieron venir? Ya todo valió queso ¿Qué creen que pase? Lo descubriremos la próxima semana en la siguiente actualización. | No olviden dejar sus lindos votos y comentarios. MUCHOS! MUCHOS! | ¿Ya me siguen en TikTok? He subido parte de mis escritos con imágenes ahí, a penas me estoy adaptando y descubriendo como usarlo. No soy muy buena. | Los quiero chicxs, Gracias por la espera y el apoyo, mas que nada. Lucy fuera

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