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La réalité n'est pas agréable


Luego de ese extraño suceso en el baño, no entendía como había terminado con los pies tan sucios como si hubiera ido al jardín, con lo cansada que estaba era obvio que no se iba a ir a pasear de madrugada y tampoco sabia a que hora de la madrugada se había dormido con Sara.

¿Pero porqué Sara se había ido sin decir adiós? Esas interrogantes se formaban una y otra vez en su mente mientras se sumergía en el agua jabonosa.

Ya aseada, se vistió y bajo a desayunar casi a las 11 de la mañana, con su abuelo que siempre tomaba té a esa hora. Saltando por las escaleras de dos en dos lo buscó en el hotel y lo encontró en el comedor.

Abrazándolo con cariño por la espalda mientras este comía una galleta, saltó y se sentó en sus piernas.

— Abuelito. Dijo emocionada imitando una voz infantil.

— Odette, ya no eres tan pequeña como antes...— se quejó mientras ella saltaba una y otra vez en su pierna —pero para mi siempre serás mi chiquita. ¿Qué quieres comer? — Pregunto abrazándola con cariño.

— No se... ¿ cereal? ¿ Hay de animalitos? Le Preguntó riéndose y el hombre arrugó el rostro.

— Esto es un hotel, no es un cuartucho de adolescente — le reprendió y levantó la mano llamando al mesero para ordenar un desayuno continental.

— Abu, ¿ Y Sara? — pregunto al no verla en la recepción.

— ¿Sara? Creo que no vendrá hoy, con su madre en el hospital me imagino que quiere pasar el día con ella. Es triste lo que le pasa, pero... es inevitable. — se hundió entre hombros.

— ¿Tan mal esta? Le Preguntó recordando que la mujer a pesar de su palidez se veía bastante bien a pesar de su desconocida enfermedad. .

— "Mal" no es un adjetivo para usar con ella. Pero no hablemos de eso, dime mi niña ¿Eres feliz?— Y ella asintió y se hundió en su hombro mientras le daban palmadas en la espalda.

El mesero dejo la comida en la mesa y ella fue a su asiento mirando como la sala estaba bastante vacía, apenas dos o tres clientes al fondo disfrutando de un café o leyendo.

— veo que te das cuenta que el negocio no va bien... muchos gastos y pocos ingresos.— relato con su semblante bastante sombrío y ella agacho la cabeza

— Pero se puede...

— He pensado en cerrarlo, pero venderlo era lo mejor. Esta casa... tiene una gran responsabilidad con el pueblo y no la necesitó — se quejo interrumpiendola.

— Ce n'est pas possible! Esta propiedad ha sido parte de la familia desde generaciones. — le reclamó mientras pinchaba los huevos.

— Tan filial como tu madre, pero a pesar de todo... la realidad es otra y es dura.— Dijo el hombre con sabiduría, Odette no sabía nada de realidad ni de dinero, vivía con lo necesario y para ella lo necesario era su habitación con vista al centro de París, pastillas anticonceptivas y su perfil en tinder.

Luego de aquél incomodó desayuno, Odette se levantó y caminó por toda la propiedad, entre los pasillos veía los retratos de sus antepasados, desde los 1800 o mas, todos los fallecidos que tanto dinero no les sirvió en el otro lado: titulos de Condes, aristócratas, y su mirada se poso en un uno particular " Calistenia de York" recordó el nombre de su sueño.

Miró a la pelirroja de rostro sombrio vestida con un traje de posiblemente del principio 1800, y 3 generaciones después estaba Feex de York.

La taratabuela del abuelo.

Del lado materno miró los rostros de las pocas pelirrojas que habían desde años que ella ni recordaba en los estudios de su país y es que aquel pueblo fundado en 1550, habían sido uno de los primeros pueblos del pais.

En cada retrato donde había una pelirroja mirando en el fondo de los retratos, un bosque con siluetas borrosas y todos tenían la misma firma: "L.F.E" En una esquina.

¿casualidad o paranoia?

— ¿Odette? Pregunto brieam sobresaltando a la chica que estaba mirando un retrato del bosque.

— ¡Maldito! me asustaste. — se quejó y se apartó el cabello de la mejilla.

— Te extrañe. —Dijo sonriendo con ternura y ella colocó los ojos en blanco —

— No te imaginaba por estos lados.

— Si, vengo a ayudar al abuelo con las cuentas y a verte. ‐ insistió abrazándola y ella le sostuvo el rostro y sonrió.

— ¿A verme? Preguntó sonrojada.

— Quería saber si querías salir... conmigo— respondió avergonzado con sus mejillas sonrojadas, Odette sonrió por ver que ese no era el mismo chico que había estado con ella el día anterior.

— Recuerda, me iré cuando me den mis papeles. ‐ respondió con acidez y él la miró haciendo puchero

— No me importa, al menos déjame divertirme a tu lado, tengamos una cita. Dijo sonriendo.

— ¿Una cita? Ni que tuviéramos 15 para tener citas. Se burló la muchacha y siguió su caminó mientras él la seguía.

.....

Mientras los días pasaban, Odette se estresaba al grado de odiar el sentimiento de disfrutar el lugar, sin noticias de sus papeles y certificados, se imaginaba falsificando todo con algún asistente mal pagado del sistema.

¿Y si la descubrían?

Terminaría en alguna prisión llena de asesinos y eso iba a ser horrible.

Pero por si fuera poco, al lado de Briam en el departamento de contabilidad, se daba cuenta que era verdad lo del hotel, números rojos... despidos, demandas, la fortuna personal cada vez se iba reduciendo al pasar los años de una forma tan rápida.

¿Qué demonios pasaba en el hotel? Si todo había sido tan fácil años atrás...

¿Y lo peor? El hotel iba mal... y los pueblerinos los odiaban, pero si iba bien todo eran las personas mas amadas.

Y para Odette la ilusión de su realidad se derrumbaba.

— ¿ Odette? Todos los días vas al registro. ¿ te llevo? Pregunto Rodrigo acercándose en el automóvil y ella sonrió con aquella picardía que la caracterizaba en aquél rostro angelical.

— Son pocos metros. Además tu novia seguro nos mata si solo huele mi perfume en asiento— bromeó y él arrugó el rostro.

— Vamos ¿le tienes miedo a linda?

— ¿Tu si? — levantó la ceja y él pensó un rato...

— No debería, Vamos linda no gobierna mi auto. ‐ le dijo abriendo la otra puerta.

Subiendo la muchacha al auto con aquella minifalda que al sentarse se le subía en sus muslos y miró al chico a su lado ajustándose el cinturón.

— ¿Así que te acostaste con Briam estos días? — preguntó Sin anestesia.

— Buenos días, si estoy bien Rodrigo, desayune delicioso, ¿y tu?¿ Que comiste? ¿ cómo estás? Respondió sarcástica con la ceja levantada.

— ¿Qué tiene?¿Cómo es que te dicen ellos...? ¿ Fresita no? — se preguntó irónico y ella giró los ojos fastidiada— Nos tenemos confianza fre-si-ta, al igual que tienes confianza con él ¿Es lo mismo conmigo? ¿o no?— insistió y ella sonrió al darse cuenta de las vueltas que daba para decirle que quería follarla.

— Pides mucha confianza Rodrigo ... ¿ tu novia esta al tanto de tus deseos? Le Pregunto con picardía.

— La verdad... ella y yo somos novios en parte porque fue lo que pidió su madre antes de morir, luego que te fuiste... ella enfermo y tanta vergüenza le dio que dicen que se suicidó. El elegido era Briam, pero sacudiéndosela a ella y a su madre, su madre y él se fueron huyendo del pueblo y quede yo..— dijo hundiéndose entre hombros.

— No sabia eso...‐ le respondió con asombro.

— Si... aunque Sara era divertida y su madre nos prohibió vernos.. ¿bastante loco? Para unos amigos que siempre se rotaban de pareja entre ellos.— comentó riéndose.

Todos sabían esa historia, Gegel había sido novia de su padre y Amanda y Ligia de los tres chicos y otros mas en el pueblo...

Si... aunque todos señalaban más a la pelirroja como una completa "zorra" mas que a la hija del alcalde: Ligia, que también tenia el mismo historial y era pasada como "la hija modelo"

— ¿Que te puedo decir?... no había internet en esa época—. Odette Se burlo y él sonrió.

— Podemos hacer eso... ¿No te gustaría?.Se que te gusta esas clases de cosas— Bromeó Guiñandole el ojo y ella soltó una carcajada.

— Calma vaquero, que quien juega con fuego...

— ¿ con fuego se quema? Eres bastante atrevida pecosita, ¿Me lo vas a ocultar?— . Le dijo llevando su mano sobre el muslo de la muchacha y ella suspiró y sonrió de lado mirando la enorme erección de Rodrigo.

.....

Para Odette, Rodrigo era igual que Linda, aquella presumida pelirroja teñida que simplemente la ignoraba en su estancia en el lugar y él había quedado como su seguidor... Y cuando ella se descuidaba, el muchacho mas atractivo que Briam y mucho mas alto, aparecía ante ella, respetando el dicho de "Cuándo el gato no está, los ratones hacen fiesta".

Pero, En un pueblo chiquito era obvio que la iba a encontrar en algun momento en su día, y por lo visto, la suerte no estaba de su lado, ya que Linda se la encontraba cada vez salía ¿Mala suerte? Por lo visto si.

Siempre cuando iba a la alcaldía la morena con aquellos cabellos cobrizos estaba en una cafetería cercana en la misma ruta de la alcaldía, pero siempre ambas cuando se veían, linda la ignoraba.

¿De que la culpaba?

No había sido ella misma quien la había montado en un avión destino a París, habia sido su abuelo y Linda solo trataba de imitar su estilo de vida siendo la abeja reina en el pueblo.

Una reina en un pueblo que no había algo que presumir.

....

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