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5 años después.

Aquel viejo hotel por fin había sido reabierto apenas pocos meses atrás. Aquellas muertes de inocentes en la orilla del lago habían cesado, pero aquel edificio alejado del pueblo encerraba un oscuro secreto entre sus puertas.

—¿ Así que tu mismo violabas a tus hijos? Que puede esperar un cerdo asqueroso. — escupió la pelirroja encima del hombre cubierta de su sangre mientras lo acuchillaba repetidas veces. — La sangre asquerosa de los pecadores es mejor alimento para la maldición.— degollándolo hasta que el hombre exhalo su último aliento la pequeña suspiro — No creí que esto sería fácil, ¿ pero tu?... lo hiciste demasiado fácil — se burlo y se levantó del cuerpo en ropa interior, mirándolo con asco se limpió la sangre del rostro y la escupió a un lado. — No me gusta tu piel, así que mi nuevo libro no llevara una piel tan grasosa.—

De alguna forma ese cuerpo sin vida se desintegró en el aire mientras ella movía sus dedos, sonriendo mientras se limpiaba la sangre del rostro, fue a bañarse y después se sentó en aquel asiento que parecía un enorme trono de su habitación.

No había sido fácil la transición para ella, el olor de la sangre de los pecadores le dejaban un olor por varios días en su cuerpo que no le gustaba, agitando sus pies en el aire debido a que el asiento era mucho mas alto para ella, se acomodó y miró donde hacía unos momentos estaba un cadáver, no existía ningún solo día que no quisiera gritar y pedir regresar el tiempo justo cuando era feliz.

Pero sus poderes no servían para eso, apenas si había logrado revivir a Rodrigo por unas horas, con tanto esfuerzo que llevo caer en un sueño profundo, logró ver a su amigo vivo, pero sabía que el tiempo iba a ser corto. Él se despidió de su madre y por último deseó quiso al menos besarla por un última vez, desvaneciéndose frente ella y así murió en paz.

Siempre miraba las fotos de Briam y Sara en sus aplicaciones, se habían casado y tenían una hija de apenas un año, aquella niña se llamaba Odette y compartía los ojos brillantes de Briam y el cabello color azabache de su madre. Ellos sabían que a pesar de que Odette se había desaparecido en redes siempre estaba presente, por eso ellos lo intentaban.

Intentaban ser felices, por ella.

Odette se sentía orgullosa de su vida familiar, no quería hacer ningún viaje astral para no dejar algún rastro de su alma en ellos, solo los veía por fotos que ellos compartían,

¿Por qué no lograba ser del todo feliz Por su felicidad? Pero al menos la sonrisa tierna de la bebé la llenaba, su legado viviría en ella y al menos gracias al internet estaban cerca.

¿Buen punto para la tecnología?.

(...)

El pueblo que en algún momento cobraba su deuda por aquellas almas llenas de rencor que vivían alli y los que morían. Odette usaba la cacería de forma de limpieza en el lugar. Aunque siempre la maldad acechaba, intentaba todo lo posible.

¿Pero las mentes de los humanos? no podía controlar eso del todo, los sentimientos de codicia y odio estaban en cada humano, ya que ni Dios lo lograba ¿Cómo iba a lograrlo apenas una portadora de la marca de la magia que buscaba una forma de desviar el peligro de las almas inocentes?

Solo era una joven que vivía sin comprender su cambio, intentaba aprender a controlar sus poderes y sin entender su vida.

Si a los 26, para un humano era difícil de entender esa edad. Su madre ya la tenía a ella, sus amigos intentaban ser felices e incluso algunos de sus ex compañeros que no la recordaron vivian el éxito o fracaso de la vida profesional.

¿Y Odette?

Trataba de Entender como funcionaba el mal en el pueblo y como lograr dominar sus poderes.

...

Otro día pasaba, y otra aalma inocente que salvaba.

Mientras ella estaba reposaba desnuda con aquellos cabellos rojizos que le llegaban a la cadera, miraba el patrón del papel tapiz del techo de su habitación, recordando melancólica su vida mortal y los momentos mágicos que vivió en esa cama junto a Sara y Briam, recordando la primera vez en que vio a Sara, su primera vez en aquella cama, incluso recordó cuando eran niños que con los muchachos se disfrazaban con la ropa de su madre.

Todo quedó en el pasado, en su memoria que ansiaba que jamás fueran borradas de sus recuerdos.

Con una brisa fría que entro desde la ventana le erizo la piel, levantándose y cubriéndose su cuerpo para recibir a las visitas que iban a tocar la puerta.

— ¿ Ustedes....? Pregunto con asombro ante sus dos visitantes.

El olor del alma los dos visitantes decía quienes eran...

Y para ella podían ser un grave problema.

.....

N/A

Weñaaaaas ya viene el epílogo