La mer du sang
El guardarropas de Amanda era enorme, aquellos vestidos de los 90 o del 2000, a Odette le recordaba cuando en las tiendas las chicas se hacían extreme makeover, ella misma había hecho eso con Sara días atrás; ya que la vestía y a regañadientes ella aceptaba algunas cosas, era tierno para ella que incluso lo hacían de pequeñas cuando solo eran unas niñas al lado de Linda, que jugaban sin preocuparse de nada... Cómo ahora.
Mirando cada uno los vestidos sacó uno de estos, y lo abrazo sintiendo el aroma a Chanel que aun tenía impregnado. De mangas descubiertas se atavió con un sexy traje de terciopelo negro, largo como si fuera una sirena y exhibiendo sus piernas por la abertura de un lado de esté. Era obvio que ambas tenían la misma silueta.
Bajando miró la recepción del hotel, sosteniendo el barandal de la escalera y desde arriba, con su cabello atado a un lado caía sobre su hombro, como una cascada de sangre que resaltaba en el suave y oscuro terciopelo. Ella miraba con los ojos casi llenos de lágrimas, vio a varios rostros nuevos y otros que eran los empleados del hotel desde que había nacido, en el fondo vio a Rodrigo a Sara y a Briam juntos, en la parte de abajo o ya frente a ella su abuelo se colocó a un lado y miró orgulloso a su niña,que al igual a su madre era hermosa y así tomándola de la mano.
— No olvides que te amo mi niña.— expresó abrazándola y ella lo correspondió llena de emociones encontradas.
— Te amo abuelito... cuando me vaya te vienes conmigo.
— No hija... yo tengo que vender el hotel y..— le notificó con tristeza.
— Véndelo y vienes conmigo..— le insistió y su abuelo la miró sorprendido por el cambió de la niña.
— No me imaginaba que querías venderlo.— le dijo sorprendido.
— Si quiero abuelo... vamos a ser felices — confesó apoyando su frente en la de él.
— Te quiero.—le murmuró con afecto.
Ya reuniéndose con sus amigos, Odette miraba a todos menos a Linda, solo estaban sus medios hermanos junto a su padre en el fondo disfrutando la fiesta.
— Te ves hermosa... — le susurró Rodrigo al oído y ella sonrió.
— Gracias ¿ y Linda?— preguntó buscándola curiosa entre la gente y él negó con una mueca de desagrado en su rostro.
— Estamos "distanciados"... pero me alegro que tu y Briam estén "bien"... — le dijo irónico al ver que ellos era obvio que siempre follaban por sus historias de sus redes sociales.
— Estamos muy bien... aunque los extrañaré. — confesó sonriendo emocionada por lo que sentía.
— Yo me iré del pueblo, mi madre tiene una casa al sur y sin ustedes lo único que me ataba era linda. Así que al diablo con ella— se burló levantando la copa —buena suerte con los franceses. — le guiño el ojo a la pelirroja
— Igual a ti con las sureñas.— Dijo abrazándolo con cariño, él la sostuvo en sus brazos y desanimado por las migajas de cariño que sentía de su parte, solo un abrazo... un abrazo.
En aquella fiesta que era para una despedida para Sara de su amor, ella no dejaba de ver a la hermosa pelirroja que bebía y bailaba con Rodrigo y con Briam, con un chal sobre su vestido negro, ella le avergonzaba siquiera abrazarla frente al abuelo para no levantar sospecha, aunque Odette buscaba siempre su cuello para besarla, pero ella la apartaba por sus prejuicios.
Mientras caía mas la noche el reloj sonó las 12 de la noche, con la música encendida y ya el abuelo de Odette, el señor Horacio tenía unos cuantos tragos y demás discutía con los del bar para que le pusieran mas hielo a los vasos así no se acababa el licor tan rápido.
Los 4 amigos estaban reunidos divirtiéndose, cuando las luces empezaron a pestañear hasta apagarse.
Y con tan solo la luz de la luna rojiza que atravesaba la ventana ellos se reflejaba en sus rostros.
— ¿ Hola qué ocurrió? — preguntó Odette esperando respuesta.
— ¿Tu también ves oscuro? Contestó Sara y ella la tomó de las manos.
— ¿Chicos? — los llamó asustado Rodrigo dejando caer la copa, las luces tenues color sepia hacían que los presentes se miraran por fin.
Pero Rodrigo señalaba algo lleno de miedo, y al girarse miraron como desde las escaleras descendía con fuerza una ola de sangre hacía ellos.
— ¿Ustedes lo están viendo? señalo Rodrigo con la quijada casi que se le salía y Sara se quito los lentes y lo miró sorprendida.
— Pensé que era broma.— confesó asustada.
— ¿Donde están todos? Preguntó preocupados Briam y ellos miraron su alrededor, Odette sorprendida lo que ocurría no encontraba a nadie mas, solo estaban ellos.
Mientras la sangre se acercaba y caía sobre ellos, Odette visualizó la silueta oscura con aquellos ojos redondos que la miraban, esta se alejaba ocultándose por los pasillos de la escalera, mientras ese mar de liquido con sabor ferroso los golpeaba haciendo que sus ojos se cerraran por el ardor en en el momento que su respiraciones se paralizaba y angustiados tratando de salir a tomar aire se esforzaban para volver a la superficie y al abrir los ojos miraron su realidad.
— ¿Fue un sueño no? Le preguntó Briam a Odette y ella negó con la cabeza, no podía ser un sueño si ellos cuatro lo habían vivido al mismo tiempo.
— Nadie se dio cuenta aparte de nosotros...— confesó rápidamente Rodrigo y se miraron la ropa para ver si estaban mojados o manchados, pero...
Estaban secos y ni un rastro de aquél viscoso liquido, solo la sensación ferrosa en su boca, asustada Sara corrió a los brazos de Odette y con cariño a pesar de ser mas baja que ella, la rodeo en sus brazos y la trato de calmar
— Definitivamente nos vamos de esta mierda. — exclamó Odette decidida mientras calmaba a la muchacha..
— ...
Después de terminar la fiesta en un rato, los 4 amigos se miraban en silencio, aún seguían nerviosos y estaban sentados cada uno en el extremo de la sala en la habitación De Odette mirándose buscando alguna explicación, mientras Rodrigo fumaba nervioso luego de varios meses de haberlo dejado, Sara reposaba en la piernas de su novia y Briam golpeaba el cristal de la mesa frustrado.
—¿ Ustedes creen que nuestros padres también veían eso? Pregunto Briam y miro a Sara en búsqueda de una respuesta.
—¿ Por que me miras a mi?— le manifestó a la defensiva.
— Tu madre esta viva, es la única que ha vivido...— le respondió hundiéndose entre hombros
— ¿Eres pendejo o que? Tú sabes muy bien como esta mi madre...— se quejó furiosa y Odette la sostuvo para detenerla.
— Calma...— le susurró y miró a Briam.
— Lo siento pensé que ella sabía, lo siento Sara, no fue mi culpa...—- se disculpó acercándose a ella y tomándole las manos, en aquella escena Rodrigo los miraba asqueado de los celos mientras jugaba con su cigarrillo.
— Y a todas estas... ¿los tres están juntos? Señalo a cada uno.
— Algo así... — respondieron a unísono.
— Vaya Briam, no pensé que el gordito el salón tuviera los huevos para acostarse con dos mujeres. ¿cómo es? — se burló irónico.
— Callate Rodrigo, deja tus comentarios sexistas, en este momento no quiero oír nada.— le respondió molesta Sara.
— Calma llevemos la noche en paz... estemos en paz hasta que dejemos el pueblo.— intervino Odette y Rodrigo sonrió con rabia, si alguien se moría de celos.... Ese era él, por mas que acabara el mundo, ver tres de sus amigos alli supuestamente "amándose" no era algo que le gustara.
— ¿ Quién le dirá a Linda? Su madre también era parte del grupo y —... preguntó Briam y él miró a la pelirroja que sentía un leve rechazo por todos los recuerdos de aquella arpía y su madre.
— Que se joda. —Respondieron Rodrigo y Odette al mismo tiempo, ambos por un motivo distinto pero el sentimiento era el mismo, sentían pena y rabia por aquella muchacha.
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