Capítulo 9
Sus ojos estaban encantados.
Su reina era... más hermosa de lo que pensaba.
De inmediato frunció su ceño ante sus pensamientos.
No le gustaba que una persona lo descontrolara de tal forma. Él debía ser temido y respetado. Debía ser visto como alguien sin sentimientos. No por nada había estado entrenando durante 800 años. Sacudió levemente su cara; quitando su sonrojo y poniendo una cara por completo fría.
No se dejaría impresionar, ni nada similar, por esa chica humana.
La pelirrosa solo lo observó. Estaba lo suficientemente enojada como para ignorar al dichoso rey temido de los vampiros. Volteó su vista a una ventana cubierta por una cortina. Había una fila de ventanas largas y un poco anchas, todas cubiertas por cortinas de color vino. Cada una estaba separada por lo menos dos metros. No entendía por qué un castillo de vampiros tenía tantas ventanas por las cuales fácilmente entra la luz solar.
Exhaló aire por sus fosas nasales; siendo esta una clara muestra de su enojo. Iba a pasar de lado al hombre de metro noventa, pero no la dejó pasar. La tomó de su brazo cuando pasó a su lado. Su agarre le causaba un poco de dolor debido a sus heridas y la fuerza de él.
—¿A dónde crees que vas?
Su voz la hizo estremecerse un poco. Era ronca. Aunque no sabía la razón por la cual la hacía sentir extraña. Literalmente, todos en ese mundo de locos tienen la voz ronca y profunda. Naruto, el tigre, Itachi, Sasuke y hasta podría decir que Kawaki.
La chica volteó a ver de reojo al rey. Su ceño nunca cambió, pero su mirada se volvió una retadora.
—A buscar la forma de salir de este maldito lugar. No pienso quedarme con ustedes y deshacerme de mi sueño.
La chica intentó soltarse del agarre de Sasuke, pero el chico aplicaba algo de fuerza para impedir eso. Sakura comenzó a arder de ira. Necesitaba escaparse, pero no sabía como. Pensó en fingir ser lastimada por su agarre, aunque no sabía si funcionaría.
Bueno, ante un cerebro en blanco, la mancha negra e inútil siempre lo colorea.
—¡Ugh!— Exclamó con fuerza mientras cerraba sus ojos fingiendo dolor.
Para sorpresa de Sakura, Sasuke la soltó de inmediato. Utilizó esa oportunidad y se acercó a la cortina. Para su suerte, el pasillo era angosto, por lo que solo tuvo que estirar su brazo para tomar la tela. Sin dudar, la Haruno arrancó dicho material; dejando que toda la luz del sol entrara. Sasuke retrocedió al ver como el pasillo era inundado por la mayor debilidad de los vampiros. Frunció su ceño y miró a Sakura con furia.
—¿No crees que es un poco tonto el colocar tantas ventanas en un castillo donde viven vampiros? Digo, ¿no es una gran desventaja para ustedes?— Dijo mientras meneaba de un lado a otro la cortina con desinterés.
Sasuke no dijo nada. Itachi, por el contrario, soltó una gran carcajada. El príncipe salió del cuarto y se colocó al lado de su hermano. La diferencia de altura era notoria. Itachi medía 1.75 mientras que Sasuke 1.90. El parecido físico era indiscutible. Ambos de cabello y ojos negros. Piel blanca y orejas puntiagudas. Incluso sus rasgos eran similares.
"Aunque los de Sasuke eran más afilados y atractivos."
¡Joder Sakura, no!
—Pensé que querías que te contara como llegaste con la manada de Naruto.— Habló el príncipe con una leve sonrisa.
—Ciertamente, ya todo me importa muy poco. Lo único que quiero es irme. Me importa una mierda el como llegué a este bosque lleno de locos. Lo único que quiero es: irme a mi casa, comer alguna pizza con una coca cola, quemar a mi ex novio en todas mis redes sociales y luego bloquearlo, y, claro, quiero dormir sin el pensamiento de que estoy rodeada de seres que me pueden comer en cualquier momento.
—Sakura. Sé que es difícil de asimilar todo lo que está pasando, pero no puedes escapar de tu destino.— Habló calmadamente el mayor de todos.
—¿Difícil de asimilar? ¡¡Esta mierda NO se puede asimilar!! Como dije antes, me voy de aquí, y no importa que tenga que hacer, pero ninguno de ustedes podrá detenerme.
—No te irás de aquí.— Dijo Sasuke con firmeza mientras daba un paso al frente.
—Quieto ahí, "alteza". Hay muchas cortinas aquí que no me molestaría en arrancar.— Amenazó mientras retrocedía y tomaba la punta de otra cortina.
—Itachi.— Fue lo único que dijo Sasuke tras unos segundos de silencio.
El mayor observó a su hermano y supo lo que quería. Se adentró en el cuarto de nuevo mientras cerraba la puerta; dejando a Sasuke y a Sakura solos en el pasillo. La chica se sintió un poco temerosa, pero no dejó mostrar ese sentimiento. Seguía enojada y decidida a irse de ese lugar.
—No te irás de aquí.— Dio otro paso.
—No estoy bromeando con lo de las cortinas.
—Ni yo con lo de que te quedarás aquí.
Ambos se observaron retadoramente. Sakura estaba por hablar, pero en un solo parpadeo, Sasuke ya no estaba en frente suyo. Sus ojos se abrieron como platos al no tenerlo a la vista. Buscó con rapidez a sus lados, pero se paralizó al sentir una respiración justo en su cuello. Se dio la vuelta tan rápido que casi se cae de no ser por unos brazos que la tomaron de la cintura.
—¿¡Cómo mierda es que tú... !?
"Oh, claro. Son vampiros. Recuerda, Sakura, ellos se mueven a una velocidad abismal."
Aunque su oración no fue interrumpida por su pensamiento de reflexión. Sasuke no la dejó terminar. La tomó con fuerza y la estampó contra la pared al lado de la ventana. Sakura se quedó sin aliento por el golpe, pero se recompuso de inmediato al sentir el cuerpo del hombre pegarse a ella. Sus mejillas se tornaron de un tono rojizo sin que fuese consciente. Elevó su mirada y conectó sus iris jade con las, actualmente, rojizas de él.
Sakura pudo notar algo en sus ojos. Eran diferentes a los ojos rojos de Naruto o Kawaki. Los ojos de Sasuke eran más brillantes, pero tenían algo extraño. Una fina línea rodeaba la pupila mientras que dicha línea tenía algo similar a las comas. Como un tomoe, para ser precisos. Eran tres por lo que podía apreciar.
Sasuke la miraba serio. Sus cejas descansaban en línea recta mientras que sus labios estaban levemente curveados hacia abajo. Acercó su mano derecha a la mandíbula de Sakura y la tomó con delicadeza. Él acercó su cara a la de ella; dejando sus labios a solo unos centímetros.
Por Dios. ¿Acaso iba a besarla?
El rey sonrió de forma inconsciente, al verla tan nerviosa, y solo desvió sus labios a su oído.
—No te iras. Tu destino es reinar aquí, conmigo. Seremos esposos. Seremos los monarcas de este reino oscuro. Te guste o no. Me guste o no. Nuestro destino ya fue escrito desde hace siglos. ¿Crees que eres la primera Sangre Dorada que quiere escapar? Todos han intentado escapar, pero todos caen. Siempre. Y tú, mi querida humana rosada, también caerás. Tarde o temprano, lo harás.
Sakura no dijo nada. Solo se quedó con los ojos bien abiertos. Las palabras del Uchiha le dieron escalofríos. ¿De verdad no tenía escapatoria? ¿De verdad ese era su destino? ¿Acaso iba a morir encerrada en esas inmensas paredes de piedra?
—Sasuke-sama.
La voz de una chica interrumpió los pensamientos destructivos de Sakura. Sasuke se separó un poco de ella y volteó a ver a una chica pelirroja con una yukata de igual tono. La chica solo los observaba con cierta incomodidad. Estaba por completo sudada y algo herida, pero estaba firme y de pie. Sasuke la miró con el ceño fruncido.
—H-He completado las quinientas vueltas que me asignó, señor. También cacé la cena de todos los guardias, el consejo y los de la familia real. Además, también despejé el área que me dijo.
—Te dije setecientas vueltas, no quinientas.
La chica solo abrió sus ojos un poco asustada. Ella recordaba claramente que había dicho quinientas. Aunque, teniendo en cuenta todo el miedo que tenía en ese momento, no le sorprendía el haber escuchado mal.
—Lo lamento mucho, mi rey. Ahora mismo iré a realizar las otras dos mil.
—Ya no importa. Mejor ve y se de utilidad para Suigetsu y Juugo. Espero que hayas aprendido la lección, Karin. No quiero que algo similar vuelva a pasar, ¿entendido?
La voz dura de Sasuke la hizo retroceder un poco mientras bajaba su mirada con miedo. Sakura no entendía nada de lo que estaba pasando ni a qué se refería Sasuke, pero no emitió palabra alguna. Solo miraba como Karin temblaba levemente. La chica pelirroja se sintió observada y elevó su mirada escarlata. Chocó su vista con la de Sakura y, de forma inconsciente y guiada por el odio, le gruñó fuertemente; dejando ver unos colmillos afilados. Sakura se pegó a Sasuke de forma instintiva.
—Vuelve a gruñirle a mi futura esposa y créeme que la muerte será lindo para ti.— Amenazó Sasuke mientras abrazaba a Sakura por la espalda baja de manera protectora.
—¡Lo lamento mucho, mi rey, mi reina!
Karin se acercó a ambos y se arrodilló de inmediato mientras repetía constantemente "lo siento". Sakura la miró extrañada por su cambio de actitud tan repentino. Pasó de mirarla a muerte y gruñirle a pedirle perdón con la cabeza gacha; como si fuese un perro regañado. Supuso que Sasuke era así de temible.
—Lárgate antes de que me arrepienta de haberte castigado en vez de asesinado.
La chica no dijo nada. Solo se fue corriendo del lugar. Sakura, al no tenerla a la vista, se separó de Sasuke. El rey retiró de inmediato su brazo de su espalda baja mientras miraba a otro lado.
—Vuelve con mi hermano. Te responderá toda duda que tengas. Nos veremos en la noche.
Seguidamente, Sasuke se fue del lugar; dejando a Sakura aun contra la pared. No quiso voltear hacia atrás. Nunca volteaba a ver a las personas para despedirse. Él solo se iba y ya. Era el rey, por lo que no debía explicación alguna. Al doblar hacia la derecha, se encontró con Karin. La chica estaba parada y con unas orejas puntiagudas sobre su cabeza. Sasuke la miró por unos segundos y luego siguió su camino.
—¿No escuchaste a mi hermano? Llévale agua y sangre de conejo. Ahora.— Murmuró cuando estuvo a unos siete metros de ella.
Karin había escuchado la orden de Itachi claramente. Por eso habían aparecido sus orejas. La chica observó como el rey doblaba por la izquierda; perdiéndose de su vista. La chica soltó un suspiro lleno de tristeza. Su semblante era por completo de el de una persona sufrida, aunque estaba muy enojada.
¿Por qué esa humana rosada?
Esa chica solo le ha traído desgracia a su vida. Si tan solo no hubiera aparecido, su rey no estaría por dejar de ser soltero y tampoco habría recibido ella un castigo tan horrible. Y todo porque no pudo cargar con ella. No la quería ayudar en nada, pero la obligaban a hacerlo.
¿Cómo ayudas a la mujer que te quitará al hombre que has amado por un milenio?
——Flashback——
Karin todavía recordaba como la había cargado todo el maldito trayecto hacia el reino vampírico. Cuando llegaron a la aldea de su primo, Naruto, ella se había quedado de guardia con los lobos.
Ambos eran sumamente cercanos. Sus madres fueron hermanas, pero ambas se separaron cuando eran niñas, por lo que cada una vivió alejada de la otra por milenios. No fue hasta hace unos mil años que Karin se encontró con Naruto y otro familiar suyo. Cuando se encontraron, fue porque ya no tenían familia con la cual estar. Se reconocieron al instante. Tampoco había que pensar mucho para saber que eran familiares. Tenían el mismo apellido y eran de la misma raza; zorro licántropo, los cuales estaban casi extintos y los únicos de esta especie tendrían que ser sí o sí familiares, porque es imposible el que hubieran dos zorros licántropos de familias diferentes.
Nagato, el tercer familiar, era un caso especial. Es familiar de ellos, pero viene de un padre zorro y una madre loba. De alguna forma, salió con los genes de su madre, por lo que salió como un lobo de pelaje rojizo. Naruto fue el caso al revés, su padre era un imponente lobo de tono claro mientras que su madre un zorro de pelaje rojizo.
No le gustó estar en la manada de los lobos y se vio sumamente afectada con el cambio radical de Nagato, pues se había tornado muy agresivo y controlador. Por lo que apoyó a Naruto cuando fue a retarlo por el liderazgo de la manada. Además, con el nuevo mandato de Naruto, comenzaron a aceptarlos.
A aceptarla.
Era una pequeña licántropo de raza más pequeña en medio de muchos lobos imponentes. Era obvio que la mirarían como alguien débil.
Tras estar algunas dos horas vigilando, Karin había sentido la presencia de Itachi, por lo que volteó a verlo. En sus brazos traía a Sakura, la cual estaba profundamente dormida.
—Karin. Tú serás la encargada de llevarla. Más te vale el cuidarla. Si le pasa algo, recuerda que no seré yo el que te de un castigo.— Habló seriamente mientras se acercaba a la de pelaje rojizo.— La he dormido profundamente. Esto para que no nos de problemas en todo el trayecto. No se despertará hasta dentro de varias horas. Puedes correr a gusto. No importa que tanto movimiento hagas, no se despertará.
Karin solo asintió mientras sentía como la colocaban en su lomo. Su tamaño era de un metro con setenta, por lo que la podía cargar sin sudar. Observó como los vampiros que los habían acompañado aparecían y vio como Itachi se despedía de Naruto. Todos se fueron corriendo, aunque iban más lento debido a Karin.
Pasaron dos horas en las que habían avanzado sin problemas. Tal y como Itachi dijo, Sakura no se movía para nada. Parecía muerta. Odiaba cargarla, pues ella sabía que era la futura esposa de Sasuke.
De verdad que estaba destrozada. Ha amado a Sasuke desde hace tiempo, que simplemente es ridículo que venga de la nada una chica y se lo quite. Le ha sido fiel durante siglos, ha acatado cada orden que le ha impuesto, le ha regalado cosas, lo ha tratado con cariño—aunque a él eso no le gustaba— e incluso le ha dicho millones de veces su profundo amor por él. Pero Sasuke nunca decía nada. Solo la escuchaba decir su discurso de amor y luego la ignoraba—de forma muy antipática y desinteresada, cabe decir— diciendo "mejor ve y haz tu trabajo como cazadora".
Mientras corría, la chica comenzó a soltar lagrimas de forma inconsciente. Comenzó a gruñir con furia y tristeza. Cada paso que daba acercaba más a esa humana a su rey. Sus lagrimas bajaban lentamente y se dispersaban con el viento. Hubo un momento en el que dudó en seguir corriendo con ella. Quería tirarla, matarla, descuartizarla y comérsela para no dejar rastros. No podía soportarla. Su olor también le provocaba mucha molestia.
Estaba por detenerse para realizar lo que sus pensamientos le ordenaban, pero de la nada algo se aproximó a ella. No pudo reaccionar a tiempo. Fue demasiado rápido. Solo sintió como su lomo se sentía más ligero que antes. Observó de inmediato al animal que le quitó a Sakura.
—Eres demasiado distraída, preciosa.
Karin solo le gruñó con rabia al felino de color naranja. El animal tenía a Sakura entre sus grandes fauces. La sangre comenzó a bajar lentamente por el cuerpo de la chica, pero no se despertó. La canina solo pudo agrandar su tamaño mientras se lanzaba al ataque. Le dio un zarpazo en su cara y el tigre soltó a Sakura.
Pero no la soltó por el golpe. El tigre comenzó a cambiar. Karin no esperó a que terminara de crecer y tomó a Sakura con su cola. La colocó sobre su lomo y se fue corriendo del lugar. Se maldijo por no haberse dado cuenta que los perseguían. Por eso los vampiros y el príncipe no estaban con ella.
Karin no sabe que hicieron con los tigres, pero cuando llegó al reino vampírico Itachi llegó con el ceño fruncido. No la regañó más si le dio una mirada de muerte. La pelirroja había curado a Sakura, pero Itachi olía su sangre perfectamente.
Sasuke también la olió. A kilómetros de donde estaba, la olió. Se enteró de todo, y de quien fue la responsable, y la castigó. Su castigo fue muy leve teniendo en cuenta lo que pasó.
——Fin del Flashback——
A pesar de todas las miradas de odio que el rey le brindaba, nunca se rindió. Siempre persistió y siempre tuvo la esperanza de que algún día el frío e inalcanzable rey Uchiha le haría caso. Pero pasó el tiempo y él ni siquiera le dio una mirada cálida o siquiera suave. Y aun sabiendo que Sasuke nunca se fijaría en ella, la Uzumaki estaba bien con tenerlo cerca de él, pues nunca se fijaría en otra mujer.
Pero cuando Karin se enteró de que su rey tendría una pareja—hace unos dos siglos— sus ilusiones se quebraron y su felicidad se esfumó. Su corazón se tornó de un tono oscuro; estando lleno de tristeza y furia. No era posible que una desconocida, que para más era humana, viniera de la nada y le quitara a su rey.
Aunque hubo un momento en el que se tranquilizó, pues había escuchado a su rey y al príncipe hablar poco antes de la aparición de Sakura. Sasuke había dicho que nunca se interesaría en su futura reina. Que sería solo eso, su reina y esposa. Esos títulos, en el mundo humano, tenía un gran peso, pero con los vampiros no aplicaba nada. Ellos respetaban dichos títulos, pero no significaba que se amaran. Karin se había puesto levemente feliz por unos momentos.
Pero luego llegó esa noche.
La noche en que la sangre dorada apareció, Sasuke se notaba muy nervioso y alterado. Nunca lo había visto así. Y cuando fueron a buscarla, la forma en la que reaccionó el rey la hizo sorprenderse. Su actuar fue muy salvaje y se miraba fuera de sí. Ella no supo que pasó después de que él fuera detrás de la chica, pues tuvo que detener al resto de vampiros que parecían locos. Solo vio como, tras una hora, Itachi volvía con Sasuke en la espalda. Lo encerró en su habitación para que no pudiera escapar, pues el azabache menor parecía querer ir a buscar algo con mucho fervor.
Tras una semana encerrado, Sasuke la había llamado. Ella fue de inmediato a su cuarto. El verlo encadenado no le gustaba. Literalmente solo se miraba su cabeza, pero era suficiente para cautivarla. El rey la observó y le ordenó que le quitara las cadenas. Karin dudó por unos segundos para después quitarle todas las cadenas. El rey solo se sentó en su cama y luego se fue a la ventana de su cuarto. Rompió el cristal de la ventana y luego se fue. Karin no dijo nada, pero hubieron unas palabras que le destrozaron el corazón.
—No dejaré que la toquen.— Fue lo que su rey dijo a unos metros lejos de ella, pero Karin escuchó claramente.
La Uzumaki no tuvo que pensar mucho para saber de quien se trataba. Le dolió el corazón, pero nunca estaría preparada para ver la escena que se daría horas después.
Su rey acorralando a su futura reina estando tan cerca de besarla. Notó como su cara era blanda. No tenía su típica mirada gélida que hace a todos correr. Sin mencionar que la tenía casi abrazada. Eso fue algo que no pudo soportar. Se llenó de rabia cuando los ojos verdes de aquella humana la observaron. Se llevó una amenaza de muerte debido a que le gruñó, pero estaba más que dispuesta a volver a hacerlo; pues esa maldita humana le quitó lo que más quería.
—Karin. ¿Ya traes lo que te pedí?— Escuchó la voz leve de su príncipe a varios metros; devolviéndola a la realidad.
—De inmediato le llevaré lo que me pidió, príncipe Itachi.
La pelirroja se fue corriendo por los pasillos en busca de las bebidas; ignorando sus ganas de llorar al recordar a su rey y su "reina".
Continuará...
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro