Capitulo 10 | Momentos
Seis meses después
Merida
Se me habían atorados varios dedos, jalé bastantes mechones y sentía algo apretada mi cabeza, pero lo logré, estaba peinada. Guardé unas ultimas cosas en mi mochila y bajé de mi cuarto en silencio. Cuando llegué a la sala Flynn ya estaba ahí con Hiro. Vi el refrigerador y lo abrí, solo me faltaba una botella de agua y tendría completa mi mochila. Ninguno de los dos me quitaba los ojos de encima y me estaban hartando; los escalones volvieron a sonar y esa vez Tadashi apareció.
- ¿Ya están listos? ¿Tienen... que demonios? -
Lo vi directamente y no con una expresión muy amable "¿En serio?" pensé.
- Te... tú... estás... -
- Ya dilo. -
- Te peinaste. -
- Eso... -
- Wow. -
Todos hablaron. Guardé la botella en mi mochila.
- Que graciosos ¿Por qué no dejan de molestar y traen sus cosas? Hay que irnos. -
Era el cumpleaños de Rapunzel y le teníamos una sorpresa, al menos algo así, seguíamos el plan de Hiro. Salimos de casa y tendríamos todo listo hasta que Tadashi nos alcanzara con Rapunzel en la tarde.
Caminamos rápido, antes de que amaneciera cruzamos un portal y teníamos el rumbo fijo a Corona. Solo se escuchaban nuestras pisadas en el bosque, hasta que Hiro habló.
- En serio te ves rara. -
- Ya me había peinado antes. -
- Pero no así... -
Vi a Flynn. Sí me estaban fastidiando.
- ... ahora te tomaste el tiempo de hacerlo bien. -
Torcí los ojos.
- Si usamos capucha llamamos la atención, pero mi cabello suelto llama la atención aún más ¿Quieren decidir por mí? -
Ambos rieron, pero ya no me dijeron nada. Gracias al plan y la hora llegamos a Corona al medio día, seguro a penas Tadashi y Raps estaban almorzando, prepararían sus cosas y saldrían más tarde hacia acá.
- De acuerdo, genio ¿Ahora qué? -
Hiro había planeado por meses el cumpleaños de Rapunzel. Ella había querido ir a Corona en el festival de las luces flotantes, las linternas mágicas de papel que llenaban el cielo nocturno; curiosamente siempre es en su cumpleaños y al ser un evento de luces mágicas ella estaba o más bien se sentía conectada.
- Bueno, según mi investigación... -
Eugene y yo intercambiamos miradas; no creíamos que el pequeño dragón nos estaba dando órdenes.
- ... el mejor lugar para las luces, es el patio del castillo abajo del gran balcón del castillo. Ya que ahí inicia todo con la primera linterna. -
Volteamos hacia arriba, hacia el castillo; vimos la gente, el lugar e intercambiamos miradas de nuevo antes de ver a Hiro.
- Es broma ¿Cierto? -
Le pregunté.
- No... pero no soy tonto. -
- Por un momento lo creí. -
Me susurró Flynn.
- Estará abarrotado de gente y en realidad... -
- Dioses. -
Eugene perdía la paciencia con Hiro, pues suele ser un niño bastante meticuloso, bueno, un adolescente.
- ... el verdadero lugar mágico y mejor asiento es el lago. -
- ¿El lago? -
- Sí. Así que conseguí un bote y remos. -
Nos dijo orgulloso de su trabajo. Recorrimos todo el pequeño pueblo de Corona; compramos fruta, pastelillos, algunos recuerdos del festival y fuimos directo a una parte alejada del lago. Un pequeño muelle escondido al otro lado del lago del castillo. El día en sí pasó rápido y ya oscurecía; un picnic estaba listo, pusimos una manta en el suelo, toda la comida, un enorme pastel de chocolate y sus velas.
Toda la gente estaba reunida en el centro del reino, algunos barcos más grandes ya estaban en el centro del lago, pero más cerca del castillo. Así que cuando escuchamos unos pasos acercándose supimos que eran Rapunzel y Tadashi.
- ¡Sorpresa! -
Gritamos. Rapunzel al ver todo se emocionó; corrió directo a todos y nos abrazó.
- ¡Chicos! ¡Gracias! -
Me apretaba las mejillas, pero no me quejé, le devolvimos el abrazo hasta que Eugene nos empujó y pidió un abrazo personal de su chica. Tadashi se colocó a mi lado y tomó mi mano, la de Hiro igual. No pude evitar sonreír; Eugene acarició el rostro de Raps, susurró un te amo y feliz cumpleaños para luego besarla. Comimos, servimos el pastel después de que soplara las velas; estaba delicioso. No guardamos todo, dejamos unos bocadillos ya que algunos nos quedaríamos en el muelle.
- ¿Un bote? -
- Así es, Rapunzel. -
Le respondió Hiro.
- Solo que es un bote pequeño. Así que solo Eugene y Rapunzel irán en el al lago. -
Crucé los brazos y le di una sonrisa de cómplice "Bien hecho, Hiro" pensé. Así nos despedimos de ellos; Flynn remó hasta el centro del lago. Hiro nos dijo que iría al pueblo para comprar unas cosas que vio, se supone que Raya estaba en la zona, así que no nos preocupamos y solo nos quedamos Tadashi y yo sentados en el muelle esperando las luces.
Yo no quitaba los ojos del bote. Rapunzel jugaba con el agua, Flynn le sostenía algo, no alcanzaba a ver que era, pero ella lo colocaba en el lago con delicadeza. Había silencio, solo la noche y las ondas del gran lago de Corona.
- No puedo creer que Hiro haya logrado hacer todo esto. -
- Te dije que podía hacer muchas cosas, Tadashi. -
- Sí... me lo dijiste. -
Me puse más cómoda; sentada en el muelle colgué las piernas y recargué mi cabeza en el hombro de Tadashi.
- ¿Cómo va su entrenamiento? -
Recargó su cabeza sobre la mía.
- Bien... cada día mejor. -
- Eso es bueno. -
Hubo un momento de silencio y cerré los ojos. El tiempo que no habíamos estado en el mundo mágico había sido bastante, al menos así se sintió, pero fue bueno. Raya nos comentó que las cosas poco a poco se calmaron, ella había podido seguir con su trabajo y su normalidad en el mundo mágico. Nosotros estuvimos bastante bien, concentrándonos en el trabajo, en el día a día, volviéndonos más unidos y ayudó la adaptación de Eugene.
Yo, bueno, en serio había estado tan feliz. No había tenido sueños, premoniciones, visiones o pesadillas, no había usado mis poderes para nada. Tuve miedo de que mi abuelo viniera a torturarme por haber desaparecido el día de mi cumpleaños, pero jamás pasó. Mi oso estaba bajo control, pude controlar mi animal del bosque, aun no tengo la paz mental sobre él, pero al menos ya no era algo que me preocupara.
También estaba Hipo, lo mejor que pudo haber llegado a mí en ese tiempo. Lo veía dos o tres veces a la semana; me buscaba en el trabajo, en la casa o hacía algo, que me encantaba, me llegaban cartitas que tenían escrito lugares en específico para vernos, casi siempre el bosque. No tenía idea como lo hacía, aparecían en mi ventana, en mi barra de trabajo, hasta en mi mochila o en mi bolsillo. Lo único que sabía es que cada vez que me encontraba una sonreía como una tonta adolescente enamorada. Y ahí estaba esa palabra que me hacía pensar "¿Enamorada?" era lo único, en esos meses, que torturaba mi cabeza.
- Aunque... -
Tadashi volvió a hablar.
- ... nuestros entrenamientos volverían a ser perfectos si vuelves. -
Había tomado mi espacio de los entrenamientos con los chicos, me sentía bien y las tardes eran mías y de Hipo, la mayoría de las veces.
- Estoy bien por ahora. Y sé que has hecho un increíble trabajo con Hiro. -
- Pero pudimos hacer un trabajo perfecto... juntos. -
Sentí como movió un poco su cabeza y trató de tomar mi mano; decidí alejarme y me levanté, escuché como Tadashi soltaba unos suspiros. Levanté las ultimas cosas del picnic pues no quería sentirme incomoda; cuando todo estaba guardado las luces ya estaban por todas partes, miles de linternas flotando a nuestro alrededor.
- Que hermoso. -
Susurré. Observé de nuevo el centro del lago. Eugene ya había sacado las linternas que Hiro le había conseguido; era su momento, de ambos y era perfecto.
- Quería algo así ¿Sabes? -
Tadashi se levantó y volteó a verme.
- Quería lo que ellos tienen. -
- Tadashi. -
Le advertí.
- Te quería a ti. -
- Ya basta... -
- Aun lo hago... aun te quiero. -
Se acercó más y yo le sostuve la mirada.
- Mer... por favor. -
- ¿Cuándo acabará esto? Tadashi... yo no te quiero. No de esa forma. -
- Si tan solo me dieras una oportunidad. -
- ¿Para qué? Sé lo que siento y con el tiempo ya debiste saberlo... aceptarlo. -
Muchas linternas nos rodearon, cuando pude mover la vista logré admirar como Eugene acarició el rostro de Raps, la sujetó con dulzura, la acercó a él y se besaron. Cerré los ojos y empecé a sentir lo mismo; las manos de Tadashi sujetaron mi rostro y con sus pulgares acarició mis mejillas. Sí, me gustó la sensación, pero no era para mí, no sentía lo que él quería. Sentí la presión, como poco a poco se acercaba y cuando sentí su aliento cerca, lo detuve.
- Estoy con alguien. -
Hablé y abrí los ojos. Me partió el corazón haberle partido el suyo. Lo primero que vi fueron sus ojos con algunas lágrimas que acompañaban confusión y querer una explicación.
- ¿Qué...? ¿De qué hablas? -
- Estoy con alguien, Tadashi. Ya hay alguien en mi vida... alguien especial. -
Me soltó y se alejó unos pasos; no quería creerme, lo veía en sus ojos.
- Tadashi... perdóname, pero es la verdad y jamás te he mentido. No te amo, no de esa forma y yo... -
- ¿Lo amas a él? -
- ¿Qué? -
- A esa persona... ¿Lo amas? -
- Yo... yo aun lo estoy averiguando, pero... -
Bajé la mirada, pensé en Hipo, en el tiempo, los momentos y en lo que sentía. Sujeté el collar que colgaba en mi cuello desde hace meses, el que me había dado; esa pequeña roca que era un diamante para mí, me daba energía cada día y cuando la toqué lo supe.
- Sí... yo lo amo. -
Las lágrimas en los ojos de Tad salieron por completo, pero ya no parecía triste sino molesto, confundido.
- ¿Es un humano? -
Lo vi con desilusión, no podía creer que preguntara eso.
- ¿Eso que importa? -
- Es peligroso y... -
- ¡No te atrevas a decir que no es correcto!... porque nosotros mismos somos la hipocresía viviente de esa frase. -
Apretó los puños y me vio enojado. Supo que tenía razón.
- ¿Por eso has salido tanto? -
- Tad... -
- No dices a dónde vas ni con quien... creo que se acabó el misterio. -
Lo vi con algo de tristeza, ya no sabía que más decirle. Una linterna bajó justo entre nosotros, yo la sostuve, era hermosa, brillaba como una estrella, sentí como más lágrimas salieron de mis ojos, no quería discutir con él, no quería que esto nos separara. Pronto ya estaba llorando, hasta que sentí otras manos sobre las mías, levanté la mirada y ahí estaba Tadashi sonriéndome, apretó mis manos y poco a poco levantamos la linterna hasta que voló. No fueron necesarias las palabras, solo me abrazó por un largo y lento tiempo. Acariciaba mi cabeza, yo estaba aferrada a su cuerpo; se sintió pacífico y feliz.
- Me alegro por ti, Mer. De verdad. -
"Mentiroso" Me reí y seguí con mi frente en su pecho llorando un poco.
- ¿Me dirás su nombre? -
Negué y él se rio. Me tomó de los hombros, me separó de él y siguió sonriendo. Sabía que era algo falsa, pero me la daba con el corazón.
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Las luces se acabaron y Rapunzel con Eugene volvieron. Con las pocas luces que quedaban admiré el cabello de la rubia; fue idea de Hiro decirle que solo por esta ocasión lo dejara crecer bastante, cantó por varias semanas y listo, pudimos hacerle una hermosa trenza que llegaba al suelo, llena de flores, adornos y colores que la hacían verse hermosa.
- Gracias, chicos. Esto fue... mi sueño. -
Volvimos abrazarla.
- ¿Dónde está, Hiro? Quiero agradecerle en serio. -
Intercambié miradas con Tadashi y nuestras sonrisas se borraron.
- ¿Chicos?... ¿Dónde está Hiro? -
Recogimos todo rápido y nos separamos. Buscaríamos a Hiro. Fuimos a diferentes partes del pueblo "¿Dónde está ese niño?" Cuando todo acabó la mayoría de las personas volvieron a sus casas; todo estaba tranquilo así que decidí seguir un pequeño disturbio entre unas casas. Cuando me acerqué había bastante gente, estaba en un extremo del pueblo, había gritos, vitoreos y algunos empujones "Peleas mágicas callejeras" problemas, eso es lo que son, pero así sobreviven muchos. Me puse la capucha, los ignoraría, los pasaría de largo, hasta que los gritos bajaron y escuché.
- Prepara tus habilidades... Hiro... -
Volteé y regresé. Me abrí paso para poder ver lo suficiente.
- Ese niño... -
Hiro estaba dentro de un círculo mágico con un cinturón lleno de hechizos y pociones, delante de él había un enorme ogro verde y café, pesado y definitivamente aterrador. La presentadora abrió la pelea.
- Dos peleadores entran, solo uno sale ileso ¿Están listos? -
- Hiro... -
- ¡Peleen! -
Solo fue cuestión de segundos para que el ogro sujetara a Hiro, lo aventó y al momento de caer lo empujó con unos hechizos sacándolo del círculo. El enorme ogro se rio, pero, para mi sorpresa Hiro se levantó de inmediato, fruncí las cejas "No es la primera vez que hace esto." Se plantó frente al ogro, parándose de nuevo en el circulo.
- Fue mi primera pelea... ah... ¿Otro intento? -
"Mentiroso"
- Aquí nadie quiere a los que no toleran perder. -
Se burlaron de él, el ogro empezó a tomar el dinero.
- Ahora vete. -
- Tengo más dinero. -
Hiro lo detuvo, sacó un rollo de dinero "¿De dónde sacó todo eso? Trabajando en una tienda... que mentira" El ogro sonrió y aceptó otra pelea, así que pusieron el dinero en la charola. La presentadora volvió a iniciar la pelea.
- ¿Peleadores listos?... ¡Peleen! -
El ogro rugió y Hiro desabrochó su cinturón.
- Bien... peleemos. -
Comenzó a transformarse en un dragón, pero fue diferente a otras veces que lo he visto, su tamaño no cambió mucho, se veía más cómodo. La sonrisa del ogro se borró. Hiro se movía rápido, como una salamandra, rodeaba al ogro evitando sus golpes y hechizos, se estaba desesperando; en un momento Hiro trepó a su espalda, le quitó sus pociones y comenzó a usarlas contra el ogro. La ligera armadura que tenía puesta el oponente cayó y seguía golpeándolo hasta que el ogro mismo cayó por completo. Hiro se inclinó como una despedida marcial, ya había acabado.
- Adiós, pequeño Yama. -
- Ay, Hiro... -
Intenté moverme para alcanzarlo, supe que estaría en problemas. Todo había quedado en silencio, había varios sorprendidos, pero igual varios enojados, seguro muchos perdieron apuestas.
- ¡Esto no es posible! -
Gritó el ogro mientras se levantaba; Hiro estaba guardando su dinero y no notaba la amenaza a su lado.
- Ah... yo me sorprendí igual que tú... fue suerte, creo ¿Un tercer round? -
Yama se paró frente a él, yo corrí entre la gente buscando pasar.
- ¿Yama...? -
Hiro volvió a la normalidad. Fue arrojado contra la pared, rodeado de Yama y sus matones.
- Malditos mestizos que creen poder meterse en estas peleas y vernos la cara... ¡Acaben con él! -
Les dijo a sus matones que le dieran una lección a Hiro.
- Esperen... ¿Quieren hablar de esto? -
Los tres matones se le acercaban; saqué mi arco y disparé al suelo alejándolos.
- ¡Hiro! ¡Aquí! -
- ¡Merida! -
Corrió a mí.
- ¡Ah...! Justo a tiempo. -
Sujeté su muñeca y salimos corriendo. No me detuve en ningún momento, perdimos a varios entre calles, aun así, continuamos corriendo.
- ¡¿Estás bien?! -
- ¡Si! -
- ¡¿Te hicieron daño?! -
- ¡No! -
Volví a jalar su brazo para entrar en un callejón, fui yo quien lo aventó contra la pared y lo golpeé un poco.
- ¿Y por qué hiciste algo tan tonto? -
Unos peleadores pasaron de largo el callejón, guardamos silencio y oculté a Hiro con mi cuerpo. Observé si había alguien más y no, por suerte.
- Has entrenado como loco con Tadashi, dice que eres muy bueno, un genio... ¿Y a esto te dedicas? -
Me alejé y tallé mi cara, esa situación si estaba fuera de mi control. Hiro tenía las manos en sus bolsillos y volteaba a los lados vigilando.
- Las peleas mágicas callejeras son ilegales ¿Quieres que te atrapen por esto? -
- Las peleas mágicas callejeras no son ilegales. -
Volteé a verlo. No me gustaba que me respondiera y que justo en ese momento creyera que tenía la razón.
- Apostar en peleas mágicas callejeras... eso... eso es ilegal. -
Sacó de su bolsillo bastantes billetes, tanto mágicos como humanos.
- Pero lucrativo. -
Fruncí las cejas.
- Es mi destino, Merida. Y con esto puedo... -
- No. -
Lo detuve.
- Claro que no, no es tu destino, no puedes...
- ¡¿Por qué no?! -
Me gritó y me sorprendí. Hiro estaba enojado y jamás me había respondido así.
- De todas formas, ya soy un criminal solo por ser yo. -
- Hiro... -
- ¡No!... solo... solo vámonos a casa. -
Colocó su capucha y empezó a caminar. Lo vi alejarse un poco y suspiré. En esa discusión, literalmente pude ver el cambio de Hiro en un segundo. Nuestro adorable niño se había ido, ya no podíamos ocultarle más cosas, él mismo se estaba dando cuenta de su realidad. Había crecido y no podíamos evitar eso.
- Creí que tú me entenderías. -
Escuché ese susurro y me partió un poco el corazón.
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Llegamos al portal donde entramos antes, ya todos estaban ahí esperándonos.
- ¡Hiro! -
Tadashi corrió a abrazarlo, pero el pequeño no respondió. Rapunzel y Eugene me vieron, yo no les devolví una buena mirada; así que solo la rubia se acercó para abrazar a Hiro y le agradeció por el maravilloso cumpleaños. Hubo un momento de sonrisas y felicidad, hasta que cruzaron el portal. Solo quedamos Tadashi, Hiro y yo.
Hiro volvió a ponerse su capucha y guardar sus manos en los bolsillos. Tadashi me vio por un segundo y decidí darles algo de espacio, por último, solo alcancé a escuchar al hermano mayor.
- Bien... ¿Dónde estabas? -
¡Sorpresa! ¡Sorpresa! Capitulo 10 a la orden. Disfrútenlo. | Lamento en serio haber pausado las actualizaciones de este fic, pero hay un caos ahorita en mi vida y los bloqueos de escritor llegaron. La buena noticia es que el ciclo escolar ya casi acaba y tendré tiempo libre al fin. No pierdan la paciencia ni las esperanzas. | Gracias por leer chicos. No olviden votar y comentar mucho! Por favor! El leer sus comentarios en serio me ayuda animándome. Todos los que quieran, sabe que este es un espacio seguro. | Los quiero mucho. Hasta el próximo capitulo. Lucy fuera ♡
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